La Joven Cuba
opinión política cubana
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Equipo
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto

Ciudadanía

Análisis de procesos sociopolíticos que contribuyen al poder popular en el desarrollo de una república inclusiva y una ciudadanía activa

papa

¡Qué maravilla es ese papá!

por Gabriela Mejías Gispert 30 junio 2019
escrito por Gabriela Mejías Gispert

Hace varios domingos, el día del padre, recordaba ese dicho popular que afirma: “Papá es cualquiera, Madre una sola”. Tiene tantas interpretaciones como formas de decirlo: cualquiera puede ser progenitor biológico, aunque no se le diga papá; cualquiera puede cumplir la función afectiva que carga la palabra papá, cualquiera puede “dejar” embarazada a una mujer, pero eso no lo convierte en papá… y muchas más.

Sin embargo, madre es una sola ¿Qué vuelve a la maternidad insustituible, que no lo hace con la paternidad? ¿9 meses de gestación y cambios hormonales? No creo que sea diferencia suficiente.

El proceso psicológico de un padre durante esos meses y casi que me atrevería a decir cambios hormonales, por transitividad, es palpable en cualquiera que haya tenido la experiencia de ver a un hombre acompañando el embarazo de su compañera.

¿Cómo sería la lógica del dicho, si son dos madres o dos padres quienes se encargan de la crianza?

La paternidad consciente es un término que se viene mencionando mucho en la Cuba de estos tiempos. Un hito trascendental en las políticas de paridad tomadas en los últimos años lo constituye el Decreto-Ley N° 234 aprobado en el 2003 (hoy N°339), el cual “concede los derechos a la madre y al padre, para propiciar la responsabilidad compartida con la familia para el cuidado y atención del hijo o hija menor de edad” (1)

Sin embargo, desde entonces muy pocos son los hombres que se han acogido a la licencia de paternidad. Es cierto que el decreto, a pesar de ser muy visionario es ambiguo en algunos términos, como no incluir “paternidad” en su título, lo cual puede prestar confusión en cuanto a si son ellos también beneficiarios de las políticas sociales y económicas para garantizar la licencia, pero no es esta la razón por la que tiene tan pocos adeptos.

¿Será que creen que el dibujo animado de la odisea para ser un papá maravilla es real?

Padres

La parentalidad va más allá de un proceso biológico. Es un proceso de construcción social acerca de lo que se considera paternidad y maternidad. Como un hecho cultural, juega un papel fundamental el imaginario social, que vendría a ser como aquella gaveta en la que buscamos algo para intentar explicar las acciones y fenómenos sociales, cuyos elementos vamos transmitiendo en el devenir de la realidad social; de la misma forma los reconstruimos y reproducimos.

Dentro de este entramado de relaciones interpersonales e intergrupales quedamos enlazadxs a otras personas con las que interactuamos cotidianamente. En estos círculos se construyen estas realidades: maternidad, paternidad, vinculaciones y sentimientos de pertenencia.

La construcción social de la paternidad en las sociedades occidentales viene aparejada a tres grandes hitos: la ausencia, el carácter periférico y la desvinculación biológica. El padre en sus funciones de proveedor, protector, como cabeza de familia que tiene obligaciones de carácter material. El padre a quien el imaginario social comprende como un ser periférico, ajeno a las funciones nutrientes, afectivas y emocionales del hijo o la hija. ¡Pórtate bien o se lo digo a tu papá!

Todas ellas constituyen los distintos vínculos parentales que vemos a diario, teniendo como consecuencias fundamentales dos efectos no deseados, a los cuales cierto psiquiatra nombró como: “La culpabilidad materna” en la cual el proceso psicoafectivo de los infantes se atribuye como responsabilidad de la madre, siendo portadora de los males cuando estos no tienen los efectos esperados y “la imagen borrosa” de un padre, que queda revestido por un estado de carencia de afectividad, sensibilidad y ternura, que toma una posición de distancia por miedo a entorpecer el trabajo que se le tiene asignado a la madre.

Características parentales transmitidas por una cultura patriarcal donde el rol femenino queda siempre vinculado a lo privado, a lo natural, a lo sensible y lo masculino a lo público, proveedor, hosco, fuerte. Una historia antigua que moldea a los varones desde chicos a estar ajenos a la afectividad ¡que es esa pajarería de ser sensibles!

Llevan a un inevitable juego de policía bueno y policía malo; en el cual ambas partes salen perdiendo.

Una paternidad responsable es una deconstrucción del rol paterno, pero también de la masculinidad como construcción social. Una apuesta a la crianza desde un lugar de paridad afectiva, que propicia un vínculo sano para los infantes, una apuesta a que las próximas generaciones tengan una visión más equitativa de los roles, una mayor sensibilidad para relacionarse, un reconocimiento de sus afectos, sentimientos y qué hacer con ellos.

Es una apuesta a masculinidades menos machistas, donde su responsabilidad no sea “ayudar” sino un rol activo en la educación de sus hijos e hijas. Quizás con esto consigamos que, en un futuro no tan lejano, los hombres no tengan prejuicios para elegir una licencia de paternidad si lo desean.

  • http://juriscuba.com/legislacion-2/decretos-leyes/decreto-ley-no-339/
  • https://www.unicef.org/cuba/cu_resources_PadreDesdeElPrincipio_MINED_UNICEF.pdf
30 junio 2019 3 comentarios 476 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
precios

Si bajan los precios de Internet

por Miguel Alejandro Hayes 29 junio 2019
escrito por Miguel Alejandro Hayes

Sigo teniendo problemas para conectarme. El rincón de La Habana que habito no parece ser bendecido por las deidades de una buena señal. Soy el clásico usuario que siempre se está quejando. La retórica de la cotidianidad que para decir algo hace alusión al calor, la he sustituido con un protestar por el servicio -calidad y precios- de los datos móviles. Pero intento la pasión no me ciegue.

