Por: Harold Cárdenas Lema
Si esperas encontrar en este texto una apología sobre el tema, te recomiendo ocupar tu tiempo en otra cosa. No pienso contar la realidad que algunos quisieran escuchar, ni enumerar hechos falseados como hacen otros, te contaré cómo me impliqué en el regreso de los Cinco a Cuba, y no fue gracias a nuestra prensa o campaña política, más bien a pesar de ellas.
Recuerdo la primera vez que escuché años atrás sobre el caso de los Cinco, con cierto atraso llegamos a conocer sobre el tema, y mi opinión inicial no fue la mejor. Terminaba la adolescencia con la impresión de que los cubanos vivíamos de una campaña política en otra sin centrarnos en el más importante reclamo de todos: el cese del bloqueo. El tiempo me demostraría que aunque mi lógica no era del todo incorrecta, era un tanto egoísta esa posición.
Al inicio ignoré el caso, solo había escuchado que debido a una metedura de pata nuestra los yanquis habían aprovechado y encarcelaron a varios agentes cubanos en los Estados Unidos. No fue hasta mi ingreso a la universidad que me interesé y profundizando en el tema descubrí que había más tela por donde cortar. Mi opinión fue cambiando paulatinamente, Sócrates tenía razón después de todo: solo si se sabe, se puede divisar el bien.
¿Quién me puede culpar por mi ignorancia voluntaria sobre los Cinco? Era la respuesta natural después de ver tantos spots televisivos de pésima factura y muy mal gusto, que en vez de incorporar gente a la causa las alejan sistemáticamente. Los culpables de esto son aquellos encargados de hacer llegar el mensaje a las personas.
Quisiera conocer al equipo de comunicadores sociales que están detrás de esto, porque los símbolos y las imágenes que se muestran propician más la apatía que la empatía. Si alguien me pregunta, en vez de transmitir la idea de que los Cinco son héroes, que lo son, debíamos humanizar más el mensaje y llamarlos hombres o simplemente cubanos. Las personas tenemos más inclinación de apoyar alguien con quien nos identificamos, como nosotros y con nuestras mismas características, que a figuras enaltecidas que de tanto alzarlas, se nos hacen cada vez más lejanas.
Esta imagen se convierte en algo caricaturesco difícil de creer, porque la apología siempre provoca la desconfianza, y de repente, si inflamos mucho el globo se nos puede reventar en las manos. Los Cinco me recuerdan un tanto a José Martí, se les ha utilizado en ocasiones y se han hecho cosas en su nombre, con las que estoy seguro nunca estarían de acuerdo.
Por otra parte, si tuviéramos que hablar de héroes, conozco a once millones de cubanos que también servirían de modelo a seguir, por haber apoyado la utopía socialista durante más de medio siglo, opuestos a la nación más poderosa del mundo. Bien vale la pena hacerles un spot, pero por favor, que los realizadores no sean los mismos que hacen los anuncios de bien público en la TV cubana, si ese es el caso mejor ni se esfuercen.
La apatía sobre los Cinco se me terminó el día que un amigo me contó un par de hechos sobre el caso que desmienten cualquier calificativo negativo en su contra, no obstante, tampoco se trata de ideologías ni de tecnicismos, sino de sentido común y empatía, los apoyo porque su labor estaba motivada por el altruismo, y en su lugar hubiera podido estar cualquier cubano.
Evitar actos terroristas en mi país es una labor honrosa que nos beneficia a todos, tanto al que apoya a su causa como al que no, hasta eso hay, están lejos de sus familias y encarcelados cuatro de ellos por defender a los revolucionarios y a los que no lo son, a todos los cubanos, por tanto su defensa no se trata de ideologías.
En los Estados Unidos existen series televisivas y películas que por irreales que sean, terminan por identificar a buena parte de la población mundial con las causas que plantean, ya sea la llamada “guerra contra el terrorismo” o la “búsqueda de la democracia” en países del sur. Acá tenemos la ventaja de que nuestros planteamientos son justos y sinceros, pero la desventaja de ser tremendamente ineficientes en transmitir estas ideas al pueblo.
Apoyo a los Cinco pese a mi prensa, pese a las pancartas que veo por doquier y pese a la aversión que me provocan la mayoría de los mensajes creados. Hay que reconocer que existen programas y spots muy buenos, valga mencionar a La Colmenita con su obra Abracadabra y algún que otro documental de buena factura, pero en los medios abundan la consigna y la repetición automática, por más que mi presidente se empeñe en cambiar esta realidad.
Agradezco infinitamente a La Joven Cuba haberme brindado la posibilidad de comunicarme con algunos de los Cinco, por ayudarme a desmitificar y desempolvar esa caricatura que me habían dado de ellos y comprender que son cubanos que no han perdido el contacto con su realidad y tienen un carácter verdaderamente revolucionario. Cuando Gerardo me cuenta que Cuba tiene luces y sombras noto un pensamiento crítico muy comprometido con el futuro de su nación, cuando René escribe en La Joven Cuba se le ve como una persona que sabe escuchar al otro, alejado de la intolerancia disfrazada de intransigencia que practican otros por ahí.
Ha sido un inmenso placer y tranquilidad para mí escucharlos de primera mano, lejos de los grandes escenarios donde se leen sus cartas, de los espacios estereotipados de siempre donde el pensamiento conservador y conformista se viste de revolucionario, lejos del pálpito y cerca de mí en el público, así tuve que verlos para conocerlos realmente. Prefiero ver a los Cinco en dirección horizontal, como cubanos que se juegan su vida a favor de un país empeñado en ser cada día más eficiente, nunca más los vuelvo a ver en esa imagen vertical y edulcorada que se da de ellos, esos no son los Cinco, ellos son reales y comparten nuestro destino, por tanto, su regreso a Cuba es nuestra propia lucha.
La apatía que existía en mí ya murió, ahora solo queda la empatía y el afán de luchar por su regreso, acá necesitamos más cubanos que vean los matices de este país, que enfrenten al pensamiento esquemático que siempre tratará de imponerse. Lucho para que regresen los cinco hombres que están alejados de sus familias injustamente, los cinco cubanos que tanto bien podrían hacer acá, regresen y busquemos juntos el cese del bloqueo, para tener el país que nos merecemos todos nosotros.
Aprovecho un blog para transmitir este mensaje, los grandes medios tradicionales nunca publicarían la mitad de lo que he dicho aquí, ni los cubanos ni los extranjeros, la apología nunca se me ha dado bien y la crítica francotiradora tampoco. Solo me queda pedirles que apoyen esta causa que aunque pueda parecer manida, es justa, yo transité el camino de la apatía a la empatía, ahora hagamos posible que esto ocurra en todos aquellos que aún permanecen al margen, los Cinco nos necesitan….y nosotros a ellos.
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