La señora se mueve lentamente por detrás de la larga barra y pregunta con desgano ¿Qué quieres?, luego vuelve a recorrer el camino, sin prisa, con todo el tiempo del mundo. En otro lugar las moscas hacen su festín sobre las ofertas y las personas deben esperar con mucha paciencia a que los atiendan.
Hace pocas semanas en una reunión del Consejo de Ministros se acordó “identificar los locales con bajo nivel de actividad, fundamentalmente en el sector gastronómico, que mejor rendirían si fueran arrendados a trabajadores por cuenta propia”. Como se ha puesto en práctica en muchas barberías del país.
No sé cuánto se demorará ese proceso ni cuál es la metodología que se seguirá para su identificación, sólo espero que no dure mucho pues somos nosotros, los consumidores, los que pagamos el precio de la espera. Al parecer los trabajadores de gastronomía (no todos por suerte) se han propuesto ser lo menos eficientes posible. A veces me parece que al demorarse en atenderte o al tener sus locales sucios te están diciendo: “Viste que malo está esto, claro que si estuviera arrendado…”
La mayoría de los locales que son atendidos por el sector no estatal se caracterizan por la limpieza y la esmerada atención y los que no lo hagan serán relegados por los demás. Hay un lugar cerca de mi casa que siempre mantiene más de 20 productos en venta (pan, batidos, refrescos, maní, helados…) sin embargo los que lo atienden no están correctamente vestidos, su “porte y aspecto” como decía un sargento instructor durante mi estancia en el servicio militar, no es el mejor. Sucede lo mismo con una guarapera situada en un lugar estratégico pero lavan los vasos metiéndolos y sacándolos a la velocidad de la luz en un cubo que se supone que tiene detergente.
Antes por mi barrio pasaban los panaderos cada dos minutos pregonando el producto y uno tenía que comprar por la tarde el que necesitaba para desayunar al día siguiente. Desde hace unos días uno de ellos cambió su horario y pasa a la hora de la novela (después de las nueve de la noche). Este hombre se sacrifica más que los demás pero vende su producto con más calidad y menos competencia.
Hace pocos días pusieron un reportaje en la televisión nacional sobre una familia compuesta por una madre con sus tres hijas que en La Habana pidieron tierra para ponerla a producir. Recuerdo que el periodista empieza su trabajo con esta frase: “Hasta hace unos meses esta zona estaba cubierta de marabú, hoy parece un sitio turístico” y comienza a mostrar todas las áreas de la finca “Las Marianas”.
Las cuatro mujeres estaban vestidas como esas damas que vemos en las novelas mexicanas, dueñas de una gran fortuna. Se mostró un local con varias hamacas donde descansaban algunos trabajadores. Otros almorzaban en un comedor que tenía un televisor de pantalla plana en una de las paredes. Las mujeres con esa sencillez que caracteriza a los cubanos explicaron que su propósito es ampliar las variedades de los cultivos y cubrir la mayor parte de las necesidades del municipio.
Pienso que ese reportaje no fue casual. Cuando lo comenté con algunos amigos a la mañana siguiente, todos coincidían conmigo en que el mensaje estaba claro: “Mientras lo ganes honestamente, no me importa cuánto dinero tengas…”
Las nuevas medidas tomadas en el país en el marco de la actualización económica, la flexibilización de los viajes y remesas de los cubanos residentes en los Estados Unidos, permiten que muchos de estos negocios se hagan con “capital mixto”. La familia en Cuba pone el local y desde el exterior viene el financiamiento. Esto evita que existan los intermediarios y por tanto la subida de los precios.
Aunque la experiencia es relativamente nueva ya son evidentes los resultados de permitir que los cubanos desarrollen su iniciativa y participen en el desarrollo económico del país. Todavía queda mucho por hacer pero el camino está trazado y en el pueblo se ve la satisfacción por las medidas tomadas.
Iniciativa propia, beneficio para todos
cubanos-3d
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