El pasado día cinco de septiembre comenzó un nuevo curso escolar y nuestras calles se llenaron de TODOS los niños, adolescentes y jóvenes que en número superior a los dos millones marcharán alegremente hacia sus círculos infantiles, escuelas o universidades. Eso en Cuba es tan normal que no es noticia.
Las familias cubanas sienten una total tranquilidad al tener sus hijos en las universidades, escuelas y círculos infantiles por la responsabilidad con que estas instituciones asumen su función social: Todo el mundo sabe que nadie irá a caerle a tiros como ocurre en otros países, ni se desaparecerán como los 43 estudiantes mexicanos, ni otras barbaridades que uno oye ocurren en este mundo, que para los cubanos son inimaginables.
La Unesco reconoce que los indicadores de la educación cubana son los mejores de América Latina y el Caribe y uno de los aspectos que influyen en la selección de Cuba por inversores extranjeros, pese a las presiones del bloqueo, es el nivel educacional de la población y de preparación de sus técnicos y profesionales. El país dedica el 23 % de su presupuesto a la educación y ayer la Sra. Anna Lucía D´ Emilio, representante de la Unicef en Cuba, ha declarado que el país es un ejemplo para otros países en la atención a la niñez, pues ha puesto a las niñas y los niños en el centro de la política pública
No obstante, esos destacados resultados, para muchos de los que tratamos de construir este país, la educación requiere .ponerse a la altura de las necesidades actuales. Después de la Campaña de Alfabetización, desarrollamos una educación sostenidamente ascendente y cuando en los primeros años de la década del 70 faltaban profesores para enfrentar el incremento de las matrículas, nuestro Comandante en Jefe convocó a la creación del Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, tarea ante la que dieron el sí nuestros mejores jóvenes.
El mundo y hasta nosotros mismos nos asombramos cómo pudimos resistir el Período Especial, poco se ha hablado de ello, pero sería bueno estudiar cuánto influyó en ese espíritu de resistencia y de victoria la labor educativa realizada en las escuelas y universidades durante las décadas anteriores.
Recientemente escuchaba con satisfacción que en las provincias de Santiago de Cuba y en Las Tunas existe personal docente de reserva y que la Enseñanza Media el profesor guía solo imparte clases en el grupo que atiende para que pueda tener tiempo para la labor educativa que debe realizar. Eso es lo que necesitamos lograr, pero en muchas provincias cubanas la situación es diferente, pues hay dificultades con la cobertura docente.
Eso no quiere decir que los estudiantes no van a tener maestros y profesores; los estudiantes universitarios, los profesionales del territorio y miembros del Consejos de Dirección de las escuelas y los metodólogos asumirán las aulas y Cuba seguirá siendo una referencia para los organismos internacionales por sus resultados y tendremos profesionales que serán reconocidos en todo el mundo, pero NUESTRO PAIS HOY NECESITA MUCHO MAS QUE ESO.
Las necesarias adecuaciones que se llevan a cabo en nuestro modelo económico han dado mayor participación a la iniciativa privada en el desarrollo económico del país y eso es caldo de cultivo para el egoísmo, el individualismo, la injusticia, la exacerbación de la cultura del tener y otros males consustanciales al desarrollo del mercado.
Para enfrenar esa situación NECESITAMOS UNA INSTITUCION DOCENTE donde se lleve a cabo una esmerada educación patriótica, inclusiva, ambientalista, solidaria y equitativa, para DEFENDER LA ESENCIA DE NUESTRO SOCIALISMO, pero ello es muy difícil de lograr con dificultades en la cobertura de maestros y profesores.
Los estudiantes universitarios y los profesionales que están en la producción trasmiten conocimientos, pero no están preparados para educar y cuando un miembro de un consejo de dirección o metodólogo está en un aula, esa aula recibe una atención especial por la preparación que tienen, pero abandona su tarea primordial que es contribuir a la labor educativa mediante el asesoramiento y el control de decenas de docentes.
Siempre ha sido difícil ser educador, pues la sociedad cubana le exige cualidades a las personas integrantes de este sector que están muy por encima del ciudadano medio y así debe ser En todas las etapas de nuestra historia revolucionaria hubo fluctuaciones del personal docente, por las exigencias a que es sometido este sector y por las posibilidades de trabajo existentes en la sociedad; pero siempre se mantuvo en cada institución educacional un importante núcleo de docentes muy bien preparados que contribuían al desarrollo de los jóvenes y otros profesionales de la educación con poca experiencia.
