¡Muy buenas! La palabra “régimen” ya aplica también para el gobierno yanqui, a la contracultura cineasta no le convence “la independencia creativa”, Vargas Llosa sorprende al pueblo cubano y en Holguín anunciaron que se suspenderían los tests rápidos. Somos LJC, y este es nuestro resumen semanal de la agenda mediática del país.
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Añadiduras al Diccionario del Dirigente Revolucionario Cubano.
Díaz Canel estrenó en la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una palabra insospechada: “régimen”. No se refería a Corea del Norte ni a Bielorrusia ni a Turquía o a Irán, sino a Estados Unidos. “Hablamos de un régimen marcadamente agresivo y moralmente corrupto, que desprecia y ataca al multilateralismo, emplea el chantaje financiero en su relación con las agencias del sistema de Naciones Unidas y con una prepotencia nunca antes vista se retira de la Organización Mundial de la Salud, de la UNESCO y del Consejo de Derechos Humanos”, aseguró refiriéndose a la nación norteña.
Durante la intervención, Díaz-Canel también pidió la democratización de la ONU para responder “de manera efectiva a las necesidades y aspiraciones de todos los pueblos”. “Tanto como la solución a la pandemia, urge ya la democratización de esta indispensable Organización, para que responda de manera efectiva a las necesidades y aspiraciones de todos los pueblos”, dijo el gobernante cubano.
Ante esas palabras, Morgan Ortagus, vocera del Departamento de Estado de EE.UU., expresó: “El presidente Díaz-Canel habló de democratizar a la ONU, pero no a su país”. “Él viola convenciones internacionales de trabajo que Cuba ha firmado, y sus falsas palabras sobre tratar a las personas con “dignidad” enmascaran su huella de injusticias y abusos a los derechos humanos”, escribió Ortagus en Twitter.
Las críticas del gobernante cubano a la administración Trump son compartidas por muchos de los presentes en el foro. El desconocimiento de las instituciones internacionales, la violación de las normas democráticas de su propio país y su relación con dictadores y autócratas de derecha, ha señalado al presidente de Estados Unidos como un rebelde que opera a espaldas de las normas globales. Por otra parte, los requerimientos democráticos que le hace Mortagus, no tienen en cuenta el estado de atrincheramiento y emergencia que provoca en Cuba las sanciones que aplica su gobierno a la isla, que no han sido relajadas ni siquiera durante la pandemia.
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Al cine independiente le han surgido policías.
Todo comenzó con una entrevista a la productora Claudia Calviño para OnCuba sobre el circuito del cine independiente cubano-definido como aquel que se realiza fuera del ICAIC y el ICRT, estructuras y centros de producción audiovisual y cinematográficos del país.
Cuba nuestra: La polémica sobre el cine independiente cubano
En ella, la especialista -quien ha producido reconocidas películas dentro del cine independiente cubano, como “Melaza” o “Santa y Andrés”- decía que este no debía entenderse solo como un cine comercial, utilitario o complaciente ni como portador de los mismos valores de producción del cine financiado por instituciones públicas del Estado cubano, sino como un cine suplente de vacíos estéticos y narrativos nacionales, “como un cine muy honesto, de autor, político, un cine de guerrilla”. Además, recalcó la importancia de contar con un Fondo de Fomento, “nuestra nueva esperanza de la renovación, de las nuevas voces, temas y estéticas”.
Ante dichas declaraciones se levantó una acerada tormenta digital en redes sociales liderada por figuras establecidas del circuito independiente como Lynn Cruz o Katherine Bisquet, cuestionando a Calviño por el lado contrario de quienes suelen hacerlo de parte de los estamentos políticos nacionales. No la critican por usar la etiqueta de cine independiente y atreverse a separarse de la mano de Papá Estado, sino por no definir el cine independiente como un mundo enteramente opuesto al gobierno cubano.
Lo anterior constituye una forma de entender al cine independiente como una repetición continuada de una lengua política en fin de lograr una lengua estética (tan a los 60, al movimiento de la “épica revolucionaria”). Ante ella, llovieron contrarréplicas de figuras como Jose Luis Aparicio Ferrrera o Gustavo Arcos Brito rechazando empaques que limiten una función creadora, sobre todo si han de imponerse como un producto serializado a todos los que no entiendan el cine por el ICAIC et al. Lo importante, segun ellos, es defender la necesidad primordial del filmar, filmar, filmar y llegar a algo, a una independencia creativa, evitando así estilos, formas y catalogaciones a priori dado que, como toda etiqueta, la del “cine independiente” no es de automático líquida en valores positivos, no te da más dos puntos para un título de oro.
Julio Llópiz-Casal, artista visual, señaló que un cine no es “independiente o dependiente por sí mismo. Un cine es dependiente de algo/alguien, o independiente de algo/alguien.” La etiqueta puede ser especular -mirarse en el espejo y, si no ves al ICAIC, te la pones- y va sobre todo, apuntó, a una semántica financiera.
