¡Cuba la ingrata!

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ingrata

Desde la antigüedad, la ingratitud ha sido considerada como uno de los peores vicios de la humanidad. Séneca, el filósofo romano, dedicó gran parte de su obra a elucidar las causas de la inestabilidad política y social de la gran República y descubrió que la gratitud jugaba un papel fundamental en la armonía social de un Imperio patrimonial. Julio César advertía incluso a sus potenciales enemigos que, de no aceptar su magnánima generosidad, escogían el camino de la guerra. ¿Plata o plomo?

La historiografía de los Imperios antiguos muestra los Emperadores como personas despóticas con tendencias absolutistas, pero esta narrativa oculta uno de los roles más importantes de la figura del Emperador: el de benefactor supremo. Sobre esta base, podríamos afirmar que los imperios son sistemas políticos que se erigen sobre dos principios fundamentales: benefitia y gratia.

El término “beneficio” (benefitia) puede definirse como un don, o favor, que una persona hace con el objetivo de crear un sentimiento de bienestar en la persona receptora del beneficio. En un sistema político sin Estado fuerte y democrático, el altruismo y la generosidad de las clases gobernantes sirven de herramienta al servicio de su poder político. Apropiarse el don o el favor puede entenderse como un signo de hostilidad ya que existe una ética de reciprocidad que obliga al beneficiario del don, casi coercitivamente, a reciprocar la generosidad del benefactor con otro don más o menos equivalente al don recibido en beneficio.

En una relación asimétrica, en la cual los actores implicados en el intercambio poseen recursos desiguales, los que están abajo en la jerarquía social no tienen muchas veces otra cosa que ofrecer sino reconocimiento y gratitud (gratia). Esos gestos de reconocimiento y de gratitud nutren el sentimiento de superioridad y de generosidad altruista del actor hegemónico y, al mismo tiempo, conducen los beneficiados a adoptar y a internalizar las características del benefactor para así mantener el flujo continuo de beneficios.

A nivel internacional, es posible pensar las relaciones entre los Estados en estos términos y el caso de Cuba parece ser un buen ejemplo para ello. En dos momentos cruciales de su historia moderna, los cubanos han sido acusados de ingratos por dos potencias mundiales con ambiciones imperialistas, primero los Estados Unidos, luego la Unión Soviética. Podríamos incluso decir que Cuba ha contractado deudas de gratitud que solo podía pagar de manera simbólica, ya que no poseía los recursos ni las oportunidades históricas que le permitiesen saldar la deuda con un beneficio equivalente.

Como todos sabemos, la guerra que los cubanos condujeron contra el Imperio español por más de 30 años termina en 1898 gracias a la intervención de los Estados Unidos. Esta intervención militar condujo al establecimiento de un régimen militar entre 1898 y 1902, cuyo principal objetivo fue asegurar la creación de un gobierno constitucional que respetara los enunciados del Tratado de París de 1898, el cuál fue firmado únicamente por los Estados Unidos y España. Las tensiones incrementaron cuando apareció la exigencia de incluir la Enmienda Platt como un apéndice de la Constitución de 1901.

Los Estados Unidos no comprendieron el rechazo de los cubanos en su voluntad de crear una Nación soberana y los acusaron de ingratos. Según los grandes discursos de la época, los representantes de la Nación cubana, al actuar de esta manera, no mostraban ningún reconocimiento hacia los esfuerzos que los Estados Unidos habían realizado con el objetivo altruista de ofrecer a los cubanos una Cuba libre e independiente.

Los líderes cubanos eran conscientes de los riesgos de contractar deudas de gratitud con los Estados Unidos y temían que la aceptación de esos beneficios condujese a Cuba por el camino del protectorado y de la soberanía condicionada. Al fin y al cabo, esos hombres desnutridos, mal vestidos y mal formados que lucharon por la soberanía de la Nación cubana, ¿no debían la emancipación de Cuba a la generosidad y al altruismo de los Americanos y del gobierno de los Estados Unidos? Cuba estaba en gratia con el Imperio naciente de las Américas y la deuda tenía que ser pagada. En 1902 nace una República que muchos consideran frustrada.

Los cubanos fueron acusados de ingratos, una vez más, por el año de 1963, pero esta vez, los que nos recordaron nuestro lugar en el mundo fueron los Soviéticos. Para hacer frente a los planes de intervención de los Estados Unidos en Cuba, la URSS ofrece a Guevara la posibilidad de instalar misiles en la isla con el objetivo de disuadir a los Estados Unidos y a los cubanos entrenados por la CIA en países como Guatemala y Panamá. Pero en medio de la crisis de los misiles de 1962, los Estados Unidos y la Unión Soviética negocian en secreto el retiro de los misiles de la isla a condición de que los Estados Unidos se comprometan públicamente a no intervenir militarmente en Cuba. Esta situación creó grandes fricciones entre Cuba y la URSS y las críticas del gobierno revolucionario se hicieron sentir en la cúpula del Kremlin.

