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Desarrollo

Evaluación del bienestar y la calidad de vida de la nación para su desarrollo

PYMES

PYMES en Cuba: ¿las hijas de nadie?

por Pedro Monreal 3 junio 2021
escrito por Pedro Monreal

Las pequeñas y medianas empresas (PYMES) han suscitado atención a partir de la noticia divulgada este 2 de junio acerca de la aprobación por el Consejo de Ministros de un programa para el «perfeccionamiento de los actores de la economía cubana, que incluye a la empresa estatal socialista; a las cooperativas no agropecuarias; a las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES)». Todavía habrá que esperar por las normativas que permitan implementar tal decisión.

Recuerdo haber leído que en la etapa inicial de la reforma económica en Vietnam se decía que la empresa estatal era tu hijo, la inversión extranjera era la novia de tu hijo y las PYMES eran las hijas de nadie. El aforismo capta un rasgo común de las reformas que han intentado transformar esquemas de planificación centralizadas en sistemas de planificación descentralizada.

En el caso de Vietnam, el avance de la reforma resolvió en grado considerable, aunque no completamente, la sesgada percepción oficial respecto a los actores económicos del sistema. En 2020, las PYMES representaban 97% del total de las empresas de aquel país, generaban 40% del Producto Interno Bruto (PIB), absorbían 60% del empleo total y aportaban 30% de los ingresos presupuestarios.

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En 2020, las PYMES representaban 97% del total de las empresas de Vietnam (Foto: Vietnam Plus)

No obstante, se estima que 70% de las PYMES vietnamitas no tenían acceso a créditos bancarios, por lo que su financiamiento era escaso y dependía de fuentes con un alto costo del crédito. Esto agravaba otros problemas, como la carencia de habilidades de gestión, la escasez de activos que pudieran ser utilizados como colaterales, y la asimetría informativa.

¿No van lejos los de adelante si los de atrás corren bien?

En comparación con la situación actual de Cuba, las PYMES vietnamitas parecen cosa de un futuro lejano.  

El llamado trabajo por cuenta propia (TCP) en la Isla, con algo más de 600 mil licencias, incluye un segmento proto-empresarial que, aunque legalmente se encuentra registrado como «personas naturales», en la práctica opera con un formato empresarial. Es ilegal, pero existe algún grado de tolerancia con un alto riesgo incorporado.

Esa evidente contradicción fue criticada como un caso de «ilógico eufemismo» en el Informe Central del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, efectuado en abril de 2016. Sin embargo, han tenido que transcurrir cinco años para que se haya adoptado la decisión oficial que debe iniciar la legalización de las PYMES.

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El VII Congreso del Partido Comunista de Cuba fue el último en el que participó Fidel Castro (Foto: EFE/Omara García Mederos/ACN

No se conocen detalles de lo que pudieran contener las normativas sobre las PYMES, pero en cualquier caso, el anuncio de estas es parte de una narrativa oficial que tiene, por lo menos, tres puntos controversiales

Primer punto controversial: innecesaria contraposición ideologizada entre la empresa estatal y las PYMES

La incorporación legal de un nuevo actor económico como las PYMES, que se supone mejore la integración del tejido empresarial del país, necesita una narrativa con tono positivo; no obstante, eso se dificulta cuando la preponderancia de la gran empresa (todas estatales o con inversión extranjera) no se afirma a partir de los parámetros reales bajo los que operan esas entidades.

De una parte, deben considerarse las ventajas asociadas a la gran escala: alta productividad, mejor tecnología, acceso a créditos, apoyo estatal, etc., que, en teoría, asegurarían que las grandes empresas estatales se robasen la arrancada en un escenario interno de competencia económica.

De la otra, habría que apreciar los problemas reales que tienen las empresas estatales, notablemente la situación de irrentabilidad de un grupo de ellas, así como el entorno de «restricciones presupuestarias blandas» (falta de «disciplina de mercado»), que tiende a deformar su función en la asignación eficiente de recursos a nivel de toda la economía.

Sin embargo, la argumentación sobre la conjeturada superioridad de la empresa estatal como «actor fundamental de la economía cubana», no suele afincarse en la evidencia, sino que frecuentemente se construye discursivamente a partir de la alegada compatibilidad de la empresa estatal con un sistema social superior, en el que las PYMES no parecerían encajar del todo bien, pero del cual entrarían a formar parte de manera transicional, como una especie de mal necesario.

Segundo punto controversial: la existencia de «similares condiciones» para los actores económicos

Aunque el objetivo de otorgar «condiciones similares» parecería un principio razonable, el no reconocimiento de las múltiples diferencias que existen entre diversas categorías de actores, al final conduce a la precariedad de algunos tipos de entidades. Esto afecta especialmente a las PYMES, precisamente porque tienen condiciones que no pueden ser equiparadas por decreto con las de otros actores económicos.

Lo que debería considerarse una premisa importante en un contexto con actores económicos diversos, no es la existencia de condiciones similares, sino la ausencia de tratamiento discriminatorio.

Cuentapropismo en su nueva etapa: ¿llegará a más?

Muchas PYMES, sobre todo en el segmento de las microempresas, tienden a ocupar la zona de supervivencia del tejido empresarial, son muy frágiles y sus desventajas no pueden ser superadas mediante los procesos que tienen lugar en segmentos empresariales de mayor escala.

Como las PYMES proveen ingresos y empleos, el interés nacional exige reconocer sus desventajas para poder otorgarles un tratamiento diferenciado, porque son incapaces de funcionar en condiciones similares a las de otras empresas. Lo que debe garantizarse es que no sean discriminadas, por ejemplo, que no se les impida la posibilidad de hacer comercio exterior directamente o de captar inversión extranjera por ellas mismas.

Tercer punto controversial: la forzada «escolta» de las PYMES estatales

 El criterio de la pequeña escala como criterio principal para formar categorías empresariales, puede acabar reduciendo la efectividad de las políticas públicas.

Las empresas pequeñas del sector estatal, incluyendo las micro-empresas, ciertamente comparten una serie de características técnico-productivas con otras pequeñas entidades, independientemente de la forma de propiedad o de gestión, sean privadas o cooperativas. Se conoce que la pequeña escala impone una serie de restricciones en términos de productividad, de costos y de utilización de la tecnología. Esas restricciones no funcionan igual para todas las actividades, pero es una condición bastante generalizada.

Sin embargo, como entidades sociales, una pequeña empresa estatal y una PYME privada son actores muy diferentes, y eso tiene un importante impacto en su función económica y en su gestión. Una pequeña empresa estatal es esencialmente parte de la gestión de la propiedad pública y, en particular, se inscribe en una agenda de descentralización del poder estatal.

Por su parte, una PYME privada es esencialmente parte de una agenda de transformación del componente empresarial del poder público, específicamente de su evolución hacia un modelo empresarial mixto, en el que, a lo estatal, el capital extranjero y lo cooperativo, se agregaría la empresa privada nacional en una escala tal que probablemente pudiera conducir a las PYMES a superar, en cuanto al número de entidades, el total combinado de las demás unidades empresariales del país.

Dos caras de una moneda

El efecto de un enfoque ideologizado sobre las PYMES pudiera hacer perder de vista que el fortalecimiento de la empresa estatal y la expansión de la empresa privada nacional son dos caras de una moneda.

En condiciones de una baja tasa de inversión crónica, como sucede en Cuba, el camino del incremento de la productividad de la empresa estatal pasa por reducir la fuerza laboral excedente y esta debe ser absorbida por el sector privado.

Democracia y economía: el real sentido de las prioridades

En principio, el proceso de establecimiento de PYMES en Cuba debería tener tres componentes principales:

  • La(s) figura(s) jurídica(s) aplicable(s), un asunto sobre el cual no se ha observado mucha discusión pública y que sería necesario definir desde el inicio, al menos parcialmente, para poder poner en marcha el proceso. ¿Cuáles serían los sujetos de derecho mercantil aplicables a una PYME?, ¿Se limitaría a empresas unipersonales o también se incluirían sociedades anónimas?
  • Las normas básicas de funcionamiento que permitirían legalizar y poner en marcha de manera acelerada las PYMES en ciernes que ya existen en el marco del TCP, ofreciendo simultáneamente la oportunidad para el registro legal de nuevos negocios. Las normas jurídicas deben cubrir un campo relativamente amplio de las condiciones de operación de las empresas privadas, lo que incluiría derechos relativos a la propiedad privada, regulación de procesos de formación, fusión, asociación, y quiebra, entre otros.
  • La adopción de mecanismos de apoyo, quizás en una segunda fase en la que se hubiese alcanzado una «masa crítica» inicial de PYMES. Este es un punto crucial, porque la característica común de las leyes sobre PYMES es que estas son básicamente leyes para otorgarles un tratamiento preferencial, precisamente porque son entidades relativamente frágiles que cumplen funciones importantes en términos de empleo nacional y de «conexión» del tejido económico.
Resumiendo

El anuncio es positivo porque pudiera iniciar una nueva etapa de la reforma económica, con una relevancia probablemente mayor que la que parece concedérsele ahora, quizás porque aún no se dispone de información suficiente para valorar en qué grado una visión pragmática pudiera imponerse al enfoque ideologizado que hasta el momento ha predominado en cuanto a las diversas modalidades empresariales.

Desde hace rato debería haberse colocado en Cuba el acento en las PYMES para poder elevar el techo promedio de la productividad nacional en el corto plazo.

