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Observatorio sobre el Extremismo Político

Observatorio sobre el Extremismo Político

El observatorio investiga manifestaciones de extremismo y polarización política en Cuba, e impulsa una agenda mediática en su contra

Elecciones

Elecciones en Cuba, participación y polarización

por Observatorio sobre el Extremismo Político 29 noviembre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

La cifra del 68.58% de votantes en las recientemente celebradas elecciones de delegados a las asambleas municipales del Poder Popular ha llamado la atención dentro y fuera de Cuba. Si se tienen en cuenta otras elecciones de no obligada asistencia en la región —como las legislativas en Estados Unidos, con un índice de participación del 62,3%, o la segunda vuelta de presidenciales en Colombia, con un 58,17 %—, los números en la Isla no deberían alarmar.

Sin embargo, al comparar la asistencia con procesos electorales similares celebrados con anterioridad en el país, se aprecia que entre los años 1981 y 2010 los no votantes nunca excedieron el 4% del padrón electoral. A partir de 2012 esos números empezaron a aumentar gradualmente y en la última elección ascendió a un 31%, casi tres veces la de dicha experiencia en 2017.

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(Nota: Los porcentajes fueron redondeados de forma estándar para simplificar su graficación)

Aún no queda claro cómo se conformó el padrón electoral, y si se tuvo en cuenta a personas que, pese a estar inscritas como residentes en Cuba, se supiera que no estarían presentes en el momento de la votación. La información más precisa al respecto la ofreció la presidenta del Consejo Electoral Nacional (CEN), Alina Balseiro Gutiérrez, quien dijo al periódico Granma que «fue necesario realizar este proceso en atención a los cambios demográficos y urbanísticos, para lo cual se constituyeron comisiones de especialistas a todas las instancias».

Sin embargo, más allá de la distorsión estadística que pudiera provocar lo antes mencionado, con 2623091 personas que no fueron a votar está claro que las actuales elecciones han registrado menor participación que las demás.

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Si se comparan las boletas válidas en relación a quienes ejercieron su derecho al voto en los tres procesos de elección de delegados municipales anteriores, se aprecia un leve aumento de las papeletas blancas y anuladas. Lo mismo ocurre si realiza la comparación con los datos del referendo para la aprobación de la Constitución de 2019 y del Código de las Familias.

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Aunque los datos disponibles hasta el momento no permiten determinar exactamente cuál es el porciento de personas que emitieron un voto válido en relación al padrón electoral (pues no se ha publicado la cifra neta de boletas válidas); a partir del porcentaje de boletas válidas, anuladas y en blanco, y el total del padrón electoral se puede aproximar que el 61,12% de los ciudadanos inscritos emitieron un voto válido.

Por tanto, un 38,88% de personas no concurrió a las urnas para ejercer su derecho al voto, anularon la boleta, o la dejaron en blanco. Esta cantidad también es considerablemente mayor que la de experiencias preliminares.

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Nota: El porcentaje se calcula a partir de la cantidad de boletas válidas en relación al padrón electoral. La cantidad de boletas válidas se determina en 2022 mediante una aproximación con base en el porcentaje publicado por el Consejo Electoral Nacional (89,11%) y la cantidad de votantes (5 728 220).

Por otro lado, en cuanto a las características demográficas de los elegidos, si bien los hombres siguen siendo mayoría, se percibe un aumento del 8,8% en la cantidad de mujeres respecto a la pasada elección. Igualmente, ocurrió una leve reducción del 2,43% de los jóvenes menores de 35 años.

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Medios de prensa, redes sociales y polarización

El proceso electoral cubano se desarrolla en medio de una crisis sistémica, con afectaciones considerables en lo económico, político y social, que han aumentado el descontento en la población de la Isla. Como ha ocurrido con experiencias anteriores, los medios estatales cubanos han convocado a votar como un deber ciudadano y revolucionario —aunque también aclararon que nadie podía ser sancionado por no hacerlo.

Mientras, la oposición ha llamado a no asistir a las urnas, anular las boletas o dejarlas en blanco como muestra del rechazo al sistema electoral y político. En redes sociales ambas campañas fueron identificadas con las etiquetas #YoVotoEl27 y #NoviembreDiceNo, respectivamente.

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Muestra de la campaña a favor.

Según una publicación de Cubadebate, el presidente cubano Miguel Diaz-Canel Bermúdez declaró que «el proceso electoral ratifica que Cuba mantiene su estabilidad política y social, independientemente de la asfixia económica». El propio medio se hizo eco asimismo de las palabras de la presidenta del CEN, Balseiro Gutiérrez, quien expresó que «los resultados demuestran el respaldo popular a sus representantes y la confianza en la Revolución».

La Agencia Cubana de Noticias calificó el ejercicio de «democrático y popular», así como una «responsabilidad ciudadana, porque se eligen a los representantes en los órganos de gobierno del municipio, principal estructura de gobierno en el país». En adición, el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba citó las palabras de una ciudadana, que valoró el proceso como una muestra de «las fortalezas de la democracia socialista a través del voto directo y secreto en cada barrio».

Por su parte, medios de oposición como CiberCuba, Diario de Cuba o ADN Cuba resaltaron la baja participación. Además, señalaron la falta de transparencia de las autoridades de la Isla, que no permiten la inclusión de observadores independientes; el acoso a activistas opositores para que no documentaran el proceso, la apatía de la población y la falta de condiciones óptimas en los colegios electorales para ejercer el derecho al voto con privacidad.

Elecciones

En cuanto a la prensa internacional, el periódico español El País subrayó «el factor de una abstención que es inédita ha irrumpido en el escenario político con una fuerza y una proyección difícil de predecir». Igualmente, la agencia EFE destacó la falta de conocimiento entre los electores de la importancia del proceso en la renovación del poder en la Isla y las funciones de los futuros elegidos.

Además de lo antes mencionado, EuroNews indicó la inexistencia de candidatos de oposición —a excepción de uno— y de encuestas de opinión públicas que expliquen la baja participación registrada. En contraste, las cadenas Telesur y RT en Español destacaron  la ausencia de incidencias en el proceso electoral, que sería el primero realizado bajo la Constitución de 2019.

Más allá de los diversos enfoques, está claro que las actuales elecciones son una evidencia más de la nueva relación del Estado y el Gobierno con la ciudadanía, que vaticina la necesidad de una gobernanza que apueste al consenso en lugar de a la unanimidad y el acriticismo.

El aumento del número de no votantes puede deberse a diversas razones. A falta de datos concluyentes de la prensa nacional y las autoridades, solo se puede especular y/o exigir aclaraciones. Del mismo modo, son imprescindibles la creación de mecanismos que favorezcan la transparencia, así como la evaluación del proceso con métodos no analógicos, la observación internacional y la investigación científica.

En tanto el gobierno se enfoque en validar a ultranza el actual sistema electoral, pese a sus evidentes limitaciones, y la oposición en negarlo rotundamente por no cumplir con los parámetros de la democracia occidental representativa; se aleja la posibilidad de buscar vías consensuadas para transformarlo en aras del desarrollo democrático.

***

*Nota: las cifras de los gráficos se obtienen del sitio oficial del Consejo Electoral Nacional y varios reportes de prensa estatal cubana.

29 noviembre 2022 19 comentarios 1,3K vistas
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Manipulación

Alertas sobre manipulación mediática en el contexto cubano

por Observatorio sobre el Extremismo Político 24 noviembre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

La manipulación mediática es un fenómeno tan antiguo como el surgimiento de los medios de comunicación, pero en los entornos contemporáneos, y particularmente en el cubano, adquiere características propias. En este texto se resumirán los principales elementos que pudieran alertar acerca de un contenido manipulador sobre Cuba, ejemplificado tanto con la prensa estatal como en la no estatal.

Los artículos se citan solo como casos de estudio. El señalamiento sobre un contenido manipulador no implica que toda la agenda periodística del medio comparta esas características.

Internet y manipulación mediática

Con la ampliación del Internet ha aumentado la pluralidad del discurso, en tanto entran en juego otros medios diferentes a los establecidos por los Estados o aquellos dependientes del gran capital. Asimismo, las plataformas digitales brindan amplias posibilidades para la producción comunicativa, pues abaratan los costos y permiten el trabajo a distancia. También se diversifican los modelos de gestión y financiamiento, que abarcan apoyos de organizaciones, publicidad, colaboración de los consumidores o voluntariado de los productores.  