Sé no que no soy el único en esa situación, soy uno entre millones y hay otros tantos sin navegar desde el móvil. Consciente de que la mejor manera de ayudar a la sociedad no es hacer un llamado al tan gastado deber social, me hago el auto-llamado.  Por eso, más allá de posiblemente ser de los favorecidos con la reducción de precios de los servicios de internet, en medio de la campaña de #BajenLosPreciosDeInternet, propongo pensar algunas aristas.

Si mañana esos precios disminuyen, ¿quién se beneficiará? Sin dudas, todos aquellos que compramos los paquetes de ETECSA. Podremos mejorar el acceso adquiriendo el doble o el triple –dependiendo de las rebajas- de lo actual; o pudiera ser que simplemente se ahorre dinero. Pero es una interrogante si aquellos que ahora mismo no poseen los ingresos para comprar al internet por datos, podrán hacerlo tras bajarse los precios.

Si la reducción de estos, hace que los más desfavorecidos puedan también usar el internet, el panorama tal vez sea favorable. Y solo tal vez, porque el hecho de que un servicio o bien cueste cierta cantidad de dinero, no significa que todos aquellos que tengan ese monto en metálico lo demanden. Entonces, la medida pudiera resultar en que el servicio dé mayor cobertura, o no.

De no quedar los precios -luego de la rebaja- asequibles a nuevos sectores, el efecto sería, o fomentar el consumo de más internet de los que ya con los precios elevados acceden a él, o que estos ahorren su dinero. Cualquiera de estas dos variantes, acompañadas de la permanencia de todos los que no puedan pagarse los datos, dejan un contexto que solo avivará la desigualdad. Esta, no caracterizada por las asimetrías de ingresos, sino en una expresión más acabada: las marcadas diferencias en el consumo de bienes y servicios. Para este caso, sin importar la variante resultante, solo se logrará aumentar las ya abiertas brechas de equidad.

Lo que pudiera ocurrir exactamente si se cumpliera el reclamo de los precios, es difícil de saber. Se necesita el conocimiento sobre comportamiento de la demanda, no de la demanda promedio a nivel social, sino de una por tramos que refleje el comportamiento de esta por estratos sociales, que luego sea traducida en funciones matemáticas respaldadas por censos y modelos teóricos culturales que ofrezcan un mapeo de hábitos de consumo.

Y no parece estar presente ni ser público –también sería difícil toda esa información elaborada en tiempo presente, claro-. Pero siempre se puede apelar a la intuición o al buen sentido y tener en cuenta los posibles escenarios –entre ellos, los aquí  planteados- como respuesta a la falta de información necesaria.

Resulta sabido que muchas personas quieren disfrutar de los datos móviles, pero que sus ingresos no se los permite. Existen esos consumidores potenciales en espera de poder comprar los paquetes de datos. Señal esta –y no es muy difícil de advertir-, de que las rebajas, si tienen la cuantía que permitan que aquellos puedan pagar el nuevo valor, encontrará un efecto favorable. Pero para ello, se requiere que se llegue al punto de garantizar que el nuevo costo supere la barrera de los que hoy enfrentan una restricción presupuestaria.

No se debe tratar entonces de un reclamo a secas, hay muchas condiciones que ignorarlas, sería torpeza. Tampoco debiera ser un debate político. Sin embargo, el alcance social de esta causa señalará –se sea consciente o no- un carácter clasista. Yo quiero precios para que los que los que hoy no pueden, puedan. De no ser así, prefiero esperar, porque se trata solo de una lucha de clase media. No es que esté mal, pero no nos engañemos.

29 junio 2019 7 comentarios 400 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
republic

The Third Republic

por Egor Hockyms 29 junio 2019
escrito por Egor Hockyms

By Egor Hockyms

The third republic of Cuba has already begun. And if this seems too categorical, let’s put it like this: it is quite likely that the vibrant and thoughtful intelligentsia our children, grandchildren and great-grandchildren are on their way to become, when setting out to systematize Cuban history, will close the period of the Revolution at a point we may have just crossed.

The exact moment could be the last 10th of April, the date when Cuba declared itself a state under the rule of socialist law, only one year after the substitution of the last commander of the Revolution in the highest leadership of the State. Some other date might be picked, eventually one which is yet to pass, but April 10th seems adequate because, casting aside the possibility of violent interference which would plunge Cuba into a war of unforeseeable consequences, the essential characteristic of this new stage should precisely be the strengthening of the rule of law. This strengthening is inevitable; for it doesn’t seem anymore that in the future the legitimacy of the national State and Government might reside elsewhere. Not in the Party or in the figure of the leaders.

Having such a prospect is useful for two reasons. First, because thinking about Cuba starting from the future of our children transcends ideological dogma and forces us to consider a real country, which does not appear in handbooks. Second, because it helps us to understand the framework in which all our efforts are taking place, and therefore to turn them into effective action in the construction of the homeland we want. This new framework we are living in we shall call here the Third Republic, and conceiving it all together is perhaps one of our most urgent duties.

Unlike the previous ones, in 1902 and 1959, in which a radical change of national institutions forced a complete reconstruction of the power structures, the Third Republic is now emerging from the Revolution disguised as total continuity. And the disguise is not too shabby, quite the opposite, the new Republic takes root in deep codes of sovereignty and social justice which only the Revolution epically managed to pick up from the most progressive aspirations of the people and bring them to the fore in the institutional praxis of the State. Continuity is therefore essential, not superficial or even purely structural; but absolutizing it is a disguise, it means denying an important part of what the new Cuba is coming to be.

The Third Republic is, very much, a break.

