Cuba: NEP versus Comunismo de Guerra

«Contra el aullido de los kulaks, ¡un frente colectivo unido para la siembra!» (Cartel soviético- 1930)

Hace cien años, en marzo de 1921 —ganada la contienda contra los ejércitos de los guardias blancos y los intervencionistas extranjeros—, el X Congreso del Partido Comunista Ruso (bolchevique) aprobó la llamada Nueva Política Económica (NEP) propuesta por Lenin y Bujarin. Lo hacía presionado por las crecientes protestas campesinas contra el despiadado sistema de contingentación del Comunismo de Guerra (junio de 1918-marzo de 1921), la represión sangrienta de la reciente sublevación de obreros y marinos de la base de Kronstadt, y el bloqueo total de los Estados burgueses al primer país socialista.

Desde entonces se discute si la NEP y el Comunismo de Guerra fueron políticas económicas desesperadas para preservar el poder bolchevique ante sus enemigos internos y externos en coyunturas diferentes, o si ellas constituyen verdaderos modelos para construir la nueva sociedad. Algo de verdad tienen ambas posiciones, pues las dos se iniciaron como opciones imprescindibles ante escenarios cambiantes, pero traían consigo posiciones ideo-políticas y económico-sociales que encontrarían eco entre intelectuales y políticos, tanto en la Unión Soviética como en posteriores experiencias socialistas.

La necesidad de resanar las heridas dejadas en todas las esferas por el gigantesco esfuerzo de guerra, moldeó la NEP como una reapertura a la producción mercantil, el interés material, la propiedad privada y las inversiones extranjeras. Lenin la denominaba sin ambages capitalismo de Estado, consideraba que ideológicamente era un retroceso necesario respecto a los métodos más comunistas —administrativos, estatistas y centralizadores— del Comunismo de Guerra, pero la entendía necesaria ante la perspectiva de que los soviéticos tuvieran que construir solos el socialismo en un mundo capitalista con el que era necesario luchar, pero también interactuar.

Lecciones a cien años de la Nueva Política Económica en Rusia

Basada en un proporcional impuesto en especie —luego en dinero—, la NEP permitió a los campesinos conservar la mayor parte de su producción sobrante y venderla libremente, fomentó los pequeños y medianos negocios privados, la cooperativización y la inversión extranjera. En pocos años, los índices productivos anteriores fueron rebasados y el agro comenzó a abastecer al mercado interno y a exportar los excedentes. En 1925, la producción agrícola recuperó el nivel anterior a la guerra, al tiempo que crecía una nueva burguesía —los hombres de la NEP—, formada por campesinos ricos (kulaks), comerciantes intermediarios de los  excedentes agrarios, e industriales de diferentes ramas.

No obstante, ambos modelos compartían en lo político un rasgo común: la hegemonía única e incontrastable del Partido Comunista, que admitía más o menos flexibilidades en la gestión económica, pero se aferraba al poder omnímodo, sin espacio para disidencias ni facciones internas. Para garantizarlo, los poderosos soviets de obreros, campesinos y soldados fueron desmantelados y sustituidos por circunscripciones electorales, al tiempo que los sindicatos perdieron su razón de ser como defensores de los obreros para fungir –igual que todas las demás organizaciones sociales en ese régimen–, como correas de trasmisión de las decisiones partidistas.

La principal debilidad de la NEP como modelo era su falta de democratización en lo político, dada por la supervivencia de un partido/Estado/gobierno, centralizado y omnímodo, similar al control militar propio de la Guerra Civil y afín al Comunismo de Guerra.

Tras la muerte de Lenin, el XV Congreso del PCUS, celebrado en diciembre de 1927 y ahora bajo control de Stalin, decretaría el fin de la NEP. El Padrecito Stalin adoptaría un híbrido de política económica que, sin renunciar al uso de las relaciones monetario-mercantiles y el interés material, les fijaría límites estrechos y retomaría muchos de los protocolos administrativos, naturales y coercitivos del Comunismo de Guerra. El interés por lograr la paridad militar-industrial con los países occidentales, justificó el rechazo al modo de avance, seguro pero lento, descentralizado y económicamente mixto propio de la NEP y determinó la vuelta a las políticas de ordeno y mando del Comunismo de Guerra.

