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Observatorio sobre el Extremismo Político

Observatorio sobre el Extremismo Político

El observatorio investiga manifestaciones de extremismo y polarización política en Cuba, e impulsa una agenda mediática en su contra

Centrismo

El centrismo o la imposibilidad de la crítica desprejuiciada

por Observatorio sobre el Extremismo Político 17 enero 2023
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

La polémica sobre el centrismo en Cuba, que se desarrolló a mediados de 2017, mantiene ecos y deudas en el contexto actual. En aquel entonces, intelectuales y actores de la sociedad civil, que abogaban por una mayor apertura económica y política en la Isla en medio del proceso de normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, fueron acusados de «centristas» por parte de defensores del discurso oficial.

Cinco años después, es posible advertir en lo ocurrido esos meses una antesala a procesos de profunda polarización política en la sociedad cubana y una de las arremetidas más violentas a nivel simbólico contra cualquier posibilidad de construir una nación más plural.

La controversia no fue espontánea, sino que respondió a una campaña mediática liderada por funcionarios del gobierno y del Partido. El término «centrismo» fue empleado en el discurso político y de la prensa estatal para desacreditar dichas voces ante la opinión pública.

El mayor legado de esos ataques fue contribuir a radicalizar políticamente proyectos y personas dentro de la sociedad civil, moviéndolos en algunos casos de posiciones moderadas a una postura antagónica con el Estado.

La campaña trascendió de blogs personales a medios estatales, en los que, como es usual, no se dio derecho a réplica a los acusados. La falta de espacios para el pluralismo en que devino la postura gubernamental, basada en acallar cualquier atisbo de disenso, no consiguió su propósito. Las propuestas de políticas públicas alternativas a las impulsadas por el gobierno cubano continuaron, sin embargo, el Estado limitó las posibilidades de que estas fueran discutidas a profundidad. Las fracturas provocadas durante esos meses fueron útiles a la narrativa confrontacional de cambio de régimen que desempolvaría la administración Trump.

El centrismo político como ideología

A pesar de los intentos por presentar el centrismo como un espacio oportunista y equidistante entre los polos políticos de izquierda y derecha, para el profesor argentino Ángel Rodríguez Kauth es imposible la existencia de un centro puro como espacio de convergencia de ideologías opuestas, pues «si uno de los puntos varía su posición, el centrista tiene que moverse inmediatamente». En la Cuba de 2017 no existía un centro, sino propuestas moderadas o críticas a las posturas de izquierda y derecha tradicional o al gobierno cubano y sus detractores.

Centrismo

Ángel Rodríguez Kauth

Kauth también argumenta el papel de la moderación en la política y su vínculo con las posturas asumidas como centristas: «…moderar es sinónimo de templar o mitigar. Tal acción de morigeración supone la existencia de una situación previa con características de radicalización. […] el moderado tiene que definirse con un programa concreto y sustantivo y, en tal caso, automáticamente se situará a la izquierda o la derecha de otras formaciones próximas, con lo que el declarado centrismo se volatiliza, se esfuma».

Si se admite como válida la lógica antes mencionada, el debate necesitaría incluir qué entender como izquierdas o derechas. Sobre la diversificación de estos polos, el investigador cubano Julio César Guanche polemizó:

«Como ha sido empleado en este debate, el concepto de “centrismo” es muy difícil de encontrar en el debate político en cualquier parte del mundo. La razón es simple: es difícil aceptar que en Cuba, o en cualquier otra parte del planeta, un espectro político pueda reducirse, si se mira a una sociedad real, a una oposición entre dos únicos polos, entre una sola y unívoca derecha y una única y unánime izquierda, como no es el mismo socialismo el que defienden los socialistas, que son una gran familia de tradiciones cercanas entre sí de amigos y “enemigos” fraternos, como los anarquistas, los anarcosindicalistas, los autonomistas, los consejistas, los autogestionarios, los socialistas democráticos, los socialdemócratas, los comunistas, etc.».

Dicha contienda en Cuba, lejos de abordar un debate conceptual crítico sobre qué es el centrismo, se redujo a utilizar la etiqueta de forma arbitraria contra actores que cuestionaban políticas del Estado cubano o su estructura, y hacían propuestas de superación; las cuales se movieron en un amplio espectro político que fue simplificado y reducido a «derecha disfrazada».