Sin embargo, dicha diversificación no está exenta de riesgos y contradicciones, como la desprofesionalización del ejercicio periodístico y la saturación de información de dudosa veracidad, al carecer del respaldo de una institución mediática que necesite cuidar su prestigio.

En el contexto cubano este fenómeno se complejiza. Desde 1965, el Estado ha mantenido el control absoluto sobre los medios de comunicación tradicionales. No fue hasta  2009, con el acceso autorizado a Internet, que empezó un proceso paulatino de diversificación en el panorama mediático en la Isla. Actores de diverso signo político e interés entraron a los entornos digitales con espacios como  blogs, medios de comunicación o páginas en redes sociales.

Este escenario ha sido muy propicio para la polarización, pues desde el gobierno cubano se criminaliza cualquier ejercicio de prensa crítica fuera de las instituciones estatales, mientras su vecino del norte apoya con fondos dedicados al cambio de régimen a varios medios opositores, lo cual aumenta la sospecha sobre la independencia de sus agendas. Ambos luchan por ganar un público y han apelado en ocasiones a recursos manipuladores.

Manipulación

Editorialización de hechos poco relevantes con titulares sensacionalistas

Los textos periodísticos con tales fines buscan generar desde el titular un efecto directo en la audiencia, más allá de la relevancia de lo abordado. Aunque es válido el uso de rótulos atractivos, si estos no están acompañados de un análisis que justifique lo significativo del hecho, se puede estar en presencia de un acto de manipulación mediática.

En la prensa estatal se identifican ejemplos de triunfalismo para demostrar la eficiencia del modelo, con títulos como «Sobrecumplen campaña del mango en Conservas Granma», publicado en el órgano oficial del Partido Comunista. En el texto se evidencia que el «sobrecumplimiento» fue de un 5,1%, y no se analiza cuál es la demanda del producto y qué efectos reales tendrían los resultados para garantizar el abastecimiento del mercado.  

Por su parte, en los medios de la oposición se encuentran cabezales como «“¡Descarados que son todos!“: Pinareña explota en una cola por escasez y acaparamiento». La única fuente de información es un video de menos de un minuto tomado en una cola, sin que se explique quién es la acusadora, ni si solicitó hacer pública la denuncia, si el medio intentó contactar con ella, si es algo recurrente en el lugar o se trata de un caso puntual.  

Sin contraste de fuentes, criterios ni argumentos

El contraste de fuentes constituye una de las bases principales del periodismo riguroso. Teorías como la del encuadre niegan que sea posible la objetividad periodística absoluta, mas presentar solo parte de la verdad y omitir factores necesarios para la total comprensión, puede alertar sobre manipulación mediática. Es lógico que la mayoría de los medios inclinen la balanza hacia la postura con la que se sienten más identificados, pero un texto riguroso debe exponer la mayor diversidad posible de datos y argumentos.

Como ejemplo de esta forma de manipulación puede asumirse el artículo «Los sucesos del 11 de julio fueron gestados, organizados y financiados desde EE. UU.», publicado en Granma. El autor desconoce las causas internas del estallido social, como el aumento de la desigualdad o la desprotección de comunidades vulnerabilizadas, lo cual incluso tuvieron que reconocer las autoridades cubanas.

Desde el otro extremo, el  texto de CiberCuba «OCDH: El 11J derrumbó la idea propagandística de que Cuba es el paraíso de los derechos sociales», desecha presiones externas como las sanciones norteamericanas y el trabajo de agencias de ese país para el cambio de régimen en la Isla.

Uso de elementos emocionales por encima de los racionales

El sentimiento por encima de la razón es  una de las características más relevantes de la llamada posverdad. Más allá de exponer un hecho con sus matices y apego a la realidad, se busca generar sentimientos de empatía o antipatía hacia sus protagonistas. Habitualmente estos recursos emocionales solo refuerzan un estado de opinión preestablecido en las audiencias, aun cuando se contraponga a un acto o situación constatable en la realidad.

En una producción periodística de este tipo se acude a adjetivaciones excesivas y al uso de palabras con fuerte carga afectiva: amor, odio, dolor, fuerza, llanto, y es frecuente utilizar niños, madres o ancianos para conmover –más que informar o educar– a las audiencias, en vez de aplicar análisis complejos a variables que influyen en las problemáticas sociales.

En medios estatales cubanos puede verse como ejemplo la identificación del amor con quienes defienden el sistema político y el odio con quienes disienten, una generalización basada en  sentimientos humanos no necesariamente identificables con una postura política. En medios de oposición es común el uso de las vicisitudes de las madres cubanas en contextos de precariedad, recreándose en sus problemas para proveer a los hijos de alimentos o aseo, como intento de capitalizar su dolor en contra del gobierno.

Manipulación

Demonización deshonrosa del oponente

La política contemporánea tiene entre sus características principales el enfrentamiento entre proyectos políticos. ingún medio de comunicación está exento de esta dinámica; sin embargo, la forma en que se aborda el conflicto con el oponente es clave para entender cómo dichos espacios pueden alentar un debate racional que señale de forma respetuosa los puntos débiles de las ideas del contrario o, en cambio, alimentar una polarización extremista, asentada en prejuicios sociales, burlas u ofensas para descalificar al otro.

En medios de comunicación afines al gobierno cubano suelen aparecer términos como gusano o lacayo para aludir a los opositores. En los de la oposición pueden encontrarse de forma recurrente chivato u oficialista para identificar a personas defensoras o vinculadas al sistema político de la Isla. En influencers de ambos bandos hay ejemplos de homofobia, gordofobia y sexismo para rebajar a las figuras que enfrentan.

Descontextualización

Como su nombre indica, se trata de extraerles el contexto a las narrativas mediáticas relativas a fenómenos sociales, testimonios o actitudes políticas. Intencional o no, es considerada una forma de desinformación porque mutila las circunstancias en que se desarrolló la información presentada y deja al consumidor del contenido sin suficientes nociones para una valoración crítica de lo ocurrido.

Durante la pandemia de Covid–19 en Cuba circularon varios audios con un mensaje alarmista, que fueron reenviados por plataformas de mensajería en línea. No informaban cómo, dónde y cuándo fueron grabados. Se trataba de mensajes que generalizaban situaciones a partir de pocos casos, exponiendo información pseudocientífica o cuestionando sin pruebas las cifras oficiales.

El más conocido fue el de una supuesta bióloga que llamaba «crimen colectivo» a las políticas sanitarias que aplicó el gobierno cubano y predecía una situación cuasi apocalíptica con la pandemia. Ejemplo de correlato mediático con dichas características fue un texto del medio opositor CiberCuba, el cual se hace eco de ese audio sin debatir su origen o intencionalidad.

También se ha evidenciado en medios estales la práctica de cortar testimonios de periodistas u opositores al gobierno, sin darles oportunidad de matizar o explicar sus palabras ni las circunstancias en que se realizaron las entrevistas. Así ocurrió recientemente en el reportaje especial trasmitido por la televisión cubana en relación con El Toque, cuyos colaboradores aparecieron en la pantalla reconociendo que habían cobrado por su trabajo para que luego, en el mismo espacio, fueran llamados mercenarios.

Manipulación

De medios, mediaciones y recepción activa

El teórico de la comunicación Jesús Martín Barbero, en la temprana fecha de 1987, anunciaba en su obra De los medios a las mediaciones un cambio de paradigma en la relación de la ciudadanía con los medios de comunicación. La preocupación teórica a finales del siglo pasado y al inicio del presente deja de centrarse en los emisores para volcarse en cómo las personas consumen y comparten la información proveniente de múltiples fuentes que trascienden el sistema de prensa tradicional.

