Continuación de la primera parte: “tuve que luchar por mi militancia”
¿En qué estado se encuentra el debate racial en Cuba?
A diferencia de lo que ocurría 3 o 4 años atrás, ahora el debate se encuentra en una posición bastante buena, estamos inmersos en debatir y hacer muchas cosas por la lucha contra la discriminación racial. Estos avances son tanto por parte de la Comisión Aponte de la UNEAC, intelectuales individualmente, como desde una perspectiva más oficial en los debates que están teniendo lugar en las provincias del país y que son muy positivos.
El tema va tomando el espacio que merece en la vida nacional. Aún nos falta mucho pero avanzamos. Se han impartidos cursos sobre el tema. Se hacen jornadas culturales sobre la temática. Se ha establecido una conexión muy fructífera con los Ministerios de Educación, Educación Superior y con la Oficina Nacional de Estadísticas. Se ha publicado varios libros, artículos y actualmente se imparte un Curso de Universidad para Todos sobre “Presencia de África en la Cultura Cubana”. Se constituyó el ARA (Articulación Regional Afrodescendiente). Está designado un Vicepresidente del Consejo de Estados para atender el tema a nivel nacional y se mantiene muy buena coordinación con la Asamblea Nacional del Poder Popular. Avanzan, por medio de la UNEAC, las coordinaciones en provincia. Se observa que el debate crece y cada vez la participación es mayor. Pronto terminarán las primeras audiencias en provincia sobre el tema y se coordina la realización de una Conferencia Nacional sobre “La Impronta de África en la Cultura Cubana”.
¿Qué opinión le merece lo acontecido recientemente con Roberto Zurbano?
Creo que forma parte del propio debate racial, Zurbano tenía todo su derecho a decir lo que dijo y la manera en que lo hizo, lamentablemente se presentó esa situación con el New York Times en que él discute que le cambiaron el título. A mí personalmente el título no me gustaba pero sí comulgo con las cosas críticas que se decían en el artículo. Yo también las he dicho. El título me parecía inoportuno, por eso escribí que la “Revolución Cubana comenzó en 1959”, creo que el título fue una manipulación y todo parece indicar que él no quería poner ese título. Todo eso ya él lo ha aclarado bastante bien, aunque un poco tarde, me parece.
La vida científica e intelectual tiene determinadas características y cuando se tiene una opinión divergente no hay por qué afectar a esa persona. No debemos tomarnos las críticas en el debate como una cuestión personal, de lo contrario la intelectualidad no existiría y la política mucho menos.Por otro lado, creo que la Casa de las Américas tenía derecho a adoptar una cierta medida con él. Para reclamar derechos hay que respetar derechos, que también tienen las instituciones, él tenía una responsabilidad alta ahí y lamentablemente todavía vivimos cierto oficialismo en el cual si tienes una responsabilidad, no eres totalmente independiente. Entre nosotros el off the record no existe. Dicho eso, reafirmo que tenemos que defender a ultranza que la gente tenga derecho a dar su opinión, porque el debate es lo único que nos puede enriquecer. Pero eso siempre es una responsabilidad netamente personal, por la cual hay que asumir las consecuencias que pueda tener.
¿En qué momento se encuentra el proyecto político cubano?
En una encrucijada, la más difícil de la historia de la Revolución, en una intención de cambio que se debe concretar más en cambios reales y aumentar todo lo posible su velocidad. El proyecto debe romper con todo aquello que pueda frenar la disposición y el interés colectivo de discutir los problemas. La Revolución no le pertenece a nadie en particular, ningún dirigente ni nadie en particular, es de todos los que la hicimos y estamos haciendo, y si nos mantenemos fieles a ella debemos tener derecho a defenderla. Debemos tener la facilidad y la capacidad para esa defensa.
Si se estudian los discursos del compañero Raúl Castro en los últimos años, es fácil deducir que no tenemos mucho tiempo, es limitado y sumamente valioso. Hay que desarrollar cambios de impacto velozmente, es importante que el pueblo sienta que aun cuando haya que ser cuidadosos y serios en ese proceso, los cambios se van a ir produciendo uno detrás de otro. La gente es capaz de aceptar más los errores que se cometen por andar rápido, que por dejar de hacer, o por tibieza, como dicen los militares. En mi opinión las transformaciones no son suficientes, sobre todo en la economía, en la que históricamente hemos sido bastante erráticos; tomamos caminos que luego no obliga a retroceder. Cada vez que escarbamos en algo, no damos cuenta que las medidas no son suficientes, ejemplo la agricultura. Creo que eso es lo que teme Raúl, él quisiera avanzar con pasos firmes y no retroceder más.
Insisto en que la velocidad debe tratarse de aumentar, porque la gente espera los cambios con mucha más velocidad y siempre que podamos agilizar ese proceso, debemos hacerlo. La burocracia hace mucho daño, miren las 66 maquinas de riego, esperando porque le pongan precio y los campesinos esperando; ya llevan 6 mese en esa noria. Miren las empresas que teniendo tierras ociosas no acaban de entregarlas. Esas actitudes para mí son francamente contrarrevolucionarias en un momento como este, en que los precios de los productos agropecuarios no bajan. ¿Quién sufre todo eso? Liborio. A ese tipo de gente hay que tomarlas por el cuello, sino queda más remedio.
El hecho de que la gente “espere los cambios” acuña un modelo social de comportamiento y de toma de decisiones bastante vertical. ¿Cómo puede el pueblo ser gestor de los cambios?