«Centrismo» en Cuba

En el contexto de normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos impulsada  por los expresidentes Barack Obama y Raúl Castro, las visibles muestras de agotamiento del modelo socioeconómico en Cuba y la incipiente entrada del Internet; emergieron actores y proyectos que hacían críticas a las políticas públicas y/o proponían transformaciones.

Las principales demandas apuntaban a la economía —dinamización del sector estatal y desarrollo del sector privado y cooperativo—, transparencia en la gestión pública —que incluía la necesidad de publicación de datos  estadísticos—, pero también se enfilaban en la necesidad de la ampliación de los espacios de participación política para que estos contemplaran más el disenso, así como la transformación del sistema de comunicación social.

Aunque años más tarde algunas de estas demandas  serían discutidas en espacios oficiales e incluso implementadas, la respuesta en aquel momento de un grupo de periodistas, funcionarios y otras figuras públicas, fue tildar a estos actores críticos de «centristas». Los ideólogos de la campaña insistieron en que se pretendía:

  • Corromper el pensamiento crítico de la intelectualidad que apoyaba el  socialismo en Cuba.
  • Manipular insatisfacciones con el funcionamiento del sistema político.
  • Atraer a Cuba hacia la derecha y ser caballo de Troya del capitalismo.
  • Dividir a los militantes de izquierda.
  • Limitar el poder del Partido Comunista.
  • Imponer una falsa pluralidad.
  • Desideologizar a la sociedad cubana y reconducirla hacia una ideología conservadora.
  • Tergiversar situaciones, hechos históricos y conductas.
  • Provocar un «golpe suave» o «guerra de tercera generación».
Centrismo

Cuba Posible fue una de las plataformas acusadas de centrista.

La querella tuvo lugar principalmente en el ciberespacio —medios estatales y no estatales, blogs y perfiles en Facebook—, en una era en la que Internet aún no estaba masificado en Cuba. Este factor, unido a la naturaleza intelectual del debate, limitó la discusión a personas vinculadas a la política o las ciencias sociales y humanísticas, en detrimento de lo que pudieran aportar otros sectores.

Entre los acusados de «centristas» figuraron periodistas e intelectuales de diversas posturas ideológicas como Fernando Ravsberg, Harold Cárdenas, Roberto Veiga, Lenier González, Pavel Vidal, María Isabel Alfonso, Arturo López-Levy, Silvio Rodríguez, Aurelio Alonso, Humberto Pérez, Julio César Guanche, Julio Antonio Fernández Estrada, Omar Everleny, Pedro Monreal, Carlos Alzugaray, Carlos Lage Codorniú y Jesús Arboleya.

Varios de los textos «contra el centrismo» fueron compilados en el libro Centrismo en Cuba, otra vuelta de tuerca al capitalismo, del periodista Manuel Henríquez Lagarde,  quien en su prólogo advierte cómo los abanderados de dicha corriente «…ofrecen fórmulas para replantear el socialismo desde nuevos paradigmas políticos y filosóficos (multipartidismo, reformas constitucionales y democráticas, sistema electoral, papel de vanguardia del PCC). […] Critican y atacan a la gestión de las instituciones revolucionarias, especialmente del Estado, el gobierno y las organizaciones políticas y marcan un distanciamiento de lo oficial para generar estereotipos negativos sobre estos en los públicos previstos».

Uno de los proyectos acusados, la plataforma Cuba Posible, publicó una compilación más plural del debate titulada ¿«Centrismo» o ejercicio de la libertad ciudadana en Cuba? que, a diferencia de la antes citada, recoge tanto las acusaciones como las respuestas. 

Una de ellas es la de la intelectual Zaida Capote, quien escribió: «Se ha desatado una campaña mediática para tildar insistentemente de “centristas” a intelectuales cubanos que, víctimas de la penetración cultural, la labor de zapa de la CIA o de sus propias ambiciones […], han expresado últimamente alguna crítica a la labor del gobierno o cualquier preocupación por el futuro de Cuba en términos ajenos a los de Granma o el Noticiero Nacional de Televisión».

En la mayoría de los textos publicados «contra el centrismo» no se reconoce la diversidad de posturas existentes entre las figuras acusadas, que también era resultado de un momento sociopolítico de transformaciones y relevo de la generación histórica de la Revolución. En lugar de aportar de forma respetuosa al debate social, se apostó por la generalización y simplificación de actores críticos, el ajuste de cuentas personales y la utilización de medios que deberían ser públicos —por tanto, al servicio de la ciudadanía—, para defender las narrativas oficiales más conservadoras y silenciar al resto.