La tierra y la industria fueron colectivizadas a la fuerza y se impuso la planificación centralizada, verticalista y subjetivista de la economía nacional. El primer plan quinquenal (1928-1932) retomó las requisas agropecuarias, transfiguradas ahora detrás de la venta obligatoria de los excedentes agrícolas de los campesinos al Estado a precios inferiores al valor de mercado. Para compensarlos, se les permitiría quedarse con pequeñas parcelas de autoconsumo que, con el tiempo, devinieron fuente principal de producción de varios rubros agropecuarios.

«¡Bajo el liderazgo del Gran Stalin, adelante al comunismo!» (Cartel soviético)

La política estalinista hacia el agro, lo concebía como fuente para la acumulación originaria socialista (Preobrazhensky), base financiera de la necesaria industrialización. Como no era suficiente expoliar a los campesinos mediante la llamada tijera de precios aplicada de manera inmisericorde por el Estado comerciante –bajos para compra de productos agrícolas y altos para venta de insumos industriales y los servicios–, se buscaron otras vías para la obtención directa de cuantiosos ingresos estatales.

Fue el período de colectivización de las tierras en grandes empresas de carácter estatal (sovjoses), o cooperativas (koljoses), atracción masiva de campesinos hacia empleos industriales citadinos mejor remunerados, y creación de una enorme población carcelaria que se empleó en obras industriales y campos de trabajo forzado (gulags). En el comercio se aplicó el llamado impuesto de circulación, gravamen establecido a discreción por el poder central sobre bienes y servicios considerados superfluos. 

En la postguerra, la imposición de gobiernos pro-soviéticos en los países de Europa Oriental ocupados por el Ejército Rojo, propició la extensión internacional del modelo estalinista de socialismo de Estado. El nivel de desarrollo del capitalismo en varios de ellos —alto en Alemania y la actual república Checa; medio en Polonia y Hungría—, chocaba con el rígido mecanismo económico soviético, por lo que los elementos capitalistas tipo NEP sobrevivieron en muchos aspectos. 

El triunfo del socialismo en China, Corea, Vietnam y Mongolia condujo igualmente a la adopción del sacrosanto modelo estalinista. En China, Mao Zedong ensayó el Gran Salto Adelante (1957-1958), voluntarista intento de industrialización acelerada con métodos primitivos, causante de una mortífera hambruna que diezmó a la población rural. Una década más tarde volvió por sus fueros con la Revolución Cultural (1966-1974), excesos que sobrepasaron a los del Comunismo de Guerra. Sin embargo, pocos años antes de su muerte, ocurrida en 1976, ya Mao había flexibilizado la vida económica y social y reanudado las relaciones con EEUU (1972).

Posteriormente, tanto China (1978), como Vietnam y Laos (1986) adoptarán un modelo inspirado en la NEP —socialismo de mercado— que ha impulsado sus economías y sacado de la pobreza a gran parte de sus poblaciones, aunque sin renunciar al monopolio del poder por el Partido Comunista.

Deng Xiaoping inició en China la adopción del modelo de socialismo de mercado (Foto: AFP/Getty Images)

Casi cuatro décadas después de la NEP, el triunfo de la Revolución Cubana volvió a poner en tela de juicio —ahora en el entorno de un pequeño país caribeño subdesarrollado—, la vieja polémica entre las dos opciones de política económica prosocialista: la vertiginosa y coercitiva tipo Comunismo de Guerra, o la gradual y flexible vía NEP. La historia parecía repetirse, en particular en la economía rural, pero la naturaleza militarista y centralizada del Gobierno Revolucionario tendía de manera natural hacia la versión moderada del Comunismo de Guerra.

