Desde hace varias semanas se ha hecho evidente la crisis de efectivo en Cuba. Largas colas en bancos y cajeros automáticos, sumado a reportes ciudadanos en redes sociales. alertan la baja disponibilidad de moneda física en las instituciones bancarias de la Isla. Como respuesta a la crítica situación, el Banco Central emitió una resolución que, entre otros mandatos, obliga a los negocios privados a aceptar pagos electrónicos y limita a 5 000 pesos la cantidad de efectivo que diariamente pueden extraer las cuentas vinculadas a MiPymes. En adición, se han anunciado otras medidas encaminadas a la reducción del efectivo circulante, como la prueba de cero efectivo para el cobro de los servicios de electricidad en varios barrios de la capital. A todo este proceso se le llamó bancarización desde los organismos oficiales.
Para conocer las causas y consecuencias de la crisis de efectivo, así como los posibles impactos de las medidas anunciadas La Joven Cuba conversa con la economista Tamarys L. Bahamonde, graduada en la Universidad de la Habana, máster en Desarrollo Regional por la Universidad de Camagüey y Candidata a Doctora en Políticas Públicas y Administración Pública por la Universidad de Delaware. Ha publicado artículos en periódicos y revistas y colaborado en libros sobre economía y sociedad cubanas. Ha sido nominada y recibido varios premios en Estados Unidos por su labor investigativa y de liderazgo en temas relacionados con Cuba.
Tomada de LinkedIn
Recientemente fue anunciada una normativa del Banco Central de Cuba orientada a aumentar los niveles de bancarización de la economía nacional luego de una gran escasez de efectivo. ¿Cuáles considera las posibles causas de la falta de efectivo en los cajeros automáticos y bancos?
Hay varios elementos que deben ser considerados al analizar por qué el Estado cubano enfrenta esta escasez de efectivo, que en las últimas semanas se ha hecho más visible, con el problema para acceder a este, incluso antes de que se anunciara lo que han llamado bancarización.
Podemos especular sobre por qué eso ha estado ocurriendo, pero las razones reales solo las conoce el Banco Central. Uno de los motivos es que, indiscutiblemente, la escalada inflacionaria ha obligado a las personas a tener muchísimo más efectivo para realizar operaciones diarias. Para lo que antes necesitabas —un número hipotético— veinte pesos, ahora a lo mejor necesitas cien o doscientos. Ya eso de por sí incrementa la cantidad de efectivo que se retiene en las manos de los ciudadanos para operaciones muy básicas de adquirir bienes y servicios esenciales.
Tomada de IPS Cuba
Cuba siempre ha tenido un altísimo movimiento de efectivo en el mercado informal, debido a la incapacidad del mercado formal para satisfacer todas las necesidades de las personas. Se puede intuir que, cuando comenzó la crisis económica en la que está sumergido ahora el país, una parte importante de los movimientos de operaciones de comercialización de bienes y servicios pasaron al mercado informal. Eso quiere decir que hay una cantidad sustancial de dinero, cuyo monto exacto desconocemos, que permanece circulando constantemente en el mercado informal sin regresar nunca a las arcas del Estado.
Una tercera causa posible, incluso manejada por los economistas como una de las más probables, o una de las que más influye en la escasez de efectivo, es que, una vez dada la personalidad jurídica a las pequeñas y medianas empresas, también se limitó, hace unos meses, la cantidad de dinero que podían extraer personas naturales del banco a 120 000 pesos cubanos, por mes. Eso tiene varias implicaciones. Los precios han crecido tanto que satisfacer necesidades esenciales requiere miles de pesos. El límite genera expectativas en los individuos, y temores. Si el dinero está en el banco, y por alguna urgencia, necesitas más de 120 000 y no es posible extraerlo, pues te puede generar un problema. A ese escenario incierto, las personas responden reteniendo el efectivo. Ese efecto, como tendencia, se extiende a todos los actores económicos.
La respuesta natural es acumular ese dinero. En vez de entregarlo al banco, lo dejo en la casa o en la MiPyme para garantizar que dispondré del efectivo necesario para operar.
Esas son, a grandes rasgos, las posibles causas de la escasez de efectivo del Estado. Al final, si lo piensas, te das cuenta de que todas son un reflejo de políticas públicas más o menos desacertadas.
¿Qué impacto podría tener en los consumidores? ¿Habrá más o menos inflación?
Lo que se ha llamado bancarización empezó siendo un intento de corralito bancario. Es un término acuñado a principios de los 2000 por los argentinos, a partir de la crisis financiera que hubo en ese país, y el gobierno tomó una medida muy similar: limitar la cantidad de efectivo que los ciudadanos podían extraer de los bancos. El mismo método lo repitió Grecia. Estas medidas financieras casi siempre resultan de desequilibrios macroeconómicos con altas tasas inflacionarias que afectan el valor y la confianza en la moneda nacional y, por supuesto, también la confianza en las instituciones bancarias.
