Historiador cubano. Profesor Adjunto del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI), La Habana. Asesor académico de la Red Universitaria Global para la Innovación (GUNI), Barcelona. fsegrera@telefonica.net
Debilidades de la democracia consensuada
Es previsible que en los próximos años, el sistema político cubano se mueva hacia la descentralización y hacia un mayor pluralismo. Se fortalecerá la participación popular en él, gracias al desarrollo de medidas organizativas y normativas de carácter institucional y jurídico. Se elevará el perfil de la sociedad civil y de sus expresiones orgánicas, ante un Estado más regulador y menos total y abarcador. El nuevo modelo debe implicar el perfeccionamiento del modelo de democracia consensuada, vigente desde los 60 como han argumentado algunos autores (Juan Valdés Paz, Carlos Alzugaray, Fernando Martínez, Aurelio Alonso, Julio César Guanche, Mayra Espina, entre otros).
El nuevo sistema político, en proceso de conformación como resultado de la reforma política que se inició en 1992, y a partir de lo enunciado por Raúl Castro en varios discursos desde el 2007, tendría, entre otros, los siguientes rasgos:
1. El sistema político deberá descontaminarse de los rasgos incorporados de la experiencia soviética y reforzar en cambio su condición de poder popular dirigido por un partido de vanguardia; con un Estado basado en la autonomía de poderes, sin una definición ideológica del mismo de carácter excluyente y donde la descentralización suplante la burocratización de las decisiones y su carácter meramente administrativo.2. El partido único —en caso de mantener su condición de tal— será un auténtico partido de la nación cubana sin exclusiones dogmáticas. Esto implicará un funcionamiento democrático pleno en su vida interna, una mayor incorporación al proceso de toma e implementación de decisiones a sus bases populares, un mayor pluralismo en sus filas, y el limitarse a lo estrictamente político sin atribuciones administrativas.
3. Los órganos representativos del Poder Popular, tendrán un mayor peso en la dirección política a todos los niveles. Esto implicará sesiones más largas y frecuentes de la Asamblea Nacional y de las Comisiones que la integran; la reducción de mecanismos formales; y una mayor presencia e influencia de los diversos sectores del país en los órganos del Poder Popular, incluida la Asamblea Nacional. Un Poder Popular más participativo, con el aumento de prácticas horizontales e inclusivas, jugaría un papel clave en un proyecto de auto-gobierno.
4. Los delegados al Poder Popular deben tener sus propias prioridades locales y presupuesto y no como ahora, que carecen de ello y están subordinados a las prioridades de instituciones estatales.
5. Los delegados a la Asamblea Nacional deberían vivir la mayor parte del tiempo en los municipios que ellos representan, con el fin de conocer profundamente los problemas de sus electores.
6. Elección democrática del director y Consejo de dirección en todos los centros de producción y servicios por los trabajadores. En las universidades, los rectores, decanos y jefes de departamento serán elegidos democráticamente según parámetros establecidos en relación con su currículo. Los directores de escuelas de todo tipo —primario, secundario, técnico— también deben ser elegidos democráticamente.
7. Si bien se mantendrá la unidad y concentración de poderes, ese poder estará más descentralizado y orientado a la construcción de poderes locales. Las instituciones estatales elevarán su autonomía relativa, conciliando la unidad de poderes junto a la más amplia separación de funciones.
8. Una síntesis de las propuestas hechas por los ciudadanos en las asambleas de 2007 debería ser publicada. Un cronograma provisional de puesta en práctica de estas propuestas debería ser discutido a nivel nacional, para definir cuáles de ellas y en qué plazo deben ser adoptadas.
9. Se producirá el desarrollo acelerado de las ONG, y se observará un mayor pluralismo en los medios de difusión.
10. Las instituciones armadas perfeccionarán los mecanismos de colaboración cívico-militar.
11. El sector social —tanto los empresarios como los trabajadores— ligado a las inversiones extranjeras, tendrá una presencia e influencia cada vez mayor en la vida política del país.
12. Se elevará el perfil y papel de los sindicatos en la vida de la nación.
13. Los límites del sistema político estarán claramente acotados y serán más precisos, en beneficio de una mayor autonomía del sistema económico y de la sociedad civil.
14. La transparencia informativa y el acceso a la información se les garantizarán a todos los ciudadanos y, en especial, las facilidades para el uso de Internet y de las tecnologías de comunicación e información. El “síndrome del secreto” no debe justificar el manejo de la información como un coto cerrado, del que las grandes masas estén excluidas. Esto implica difundir adecuadamente, desde el destino de los recursos financieros que ingresan al país, hasta las últimas informaciones de cualquier índole que se produzcan a nivel internacional.
Los rasgos antes mencionados contribuirán a una refundación del consenso sobre nuevas bases, y a la elevación de la legitimidad del sistema, en tanto que su comportamiento se ajuste a un nuevo sistema de normas institucionalizadas.
El modelo previamente enunciado será favorecido por el desarrollo de los escenarios siguientes:
1. Se mantiene y amplia el actual consenso a través de una política exitosa con los jóvenes, sectores religiosos, intelectuales, etc.
2. Se logra, en forma más bien preventiva, un control adecuado de las conductas antisociales que tienden a incrementar la delincuencia.
3. Se mantienen sin una base social de magnitud —como hasta el presente— los grupos de disidentes y otros grupos antisistema y decrece su actividad.
4. Se logra evitar alteraciones del orden u otras manifestaciones antisistema sin recurrir al uso de la fuerza pública.
5. El liderazgo histórico mantiene la hegemonía mayoritaria e indiscutida ampliándose el consenso, lo que impide que se vertebre un polo político alternativo con base de masas.