La campaña contra el centrismo, además de la visibilización de actores con un pensamiento dogmático y ortodoxo, también escondió una pugna interna entre sectores afines al Estado cubano que apoyaban las transformaciones que estaban ocurriendo y la normalización de relaciones con Estados Unidos y otros que eran partidarios de una postura más conservadora.

Centrismo

Zaida Capote (Foto: Consejería Cultural. Embajada de España en Cuba)

***

El debate sobre el centrismo en Cuba no ha muerto. La sociedad insular sigue generando cada vez más actores críticos que reclaman transformaciones en las políticas públicas desde diversos enfoques, a pesar de que los antiguos ideólogos de la campaña, sumado a otros que emergieron después, los tilden de falsos progresistas o sigan repitiendo la narrativa de que son instrumentalizados por la derecha.

Asumir como centrista —y además con una connotación estigmatizante— cualquier  crítica, propuesta de moderación o modificación de una postura, sea de izquierda o de derecha, es incurrir en el error de no reconocer la pluralidad de enfoques ideológicos que pueden existir.

Luego de la polémica en 2017, el propio gobierno cubano implementó reformas que pudieran entenderse como una moderación de la propuesta tradicional de «Estado socialista» que había imperado hasta el momento. A su vez, muchos de eso cambios estaban en correspondencia con las propuestas de los llamados «centristas». El reconocimiento de la propiedad privada sobre los medios de producción o la autorización de las MIPYMES es un claro ejemplo de ello; entonces, ¿podría entenderse lo sucedido como un movimiento del gobierno cubano al centro?

En el verano de 2017, el intelectual cubano Aurelio Alonso resumió la reseñada controversia de la siguiente manera: «…la polémica que se ha abierto ahora no me parece dirigida realmente contra el centrismo sino contra el ejercicio de la crítica y la disposición de polemizar desprejuiciadamente, en el momento en que nuestra Revolución más lo necesita y cuenta con más madurez para hacerlo». Dicho ejercicio sigue siendo una asignatura pendiente.

17 enero 2023 13 comentarios 1,2K vistas
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Detractores

El extremismo de los detractores del gobierno cubano en 2022

por Observatorio sobre el Extremismo Político 27 diciembre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

Como continuidad del texto «El extremismo del gobierno cubano en 2022», en este artículo se abordan los principales rasgos que caracterizaron el extremismo político de los detractores del gobierno cubano durante el año. Se incluyen acciones acometidas por la administración de EE.UU., así como de comunidades y sujetos políticos opositores al poder en la Isla.

Ambos análisis dejan ver un panorama sociopolítico sumamente polarizado, hecho que señala la necesidad de trabajar por una agenda de diálogo en pos del desarrollo democrático y soberano de la ciudadanía cubana.

Medidas y acciones unilaterales coercitivas

Durante el presente año, si bien se flexibilizaron restricciones a viajes y remesas, el gobierno de EE.UU. ha mantenido sanciones que afectan la economía cubana y suscitan el rechazo de la mayoría de los países del mundo.

A las medidas históricas y las añadidas por la administración Trump, se sumaron otras acciones como la negación a los viajeros europeos que visiten el país de poder participar en el Programa de Exención de Visa. La decisión tiene un impacto muy perjudicial para el turismo, una de las actividades económicas fundamentales de Cuba y que, por demás, no ha logrado recuperarse de los efectos de la pandemia.

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La mencionada  exigencia de visa se debe a la inclusión de la nación caribeña en la lista de países que no colaboran en la lucha contra el terrorismo, decisión tomada por el expresidente Trump y que ha sido cuestionada por organizaciones y líderes internacionales, como el mandatario colombiano Gustavo Petro o Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores o Políticas de Seguridad. En diciembre de 2022 Cuba también fue incluida en la lista norteamericana de países que toleran o cometen violaciones especialmente graves de la libertad religiosa, sin que esto fuera resultado de un análisis multilateral.

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Un momento de especial tensión diplomática fue la exclusión de Cuba, junto a Nicaragua y Venezuela, de la IX Cumbre de las Américas celebrada en EE.UU., lo cual constituyó un abuso de prerrogativas por parte del país anfitrión. Ello provocó que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador no asistiera al encuentro, y que otros mandatarios como el chileno Gabriel Boric, la hondureña Xiomara Castro y el argentino Alberto Fernández mostraran su inconformidad.