Desde 1959, en medio de la aplicación de la reforma agraria, del incremento del conflicto con los Estados Unidos, la invasión a Playa Girón y la guerra civil, conocida como Lucha contra bandidos, se fue estructurando rápidamente un sistema de acopio estatal forzoso de la mayor parte de la producción campesina a precios ínfimos. En 1962 se estableció el control estatal sobre los precios de acopio y la comercialización al por menor, a partir de la creación de empresas altamente especializadas y centralizadas, los Órganos Nacionales de Acopio del Grano, Café y Tabaco.

Un año después, ellos se unieron para formar el Sistema Estatal de Acopio, subordinado al INRA. Mediante contratos de compraventa, créditos y garantía de precios, el sector privado campesino fue atado al sistema de reproducción de la economía socialista desde dos vías fundamentales de comercialización: la estatizada —predominante— y la libre —secundaria—, establecida a través del pequeño comercio privado en el ámbito local.

Por entonces en la URSS, Nikita Krushchov, el excéntrico sucesor de Stalin, ejecutaba un proceso tímido y parcial de desestalinización de la sociedad soviética y el campo socialista, conocido como El Deshielo (1955-1964). Su mandato se caracterizó por arranques y timonazos en política interna y externa que condujeron a su destitución tras un golpe de estado palaciego. Así se abrieron las puertas del poder máximo a Leonid Brehznev, quien condujo la URSS entre 1964 y 1982. Fue en esta época cuando se fortaleció la relación cubano-soviética, sobre todo a partir de 1971.

Si los rasgos del estalinismo se identifican con el genocidio de millones de personas por asesinatos, hambrunas y trabajos forzados, así como con la industrialización acelerada que convirtió a la URSS en superpotencia; es imposible equiparar con él la trayectoria de la Revolución Cubana. Sin embargo, de la Era Brehznev es mucho lo que se recepcionó aquí en cuanto a métodos heredados del estalinismo, en una versión moderada.

El romance cubano-soviético

Una de esas características es la de priorizar el desarrollo por métodos extensivos, propios del Comunismo de Guerra, en detrimento de los intensivos, preferidos durante la NEP. Prueba de ello fueron, en los setenta, las campañas masivas de desmonte para extender las tierras estatales de labranza y pastoreo, que trajeron consigo la proliferación del marabú y el aroma en los campos desatendidos. Aún peor fue la adopción de maquinarias altamente derrochadoras de combustible, pues este llegaba a raudales y barato desde la URSS en momentos en que el mundo pasaba a aplicar tecnologías ahorradoras para superar la crisis mundial del petróleo.

Otro aspecto del brezhnevismo que asimilamos fue el triunfalismo, típico del Comunismo de Guerra. El mismo alcanzará su cenit con la Constitución de la URSS de 1977, que decretaba la llegada a la sociedad socialista desarrollada cuando era evidente el creciente estancamiento económico-social del país.

En la Revolución Cubana, las declaraciones triunfalistas en lo económico se han sucedido mediante la tendencia a tomar hechos aislados para fundamentar hipotéticos éxitos futuros que nunca se concretan. Así, el esfuerzo por alcanzar una Zafra de Diez Millones de toneladas (1969-1970) se presentaba como la puerta al desarrollo industrial; el vuelo de un cosmonauta cubano en una nave soviética (1980), ponía a Cuba como pionera de la investigación espacial en Latinoamérica; mientras que el record Guinnes de la vaca Ubre Blanca en la producción de leche (1982) nos ubicaba como potencia mundial en la ganadería. Todas quimeras.

Lo más perjudicial de la influencia brezhneviana fue la burocratización creciente del país. Ella se inspiró en la copia de los sistemas de organización estatal y partidista vigentes en la URSS, y llenó de cargos y responsabilidades homólogas las plantillas de ambas instancias en la Isla, en la misma medida que descendían los niveles de ocupación en la esfera productiva, sobre todo en la agricultura.

El acopio mayorista y el comercio minorista racionado de productos agropecuarios, asumieron la forma estatal absoluta desde 1968, en que se suprimió el mercado privado con la Ofensiva Revolucionaria, que expropió 57 600 pequeñas empresas privadas urbanas: tiendas minoristas de comestibles y productos industriales, expendios de alimentos y bebidas (fondas), servicios e industrias. Paradójicamente, más de la mitad habían surgido después de 1961.

