Por El necio
La vigencia y claridad del pensamiento del Che es abrumadora. Discursos y ensayos pronunciados y escritos hace casi medio siglo, parecen hechos con la intención expresa de guiarnos, a nosotros los jóvenes, hacia una sociedad futura más justa, más humana. De aconsejarnos e indicarnos el camino que nos llevará a tomar las riendas de nuestro futuro en nuestras manos, lo cual es nuestro deber y nuestro derecho.
El 14 de junio pasado se cumplieron 82 años del nacimiento de este gran hombre, escucharlo, atender a su mensaje es el homenaje más grande que la juventud cubana le puede hacer y es, por demás, un acto de extrema lucidez.
El Che dijo,… la arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud, en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera.
Nuestro país transcurre por momentos difíciles, y una preocupante crisis de valores ataca nuestra sociedad, que formando parte de este mundo en bancarrota moral no está exenta de caer también en el abismo. Los jóvenes cubanos formamos parte fundamental de esta, nuestros antecesores generacionales construyeron un modelo social basado en los valores morales, en el sacrificio, en nuestro espíritu de lucha e independencia, pero fundamentalmente en esa capacidad que tiene todo hombre bueno, todo hombre verdaderamente revolucionario, de amar, esa capacidad que se traduce en humanidad. … el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor…, diría el Che.
Ese sistema social y su expresión histórica, la Revolución, esta siendo amenazada por muchos y poderosos frentes. La lucha mediática, económica e ideológica es cada día más encarnizada y nuestros enemigos no escatiman en recursos y medios para hacernos caer en nuestras convicciones. Un papel ambiguo y pragmático, ausente por completo de iniciativa creadora, jugado por la juventud cubana en este proceso de lucha, sería un crimen jamás perdonado por la historia.
La Unión de Jóvenes Comunistas, como supuesta vanguardia verdaderamente revolucionaria, guía ideológica de nuestra juventud tiene muchas tareas que dirigir en este sentido. La primera y una de las más importantes es, hacer entender a los jóvenes lo que significa la Revolución y ser revolucionario. Revolución es mucho más que su sentido ideológico, es mucho más que los valores que permitieron su nacimiento y desarrollo, valores que hoy en día echamos en falta y que en ocasiones se usan más como consigna que como forma de vida. La Revolución se lleva en el corazón no en la boca para vivir de ella…, diría el Che. La Revolución tiene un significado más práctico y que cada día cobra más importancia, esta significa soberanía, significa la lucha de un país pobre y de un pueblo humilde de abrirse un espacio en este mundo discriminatorio y cruel. Significa un desafío ante el imperialismo, un desafío de vivir y sobrevivir, un desafío ante el imperio creador de un sistema donde la ley que impera es la ley del más fuerte y donde los valores morales toman un sentido secundario y en ocasiones ridículo. Por lo tanto estos valores del los que hablábamos, más que formar parte de la Revolución en si misma, son un medio fundamental para crearla, mantenerla y desarrollarla.
Y hablando de tareas el Che dijo,… y aquí está una de la juventud: empujar, dirigir con el ejemplo la producción del hombre del mañana. Y en esta producción, está comprendida la producción de si mismos…
Y en la producción de este hombre del mañana está implícita la producción de estos valores y la manera de hacer de estos nuestra forma cotidiana de vivir.
El éxito de esta tarea radica en la fortaleza del movimiento juvenil liderado por la UJC, la cual debe estar constituida no solo por su fortaleza estructural, digamos, organización, unidad, liderazgo, contexto en el cual también debemos trabajar largo y tendido, sino también por su fortaleza moral, la cual se logra teniendo una mayor incidencia en los problemas de nuestro pueblo, evitando la apatía, las actitudes de doble moral, teniendo y buscando más responsabilidad ante las tareas que nos son encomendadas.
El Che dijo: Sin embargo, el Estado se equivoca a veces. Cuando una de esas equivocaciones se produce, se nota una disminución del entusiasmo colectivo por efectos de una disminución cuantitativa de cada uno de los elementos que la forman, y el trabajo se paraliza hasta quedar reducido a magnitudes insignificantes; es el instante de rectificar. Esta afirmación del Che interpretada sin suficiente profundidad puede parecer una contradicción, ya que un proceso revolucionario sin equivocaciones es imposible y sin el reconocimiento de estas no puede haber desarrollo ni proceso en sí. En esta frase del Che la clave está en la rectificación, la rectificación es la verdadera impulsora de los cambios y de las nuevas ideas que permiten el progreso. Ya que en el proceso de rectificación creamos mecanismos que permiten no volver a cometer errores. He aquí otra tarea importante de la juventud. Permitir, con su espíritu de crítica constructiva, porque debemos recordar que la tarea es construir no destruir, con su espíritu creador y su capacidad de iniciativa el reconocimiento de los errores cometidos y su posterior rectificación.
El pensamiento del Che es extremadamente humano y profundo, en ocasiones hasta difícil de entender. Pero leyéndolo con detenimiento nos encontramos a una persona que antes que nada era un revolucionario capaz de morir por lo pensaba y sentía,… muchos me dirían aventurero y lo soy, solo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades… y lo demostró. Ser un aventurero como el Che es en extremo difícil, en la tarea de intentarlo tenemos una gran faena.
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