Como bien apunta el profesor cubano José Ramón Vidal, la lucha contra la producción de contenido engañoso no dará muchos frutos en la nueva dinámica comunicacional del siglo xxi, pues siempre encontrará manera de salir a flote. La preocupación de quien pretenda promover la emancipación debe centrarse en el empoderamiento de sujetos críticos que puedan asumir una postura activa hacia ellos. Así afirma en un texto publicado en la revista académica Alcance:

«La calidad de estos contenidos va a depender sobre todo de las capacidades de quienes estén detrás de los dispositivos tecnológicos. Su visibilidad resultará más complicada en medio de una superabundancia de ofertas, pero hay maneras de lidiar con ese reto si se adquieren las destrezas necesarias y se logran aglutinar las comunidades interpretativas afines a esas propuestas».

24 noviembre 2022 14 comentarios 1,3K vistas
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Límites

Los límites del derecho a regresar

por Observatorio sobre el Extremismo Político 15 noviembre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

Los viajes desde Estados Unidos a Cuba vuelven a estar en el centro del debate público, luego de que el gobierno cubano negara la entrada a activistas políticos opositores en el presente año. Esta acción, violatoria del derecho humano al retorno, ha avivado las posturas que defienden aumentar las medidas coercitivas y restricciones a las aerolíneas que operan entre los dos países.

El texto analizará el panorama que ha servido de trasfondo a la decisión del gobierno en la Isla de limitar el derecho antes mencionado, así como las consecuencias de un boicot a los viajes.

Los viajes Estados Unidos-Cuba

Con el triunfo de la Revolución, más de 200 mil cubanos migraron fuera de la Isla, tanto por motivos económicos y políticos como familiares. Si bien en un principio no tenían la posibilidad de regresar o siquiera visitar su país, en 1979 durante el gobierno de Jimmy Carter ocurrió una importante distensión que daría paso a las llamadas «visitas de la comunidad».

El antecedente directo de dicho proceso fue la llegada a Cuba de jóvenes de izquierda pertenecientes a la brigada Antonio Maceo, en 1977. Este sería el punto de inflexión que daría pie a las negociaciones de los viajes por parte de ambos gobiernos.

Sin embargo, no fue hasta 1994 tras la crisis de los balseros, que se aplicó, por primera vez desde 1959, una política migratoria de mutuo acuerdo. A partir de entonces, el gobierno de Bill Clinton deportaría a los cubanos capturados por guardacostas en alta mar, mientras Cuba garantizaría no tomar represalias contra ellos. A cambio se otorgarían 20 mil visas anuales a cubanos con familiares en Estados Unidos, ya sea por visita o reunificación familiares, cuota que no siempre se ha cumplido.

De esa forma y a partir de los noventa, ha existido  un flujo de cubanoamericanos que visitan la Isla, con periodos de mayor o menor control sobre estos viajes dependiendo de la administración de turno en Washington y la geopolítica global.

El año 2012 representó un aumento de las cifras habituales de viajeros norteamericanos con destino a Cuba, con el arribo de 98 mil ciudadanos de ese país y 350 mil cubanos residentes en la nación norteña. La causa fue una flexibilización de las regulaciones para viajes implementada por Barack Obama. La cifra aumentó hasta alcanzar los 619 777 norteamericanos y 400 mil cubanos en 2017, luego del restablecimiento de las relaciones bilaterales entre La Habana y Washington.

El aumento de viajes también se produjo gracias a que el gobierno de la Isla modificó a finales de 2012 los requisitos de entrada para los nacionales residentes en el exterior, exigiendo solo poseer pasaporte cubano vigente, incluso para los que habían emigrado de manera ilegal. Anteriormente, en 2003, se había eliminado el requisito de permiso de entrada para quienes habían salido de forma legal. Asimismo, permitió que los cubanos pudieran residir en el extranjero hasta 24 meses sin perder sus derechos y propiedades en Cuba.

En 2019, durante la administración de Donald Trump, se impusieron limitaciones a las aerolíneas como la reducción de la cantidad de vuelos chárter por año y la prohibición de aterrizar en otros aeropuertos fuera de La Habana. Igualmente, se vetaron cruceros y otras embarcaciones recreativas, impedidas de tocar puerto cubano. Algo similar ocurrió con los grupos y colectivos profesionales con fines de  intercambio académico y cultural.

Como consecuencia de estas regulaciones se incrementó considerablemente el precio del pasaje Miami-Habana, que limitó a muchas familias del derecho de poder reencontrarse. En junio del presente año, Biden levantó las restricciones implementadas en la era Trump y permitió un incremento paulatino de dichos viajes.

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Biden levantó las restricciones implementadas en la era Trump y permitió un incremento paulatino de dichos viajes. (Foto: Luis Javier González Velázquez/ACN)

Restricciones para los viajes

Según la web de la Embajada de los Estados Unidos en Cuba, los viajes de turismo a la Mayor de las Antillas no están autorizados en la legislación actual de los EE.UU,  no obstante, la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro ha publicado licencias generales para doce categorías de viaje que incluyen visitas familiares; trabajo oficial; actividad periodística; investigación y reuniones profesionales; actividades religiosas; actuaciones públicas, clínicas, realización de talleres, participación en eventos deportivos u otro tipo de competencias o exhibiciones; apoyo al pueblo cubano; proyectos humanitarios; actividades educacionales, entre otras.

En adición, las aerolíneas norteamericanas deben solicitar un permiso de licencia al gobierno de los Estados Unidos en el que se especifica la frecuencia de los vuelos y los destinos a los que se arribará en la Isla.

Por su parte, para la entrada, el gobierno de La Habana exige  un pasaporte cubano a todos los nacidos en el país que emigraron luego de 1971. Al  mismo tiempo, para retornar a Estados Unidos, las autoridades de esa nación  exigen un pasaporte norteamericano o una tarjeta de residencia (Green Card).

Y aunque se trata de una práctica común en la regulación del estatus migratorio de cualquier persona que decida establecerse en un país diferente, también supone  que los cubanos emigrados no puedan visitar su país hasta ser residentes legales.

Asimismo, los cubanos deben mantener su pasaporte en regla, de manera que este sea renovado cada seis años y prorrogado cada dos. En Estados Unidos la renovación tiene un costo de  350 USD y la prórroga, de 160 USD. Se trata de un hecho que  ha sido  criticado por líderes emigrados de manera recurrente.

En cuanto a los requisitos de entrada, el Artículo 52 de la Constitución de la República de Cuba expone: «Las personas tienen libertad de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio nacional, cambiar de domicilio o residencia, sin más limitaciones que las establecidas por la ley».

Por su parte, el artículo 24.1 de la Ley No 1312 de 1976, de Migración, modificada por el Decreto- Ley 302 del 2012 prohíbe la entrada de personas al país bajo diversos motivos entre los que se encuentra: «Organizar, estimular, realizar o participar en acciones hostiles contra los fundamentos políticos, económicos y sociales del Estado cubano», elemento sumamente ambiguo que se presta para interpretaciones arbitrarias por parte del funcionariado en la nación caribeña. Asimismo, tampoco se les permite entrar durante ocho años a médicos y deportistas que hayan abandonado sus funciones en el exterior.

Estas regulaciones permiten concluir que, si bien pudiera parecer que la Carta Magna brinda el derecho constitucional a entrar y salir del país a todos los cubanos, en realidad la ley limita la libre circulación a conveniencia  gubernamental utilizando el no retorno como castigo a personas incómodas al Estado.   

Derechos en disputa

Aun cuando  queda claro  que las regulaciones vigentes desde 2020 en Cuba le otorgan varios derechos —antes negados— a quienes migraron, diversas figuras públicas opositoras al gobierno cubano, se han visto imposibilitadas de retornar a la Isla.

Para prohibirles las entradas, el gobierno se escuda en el decreto anteriormente citado, sin embargo, varios de los activistas opositores como Anamely Ramos u Omara Ruiz Urquiola, han declarado que nunca fueron notificados de algún proceso legal en la Isla que certificara su prohibición de entrada, y se enteraron de estar vetados de retornar al abordar el avión, como le ocurrió a la periodista Karla Pérez, quien  quedó varada durante la escala de su vuelo.

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Omara Ruiz Urquiola (Foto: DDC)

Cabe destacar que la Declaración universal de los Derechos Humanos en su artículo 13 expone que:

1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.

2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.