Si de algo sirven las lecciones de otras experiencias, conviene entender que la legalización de PYMES es apenas un primer paso y que, incluso en condiciones en que estas sean numerosas y dinámicas, si no se les apoya de manera desprejuiciada pudieran seguir siendo las hijas de nadie en el marco de la reforma.

3 junio 2021 26 comentarios 4.000 vistas
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Carne de res

Carne de res y hemoglobina nacional

por Alejandro Muñoz Mustelier 29 mayo 2021
escrito por Alejandro Muñoz Mustelier

Es de esperar que los grandes acontecimientos estén matizados con frases de trascendencia y vuelo poético. No obstante, teniendo en cuenta la semiótica e imaginería creada alrededor del tema durante décadas, el titular de Cubadebate fue muy objetivo: «Gaceta Oficial publica resolución que autoriza comercialización de carne bovina, leche y derivados». Vale para el caso hacer una paráfrasis: esta es una pequeña resolución para un ministerio, pero un gran salto para la hemoglobina nacional.

Los andares históricos de la carne de res

A mediados del siglo XVI, la economía colonial en Cuba era un fracaso. El agotamiento del oro –escaso por demás desde un inicio-, el fin del sistema de encomiendas, la extinción/asimilación de los nativos y la fuga de muchos españoles hacía la Península o al recién creado virreinato de Nueva España, hacía que la población estuviera en torno a las 3000 personas.

Con esa ínfima cantidad de habitantes era difícil desarrollar cualquier actividad económica compleja. En tal precariedad está quizás el germen de lo que con los siglos se convertiría en tradición nacional: las crisis económicas. No obstante, en aquel lejano momento, la salvación llegó a través de lo que hoy podría parecernos una ironía histórica: la ganadería.

Utopía bovina

Desde los primeros años de la colonización se introdujeron en Cuba diferentes tipos de animales, con diversos objetivos. Los cerdos y las reses se adaptaron con facilidad al clima, y comieron y rumiaron con placer la inmaculada flora del interior de la Isla. La ausencia de cercados eficientes hizo que parte de esa masa ganadera se escapara a los bosques. La escasez de personas y la inexistencia de depredadores contribuyeron a que, para 1540, hubiera la cantidad de –¡pausa dramática!– diez mil cabezas de ganado. Correspondería según los censos a más de tres reses por persona.

Para esas fechas aumentó la demanda europea de productos derivados de estos animales, sobre todo cuero. Créase o no, esos factores hicieron que la ganadería vacuna se convirtiera en la principal actividad económica del país. En competencia con el comercio oficial español, estaba el mercado negro –otra de nuestras más antiguas tradiciones–, llamado contrabando o comercio de rescate. La mismísima palabra bucanero tiene allá su origen: deriva del aruaco moukem –ahumado– y nombraba a los traficantes de carne y cuero.

La apropiación de tierras para ganado creó verdaderos latifundios. El espacio dispuesto para la cría se denominó hato y tenía una extensión media de 22 000 hectáreas. Eran de forma circular, por lo que entre uno y otro quedaban espacios sin asignar llamados realengos, tomados por las clases bajas.

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Ganadería antes de 1959 (Foto: Pinterest)

La estructura clasista sobre esa base y los latifundios ganaderos continuaron existiendo durante siglos. Para la década de 1950 había alrededor de seis millones de cabezas de ganado en una población de siete millones de personas. Esta industria era, junto con la azucarera y la frutícola, ejemplo de injusticia social, latrocinio de tierras y compraventa de autoridades. Haría falta una revolución que redistribuyera los bienes y continuara –al menos por un tiempo–con la exitosa producción ganadera.

La carne en la Revolución

El Gobierno Revolucionario identificó tempranamente la actividad como prioritaria. Los precios de la carne roja eran altos en el mercado internacional, así como los de otros derivados del ganado vacuno. Las reformas agrarias nacionalizaron las tierras dedicadas al pastoreo y se comenzó un proceso que desarrollaría la industria, con la creación de institutos especializados y centros de investigación genética.

El propósito era convertir la ganadería extensiva en intensiva a través de la alimentación, la genética y la infraestructura. Con la importación de 35 000 novillas de raza Holstein de Canadá, sementales y semen congelado, las hembras con característica lecheras aumentaron del 12% en 1966, al 54% en el 1971. En 1990 había casi cinco millones de cabezas de ganado.

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Raza Mambí (3/4 Holstein – ¼ Cebú)

No obstante el salto tecnológico y las intenciones gubernamentales de producir leche y carne como lo haría cualquier país industrializado, los proyectos no salieron todo lo bien que se esperaba. Las nuevas creaciones genéticas cubano-canadienses exigían condiciones climáticas distintas y mejor alimentación, por ello se debió importar materias primas para producir pienso.

El modelo ganadero pasó a depender de recursos externos. Los acuerdos con el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), que requerían de Cuba productos cuya calidad sólo es óptima en el trópico -a saber, azúcar y cítricos- hicieron que la atención se pusiera en esas áreas. Insertados en el CAME, importar carne no resultaba caro para el país –aun recordamos el término carne rusa, usado todavía como referencia a la carne enlatada–. El esfuerzo de la Isla se centró en satisfacer el único mercado disponible: el soviético.

Tras la desaparición del CAME y del bloque socialista europeo era imposible entonces mantener la infraestructura industrial, la alimentación animal y, por ello, la masa ganadera. Inmediatamente se manifestaron las consecuencias de uno de los errores –también tradicionales- de la administración del sector: atarse de principio a fin a lo externo.

Para colmo, la idea generalizada de que es fértil el suelo nacional resulta ser parcialmente falsa: la salinización y degradación ha sido y es uno de los principales problemas medioambientales del país. Bajo estas condiciones, y teniendo en cuenta que en las zonas tropicales las temperaturas están cerca de la máxima tolerable para los cultivos, a lo que se suman las cada vez más frecuentes sequías, es difícil reanimar una industria que lo es solo de nombre, pues se parece más a una manufactura.

La protección del ganado vacuno ha sido casi una especie de obsesión gubernamental y se dictaron severas leyes para castigar a aquellos que dispusieran de él por su cuenta. Quienes vivieron los años noventa recordarán las condenas a los nuevos bucaneros, muchos de los cuales todavía están cumpliendo prisión por hurto y sacrificio de ganado mayor, o venta, receptación y tráfico de carne de res. En eso tanta culpa tiene el que mata la vaca.

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La vaca Ubre Blanca rompió marcas de producción de leche

No obstante las medidas punitivas, nunca se promulgaron otras de estímulo, basadas en el interés del productor y liberándolo de cargas legales que han hecho a muchos campesinos considerar que tener vacas es una candela. Ellos son los responsables –básicamente guardaespaldas– de la salud y el bienestar de un animal objetivo de matarifes y por cuya carne se pagan ingentes sumas de dinero en el mercado negro.

La novedad

Para sorpresa de todos, el 5 de mayo pasado la noticia fue la legalización de la venta de carne de res, según la Resolución 139 del 2021 del Ministerio de Agricultura. La medida deja claro quién y cómo vende, y la economía establecerá quién y cuándo compra. Es una normativa lógica que puede arrojar a mediano plazo resultados positivos, ya que una vez satisfechos los contratos, el productor podrá disponer del resto para la venta en CUP o MLC. También, propicia la producción tanto de carne como de leche, y se reducen los impuestos y el costo de la electricidad.

La nueva regulación describe cómo debe ser el proceso de sacrificio. Los mataderos de urgencia –curioso nombre– de las empresa pecuarias, las plantas cárnicas, los mataderos del Grupo Empresarial AZCUBA, la Unión Agropecuaria Militar –no podía faltar–, y el grupo empresarial de la Industria Alimentaria, entre otros, son los escenarios donde los productores, finalmente y bajo la atenta mirada estatal, podrán disponer de los animales que tanto trabajo y esfuerzo les cuesta criar.

La venta de la carne puede realizarse ahí mismo, en los mataderos –a otras entidades o personas jurídicas, supongo–, y además, en redes especializadas dispuestas por gobiernos municipales, entidades del turismo, tiendas y mercados en MLC y la Zona de Desarrollo del Mariel, estos últimos, los más tentadores para los productores.

Aun con todo lo positivo que tiene esta novedad -practica asentada, antigua y común en cualquier lugar allende los mares– es insuficiente, pues la carne que quede luego de cumplir los contratos con el Estado irá a parar irremediablemente al mercado en MLC. Además, las medidas siguen tendiendo al Estado como el gran hermano que vigila y coarta. Tampoco existen medios e infraestructura para potenciar la producción. Sin embargo, es un pequeño paso inicial para romper la inercia que impide resolver la crisis ganadera.

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La medida propicia la producción tanto de carne como de leche

Más allá del bombo y platillo con que fueron recibidas, estas medidas, además de necesarias, son básicas. Entonces, ¿por qué la demora, sobre todo teniendo en cuenta que llevan casi dos décadas engavetadas?

En 2004 ya existía un programa de «Formación en Economía para Altos Funcionarios del Gobierno de Cuba», financiado por la Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo Internacional, en colaboración con la Universidad de Uruguay y el Instituto Nacional de Investigaciones Económicas de Cuba, centrado en el tema de la ganadería. En él se plantearon alternativas para el desarrollo de ese sector, he aquí algunas:

– Asignar capacidad de compra a los ganaderos de acuerdo al volumen de leche entregada.