Además del extremismo del gobierno norteamericano, fueron visibles acciones de sujetos o comunidades opositoras, principalmente emigrados, que pedían el aumento de las sanciones o protestaban por las flexibilizaciones citadas. En dicho contexto, destaca el rechazo de los políticos de origen cubano Marco Rubio, Bob Menéndez y Ted Cruz a las medidas que permiten el aumento de remesas y viajes.

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Otra iniciativa en la misma línea fue la declaración «Por un cambio real en Cuba: ¡No más oxígeno a la dictadura!», firmada por opositores, emigrados en su mayoría. Quienes dejaron su rúbrica en el documento expresaron preocupación por las violaciones de los derechos humanos en su país natal, al tiempo que pedían la no flexibilización de ninguna medida unilateral, bajo la justificación de que «solo alargaría la agonía del pueblo cubano».

Detractores

Imagen de la campaña Por un cambio real en Cuba: ¡No más oxígeno a la dictadura!

Ataques a personas y grupos

Otro elemento importante que evidenció el extremismo y la intolerancia fue el ataque a personas o grupos defensores del Estado cubano, con agendas pro engagement o que se oponen a las medidas unilaterales coercitivas.

Dentro de los sucesos que más llamaron la atención en 2022 sobresalen las constantes arremetidas contra el grupo Puentes de Amor y su líder, el profesor Carlos Lazo, al punto que actos violentos y agresiones contra participantes en las caravanas que desfilaban por el estado de Florida provocaron la intervención de agentes del orden. El activista ha denunciado asimismo amenazas de muerte contra él y otros miembros de su movimiento.

En adición, el senador Marco Rubio solicitó al FBI que investigara a Lazo por sus vínculos con el gobierno cubano. En respuesta, el comité organizador del grupo acusó al político norteamericano ante el Comité de Ética del Senado por considerar la petición macartista, carente de base y que extralimita sus atribuciones.

Puentes de Amor no ha sido el único grupo en sufrir persecución por su activismo político. También en Puerto Rico se han reportado acosos a miembros de la brigada Juan Rius Rivera, que aboga por el fin de las medidas coercitivas contra Cuba. Entre las formas de presión denunciadas figuran llamadas amenazantes a varios miembros y una visita de los agentes del FBI.

Por otro lado, fuera de EE.UU. también se produjo un ataque contra la influencer Ana Hurtado, habitual defensora del gobierno cubano, que fue agredida físicamente en un supermercado en España por un activista opositor.

El también influencer Pedro Jorge Velázquez fue víctima de descréditos, luego de que se publicaran imágenes en las que aparecía con ropa femenina y maquillado. La carga homo/transfóbica de las burlas provocaron la indignación del colectivo LGBTIQ+, hasta en miembros críticos al Estado cubano como el actor Daniel Triana.

Manipulación y extremismo mediático

Como figura clave del extremismo mediático resalta el youtuber Alexander Otaola. Entre sus múltiples muestras de incitacion al odio puede citarse el asesinato de reputación hacia la actriz Thaimí Alvariño por participar en un comercial de la empresa de envíos Katapulk. Más allá de la plausible crítica al material, se sumó el ataque personal que además implicó a los familiares de Alvariño en Miami.

El también candidato a alcalde ha acusado a figuras públicas residentes en Norteamérica, como Mirta Medina, por no enfrentar directamente al sistema político de La Habana, cuestionando en este caso que su hija, Vanessa Formell, integrara la orquesta Van Van y se presentara en espacios «autorizados por la Seguridad del Estado».

Un contexto en el que afloró de forma particular la manipulación mediática fue el de los debates precedentes a la aprobación del Código de las Familias, cuando circularon tergiversaciones que apuntaban a la posibilidad de que el Estado castigara a los opositores con la retirada de la responsabilidad parental sobre sus hijos, o que menores pudieran modificar permanentemente sus cuerpos sin autorización de adultos.

Cancelaciones y presiones a artistas

Aunque de manera general el intercambio cultural entre Cuba y EE.UU. gozó de mayor salud que en el año pasado, la producción artística y académica también se vio afectada por el extremismo político y la polarización. Además de los casos antes citados, llama la atención el acto de repudio contra las agrupaciones Van Van y Havana D’Primera luego del fracaso de las presiones para que se suspendiera su concierto en Pembroke Pines (Florida).  

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Otro momento en el que se evidenciaron coacciones a artistas cubanos e internacionales fue durante los preparativos del festival San Remo Music Award. El principal señalamiento resultó la presencia en el comité organizador de Lis Cuesta, directora de Eventos del Ministerio de Cultura y esposa del presidente Miguel Díaz-Canel. Tras la polémica y cuestionamientos, Andy y Lucas, Kalimba y Alex Ubago desistieron de participar y al cantautor cubano Raúl Paz le fue cancelado un concierto en Miami por relacionarlo con el concurso, aun cuando no estaba implicado.

