A veces la verdad histórica parece saltarnos a la vista, pero si escarbamos un tantico en las complejidades de los acontecimientos ya las cosas no se presentan tan claras. Tal es el caso de la fecha de la independencia de Cuba, entendida como el día en que la nación se levantó como entidad soberana en el concierto internacional, independiente de una potencia extranjera. Sopesemos los pros y los contras de cada una y juzguemos cuál es la más acertada.
Sin olvidar intentos precursores, la primera fecha a considerar ha de ser la del 10 de octubre de 1868 con el alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes, al que prefiero llamar, a tenor con la práctica al uso en Latinoamérica, Grito de La Demajagua. No obstante, el fracaso de la Guerra de los Diez Años hace que en Cuba no se le celebre como Día de la Independencia, sino solo del inicio de estas gestas.
La segunda, y menos conocida, es la del 16 de agosto de 1898, cuando se firma el armisticio entre España y EEUU que pone fin a la Guerra Hispano-Americana -a la que los cubanos consideramos Hispano-Cubano-Norteamericana. Ese día España renunció a la soberanía sobre Cuba y EEUU no la reclamó, al reiterar que se subordinaría a los compromisos de la Joint Resolution. Mas la ocupación de Cuba por el ejército norteamericano, que se duplicaría tras el acuerdo, ponía en dudas sus intenciones reales.
En tercer lugar está la del 20 de mayo de 1902, cuando ocurrió la proclamación oficial de la independencia añorada y el inicio de la primera república, coartada por la odiosa Enmienda Platt, que la convertía, de hecho, en un protectorado, pues su independencia quedaba limitada por el derecho de intervención en los asuntos internos conferido al gobierno yanqui en la letra y el espíritu del apéndice constitucional.
El 29 de mayo de 1934, a consecuencia de la Revolución del Treinta, ocurrió la derogación de la Enmienda Platt y el establecimiento de un nuevo Tratado de Relaciones EEUU-Cuba que excluía el derecho a la intervención, por tanto, esta podría considerarse como la cuarta fecha posible de la independencia cubana dado el fin del protectorado, aunque la dependencia económica y política al vecino del norte seguía siendo evidente.
El 1ro de enero de 1959, con el triunfo de la Revolución Cubana, se rompe la dependencia al Tío Sam y se inicia un proceso que convierte a Cuba en la Isla de la Libertad, precisamente por considerarla el Primer Territorio Libre de América, en clara referencia al cese de la hegemonía norteamericana. Por ello, esta fecha es la quinta de nuestra lista.
No obstante, los enemigos de la Revolución pronto comenzaron a acusarla de convertirse en un satélite de Moscú. Algunos argumentos que parecían confirmar esta tesis fueron la admisión por Cuba -aunque con reticencias- de la invasión soviética a Checoeslovaquia en 1968, lo cual implicaba la aceptación de la Doctrina Brehznev, que postulaba el derecho de los soviéticos a intervenir en un país del Tratado de Varsovia si fuerzas hostiles al socialismo trataban de desviarlo hacia el capitalismo; así como la proclamación de la Constitución de 1976, que incluyó en su preámbulo alusiones explícitas a las relaciones especiales con el campo socialista y la Unión Soviética, práctica inadmisible en el derecho constitucional mundial.
Claro que los que así pensaban perdieron su punto de referencia el 26 de diciembre de 1991, cuando el Congreso de Diputados del Pueblo proclamó la disolución de la URSS y el supuesto satélite quedó prácticamente solo girando por su propio impulso en un universo capitalista, por lo que esta sería la sexta y última de estas propuestas.
Puesto a escoger, yo me quedo con la primera, pues el Diez de Octubre dio inicio a la existencia de la República de Cuba en Armas, sancionada jurídicamente unos meses después en la Asamblea de Guáimaro con la primera constitución mambisa; res pública por la que lucharon y murieron tantos héroes y mártires durante más de un siglo y por la que vale la pena seguir peleando.
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