– A partir de una cuota inicial fijada históricamente para cada productor, pagar la leche adicional entregada a acopio a precios equivalentes a los de oferta y demanda.

– Establecer un rango de diferenciación en la escala de precios acorde a normas de calidad a establecer por la industria procesadora.

– Fijar un impuesto sobre las tierras ganaderas que estimule la plena utilización de este recurso.

– Eliminar de forma gradual y controlada las prohibiciones que limitan la capacidad de decisión de los productores en relación al manejo del rebaño.

Básicamente proponen lo mismo que dieciocho años después, en medio de una verdadera crisis nacional y global, se acaba de legalizar. Sea la aprobación del trabajo por cuenta propia, las MiPyMes, o la unificación monetaria, existe una tendencia gubernamental a la procrastinación obstinada e infantil, a no hacer la tarea hasta que el padre se quite el cinto, a esperar a tener el agua al cuello. La Resolución 139 del 2021 es una bocanada de aire para los ganaderos cubanos y un soplo de esperanza para la hemoglobina nacional.  

29 mayo 2021 22 comentarios 2.851 vistas
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Lineamientos

Los Lineamientos ignotos del VIII Congreso

por Mario Valdés Navia 25 mayo 2021
escrito por Mario Valdés Navia

En cualquier reunión que se convoque, son determinantes dos elementos: la pertinencia/representatitividad de los asistentes y los acuerdos que se adopten según la agenda pactada. Lo que ocurra en su transcurso —opiniones, debates, escarceos, votaciones…— no tiene mayor significación si no se plasma en compromisos. Cuando se trata del congreso de un partido gobernante, la trascendencia de sus acuerdos se magnifica por cuánto influirán en la vida de los ciudadanos del país.

El VIII Congreso del PCC, además de la esperada renovación de la generación histórica por la llamada de la continuidad, adoptó cinco acuerdos/resoluciones, todas por unanimidad. Versaron sobre: aprobación del Informe Central; actualización de la Conceptualización; estado de la implementación de los Lineamientos y su actualización para el período 2021-2026; funcionamiento del partido, actividad ideológica y vinculación con las masas; política de cuadros y papel del partido para alcanzar resultados superiores.

Como puede apreciarse, el primero y los dos últimos competen a problemas internos de la organización y a su visión de sí. Solo el tercero y el cuarto  giraban en torno a los derroteros por los que el partido único piensa guiar a la mayoría no militante del pueblo en pos de la solución de sus numerosos problemas. Sin embargo, a un mes de clausurado el evento, los textos sustancialmente modificados de esos documentos rectores de la vida nacional (Conceptualización, Lineamientos) son aún desconocidos por los comunes.

Insuficiencias e interrogantes del VIII Congreso

En el caso de los Lineamientos, se brindó una escueta información estadística de que: «el 30% fueron implementados, el 40% se encuentra en implementación y el 30% restante en etapa de propuesta y aprobación»; y de que en la nueva redacción: de 274 anteriores, mantuvieron 17, modificaron 165, suprimieron 92 y adicionaron 19, para un total de 201. No se ha divulgado cuáles se modificaron, suprimieron y adicionaron.

También se informó que en el debate de los Lineamientos los delegados hicieron 157 planteamientos, pero no se conoce en que consistían, cuáles fueron los puntos discutidos ni los cumplidos, incumplidos y pendientes. Quedan muchas interrogantes a dilucidar: ¿por qué se eliminó la tercera parte de un texto súper analizado y consensuado que era como La Biblia de la Actualización? ¿Es que ya esos lineamientos se dieron por cumplidos y quedaban obsoletos? ¿Qué modificaciones se hicieron al 60%? ¿Fue en la forma, o en el contenido? ¿Cuáles se introdujeron y por qué?

Solo se divulgaron dos nuevos lineamientos: «Avanzar en el estudio de las criptomonedas en las actuales condiciones de la economía» y «Estimular las comunidades agrarias y de montaña». Sobre el primero, es patético que se plantee estudiar algo que en el 2021 ya es parte indisoluble de la economía mundial y que en Cuba gana adeptos cada día.

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El bitcoin es una de las criptomonedas más populares entre los cubanos

Cientos de miles de cubanos y cubanas poseen criptomonedas, hacen holding y trading con ellas, compran y venden en la economía sumergida, participan en plataformas de inversión —solo en Trust Investing eran 234.000 a fines de abril, la mayor cantidad a nivel mundial— y el MINTUR les permite reservar hoteles con ellas. Este fenómeno merece mucho más que el verbo estudiar; lo pertinente sería: introducir, aplicar, aprovechar, reglamentar, etc. 

El otro nuevo lineamiento parece un sueño en un entorno afectado durante años por el desmantelamiento de la agroindustria azucarera y la disminución de inversiones en el campo y su industria transformadora; a lo que se añade el cierre de las utilísimas facultades de montaña, que tanto contribuyeron a la difusión de la ciencia y la tecnología en macizos montañosos y zonas especiales, como la Ciénaga de Zapata. El lineamiento debería enfocarse al cómo y con qué se pretende resolver esta problemática.

La Resolución del VIII Congreso anuncia sucintamente que en los desconocidos Lineamientos se prioriza: «Fortalecer la gestión de los actores económicos, en especial la empresa estatal socialista como sujeto principal de la economía». No es en un papel escrito, sino en la competencia con los demás sectores económicos —privado, cooperativo, inversión extranjera y mixta—, donde el sistema empresarial estatal tiene que demostrar que es «la forma de gestión dominante en la economía».

8vo Congreso del PCC: notas de un Diario

La broma pesada, divisa del súper monopolio ETECSA: «¡Gracias por elegirnos!», ha de ceder paso a un mercado de bienes y servicios más libre y competitivo, en el que cada sector despliegue su potencial en las áreas donde sea idóneo.

También se afirma que se trabajará por «Avanzar en la solución de los problemas estructurales de la economía» y «Seguir priorizando el desarrollo y la aplicación de la ciencia, la tecnología y la innovación en todas las esferas de la sociedad, en particular en las actividades productivas», lo cual sería un logro extraordinario. Para ello, primero debería modificarse sustancialmente el fondo nacional de inversiones, ya que en el año 2020, mientras en la actividad inmobiliaria, servicios empresariales y de alquiler se gastaron 4138 millones de pesos, apenas se dedicaron 538 al agro, 180.4 a la industria azucarera y un insuficiente 57.3 a ciencia y técnica. 

Los Lineamientos encaminados a «Consolidar la implantación de la Tarea Ordenamiento con los ajustes requeridos, en interés de alcanzar su objetivo estratégico, una mayor utilización de los instrumentos financieros en la conducción de la economía y avanzar en el logro de los equilibrios macro-económicos fundamentales», no serían socialistas si no se vincularan con el de: «Continuar el desarrollo de la justicia social en las nuevas condiciones».

El alma de la Revolución

El resultado de las políticas económicas se determina, no por bellas tesis plasmadas en  documentos elaborados por los que saben; sino por la medición de impactos a través de variables económico-sociales confiables: incremento de la natalidad, reducción de la pobreza, ampliación del mercado interno en pesos, descenso de la emigración, etc.

Con el engavetamiento de las nuevas variantes de la Conceptualización y los Lineamientos, pareciera que se ha confiado a los mecanismos de la «Tarea Ordenamiento» el papel de varita mágica, capaz de prender la mecha de una explosión de soluciones a los problemas acumulados.

La expectativa puesta en el VIII Congreso como acelerador de las necesarias reformas, tantas veces pospuestas, se frustra con la ausencia de acuerdos que apunten al relanzamiento de las transformaciones, al tiempo que se demora inexplicablemente la publicación de las nuevas variantes de documentos cardinales, esos que alguna vez nos hicieron suponer luz al final del túnel.

25 mayo 2021 15 comentarios 2.981 vistas
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Educación - cuba

Educación: nuevo contenido

por Alejandro Muñoz Mustelier 10 mayo 2021
escrito por Alejandro Muñoz Mustelier

De todas las instituciones de un país son quizás las de educación las más propensas a favorecer la propagación del virus. Esto se debe sobre todo a la naturaleza de sus actividades –siempre gregarias– y a las características de sus integrantes –niños y jóvenes con mayores necesidades de socialización y menor percepción del riesgo que los adultos.

Por esa razón la mayoría de los gobiernos, ante el incremento de casos de Covid-19, como una de las primeras medidas suspendieron las actividades educativas de forma presencial e implementaron alternativas –algunas más funcionales que otras– para la continuidad del proceso docente.

No obstante, la pandemia ha sido una de las mejores fuentes de aprendizaje: ha dado lecciones de forma contundente. Quizás la más importante, esa que va a examen, es la de demostrar la profunda desigualdad de la sociedad en todas sus aristas, entre ellas, la del acceso a la educación. Esta no es una revelación, ya lo sabíamos, en términos educativos podría decirse que es una ejercitación, una clase práctica.

Tenemos en el continente varias realidades: estudiantes recibiendo clases online, por radio o televisión. Otros contratando servicios privados de educación a distancia. Algunos que ya no son más estudiantes, pues la escuela era la única frontera que los separaba del trabajo.