In the very establishment of the rule of law lies the original break. Attaining it implies a gradual process entailing the development of a legal culture forgotten by the citizens and by most institutions. This, which should decrease in great measure the degree of arbitrariness we live with on every level, if done right, will also change the type of single-person and vertical government of the Revolution to give way to another, with richer and more horizontal deliberations, propelling economic and social development in which true power is exercised from the bottom up by means of popular participation structures.

However, in order to do it right there must be an early understanding that such a path fundamentally depends on a constant confrontation between people and government. This confrontation is reminiscent in some aspects of the struggles typical of capitalism in representative republics, and it additionally has a very particular nature in our geopolitical context. History harshly warns us against governments not confronted by the popular classes, which, even under the rule of law, may very easily generate a horrifyingly unequal system.

Setting aside small and medium-sized private enterprise, which has earned the right to exist and has amply proven its social usefulness, the first thing will be to internalize something essential under the rule of law: government offices administer the national capital gain, but they do not own it. To put it more clearly, the wealth generated by the principal means of production in Cuba belongs to all the people and it is thus stated in the law. And it is fair, because that wealth is generated day after day by you and I, possibly with as much or even more sacrifice that the President, the ministers or the company managers.

The second thing is that, in order to manage that wealth, we use a participatory democracy we must acknowledge as highly experimental. It responds to our most progressive ideas of popular empowerment, but it lacks a successful model to imitate and it is therefore absolutely fundamental to keep it in continuous development. With it we choose from ourselves, without the need for pre-established platforms or affiliations, the citizens who are willing to serve us. That and nothing else is popular power, and that and nothing else is government: simple citizens chosen by ourselves, directly or indirectly, who are obliged to serve us on our terms, from the President to the last subordinate.

Where do the motives for confrontation come from then? They come from many places. They come, for example, from the very imperfection of the electoral system, from inflexible bureaucratic structures, and from the fact that representatives do not receive a salary that’s sufficient to make a decent living by doing only their jobs. All this causes that, in practice, the behavior of our representatives and leaders, even when they may have genuinely progressive ideas, does not easily adapt to the interests of the citizens they serve.

But more than anything, confrontation comes from something socialist practice taught us: even when doing nothing else than administering capital gain, leaders integrate a class with its own interests. It is a natural phenomenon, which can be studied and compensated, but it will always exist and it happens on all leadership and bureaucratic levels; with the additional support, in our case, of many structures and procedures inherited from the Revolution which, like the aberration of the candidacy committees, may go as far as contradicting the very essence of our participatory democracy.

In the face of this reality, the main resource for balance in the Third Republic must be active, organic and systematic confrontation between the people and the government. There must be no fear of confrontation; whether the term or the concept. On the contrary, it is only through the consolidation of a heterogeneous variety of channels for civic pressure that a true socialist balance may be achieved, where the inevitable divergence of opinions, visions and solutions among citizens and those who administer their wealth may find a productive and healthy course. The authoritarian norms of the revolutionary stage which are being broken in the Cuba of today tear with them the old, tacit social pact which rested on excessive trust in the leader and in the leadership of the State.

In the new circumstances, socialist confrontation between the people and the government is bound to make up the essential mechanism for mutual control. The new social pact will also have to be strong against an imperialist aggressiveness which marks the geopolitics of our context, and it will have the bigger challenge of not only not criminalizing social dissent, but to promote it and assimilate it. Mercenary attitudes shall be strictly understood on the basis of wages and material retribution described in the law, and the label shall not be used lightly and with impunity by the government. Dissent and confrontation turned into a weapon for popular organization and identification will generate transparency and legitimacy, promoting national economic development and facing with absolute uprightness the empire which threatens our sovereignty.

Assimilating confrontation will be our new strength, one which is more human, effective and revolutionary than uncritical unanimity.

It is time to understand that in our collective consciousness lies the individual responsibility for thought and action that we need in order to build a country where our children may grow old with dignity, in a sense wider than just sovereignty, health and education. The proliferation of formal and informal channels for participation, activism and accountability must be a pillar of the new republic, and it must so shield the spirit of the new social pact. It must be a social pact where the pursuit of old, unfulfilled aspirations and the recovery of conquests lacerated by the crisis of the last few years connects harmoniously with the social causes of modernity. It must be a pact wherein respect for and the guarantee of individual freedoms –many of them denied, rationed or unknown in the previous republics– may steer just and sustainable progress.

We must ask ourselves how to influence, how to exert pressure, how to participate with our individual insights in this transformation which is already underway; because the alternative is a top-down transformation, beyond the reach of a demobilized citizen, who is made obedient by an excess of unity and disinterested by a lack of empowerment. We must understand that, in this moment, the danger of apathy, intolerance and fanatical obedience is not only that they may delay economic development or the consecution of individual freedoms, but possibly that they may also bring about a costly regression in social justice, whose recovery may take generations.

Of that first time when the republic did not come to be, Martí tells us that Céspedes –perhaps our most self-sacrificing observer of the framework of constitutional law–, when often accused of doing all he could to oppose many of the Chamber’s laws, would answer thus: I am not facing the Chamber; I am facing history, I am facing my country and I am facing myself. It wasn’t only Céspedes, we all are.

(Translated from the original)

29 junio 2019 6 comentarios 499 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
homenaje

Homenaje a la Dra. C. Alina López Hernández

por Yasvily Méndez Paz 24 junio 2019
escrito por Yasvily Méndez Paz

Hace días me pidieron unas palabras dedicadas a la Dra. C. Alina Bárbara López Hernández para un merecido homenaje en la sede de Ediciones Matanzas. La afamada editorial realiza este tipo de homenajes a escritores, editores, artistas, en fin, a personalidades que se destacan en el mundo de la cultura. En esta ocasión, Alina fue homenajeada por sus resultados como editora, cientista social, y especialmente por haber sido seleccionada como miembro de la Academia de Historia.

