Cuba es un país atípico, somos los últimos sobrevivientes de la Guerra Fría con los yanquis, en un conflicto de medio siglo que la cotidianidad disfraza porque lo asombroso ya nos parece “normal”. Vivimos en un país que aunque vive cambios trascendentales estos resultan insuficientes, no porque vayan “lentos” sino porque la deuda de cambios es tan grande que la velocidad parece poca. En ese contexto nos encontramos los blogueros cubanos, una tribu urbana que poco a poco va formando sus propias reglas y se convierte en subcultura, pero bloguear es complicado en Cuba.
Es recurrente en la blogosfera la imposición de etiquetas, en el caso cubano esto se convierte en problema, la categorización es uno de los objetivos principales de quienes se oponen a nuestro proyecto social, por eso debemos combatirla cada día. Desde que empecé a escribir aquí hace tres años me han calificado de oficialista, de independiente y de disidente, unos con mejores intenciones que otros. Lo cierto es que me niego a las etiquetas, así como que le apliquen la misma lógica a los demás.
Recientemente publicamos con toda intención un post que hacía referencia a Iroel Sánchez y su blog La Pupila Insomne, personalmente no comulgaba con él pero era importante traer a la luz el fenómeno de la categorización si queríamos exorcizarlo definitivamente de la blogosfera. La diferenciación entre unos y otro viene ocurriendo desde hace rato y no contribuye en nada excepto a crear distancias donde no las hay.
Por el perfil de nuestros escritos se nos trata de contraponer a otros blogs como La Isla Desconocida, Yohandry o La Pupila Insomne, solo para aclarar dudas les cuento algunas cosas que muchos desconocen. Cuando comenzamos hace tres años este blog, la primera persona en escribir sobre nosotros fue Enrique Ubieta y el primero en comentarnos vía Facebook herramientas para bloguear por Wordpress fue Yohandry Fontana, quien quiera que sea.
Cuando tuvimos dificultades (por emplear un eufemismo) el pasado año, el asunto se hizo de conocimiento público en diciembre y en ese entonces Iroel Sánchez dedicó toda una noche en la Habana a escuchar mis quejas y reclamos, coincidimos en muchos puntos y aconsejó qué camino debíamos tomar en La Joven Cuba. El desenlace del asunto habla por sí solo, Iroel tuvo razón y el sentido común prevaleció.
Hasta esa noche tuve sospechas sobre él, entendí que era un disidente como yo pero al que le tocaba un espectro de la realidad distinto al mío, mientras yo abordo temas nacionales él escribe sobre lo que el poder económico y político mundial trata de ocultar constantemente. En ocasiones la denuncia de la hegemonía externa se subestima, también olvidamos cuán difícil puede haber sido convertir su blog en uno de los mejores posicionados en el país, cuánto esfuerzo hay detrás de ello. ¿Acaso tenemos derecho a marginarlo/etiquetarlo? ¿No es eso precisamente lo que combatimos nosotros? Esa noche me obsequió su libro autografiado, por el apoyo mostrado en nuestro peor momento le estaré siempre agradecido, esos son los momentos que cuentan.
Hago mención nuevamente a Ubieta, otro que a menudo es víctima de etiquetas innecesarias, la semana pasada cuando compartíamos juntos en Coppelia una docena de blogueros y él se encontraba entre nosotros, no sentí diferencia alguna. Aproveché la ocasión para agradecerle que publique los posts de varios blogueros en La Calle del Medio, publicación de la cual es director. Poco a poco nos vamos insertando en los medios tradicionales y Ubieta contribuye a ello. Por su parte, Iroel fue de los primeros en sumarse al proyecto Blogosfera Cuba, donde comparte sus opiniones y artículos en un espacio sumamente horizontal y democrático, una muestra de perfecta inclusión al movimiento que poco a poco se viene gestando en las redes sociales de Cuba.
Desde hace días andaba en busca de un pretexto para hacer referencia a la unidad necesaria entre los blogs cubanos, una unidad basada en el respeto a la diferencia de criterios y estilos de trabajo pero siempre en pos de un país mejor, cada uno en su trinchera.
En estos momentos la blogosfera cubana se está moviendo aceleradamente, por eso es importante desterrar las etiquetas si queremos crear un clima de igualdad y democracia entre todos los proyectos, una blogosfera donde no existan “vacas sagradas” ni jerarquías que socaven la unidad. No acepto que se establezcan distinciones entre unos y otros, todos estamos por un país mejor, no puede ser de otra forma. Cuba es un país atípico, pero sustituyamos las sospechas y disidencias por certezas y confluencias, no es tan complicado.
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