Además del derecho al retorno para todos los cubanos, el derecho al voto para quienes residen de forma permanente o temporal en el exterior también ha sido disputado. Según la ley electoral vigente en Cuba, tienen derecho a votar todos los cubanos residentes en la isla que hayan entrado al país en los últimos dos años. Sin embargo, durante el referéndum sobre el Código de las familias se exigió la permanencia en el territorio nacional para ejercer el voto, y solo se les permitió hacerlo desde la distancia en las embajadas a las personas que estuvieran en misión oficial.

Campañas y soluciones

Durante el mandato de Donald Trump hubo un retorno a las hostilidades y un aumento de la polarización y el extremismo político en varias comunidades de emigrados. Uno de los ejemplos más visibles fue la campaña de presión —aún vigente— para que los cubanos residentes en Estados Unidos y los norteamericanos no visiten la Isla. Entre sus principales voceros figura  el influencer Alexander Otaola, quien hace pocos años entraba a la isla de forma frecuente.

El argumento principal de esta contienda es que los viajes le dejan recursos al gobierno cubano para oprimir al pueblo, y que la estancia en Cuba ponía en peligro la seguridad de los viajeros ante la crisis sanitaria por la Covid-19. Empero, la solución propuesta implica la separación de familias y que los mismos cubanos emigrados renuncien a retornar a su tierra.

La apuesta por la eliminación de los viajes Cuba-Estados Unidos se ha avivado en los momentos en los que el gobierno en La Habana ha impedido la entrada al territorio nacional a personas que se le oponen y son residentes de forma temporal o permanente en Norteamérica.  

En los casos de Anamely Ramos y Omara Ruiz Urquiola, activistas opositores responsabilizaron a las compañías American Airlines y Southwest de complicidad con el Estado cubano y las soluciones propuestas ante su impedimento de regresar apuntan desde exigirle a estas empresas que las dejen abordar el vuelo enfrentando cualquier consecuencia  que puedan tener en Cuba, hasta que la administración norteamericana les retire las licencias para viajar.

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Publicación en Twitter de una activista opositora al gobierno.

En una comunicación con BBC Mundo, a partir del caso de Ruiz Urquiola, un representante de prensa de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo de los Estados Unidos afirmó que «las aerolíneas están obligadas a verificar que todos los pasajeros estén en posesión de los documentos de viaje requeridos y cumplan con las reglas de entrada al destino. De lo contrario, a menudo las aerolíneas son multadas y necesitan llevar al pasajero de regreso al origen en el primer vuelo disponible».

Es válido que se demande que el gobierno de La Habana garantice el retorno de todos los cubanos, o al menos, actúe de acuerdo a los principios de la ley, notificando debidamente a quienes tienen impedida la entrada por el Decreto 302. También es legítimo exigir transparencia institucional en los acuerdos que realizan las aerolíneas norteamericanas con Cuba.  

Sin embargo, reivindicar sanciones implica pasar por encima del derecho humano del resto de los viajeros. Si los permisos de viaje fueran retirados, ello no garantizaría a los activistas opositores regresar; por el contrario, limitaría o negaría la libre circulación del resto de los residentes en Estados Unidos, y especialmente en los cubanos, la opción de entrar a su país y  reunirse con su familia.

En  el artículo 30 de la citada proclama sobre derechos humanos se plantea: «Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración». Solo  desde una postura extremista se explica  la violación  de un derecho humano como es la libertad de circulación y las garantías de regresar a la patria.

15 noviembre 2022 40 comentarios 1,4K vistas
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Lenguaje

La degradación del lenguaje político

por Observatorio sobre el Extremismo Político 9 noviembre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

La vulgaridad y la normalización de la violencia como elementos distintivos del discurso mediático y político se han extendido y popularizado en los últimos tiempos. Con el auge de Internet y las redes sociales, proliferan no solo la naturalización del uso de palabras o frases obscenas, sino el sexismo, el insulto o el ataque al adversario apelando a preceptos discriminatorios prevalecientes en ciertos sectores de la sociedad.

En el presente texto se aborda la carga violenta y sexista del discurso confrontativo y alejado del diálogo entre el gobierno y la oposición cubana, el cual involucra organizaciones mediáticas y grupos en redes sociales.  

Antecedentes y contexto internacional

Uno de los primeros políticos a inicios del siglo XXI que adoptó un lenguaje vulgar y misógino, fue el magnate italiano Silvio Berlusconi, al referirse a sus órganos sexuales como símbolos de poder o a la cantidad de mujeres con las que había mantenido relaciones sexuales como forma de resaltar su “hombría” y, por tanto, su capacidad de liderazgo.

Si bien esta manera de “hacer política” ha estado presente y se ha agravado en los últimos veinte años, uno de los ejemplos cercanos más visibles es  el expresidente estadounidense Donald Trump, cuyas campaña y mandato se caracterizaron por el uso de un discurso ofensivo y “políticamente incorrecto”, no como acciones fortuitas, sino como estrategia permanente.  

Con Trump ese lenguaje se transformó en metodología del actuar político, que fue imitada luego en Latinoamérica por el mandatario brasileño Jair Bolsorano. Sin embargo, aunque pueda parecerlo no se trata de casos aislados, sino de una de las consecuencias del desgaste del discurso y la proyección política de  la democracia liberal en Occidente, frente a comunidades que no se ven representadas en los partidos y figuras políticas tradicionales, asociadas a la  corrección y el civismo.

Dichos grupos generalmente rechazan el respeto al otro como medio de convivencia y apoyan el discurso centrado en el bullying o la legitimación de valores retrógrados. Reafirman, en cambio,  la exposición en espacios formales de prejuicios vinculados al género, la orientación sexual, la forma de los cuerpos o el color de la piel, como armas de lucha política.

Sigao vs Pingú, la degradación del lenguaje político en Cuba

Las comunidades cubanas en el sur de la Florida y sus contrapartes en la Isla no han estado exentas de esta dinámica. Cuando el diálogo y la reconciliación nacional no han constituido parte importante de la estrategia ni del gobierno ni de la mayoría de la oposición, los espacios digitales reflejan esa lógica de enfrentamiento que valida el uso del lenguaje ofensivo y violento para desacreditar al adversario y legitimar al aliado. No escatiman en el empleo de recursos éticamente cuestionables, incluso sin importar que estos ofendan a grupos históricamente vulnerados o legitimen valores racistas, sexistas u homo/trasfóbicos.

Desde hace más de un año se ha visto el crecimiento de la etiqueta #DiazCanelSingao. La frase proviene de una canción del grupo de rap Los Aldeanos, pero su popularización tiene origen en un enfrentamiento policial entre el rapero y activista opositor cubano conocido como Maykel Osorbo, quien se encuentra actualmente en prisión.

El diccionario de americanismos define singao / singado como “persona de baja condición moral”. Etimológicamente es un participio en función adjetiva derivado del verbo singar (realizar el acto sexual), por tanto, singao es la persona sobre la cual recae la acción de singar, y quien la realiza sería “singador”.

El significado de las palabras no se puede desconectar de su contexto sociohistórico. Que singao se utilice como ofensa está directamente vinculado a un estigma sexista que presupone un juicio de valor sobre la persona singada, o sea, la que asume una posición receptiva durante el acto sexual. Esta carga peyorativa no existe para la palabra “singador”, referida a quien adopta una posición activa o dominante en el sexo, que pudiera considerarse un elogio.

En una entrevista ofrecida para el medio YucaBite, el artista visual líder del Movimiento San Isidro, Luis Manuel Otero Alcántara, defendió el uso de un lenguaje vulgar como arma de lucha de personas en situación de vulnerabilidad social. Sin embargo, la consigna trascendió  las redes sociales y se convirtió en estandarte de un grupo de perfiles y medios opositores al gobierno cubano.

Por su parte, la respuesta “Díaz-Canel Pingú” tiene su origen en un reto convocado en las redes sociales por la Unión de Jóvenes Comunistas, que solicitaba a los internautas subir una foto con un pulóver relacionado con la defensa de la Revolución. En ese contexto, Gerardo Hernández Nordelo, coordinador general de los Comités de Defensa de la Revolución y Héroe de la República de Cuba, publicó un retrato  en el  que portaba dicha prenda de vestir con la frase arriba mencionada, acompañada de la bandera nacional.