El homenaje comenzó con las palabras de Alfredo Zaldívar, director de la editorial, quien resaltó la significación que tiene para Ediciones Matanzas contar con sus servicios, expuso sus principales resultados como editora y sus valores como profesional. Leymen Pérez, poeta y editor matancero, leyó una semblanza donde resaltó su rigor profesional, preparación como cientista social, los aportes de su obra a la historiografía e hizo énfasis en su labor como tutora y profesora de Antropología Sociocultural. La conducción de la entrevista estuvo a cargo de Maylan Álvarez, autora de La callada molienda.

Según testimonios de los presentes, fue una entrevista muy personal donde Alina habló de sus preferencias en la cocina, cómo organiza su tiempo y otros aspectos de su vida. Alicia García Santana, escritora e historiadora, habló sobre sus dotes excepcionales como editora, resaltando no solo que critica las cuestiones formales de la obra, sino que realiza análisis de conjunto con los autores. También habló de la sencillez y profesionalidad con que Alina asume su trabajo y expresó que daría mucho más de qué hablar en el futuro.

En el acto estuvieron presentes estudiantes de las carreras Estudios Socioculturales y Periodismo en la ciudad de Matanzas, a los que ella impartió clases. Además, intelectuales que se han vinculado al mundo de la blogosfera gracias a los post que escribe para LJC. Algunos sostuvieron que lo primero que hacían en la mañana era buscar algún trabajo de Alina antes de comenzar el día. Como en aquellos momentos no pude complacer la petición realizada, hoy cumplo mi cometido. Aquí mis palabras para una profesora, colega y amiga.

Conocí a Alina en el 2003, cuando era estudiante de tercer año en Estudios Socioculturales y ella era mi profesora de Antropología. Hasta ese momento había tenido muy buenos profesores, pero Alina tenía cualidades especiales. Su rigor académico, sapiencia, lógica expositiva, exigencia y buen tino pedagógico para orientar y formar a sus estudiantes, la hacían una profesora excepcional.

Algo llamaba nuestra atención durante el primer semestre de estudios: un porcentaje elevado del grupo no tenía una idea clara del perfil de la carrera. Recuerdo a algunas llorando, pero la mayoría aceptamos que aquel era nuestro destino y debíamos asumirlo. A medida que pasaba el tiempo, la carrera nos hechizaba. ¿A qué se debía? A la formación recibida por los profesores del departamento de Marxismo Leninismo de la Universidad de Matanzas. Sin ellos, no lo hubiéramos podido lograr. Una de ellas fue Alina, sin dudas de las mejores profesoras que tuvimos durante nuestros años de estudio.

Alina Bárbara López Hernández recibe en 2007 el premio de ciencias sociales que otorga la Revista Temas

Aunque en aquellos momentos ser profesora no formaba parte de mi proyecto de vida, Alina siempre fue un ejemplo a seguir. Recuerdo con agrado sus conferencias, las lecturas de Malinowski, Boas, Tylor, Ortiz, por sólo mencionar algunos, y los debates que se propiciaban en clase. Su exigencia para la preparación y entrega de los trabajos finales nos hizo esforzarnos y ser mejores estudiantes. Fue mi tutora en la tesis de diploma, y descubrió en mí la escritora que llevo dentro.

Alina me enseñó la significación que tiene la formación académica y la coherencia con que debe asumirse, enrumbar cualquier tarea hasta el final por difícil que sea, la importancia de la lealtad detrás de un amigo, el trabajo en equipo y que el verdadero valor de la justicia es dar a cada cual según sus actitudes y capacidades.

Recibe pues, estas palabras, para quien siempre será mi profesora, amiga y colega de trabajo. Un humilde regalo entre párrafos, frases y mensajes que la magia de la tecnología esparcirá por Internet cual polvo en vientos de cuaresma. Merecido homenaje de la LJC.

24 junio 2019 20 comentarios 810 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
etecsa

La competencia a ETECSA

por Miguel Alejandro Hayes 21 junio 2019
escrito por Miguel Alejandro Hayes

Ha sido noticia por estos días que un grupo de cubanos realizó una campaña en las redes sociales. En ella, se reclamaba a ETECSA la disminución de los precios de los servicios de Internet por datos móviles. Lo que terminó en un bombardeo de consignas y ofensas ideológico-políticas donde desde extremos del espectro se reclamaba más legitimidad, pero pudo haber sido un debate más provechoso.

Pude identificar una postura que abogaba por la inclusión de una o varias empresas de telefonía móvil, para que le hicieran competencia al monopolio estatal cubano (ETECSA) y este terminase por reducir sus precios. Quedaba planteada ahí la aplicación de un libre mercado en un sector de la economía interna; por tanto, un argumento ideológico tan abstracto como la propia concepción de libre mercado, hacía su aparición. Que con más empresas se disminuirán los precios, es una reducción de una dinámica de mercado, que como toda abstracción lleva implícita unos supuestos nada despreciables.

Supongamos que a nivel gubernamental se decide permitir la entrada de otros a la industria de las telecomunicaciones, y que estos jugarán con las mismas reglas que ETECSA. Téngase en cuenta que deben existir las empresas extranjeras dispuestas a asumir los elevados costos de entrada y del largo período de reposición del capital inicial. Para ello -y no es algo irreal-, enfrentarán el cerco que el gobierno de los Estados Unidos hace a Cuba como parte de una política actual de estrangulamiento.