En Florida ocurrieron acciones para impedir la presentación del libro Cuban Privilege: The Making of Immigrant Inequality in America, de la académica estadounidense Susan Eckstein. El texto polemiza acerca de los beneficios migratorios de los cubanos en la nación norteña y los compara con el tratamiento que reciben  los haitianos.

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Estos análisis se han realizado a partir de lo que sobre extremismo político ha conceptualizado el Observatorio: «Posicionamiento, ya sea de un sector de la sociedad, un partido político, un grupo de poder o un individuo, en una postura totalmente distanciada del diálogo o el respeto al otro. Parte de considerar ilegítimo todo lo que guarde relación con su oponente y asume como necesario cualquier mecanismo para derrotarlo. Por lo general, se vale del populismo y la manipulación para captar adeptos y justificar el uso de la violencia en cualquiera de sus variantes en pos de un “objetivo mayor”».

27 diciembre 2022 32 comentarios 1,5K vistas
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Extremismo

El extremismo del gobierno cubano en 2022

por Observatorio sobre el Extremismo Político 26 diciembre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

El año culmina y el extremismo ha estado presente de forma significativa en las relaciones entre diferentes sujetos y comunidades políticas cubanas. En este artículo se resumen los principales rasgos que caracterizaron esta práctica durante 2022 por parte del gobierno cubano y sus defensores. Se ejemplifica con aquellos que tuvieron mayor incidencia en el espacio público por su gravedad o por las muestras de indignación que suscitaron.

En un próximo texto se analizarán elementos extremistas relevantes en los detractores del gobierno cubano.

Limitaciones al derecho de entrada, salida y permanencia en el país

En el presente año el gobierno cubano ha recurrido a las limitaciones o prohibiciones de entrada y salida de Cuba para castigar a personas que cuestionan la gestión estatal o expresan abiertamente su descontento con el sistema político.

Entre los casos más conocidos figuran las activistas opositoras Anamely Ramos y Omara Ruiz Urquiola, a quienes no se les permitió abordar un avión desde Estados Unidos con el objetivo de regresar a la Isla. También destaca lo sucedido con María Matienzo, Aimara Peña y Saily González, que denunciaron cómo se les prohibió la salida del país para asistir al Foro de la Sociedad Civil, como parte de la agenda previa a la IX Cumbre de las Américas.

Otros opositores o ciudadanos con una proyección crítica al gobierno, como el activista LGBTIQ+ Raúl Soublett, señalaron presiones de la Seguridad del Estado para que renunciaran a sus proyectos y abandonaran el país, bajo amenaza de ser procesados por mercenarismo.

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Extremismo

Raúl Soublett López (Foto: María Matienzo Puerto / Cubanet)

Uso del sistema judicial y policial para castigar a opositores, personas críticas y manifestantes

A inicios de año se dieron a conocer las sentencias de los manifestantes del 11 de julio, algunas de las cuales sobrepasaban los veinte años de privación de libertad. En los disturbios se documentaron hurtos, daños a la propiedad social y lesiones, sin embargo, las condenas trascienden con creces las penas estipuladas para estos delitos. La figura penal utilizada para justificarlo es la sedición, cuya ambigua definición en el Código Penal permite aplicarla a cualquiera que perturbe el «orden socialista».

Asimismo, no se conoce a ninguno de los simpatizantes del gobierno que haya sido procesado por agresión o lesiones provocadas a participantes en las protestas. Por el contrario, se han reportado detenciones arbitrarias y guardias policiales  en las afueras de casas de activistas opositores en vísperas de fechas como las elecciones de delegados o al cumplirse un aniversario de las masivas manifestaciones. En ambos casos, las presiones del gobierno estuvieron motivadas por razones políticas y no hubo causas legales para ello.

Con el fin de documentar y denunciar prácticas como estas por parte de la Seguridad del Estado, se han hecho públicas citaciones para interrogatorios sin notificación de causa legal en su contra, como le sucedió a la académica Alina Bárbara López, coordinadora de La Joven Cuba, quien impugnó con éxito tal irregularidad ante la Fiscalía Provincial de Matanzas.