En muchas instituciones docentes hoy no existe ese núcleo con un elevado nivel de preparación, sobre todo en la labor educativa que exige nuestra sociedad socialista. Cuando no se tiene cubierta la cobertura docente, se tiene en las aulas a quien se puede y no solo a quien se quiere.
Provincias como Granma y Pinar del Río, que en otros momentos habían auxiliado a otros territorios con sus docentes, ya presentan problemas con las bajas de educadores y es que a las exigencias que siempre ha sido sometida esta profesión, se une que desde el Período Especial el país ha tenido que priorizar otros sectores y aunque se garantizan elementos como la base material de estudio y se aprecia un avance notable en la reparación y mantenimiento de las escuelas, la situación económica y por ende material, de los trabajadores de la educación es compleja.
Es verdad que el Estado socialista no puede repartir lo que no se ha producido y que los trabajadores de la educación son más de 400 000, por lo que un aumento de salarios sin respaldo productivo crearía una inflación que provocaría más problemas que los que resolvería, pero mientras ello no es posible, se pueden hacer otras cosas y algunas de ellas han sido abordadas por la Ministra de Educación recientemente:
Se les puede dar facilidades a las educadores en la obtención de plazas para sus hijos en los círculos infantiles, en los servicios de óptica, de teléfono, en la venta de determinados productos que cuando los docentes salen de las escuelas ya no están en el mercado, se puede priorizar en la entrega de subsidios para la reparación de la vivienda, etc. Todo depende de la comprensión del problema en las autoridades de los municipios y las provincias.
Considero que en el país no se le ha dado el calor necesario a la creación de institutos preuniversitarios en las facultades pedagógicas, lo que posibilita mejores condiciones para el ingreso de esos jóvenes a la universidad en carreras de ese perfil, porque allí están los doctores en ciencias y máster con resultados investigativos en formación vocacional y en el aprendizaje, entonces DONDE SI NO existen las mejores condiciones.
Pero no se ha abordado como nosotros hacemos con las cosas que son importantes, que movilizamos a toda la sociedad: primero las direcciones de las facultades pedagógicas y a sus trabajadores convencidos de que esa es su tarea y después todo el mundo captando estudiantes, el Mined, la UJC y la FEEM, los CDR y la FMC y todo reflejado por los medios de comunicación. Aquí estamos perdiendo una posibilidad de incrementar las matrículas de las carreras pedagógicas en el nivel superior.
Ante la situación actual hay medidas que deben ser adoptadas centralmente. Uno de los grandes problemas del país es la situación con la vivienda. Sabemos que a ello se dedican los recursos que se puede en este momento, por lo que es imposible aumentar el número de viviendas que se construyen, sin embargo si un pequeño por ciento de las viviendas que se edifican para organismos priorizados se dedicara a los educadores, ¡qué bienvenidas serían!
¿No se puede vender a los trabajadores de la educación, mediante créditos otorgados por el banco, equipos electrodomésticos como lavadoras, televisores y refrigeradores, pues al contado tienen precios elevados?
En las décadas del 70 y del 80, cuando la opción principal del imperialismo para derrocar la Revolución era la agresión armada, los jóvenes que estudiaban o trabajaban como profesores y maestros no eran llamados al servicio militar, sin embargo hoy estos jóvenes, con la necesidad que tenemos de ellos en las aulas, deben cumplir con este deber, ¿no se pudiera hacer una excepción igual que ocurría en aquellas décadas?
Hoy el imperialismo se dedica a hacernos la “guerra a pensamiento”, por tanto no se trata solo de que la Unesco y la Unicef reconozcan nuestra educación, se trata de GANAR LA GUERRA QUE SE NOS HACE PARA RESTAURAR EL CAPITALISMO y en esa guerra por la perdurabilidad del socialismo, los círculos, las escuelas y las universidades son nuestras principales trincheras y los educadores nuestros más importantes soldados: ¡CONTINUEMOS LUCHANDO POR TENER LOS MEJORES SOLDADOS EN LAS TRINCHERAS!
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