La Casa Blanca está considerando un plan sin precedentes de privatizar la guerra en Afganistán a iniciativa de Erik Prince, fundador de la ahora desaparecida empresa mercenaria privada Blackwater. Prince dijo al periódico USA Today que el plan incluiría el envío de 5.500 mercenarios privados a Afganistán para asesorar al ejército afgano, así como el despliegue de fuerza aérea privada –al menos 90 aeronaves– para llevar a cabo una campaña de bombardeos contra insurgentes del Talibán. Prince afirma que el plan costaría 10.000 millones de dólares al año de dinero de los contribuyentes, que se enviaría directamente a las empresas mercenarias. En el gobierno del presidente Donald Trump hay opiniones encontradas con respecto al plan: el principal estratega de Trump, Steve Bannon, lo apoya, mientras que el asesor de seguridad nacional HR McMaster y el secretario de Defensa, Jim Mattis, ambos ex generales del ejército, se oponen al plan. Mientras tanto, un tribunal de apelaciones ha revocado las condenas a prisión de ex contratistas de Blackwater que participaron en la masacre de la plaza Nisoor, en Bagdad, en 2007, en la que 17 civiles murieron cuando los contratistas dispararon con metralletas y lanzaron granadas en el espacio público repleto de personas.
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