La adopción por el liderazgo cubano, entre otras, de las siguientes alternativas, contribuiría a la consolidación del modelo:
1. Una reforma constitucional es necesaria con el fin de desarrollar una reforma política que promueva los necesarios cambios políticos y económicos.
2. Las Asambleas municipales propondrán directamente a los candidatos para delegados a nivel provincial, y estas Asambleas a su vez propondrán para la Asamblea nacional del Poder Popular (ANPP). Hoy, solo la mitad de los candidatos nominados y elegidos directamente por los ciudadanos (los delegados de circunscripción) pueden ser nominados a delegados a las Asambleas provinciales del Poder Popular y a diputados de la ANPP. El otro 50% es nominado por las comisiones provinciales y nacionales de candidatura.
3. La Asamblea nacional, una vez constituida, escoge de entre sus miembros a los candidatos a presidente del consejo estatal. Los ciudadanos, mediante el voto directo y secreto en elecciones generales, elegirán al presidente del Consejo de Estado. Esto implica una modificación de la actual elección indirecta por la ANPP.
4. Brindar amplia información acerca del tratamiento que se está dando a los planteamientos de la sociedad cubana ante el llamado del presidente Raúl Castro para que se propongan medidas y publicar un cronograma tentativo de adopción de medidas.
5. Llevar a cabo las modificaciones legislativas correspondientes, con el fin de que los delegados al Poder Popular puedan tener sus propias prioridades y presupuesto.
6. Fomentar y tener en cuenta la pluralidad de criterios y visualizar el conflicto y cuestionamiento del orden actual desde diversas posiciones (revolucionarias o no) como un reto necesario —al igual que en los inicios de la Revolución— en el proceso de refundación de un nuevo consenso.
7. Hacer desaparecer toda forma de exclusión y discriminación por razones raciales, religiosas, de edad, sexo u otras. Esto implica adoptar políticas de acción afirmativa con relación a la población negra y mestiza, a los religiosos que han estado excluidos y a otros sectores afectados.
8. Ampliar las formas de participación en el Estado y en el Partido, no solo en el proceso de discusión e implementación de las decisiones, sino también en el proceso mediante estas son adoptadas.
9. Ampliar aún más la libertad de creación de los intelectuales.
10. Ampliar al máximo las facilidades para viajar y migrar existentes perfeccionando la legislación actual y adoptando otras medidas. Esto implica la libre entrada al país de todo el que posea un pasaporte cubano, así como de todos aquellos ciudadanos de origen cubano sin causas pendientes con la justicia, independientemente de su profesión y de la fecha en que hayan salido del país. Esto conllevará eliminar los engorrosos permisos de entrada y salida a los ciudadanos cubanos y la libre autorización para emigrar a los hijos y demás familiares de ciudadanos considerados actualmente “desertores”.
11. Establecer términos a los mandatos estatales y partidarios e instrumentar e institucionalizar prácticas que permitan la revocabilidad en los cargos a través de mecanismos ágiles y ampliamente democráticos.
12. Perfeccionar la política hacia la comunidad cubana en el exterior, diferenciando las distintas corrientes de opinión y buscando un diálogo no solo con aquellos que en ella simpatizan con la Revolución, sino incluso con todos aquellos que no se plantean de forma activa su derrocamiento.
13. Decretar una amnistía que incluya a todos los presos del grupo de los 75 disidentes —ya el gobierno ha dicho que liberará antes de noviembre de 2010 a los que quedan en prisión— y a los pocos, además de estos, que cumplen condenas de esta naturaleza.
¿Sobrevivirá el socialismo en Cuba?
Es obvio que el modelo de socialismo cubano ha sobrevivido hasta el presente debido a que nunca llegó a deformarse en el grado en que esto ocurrió en el “socialismo real” que se derrumbó. Sería ingenuo pensar, no obstante, que en el corto plazo el modelo cubano se mantendrá incólume e igualmente que está exento de deformaciones, unas provenientes de la copia de dicho “socialismo real” y otras que aparecen con fuerza en una economía “dolarizada” inicialmente y ahora bajo el imperio del CUC. En realidad se ha tratado de preservar por la dirigencia cubana los logros del socialismo, pero el modelo en sí está sufriendo modificaciones sustanciales. Los cambios ocurridos hasta ahora, han ido convirtiendo a la sociedad cubana en una con menos equidad que la alcanzada hasta 1989. Lo que no está claro es que el costo social de la reforma económica esté haciendo más productivo el sistema. Al parecer, esto solo ocurre en los enclaves turísticos y otros que corresponden a la presencia del capital extranjero y de la economía en divisas, aunque también en algunas empresas estatales ha mejorado la eficiencia.
La larga tradición de lucha de los cubanos no está en armonía con el capitalismo dependiente, la falta de soberanía y las desigualdades e injusticias reinantes antes de la Revolución. Pero es necesario refundar el consenso sobre nuevas bases para que un socialismo actualizado y redefinido escape ileso de las amenazas que se ciernen, desde dentro y desde fuera, sobre una de las experiencias más fascinantes y controvertidas de Nuestra América. Aún hay tiempo para que la razón revolucionaria se imponga sobre la hegeliana astucia de la razón universal, que tiende a convertir en tabula rasa los logros de las revoluciones.
Tomado de: http://www.temas.cult.cu/catalejo/economia/Francisco_Lopez_Segrera.pdf
© Revista Temas, 28-10-2010.
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