―Agradezco la oportunidad que se nos brinda de realizar un debate previo a las elecciones del domingo. Es un honor contender con esta compañera, militante del Partido por demás. En ella se cumple aquello de que «la figura del delegado tiene un diseño democráticamente encomiable, del cual podemos incluso presumir».
―Si de honor vamos a hablar, para mí es un orgullo tener al camarada de contrincante. Por esas casualidades de la vida, él también pertenece al Partido, pocas veces he visto una trayectoria más límpida.
―Cualquier vecino pensará que quieres echarme el muerto encima.
―Vaya modestia. Fíjense si su familia es virtuosa, que la nieta obtuvo premio en el Concurso Amigos de las FAR. En el diario provincial la calificaron como «amiga del arte uniformado». Con «mentalidad de una joven centrada» le expuso al periodista: «Mi familia está orgullosa de mí, por mis pensamientos revolucionarios». Ni Rosa Luxemburgo despuntó tanto cuando hizo la secundaria.
―Así somos.
―La condición de delegado no entraña privilegios personales ni beneficios económicos.
―La de dirigente tampoco.
―Están ahí para tomar las grandes decisiones.
―Y las pequeñas. Nosotros nos encargamos de justificarlas. «Urna» cosa lleva a la otra.
―La gente se impacienta por nimiedades. Los delegados existen para que el pueblo entienda que cualquier calamidad se explica por sí sola.
―Me has hecho recordar que un grupo de consumidores ha puesto el grito en el cielo porque su cuota mensual de arroz se les distribuyó en dos envíos, no se sabe si de Brasil y de Sumatra.
―Marrero lo habrá argumentado al intervenir en el foro chino «La asistencia del arroz híbrido y la seguridad alimentaria del mundo». Días después, en una reunión acá, ha señalado que «no habrá espacio para discursos, promesas y resultados en números que el pueblo no los vea en la mesa».
―Con funcionarios así, el futuro está garantizado.
―«En el diseño constitucional del sistema político cubano, la organización estatal se construye de forma piramidal, desde la base».
―Como hacían los faraones.
―Las elecciones demuestran que pasamos de «democracia».
―El prefijo «demo» empequeñece. Lo nuestro es una «longplaycracia».
―Longplaycracia que no necesita de «escandalosas campañas electorales donde candidatos de un sinnúmero de partidos les hacían a los electores muchas promesas que después que lograban su objetivo pasaban al olvido».
―El sistema social cubano avala que del dicho al hecho haya un solo trecho… aunque subsistan dificultades para su asfaltado. A pocos días de diciembre, es ostensible que llegaremos, como prometió el presidente, con las afectaciones eléctricas resueltas.
―Hay que «contar con cierta capacidad instalada o interés y potencialidad para alcanzarla en breve tiempo».
―Para eso se hizo una revolución energética.
―Cubadebate no se refiere con esa frase a nuestras termoeléctricas, sino a una de las tantas cualidades del delegado, aplicable al primer secretario del Partido. No sería justo que a un hombre «que lleva ya casi cuatro años dejando la piel y el alma en esfuerzos sin pausa por resolver los problemas de toda la nación» lo pongan a competir en una boleta con otra persona que no sea él mismo, mucho menos ahora, que se ha revelado feliz.
―«¿Por qué está feliz Díaz-Canel?», se pregunta una periodista. «Cuando un hombre como él se declara feliz, hay que anotar el dato para leerlo a fondo, contrastando ese ánimo nuevo con el de otros días, meses y años en que la pregunta no cabía».
―Ahora cabe.
―Parece, «si siente que este viaje está valiendo la pena», en busca de buenos acuerdos que lleguen «en forma de productos a la casa y a la mesa, a nuestra cotidianidad, a nuestro proyecto de vida, para aliviarnos de apagones y desabastecimientos».
―No digo yo si vale la pena visitar tres continentes en dos semanas.
―En un avión que no es tuyo. «La economía cubana se dinamiza».
―No podemos ser la nación que va de cigüeña entregando vida al mundo.
―Mejor de pedigüeña intentando salir de este presente inmundo.
―Y en el ir y venir, del avión y de la economía, se cometen errores en los «procesos decisionales».
―«En cualquier caso, son oportunidades para crecer, para no volver a fallar, para ser mejores», fantasea el Granma. En nueve párrafos se menciona veintisiete veces la palabra error… ni que en Cuba se cometieran tantos.
―Los que lo cometen están a expensas de ser revocados.
―A expensas de que se les joda la despensa.
―Y eso nunca ha sucedido.
―No sucederá contigo. Votaré por ti para delegada.
―Y yo por ti.
―Por mí…
7 comentarios
Los comentarios están cerrados.
Agregar comentario