No debería ser, pero cada día me convenzo más de que ser revolucionario en Cuba, es tremendamente difícil. Resulta que los movimientos de izquierda siempre creyeron que luchar por el poder político era difícil, hasta que aprendieron una lección tremenda: gestionarlo es aún más complicado. Y los revolucionarios, siempre llevarán la peor parte.
En el proceso evolutivo de un individuo, primero nace la inquietud social, luego le sigue una rebeldía constante y finalmente se llega a ser revolucionario cuando el compromiso se hace evidente. Estos serían algunos de los momentos por los que necesitamos atravesar para lograr la madurez necesaria.
Ahora: ¿estamos permitiendo en Cuba que ocurra este proceso? ¿No estaremos cercenando la evolución de todos aquellos jóvenes que asumen posiciones rebeldes? ¿Acaso les permitimos llegar más allá? Quizás un Julio Antonio Mella o un Antonio Guiteras de nuestro tiempo, esté sufriendo lo indecible por no acomodarse al “orden de las cosas”, por ser quizás, demasiado revolucionario.
Hasta hoy no conozco a uno solo de nuestros héroes a lo largo de nuestra historia, que se haya caracterizado por su obediencia, disciplina o docilidad. Estas características son completamente incompatibles con un revolucionario, sin embargo, nuestras instituciones y organizaciones a menudo las premian.
Parece un sinsentido, una contradicción o una ironía, pero lo más preocupante es que es una realidad. Para ser revolucionario no se puede pedir permiso, ni se nace siéndolo. En los últimos tiempos las fronteras de lo permitido se están expandiendo, aún así, la intolerancia y el dogmatismo se ceban en los intranquilos, los rebeldes, los que quizás nunca lleguen a ser revolucionarios por el sabotaje de aquellos super-revolucionarios, que no lo son.
El proceso político de mi país es conocido como la Revolución Cubana, por eso, una de sus prioridades es seguir siendo eso: una revolución. En los últimos tiempos No sabría decir cuánto habremos logrado en esto, pero con solo mirar a mi alrededor les garantizo algo: ser revolucionario en Cuba, es tremendamente difícil.
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