Entonces, la inversión en cuestión dependería en cuanto al marco institucional, no solo de que el gobierno cubano la autorice, sino de que el bloqueo no interfiriera en ello –y dada las circunstancias actuales, es muy probable una represalia a una empresa de telefonía móvil que se acerque a Cuba-. A ello habría que sumar  que existan incentivos para ese capital foráneo, que este lo perciba, y lo traduzca como expectativas de la rentabilidad de dicha inversión.

Leyes promonopolio (4)

Etecsa, monopolio de las telecomunicaciones

 

El supuesto de la oferta mayor que demanda

Pero una vez instaladas dichas empresas, ¿se bajarán los precios?. Los precios se determinan socialmente, al menos es una lección de El Capital, y que se ve claramente en la dinámica de oferta y demanda. De ahí que asumir que la reducción del monto monetario para acceder al internet -respecto al actual- tras la entrada de más empresas, sea también asumir que la oferta sobrepasaría la demanda actual y se estaría obligando a reducir las tarifas. Pero que haya más oferta que demanda –un aumento de esta última respecto a las condiciones actuales- implica también una estructura de mercado y comportamiento específico de los productores.

Para el corto plazo sería inevitable que creciera la oferta de Internet con sus nuevos productores –dando por hecho que las nuevas compañías sean aceptadas por los consumidores nacionales y residentes-, y podría ocurrir una eventual reducción de precios por la inundación del servicio, en correspondencia con cuánto se logre aumentar la oferta. Sin embargo, la historia económica señala que muchas empresas –entre las que existe un elevado efecto de sustitución- tienden a cooperar –coludir-, formando cárteles y pactando su participación en la rama.

Luego, pudiera terminar el asunto en que acordaran estas una determinada cantidad de producción –incluso reduciendo las suyas individuales- que diera niveles donde sus ofertas sumadas no excedan abruptamente la demanda, y así no tener que disminuir el precio de sus servicios.

Y es que hay que tener en cuenta que es preferible en no pocos casos producir menos y vender a mayor precio, que tener que producir más y vender más a menor precio. Lo primero garantiza ganancias con menor esfuerzo –aunque todo ello dependerá de una valoración del óptimo que hagan las empresas.

Por otro lado, una empresa que comparte demanda con otra, solo tiene incentivos a reducir sus precios, en la medida que pueda garantizar cubrir toda la demanda; es decir, si no puede garantizar satisfacer toda la demanda, ¿para qué reducir los precios, si de todos modos le comprarán? El que pueda abarcar más demanda, impondrá precios.

¿Las nuevas empresas tendrán condiciones suficientes para lograr tener cuotas de mercado para imponerle dinámica de precios a ETECSA, o para que esta se vea obligada a coludir? En el primer caso, ¿qué garantiza que utilice como referencia precios justos un productor que se corone monopolio? En el segundo, la colusión irá encaminada en preservar márgenes de ganancia. El incentivo a la reducción de precios ahí, parece dudoso.

El comportamiento de la demanda

Otra cuestión no puede obviarse: el comportamiento de la demanda. La idea de que aumentará la oferta y disminuirán los precios –ya cuestionada aquí-, se abstrae de qué le ocurrirá a la demanda. A ciencia cierta, me pregunto quién tiene los cálculos –que es muy difícil hacerse del modelo teórico para ello- que indiquen cuál sería la sensibilidad –elasticidad- de la demanda ante una disminución de los precios del servicio de internet por datos móviles.

Si dicha demanda no aumenta con la reducción de precios y ese comportamiento es predecible y esto, perceptible en algún momento por las empresas que –como se mencionó- tienden a coludir o ser arrastradas por la dinámica que imponga el monopolio estatal, estas no tendrán un incentivo una vez alcanzada la estabilidad en la rama para ese ampliar de la oferta que sería la condición de un abaratamiento de sus servicios.

En caso de ser sensible y aumentar la demanda, el posible cártel de la telefonía móvil podría permitirse aumentar la producción en razón del aumento de la demanda y no darse el escenario de exceso de oferta, por tanto, no hay que bajar precios.

No me propongo construir todas las posibles combinaciones y estructuras de mercado que describan los entornos posibles ante la aparición de nuevas empresas de telefonía móvil en el país. Sin embargo, puede apreciarse cómo la simplificación de que aumente la oferta que obliga a una caída de los precios, es una riesgosa especulación, ya que las condiciones que lo generan, requieren una coyunturas específicas y no hay garantías de ello.

Empujar a ETECSA a dejar de ser el monopolio indiscutible para que pase a compartir su hegemonía y que tal vez devenga en un oligopolio o estructura similar, no es precisamente una solución a los costo elevados de nuestros datos móviles.

21 junio 2019 44 comentarios 509 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
redes

Las señales de la restricción

por Giordan Rodríguez Milanés 17 junio 2019
escrito por Giordan Rodríguez Milanés

El 25 de mayo de este año, me avisan del drama de César Reynerio, un joven invidente que había realizado el examen de Matemáticas de ingreso a la universidad. Una instrucción ministerial lo exoneraba de responder la pregunta de geometría del espacio, pero no de geometría plana. El joven no había podido recibir esos contenidos por no existir en la provincia los medios adecuados para enseñársela a un ciego de nacimiento.

Las autoridades comunican que el chico estaba oficialmente desaprobado y debía presentarse a segunda convocatoria, presumiblemente ante una nueva pregunta de geometría plana. Publiqué el caso en mi muro de Facebook y en un comentario del blog Segunda Cita. Ningún medio tradicional o virtual de la provincia había publicado una palabra. Ninguno, a pesar de que, como los propios periodistas de uno de esos medios reconocieran públicamente después: “Nosotros estábamos al tanto de lo sucedido a César Reynerio, fuimos a las reuniones que en el municipio se hicieron, y le enviamos, incluso, un email a un funcionario del MES”. Pero sin publicar.