Portada de la revista Verde Olivo con motivo de la Ofensiva Revolucionaria en 1968.

Tras años de experimentación idealista (1965-1970) en pos de construir el comunismo de manera acelerada, al estilo del Comunismo de Guerra, el país quebró económicamente. En aquel momento (1971) la alianza con la URSS y el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) se apreciaron como una tabla de salvación. Parecía que podríamos sustituir la ley de Acumulación Originaria Socialista de Preobrazhensky por la ayuda desinteresada de la Unión Soviética.

A partir de aquí se inició un nuevo período de industrialización que nació viciado de gigantismo, dependencia de la materia prima importada y del empleo de tecnologías despilfarradoras y antiecológicas. Los encadenamientos productivos al interior de la economía cubana fueron sustituidos por los externos, en la llamada división socialista del trabajo.

El I Congreso del PCC (1975) trazó una nueva estrategia económica que reconocía la existencia objetiva de relaciones monetario-mercantiles. Aunque se conservaron los nexos hegemonizantes sobre el campesino a partir del suministro monopólico de insumos y servicios y la concertación forzosa de planes de acopio de la llamada producción comercializable, que la incluía toda —excepto el autoconsumo familiar— a precios bajos, estáticos y únicos para el país.

La opción de libre mercado se transformó en mercado subterráneo. Será 1980 la fecha en que se apruebe el Mercado Libre Campesino (MLC), solo funcionó hasta 1986, cuando fue clausurado en medio de la ola centralizadora de la llamada Rectificación de errores y tendencias negativas.

A mediados de los noventa, tras la implosión de aquel mundo que nunca fue verdaderamente socialista, se aplicó un paquete de medidas liberalizadoras tipo NEP con el fin de reanimar las fuerzas productivas —apertura a la inversión extranjera, ampliación del turismo, despenalización del dólar— que alcanzó su cima en 1997. Como parte de ellas, la creación del Mercado Libre Agropecuario (1994) brindó a los productores la posibilidad de concurrir a un ámbito más amplio, con precios liberados a partir del cumplimiento de las obligaciones con el Estado.

El parecido con la NEP se hizo mayor cuando una parte importante de las tierras subutilizadas por las empresas estatales se convirtió en Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) donde los obreros agrícolas se estrenaron como nuevos cooperativistas.  

No obstante, las dificultades acompañaron desde un inicio a este nuevo experimento. La más importante fue el elevado porcentaje de ventas que tenían que hacer a la empresa estatal de Acopio —aproximadamente un 70% de la producción fundamental—, con precios de compra muy inferiores a los del mercado libre agropecuario, que muchas veces no alcanzaban a cubrir los costos. En el caso de las UBPC ganaderas, arroceras, citrícolas y paperas tenían prohibido acudir al mercado libre con su producción fundamental.

Vietnam: la democratización pendiente

Los altos niveles de centralización monopólica han dado lugar a situaciones desfavorables: desestimulo al productor, pérdida de cosechas por no recogida a tiempo, deterioro de productos en los lugares de acopio, altos niveles de subsidios asumidos por el Estado, precios no consecuentes con la calidad, cadena de impagos al productor, desviación de productos hacia el mercado subterráneo, entre otros.

A treinta años de la caída del campo socialista europeo la situación ha variado poco. Ahora, en medio de la Tarea Ordenamiento, la solución más plausible para el mercado agrario cubano parece ser la creación de mpymes y cooperativas comercializadoras de segundo grado, asociadas a los productores por relaciones contractuales o de subordinación.

Las limitaciones principales del sistema de acopio actual provienen del viejo modelo económico centralizado de balances materiales, verticalista y coercitivo, heredero de las requisas del Comunismo de Guerra y de la desorganización burocrática y la disfuncionalidad organizativa que ha acompañado tradicionalmente al acopio estatal agropecuario cubano. Por tanto, su superación definitiva exige el fin del monopolio estatal con la incorporación de nuevos actores económicos y, en un futuro mediato, el aporte de la inversión extranjera.

