El mandatario salvadoreño Nayib Bukele anunció sus intenciones de volver a luchar por la silla presidencial en los comicios de 2024, hecho que ha despertado la polémica en el país, pues la reelección inmediata está prohibida por la Constitución.
Las declaraciones ocurrieron durante un acto conmemorativo por la independencia de El Salvador, en el que Bukele afirmó: “Después de discutirlo con mi esposa Gabriela y mi familia, le anuncio al pueblo salvadoreño que seré candidato a la presidencia de la República”.
La Constitución de ese país incluye seis artículos que prohíben a un mandatario de El Salvador volver a ocupar el máximo puesto del ejecutivo de manera inmediata. Uno de los más citados es el 154, que apunta: “El período presidencial será de cinco años y comenzará y terminará el día primero de junio, sin que la persona que haya ejercido la Presidencia pueda continuar en sus funciones ni un día más.”
Asimismo, el artículo 248 prohíbe expresamente cualquier tipo de modificación, enmienda o resolución que vaya en contra de la alternancia en el poder.
Sin embargo, Bukele ya había previsto este obstáculo desde mayo de 2021 cuando —con el respaldo del Congreso, donde su partido es mayoría—, expulsó a cinco jueces de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
Meses más tarde, los magistrados de la CSJ, entre los que se incluyen un ex asesor suyo y un abogado del director de la Policía, emitieron un fallo que autoriza una posible presentación del presidente en las elecciones generales. “Atar la voluntad del pueblo a un texto que respondía a necesidades, contextos o circunstancias de hace 20, 30 o 40 años ya no es una interpretación de derechos, sino una restricción excesiva disfrazada de seguridad jurídica”, sentenciaba la Corte.
La decisión de Bukele tensa el panorama político en El Salvador y viola el Estado de Derecho, pero no sería la primera vez que esto ocurre durante su presidencia. Precisamente en marzo, el gobernante de 40 años impuso en el país un estado de excepción y suspendió algunos derechos constitucionales, en respuesta al aumento de la violencia por parte de las pandillas.
Si bien los valores de la democracia cobran sentido a partir de las circunstancias histórico-concretas, en conjunción con los preceptos culturales e identitarios de una nación, el respeto al orden constitucional se erige como pilar fundamental de cualquier sociedad moderna.
El escenario de los próximos meses se presenta decisivo para El Salvador. De concretarse la candidatura de Bukele, será el pueblo del país centroamericano quien tendrá la última palabra.
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