Menciono que la gente espera los cambios porque es lo más común aunque no debería ser así, eso forma parte de la vieja mentalidad a superar, las personas deberían producir los cambios e impulsarlos pero para eso hay que incrementar el debate interno sobre este proceso de cambios. Darle más potestad a los que sufren los problemas en la base, para que actúen con más autoridad, contra esa burocracia que nos frena.En la URSS, esas tierras pasaron a ser propiedad después, de los mismos que la controlaban. Las retenían para quedarse con ellas. No debemos ser ingenuos pensando que eso aquí no podría pasar.
¿Cuánto considera que hemos avanzado estos últimos años en la lucha contra la corrupción como fenómeno que se manifiesta a todos los niveles de la sociedad?
Hemos presentado batalla en la solución del problema, no creo que hayamos avanzado tanto como debemos. Siempre he dicho que cuando a una persona se le vaya a dar un cargo determinado, debe hacérsele una declaración de sus bienes, y en su responsabilidad debe ser sometida continuamente al escrutinio y la inspección.El dinero corrompe fácilmente, sobre todo en medio de nuestra situación, debe existir fuerte observación y control sobre las personas, empresas y organismos que tienen responsabilidades y manejan recursos. Es una batalla que debemos librar con mucha fuerza y sin contemplaciones, dándole gran participación a las masas organizadas. Tarea muy compleja, que nadie, por mucha autoridad que tenga desde arriba, puede cumplir solo.
Son las masas organizadas, aforadas y dolientes directas, las que deben tener en sus manos la tarea fundamental de vigilar cómo se utilizan los recursos que le pertenecen. Porque que yo sepa lo de que el pueblo es el propietario de los bienes no puede ser mero discurso. Entonces, es el pueblo organizado el que tiene que controlar, fiscalizar y hasta sancionar si es necesario. Yo formaría “grupos anticorrupción” a todos los niveles del país. Con toda la autoridad para actuar. Si se cometen excesos, rectificarlos. Siempre sería menor el daño.
Creo que se le ha declarado la guerra a la corrupción y se han tomado una serie de medidas pero se debe apelar mucho más a la participación popular. Eso no se resuelve llenando papeles solamente porque es en primer lugar un problema político y debe ser atendido con toda fuerza, sobre todo por el Partido.
Me molestó y preocupó mucho cuando publiqué mi primer artículo sobre la corrupción en el 2010 y en un análisis conmigo, un cuadro, que no era cualquier cuadro, me dice que yo le estaba haciendo daño a la Revolución porque había sacado a la luz un problema que el Partido quería mantener bajo discreción. Eso me pareció increíble, ¿qué quería decir? ¿Qué el Partido iba a proteger a los corruptos? No podía ser que un funcionario pensara así y terminamos teniendo una discusión.
¿Qué opinión le merece la blogosfera cubana?
Creo que estamos avanzando, veremos qué pasa ahora con la apertura de Internet pero siempre he pensado que la defensa de la Revolución no puede ser una política dogmática, cerrada, teledirigida o realizada única y exclusivamente por determinadas personas. Esa defensa debe realizarse pluridimensionalmente, lo que le corresponde a todos los que deben participar, y se puede hacer desde muchas aristas, que nadie permita que le digan cómo debe ser esa defensa. Eso es lo único que le da fortaleza a nuestro discurso y nuestras posiciones. El trabajo ideológico no puede ser vertical, y aunque estas existan, debe basarse primordialmente en la horizontalidad.
¿Qué papel le toca a los blogueros en la construcción de una sociedad mejor?
Un papel eminentemente crítico, de asumir nuestras realidades que siempre ameritan ser mejoradas y cambiadas. Que entiendan que siempre vamos a encontrar personas que no estén de acuerdo con lo que estamos diciendo o ven las cosas de otro modo pero debemos defender nuestras posiciones y no dejar que nadie nos haga nuestra historia, debemos hacerla nosotros mismos. Quien te cuenta cómo fue el pasado, controla el presente y el futuro.
La historia de nuestros problemas debemos hacerla nosotros mismos, la actitud crítica hacia nuestros problemas debemos asumirla nosotros mismos porque si no lo hacemos así, ese secretismo se convierte en armas de ataque hacia nosotros.
¿Se siente más identificado con la Cuba de ahora que con la de unos años atrás?
Me siento más identificado en el sentido de que los problemas que veía en la Cuba de años atrás están tratando de ser abordados en la Cuba de hoy; porque tengo la suficiente edad para conocer todos los errores que hemos cometido y en estos momentos veo bastante voluntad política de asumir las realidades con un sentido crítico de rectificación. Esa va siendo poco a poco la actitud de muchas personas, eso me da esperanza, estos cambios pueden ser mucho más profundos que los anteriores. Ese es el discurso político que hay que defender. Ese es hoy el discurso de la Revolución, aunque algunos se resistan a seguirlo…
Hasta aquí las preguntas más “formales”, quisiéramos terminar con el famoso cuestionario que elaborara Bernard Pívot, a ver si nos muestra algo de quién es Esteban Morales. Estas son las preguntas:
¿Cuál es tu palabra favorita? Crítica
¿Cuál es la palabra que menos te gusta? Silencio
¿Qué es lo que te enciende (espiritualmente-emocionalmente)? El dogmatismo y la ignorancia
¿Qué es lo que te desanima? La indolencia ante lo mal hecho
¿Cuál es el sonido o ruido que más placer te produce? Un niño riendo
¿Cuál es el sonido o ruido que aborreces escuchar? Un niño llorar
Aparte de tu profesión ¿qué otra profesión te hubiese gustado ejercer? Pescador y Músico
¿Qué profesión nunca ejercerías? Médico, me aterran.
Si el Cielo existe…y te encontraras a Dios en la puerta ¿Qué te gustaría que Dios te dijera al llegar? Lo hiciste bien. Te felicito.
Gracias por todo Esteban.
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