Ante este mosaico, ¿cuál es la opción menos desfavorable –porque favorable no hay ninguna– para salir de la crisis educativa global y a qué estrategia se ha adscrito Cuba?

Los maestros y los años que el ordenamiento no paga

Educación en Latinoamérica

Diversos expertos en pedagogía y ciencias de la educación en América Latina han propuesto descomprimir las tareas y materias del sistema educativo para centrarse en el bienestar de los niños y jóvenes y lograr una instrucción elemental.

También sugieren promover automáticamente a todos los estudiantes a los grados superiores. Los motivos son comprensibles, ya que muchos de los sistemas educativos de la región se caracterizan por su desigualdad en cuanto a las posibilidades de acceso y calidad de la educación. La promoción automática al próximo nivel escolar, según la opinión de estos expertos, reduciría la brecha entre clases sociales opuestas en este contexto.

Si bien ni esta ni ninguna medida pondría jamás en el mismo plano de posibilidades a todos los estudiantes, al menos evitaría el enfrentamiento a exámenes en los cuales, es sabido, algunos tendrían una amplia ventaja al haber podido acceder a las formas más interactivas del proceso docente, como lo son las clases a distancia usando las redes y softwares que permiten que el profesor intercambie y evalúe en una cuasi realidad presencial.

Por otra parte, los estudiantes de áreas rurales, cuyo acceso a la educación no pocas veces consiste en audio-clases transmitidas por radio, no obtendrían siquiera la mitad del conocimiento en un mundo donde la información cada vez es más visual e interactiva. Promocionar a todos al próximo nivel pareciera ser una solución destinada a homologar a cualquier tipo de alumno y mantener sólo las desventajas de raíz, sin agregar nuevas por causa de la pandemia.

No obstante, la promoción masiva a ultranza también tendría consecuencias negativas a mediano y largo plazo en niveles como los primeros años de la educación primaria y algunas carreras universitarias cuyos contenidos por su naturaleza ya son numerosos, se estudian a contra reloj y son imprescindibles para la adquisición de nuevos saberes.

Son los niños los más sensibles a sufrir daños irreparables en su formación. En Bolivia, por ejemplo, se han dado casos de infantes de zona rurales que no aprendieron a leer ni a escribir durante este período debido al poco o inexistente acceso a internet. Aun así, fueron promocionados al nivel siguiente, o sea, empezarán el próximo curso escolar a estudiar nuevos contenidos que no podrán leer.

Educación - Bolivia

La educación durante la pandemia se ha convertido en un desafío en Bolivia por las carencias y contrastes del modelo a distancia (Gabriel Romano / EFE)

Según Claudia Uribe, directora de Educación para América Latina de la UNESCO, el continente se enfrenta a una catástrofe generacional.  

Estrategias para reducir la desigualdad en el acceso a la educación

La contraparte de esta estrategia del promocionismo es reiniciar completamente el curso escolar. Así se «hace desaparecer» lo ocurrido en momentos de aislamiento y cuarentena y cuando la situación epidemiológica lo permita, comenzar de cero.

Entre los países que han adoptado esta vía se encuentra Kenia. Allí se han suspendido completamente todo tipo de actividades docentes y se reiniciarán los programas de estudio cuando sea posible la vuelta a las aulas. Tiene el mismo fin que la promoción automática: reducir la brecha en el acceso a la educación acentuada por la pandemia.

Esta parece ser una medida contraproducente que no reducirá brecha alguna, sino que logrará que las desigualdades se amplíen como nunca antes. El apagón educacional deja sin cobertura a todos los estudiantes por igual, pero queda la autogestión educativa, la contratación de profesores particulares y los cursos online para aquellos que puedan costeárselos.

De igual forma, se crea una brecha con respecto a los estudiantes en desventaja económica y geográfica, a quienes la suspensión del proceso docente afectará no sólo desde el punto de vista de la instrucción, sino desde el formativo –hay que tener en cuenta que la formación y no solo la instrucción es uno de los objetivos fundamentales de la escuela.

Expertos de la OMS y la UNICEF alertan que las consecuencias a corto, mediano y largo plazo serán desastrosas y se traducirán en el incremento exponencial de embarazos en edades tempranas, violencia doméstica, aumento del trabajo infantil y una irreparable asimetría entre las clases sociales opuestas en la competencia por carreras y puestos de trabajo.   

 La educación durante la pandemia en Cuba

En la Isla los estudiantes de cualquier estrato social van a los mismos centros educativos, sufren las mismas fallas y gozan los mismos aciertos de un sistema educacional inclusivo, universal y gratuito, pero envejecido y desfasado. Las brechas en la educación cubana tienen que ver con las ventajas y desventajas económicas y la estructura del núcleo familiar.

La educación cubana y sus retos

En Cuba ni promocionismo, ni reinicio. El país no se ha adscrito a ninguna de estas estrategias, sino que ha reacomodado los programas de estudio y los currículos para impartir los contenidos esenciales y examinar a los estudiantes para pasarlos al próximo nivel.

Muchos opinan que esta es otra forma de promocionismo, escondida tras unos exámenes permisivos y simbólicos. Quizás tales opiniones se deban a la tradición de promocionar a troche y moche para cumplir objetivos políticos y estadísticos, y así estar dentro de los estándares educacionales del mundo y en las primeras posiciones dentro de los países en vías de desarrollo.

Otras opiniones, por el contrario, se refieren a que es injusto examinar a estudiantes que no han tenido una formación competa o eficiente, expuestos a los devaneos de la cuarentena y a la intermitencia escolar.

La ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez, explicó a la Agencia Cubana de Noticias que las decisiones en cuanto a la aplicación de evaluaciones no afectarán a los estudiantes. Dijo que se dedicarían varias semanas a impartir de forma presencial los contenidos esenciales para el cumplimiento de los objetivos de cada grado. Destacó que en Cuba no se repetirá el curso escolar, incluso si los estudiantes, por lógicos problemas de calendario y acumulación de contenidos en la etapa de cuarentena, no logran vencerlos.

En cualquier caso, aseguró que se respetarán las vacaciones de verano y se continuará en septiembre hasta que realmente haya la certeza de que los estudiantes dominan los contenidos, siguiendo los procesos didácticos vigentes: presentación del contenido, sistematización, profundización y consolidación.

A pesar de que siempre es un problema para los especialistas y pedagogos reajustar los programas, el sistema nacional de educación a fuerza de costumbre –históricas campañas económicas y agrícolas, eventos políticos masivos y huracanes–, está facultado para adaptar el currículo y llevarlo a casi cualquier realidad. En marzo de 2020, cuando se suspendió la presencialidad, ya se había impartido más del setenta por ciento de las clases, lo cual es un atenuante porque el contenido a examinar no será masivo.

Las clases y el éxito de la educación

Según expertos de la UNESCO, las clases televisivas son una excelente opción para sustituir la presencialidad. Esta ha sido la variante escogida por las autoridades del Ministerio de Educación por ser la que puede aplicarse masivamente.

Educación y autoritarismo

Señalan los mismos expertos que las clases televisadas sólo son funcionales si van acompañadas de material impreso, tutorías por teléfono o algún otro tipo de seguimiento a los alumnos. Plantean que el modelo ideal es el híbrido, en el que se combinan las clases televisadas, los recursos online y los contenidos impresos.

La ventaja en la Isla para aplicar este modelo es que los estudiantes cuentan con el material impreso: libros de texto, cuadernos de ejercicios y complementarios. También se cuenta con la gran experiencia que existe en cuanto a las clases televisadas, que incluso en un momento llegaron –erróneamente– a relegar a un segundo plano a las tradicionales.

Las debilidades radican en el acceso a los recursos online. Estos existen y tienen buena calidad –ahí está la plataforma Cubaeduca, por ejemplo–, pero no debe desestimarse el obstáculo del alto costo del internet. Aunque esta plataforma se encuentra en el dominio nacional .cu, lo cual abarata la conectividad, el precio de las terminales electrónicas como teléfonos o tabletas –ahora en MLC– no puede ser pagado por todos.

No obstante, para suplir esta falta de acceso de miles de estudiantes a los recursos online, las iniciativas comunitarias, grupales y personales han sido una buena solución: compartir los materiales descargados y usar la telefonía fija como forma de seguimiento al proceso de enseñanza/aprendizaje. El modelo híbrido ha demostrado su funcionalidad en muchas naciones, pero no depende solamente de estrategias didácticas y medios de difusión.

La efectividad de la educación depende del triángulo Hogar/Escuela/Sociedad. Eliminada la variable sociedad por razones obvias y minimizada la escuela a las clases a distancia, es el papel de la familia el definitorio si tenemos en cuenta que los tutores de los alumnos comienzan a desempeñarse como profesores, evidentemente, sin formación para esta tarea que no es simple.

La dimensión digital

Muchos padres cubanos sobre todo de alumnos de los primeros años de primaria han manifestado que no están preparados para asumir el proceso de enseñanza. Las posibilidades de la educación a distancia varían entonces de hogar a hogar y dependen de variables como la estructura familiar y las condiciones inmobiliarias. Ninguna de estas pueden ser objeto de alarde nacional, son quizás de las más afectadas en la Isla.

El estado habitacional en el país presenta condiciones críticas con más de 45 mil familias en albergues, para un total de 130 mil personas, 44 mil solo en La Habana. El número de familias desestructuradas también es alto, así como el estrés y las tensiones de índole económicos acentuados por la pandemia. En estos entornos, incluso en condiciones normales, es más difícil para un niño o un joven vencer los contenidos o sentirse motivados hacia estos. En el período de aislamiento social sus desventajas crecen exponencialmente.