Más no podemos olvidarnos de Papá Estado. En este punto, la decisión iría, según Llópiz-Casal, de entender e interactuar con estructuras opresivas, canalizadoras en pos de una hegemonía política, hecho que no es obviable como no es obviable la censura aplicada tanto sobre Claudia Calviño como sobre Lynn Cruz. Por tanto el debate no habría versado de lo mismo, ni habría sido fructífero, pues “una discusión sobre ese tema no se logra ni poniendo sobre la mesa asuntos personales, ni desacreditando opiniones. Porque la mano de patadas por el culo que nos van a dar a Lynn Cruz, a Carlos Lechuga, a Miguel Coyula, a Claudia Calviño o a mí, cuando no le sirvamos al sistema, va a ser con la misma fuerza y con la misma bota”, dijo.
Carlos Lechuga, quién junto a Calviño es fundador de Cachita Films, terminó respondiendo a todos los alegatos acusatorios. Refiriendose a “Santa y Andrés”, repitió lo mismo que lleva diciendo desde el 2016: su meta era hacer y estrenar una película, no montar un perfomance ni acabar con el Festival de Cine de La Habana. Esas tareas les tocan a otros. “A mí me toca hacer cine, y a quien no le guste, su bolso con rueditas”, dijo.
Ante quienes desde la contracultura piden definiciones a su derecha a todo artista cubano, como si estuvieran en la Plaza de la Revolución, Lechuga respondió que “si tú haces tu película en tu casa con dos dólares y te crees el más independiente, es cosa tuya. Ahora bien, recalcarlo tanto y andar por ahí todo el tiempo repitiéndolo hasta el cansancio: yo sí, tú no, eso es bobería y desconocimiento. Créetelo de verdad y ya. Hay espacio para todos. No serruches el piso de los otros como un oficinista gris. Elévate. Elévate, espíritu maligno”.
Estamos en temporada de globalizaciones: nadie escapa a un vínculo, a una condicionante, a un pensamiento espurio a lo “esto no se puede/no hay dinero/no hay formas/no hay gente/nos van a partir las patas desde este o este o este lado/nos van a dar candela y tirarnos al río donde yacen los cadáveres que se echó el extremismo/ ¿Qué diría Miguel Coyula?”. Lo que sí se vuelve posible es entender -al menos en el cine o en el arte en general- la independencia como autonomía, como capacidad relativa de quién crea de signar -ante cualquier influjo externo, ante la ecuación del Valor del capitalismo o la igualdad tendiente a cero del autoritarismo- principios, valores, normas, productos y destinatarios por decisión propia, decidiendo actitudes por responsabilidad interna.
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Para cerrar, en otro orden de noticias:
- Sobre el desabastecimiento de alimentos en la capital -los famosos “camiones de Alquizar” no podían entrar- Julio A. Martínez Roque, Coordinador de los Programas de Alimentos del Gobierno de La Habana, reconoció en la Mesa Redonda que hubo una mala interpretación sobre la no entrada de vehículos a la ciudad, y dijo que no hay ninguna limitación para aquellos transportes que traen alimentos, para los cuales existe una flexibilización en los horarios que les permite arribar durante la noche.
- La doctora Yanelis Calviño Vega, jefa del Puesto de Dirección de Salud Pública provincial de Holguín, comentó en conferencia de prensa que debido a la ineficiencia de los resultados aportados por la aplicación de los conocidos test rápidos, en todo el país se decidió la suspensión de este control, por lo cual se ponderarán los criterios clínicos y epidemiológicos a la hora de identificar contactos y sospechosos, a partir de los positivos confirmados. Así, se adelantó al MINSAP y al venerable Durán en confirmar una noticia de gran relevancia para el país, lo cual vuelve a demostrar el valor de los medios periodísticos provinciales.
- Mario Vargas Llosa nos ha dejado la pelota en cancha isleña. El premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa afirmó en Miami que tiene la impresión de que el pueblo cubano “en cualquier momento” va a dar una “sorpresa”. Como siempre, se refirió a Cuba como una “dictadura ideológica” y, como siempre, elogió el modelo a seguir de Alemania sin mencionar la historia cubana y su relación problemática con Estados Unidos. Atilio Borón, en respuesta replicada en Cubadebate, continuó su largo idilio a distancia con Don Mario criticando no solo dichas ocurrencias sino, además, un artículo publicado el domingo 20 de septiembre de 2020 en El País donde Vargas Llosa afirmara que la cuestión de la pobreza en Latinoamérica se debe tanto a elección -los pobres eligen y los ricos dirigen- como a corrupción, más grave al parecer que en las Islas Caimán, en Bielorrusia o en un banco suizo. Borón, siempre tan efusivo, lo tachó de “imperdonable estupidez”. Ante esto, solo nos queda replicar, un dialogo acontecido en el grupo de debate de La Joven Cuba:
“Y Vargas Llosa dijo que este año el pueblo cubano iba a dar una sorpresa.
– Sí, sacaron picadillo por mi casa”
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