Lenguaje

Tanto la consigna “Diaz-Canel Singao” como “Diaz-Canel Pingú” fueron amplificadas por medios de comunicación.

El mensaje pronto fue viralizado por activistas a favor del gobierno y llegó a compartirse en perfiles oficiales de medios públicos y organizaciones gubernamentales, además de ser utilizado por artistas.

Pingudo/pingúo/pingú es adjetivación del sustantivo “pinga”. Entendiendo “pinga”, en su primer significado, como órgano sexual masculino (pene), y el sufijo “udo” como “abundancia, gran tamaño o intensidad”; un pingú es, literalmente, una persona con un pene de grandes dimensiones.

En Cuba el adjetivo se emplea frecuentemente en el lenguaje vulgar como sinónimo de valiente, atrevido o fuerte. Tal asociación entre el tamaño del pene y el arrojo o las actitudes irreverentes tampoco están exentas de prejuicios sexistas, en tanto asocian el falo —y su tamaño—a la fortaleza y la gallardía .

De sexismos e indignaciones selectivas

Si bien ambas consignas reproducen —más allá de la vulgaridad— el sexismo y la legitimación de la violencia en el lenguaje como arma válida de lucha, las indignaciones y respuestas guardaban relación con las tendencias políticas  de quienes reaccionaron.

Medios opositores como CiberCuba tildaron la frase de Hernández Nordelo  de “soez y chabacana, con tintes machistas y misóginos”; sin embargo, calificaron la expresión acuñada por Osorbo como “uno de los emblemas de la lucha por la libertad en la nación caribeña”. Se mostraron complacientes con su uso en eventos públicos, cuestionaron a las autoridades norteamericanas por retirarla del espacio urbano y celebraron como una victoria que la televisión cubana la hubiera tenido que captar durante un partido de béisbol Cuba-Venezuela en The Ballpark of The Palm Beaches.

En cuanto al  periodismo estatal, si bien el Sistema Informativo de la Televisión Cubana ha sido recurrente en su condena a actitudes vulgares y ofensivas de  la oposición, resultó acrítico frente a este tipo de contenido cuando provino de una figura aliada al gobierno, e incluso, respaldó en su perfil oficial una acción que pudiera entrar en contradicción con la Ley de Símbolos Nacionales, cuya letra expresa: “Los símbolos nacionales cuando se usen en prendas de vestir, objetos, obras de arte y escritos, se utilizan con el mayor respeto y decoro”.

Redes sociales, violencia política y crisis de gobernabilidad

Las redes sociales han potenciado y visibilizado el fenómeno de la violencia política en el lenguaje cubano. En el presente caso, aunque las consigas de “singao” y “pingú” fueron originadas por iniciativa personal, ambas obtuvieron respaldo de organizaciones mediáticas establecidas, pero su mayor impacto ocurrió en las redes sociales con sus correspondientes comunidades de usuarios. En efecto, actualmente en Facebook se pueden encontrar grupos que se nombran de alguna de las dos formas y comparten contenido no siempre —“políticamente correcto”— de apoyo u oposición al gobierno cubano.

Lenguaje

Las redes sociales tuvieron un impacto directo en la “viralización” de las consignas llegando incluso a constituirse grupos con ellas.

El académico Silvio Waisbord analiza el impacto de las redes sociales en la polarización y la agresividad del discurso a partir de los fenómenos conceptualizados como Burbuja de Filtro y Cámara de Eco, que explican la segregación de los usuarios en comunidades de intereses cerradas y excluyentes, y su organización para amplificar los criterios de su comunidad.

Si bien los mencionados procesos de interacción socio-reticular están mediados por los algoritmos digitales, no en todos los territorios funcionan de la misma manera. El contexto sociohistórico es fundamental para entender por qué en sociedades con índices de conectividad similar, la polarización y el extremismo se manifiestan de formas distintas.

Que ambas consignas se hayan posicionado en comunidades de cubanos a favor u opuestos al sistema político en la Isla es solo un síntoma de cómo dichos grupos están gestionando su estrategia política desde la confrontación violenta y no desde el disenso respetuoso.

No solo la democracia liberal occidental parece entrar en crisis; el autoritarismo del modelo político cubano da cada vez más signos de agotamiento. Ello se evidencia, por ejemplo, en el uso recurrente de la protesta callejera, ejercida por sectores populares ante la no solución de los problemas por las vías institucionales, la gran oleada migratoria, el creciente abstencionismo manifestado durante el referendo sobre el Código de las Familias o el cambio radical de discurso en figuras anteriormente aliadas al sistema político vigente.

Una gobernabilidad efectiva debe ser capaz de integrar todos los grupos o al menos establecer pautas de diálogo con estos. Mientras líderes y activistas políticos estén más preocupados por insultar al adversario y defender a cualquier precio a los aliados que por debatir programas, alternativas y soluciones, se reducen las posibilidades de una salida no violenta a los problemas cubanos, que, además, garantice la sostenibilidad del desarrollo democrático en la nación.

9 noviembre 2022 35 comentarios 1,4K vistas
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Medidas unilaterales

Medidas unilaterales coercitivas, extremismo y retórica

por Observatorio sobre el Extremismo Político 4 noviembre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

Las medidas unilaterales coercitivas de Estados Unidos contra Cuba, conocidas como bloqueo o embargo, han marcado no solo los vínculos de la Isla con su vecino del norte, sino también su política interna y relación con otros países. Durante más de sesenta años ha tenido variaciones y generado reacciones diversas en las comunidades cubanas de dentro y fuera. ¿Cuál es la historia de esta política? ¿Qué afectaciones ocasiona? ¿Qué argumentos esgrimen a favor y en contra los diferentes sectores?

Una política con más sesenta años

Las sanciones económicas surgieron como represalia a la nacionalización de empresas extranjeras por parte del naciente Gobierno Revolucionario, tras la negativa de las refinerías estadounidenses establecidas en Cuba de procesar crudo proveniente de la Unión Soviética. Desde entonces, los gobiernos norteamericanos las han mantenido más allá de periodos de tensiones y distensiones.

Desde el año 1960 la administración de Eisenhower empezó a reducir la cuota azucarera que Estados Unidos compraba a Cuba, la cual queda totalmente suspendida en 1961 con John F. Kennedy. En 1962, bajo la Ley de Comercio con el Enemigo, Kennedy aprueba el Decreto presidencial 3447 que restringía las exportaciones e importaciones entre ambos países.

Pese a que, como en un inicio, también durante la Guerra Fría las medidas buscaban generar carencias con el fin de dañar la estabilidad interna de Cuba, la entrada de la Isla en 1972 al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), que ofrecía ventajas como la tasa de cuota fija, generó un espacio de inserción que minimizaba los daños. No obstante, con el colapso del campo socialista y la desintegración de su mecanismo económico, la situación se precarizó, por lo que la derogación del bloqueo se convirtió en una prioridad para la política exterior de la nación antillana.

La desaparición de la URSS, además, redujo el interés geopolítico que Cuba había generado para los Estados Unidos, y si bien el gobierno de Washington se acercó a sus homólogos declarados socialistas como China y Vietnam, el mercado cubano no era atractivo como el de estos para constituir un incentivo determinante. Por otro lado, contribuir a la falta de prosperidad en la Isla resultaba conveniente para demostrar el fracaso del socialismo como modelo a nivel de narrativa política.

Por ello, en el periodo la política se recrudeció y adquirió un carácter extraterritorial. En 1992 el Congreso norteamericano aprobó la Cuban Democracy Act o Ley Torricelli, que autorizaba al presidente de Estados Unidos a imponer sanciones a los países que mantuvieran relaciones comerciales o financieras con Cuba.

Además de los mencionados, otro factor de peso en el mantenimiento de las sanciones económicas contra Cuba radica en la presión que ejerce parte de la comunidad de cubanoamericanos residentes en Estados Unidos. Sin embargo, el gobierno norteamericano, en diferentes momentos ha tomado decisiones no respaldadas por dichos grupos. Prueba de ello fue el regreso de Elián González o la flexibilización de las sanciones en la época del presidente Barack Obama.