Es por eso que si bien las estrategias del Ministerio de Educación han ido encaminadas hacia la homologación de las posibilidades para todos, no se han tenido en cuenta las variables mencionadas y por las cuales también existe una especie de brecha entre estudiantes. Pero esto tampoco es contenido nuevo, es una ejercitación, una clase práctica, la aplicación en el terreno extremo de la pandemia de lo que ha caracterizado a la educación cubana en las últimas décadas.

Si bien existe una igualdad constitucional, asumida e impresa en el ideario nacional, la realidad demuestra que las posibilidades de éxito de los estudiantes –y por ello su futuro– no dependen del sistema educativo solamente, sino de toda la superestructura económico-social que lo rodea. Esa estructura es cada día más diversa en una sociedad que apenas se está preparando para asumir sus diferencias: he ahí el nuevo contenido que tendrán que aprender las instituciones educativas.

10 mayo 2021 6 comentarios 2.546 vistas
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congreso

Insuficiencias e interrogantes del VIII Congreso

por Domingo Amuchastegui 30 abril 2021
escrito por Domingo Amuchastegui

El VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) se celebró entre el 16 y 19 de abril en La Habana. Comienzo por anotar dos características mediáticas que dominaron la escena: los informes en la prensa oficial se caracterizaron por su brevedad y escasa información, con excepción del Informe Central presentado por el secretario general saliente; y la no cobertura televisiva del trabajo y debates en las tres comisiones y las sesiones, hasta la formalidad de la clausura.

Este congreso estuvo precedido por varias semanas en que la prensa oficial resaltó una considerable reducción en las escalas de los precios de productos e insumos, que se anunciaron a comienzos de año como parte del llamado Ordenamiento. También se comunicó la destitución del ministro de agricultura, sin razones especificadas. A los ojos de muchos, esta acción lo señalaba como cabeza de turco o chivo expiatorio por la tremenda crisis alimentaria que data de años. Lo curioso es que lo sustituye su viceministro primero o mano derecha, que sería tan responsable de esta crisis como él.

Tanto en el trabajo de las comisiones como en algunos puntos planteados por el primer ministro Manuel Marrero, y que se repiten en el Informe Central, destacan un conjunto de enunciados y formulaciones notablemente abstractas, sin especificaciones, soluciones o propuestas concretas, por ejemplo: actualización, conceptualización, desarrollo sostenible, potenciar, contexto complejo, y otros que no se traducen en medidas o proyectos. Tal léxico viene repitiéndose desde hace años, junto con la antiquísima frase: «Todo lo que nos queda por hacer».

Por otro lado, brillaron por su ausencia informaciones, explicaciones, criterios y proyectos que abordaran problemas capitales, como el estancamiento total de las industrias azucarera y niquelífera, el aumento de la deuda externa y otros que reclaman soluciones prioritarias.

Congreso del PCC

Raúl Castro da lectura al Informe Central al VIII Congreso del PCC (Foto: Estudios Revolución)

Raúl Castro en su informe caracterizó la actual crisis alimentaria como un «asunto de seguridad nacional» —caracterización dramática en la que coinciden todos en Cuba—, y se refirió a treinta medidas prioritarias en este campo y a doscientos lineamientos (diseñados en el 2006, corregidos más tarde con apenas un 20% de ejecución y de los que hoy solo un 30% se ha puesto en práctica). Sin embargo, no precisó cuáles son y el orden en que se aplicarán para reestructurar el probadamente inoperante modelo económico.

También se reconoce —otra vez sin detalles de tipo alguno— que el llamado Ordenamiento anunciado el pasado mes de enero ha presentado «errores» y generado «insatisfacciones». Adjetivo este muy distante de las reales tensiones sociales acumuladas.

Se admite asimismo que el Ordenamiento ha desatado precios excesivos y provocado con ello «una afectación del poder adquisitivo de una parte de la población». La frase: de una parte de la población, es un eufemismo rampante y se añade a las formulaciones evasivas presentes en las argumentaciones previamente apuntadas de Raúl Castro y Manuel Marrero.

La crisis alimentaria —en opinión de muchos economistas y especialistas de la Isla— debería ser enfrentada con profundas transformaciones, empezando por la eliminación del mecanismo de Acopio, restituyendo la plena independencia de diferentes formas cooperativas que permitan poner fin al abrumador control burocrático e injerencia del Estado y restableciendo mecanismos que propicien la libre comercialización en las relaciones monetario-mercantiles del campo con la ciudad. Como apunta en un reciente trabajo el especialista David Pajón: «El apetito monopolizador (del Estado y sus instituciones) nubla las visión de las autoridades».

El alma de la Revolución

Estos puntos estuvieron ausentes de la agenda del congreso, que insistió en medidas de escasa o ninguna relevancia. En un análisis, el reconocido economista especializado en temas agrarios Armando Nova, utiliza una cita del especialista Juan José León que demuestra con creces la afirmación de Pajón. Según León:

«Posiblemente, el movimiento cooperativo cubano sea el único en el mundo rectorado por empresas estatales y un ministerio sea juez y parte, sin tener posibilidades de desarrollarse hacia formas superiores de cooperativas. Se deroga la Ley 95 que desde el 2019 recortaba la autonomía de las CPA (Cooperativas de Producción Agropecuaria) y las CCS (Cooperativas de Crédito y Servicios) por la Ley 335 y 395 en las que prima el carácter centralizador».

Similar tendencia se revela en el abordaje en torno al fomento acelerado de las MPYMES, o su crecimiento muy limitado y regulado. En tal sentido se subrayó nuevamente la fórmula de «complemento de la economía estatal», que no se empleaba desde hacía bastante tiempo.

Cuando el congreso se refiere a este neurálgico tema, evade concretar los cambios, acciones y plazos que habrán de superar o —por el contrario—, agudizar tales distorsiones, señaladas por economistas y especialistas de reconocido prestigio profesional. Con razón, y no menos preocupación, el economista Juan Triana alerta: «Ya nos tardamos demasiado, no hay tiempo para el largo plazo».

En una entrevista, otro conocido economista cubano, Omar Everleny, destacaba la «Necesidad que tiene este Gobierno de introducir con más fuerza el mercado» hacia un modelo de socialismo al estilo —salvando las diferencias— Doi Moi (Renovación) de los vietnamitas, y concluía enfatizando que hoy, a diferencia de décadas pasadas, el dilema es «Apertura o Muerte».

Bloqueo norteamericano y reforma económica en Cuba

El «relevo generacional», del cual se viene hablando desde el IV Congreso (1991), continúa muy distante de culminarse y evidencia señales contradictorias. Sin que viniera al caso, Raúl Castro —para sorpresa de muchos— rememoró en su informe que la promoción de dirigentes jóvenes a los más altos cargos a inicios de los noventa del siglo pasado (Carlos Lage, Roberto Robaina, Juan Carlos Robinson, Felipe Pérez y otros) resultó un gran fracaso, por lo que se hace obligado que los dirigentes pasen ahora de los cincuenta a los sesenta.

Dicho argumento no debió caer muy bien a las más jóvenes generaciones, de entre treinta y cincuenta años, pues en realidad el meollo del asunto no está en la edad, sino en el talento y la dedicación.

Examinando la nueva dirigencia, encontramos un Comité Central donde es posible advertir algunos ya no tan jóvenes, entre cuarenta y cincuenta años. Menos excepciones existen en el Secretariado y solo un caso, en sus cincuenta, en el Buró Político de catorce miembros (el recién nombrado Ministro del Interior, Lázaro Álvarez Casas).

En tanto, tres figuras de mucha importancia como Díaz-Canel, actual secretario general; Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores, y un actor clave en materia económica como el general de Brigada y presidente de GAESA, Luis Alberto Rodríguez López-Callejas; que en los noventa formaron parte de esa generación intermedia, hoy comienzan a transitar por los sesenta años. Y repito, esto no es cosa de edad, sino de talento y competencias.

No menos elocuentes son los cambios en la esfera de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), donde el ministro del ramo y los jefes de los tres ejércitos (Occidental, Central y Oriental) fueron reemplazados no por militares en sus cuarenta y cincuenta, como fue el caso de Álvarez Casas; sino por generales que pasan los  sesenta. El nuevo ministro, Álvaro López Miera, transita por los setenta y siete y desde sus catorce años ha gozado de la preferencia y el apoyo de Raúl Castro.

Congreso 2

Álvaro López Miera, nuevo ministro de las FAR (Foto: Granma)

Otras perspectivas alrededor del nuevo Comité Central son: a) Un considerable relevo de sus integrantes; b) Una mayor presencia femenina y de negros y mestizos; y c) En los perfiles profesionales sobresalen especialistas y dirigentes de la industria turística, tecnología de la información, biotecnología y salud.

Un par de observaciones adicionales respecto a la dirigencia: a) No se ha precisado hasta ahora quién, cuándo ni cómo habrá de sustituir como presidente a Díaz-Canel, y b) La figura de José Ramón Machado Ventura desaparecía de la escena partidista así como su cargo, que no aparece en el listado del Buró Político, sin embargo, cuarenta y ocho horas después de concluido el congreso, en una reunión del Partido en La Habana, se mencionaba, en una nota de prensa, la presencia de Machado Ventura en su cargo de segundo secretario. ¿Error del periodista? ¡En lo absoluto! Habrá que esperar para descifrar el verdadero significado de esta súbita noticia.