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Censura y expulsiones

Cancelaciones de actividades culturales programadas, presiones contra la celebración de eventos en espacios independientes y la destitución y expulsión de trabajadores y directivos de instituciones estatales que han emitido opiniones críticas acerca de los problemas que enfrentan los cubanos; son de las principales manifestaciones de censura que han tenido lugar en 2022.

Entre los sucesos que más trascendieron puede mencionarse la negativa ante el lanzamiento de la antología La peor generación en La Madriguera, perteneciente a la Asociación Hermanos Saíz. Los organizadores declararon que, por presiones de la Seguridad del Estado, espacios independientes como Estudio 50 y el Centro Loyola, perteneciente a la Compañía de Jesús (Jesuitas) de la Iglesia Católica, decidieron suspender la presentación.

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Otro hecho que denotó censura en el panorama artístico fue la retirada de concurso en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de la cinta Vicenta B, dirigida por el realizador cubano Carlos Lechuga. En posteriores declaraciones, Ramón Samada, director del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), justificó la decisión alegando las posiciones políticas del cineasta.

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A lo largo del año hubo expulsiones laborales por razones políticas, como el de Arturo Mesa, traductor, guía de turismo y articulista de La Joven Cuba, quien fuera despedido de la agencia Amistur. También figura el caso de José Luis Tan Estrada, joven profesor de la Universidad de Camagüey, expulsado del centro debido a sus publicaciones en redes sociales.

En el espectro mediático fue sumamente polémica la «liberación de funciones» de Armando Franco Senén, director de la revista universitaria Alma Mater. Aylín Álvarez, secretaria general de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), declaró en su perfil de Facebook que la medida correspondía a «un proceso natural de renovación», a lo que Franco Senén respondió en la misma red social asegurando que la causa de su democión se debía a «continuos errores en el trabajo editorial de la revista», apuntados por la organización partidista.

Tras la renuncia casi total del equipo y la llegada de la nueva dirección, se han reducido considerablemente las agendas críticas que diferenciaban a la publicación del resto de los medios estatales.

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Criminalización del disenso y asesinatos de reputación

Durante el año, también pueden identificarse ejemplos de extremismo mediático, particularmente en los espacios digitales. Entre los principales argumentos empleados para construir una narrativa de posturas irreconciliables destacan elementos como la asociación de expresiones críticas al gobierno con una agenda de «cambio de régimen» y la utilización de dogmas y prejuicios para deslegitimar a quien disiente.

En los medios nacionales, como ejemplo de criminalización del disenso sobresale el espacio Con Filo, que ha ridiculizado e igualado preocupaciones ciudadanas legítimas con muestras de extremismo opositor. Asimismo, en medio de las protestas a partir de las afectaciones del huracán Ian, Cubadebate reprodujo un post que estigmatizaba a los manifestantes por modificaciones corporales, situación laboral o estatus socioeconómico.

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Mención especial merece el reportaje televisivo realizado por el espacio Las razones de Cuba, sobre el medio no estatal El Toque. La revista digital inquirida respondió alegando que los testimonios utilizados en el material fueron obtenidos bajo coacción y amenazas a sus colaboradores de ser regulados, además se manipularon sus declaraciones para luego señalarlos como mercenarios. Varios de los entrevistados confirmaron que no se trataba de entrevistas sino de interrogatorios filmados y que no dieron consentimiento para su publicación.

Por otro lado, en las redes sociales, personas y cuentas defensoras del gobierno cubano han atacado a quienes expresan opiniones contrarias a lo que se entiende por «revolucionario» desde la visión política gubernamental. Uno de los más recurrentes es el youtuber anónimo Guerrero Cubano, que se ha valido de posturas discriminatorias como las esgrimidas contra el opositor Magdiel Jorge, cuando hizo referencia de manera peyorativa a sus prácticas sexuales con el fin de desacreditarlo.  

Activistas extranjeras con una estrecha relación con el gobierno cubano han realizado desde el extremismo ataques que suscitaron indignación, como la realizadora Ana Hurtado, quien llamó «gusano» a Pablo Milanés, mientras este se encontraba gravemente enfermo.

 De igual manera, la poeta Kari Krenn arremetió contra personas y colectivos feministas, incluso aliadas a instituciones oficiales, por suponer que actúan según la agenda del magnate estadounidense George Soros. La práctica ha sido repetida por perfiles anónimos como Prometeo Treveris, el cual frecuentemente desacredita a activistas cubanos por no considerarlos «suficientemente revolucionarios».    

