La acusación de Fariñas está dirigida “contra el ilegítimo régimen de Fidel y Raúl Castro, por la violación legislada, sistemática, programada y ejecutada” contra él y su familia de sus “derechos naturales y libertades fundamentales reconocidas universalmente” desde 1959. En su acusación incluye a “toda la cadena de comando de personas que han hecho posible que esas órdenes contra Fariñas y su contra sean ejecutadas”. Fariñas asegura en su carta que la violación de “todos” sus derechos comenzó el 1 de enero de 1959.
Sin dudas este sujeto cada día se supera, cuando parece que ya no es posible ser más inconsecuente, él nos sorprende, veamos: según su autobiografía, Fariñas nace el 3 de enero de 1962, o sea 3 años después de que Fidel y Raúl comenzaran a violarle sus derechos, además dice Fariñas que él: fue cadete militar, estudió en la Unión Soviética, estuvo como combatiente de tropas especiales en la guerra de Angola, donde recibió 5 condecoraciones y 11 diplomas, protegió la embajada del Perú en 1980, se licenció como psicólogo y además su madre agrega en una entrevista de radio que tenía una maestría. Después de todos este currículo (que él mismo escribió y que tiene algunos pasajes novelescos), ¿alguna persona sensata estaría de acuerdo en que en algún momento se le coartaron sus derechos humanos? Solo la OEA y los que manejan el negocio anticubano.
Aunque no lo ha hecho público él debe estar planeando una demanda contra Cuba ante la comunidad internacional por no gestionar el record guinness que implantó, de nada más y nada menos que ¡7 MESES! de huelga de hambre
Según el sitio, una fuente desde Cuba anuncia que Reina Luisa Tamayo Danger, madre del prisionero común Orlando Zapata, convertido a disidente como arte de magia, presentará próximamente una demanda similar. En este caso no sabemos de qué se trata, quizás ni ella misma lo sepa, pero bueno ya le dirán qué hacer.
El colmo de la desfachatez llega cuando la CIDH afirma que “el Gobierno cubano no ha facilitado información sobre la situación de Fariñas en virtud del artículo 41 de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos”
Es bueno recordar que hasta ahora la CIDH nunca se ha pronunciado por la situación de los prisioneros que son torturados en la Base Naval de Guantánamo y mucho menos pedirle cuentas al Gobierno de los Estados Unidos.
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