Muchos observadores han señalado que el núcleo duro del congreso estuvo centrado en los desafíos económico-sociales. Llevan mucho de razón, pero —y este es un gran PERO—, la presencia de los peligros que plantea la política de EE.UU. acaparó la atención priorizada de diversos dirigentes y de Raúl Castro en particular, que enfatizaron repetidamente que Cuba se enfrenta a «un escenario complejo de subversión y de guerra mediática».

En un plano conectado directamente a lo anterior, el discurso oficial hizo hincapié en el tema del «uso responsable de las tecnologías de la información y las comunicaciones para sortear los peligros que representan la batalla en el campo digital».

Señales de cambio en el Departamento Ideológico

¿Se traducirán semejantes enfoques en una política más creativa y de sólida argumentación o —como parece trascender del Informe Central— en mayores acciones restrictivas en todo lo relacionado con la informatización de la sociedad y el papel a desempeñar por las redes sociales? ¿Cuál es el alcance real de la frase «Uso responsable…»? ¿Acaso mayores restricciones derivadas de una notable indigencia de ideas y argumentos convincentes? El reto se enfrenta con ideas, no con medidas prohibitivas e intimidación.

No por casualidad, un conocido politólogo cubano, Rafael Hernández, ha llamado la atención sobre esta cuestión en los siguientes términos: «Lo que el Informe de Raúl dice sobre el desempeño de la economía palidece, sin embargo, ante la subvaloración del sector ideológico. No hay ningún escritor, artista, intelectual o representante de alguna institución de la cultura o las ciencias sociales». ¿Cuáles entonces serán los actores o cabezas pensantes que, a nivel de la nueva dirigencia, promuevan las mejores respuestas en el campo de las ideas y ante los desafíos mediáticos?

Es un rosario de insuficiencias e interrogantes las que el congreso nos deja, para, de ahora en adelante, desentrañar y valorar cómo se concretarán los planteamientos allí formulados.

30 abril 2021 16 comentarios 2.928 vistas
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China pobreza

China erradica la pobreza absoluta…y va por más

por Isidro Estrada 31 marzo 2021
escrito por Isidro Estrada

Mi suegra china quiere comprar un nuevo refrigerador. «Que sea de marca Siemens, con tres puertas y auto descongelación… ¡ah, búscamelo gris plateado!»– le exige con arrestos de quinceañera a su nieto informático, su habitual «representante» para compras en el abigarrado, pero siempre efectivo entramado del cibercomercio en Pekín.

Contemplo divertido el empeño que nuestra anciana despliega en el chat familiar y no puedo evitar evocarla con cincuenta y seis años menos, como la frágil veinteañera que pugnó a brazo partido por salvar su primer embarazo –mi esposa−, en tiempos en que solo disponía de agua de maíz para alimentarse ella y su bebé.  

Junto a varios millones de chinos, mi suegra ha experimentado el tránsito de la hambruna a la prosperidad relativa en poco más de medio siglo. En consecuencia, tengo que admitirlo: ¡Cómo has cambiado, China!

Apuesto a que, anodina como puede parecer, esta vivencia ilustra mejor que muchos gráficos y análisis la transformación por la que el país asiático ha atravesado, tras recorrer un prolongado camino preñado de reveses y logros, saltos y sobresaltos, siempre con un reto por delante, hasta declarar en fecha reciente que ha conseguido erradicar la pobreza absoluta. Esta afirmación me lleva a reflexionar: ¿cómo lo ha logrado, cuánto hay de cierto y/o irreversible en el anuncio y qué cabe esperar en lo adelante del llamado Gigante Asiático?

China en clave confuciana

Las cifras

En China se define el umbral de pobreza extrema tomando en cuenta a los habitantes del país que subsisten con un per cápita de 11 yuanes −o 1.70 dólares− al día. Si partimos de dicho ajuste, 98 millones 990 mil chinos habrían salido de las penurias económicas más acuciantes en los pasados ocho años, de acuerdo con el anuncio hecho por el presidente Xi Jinping, al dirigirse a las «dos sesiones» en febrero, durante las respectivas reuniones anuales en Pekín de la Asamblea Popular Nacional (APN) y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh), máximos órganos locales legislativo y de asesoramiento, ocasión en que se abordan los temas de mayor peso para la vida en el país.

Tal empeño habría costado a las arcas nacionales la friolera de 246 mil millones de dólares, al decir de Xi, quien agregó que los beneficiados por la monumental campaña no tendrán que preocuparse en lo adelante por su vestimenta y alimentación, además de que el gobierno les garantizará atención médica, vivienda y educación. Este significa un paso gigantesco en la mejora social y supone adelantarse en casi diez años a las metas propuestas para China por el Banco Mundial, y a los Objetivos de Desarrollo sugeridos por la ONU para el planeta.

Los favorecidos del más reciente período engrosan las filas de quienes abandonaron la pobreza absoluta en China a partir de 1980. En conjunto totalizan 750 millones de personas, cifra que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) da por buena, y destaca que ella encarna las tres cuartas partes de la suma mundial en tal sentido.

Con el fin de garantizar el carácter irreversible del citado avance, el gobernante Partido Comunista de China (PCCh) propone mantener ayudas y subsidios a los sectores más vulnerables −mayoritariamente concentrados en zonas rurales− en el próximo quinquenio. Esto queda escrito en piedra por obra de las prioridades del XIV Plan Quinquenal, de 2021 a 2025, un elemento que en medio de la avasalladora reforma promercado de Pekín, reitera la supremacía del Estado como principal decisor-ejecutor de las medidas económicas.

A tal tenor, se enfatizará además en generar una multiplicidad de empleos en las zonas menos favorecidas por la prosperidad, haciendo buena la máxima china de que siempre será mejor «enseñar a la gente a pescar que regalarles pescado».

¿Todos felices con la noticia china?

Si bien prima un consenso laudatorio en casi todo el mundo respecto a este acontecimiento, no pocos cuestionan la validez del cálculo chino, ya que a diferencia de la local Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), con sus once yuanes diarios, el Banco Mundial ubica el baremo en 1.90 dólares, por poner un caso de divergencia de cálculos.

A guisa de explicación, es preciso recordar que a China la caracteriza una enorme disparidad en grados de desarrollo intrarregional. Mientras un habitante promedio de las áreas costeras surorientales −donde comenzó el proceso de reforma y apertura en los ochenta, con las zonas económicas especiales− vive con comodidades similares a un residente en Europa, muchos de sus compatriotas del centro-norte se ubican más cercanos a los desheredados que continúan arañando la tierra en procura de sustento en África. Lo mismo se aplica de una zona rural a otra. Más aun entre campo y ciudad.

China - Revolución cultural

La Revolución Cultural emprendida por Mao Tse-Tung fue traumática para China. (Imagen: Cartel de la época)

En 1978, superados los diez años de traumática Revolución Cultural (1966-1976), China vivía atenazada por el estancamiento económico. El treinta por ciento de la población se veía afectada por algún tipo de desnutrición, y tres de cada cinco menores de edad encaraban problemas de crecimiento. Para 1993, el país ya era autosuficiente en la producción de granos y otros muchos renglones alimentarios, lo que permitió eliminar los cupones de racionamiento, vigentes por dos décadas. Un año después se deshacía de los denominados certificados de cambio extranjero (FEC), que permitían a los extranjeros hacer compras en China pero quedaban por ley vedados a los nacionales, con lo cual unificó el sistema monetario bajo la égida del yuan o renminbi (moneda del pueblo).

Recién regresado a la arena política nacional tras años de purga, Deng Xiaoping, arquitecto de la reforma y apertura, percibía como un imposible el sacar de una vez de la pobreza a toda la población, de ahí que se decantara por un enfoque gradual, como parte del cual asumía que unos chinos mejorarían sus niveles de vida antes que otros. Los primeros, sostenía el llamado «pequeño gran hombre», servirían como «locomotora» del mejoramiento material para el resto del país. Esto ha ocurrido así en líneas generales, si bien la experiencia vivida desde entonces obliga a matizar.

Partamos de una realidad incuestionable: estas políticas denguistas eliminaron para siempre las cíclicas hambrunas que China padeció por más de dos mil años, hasta bien entrados los sesenta del siglo XX. Causas disímiles influían en estas reiteradas ausencias de alimentos, desde las catástrofes naturales que son harto frecuentes allí, hasta intentos humanos tan fallidos como devastadores.

Tal fue el caso del Gran Salto Adelante (1957-1962), en el cual se dieron la mano voluntarismo y empecinamiento ideológico con una férrea sequía y el cese de la ayuda soviética. ¿El resultado? Cifras millonarias de muertos por inanición entre el campesinado, más carencias extremas en las ciudades. Todavía al despuntar 1964, mi familia china y otros millones de compatriotas sufrían las consecuencias derivadas de aquella apuesta de Mao Zedong por superar a Occidente y llegar al comunismo montado en un expreso.

Cabe identificar un parteaguas en la asunción del poder político por parte de Deng Xiaoping, una vez muerto el Gran Timonel (1976), neutralizada la ultraizquierda (Banda de los Cuatro) y depuesto su último epígono en el poder, Hua Guofeng. Deng dio una señal de qué se proponía al optar por no suprimir la revuelta campesina de la aldea de Xiaogang, en la oriental provincia de Anhui.