En medio de todo ese conflicto, los Soviéticos se encargaron de hacer saber a los cubanos de que eran, una vez más, unos ingratos. Al fin y al cabo, le recordaba Nikita a Fidel, la Revolución cubana existía gracias a la Unión Soviética. Y otra vez la retórica del dinero gastado, de las armas regaladas y de los hombres enviados, recordaba a los cubanos cuánta gratitud debían a la Unión Soviética por salvar la Revolución de la agresión imperialista. Una vez más, Cuba contractaba deudas morales con una potencia extranjera a la cual no podía devolver en especie un beneficio equivalente capaz de saldar la deuda de una vez por todas. Y había que pagar esa deuda, no solo en palabras, sino en actos concretos, pues todo parece indicar que los Estados pequeños e ingratos terminan siendo víctimas del ostracismo internacional y, por esos días, Cuba la ingrata no podía estar más aislada en su propio vecindario.

En 1976, la adopción de una constitución socialista confirmando el carácter de un proceso revolucionario que en su origen no ambicionaba tal deriva, sigue siendo una gran interrogante para muchos cubanos. Me pregunto si esta constitución socialista no fue sino una manera de expresar reconocimiento y gratitud hacia nuestro gran benefactor, la URSS, y de así intentar pagar la deuda contractada con este Imperio informal, el cual nos ha ofrecido como regalo altruista la existencia misma de la Revolución cubana.

Con el tiempo, la benevolencia de nuestro benefactor ha sido tan significativa que, quizás, hemos terminado por internalizar una identidad que refleja, a pesar de nuestras diferencias tropicales, grandes similitudes con el sistema político de nuestro benefactor. Si esta tendencia es sistémica, cabría preguntarse hoy con quién Cuba está contractando deudas de gratitud. Así sabremos de antemano de dónde vendrán las acusaciones. ¡Cría fama y acuéstate a dormir!

10 comentarios

manuel 30 junio 2020 - 9:27 AM

Rainer……Cuba , los cubanos no somos ingratos .
EE UU no entro en guerra con Espana para regalarnos la independencia , se construyo una Republica de acuerdos a sus intereses , todavia esta la Base Naval en Guantanamo .
Los rusos no nos regalaron nada , se instatalaron con la mayor base radioescucha fuera de su territorio , muchos cubanos regaron con sangre las tierras de africas en nombre del campo socialista dirigido por los rusos ……y un dia se desmerenagron y con ellos se llevaron a varios socios mientras …….Cuba siguio aqui…..
Cuba no ha encontrado en sus hijos todavia…….. a pesar de los pesares su camino propio sin ataduras internacionales , que en este mundo globalisado es pedirle peras al olmo.
Solo hemos sido ingrato con Marti…..que hace siglo senalo en camino de nuestra Islita ……Con todos y con el bien de todos.
Cuando exista politicos cubanos y pueblo cubano con alma nacionalista….. entonces tendremos independencia verdadera.

Yan 30 junio 2020 - 9:46 AM

Manuel, leí atentamente el artículo y me da la impresión que el autor emplea la ingratitud como algo simbólico. Al decir Cuba la ingrata, se refiere a las acusaciones que en varios momentos se nos han hecho por estas dos grandes potencias que han tenido una gran influencia en nuestro país. No creo que el autor piense que realmente los cubanos seamos ingratos. Si las deudas han quedado saldadas es algo que quedaría por ver. No llega ahí el análisis. Es difíciles saber porque nunca se paga en la misma moneda que se recibe. La clave del artículo me parece está en mostrar cómo Cuba, en un mundo dominado por unas pocas potencias hegemónicas, ha tendido que navegar por esas aguas y como la influencia externa ha incluso forjado nuestra identidad. Al ser Cuba un estado periférico en el orden mundial, no le queda prácticamente alternativa, los grandes imponen aún con benevolencia y no con fuerza, una manera de pensar y alinearse. Yo estoy de acuerdo contigo en que los cubanos hemos pagado en innumerables ocasiones las deudas contraídas con USA y la URSS. El caso de Venezuela es un caso más reciente y atípico que sería interesante abordar. En todo caso es otro artículo más para reflexionar. Creo que el autor busca incesantemente hacernos reflexionar planteando perspectivas por lo menos nuevas. Uno siempre aprende de historia y de conceptos muy interesantes. Se nota la calidad del escrito y eso se agradece.