En treinta ocasiones la Asamblea de las Naciones Unidas ha aprobado una resolución que rechaza las medidas unilaterales coercitivas, con apoyo mayoritario de países no necesariamente cercanos al gobierno cubano. En la más reciente votación solo tuvo la oposición de Estados Unidos e Israel, y la abstención de Brasil y Ucrania.

Entre los 185 votantes en contra de las mencionadas medidas se encuentran administraciones de derecha como la de Uruguay o Ecuador, que han criticado en varias ocasiones al gobierno en la Isla, por tanto, su voto no debe ser asumido como una señal de apoyo al sistema político cubano, sino como una condena a una medida extraterritorial que afecta intereses económicos de los demás países.

Medidas unilaterales

Entre afectaciones y justificaciones

Desde el inicio de la crisis de los noventa, durante el llamado Período Especial, y con más fuerza en la actualidad, se ha vuelto medular el debate sobre la incidencia de las sanciones en la situación cubana y cuál es el papel de otras problemáticas internas como la ineficiencia de la gestión gubernamental, la corrupción o las fallas en la planificación económica.

Debe tenerse en cuenta que Estados Unidos es un mercado natural para Cuba, por la cercanía geográfica y por ser la potencia hegemónica de la región. Pueden citarse ejemplos de cómo las medidas extraterritoriales desaniman a gobiernos y empresas extranjeras a establecer relaciones comerciales con la Isla. Multas a bancos por procesar transacciones o el impedimento a navíos de tocar puerto norteamericano si entraban en territorio cubano antes, son solo algunas de las más aplicadas.

No obstante, también debe señalarse que en los últimos años han tenido lugar  excepciones en cuanto a la implementación de las medidas del bloqueo, lo cual ha permitido que el gobierno cubano pueda comprar con pago al contado diversos productos básicos de la agricultura norteamericana. También en los últimos meses han aumentado las compañías que se les autoriza volar a la Isla. A pesar de esto, las mercancías cubanas siguen vetadas en el mercado norteamericano, también remesas y viajes están sujetas a las intencionalidades de la administración de turno.

Además de las afectaciones económicas, estas medidas unilaterales coercitivas  inciden directamente en la política interna de Cuba. Constituye una excusa del gobierno no solo para justificar ineficiencias, sino para evadir la implementación de un sistema de transparencia para las organizaciones estatales, al tener que ocultar sus vínculos comerciales con empresas extranjeras para evitar la persecución de activos por parte de Estados Unidos

 Múltiples posturas en las comunidades políticas cubanas

Si se exploran medios de comunicación y redes sociales pueden encontrarse diversas posturas, las más evidentes son: 1. posición pro gobierno cubano que intenta achacar todos los problemas nacionales a la existencia de las medidas; y 2. la postura clásica de la oposición tradicional que exige un aumento de las sanciones o minimiza sus impactos.

Sin embargo, más allá del binarismo antes mencionado, también es posible apreciar a defensores del Estado cubano que, si bien reconocen las trabas que representan las medidas para Cuba, consideran que debe contrarrestarse con la búsqueda de soluciones para el desarrollo, en lugar de esgrimirse de manera reiterada como  la justificación por excelencia para  los problemas de la nación.

De igual forma, opositores al gobierno solicitan una flexibilización de las medidas que afectan directamente a las familias cubanas —como las remesas o los viajes— aunque se consideran reticentes o escépticos ante su levantamiento total por temor a fortalecer al Estado cubano.

Por otro lado, también es visible dentro de sectores de la oposición considerar la mayoría de las sanciones como una política fallida, que no ha sido capaz de derrocar al gobierno de la Isla y, por el contrario, le ha dado justificaciones para mantenerse en el poder pese a su incapacidad para generar bienestar social.

La ineficiencia del también llamado embargo ha sido un criterio compartido no solo por figuras públicas, sino en parte significativa de la comunidad cubanoamericana. Una encuesta aplicada por la Universidad Internacional de la Florida en 2022 constató que un 68% de los cubanos residentes en Miami-Dade County cree que esta política no ha funcionado; sin embargo, un 57% apoya su continuidad.

Al segmentar la muestra por afiliación a partidos, se observa  una marcada tendencia de los demócratas a no suscribir su mantenimiento, al contrario de los republicanos, independientes y no ciudadanos. En otras partes de la citada encuesta se refleja que los emigrados, si bien apoyan medidas de presión contra el gobierno en la Isla, se muestran a favor de la venta de alimentos, medicinas y otras políticas que mejoren el bienestar del pueblo cubano.

El mantenimiento por parte de una administración extranjera de sanciones que afectan el normal desenvolvimiento de la economía cubana, desoyendo además el criterio de organizaciones internacionales y la mayoría de los países, constituye una muestra de extremismo político que incide directamente en el entendimiento entre ambos gobiernos y dificulta la solución no violenta de los problemas en la Isla. El respeto a la autodeterminación de los pueblos es un principio esencial en las relaciones internacionales y su violación provoca conflictos que afectan, sobre todo, a la sociedad civil.

4 noviembre 2022 48 comentarios 1,9K vistas
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Twitter, Facebook

De Twitter, Facebook y bloqueos selectivos

por Observatorio sobre el Extremismo Político 29 octubre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

En las últimas horas se han reportado en Facebook y Twitter varios cierres y bloqueos de cuentas relacionadas a influencers, medios, programas y activistas vinculados al gobierno cubano. Si bien algunas tenían mensajes discriminatorios, bullying y asesinatos de reputación, no todas posteaban este tipo de contenido.

Las redes sociales tienen el derecho y deber de establecer reglas para combatir la incitación al odio y la violencia, pero su aplicación no debería ser discrecional, siendo más permisivos con unos y más rigurosos con otros en dependencia de su posición política.

 

Facebook

El programa Cuadrando la Caja realiza análisis económicos, su cuenta fue una de las cerradas sin que infringiera aparentemente ninguna norma comunitaria.

No es casual que estos cierres hayan ocurrido en las vísperas de la votación en la Asamblea General de las Naciones Unidas que pide el fin de las sanciones económicas de Estados Unidos hacia Cuba. La censura arbitraria en estos casos solo sirve para alimentar las posturas extremas en la Isla que proponen responder a estas acciones con las mismas medidas.

Los mensajes violentos, difamatorios o engañosos ameritan ser reportados, independientemente del color político de sus autores. El resto del contenido, si es respetuoso, debe permitirse, pues resulta imprescindible para un debate plural y abarcador sobre la realidad social.

El Observatorio sobre la polarización y el extremismo político de La Joven Cuba rechaza esta práctica y se solidariza, más allá de sus diferencias de pensamientos, con las personas o grupos cuyos perfiles fueron borrados sin incumplir ninguna norma. Instamos a las mencionadas redes sociales a revisar individualmente cada caso y tomar decisiones apegadas a la justicia.

29 octubre 2022 26 comentarios 1,1K vistas
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Estado fallido

¿Cuán fallido es el Estado cubano?

por Observatorio sobre el Extremismo Político 27 octubre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

La calificación de Cuba como «Estado fallido» ha causado una significativa polémica en redes sociales y medios de comunicación. Los sectores más radicales en la oposición alegan la incapacidad del Estado para garantizar servicios mínimos y bienestar social, mientras el extremo pro-gobierno saca a relucir las presuntas conquistas del sistema político.

Con frecuencia el término se reduce a una herramienta de agitación política y propaganda, en lugar de profundizar en el  concepto y distinguir entre fracasos del Estado, ineficiencias de la gestión gubernamental o crisis del modelo sociopolítico.

El presente análisis definirá qué es un Estado fallido, aplicará estándares internacionales para medir la fragilidad del Estado cubano y comparará sus deficiencias con otros países de la región.

Argumentos a favor y en contra

El origen del debate se remonta a los días siguientes al 11J, que evidenciaron de manera masiva un conflicto entre el Estado cubano y parte de su ciudadanía. El presidente norteamericano Joseph Biden, durante una conferencia de prensa con la entonces canciller alemana, Ángela Merkel, afirmó: «Cuba es, lamentablemente, un Estado fallido que reprime a sus ciudadanos».