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Estos análisis se hacen a partir de lo que sobre extremismo político ha conceptualizado el Observatorio: «Posicionamiento, ya sea de un sector de la sociedad, un partido político, un grupo de poder o un individuo, en una postura totalmente distanciada del diálogo o el respeto al otro. Parte de considerar ilegítimo todo lo que guarde relación con su oponente y asume como necesario cualquier mecanismo para derrotarlo. Por lo general, se vale del populismo y la manipulación para captar adeptos y justificar el uso de la violencia en cualquiera de sus variantes en pos de un “objetivo mayor”».

26 diciembre 2022 15 comentarios 1,5K vistas
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Momentos

Cinco momentos en que Washington y La Habana lograron entenderse

por Observatorio sobre el Extremismo Político 19 diciembre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

Aunque los gobiernos de Washington y La Habana no han declarado recientemente que existe un proceso de distensión y diálogo, acciones como la flexibilización de los viajes a Cuba, la reapertura de servicios consulares, la visita de funcionarios norteamericanos y la coordinación de ayuda ante desastres en la Isla, auguran relaciones diplomáticas menos hostiles que las desarrolladas durante la administración Trump.

Es frecuente tanto en la historiografía cubana como norteamericana y parte de la prensa, el señalamiento a sectores extremistas de la comunidad cubanoamericana y la Fundación Nacional Cubanoamericana (FNCA) como factores determinantes en las relaciones entre ambas partes. Sin embargo, determinados momentos en el decursar de la diplomacia demuestran que esta aseveración es imprecisa. Que la comunidad cubanoamericana haya sido empleada como plataforma electoral en Florida y por ello el gobierno acceda a ciertas concesiones, no convierte a dicha comunidad en un poder directo en las decisiones de la Casa Blanca.

Al respecto, el politólogo cubano Rafael Hernández planteó: «Resulta cuando menos sorprendente que dos perspectivas tan distintas como las de La Habana y Washington coincidan en la idea de que “la cola mueve al perro” en su apreciación de la ecuación FNCA-gobierno norteamericano». Esta afirmación ha sido validada cuando los gobiernos de ambos países han optado por el entendimiento, a pesar de la oposición del llamado exilio histórico y parte de la comunidad de cubanos radicados en el sur de Florida.

A continuación se explican cinco ejemplos que ayudan a comprender cómo se han desarrollado las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, en medio del clima de Guerra Fría y presiones de la oposición radicada en el exterior. Vale aclarar que, si bien estos hechos no han contado con el beneplácito de sectores extremistas, tampoco han sido repudiados por la totalidad de la comunidad cubanoamericana.

1. Apertura de la Oficina de Intereses

En 1977, durante la administración de Jimmy Carter, ambos países abrieron una Sección de Intereses en territorio del otro, bajo la protección de la embajada de Suiza. Se trató de un avance diplomático que daría paso a posteriores acuerdos.

Dos años más tarde, el presidente Carter nombró jefe de la Sección de Intereses a Wayne Smith, quien sería su hombre de confianza y el encargado de impulsar un acercamiento con el gobierno de la Isla. Este periodo de distensión enfrentó una fuerte negativa del exilio tradicional y la FNCA, a pesar de las ventajas que brindaba a los cubanoamericanos, sobre todo la posibilidad de viajar a la Isla. Por otro lado, debe destacarse que Smith había sido el último embajador en Cuba antes de la ruptura de las relaciones y siempre se había mostrado partidario de una postura de diálogo.

Además del comienzo de los viajes de cubanoamericanos a su tierra natal, Carter buscó una distensión de la Guerra Fría, no solo con Cuba, sino también con la Unión Soviética. Debido a esto, Smith recibió la responsabilidad de negociar con Fidel Castro.

No obstante, a causa del aumento de la presencia militar cubana en países del tercer mundo, Carter firmó la Directiva Presidencial NSC-52. La medida tenía como objetivos reducir las fuerzas cubanas desplegadas en el extranjero y socavar su ofensiva en pro del liderazgo en el Tercer Mundo. Los dos puntillazos finales al proceso de negociación fueron la crisis migratoria del Mariel, en 1980, y la llegada de Ronald Reagan a la Casa Blanca en 1981, lo que agudizó el enfrentamiento con el bloque comunista.