Tomada del perfil de Facebook de Darel Piñales
Por razones que pueden ser las de esos países, o las cubanas —como la limitación inicial de la cantidad de efectivo que se permitía extraer cada mes, o la existencia de una economía sumergida tan grande—, se llega a una política que obliga a los Estados a restringir la circulación de efectivo.
Ahora, si eso tendrá un impacto o no en la inflación, hay que esperar para ver. Porque si bien una de las causas de la escalada inflacionaria en Cuba es la emisión de moneda para cubrir el déficit, la causa de esa inflación no está en el sector financiero, sino en el sector real de la economía.
El sector financiero, o sea, lo que nosotros vemos como precio y el cambio de moneda, es simplemente un reflejo de la economía real. ¿Y qué es la economía real? La producción de bienes y servicios, las exportaciones; es la salud de la economía, que en el caso cubano está gravemente afectada. De hecho, la producción de alimentos en la Isla se ha desplomado en los últimos años. Pedro Monreal, en su Twitter, a cada rato habla de eso con extrema preocupación, y yo la comparto.
1/5 Conviene moderar la algarabía sobre conjeturadas soluciones “de afuera” y prestar más atención a la crisis interna de seguridad alimentaria. La calamitosa caída “real” de las ventas estatales minoristas de alimentos en moneda nacional en Cuba es “otra raya para ese tigre” pic.twitter.com/a2oQKdmHse
— Pedro Monreal (@pmmonreal) June 6, 2023
Existe inseguridad alimentaria, crisis energética, baja producción y productividad, y salarios muy afectados por la inflación. A su vez, la crisis ha resultado en el éxodo del 3 % de la población en un año. Entonces, estamos hablando de un problema estructural y más profundo. Asumir que la causa de la inflación es solo la emisión de billetes para cubrir el déficit, deja fuera del análisis deformaciones estructurales de la economía que deben ser consideradas, porque son las que llevan a la pérdida de valor de la moneda.
Que haya una bancarización, y que a causa de ella las operaciones en efectivo se reduzcan, tal vez implique en el corto plazo un determinado impacto positivo para la inflación. Pero el alcance de esa política es muy limitado, pues, para controlarla realmente, se necesitaría corregir deformaciones estructurales que llevan años de crecimiento y conformación, y eso no se logra en el corto plazo.
Se ataca el problema por el lado de las finanzas, porque del lado de la economía real las soluciones son mucho más complejas y profundas. Exigen la reestructuración de la empresa estatal, la reconsideración del monopolio estatal sobre el comercio exterior, la revisión del rol del Estado en el control cuasi absoluto del mercado minorista en moneda libremente convertible (MLC), y llevaría, además, un análisis que vaya mucho más allá del sector financiero.
Principalmente en 2019 se hizo visible un mercado cambiario paralelo al estatal, al no cumplir este último su función de cambiar la moneda en los dos sentidos. ¿Cuánto afecta esto al éxito del proceso de bancarización? ¿Qué efectos podría tener la ruptura del ciclo del dinero en el que intervienen negocios privados, remesadoras y el mercado informal de divisas?
Vamos primero a explicar qué es el tipo de cambio: se trata del precio al que una moneda se cambia con respecto a otra, y en ello influyen muchos factores.
En el caso de Cuba, la depreciación del peso tiene sus razones en la crisis de la economía real. Es una pérdida de valor de la moneda nacional en sus funciones como medio de atesoramiento o medio de cambio, de ahí que el cambio con respecto a las monedas fuertes se haya disparado, no porque exista mucho dinero, sino porque hay muchísima escasez de oferta de bienes y servicios que satisfagan las necesidades de la ciudadanía y respalden esa emisión.
Ha habido también situaciones circunstanciales, como la emigración, que impactan sobre el tipo de cambio. Si las personas están demandando más divisas porque necesitan llevárselas al salir del país, eso deprecia aún más el peso con respecto a estas.
Si, además, se impuso un mercado minorista que operaba mayormente en MLC, se dispara su demanda en detrimento del peso. Todo con un impacto sobre el tipo de cambio.
Los pequeños y medianos negocios están obligados a vender en pesos y después compran en el mercado informal los dólares necesarios para importar. La bancarización puede interrumpir ese ciclo, o no, pues a lo mejor no provoca el impacto deseado por quienes la diseñaron a corto plazo, y las personas siguen operando con los pesos en efectivo, sin ponerlos en el banco.
No obstante, me preocupa la reducción de efectivo, porque ni siquiera los países del Primer Mundo reducen a cero su uso, en tanto, hay muchas esferas en las que el efectivo es útil, no solo para los negocios, sino para los individuos de sectores vulnerables. Estamos hablando, por ejemplo, en el caso de Cuba, de ancianos, pensionados, y algunos asalariados.
Me preocupa además que se asuma que todo el mundo en la Isla tiene un celular inteligente, o se presuponga que el ciudadano cubano tiene un nivel de ingresos que le permite llegar al cero efectivo en el país. El supuesto de partida me parece muy ambicioso e irreal, pero a lo mejor estoy equivocada.