Las reformas actuales en Cuba exigen desterrar las rémoras de Comunismo de Guerra y dar continuidad a la NEP, incorporar las experiencias de las naciones socialistas asiáticas y completarlas con democracia y participación en el ámbito político. El espíritu de la NEP ha de reivindicarse en la extensión de una economía mixta, en la que la propiedad pública/estatal se concentre en los sectores claves y de alto grado de socialización, mientras en los demás se fomenten las mpymes y cooperativas como fuente principal de empleo y creación del PIB. Para eso es imprescindible una Ley de Empresas moderna y contextualizada, que ponga condiciones claras y similares para todos los sujetos económicos.

Adicionalmente, se requiere un paquete de medidas concomitantes que incluya: consolidación del peso cubano como moneda nacional —¡no la dolarización plástica!—; establecimiento de un mercado mayorista para todos los sujetos económicos; perfeccionamiento de la reforma general de salarios y precios; ley del patrimonio de todas las personas, en particular de los funcionarios públicos; empoderamiento de los colectivos laborales con atribuciones para la elección de sus dirigentes a nivel de empresas, gestión de los recursos humanos y materiales y distribución de las ganancias; descentralización de los municipios y fomento de un real Estado de derecho.

Otro componente de la NEP que Cuba debe retomar sin demoras es el de la incorporación del capital privado nacional a la vida económica, más allá del envío de remesas. Las investigaciones demuestran que una parte importante del capital privado nacional, tanto en la Isla como en la emigración, está dispuesto a ayudar a Cuba, no solo a sobrevivir, sino también a desarrollarse. Para lograr eso habría que darle tratamiento especial a los emigrados —algo que la NEP no pudo proponerse dadas sus circunstancias diferentes— con el objetivo de que inviertan en el país, o lo representen en el extranjero, tal y como han hecho exitosamente otros países socialistas, China, Vietnam y Laos.

La realización de reformas que reduzcan los métodos provenientes, o coincidentes, con el Comunismo de Guerra (administrativos, verticalistas y coercitivos), probadamente ineficaces e ineficientes, que aún sobreviven en la economía y la sociedad es tarea de primer orden. Cuba ha de realizar su propia NEP acorde a las circunstancias y posibilidades del actual escenario nacional e internacional, que no es mejor o peor que el de los bolcheviques en 1921, solo diferente. El 8vo Congreso del Partido, a celebrarse el mes próximo, tiene la palabra.

