El 2020 es un año de aniversario cerrado para este blog. Se cumple en unos meses su primera década en el espacio digital. Hoy, además, acabamos de arribar a los cinco millones de visitas. Sabemos que esta es una cifra engañosa, no desde la estadística sino desde la cercanía con los lectores, que ha sido varias veces superior.
Ya sea a través de listas de distribución de correos, de boletines electrónicos o de personas que residían fuera de Cuba y enviaban los artículos a sus amigos cuando aún Internet por datos móviles era una aspiración, de un dispositivo de almacenamiento a otro; por cualquiera de estas vías, LJC fue potenciando un espacio de análisis y debate sobre la realidad insular que se echa de menos en la prensa y los medios oficiales. Representa diversas perspectivas y enfoques acerca del devenir de este país, que tienen en común la aspiración de una Patria independiente y próspera.
Contamos con seguidores fieles entre compatriotas de dentro y fuera, jóvenes y personas de la tercera edad, profesionales o no. Nuestra relación con ellos es cercana, porque además de los foros abiertos al debate, intercambiamos mediante nuestros correos personales. Así han surgido amistades entrañables, temas sugeridos e, incluso, colaboraciones de artículos.
Los creadores de este espacio fueron Harold Cárdenas, Osmany Sánchez y Roberto Peralo. En el camino se han sumado otras voces, no siempre coincidentes en todo, pero dialogantes, respetuosas, propicias al intercambio. Nos identifica como género fundamental el artículo de opinión. Los temas que abordamos son amplios: económicos, históricos, políticos, ideológicos, con enfoque de género, sociales y culturales en su más amplia acepción.
En este doble aniversario, el equipo de LJC se dirige a los lectores:
Harold Cárdenas:
Creamos LJC en 2010, de noche, en una universidad, porque era la única forma de conexión a Internet que teníamos y era esa la hora en que se accedía a WordPress. Este año cumplimos una década con el doble de integrantes que había inicialmente y publicando cada día. Hemos tenido mejores y peores relaciones con el Estado (algunos funcionarios insisten en injuriarnos), medios de oposición nos han acusado de militares escribiendo en un búnker y luego de oficialistas, pero los suscriptores por correo electrónico son miles y ya alcanzamos los 5 millones de visitas. Fundamos LJC cuando yo tenía 24 años, hoy tengo 34, hasta ahora sigue siendo la obra de mi vida. Tenga eso en mente quien crea que este proyecto va a desaparecer en fecha cercana o que mi presencia en él es negociable. Muchos han intentado callar a LJC desde distintas posiciones políticas y razones, toca decirles como dijera Aponte a Guiteras antes de dar su vida, muy cerca de donde fundamos este proyecto: «antes de rendirnos, nos morimos».
Mario J. Valdés:
Mis placeres intelectuales eran dar clases y escribir sobre Martí e historia de Sancti Spíritus. Los asuntos cubanos me abrumaban, y colmaban muchas conversaciones, pero no sabía cómo influir sobre ellos hasta descubrir LJC. Más que un blog, es todo un medio de comunicación donde compartir puntos de vista sobre la realidad de la Isla y el mundo desde perspectivas de izquierda, críticas y novedosas. Que tengamos cinco millones de visitas y muchos nos lean, promocionen y discutan por otras vías, es un placer y un compromiso inmensos por el que vale la pena seguir aquí.
Yassel Padrón:
El socialismo no se trata solo de que los pobres y los agobiados reciban su pedazo de pan, sino también de que cada cual pueda hablar con la dignidad de su propia voz. Eso es algo que han ocultado desde hace mucho tiempo los partidarios de un modelo de socialismo de Estado, en el cual se menosprecia el derecho a la libertad de expresión.
Los sectarios y los censores se merecen una piedra con la que romperse los dientes al masticar. La Joven Cuba, entre aciertos y desaciertos, ha intentado cumplir con esa misión histórica.
Alina B. López:
Conocí a los editores de La Joven Cuba mientras trabajaba en la Universidad de Matanzas. Me mantuve por mucho tiempo como una lectora no muy sistemática del blog y rechacé con amabilidad sus solicitudes de colaboración. Consideraba un poco presuntuoso el convencimiento de aquellos muchachos en que los medios digitales eran la vía para proponer una transformación de la sociedad y la política cubanas. Discrepé con Harold muchas veces, casi le sermoneaba, al insistir en que los medios que la gente consumía masivamente debían encabezar las transformaciones, que todos no podían navegar por Internet y que el tradicional periódico o los noticiarios televisivos tendrían que asumir una postura más crítica y activa, exigida incluso por el gobierno.
El blog LJC cumplirá una década en el 2020; yo también cumplí cada uno de esos años y he dejado atrás mi actitud anterior. Hoy estoy convencida de que el número de cubanos que accede a Internet se incrementa, y he renunciado a la esperanza de un cambio inmediato en nuestros medios de prensa, que parecen vivir en un aislamiento casi absoluto respecto a la realidad. Constaté también que saludables costumbres como la polémica, y la contrastación de ideas son normales en la blogosfera. Desde el 2017 me incorporé al equipo de LJC y creo que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Gracias a mis colegas del equipo y a los lectores.
Gabriela Mejías:
Descubrí La Joven Cuba por esas casualidades de la vida, cansada de consumir noticias del acontecer nacional sin análisis. Se convirtió en un ritual que, café por medio, solía leer a las mañanas. Sin conocer su historia ni a sus integrantes, me veía reflejada en sus sentires. Una Cuba joven, mixtura de críticas contemporáneas y apegos a antiguos fundamentos, innegociable. Me acerqué a este equipo con el objetivo de aportar una mirada con perspectiva de género y me recibieron con los brazos abiertos. Sigue siendo una aventura, en la que los vítores y las querellas contra mentes retrógradas, nos muestran el termómetro de una Cuba que no para de crecer. Gracias por la confianza a las personas que nos leen y acompañan en este viaje de debate; en el intento de cambiar todo lo que debe ser cambiado.
Giordan Rodríguez:
Mis maestros de la radiodifusión me enseñaron que lo más importante es el perceptor: el oyente en aquel caso, el lector aquí en LJC. Pero que uno no debe caer en la trampa de reducir el perceptor al grupo que, con mayor insistencia, llama al programa, hace peticiones o emite sus puntos de vista. Todos son importantes, y necesarios. Tanto los que habitualmente escriben en nuestro fórum como los que leen, y discrepan o asienten en silencio.
Hace uno días estuve en el cumpleaños de un amigo economista donde había una doctora, un oficial retirado del MININT, un funcionario de la aduana, una cocinera de una unidad militar, un ex capitán de la extinta Flota Cubana de Pesca, un diseñador gráfico, una enfermera… Todos eventualmente leían LJC y, de diversos modos, me hicieron saber que el blog se lee en sus ámbitos de relaciones. Y esa es una victoria de este espacio, de quienes lo siguen, y hasta de quienes no quisieran “tocarlo ni en canciones”. Muchas gracias.
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