No había pasado una hora luego de mi post en Facebook, y miles de personas comenzaron a solidarizarse con César. Incluso Silvio Rodríguez preguntó “Qué debemos hacer para ayudar a César Reynerio y los demás invidentes…?”  Un usuario de las redes logró que altos directivos del pais -que normalmente le siguen en Facebook y Twitter- se ocuparan del asunto. Menos de cinco horas después de la publicación, el MES decide exonerar a César de responder la pregunta de geometría plana y, por consiguiente, queda aprobado.

Dos días después, en un espacio radial transmitido por las emisoras más importantes de Granma, se pondera la resolución del caso “gracias a la gestión de las autoridades de la provincia, de nuestro departamento informativo, y de la periodista X…”. Flagrante mentira.  Esa tarde, al tema ya resuelto se le dedica 16 minutos de tiempo radial en otro programa, con el mismo mensaje. La prensa plana y digital resaltan la obra de la Revolución -lo cual está muy bien-, pero obvian por completo que la solución se debiera al uso de las redes sociales, la bloguería y el concepto del gobierno electrónico.

Hay señales de que se preparan restricciones sobre el uso de las redes sociales y los blogs

Llevo semanas siguiendo las coberturas periodísticas de las asambleas provinciales de la UPEC. Todas tienen un eje común: la necesidad de ‘regular’ el uso desde Cuba de las redes sociales y sus contenidos. En todas las asambleas hay al menos una alusión peyorativa a las redes sociales. No reconocen jamás las buenas prácticas de otros que no sean ellos mismos, a favor del civismo y la solidaridad presentes en estas. Por ejemplo: un miembro de la UPEC en Santiago de Cuba, entiende que los usuarios cubanos de las redes sociales deben ser “educados en el cumplimiento de ciertas normas culturales y políticas…” y recibe una ovación de sus compañeros.

Para un conjunto de funcionarios en los medios en este país, las redes sociales -más que un reto profesional-, son un desagradable dolor de cabeza. El propio presidente de la UPEC, citado recientemente en el periódico Granma, plantea que: “nuestro sistema de prensa ha perdido lo que es conocido por los teóricos de la información como ‘hegemonía de las influencias’”. El periodista de Granma que lo cita, relaciona este dato con que: “el gobierno norteamericano destinó unos 500 millones de dólares a proyectos de periodismo independiente en Cuba”. Para cualquiera, cualquier propuesta alternativa de contenidos en las redes sociales y las bloguería podría ser resultado de esos 500 millones.

Unos días antes, el propio órgano central del PCC publica un poema de Miguel Barnet, presidente de la UNEAC, en el cual nos pide: “no la metan [la política] en Facebook ni la contaminen con las nuevas tecnologías”. ¿Es que el órgano de prensa que expresa la postura oficial del PCC entiende que Facebook y las nuevas tecnologías, per se, son malas para la política de la Revolución?

En una búsqueda de las referencias a Facebook y la bloguería realizada en los medios de prensa nacionales, no encontré este año una sola que reconociera el aporte de las redes sociales al conocimiento y solución de los problemas cotidianos, en tanto la red pueda servir como vínculos de los ciudadanos con sus representantes gubernamentales o políticos, como en el caso de César Reynerio, por ejemplo. En un artículo de Luis Toledo Sande en Cubadebate, este se pregunta si algunos de esos problemas “¿se revertirán haciendo de Facebook una caja de resonancia para plañideras y plañideros, y de paso, con intenciones que si con algo pudieran asociarse no es con el triunfo de la justicia, la honradez, la civilidad?”.

Apenas el viernes, en el espacio El Tema de la Semana, de la revista televisiva Buenos Días, hubo un diálogo entre expertos de la Sociedad Cubana de Derecho e Informática, acerca de los límites al compartir contenidos en las redes sociales sociales, y su posible regulación dentro de la legislación cubana.

¿Estárán preparando nuestros ideólogos una masa crítica para asestarle un golpe a la libertad de expresión en las redes sociales?

La pregunta es válida al apreciar que el fenómeno está siendo abordado en nuestros medios de prensa como parte de un consenso -falso consenso-, entre periodistas, artistas, abogados e informáticos. Como lo demuestra la vivencia personal que conté al inicio, Facebook y las redes sociales pueden ser usadas -y de hecho, lo son-, para la justicia, la honradez y la civilidad. ¿Por qué con tanto énfasis nuestros medios se encargan de soslayarlo?

La publicación irresponsable de contenidos morbosos, vulgares y lesivos de la dignidad humana, podrían resultar dañinos para los más susceptibles pero ¿las redes sociales son sólo eso? ¿O son, ni más ni menos, un reflejo de lo que somos como individuos, nación y sociedad, en toda su diversidad?

Hasta ahora la intención parece ser trasladar a las redes sociales las reglas estrictas y el secretismo que caracterizan la prensa tradicional. Y el modelo de socialismo liberador por el que luchamos, se sustituye así por uno restrictivo que prioriza el control sobre la participación ciudadana. Previsible destino le toca a una revolución que restringe las potencialidades de su pueblo. Pronto veremos si las señales que interpretamos son correctas.

17 junio 2019 41 comentarios 265 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
idioma

Un idioma distinto

por Gabriela Mejías Gispert 15 junio 2019
escrito por Gabriela Mejías Gispert

Soy de una generación con idioma propio, en la que tener una computadora en casa era una ventaja. De cuando en un disquete entraba un montón de cosas, pasábamos música de una casetera a otra y grabábamos la 96.7 fm: música viva.

Las videocaseteras usaban la misma cinta hasta gastarla, Colorama tenía un Caleb Casas y Piso 6 era mi referencia de lo más pegao. Los novixs te llamaban a casa; corrías al teléfono para que nadie más lo cogiera. Mi emoji preferido era sacar la lengua sin que se enterara.