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21 comentarios

Esteban 10 marzo 2021 - 8:20 AM
El 8vo Congreso del Partido, a celebrarse el mes próximo, tiene la palabra. Es de una ingenuidad tremenda, sobre todo a estas alturas del juego, poner siquiera un gramo de esperanza en un congreso del partido único cubano. Allí Raúl dirá que se va y nombrará a dedo a sus sustituto, los señores del poderse tirarán flores unos a otros y los obedientes delegados lo aprobarán todo por unanimidad antes de ser despachados a sus provincias de origen con algún souvenir alegórico a la reunión. Y colorín colorado ese cuento se habrá acabado y la vida del cubano seguirá empeorando. Se buscan intelectuales comprometidos con el pueblo cubano.
Jagger Zayas Querol 10 marzo 2021 - 10:40 AM
Concuerdo con la apreciación de Esteban. Este congreso se dará en medio de la pandemia, y por ello, con ínfimo o ninguna participación popular y su premura obedece al deseo de Raúl de irse. No va a ser trascendente ni en los económico, ni en lo político, ni en lo social...
Javier 10 marzo 2021 - 5:02 PM
Buen artículo, lastima que algunos , los mismos de siempre, se empecinan en ser pesimistas , el autor con sus luces y sus sombras nos da alguna que otra solución, viable o no, pues eso nos toca como ciudadanos luchar por la normativa.
Esteban 10 marzo 2021 - 5:13 PM
Quizá quiera enumerarnos usted, Javier, un par de razones por las que los mismos de siempre deberíamos sentirnos optimistas. Gracias.
dario45666 10 marzo 2021 - 9:23 AM
dice el dicho: "el sentido comun es el menos comun de los sentidos " y....cuando ya se debia dar por pasada la pagina del " Socialismo real" o " Comunismo" ,sencillamente viendo el monumental desastre de todo lo que significo,,nos encontramos con cubanos tratando de reinventar lo ya inventado,experimentado,fracasado y ....supestamente enterrado !!! En un pais como Cuba que no tuvo ni los pretextos que darian a esos proyectos locos en paises como Rusia ,china,vienam,paises en estado de atraso tal, que propiciaban cualquier disparate.Cuba era un pais prospero,que funcionaba como una democracia mas o menos imperfecta,pero que funcionaba,con un capitalismo muy marcado por las ideas sociademocratas,en fin,cuba era un pais decente para los dictados de la epoca.Como se le ocurre a un cubano del siglo XXI hablar acerca de las bondades de la NEP, del comunismo Chino,del vietnamita,del comunismo lbertario o de el pobre Bujarin,tragado por su propio engendro !!! !!!!!Creo que si en cuba se lograra una sociedad democratica,con derechos para todos,con un capitalismo liberal,con mayor o menor participacion del Estado segun las circunstancias y las opiniones de los ciudadanos ,los cubanos nos adaptariamos rapidamente y esos cuentos rusos y chinos,pasarian al lugar que les corresponden : el basurero de la historia,no en el contenedor de lo reciclable.....
Javier 10 marzo 2021 - 5:07 PM
Como siempre dando la nota discordante, y convenientemente le hecha con el rayo al Socialismo, pero este Modo de producción, solo lleva una centuria en el poder, en cambio el capitalismo casi 2 siglos y es el causante directo de las 2 guerras mundiales y la crisis del 30, así como muertes y crisis económica hasta por gusto, así que deje la malcriadez y piense más como país.
Gladys Marel García 10 marzo 2021 - 9:44 PM
El análisis que de manera acertada realiza Mario Valdes Naviavia en su articulo, situando a Cuba en el contexto de las dos opciones: la NEP y el Comunismo de Guerra, permite entender como el proyecto del modelo socialista soviético retomado como proyecto por el liderazgo militar cubano, ha conducido de manera semejante, en lo general, a la crisis actual, en la que predominan los intereses de la clase burocrática en el poder,ajena a los intereses de la Revolucion. Felicito a Mario. Por la salida que propone al Congreso
dario45666 11 marzo 2021 - 9:12 AM
estimado javier : me parece que revisando el estado del Mundo hoy,no cabria duda que esta mejor que nunca,en cuanto a la economia y los derechos de las personas.....eso ha sido posible gracias a la democracia y al capitalismo,la democracia ha permitido darle voz a los que no la tenian y garantizar la seguridad de las personas ante las grandes maquinarias economicas y politicas y el capitalismo,ha dado oportunidad a la iniciativa de los ciudadanos.Las ideas liberales en general,han dado impulso y corregido muchos errores que se presentan en el desarrollo de las Naciones.Los regimenes totalitarios,las revoluciones solo han sembrado de tragedia a la Humanidad y no han representado nada,o casi nada en este desarrollo mundial.
