Mientras aún se desconocen los resultados de las elecciones en Estados Unidos, seis reconocidos intelectuales cubanos de diferentes campos del conocimiento ofrecen brevemente sus impresiones en torno a este tan peculiar proceso que mantiene al mundo en espera.
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Lo que más me ha impresionado de este proceso electoral es el número de electores que acudieron a las urnas. Es una cifra inédita. Después de haber observado elecciones norteamericanas durante más de cincuenta años, esta es la primera vez que hay tal cantidad de votantes con tanta determinación por resolver cualquier problema a través de las urnas. Debe tenerse en cuenta que se ha desarrollado en medio de una pandemia y con otras crisis en el horizonte.
Dicho esto, sin embargo, es también impresionante el número de ciudadanos que ha votado por un personaje a todas luces inmoral, deshonesto, mendaz. Donald Trump es narcisista, ególatra, racista, misógino. Ha demostrado una total falta de empatía. En lo internacional, se ha comportado como un bully. Y, a pesar de todo eso, 68 millones de norteamericanos han votado por él. Es un fenómeno que vale la pena estudiar con más profundidad.
Por otra parte, también debe reconocerse que 70 millones han votado en contra. Igualmente, hay algo que quiero apuntar: de mis conversaciones con norteamericanos desde 2016, me he dado cuenta de que muchos están de acuerdo con sus políticas, aunque reconocen sus falencias como ser humano. Así que no podemos deducir que los 68 millones que votaron por él, simpatizan con su manera de ser. Sin embargo, parece ser cierto que una parte importante de los 70 millones que votaron por Joe Biden lo hicieron por oponerse a Trump.
Es muy peligroso lo que estos datos revelan: una sociedad polarizada que no parece encontrar, a través de sus instituciones políticas, el liderazgo que necesita para superar las múltiples crisis que la aquejan.
Carlos Alzugaray Treto (Ex-diplomático)
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Estas elecciones han demostrado varias cosas:
- Los mecanismos eleccionarios norteamericanos están caducos y se han divorciado muchísimo de la realidad de ese país.
- El sistema de votación no es realmente democrático, algo ya demostrado durante las elecciones anteriores cuando Hilary Clinton se llevó el voto popular y no fue presidente.
- Ese sistema está manipulado y es manipulable.
- Permite que un sector de la población no pueda votar.
- Está muy lejos de constituir paradigma de proceso o sistema electoral.
- La sociedad norteamericana está altamente polarizada.
- La OEA es una institución que da vergüenza, pues a diferencia de las acusaciones y el escándalo que levanta cuando ocurre algo así en América Latina, si sucede en Estados Unidos se mantiene al margen.
- Más allá de los votos, resulta terrible que tantos millones de personas voten por un hombre mentiroso, misógino, racista, evasor de impuestos confeso. ¡Vaya valores los de esas personas!
Juan Triana Cordoví (Economista)
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Las elecciones en los Estados Unidos en este 2020 han demostrado la crisis que vive la sociedad norteamericana. Resultan una muestra de la decadencia imperial, esa que también se expresa en la disminución de la hegemonía estadounidense a nivel global. La polarización que vive ese país solo augura tempestades. Asimismo, asusta la fuerza del trumpismo –gane o no la presidencia su principal representante-.
Fabio Fernández Batista (Historiador)
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La gran lección de estas elecciones ha sido que el análisis de la política norteamericana no se deduce por simple inspección de los medios, las empresas encuestadoras, las plataformas partidarias, los discursos de los líderes, las fórmulas ideológicas. Sin entender la cultura política norteamericana, que es el tejido conductivo de todo lo anterior, seguiremos horrorizados o perplejos ante un proceso electoral como este, creyendo que Trump es una aberración y que, una vez derrotado, lo que viene será razonable y predecible. Deberíamos aprender a hacerlo como Martí, que supo entender al gobierno, al sistema, y a la política como parte de esa cultura porque las conoció de cerca.
Rafael Hernández (Politólogo)
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Estados Unidos enfrenta una fractura externa e interna de su hegemonía. El trumpismo, más que Trump, muestra la voluntad de sectores dominantes de profundizar esas fracturas con tal de asegurar sus intereses. Durante la actual campaña electoral y desde antes, se arriesga a deslegitimar el sistema político con tal de mantenerse en el gobierno.
Ese gobierno se ha orientado a la recuperación de dicha hegemonía, basada en algunas de sus fortalezas, o, alternativamente, acumulando la fuerza política y social que les permita imponer la misma orientación estratégica a cualquier gobierno demócrata.
Pareciera que el establishment se da un tiro en el pie al sacrificar una de las principales fuentes de su legitimidad, pero se trata de realizar un control de los daños ya producidos, a saber, la transición geopolítica en curso y la polarización de la sociedad norteamericana.
Juan Valdés Paz (Sociólogo)
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Nunca pude imaginar que el presidente en funciones de la mayor potencia mundial actuara de maneras tan extremas más a título personal que como la primera figura pública de ese país. El encargado de velar por el orden constitucional en Estados Unidos se ha convertido en el instigador de protestas públicas, hablando de fraude sin que existan pruebas de ello. A partir de estas elecciones, Estados Unidos no podrá nuevamente presentarse como consejero en materia de democracia ante ningún otro país del mundo. No dieron el ejemplo.
En otro sentido, los records de votantes demuestran una altísima polarización en esa sociedad. No se han enfocado en mirar a su país como un todo que está atravesando una de las más grandes pandemias que ha existido en los últimos tiempos y que ha costado miles de muertos en los últimos días de campaña y elecciones, sin que exista un plan nacional adecuado, ni la vacuna que Trump había prometido para estas fechas.
Omar Everleny Pérez Villanueva (Economista)
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