Mi juventud tocó nivel super saiyajin cuando tuvo un blackberry con teclas muy cómodas; con una perdida podía decirle te quiero a mi pareja.

Mi hermano es solo 7 años más chico, pero pareciera que del ´89 al ´96 pasaron muchas cosas, ni hablar luego del 2000. En media hora copia semanalmente toda la música que va a consumir en años. Mira el último video sin esperar a que el programa de turno lo ponga. Tiene un terabyte para elegir qué consumir.

Obtiene información actualizada a diario sin consultar Encarta u ojear el Larousse Ilustrado de mi abuela. Se entera de la farándula nacional e internacional por el medio que prefiera, no espera por la revista “Super POP” que trae alguien de afuera.

La cantidad de información que manejan los centennials es asombrosa

Mi generación es un híbrido que no llegó a ser millennial y ellos mezclaron la mejor parte de ambos grupos. Se comunican al unísono, el estar perdido en el punto de encuentro se soluciona con una llamada.

No cuentan con ciertas incertidumbres amorosas; buscan en Facebook la chica o el chico que les gusta, conocen su familia, sus gustos, la cara de sus amigxs, todo en 30 minutos. Agrandaron sus códigos: dos perdidas significan que te conectes a WhatsApp; pueden ver qué cara tiene su pareja a 5 km de distancia mientras estudia.

Lejos estoy del cliché de afirmar que todo tiempo anterior fue mejor, sería una imprudencia de mi parte. Su tiempo sin dudas es mejor en muchos aspectos; sin embargo, la velocidad con que consumen y descartan todo nos mueve a visualizar una sociedad más abierta en algunas cuestiones, menos politizada, andrógina por momentos, con menos ataduras, mayor control de los medios de información, que se relaciona con sus pares de manera impersonal, sin dudas más difícil de cautivar por un período largo de tiempo si no manejas ciertos códigos: diferente.

El amor no escapa al movimiento, las relaciones poseen otro tenor, el rasero para elegir a la persona amada cuenta con un medidor de likes y conclusiones de las redes sociales. Se encuentran a través de Tinder, Telegram y toman consejos de los youtubers que abiertamente cuentan cómo se mueve el barómetro de relaciones en la isla.

¿Qué pasa con el amor en tiempos de redes sociales?

“Me dejó en visto” es una frase que encierra muchos significados; quizás estaba ocupadx, quizás se quedó sin datos, estaba hablando con otrx; las hipótesis son muchas. En tiempos de tecnología un minuto puede parecer una eternidad, la lectura suele ser que el amor que nos juró que somos lo más importante tienen otras prioridades. No cambió el amor, pero si la forma en que se demuestra. Si tienes a tu ex en el Facebook carece de importancia, pero sí es relevante que fotos subes sin haber sido aprobadas por tu pareja, no vale en ellas llevar poca ropa o mostrarse provocativa o provocativo.

La atadura del amor romántico en tiempos de Internet redobla la apuesta, la individualidad y la privacidad quedaron fuera de los derechos si estamos en pareja.

Algunas parejas parecen tener un lenguaje propio

Algunas parejas parecen tener un lenguaje propio

Las redes sociales son también un medidor de estereotipos tanto femeninos como masculinos; que busca tanto la exploración como la aceptación de sus pares. Son un medidor de popularidad y reconocimiento que depende de manitos azules con pulgares arriba. La era del “selfie” acompañada muchas veces de la pregunta explícita: ¿dime qué crees?

Las nuevas tecnologías abrieron paso a una sociedad alternativa en la que cada cual muestra aquello que quieres ser, es o le gustaría que vieran de sí. Han modificado cualitativamente la importancia que la generación joven le da a la comunicación virtual.

Agreguemos el fenómeno que solemos encontrar cuando no existe una comunicación directa; no existen los ojos del resto: la mirada. La virtualidad quita aquello que psicológicamente puede ser coercitivo para muchas personas. Los riesgos de privacidad y agresiones virtuales desde el anonimato van modificando la forma de relacionarse.

En las redes confluye lo auténtico, lo mundano, lo transgresor, lo espontáneo y la expresión de la más joven generación de cubanos y cubanas. La apertura hacia las redes sociales ha abierto vertientes inexploradas que son consumidas insaciablemente. Ofrece una libertad que propicia un estado paradójico de control. Es un reto interpretar el nuevo lenguaje, donde fácilmente pueden sobrepasarse los límites de la privacidad. No son nuevas apuestas, sino nuevas herramientas para mostrar lo que somos. Nuevas formas de relacionarse afectiva y sexualmente que van cediendo espacio junto con la apertura del ciberespacio.

Las redes más visitadas dentro de la isla suelen ser Instagram, Facebook y en menor medida Youtube y Twitter. Varias de ellas son reproductoras de la desigualdad de género, del sexismo y del amor romántico, que supone en muchas ocasiones nuevas formas de violencia y control.

La búsqueda constante de aprobación a través de las herramientas de dichas redes: hace cuanto no se conecta, si está en línea, si me dejó en visto, se vuelven lecturas subliminales del afecto, los celos y la idealización que conlleva la posibilidad de acceder a la vida de otrxs con un clic. Son modelos de comunicación y de identidad relativamente nuevos; pero que comienzan a visibilizarse.

La afectividad digital resumida en un estado (está en una relación, estado “complicado”, acaba de empezar una relación, han dejado de ser amigo) la exposición de mensajes íntimos (te amo mucho, 3 meses de amor, le quiero tanto…) los mensajes indirectos y la confluencia de muchas relaciones de diferente tenor en el mismo espacio.