jose viera linares 10 marzo 2021 - 10:16 AM
Agradezco su serio aporte al analisis de la situacion del sistema economico cubano y sugerencia de acciones. Como usted, espero que el 8vo. Congreso adopte medidas que impulsen definitivamente las reformas necesarias.
Jagger Zayas Querol 10 marzo 2021 - 10:46 AM
La "NEP" en Cuba no va a crear un movimiento de fomento de la cooperativa --unica forma de propiedad verdaderamente socialista siempre que se proscriba en ellas el trabajo asalariado de externos a la cooperativa lo cual las haría una junta de accionistas capitalistas y explotadoras- sino potenciar las empresas capitalistas privadas al estilo de China y Vietnam y "enriquecerse es ser glorioso" Deng Xiaoping. No importa el color del gato, lo importante es que cace ratones. Nuevamente Deng Xiaoping
Fidel A Sánchez 10 marzo 2021 - 12:13 PM
Buen artículo que sin embargo destierra el componente subjetivo. El principal problema de Cuba es la corrupción, a todos los niveles, fundamentalmente en la alta dirección del país. Se imagina alguien al director nacional de Acopio (o como se llame), planteando en el Congreso del Partido que él sobra? Que hay que desmantelar Acopio? O al jefe de Gastronomía diciendo que todas sus unidades deben venderse a particulares porque es absurdo que un gobierno venda ron o pan con croquetas? No. Jamás pasará! Tienen que desaparecer dos generaciones al menos, la "histórica" y la de la "continuidad".
Asier Sardiñas 10 marzo 2021 - 3:01 PM
Dr. Mario, muchas gracias por su artículo. Es tan amplio y abarcador el tema que trata en éste, que cualquier comentario, dado el limitado espacio que debe suponer, se queda corto. Es por ello, que solo voy a referirme inicialmente, a tres eventos que en el refiere, ocurridos en nuestro país, que inherentes a procederes, que resultaron una constante durante muchos años y que acarrearon también negativas consecuencias, cuyos efectos se mantienen presentes hasta hoy. Podrían citarse más ejemplos de ello, pero repito, tomaré solo los 3 que usted menciona. Dice en su artículo y lo cito: “Así, el esfuerzo por alcanzar una Zafra de Diez Millones de toneladas (1969-1970) se presentaba como la puerta al desarrollo industrial, el vuelo de un cosmonauta cubano en una nave soviética (1980), ponía a Cuba como pionera en la investigación espacial en Latinoamérica, mientras que el récord Guinnes de la vaca Ubre Blanca en la producción de leche (1982) nos ubicaba como potencia mundial en la ganadería. Todas quimeras”. Fin de la cita. ¿Y qué pasó después?: El deterioro progresivo de la producción azucarera cubana, llegando hoy a producir menos de una quinta parte de aquella meta de Diez Millones de toneladas; ¿Cuántos cosmonautas cubanos más han viajado al cosmos en los 40 años posteriores a aquel vuelo? Y por último, después de Ubre Blanca, ¿cuántos cientos de vacas cubanas, han logrado alcanzar, siquiera la cuarta parte, de lo que producía aquella? La producción de leche de vaca, (tanto total, como en el índice de litros por millón de habitantes), ha experimentado un descenso “en picada”. Puede usted verificarlo, comparando lo mismo los extremos, es decir, 1958 con 2018, como el año del récord de Ubre Blanca 1982 con 2018, e igualmente, al comparar el 2000 o 2010 con 2018. Para concluir y relacionado con lo que aborda en la parte final de su artículo, voy a permitirme, copiar seguidamente, los dos párrafos finales, del comentario que hice a un interesante artículo de Benavides, publicado igualmente en LJC el pasado 19 de noviembre, en el que dije lo siguiente: “Considero oportuno recordar que, en la década de los años 60 del pasado siglo, progresivamente, fueron pasando a propiedad estatal, es decir “de todo el pueblo”, en primer lugar, las grandes Empresas de Producción, de Comercialización, de Servicios y Financieras, a ellas siguieron las Medianas Empresas, luego las Pequeñas y por si todo ello fuera poco, en 1968 el resto, incluidas las Micro-Empresas, llegándose a pasar a propiedad estatal, hasta un simple sillón de limpiabotas, o un carrito de venta de granizados. Concluía