Tomada de El Universo
Con respecto a los negocios, las grandes transacciones no se pueden hacer a través de Transfermóvil. Y las MiPymes, para transferir entre ellas, tienen que hacerlo de una manera que complejiza mucho el proceso y puede ralentizarlo. No conozco a un empresario que lo haya hecho todavía, pero algunas referencias no confirmadas me dicen que esas transacciones pueden demorar de una hasta dos semanas. Eso ya pondría en espera varias operaciones y obligaría a los negocios a aguardar muchísimo más tiempo del necesario para disponer del dinero que requieren para operar, lo cual puede generar en el cortísimo plazo una cadena de impagos.
Lo mismo ocurre con el tema del efectivo. Si lo tienes que poner en el banco, y luego no te lo dan, no te es posible cambiar por dólares para importar. De momento, habría que ver cómo se harán esas importaciones. Algunas MiPymes podrían exigir que se les pague sólo en dólares.
Todo esto es especulativo. No sé qué va a ocurrir en la economía real, porque las sociedades son organismos vivos y no se debe ignorar su potencial de adaptarse a circunstancias que retan su capacidad de ajuste. La respuesta es impredecible.
Captura de la plataforma de Compra-Venta Revolico
Lo que sí queda claro es que la medida, de momento, tiene un efecto disruptivo. Asimismo, puede tener un impacto negativo en los consumidores y las MiPymes. Para que sea positivo, habría que garantizar un grupo de condiciones que en la actualidad le faltan al país para que esos movimientos sean rápidos, eficientes, no generen inconformidades, problemas, no obstaculicen el desarrollo de los pequeños y medianos empresarios, y además no afecten a los consumidores.
Como otros colegas, comparto la preocupación por el cómo, pues generalmente el problema no es qué quieres hacer, sino cómo lo haces.
¿Cómo pudieran promoverse con éxito los canales de pago digitales sin afectar a la población? ¿Qué reformas serían necesarias en la economía?
El uso del dinero electrónico está prácticamente institucionalizado a nivel internacional. El mundo entero se mueve con tarjetas de crédito y débito, y con transacciones digitales. Ahora, eso lleva una infraestructura que es compleja porque lleva protección de la privacidad, que no se filtren las identidades de los usuarios, que personas malintencionadas no se apropien, para delinquir, de la información privada de los individuos que están usando esas plataformas.
El cobro de servicios a través de plataformas digitales favorece al cliente, pues resulta muy cómodo no tener que desplazarse para pagarlos. No obstante, me preocupa que no haya claridad en para quiénes se legisla, pues, como decía anteriormente, no es solo el qué. ¿Les estoy haciendo la vida más fácil a todos los consumidores? Borrar las operaciones en efectivo puede ser contraproducente para las personas más vulnerables. No quiere decir que no se haga, pero se debe dejar un espacio para que la transición sea menos agresiva.
Tomada de Soho Inmobiliaria
No creo que el uso del dinero electrónico, en sí mismo, sea el problema, sino las condiciones de la economía y la realidad cubanas. Como idea es buena, pero asumir que se va a llegar a un punto de cero efectivo no es factible, sobre todo para una economía que ha estado montada siempre sobre la moneda física.
Hay otro elemento que también me interesa. ¿Qué pasa con los turistas? Conversando con amistades en Cuba me decían que hay instalaciones operadas por el Estado en las cuales no se puede pagar con efectivo. ¿Cómo un extranjero o un cubano residente en el exterior paga en una institución del Estado si no tiene una cuenta en la Isla?
Es un elemento para tener en cuenta, porque, aunque se acepte el pago por tarjetas, y por muchas facilidades que se ofrezcan, el turista no va a un lugar donde pasará trabajo y cualquier imprevisto lo incomodará. Y no se debe ignorar que Cuba depende muchísimo del turismo, y se sigue invirtiendo en infraestructura para este sector, a pesar de que no está recuperándose al ritmo esperado. Por otro lado, las tarjetas de quienes vivimos en Estados Unidos, no siempre funcionan en Cuba por ser un país sancionado, además, las personas pueden tener reticencias a que se registre una transacción desde la Isla por las posibles consecuencias que les pudiera traer.
Tomada de Ministerio de Comercio Interior Cuba
O se repiensa un poco la estrategia, o se abren espacios de flexibilización. Porque ya no solo se trata del consumidor cubano afectado, sino también del impacto sobre sectores que permiten captar divisas.
En cuanto a las reformas, estas no tienen que ser en el sector financiero puramente, sino en el sector real de la economía. Para que el uso del dinero virtual sea efectivo, lo único que se necesita es acceso a tecnología, y ese es precisamente uno de los puntos más débiles y frágiles de la economía cubana.
Entonces, por mucho que algunos cubanos digan que sí los beneficia, hay un grupo que será muy perjudicado, y lamentablemente son los que no tienen redes sociales para quejarse.
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