A partir de este concepto, justificó el mantenimiento de las sanciones unilaterales coercitivas de su país contra la Isla: «Hay una serie de cosas que consideraríamos hacer para ayudar al pueblo de Cuba, pero requeriría una circunstancia diferente o una garantía de que el gobierno no se aprovecharía de ellos […]. Por ejemplo, la capacidad de enviar remesas a Cuba. No haríamos eso ahora porque es muy probable que el régimen confisque esas remesas o grandes porciones».

Principalmente a partir del citado discurso, la prensa opositora ha publicado varios textos apoyando la idea de Estado fallido. El Observatorio sobre  la polarización y el extremismo político realizó una búsqueda en CiberCuba, Cubanet, Diario de Cuba y Cubanos por el Mundo, y entre los argumentos que más se repiten para defender este concepto se encuentran:

  • Bajos salarios e inflación
  • Desabastecimiento
  • Emigración masiva
  • Mal funcionamiento de las instituciones y los servicios públicos (como salud, educación, electricidad, transporte)
  • Represión a la población civil
  • Alto número de muertes por COVID-19 (con un cuestionamiento a las cifras oficiales)
  • Decrecimiento en renglones productivos históricos (como el azúcar)
  • Falta degarantías de derechos laborales en varios sectores (como las empresas extranjeras o las misiones médicas)
  • Incapacidad para solucionar la crisis
  • Escasatransparencia institucional y libertades políticas

Por otro lado, en redes sociales también se ha posicionado el hashtag #CubaEstadoFallido, sobre todo, en momentos de descontento y protesta civil. Una  revisión a los últimos 2000 mensajes que utilizaron la etiqueta en Twitter, evidencia el predominio de recursos emocionales como historias de precariedad extrema en la Isla, el agotamiento del pueblo y sus reclamos de libertad.

Por lo general, las publicaciones incluyeron otros hashtags, como #cubapalacalle, #cubaestadoterrorista, #pccterrorista, #abajoladictaduracastrocanel, #cubaesunadictadura, #libertadparalospresospoliticos, #abajoladictaduracomunista, entre otras.

Estado fallido

Nube de etiquetas realizada con los hashtags que más acompañan el de #CubaEstadoFallido

Ante el discurso de Biden y la utilización de este término para calificar al Estado cubano, funcionarios como Carlos Fernández de Cossío o Roberto Morales Ojeda y medios oficiales como Granma, Cubadebate o Radio Cadena Agramonte han respondido en defensa de la postura contraria. Los argumentos más frecuentes son:

  • Mantención de servicios públicos gratuitos y universales (salud y educación).
  • Apoyo masivo al Estado por parte de un sector importante de la población.
  • Colaboración médica internacional.
  • Capacidad para el desarrollo científico-técnico propio (creación de vacunas para enfrentar el Covid19).
  • Control efectivo de la pandemia.
  • Articulación de la ayuda internacional con los recursos internos para el enfrentamiento de crisis.
  • Protección de precios para servicios básicos como electricidad o la canasta familiar normada.
  • Acompañamiento como garante al proceso de paz en Colombia.
  • Respeto y protección del Estado a la diversidad religiosa, racial y de género.
  • Organización de un proceso legislativo exitoso para la aprobación del Código de las Familias.

Estado fallido, Estados autoritarios y Estados de bienestar

Como se ha señalado, para demostrar la existencia de un Estado fallido en la Isla, tanto la oposición como el gobierno cubano utilizan principalmente dos elementos:

  1. La capacidad/incapacidad de garantizar servicios básicos a la población.
  2. La gobernabilidad a través de un sistema autoritario/participativo.

Si bien ambos son importantes para definir cuán fallido es un Estado, circunscribir el  concepto a los criterios anteriores resulta reduccionista e inexacto. Dentro de la bibliografía especializada en español pueden encontrarse autores como Raúl Zepeda Gil, John Sebastián Zapata Callejas o Juan Gabriel Tokatlian que sirven como referentes al análisis que se esgrime a continuación.

Estos autores coinciden en que lo primero que debe tenerse en cuenta  es identificar cuáles son las funciones principales de un Estado, un punto en que destacan dos tendencias: el Estado como controlador de la violencia política y como protector de la ciudadanía.

A partir de ahí, existen múltiples definiciones de Estado fallido. Entre los elementos que se toman en cuenta figuran: incapacidad para controlar el poder político (ante grupos paramilitares y guerrillas internas), existencia de luchas étnicas y religiosas, imposibilidad de hacer cumplir la ley y el orden, altos niveles de corrupción e impunidad, conflictos que afectan a países vecinos (guerras regionales, tráfico de drogas, armas, y/o personas) y problemas humanitarios permanentes (altos índices de pobreza y violencia delincuencial).  

Por lo tanto, si bien la participación ciudadana, el respeto a los derechos humanos y el bienestar social inciden directa o indirectamente sobre el funcionamiento estatal, un Estado autoritario o sin bienestar no debe entenderse como un Estado fallido si los mecanismos de control mantienen  la estabilidad y la seguridad interna y externa.

Fragilidad estatal, Fondo para la Paz y el lugar de Cuba

A partir de los tópicos mencionados, el concepto de Estado fallido se vincula con la fragilidad estatal, entendida como la capacidad/incapacidad de un Estado para cumplir sus funciones. Existen varias organizaciones y metodologías para medir esto, y una de las más reconocidas es la del Fondo para la Paz, ONG estadounidense que declara dedicarse a la investigación y a la educación en favor de la seguridad y el desarrollo sostenible.

Dicha organización publica anualmente un ranking de fragilidad estatal teniendo en cuenta datos obtenidos por varias fuentes como medios de prensa, investigaciones científicas y organismos internacionales (Naciones Unidas, Banco Mundial y Organización Mundial de la Salud). Para definir la puntuación de cada país, analizan doce indicadores agrupados en cuatro  categorías: cohesión, economía, política y sociedad.

Aunque se han hecho cuestionamientos a estos medidores por estar basados en parámetros de la democracia occidental liberal, a menudo se asumen como una guía básica para determinar cuán fallido es un Estado.

Estado fallido

(Fuente: Fondo para la Paz)

En su último reporte del 2022 con datos del 2021 identifican a Somalia y Yemen como países en alerta máxima, y en alerta alta a Myanmar, Chad, Afganistán, Sudán, la República Democrática del Congo, la República Centroafricana, Sudán del Sur y Siria. En América Latina y el Caribe puede apreciarse que los Estados con mayor fragilidad son Haití, Venezuela y Honduras, y los menos frágiles Uruguay, Costa Rica y Chile. Cuba ocupa el lugar 117 de 179 en el mundo y el 19 de 29 en la región, entendiendo el 1 como el más frágil y el último como el más fuerte.

Estado fallido

Gráfico elaborado a partir de los datos ofrecidos por el Fondo de la Paz.

Dentro de los indicadores más perjudicados en la Isla están la legitimidad estatal (representatividad y apertura del gobierno), el fraccionamiento de las élites (sistema electoral, reconciliación nacional, relación con la oposición y legitimidad de los medios de comunicación) y los derechos humanos.

Entre los menos afectados, las quejas grupales (principalmente violencia contra grupos por razones de etnia, género, religión o territorialidad), refugiados y desplazados (a diferencia de los migrantes, estos deben huir porque su vida corre peligro y no pueden regresar a su lugar de origen), y el aparato de seguridad (violencia delincuencial, distribución de armas y atentados). Por otro lado, la debilidad de sus servicios públicos es considerablemente menor al promedio de la región.

Estado fallido

Gráfico elaborado a partir de los datos ofrecidos por el Fondo de la Paz.

Que la fragilidad estatal de Cuba no sea suficiente para considerarla un Estado fallido no niega la existencia de problemas con mayor o menor gravedad en su modelo sociopolítico, pero estos deben ser abordados sobre la base de un análisis racional y no de la propaganda emocional.

Para sustentar una acusación a Cuba como Estado fallido, si se tiene en cuenta el ranking mencionado, habría que señalar antes a 116 países en el mundo y 18 en su área geográfica. Si bien existen fuertes contradicciones entre un sector ciudadano difícil de cuantificar y el Estado, estas deben ser resueltas por los cubanos en sus propios términos.

El Estado cubano posee control sobre el territorio, instituciones en funcionamiento y el monopolio sobre el uso de la violencia. La conversación poco informada sobre su fracaso solo desvía la atención de una más necesaria sobre la factibilidad del modelo actual para garantizar un desarrollo democrático.

