En la década del ochenta, cuando estudiaba Marxismo Leninismo e Historia en el Instituto Superior Pedagógico de Matanzas, era raro que en cada grupo universitario no existiera un comité de base de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). A veces más de la mitad de los alumnos eran militantes. Esa era la cantera natural de entrada al Partido Comunista de Cuba (PCC), aunque también había otras vías, como la selección de trabajadores en sus centros laborales que no hubieran sido previamente militantes de la UJC, pero que por su actitud social y profesional fueran aceptados para “hacerles el proceso”.
Esa situación ha cambiado desde entonces. Es mi apreciación personal, que se apoya en las preguntas realizadas a varios colegas, profesores de Universidades en diversas provincias de Cuba, sobre la presencia de militantes entre sus alumnos. Las respuestas que me ofrecen son indicadoras de que existe una disminución ostensible de la membresía. Por ejemplo, en una misma carrera, entre tres grupos de más de veinticinco estudiantes cada uno, hay solo seis militantes. Ya no es posible en esos casos conformar un comité de base grupal, y tiene que ser organizado a nivel de facultad.
Ello no es exclusivo del ámbito universitario, igual ocurre en centros de trabajo donde no existen militantes de la UJC, o son muy pocos y tienen que conformar los comités de base incluyendo a personas que laboran en centros cercanos y con los que no tienen vinculación personal ni profesional. Por otra parte, en ocasiones algunos miembros de la UJC no desean ingresar al Partido y, dado que el proceso es voluntario, causan lo que se conoce como “baja natural”.
En las filas del PCC ocurre asimismo un proceso de disminución de su militancia. Conozco a numerosas personas en mi entorno profesional (instituciones culturales), y también en medios universitarios, que han solicitado la “desactivación” de la organización. Así se denomina en los estatutos del Partido a la decisión de abandonar sus filas.
Ante la disminución de su membresía, el PCC ha matizado ciertas decisiones. Si durante largo tiempo no aceptaron entre sus militantes a personas que asumieran otra ciudadanía además de la cubana,[1]han modificado esa actitud y ya se admite a los que estén en la referida situación, lo que indica que el Partido se adapta al cambio de contexto. Sin embargo, las personas que obtienen otra ciudadanía muchas veces se radican por determinados períodos fuera de Cuba, o viajan con frecuencia, y su pertenencia al PCC les ocasiona una molesta consecuencia: la obligación de informar y solicitar autorización de su núcleo del Partido cada vez que decidan salir del país. Esta información la obtuve al indagar entre ex militantes que se dedican a importar mercancías desde el exterior, o que viajan a visitar a familiares, y que optaron por la desactivación.
Otra causa de desactivación parece ser la jubilación. Aunque existen núcleos zonales del PCC que agrupan a los jubilados, de acuerdo a los testimonios ofrecidos, algunos sienten que “son personas extrañas, ajenas, porque no las une relación alguna, apenas se conocen”.
El PCC declara una membresía de poco más de 600.000 militantes, y la UJC se atribuye una cifra equivalente. Pero existen aspectos que indican, con toda lógica, que las trasformaciones que sufre nuestra sociedad deben haber influido en una reducción de esos números. Las altas tasas de emigración definitiva de cubanos, residencia temporal en otro país, constantes viajes al exterior o decisión de causar baja natural o desactivarse, le restan militantes, efectivos o potenciales, a ambas organizaciones. Si además tenemos en cuenta la ampliación del sector privado en nuestra economía, también es un factor que puede limitar el ingreso a las filas del PCC, pues este acostumbra a seleccionar a sus militantes entre los trabajadores ejemplares elegidos en asambleas realizadas al efecto en sus centros laborales, sobre la base del principio de la voluntariedad. ¿Cómo se materializará esto en la empresa privada? No conozco de ningún caso en que en una de ellas se haya efectuado una asamblea de trabajadores ejemplares, lo que no quiere decir que no ocurra, simplemente no tengo los datos.
Comprendo perfectamente que estos análisis no establecen tendencias. ¿Cuáles son las cifras reales de ingresos al PCC y a la UJC? ¿Cuáles las de aquellos que asumen la decisión de no entrar o de desactivarse de sus filas? ¿Cuál es la edad promedio de la militancia del PCC? No las tengo, y advierto que este análisis las requeriría para ser verdaderamente objetivo, pero si los científicos sociales cubanos no nos acercáramos a un tema por falta de cifras e información veraz, pasaríamos buena parte del tiempo cruzados de manos.
Lo cierto es que el PCC se considera, de acuerdo a sus estatutos, “máxima expresión de la voluntad unitaria del pueblo cubano de cuyos mejores hijos nutre sus filas (…)”. Sería útil conocer más acerca de cómo se constituyen esas filas.
[1]Lo que era un contrasentido, ya que el PCC original fue fundado en 1925 principalmente por extranjeros residentes en la Isla, en su mayoría españoles y hebreos. Su primer secretario general fue precisamente el español José Miguel Pérez.
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