El Ministerio de Economía ―en uso de las atribuciones que le han sido conferidas― y el Ministerio de Comercio Interior ―en uso de las distribuciones que ya quisiera le confirieran― han decidido, como paso superior del proceso que desde el último año y medio afianza el crecimiento sostenido de los índices económicos del país, aprovechar los Mercados Concentradores ya levantados en las afueras de la capital y construir otros en todas las cabeceras provinciales, en aras de sostener la creación en breve de las Zonas Especiales de Subdesarrollo, primer peldaño para recibir en el año 2030, de manos del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, la bandera «País Próspero y Sostenible», primer paso de la emulación «Un mundo mejor es posible».
La idea central de estas ZESD es que a ella podrán concurrir todos los actores económicos a vender lo que les venga en gana: desde centrales azucareros hasta pares de chancletas, sin presentación de comprobantes que avalen la compra y sin impuestos por las operaciones comerciales.
Las Mercados Concentradores serán una extensión del recién restituido mercado cambiario, y ayudarán a aliviar las largas colas que existen hoy en las treinta y siete Cadecas designadas al efecto. Cada día se informará a los concurrentes la fluctuante tasa de cambio de las divisas extranjeras. Para la apertura está prevista la de un dólar norteamericano por cada 2,2 libras de malanga. El cambio de esta última por los demás artículos dependerá de la oferta y la demanda, además de no tener límites, por lo que perfectamente podría darse el caso de que un central azucarero, al terminar la jornada ―y para lo que sirve― sea regalado a cualquiera que desee asumirlo.
Será delimitada una extensa franja de terreno de alrededor de cincuenta kilómetros cuadrados para el crecimiento de las Zonas Especiales de Subdesarrollo, dando prioridad a aquellos proyectos que sean paladines de la nueva forma de gobierno sustentada en ciencia e innovación y generen expresiones del presidente como «Hay que seguir y no parar», «Adelante con esto» o «Está lindísimo». Ejemplo de ello es la pyme Más con Menos, que se propone, en los predios del Mercado Concentrador aledaño a calle 100, generar cien megawatts de electricidad con solo un galón de combustible y sin tanta chumacera, helicópteros ni Bernardo Espinosa en directo desde el Ministerio de la Industria Básica.
A propósito de la contingencia energética, se ha sido enfático en asegurar que las ZESD deberán adecuarse a los horarios de afectaciones de cada municipio, espacio de tiempo que no constituirá barrera alguna para el funcionamiento del Mercado Concentrador.
De ahí que las organizaciones políticas y de masas, guiadas por el Partido de las victorias, de los reveses convertidos en victoria y de los reveses convertidos en reveses que algún día generarán nuevas victorias, hacen un llamado a leerse en el periódico Trabajadores: «El apagón puede verse como ¡el vaso medio lleno!», que le levanta el optimismo a cualquiera con expresiones como: «No faltan quienes toman como patrón la rotación de bloques y en vez de anotar los horarios de apagones ante un déficit de generación, anotan los momentos en los cuales tendrán el servicio, porque centran el interés en saber cuándo pueden hacer lo que se puede con electricidad», «Si algún balance positivo queremos ver en estos duros meses veraniegos es el incipiente comienzo a la generalización de una cultura de adecuar la vida a los momentos de apagón», o «Cuando el anunciado apagón incumple su presencia, ya algunos lo extrañan».
A diferencia de otras experiencias que han sido probadas con dispares resultados en las desvencijadas y antiguas tiendas para la venta en CUC, en las Zonas Especiales de Subdesarrollo será permitido el accionar de coleros y de los batallones de lucha contra coleros, fundidos en un todo para hacerle más llevadero el despertar a quienes acudan a adquirir calzoncillos, bujías, melones, dipirona, flotantes, personal flotante y cuanto sea vendible o intercambiable para resolver las crecientes necesidades de la población.
Quedan eliminadas las actuales restricciones para el ejercicio de actividades productivas. Los ciudadanos podrán contratarse doble, triple y por ahí para allá las veces que su capacidad lo permita. Como novedad de la resolución que norma el funcionamiento de los nuevos Mercados Concentradores, se permite a ministros, viceministros y jefes de departamentos gubernamentales la realización de visitas adicionales a las ZEDS, en las que podrán cobrar sus siempre medulares consejos según el grado de efectividad con que logren convencer a los comerciantes de que el país está como está con independencia de su culpa.
No valdrá lo mismo decir que hay que «laborar como en familia, sin distorsiones e imprecisiones, y con mirada diferente», que expresar con cara de yonofuí: «Muchos de los problemas que se están solucionando hoy, incluidos salideros, baches y establecimientos cerrados, llevan ya mucho tiempo, provocando molestias a las personas».
Esta última decisión es una de las más revolucionarias que se toman a partir de la fundación de las Zonas Especiales de Subdesarrollo. Tal es la voluntad por destrabar la liberación de las fuerzas productivas, que a los Mercados Concentradores podrán acudir, incluso, aquellos que son felices abriendo una trinchera.
¡El futuro espera por nosotros! ¡Ya estamos en el punto B! ¡Nuestra meta es el C!… ¡Y llegaremos al punto Z!
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