Un grupo de labriegos de esa comuna se negó a entregar su producción al Estado, como dictaba entonces la política agraria. Firmaron con su sangre la negativa en un pliego de papel. Por fortuna para ellos, Deng estaba en la misma sintonía y les otorgó luz verde, instaló el contrato de responsabilidad familiar para los agricultores de toda China y desmembró el sistema de comunas campesinas. Comenzó así, por el campo, la era de transformación económica china, que ha desembocado en su poderío actual.

China - Deng

El ascenso al poder por parte de Deng Xiaoping marcó un punto de inflexión en la historia reciente de China. En la imagen, un cartel con su foto en la ciudad Shenzhen. (Foto: Peter Lim, AFP).

De ola en ola

Suele ser lugar común entre entendidos considerar que la reducción de la pobreza en China ha avanzado en forma de oleadas. La primera reforma denguista cubrió un exitoso lapso tras liberalizar la producción agrícola, lo que generó una disponibilidad de alimentos y otros artículos de consumo inédita hasta entonces, bonanza que duró hasta 1987. Desde ese año y hasta 1993, se produce un estancamiento en el proceso de revitalización al aflorar fenómenos desconocidos hasta entonces, como el descontrol de precios y el desempleo urbano.

Este período coincide en su comienzo con un súbito repunte inflacionario en las ciudades, factor que coadyuvó al estallido de las protestas de Tian An Men, en 1989. La represión armada que sofocó el descontento se tradujo en una súbita contracción de las expectativas reformistas, que de pronto parecieron condenadas al más estrepitoso fracaso.

Sin embargo, Deng sacó fuerzas de la flaqueza para superar el traumático episodio. Resistió las presiones y sanciones externas, por un lado; mientras por otro acallaba el vocerío que en las filas partidistas pedía un retroceso en los cambios. Tres años más tarde emprendió lo que sería la histórica «gira por el sur» del país, con la cual trasladó a sus coterráneos y al extranjero la voluntad de mantener y relanzar las reformas contra viento y marea.

Si hubiera que resaltar alguna característica de los dirigentes chinos de entonces acá, merecería la pena citar el compromiso con el curso indetenible de las reformas, por encima de cambios de estilo en la administración.

Tras la muerte de Deng, en 1997, se evidenció un descenso en el empuje de la lucha contra la pobreza, pero la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC), en 2001, atestiguó un reverdecimiento de los esfuerzos, con resultados evidentes ya en 2005, cuando se informó de una reducción de un tercio en la cifra de pobres en tres años.

China Deng-Xiaoping

Los líderes de la República Popular China, desde Mao hasta Xi.

Un año antes, la administración del entonces presidente Hu Jintao anunciaba el fin del impuesto a los campesinos, vigente por más de dos milenos, y propuesto a quedar derogado en el término de un lustro. Esa medida ha actuado como un subsidio indirecto para millones de agricultores.

Hay una serie de elementos que se han derivado de, y/o han moderado el ritmo de lucha contra la pobreza en China, como el éxodo campesino a las ciudades, la complementaria urbanización del país, la creciente y amenazante brecha de ingresos rural-urbana, la existencia y necesaria transformación del hukou (permiso gubernamental que rige la ubicación domiciliar de los chinos), entre otros, pero los mismos merecerían una ponderación que de momento escapa a las posibilidades materiales de este espacio.

A modo de cierre, debe destacarse el notable espaldarazo que esta campaña ha recibido desde 2012, cuando el actual mandatario, Xi Jinping, también secretario general del PCCh, asumió como una tarea personal la búsqueda de una nación «moderadamente próspera» para 2021, lo cual se apresta a materializar en los próximos meses, como preámbulo a la consecución del denominado Sueño Chino o Revitalización Nacional. Dadas sus marcadas particularidades, el período «xiísta» también amerita un tratamiento aparte.

El porvenir aún puede reservar sorpresas, no siempre benéficas, para el desarrollo sostenible de China. De la sapiencia y buen tino de sus actuales dirigentes dependerá que los niños y adolescentes incluidos entre el casi centenar de millones de chinos recién salidos de la pobreza, se conviertan en ancianos que, a la vuelta de medio siglo, puedan encargar a sus nietos un refrigerador. Y de su color favorito.

31 marzo 2021 41 comentarios 2.924 vistas
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Dimensión digital

La dimensión digital

por Alejandro Muñoz Mustelier 27 marzo 2021
escrito por Alejandro Muñoz Mustelier

El ser humano ha tenido que concebir realidades a través de los tiempos. A estas las llamó dimensiones y son infinitas. Le permiten moverse por nuevos entornos, desde las físicas con las que comenzó a existir, hasta las de su propio pensamiento. Pero quizás la más actual y la que cambiará su realidad para siempre es la dimensión virtual.

Todo parece indicar que esta le gusta de manera particular porque ha mudado allí todo su universo y ha adaptado su dimensión física –la de siempre– a una nueva forma de concebir sus relaciones, semiótica, felicidad e, incluso, el modo en que tramita sus sociedades.

El mundo se ha volcado a vivir a través de sus terminales electrónicas: allí comercia, tiene éxito, fracasa y hace sus guerras. Pero lo más interesante no es la invención de esta dimensión virtual, sino que ella ha devenido gestora de la existencia: quien se abstenga de participar en ella, sencillamente, existe menos o no existe.

Con este afán, Cuba se ha dado –aunque tarde– al universo virtual que trasciende los perfiles en Facebook, las fotos en Instagram y los comentarios en Twitter, y llega a la forma en que el Estado y los propios ciudadanos se relacionan o en como la economía se mueve, crece o decrece.

La velocidad del mundo ha aumentado tanto gracias a la dimensión virtual, que ninguna nación que prescinda de ella puede ser competitiva ni eficiente. El establecimiento de una sociedad digitalizada y de un gobierno electrónico es, por tanto, prioridad actual, y en los últimos cinco años se han visto más avances en ese sentido que en décadas completas. Las ventajas de una sociedad digitalizada son abrumadoras.

Breve diccionario del lenguaje inclusivo

La primera es la simplificación de los mecanismos de administración pública, algo que en Cuba tiene un significado especial dada la complejidad y el surrealismo burocrático que los rodea. La máxima expresión de esta digitalización sería la extinción del papeleo, la minimización de las colas –y quizás, de los episodios cardiovasculares. Además, permitiría la inmediatez de la información, la autogestión de la economía e ingentes cantidades de tiempo devueltas al ciudadano, acostumbrado a dejar horas de su vida en el histórico entramado burocrático del país.

La dimensión digital es la nueva realidad

Por si fuera poco, facilitaría el control interno, además de abaratar los costos de muchos sectores. La salud pública puede ser una de las principales beneficiarias –y lo está siendo de hecho– si se usa la inmediatez e interactividad de la información para crear modelos epidemiológicos, páginas con información actualizada y plataformas de autodiagnóstico que son ya comunes en las aplicaciones por defecto de muchos teléfonos inteligentes.

Evidentemente la completa implementación de esta utopía de digitalización es un proceso largo, recorrido con apuro por las autoridades cubanas dado su atraso y la amenaza de la no existencia en el mundo actual. En este proceso pueden observarse cuatro etapas: presencia, interacción, transacción y transformación. Actualmente Cuba se encuentra en algún punto entre la segunda y la tercera etapa, la que puede describirse como esa donde la mayor parte de los trámites asociados a la vida cotidiana se completan en línea –transacciones como pago de impuestos o multas, y todos los servicios de la administración pública.

Llevar la sociedad a la digitalización es una apuesta, más que acertada, obligatoria. Depende, es evidente, de grandes inversiones aunque a nivel tecnológico existen alternativas para su ejecución: adoptar productos existentes como algoritmos, aplicaciones e interfaces –esta opción tiene una velocidad de implementación y actualización muy alta, y bajos costos ya que crearlas desde cero implica gran complejidad monetaria y temporal–, o bien desarrollar tecnología a la medida, hecha en casa –con velocidades de implementación y actualización muy bajas y costos altos. Realmente por las condiciones económicas y tecnológicas de la Isla es mucho mejor la adaptación de soluciones preexistentes.

Pero no es sólo el presupuesto y la tecnología quienes pueden demorar el proceso. La concepción de que el mundo digital ya no es una opción, a veces no está presente en quienes dirigen. Décadas de ausencia en el mundo digital y la costumbre a esa dimensión física de siempre logran que las estrategias gubernamentales y empresariales muchas veces omitan el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación como principal plataforma de gestión.

Blanco y negro no

Por ello, los ciudadanos encuentran páginas web sin actualizar, botones sin hipervínculo, hipervínculos que conducen a ninguna parte y servicios esenciales que no se ofrecen en línea. No basta con crear una plataforma por mandato estatal, esta debe ser actualizada y puesta a la altura de las necesidades de la ciudadanía.

Incluso los cajeros automáticos –pioneros de la digitalización en Cuba– después de casi dos décadas de funcionamiento son una muestra de mala gestión de las tecnologías por escasos, desabastecidos, fuera de línea, o por regirse por horarios laborales –quizás tengan su propio sindicato–.

