Cuando en este país suceden a diario tantas cosas absurdas y dolorosas por las que uno indignarse, no vale la pena dejarse molestar uno por los cartelitos que colgaron esta vez en los postes, previo al 1ro de mayo —pienso. Pero padezco este mal de leerlo todo, aunque trate de evitarlo, y me parecen tan absurdos, tan falta de todo, que termino haciendo unas pocas fotos que no son ni medianamente buenas, lo reconozco.
Lo bueno son los carteles. Por insulsos, en algunos casos. O por reiterativos, vacíos de sentido, y porque ofenden el sentido común y la inteligencia de los ciudadanos. No hay que explicar demasiado, según entiendo. Basta contrastar el optimismo y la falsedad de tales proclamas con la realidad que se vive, que se sufre día a día, exacerbada por estas semanas de escasez de gasolina. Tanta escasez, que decidieron suspender en todo el país las grandes marchas de “reafirmación revolucionaria” por el día de los trabajadores. No sé si había sucedido alguna vez, y bajo cuáles circunstancias.
(Foto: Néster Núñez/LJC)
Pues a pleno sol sigo caminando, porque me gusta y porque un taximoto que antes cobraba 80 pesos hasta mi destino ahora pide 200, en el mejor de los casos. Caminar hace bien —me digo para relajarme, y añado—: Mente sana en cuerpo sano…
Pero mi mente, que alguna vez estudió psicología social y campañas y estrategias de comunicación, y hasta creó mensajes de bien público, lee otro cartel y de inmediato le surge una pregunta que pudiera parecer insulsa, pero no: ¿Quién, o quiénes, los hizo? ¿Quién fue el genial equipo creativo?
(Foto: Néster Núñez/LJC)
(Foto: Néster Núñez/LJC)
Yo supongo que todo ocurrió un viernes, pasado ya el mediodía, en el departamento de propaganda de la institución encargada (¿el PCC?). Era viernes, y el cuerpo lo sabe. Los trabajadores estaban jugando dominó esperando a que dieran al menos las dos de la tarde, para no irse tan temprano, cuando llegó el jefe:
—¿Cómo anda por acá mi aguerrido y laborioso colectivo? No, no se detengan, ¡qué pasa! ¿No hay confianza? Pueden escucharme mientras terminan esa data… Compañeros camaradas, compañeras… hace aproximadamente tres minutos y 33 segundos nuestro esforzado colectivo recibió la honrosa misión de diseñar, elaborar y distribuir por toda la ciudad los carteles conmemorativos de este primero de mayo. No tengo que recordarles que estos carteles tienen la misión de convocar a las masas al desfile, de arrastrarlas, si se me permite la palabra, y además, deben encerrar, también, si se me permite la palabra, deben encerrar la idea de unidad esperanzadora y que al final del camino encontraremos el futuro esperado. Por cierto, se venderá cerveza de pipa al finalizar el desfile, y habrá una orquesta de primer nivel amenizando la tarde.
(Foto: Néster Núñez/LJC)
No voy a hacer el cuento muy largo. El Jefe se fue en su Lada a resolver otro asunto importante, no sin antes proponerle al colectivo hacer un Domingo Rojo, trabajo voluntario, si no terminaban ese mismo viernes los carteles.
Con tal entusiasmo, el colectivo creativo del departamento de propaganda dio lo máximo de sí. Y no lo digo en tono de burla. Supongamos que no era un viernes, sino otro día cualquiera, incluso en horario de la mañana, acabados de llegar de casa… ¿Qué desayunó esa gente? ¿Cómo llegaron al trabajo? ¿Cuánto le pagan y cuantos días les alcanza el salario? ¿Cuántos de ellos revenden la pintura o los pinceles para llegar a fin de mes? ¿O cuántos trabajan en una Mypime como rotulista o diseñador, para hacer unos pesos extra?
La gente piensa como vive, dijo alguien. La base económica condiciona la ideología.
Para los Juegos Panamericanos de La Habana 91 se diseñó una tremenda campaña de comunicación. El estadio olímpico no se terminó, pero los jóvenes llevaban en las muñecas los pulsitos de colores chillones y se hizo famoso aquel cartel en los muros: “Somos felices aquí”. Después, en plan meme, aunque no había internet, salió la ingeniosa respuesta: Imagínate allá. (respuesta que no negaba la felicidad isleña, pese a la tremenda crisis). La UJC, con Robertico Robaina al frente, hizo la tarea propagandística, que no impidió el maleconazo y la tremenda estampida de los balseros en el 94, porque, otra vez, la gente piensa como vive. La propaganda no puede cambiar esa realidad.
(Foto: Néster Núñez/LJC)
Y en el 96, el ahora presidente Díaz-Canel era el primer secretario del partido en Villa Clara, y convocó a un grupo de expertos en comunicación para diseñar la campaña para lograr la sede de la emulación nacional por el 26 de Julio. Así que en el departamento ideológico saben de la importancia de este asunto. Solo que la realidad es tan evidente, que los argumentos no les alcanzan para convencer a nadie.
Una muestra son los carteles en los postes. Ni los simples trabajadores que los escribieron se creen lo que ponen. Que el país avanza, dicen. ¿Hacia dónde? Que estamos ganando… ¿A quién? Que Viva Cuba libre… ¿Libre de quién o de qué?
(Foto: Néster Núñez/LJC)
Hay uno que sí, que me dolió porque expresa lo que sentimos muchos y porque está de cabeza y porque allí, paradójica, casualmente, había una patrulla. Brutal simbolismo en una imagen.
(Foto: Néster Núñez/LJC)
10 comentarios
Los comentarios están cerrados.
Agregar comentario