27 octubre 2022 23 comentarios 1,6K vistas
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Ian

Ian, autopsia de un desastre

por Observatorio sobre el Extremismo Político 25 octubre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

Antes de la llegada del huracán Ian, Cuba vivía una tensa situación socioeconómica, agudizada luego por el paso del meteoro. El evento hidrometeorológico, que afectó tierras cubanas a finales de septiembre, debilitó servicios básicos como el abastecimiento de agua potable y agravó la crisis del Sistema Electroenergético Nacional, hechos que avivaron el descontento ciudadano.

Las posturas ante el desastre fueron diferentes: por un lado, sectores opuestos al gobierno estimularon, además de la protesta cívica, formas de violencia como barricadas y quema de bienes públicos, a la vez que culparon al Estado cubano de los problemas causados por Ian; en cambio, los grupos pro-gobierno se empeñaron en resaltar la labor asistencialista desplegada por las autoridades, a la vez que criminalizaron las protestas para justificar una respuesta violenta.

Desastre, polarización y extremismo político

Si bien la Isla está acostumbrada a eventos ciclónicos, el último llegó en un momento de especial precariedad. En tiempos de mayor bonanza económica, una parte significativa de la población se habría aprovisionado para los días de apagón, mas en esta ocasión el desabastecimiento de alimentos y víveres lo dificultaba en gran medida.

En algunas zonas de La Habana, donde las afectaciones por el fenómeno no fueron tan graves con respecto al fondo habitacional, la electricidad tardó hasta seis días en ser restablecida. En Pinar del Río la restauración del fluido eléctrico fue más lenta e incluso todavía hay zonas que permanecen afectadas. El prolongado apagón dificultó la conservación de los alimentos, a lo que se adiciona como agravante la inexistencia de otras alternativas, como conservas, en el mercado en pesos cubanos (CUP).   

Frente a los destrozos y la falta de energía, en localidades principalmente capitalinas, se percibió la respuesta de las autoridades como demorada y torpe, pues no se ejecutaron a tiempo estrategias para distribuir agua o alimentos. Ello generó protestas con diferentes niveles de masividad y violencia, lo que a su vez provocó cortes de Internet como medida gubernamental para evitar su extensión.

Asimismo, debe tenerse en cuenta que Ian pasó por Cuba luego de que importantes acontecimientos sociopolíticos —como los sucesos del 11 de Julio, por ejemplo— exacerbaran la polarización y el extremismo, tanto entre los habitantes de la Isla como en la emigración.

Dos matrices se han entronizado: por un lado, los actores contrarios al gobierno acusan a las estructuras políticas del país de ser los únicos culpables de la crisis y piden sanciones que afectarían aún más a la población cubana, además alientan la violencia ciudadana y el enfrentamiento como forma de lucha. Mientras, los sectores polarizados pro-gobierno niegan o restan importancia a las causas internas y responsabilizan exclusivamente al enemigo exterior, algunos incluso asumen como legítimos el uso de la violencia política, física y judicial como vía para la solución de conflictos.

Si bien la Constitución contempla el derecho a exigir cambios mediante la protesta cívica y mostrar desacuerdo ante cuestiones relacionadas con la administración pública, en videos que circularon en redes sociales y medios no estatales se observan  barricadas y fuegos, la destrucción de elementos de propiedad pública como tanques de basura, la obstrucción de arterias viales e incluso la detención de un tren en plena marcha.

Dichas acciones violentas obstaculizan el normal desenvolvimiento de la urbe y la convivencia ciudadana, por lo que, como en cualquier país, las fuerzas del orden debieron intervenir en cumplimiento de su función social. No obstante, es preciso que ello suceda con apego a la ley, como establece un Estado de derecho.

Es importante destacar que no todas las protestas fueron iguales ni las respuestas, las mismas. En ocasiones las autoridades dialogaron con los manifestantes y lograron entendimientos, en otras se respondió con violencia, la cual, en determinados casos, fue ejecutada por personas vestidas de civiles —protegidas y convocadas por estructuras estatales— que arremetieron contra los manifestantes con golpes y palos. También se reportaron detenidos entre los que tomaban las calles.

A esta forma de represión física se sumó la deslegitimación de las protestas, sin distinción de formas, para lo que se usaron los medios estatales/públicos. Un ejemplo fue el texto reproducido por Cubadebate en el cual se estigmatiza a los manifestantes por su procedencia, apariencia o vestimenta.

Un fragmento ilustra su fuerte carga clasista: «Entonces el más grandote, el de las muelas doradas, al que jamás se le conoció un empleo en el barrio, vamos, el más distante de ser un ejemplo para las futuras generaciones agarra una rama de árbol caído y grita: “Arriba, vamo a viral to ejtooo”». En muchos comentarios de la publicación se refuerza la idea de denigrar y deslegitimar a quienes salieron a la calle.

IanSumado a esto, fue publicada una carta titulada Mensaje de educadores, periodistas, escritores, artistas y científicos cubanos a sus colegas de otros países que, si bien tenía una comprensible denuncia a la manipulación mediática a partir de los sucesos relacionados al meteoro y la instrumentalización de las protestas; negaba la represión con la que algunas habían sido sofocadas. Para ello se aseguraba que «la represión solo existe en los mensajes que incitan a la violencia y respaldan el bloqueo, contrarios a los intereses y anhelos de la Patria».

La actitud de la oposición política

En la otra cara de la moneda, activistas e influencers políticos opositores al gobierno cubano —la mayoría radicados en el exterior— llamaron al pueblo a salir a las calles e incrementar la violencia en las manifestaciones. Se utilizaron etiquetas como #CubaParaLaCalle o #CubaEstadoFallido para alentar a más personas a sumarse y emplear mecanismos de desestabilización del orden.

IanIan

Como elemento a destacar, luego de la represión a las manifestaciones fueron revelados, sin una comprobación completa en algunos casos, datos personales de presuntos represores para que fueran linchados por el pueblo. Si bien es reprochable que el Estado propicie enfrentamientos entre civiles, llamar a la violencia ciudadana por parte de la oposición es igualmente irresponsable. Las posturas criminalizantes y centradas en extremismos hacen imposible el entendimiento cívico, al tiempo que potencian un desenlace violento del conflicto.

Ian

En este contexto, se publicó la carta abierta Por un cambio real en Cuba: ¡No más oxígeno a la dictadura!, iniciativa llevada a cabo por opositores radicados fuera del país, algunos vinculados al Movimiento San Isidro. El texto relata una situación crítica de derechos humanos en la Isla y como salida pide la intensificación de las medidas unilaterales coercitivas de Estados Unidos:

Sostenemos que las sanciones son necesarias cuando se trata con un régimen totalitario que ha militarizado también la economía y que impone la violación de los derechos humanos en cada negociación comercial. Ojalá el mundo sancionara a la Dictadura de manera coordinada, sería una forma concreta y con miras a largo plazo de ayudar al pueblo de Cuba a librarse de sus opresores.

Más adelante, solicitan al gobierno de los Estados Unidos que niegue ayuda a su homólogo cubano. Aseguran que «ayudar al régimen de La Habana sería como ayudar al régimen de Putin, ni más ni menos […] Ayudar al régimen cubano no es ayudar al pueblo cubano». Tal postura no ha estado exenta de cuestionamientos, incluso por parte de sectores críticos al gobierno que han apuntado la falta de empatía con el sufrimiento del pueblo en la Isla y la esterilidad de lanzarlos, desde la distancia, a enfrentar las consecuencias de salir a las calles, sin un programa político alternativo sólido que garantice la mejoría de sus condiciones de vida.

Ian, una catástrofe meteorológica que provocó más de 100 muertos en la Florida y graves daños materiales en Cuba, fue otro detonante de protestas sociales en respuesta a una crisis para la que no se vislumbra salida. Ante situaciones límite, el descontento se hace notar, como también los intentos por negar sus causas o instrumentalizar sus resultados. Ian no será la última adversidad que enfrente el país, de cómo se manejen en lo sucesivo dependerá el futuro de la nación.

25 octubre 2022 6 comentarios 1,4K vistas
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