En la Era Covid –tiempos de las larguísimas colas y el confinamiento– la digitalización ha demostrado ser una ventaja. El comercio electrónico, si bien comenzó modestamente antes de la pandemia, fue durante esta que tomó protagonismo dado el desabastecimiento y la inconveniencia del roce humano. Las numerosas aplicaciones y páginas encargadas de gestionar las transacciones han demostrado su buen funcionamiento. Es una tecnología que no ha requerido grandes innovaciones, puesto que ya tiene décadas de existencia en el mundo aunque en Cuba sea nueva.

El problema aquí radica en esa dimensión que trasciende una interfaz y se realiza en el mundo objetivo, material, donde la existencia o inexistencia de un producto, y sobre todo, la logística de la entrega, hasta ahora no han podido emular con la rapidez y eficiencia de los softwares. Tendrían que hacerse los pedidos por cartas –a la usanza decimonónica– para que esas dos dimensiones, la virtual y la física, estuvieran emparejadas.

Eso es lo que los usuarios identifican como fallos del sistema en línea, caídas y defectos de las páginas no son más que ralentizaciones deliberadas por parte de sus gestores para poner el sistema electrónico, ese que se mueve a la velocidad de la luz –literalmente, gracias a la fibra óptica–, a la par del modesto sistema de reparto y distribución que no puede actualizarse escribiendo un código HTML, ni moverse a 4G por las calles del país.

dimensiçon

Plataformas como Transfermóvil gozan de una eficiencia que, si bien no es perfecta, ha cumplido con creces sus expectativas.

No obstante, plataformas como Transfermóvil, que prescinden de la dimensión física y trabajan estrictamente con datos electrónicos, gozan de una eficiencia que, si bien no es perfecta, ha cumplido con creces sus expectativas con más de 68 000 usuarios y cerca de 11 millones de operaciones mensuales.

El problema con estas y otras plataformas que no dependen de productos o flete es distinto y otra vez impuesto por la dimensión física. Las terminales para lograr acceder a cualquiera de ellas –a saber, teléfonos móviles– actualmente se encuentran en una tercera dimensión, desconocida para la mayoría de los cubanos: la dimensión MLC.

Si bien siempre ha sido difícil obtener uno de estos aparatos, era posible con esfuerzos, ahorro, inventos, regalos. En cambio no se puede intentar digitalizar una nación e implementar algo como el gobierno electrónico si cuando la existencia se muda a la dimensión digital, lo digital se muda a la dimensión MLC, de la que la mayoría de los cubanos no puede llegar.

Entonces la revolución digital, los pagos y los trámites administrativos pueden andar todo lo en línea que quieran, que si los ciudadanos tienen vedada esa dimensión en la que se venden las terminales móviles, no hay una verdadero avance. Hay que tener en cuenta que lo que se propone es que un teléfono móvil sea parte de la vida de la gente: sea sus colas, su dinero, su abogado, su constitución, su escuela, su periódico, un poco su médico, su policía, su ambulancia, esa dimensión virtual que gestiona la existencia. Si los ciudadanos no pueden comulgar en ella, sencillamente existen menos o no existen.

27 marzo 2021 11 comentarios 2.509 vistas
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La maldita circunstancia del bloqueo

por Joany Rojas Rodríguez 15 octubre 2020
escrito por Joany Rojas Rodríguez

En estos días de miserias y escaseces, agudizadas por las circunstancias que todos sabemos, más de una vez me he remitido a los días felices de mi infancia. El imprescindible bistec de res, el congrí y los tostones de la comida vespertina de los domingos; aquellas sopas, carne de res incluida, que mis padres me obligaban a tomar porque no me gustaban; los potecitos de yogurt a diez centavos, las barras de mantequilla…

También el jurel que mi padre compraba en la pescadería más cercana y que luego comíamos frito o en arroz; los desayunos de fin de semana a base de huevo frito, chicharritas, café con leche y pan; el carro del helado, que aparecía con cierta frecuencia, y que los chiquillos del barrio recibíamos llenos de felicidad; los cumpleaños con piñatas, dulces, refrescos; aquellas empanadillas rellenas con carne que tanto me gustaban y que mi padre me compraba, además de otras chucherías que no recuerdo, cada vez que íbamos al estadio o al zoológico… en fin, era la década del ochenta.

Eran años hoy añorados por muchos, abundantes en materia de alimentos, y en otras materias también. En aquella época los cubanos vivíamos ajenos al bloqueo y sabíamos muy poco o nada al respecto. Los generosos subsidios soviéticos, y los mecanismos comerciales con el CAME, beneficiosos para Cuba, levantaron una cortina de humo en torno al tema. Solo sabíamos que los yanquis eran (son) malísimos, que el capitalismo es mucho peor, y que vivíamos en el mejor de los lugares, en un país socialista lleno de sueños y utopías, cuyo único camino posible era el de la victoria.

Luego vino el mazazo, fue como caer de nalgas en la dura y áspera roca de la realidad. Apareció la retórica de la resistencia, apareció el bloqueo en el discurso oficial. Ya no importaban las promesas de una sociedad nueva, del austero y revolucionario Hombre Nuevo. Aguantar, resistir y vencer, eran los infinitivos a la orden del día. Y por supuesto, acá todo estaba bien, el problema eran (son) los yanquis, que personifican lo peor.

Y así pasaron décadas, años enteros en que, mientras sufríamos privaciones de todo tipo, el gobierno ignoraba su parte podrida en el festín de gusanos que es la política, y culpaba de todos nuestros males al bloqueo imperialista, como un salvoconducto que lo mismo servía para la escasez de combustible, que para la falta de plátano burro en las placitas.

En todos estos años se ha creado una cultura de la resistencia, pero resistir no es vencer.

Hemos aguantado, hemos resistido, ¿pero a qué costo? Es increíble cómo el gobierno ha mantenido durante tantos años políticas económicas que, lejos de combatir el bloqueo, lo ayudan y lo fortalecen. Es más increíble todavía que se insista en mantener un modelo de gestión económica en la agricultura cubana probadamente fracasado en el modelo soviético.

Diríase que este estado de cosas le conviene y favorece a la más alta élite política de nuestro gobierno, o más bien obedece a caprichos que hace rato echaron canas y por desidia, inmovilismo, falta de voluntad, senilidad mental o vaya usted a saber qué cosa, no quieren correr riesgos, y prefieren dejar las cosas como están. Quién sabe si mañana ocurre un milagro y baja un ángel del cielo a quitarnos el bloqueo…

Igual de terca es la insistencia de los sucesivos gobiernos norteamericanos en mantener una política de asedio anacrónica y hasta ridícula. Porque, vamos a ver, si tienen relaciones normales con Viet Nam, país donde murieron decenas de miles de soldados de EU en una larga y cruenta guerra, donde gobierna un partido comunista, entonces, ¿cuál es la inquina con nosotros? Razones geopolíticas podrían explicar el asunto, pero la verdad, a estas alturas, es como buscarle la quinta pata al gato. No obstante, me atrevería a afirmar que la política de bloqueo y asedio de EU no ha fracasado del todo.

El hecho de que hoy tengamos un gran conglomerado empresarial militar, que surgió como necesidad de autosustento de las FAR, debido a la amenaza enemiga, y que ha alcanzado proporciones gigantescas en detrimento de sectores tan sensibles como la agricultura y la vivienda, por ejemplo, es una pequeña gran victoria de nuestros enemigos, y ellos lo saben.

Otra lo sería esa política de economía de guerra que rige nuestro día a día, y que lleva, por ejemplo, a almacenes llenos de productos deficitarios, o a políticas de distribución que privilegian “lo poquito” por encima de lo suficiente. O la visión extendida y aceptada de la inviabilidad económica en el socialismo.  Estos aspectos victoriosos del bloqueo, nos llevarían a suponer que la asfixia económica de todo un país, y la rebelión de su gente contra el gobierno, no son los únicos objetivos que el susodicho bloqueo pretende.

El bloqueo ha tenido bastante éxito en algunos renglones.

Entre los objetivos que ha logrado el acoso podemos mencionar la unidad a ultranza, la intolerancia y persecución a quienes opinan diferente, son aspectos de nuestra realidad que han ido trabajando lentamente en el subconsciente colectivo y que han creado un efecto de desgaste que ya empieza a notarse en la población cubana.

Como dijo una vez un reconocido periodista español y experto en temas internacionales, amigo de la Revolución, “en Cuba se aplica el principio de San Ignacio de Loyola: en una fortaleza asediada toda disidencia es traición”. Y esa, amigos míos, es la  gran victoria del omnipresente bloqueo, el bloqueo que nos impone la mayor potencia de la historia y que todos creen un fiasco total.

El día que cese esta política, su fantasma seguirá presente por largo tiempo. Me imagino el discurso: “las difíciles circunstancias actuales, debidas en gran parte a las secuelas de un bloqueo que duró más de sesenta años…”

Recientemente, debido al SARS-CoV-2 y la administración Trump, hemos vuelto a darnos otro mazazo con el mundo real. Ojalá seamos capaces de construir una realidad en la que el bloqueo deje de ser un pretexto, una realidad en la que saquemos el máximo de lo que podemos hacer aquí sin mirar tanto hacia afuera, como esperando un milagro. Una realidad en la que el discurso diga: “gracias al emprendimiento individual y colectivo avanzamos hacia el bienestar”. Una realidad en la que el bloqueo deje de estar en todas partes.

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