Cómo debe ser el cine cubano
Cómo debe ser el cine cubano según los festivales internacionales, las autoridades, los críticos nacionales, los cineastas locales y los emigrados nacionales, y según el público local y el público fuera de Cuba.
Análisis de las problemáticas y demandas vinculadas a los procesos culturales y la creación artística y literaria
Cómo debe ser el cine cubano según los festivales internacionales, las autoridades, los críticos nacionales, los cineastas locales y los emigrados nacionales, y según el público local y el público fuera de Cuba.
Cine tercermundista: en septiembre de 2006 me habían contratado por segunda vez en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños como asesor de guion. En sustancia, mi misión consistía en leer los trabajos de los estudiantes para su corto de graduación (un ejercicio de diez minutos), opinar y dar consejos.
Testimonios los directores de teatro independiente cubano Roberto Salas San Juan (Gigantería) y José Ramón Hernández (Osikán)
Acostumbrados como estábamos a un humor de estirpe costumbrista, arraigado en la tradición del vernáculo y la picaresca, o bien con masivas dosis de sátira política, no es de extrañar que cuando, allá por los años ochenta, irrumpió en los hogares cubanos la sitcom Man about the house (Un hombre en casa), el humor que rezumaba no satisfizo el paladar de todos. A fuer de justos, había otras razones además de las diferencias entre el ingenio británico y el latino: para empezar, la realidad que reflejaba la serie nos era esencialmente ajena.
Coproducida entre Cuba y Colombia, Vicenta B es una película que no logrará empatizar con todos los espectadores —tampoco tiene por qué hacerlo— pero permite abrir el debate, cuestionarnos y cuestionar. Religión, emigración y pobreza en 77 minutos y a pantalla grande en el centro del Vedado.
Llamamos muñequitos rusos a cuantos, provenientes de Europa del Este, exhibían la televisión y el cine cubanos en los setenta y ochenta, fueran polacos, alemanes, checos, húngaros o efectivamente soviéticos. Gustavo devenía un verdadero filósofo.
Para mí, Juan Padrón era Dios. Una deidad de un panteón que incluye a algunos otros, como Silvio, Mark Twain y los Beatles. Según palabras del artista, si en sus comienzos lucía como Elpidio, luego se asemejaba cada vez más a Resóplez.