así en menos de 8 años, la sustitución de un tejido Empresarial eficiente, y uno de los Sistemas de Comercio Mayorista y Minorista, mejores de América Latina, por la ineficiencia productiva, de servicios, comercial y financiera, que hemos padecido hasta hoy, agudizándose en los últimos años, hasta llegar al grado de desabastecimiento generalizado actual, en lo que por supuesto, el Bloqueo norteamericano tiene su cuota, pero solo eso. Ahora 52 años después, se plantea decididamente, cada vez con más y más adeptos, el retorno, a las Pequeñas, Medianas y Micro-Empresas. La pregunta obligada sería: ¿Y por qué no se hizo hace 40 años?, aunque habrán disímiles respuestas, lo que si no cabe dudas, es que de haberse hecho, la situación económica y productiva del país, sería muy favorablemente opuesta a la actual, no obstante persistir, la cuota permanentemente presente, que tiene el Bloqueo Norteamericano. Si no se hizo antes, hágase ahora sin más dilación, conjuntamente con una mayor flexibilización a la Inversión Extranjera y a la de cubanos residentes dentro y fuera de país”.
Mario Valdés Navia 10 marzo 2021 - 9:01 PM
Gracias por los comentarios. Saben que escribo para contribuir a reformar el.modelo cubano hacia un socialismo democratico y participativo. No me.interesa volver a 1958. Si no existe hasta hoy el.socialismo, habrá que inventarlo. Los invito a leer el resto del.dossier que apenas empieza. Faltan cuatro textos.
Gladys Marel García 10 marzo 2021 - 9:47 PM
Añadir: El liderazgo político militar
EZpo 11 marzo 2021 - 6:49 AM
Yo personalmente aprecio sus artículos. Y su empeño en aportar ideas en dirección a un posible socialismo. Soy además de los que creo, a contracorriente, que el socialismo es posible, y necesario. Pero el daño antropológico que ha hecho el proceso cubano es de tal magnitud, que no permite a la mayoría de las personas separar la palabra socialismo del descalabro económico y social que es hace años Cuba. ¿Hemos visto algún fundamento teórico medianamente profundo y articulado que exponga las bases del llamado "Reordenamiento Monetario" y sus efectos en la economía y la sociedad, más allá de los mismo discursos de hace 50 años? A estas alturas el gobierno cubano lo único que está defendiendo son sus privilegios. Eso, sus privilegios, son la base de todo hoy en Cuba, y no la limonada. Estaré esperando el resto de los artículos de vuestro dossier.
Eva 10 marzo 2021 - 11:23 PM
Cualquier política económica en Cuba nos ha dejado hasta sin fósforos pero da igual no? Apenas hay para cocinar! 62 años de imposición y arbitrariedad devastadora y criminal
Eva 10 marzo 2021 - 11:31 PM
Pregunto a los editores de LJC, sería posible imprimir esta revista con sus artículos y hacerla llegar a la inmensa mayoría de los cubanos? ( mensual, trimestral? ) Yo la imprimiera incluso con los comentarios que apoyan y esclarecen el tema de cada artículo . Mi gratitud infinita son excelentes y se siente el deseo de hacer de Cuba un país como merecemos quienes la amamos.
EZapo 11 marzo 2021 - 6:41 AM
Ley del patrimonio de todas las personas, en particular de los funcionarios públicos. IMPOSIBLE, es que este gobierno no tiene ni la más mínima idea de cómo avanzar económicamente. Y lo que está haciendo el actual gobierno (e hizo durante mucho tiempo el anterior) es defender sus privilegios. Sus privilegios son en Cuba la base de todo. No la limonada.
Eva 12 marzo 2021 - 8:52 PM
👏👏👏👏👏👏 Más claro imposible y como tienen todo el dinero robado al pueblo bloqueado recurren a exprimir a todos la miseria que le pagan Solo le pido a Dios que el futuro no me sea indiferente. Este presente con tantos cobardes repletos de doble moral da asco Ellos defienden sus privilegios a base de ilegalidades continuas
Glosas de lo político en tiempos de la NEP - La Joven Cuba 15 marzo 2021 - 3:25 PM
[…] Cuba: NEP versus Comunismo de Guerra […]
Lily 15 marzo 2021 - 9:20 PM
Totalmente de acuerdo con su propuesta, desgraciadamente los comunistas cubanos no tenemos la honestidad y la valentia de exigirlo y sera mas de lo mismo, a veces me pregunto por que llamarle Socialismo a lo que no lo es, en Cuba hay cualquier cosa menos eso y es una pena , pues hubiera sido maravilloso que existiera , pero Marti dijo que.de mala humanidad no se pueden hacer grandes obras

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