No hay dudas de que estamos viviendo un momento trascendental con esto del virus coronado. Todo el mundo se equivoca y acierta mientras muchos se afanan por encontrar soluciones. No dudo de sus buenas intenciones.
Hace días apareció en YouTube un cubano de Miami dando la solución preventivo-curativa para el Covid-19: ponga en el microwave por 5 minutos una taza de agua con un limón picado y tres aspirinas; bébase una taza diaria y estará curado e inmune. Otra youtubera latina, tenía una solución más mística: abra la Biblia por la mitad, encontrará un pelo. Hiérvalo en un caldero con agua y tome abundante de ese líquido. Abrí mi Biblia y no encontré el pelito salvador. ¿Será que estoy condenado? No sé qué castigo espera a los ateos, tal vez sea la hora.
Nosotros, que tanto bien estamos haciendo, también tuvimos una embarrada con el Prevengho-Vir que nos costó algunos cocotazos. Y en esta línea salvadora Donald Trump recomendaba desinfectante y luz ultravioleta, por dentro del cuerpo, enfatizó en un tremendous effort para resolver este problema que lo trae tan disgustado. Después que le cayó el mundo encima dijo que era en broma, pero no lo aclaró en el momento y ya los servicios de toxicología comienzan a recibir víctimas con el esófago en flecos, pero libres de Covid. Bicho malo.
Hablando pues de bichos, nos inclinamos a pensar que este coronavirus es un bicho malo por el daño que nos hace, pero atención, tiene muchos matices. Para empezar, un virus es apenas un bicho. Mucho se discute sobre si son o no seres vivos. Se reproducen si, pero solo dentro de otras células utilizando la maquinaria celular de replicación de otro. Porque los viruses no tienen organitos celulares ni metabolismo.
Son una carta molecular de ADN o ARN dentro de una botella proteica. Si alguien la encuentra y abre la botella está perdido, condenado a copiar hasta la muerte por agotamiento el mensaje de la botella. Si no, el “bicho” se desarma en poco tiempo. Evito decir muere porque solo puede morir lo que está vivo.
Eso por un lado. Por el otro lado su maldad. Es malo, claro que sí, es malo para nosotros por el daño que nos ocasiona, pero eso no significa que sea un ente perverso con la intención de matarnos. Los virus y bacterias no tienen intención. Son seres que se reproducen solo porque pueden hacerlo y si tienen condiciones para ello.
Solo actúan INTENCIONALMENTE los seres que tienen conciencia de sí mismos, es decir, nosotros. Los seres humanos y solo nosotros concebimos escalas de valor ético para juzgar nuestras acciones: solo ahí caben las etiquetas de bueno o malo. Y si miramos los resultados de nuestra presencia en el planeta debemos reconocer que de todos los bichos con quienes lo compartimos, somos el peor. Bicho malo.
19 comentarios
Los comentarios están cerrados.
Agregar comentario