Los estereotipos, las pautas sociales, la violencia simbólica de contenidos generalmente mediatizado por el sexismo son expresiones de una misma actividad social externa a la red. La identidad de lxs jóvenes está atravesada por una apertura de consumo de estos micro espacios, exacerbadas en la elección de lo que pueden llegar a consumir en un ciberespacio que aún les ofrece pocos megas y velocidad.

Cada día se hace más creciente la demanda por más acceso, velocidad, dinamismo. Miremos con ambos ojos, obtener cultura informática será nuestro próximo reto. Explorar la posibilidad que nos brinda de compartir sentires, afrontar situaciones, aprender a tener un control autónomo de lo que queremos compartir y con quien, visibilizar, empoderar.

15 junio 2019 23 comentarios 275 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
rutinas

Rutinas artificiales

por Miguel Alejandro Hayes 11 junio 2019
escrito por Miguel Alejandro Hayes

Iniciarse y comenzar rutinas en un puesto o cargo, implica responsabilidad, actitudes e incluso, valores. A veces también van acompañados de requisitos político-ideológicos que son de necesario cumplimiento. Ahí, es donde se comienzan a observar las diferencias en las personas: en el antes, el durante y el después de estar en uno de los trabajos con esos requerimientos. Y parece inevitable que el durante impregne su sello.

Si desde una óptica moralista algunos modos que impone la actividad laboral pudieran resumirse como doble moral, a lo que se suma la tentación de racionalizar lo que se hace, el tema merece ser abordado desde otros enfoques. Resumir las dinámicas sociales en culpar a quien hace una acción, no solo es una actitud punitiva, es como mínimo un simplismo teórico que no muestra las condiciones –ni el camino para llegar a estas- del fenómeno en cuestión. Abordar solo la estructura excluye a los hombres que la crean.

Parece haber un conflicto entra las prácticas que exige la vida institucional en su dimensión política, y la que pertenece a la forma de ver el mundo del individuo. Una vez, escuché a una muchacha que con cierto humor describía la situación, afirmando que los cargos hoy vienen con un champú. Su función: hacer un simbólico –o literal- lavado de cabeza.

Sin convertirlo en ofensa, es cierto lo planteado. Se puede identificar un modo compartido entre muchas personas que ocupan determinados cargos. Así, se aprecian rasgos en común y no me refiero al modo de vestir.

Facundo Correcto lee el Granma

Destaca toda una fraseología, no solo al empleo de algunos términos sino al uso de determinados discursos. Un ejemplo es la oposición mecánica y abstracta al uso del mercado. En otros casos se evidencia la apatía propia de viejos dilemas superados en eras más dogmáticas, así como la confusión de las mejoras de vida de los trabajadores con el enriquecimiento. El excesivo cuidado de que se haga lo “políticamente correcto” y la pulsión por cumplir “lo establecido”. Este último, es quizás lo más visible.

La sociedad que tenemos hoy es la que heredamos del pasado. Mucho de lo que se hace en el presente, “lo establecido”, “lo que tiene que hacerse”, no es más que la mitificación, o peor, la asunción acrítica de alguna actividad producto de algunas condiciones del pasado, que por tanto, persisten en la subjetividad.

Algunas de esas cosas realizadas en el ayer, que en su momento fueron bien vistas o hasta realizadas de corazón, hoy se ven como errores y existe una especie de arrepentimiento social. Tirar huevos, por ejemplo, es algo condenado desde el presente. Otras prácticas, sin embargo, han sobrevivido en el imaginario, quedando de estas, su caricatura.

Rutinas que en su momento fueron revolucionarias y emanaban de ciertas condiciones legitimadas socialmente en otra época, que se van heredando y se convierten en rutinas artificiales. Lo que pudo ser una cotidianidad revolucionaria verdadera se desdibuja hacia una cotidianidad inducida. El escenario natural de estas es el marco oficial de la reproducción y repetición del discurso de la Revolución: los puestos de trabajo estatales.

La no correspondencia con las necesidades y lógicas de los nuevos tiempos, y sí con las de los momentos más épicos de nuestra historia reciente, es lo que les da ese carácter de prácticas artificiales, que se reafirma en su asunción acrítica. Es cierto que hay quienes deciden portar ese estereotipo de cuadro burocratizado de manera espontánea, por vileza o con las mejores intenciones, pero como sociedad se generan condiciones que disocian la mentalidad del sujeto de la correspondiente con el cumplimiento de su trabajo.

La prueba es que no es extraño conocer alguien antes de pasar a ocupar ciertas responsabilidades y que al adentrarse a estas, cambie y adopte los patrones aquí mencionados, al menos públicamente.

No es casual que sea un fenómeno perceptible. En cualquier caso, obligatorio o no, sea regalado o auto-regalado el champú, se ha creado toda una práctica cultural alrededor de no pocos escenarios de actividad laboral, que se participa en ellos de tal forma que parece aprendida y recitada. Artificial.

11 junio 2019 66 comentarios 297 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
  • 1
  • …
  • 56
  • 57
  • 58
  • 59
  • 60
  • …
  • 75

Ayúdanos a ser sostenibles

Somos una organización sin fines de lucro que se sostiene con donaciones de entidades e individuos, no gobiernos. Apoya nuestra independencia editorial.

11 años en línea

11 años en línea

¿Quiénes Somos?

La Joven Cuba es un equipo de investigación y análisis político que trabaja por un país justo, democrático y sostenible. Con una plataforma digital y un equipo especializado en el análisis de la realidad cubana, aspiramos a ser punto de enlace entre la sociedad civil y los decisores, mediante la investigación y la generación de conocimiento sobre la aplicación de políticas públicas.

@2021 - Todos los derechos reservados. Contenido exclusivo de La Joven Cuba


Regreso al inicio
La Joven Cuba
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Equipo
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto
 

Cargando comentarios...