Por: Harold Cárdenas Lema y Roberto G. Peralo
Por estos días nos encontramos en la capital, invitados a participar en el Taller de Educación Popular que tiene lugar en el Centro Martin Luther King (CMLK), les contamos al respecto. El taller une a personas de todas las provincias del país, une a cubanos con extranjeros que han venido también a compartir con nosotros, convocados todos a buscar maneras de imaginar un mundo, un país, una sociedad distinta.
Lo primero fue conocernos: aprendimos a tocarnos sin sentir la aprensión que la sociedad nos impone, sentarnos en el piso a conversar, en círculos y no en las sillas que exige la ortodoxia social, quitarnos los zapatos y andar descalzos si nos hace sentir cómodos. Lo segundo fue despojarnos de los prejuicios que la sociedad nos ha impuesto, prejuicios raciales, de género, de orientación sexual o región geográfica a la que se pertenezca, esto facilitó mucho la comunicación. Lo tercero fue establecer las reglas, propuestas por los presentes y no impuestas por el centro, se ha creado así un espacio realmente participativo.
El encuentro nos ha mostrado hasta ahora que existen muchas personas en distintos lugares de la isla y el mundo, con muchas GANAS DE HACER. Hemos compartido y dialogado muchos temas de relevancia: la cuestión del poder, las relaciones entre el Estado y el Pueblo, la necesidad de socializar la toma de decisiones. Hemos debatido a profundidad temas relativos a la sociedad civil, la hegemonía, las causas del fracaso del socialismo del siglo XX, los privilegios del poder, el sistema de dominación múltiple y las maneras tan sutiles que existen para controlar a las sociedades. El taller aún va a la mitad pero ya sentimos que hemos cambiado, las 24 horas no nos alcanzan para todo lo que que queremos compartir, también nos asombró mucho que a sólo 24 horas de vernos por primera vez, ya sentíamos como si lo hubiéramos hecho toda la vida.
Nos ha impresionado mucho la organización de la actividad, los coordinadores se sientan a nuestro lado, en el piso, tomándote las manos y conversando como uno más, no tratan de que asumas verdades preconcebidas, sino que llegues a la tuya propia, no te dan la “papilla ideológica” que muchas veces recibimos y aceptamos con pasividad, sino en cambio te aportan las armas para emanciparnos realmente, para ser libres en nuestras mentes y en la práctica, te enseñan no sólo a pensar sino también a sentir.
Siempre que termina la jornada quedamos con ganas de más, nos sorprende que son las 5 de la madrugada y aún seguimos conversando, aún vamos a la mitad de esta experiencia y ya tememos a su fin, ojalá no terminara nunca. Quisiéramos tener esta oportunidad a menudo, poder conversar en un espacio de personas tan genuinas, unos con formación académica avanzada, otros con la “experiencia de la calle”, todos con buena voluntad.
Para nosotros esto ha sido esclarecedor en muchos sentidos, nos ha sido muy cómodo el lenguaje desenfadado que se emplea aquí, en un centro que es a su vez una organización no gubernamental (ONG) en la que se discuten temas como la legitimidad del poder y el rumbo de la nación entre otros, unas veces coincidiendo con la posición oficial, otras no tanto. Acá discutíamos hace unas horas las peligrosas similitudes cronológicas entre el autoproclamado modelo socialista soviético y el cubano, la necesidad de efectuar cambios en la forma de pensar, de sentir, deconstruir los paradigmas innecesarios y contruir los ausentes, fomentar la unión colectiva y tener en cuenta la fuerza que nos brinda la unidad.
Terminamos reafirmando que nosotros, como M. L. King en su momento, también tenemos un sueño: un mundo y un país superior del que tenemos, un lugar donde la felicidad del otro sea también la nuestra, donde la histeria colectiva en que vivimos termine, un lugar mejor.
Sesiones de trabajo... muy distinto a todo cuánto habíamos visto antes. Averigua qué es la Educación Popular, recomendación de LJC.
Taller de Educación Popular
105 comentarios
Los comentarios están cerrados.
Agregar comentario