Castellanos 30 junio 2020 - 9:48 AM

Supongo que ahora toca arrodillarse ante Nicolás Maduro ya que el petróleo viene de Venezuela para “salvar la revolución”.
Es una vergüenza que seamos un país “independiente” solo de palabra, pues en en la práctica dependemos de alguien que nos mantenga como a un hijo bobo o de cualquier cosa que hagan o digan en Washington, teniendo, como tenemos, un potencial enorme en nosotros mismos.
Todo este revoltillo nos lo podríamos evitar con tan solo tener un gobierno inteligente y capaz seleccionado por el pueblo a través de elecciones libres y democráticas, un gobierno que esté enfocado en sacar el país del profundo pozo en el que está y no, como desde 1959, en solo conservar el poder a costa de más y más sacrificios de un pueblo que en cualquier momento se parte en dos de tanto apretarse el cinturón.
El horrible bloqueo interno es el verdadero causante de tanta miseria. Si lo quitan, aún si se mantuviera el externo, podríamos estar mejor que ahora. Tantas y tantas regulaciones internas que no permiten que nuestras fuerzas productivas y creativas se expandan, son sin dudas las mejores colaboradoras del bloqueo gringo ya que lo potencian sobremanera.
Pero bueno, yo perfectamente puedo estar equivocado y todo está como debe estar. Después de todo es el entero país el responsable de su suerte.
Gracias por su artículo, Rainer.

Rafael Perez 1 julio 2020 - 4:27 PM

No tengo nada que agregar a lo dicho.

Carlos 30 junio 2020 - 10:38 AM

Esta mentalidad de ser agradecido eternamente es reiterada frecuentemente por el gobierno actual de Cuba a sus ciudadanos. Se le recuerda al pueblo constantemente que gracias a la Revolución esto y aquello, como si no fuera una obligación del gobierno proveer bien y crear una sociedad prospera. Recuerdo comentarios como: “Los negros antes de la revolución no eran personas”, …. si, si así mismo, lo hemos escuchados muchos de nosotros, cosa falsa pues varios autores en este mismo blog han expuesto como la sociedad civil de la República era muy superior a la actual.

Ahora los cubanos son ingratos pues papa estado les da todo lo que necesitan pero no recibe a cambio la incondicionalidad y compromiso exigidos.

Yo no lo debo nada a nadie, lo que he logrado ha sido por esfuerzo propio. Y no soy ingrato, soy agradecido, a mi creador, y único Dios que me creo como un ser independiente e inteligente para saber diferenciar que es bueno o malo para mi y mi familia.

Saludos!

Fabio 30 junio 2020 - 10:59 AM

Qué texto tan malo. Oscila entre la ignorancia y la manipulación. Qué pena que La Joven Cuba publique algo como esto. Ninguna defensa de la pluralidad de visiones debe dar espacio a la ausencia de calidad. La mirada que se da al nacimiento de República es antológica por su debilidad. En fin, qué cosa más mala!!!

Manuel II 30 junio 2020 - 12:30 PM

Sin entrar en detalles de “pagos” de gratitudes, la Constitución cubana de 1976 creo que la única de las modernas en que un Estado menciona su gratitud a otros estados, haciendo hincapié en la URSS.
¡Horroroso!

Azul 30 junio 2020 - 12:57 PM

Ay Rainer, prepárate allá tú !! ¡ Deja que te coja Don Iroel, el benefactor de los lectores de las redes ! No ,y Javier,je, qué me dices de Javier !!

Estás en tremenda candela,mira,humm,decir que nosotros tenemos deudas ( de gratitud , que conste ),de la otra mejor ni hablar.

Armando Gómez 30 junio 2020 - 1:16 PM

Pienso que el gobierno cubano ha sido y es ingrato contra una parte de la población,si eres fiel recibes elogios pero si decides romper con el sistema te conviertes en la peor calaña y tus esfuerzos no son reconocidos,deportistas médicos e intelectuales se han llevado la peor parte,el caso del pelotero Cheito es una gran ejemplo de la ingratitud del gobierno.

Manuel* 30 junio 2020 - 5:36 PM

Cuba mostró su deuda de gratitud con la URSS en su propia constitución de 1976 dónde se incluía una referencia a la URSS. Se trataba de un caso inédito de sumisión a una potencia extranjera. Es decir, la negación de la soberanía nacional en la propia constitución.

En el preámbulo de esa constitución también había una referencia a un político vivo y en activo, otro caso inédito ya que ni siquiera en las monarquías absolutistas con constitución existían referencias a un monarca concreto.

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