Por: Osmany Sánchez (jimmy@umcc.cu) @JimmydeCuba
Creo que me estoy poniendo viejo, o al menos eso siento por estos días al ser marginado en mi casa, todo el mundo en mi contra, yo el villano ¿el motivo? Bueno pues sencillo, me opuse fervientemente a que la niña aceptara el préstamo de una amiguita, y comenzara a ver un “Dorama” coreano. Al final la democracia hogareña me ganó y ahí está mi pequeña de once años, expuesta a una historia de 4 jóvenes ricos, una camarera, un triángulo amoroso y no sé cuántas cosas más.
Después de pasar el berrinche, lamiendo mis heridas me siento en mi cama y pienso que sí, que lo correcto no será nunca prohibir, sino educar, enseñar a identificar el mensaje de esos audiovisuales y prepararla para que ella sea capaz por sí sola de elegir, pero una cosa es la teoría y otra la práctica cuando se trata de los hijos. No puedo ver como algo normal que la amiga de mi niña –de la misma edad que ella- se acueste a las cuatro o cinco de la mañana viendo esos seriales coreanos o los españoles al estilo de “Aquí no hay quién viva” o “Con el culo al aire”.
Al final mi esposa me bate con un argumento que me deja tirado en la lona: ¿qué puede tener el dorama coreano que no tenga Hannah Montana o Las Chicas Bratz? Y es cierto, está llena nuestra televisión de niñas rubias adineradas, príncipes apuestos y jovencitas maltratadas por la vida que al final –invariablemente- cumplen sus sueños.
Ya no son los tiempos de Los Mosqueperros o Banner y Flappy, sino de la ropa de marca o de los Iphone, esa es una realidad, es una época dura para para criar a un hijo, para formar valores, para darles las herramientas y que en un futuro puedan tomar las decisiones correctas. Por ahora solo me queda pasar de vez en cuando cerca de mi hija, hacer gestos despectivos por la serie coreana, decir que eso es un “clavito” pero creo que es peor, por lo general, ellos hacen más las cosas que les decimos que no hagan, como algunas vez hicimos nosotros.
29 comentarios
Los comentarios están cerrados.
Agregar comentario