Momentos

Sección de Interés de EE.UU. en La Habana. (Foto: Yamil Lage / AFP)

2. Acuerdos de paz en el sur de África

En diciembre de 1987, una coalición de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola  (FAPLA), la Organización del Pueblo de África del Sudoeste (SWAPO), de Namibia, y combatientes anti-Apartheid del Congreso Nacional de Sudáfrica, de conjunto con los soldados cubanos, se enfrentaron al Ejército Sudafricano (el más poderoso del continente) y a la UNITA en Cuito Cuanavale. La coalición, comandada por Arnaldo Ochoa y Leopoldo Cintra Frías, dio un golpe definitivo a los sudafricanos, por lo que los obligó a retirarse más allá de la frontera entre Angola y Namibia.

El gobierno racista de Sudáfrica, en desventaja, temía que las tropas continuaran su avance hacia el sur. Esto desembocó en negociaciones de paz en las que intervinieron Estados Unidos y Cuba. A la Casa Blanca le preocupaba que si Sudáfrica se retiraba de la guerra, Cuba pudiera invadir e instaurar un gobierno afín al bloque soviético; mientras que Cuba y Angola temían que ante la salida cubana del conflicto, Sudáfrica volviera a tomar el territorio perdido.

Tras las negociaciones se llegaron a acuerdos de paz y a un entendimiento entre Washington y La Habana: Estados Unidos no intervendría en Angola, Cuba retiraría sus tropas del cono sur africano, y se aplicaría la resolución 435 de Naciones Unidas, que apoyaba la independencia de   Namibia.

Una parte de la comunidad cubanoamericana se opuso a estas negociaciones de paz. Si bien la mayoría condenaba el racismo del Apartheid, consideraban que este acuerdo dejaba al gobierno cubano en una posición ventajosa, en especial ante la liberación de Nelson Mandela, quien se declaraba amigo de Fidel Castro y por eso fue mal recibido en su visita a Miami en 1990.

3. Migración más regulada

Los acuerdos migratorios entre Cuba y Estados Unidos han ocurrido  en distintos momentos: 1984, 1994, 1995 y 2017. En el acuerdo de 1984 Cuba aceptaba el regreso de 2 746 de sus nacionales, que habían llegado a Estados Unidos durante el éxodo del Mariel.

Las negociaciones de 1994 y 1995 fueron consecuencia de la crisis de los balseros de 1994. Precisamente en ese año, el 9 de septiembre, concluyó en Nueva York una cumbre entre representantes de ambos gobiernos. En la cita, Estados Unidos se comprometió a entregar 20 mil visas anuales a cubanos.

Estos pactos representaron un punto de inflexión en las tensiones existentes durante los gobiernos republicanos de Ronald Reagan y George H. W. Bush. En mayo de 1995 continuaron los acuerdos con el establecimiento de la llamada política de “Pies secos pies mojados”, bajo la cual los cubanos que fueran interceptados por guardacostas norteamericanos en alta mar serían devueltos a Cuba, pero los que lograran llegar a territorio estadounidense, podrían quedarse. Por su parte, Cuba se comprometía a recibir a los deportados y no tomar represalias contra ellos.

Momentos

En agosto de 1994, cientos de cubanos inician la emigración masiva hacia Estados Unidos en precarias embarcaciones desde las costas del litoral habanero. (Foto: Archivo IPS Cuba)

4. Caso Elián González

En el año 2000 Cuba impulsó la campaña por el regreso al país del niño Elián González, luego de la muerte de la madre, Elizabeth Brotons, quien había intentado migrar de forma irregular en una embarcación hacia Estados Unidos. Brotons falleció en el trayecto, pero el menor de cinco años llegó con vida y fue acogido por familiares residentes en Florida. La familia de Elián solicitó al Departamento de Migración y Servicio de Naturalización que él permaneciera en territorio norteamericano.

En el proceso judicial en Estados Unidos se dictó que, en ausencia de la madre, el menor debería  estar bajo la tutela de su padre, por lo que el niño debía volver a Cuba a más tardar el 14 de enero del 2000. La familia apeló entonces a un tribunal estatal y solicitó ayuda a la Fundación Nacional Cubanoamericana. Se generó así una campaña para la  permanencia de Elián en Estados Unidos.

En respuesta, Fidel Castro inició, junto a Juan Miguel González, padre de Elián, una campaña opuesta, nombrando como «secuestro» la permanencia del niño en Norteamérica y alegando el derecho del progenitor a tener la custodia de su hijo luego del fallecimiento de la madre. Esta querella desde el derecho de familia, se convirtió en una lucha cubana de carácter político.

Pese al escándalo internacional y las mediaciones de los sectores extremistas en Miami, la ley se cumplió y el 22 de abril del 2000 agentes federales irrumpieron en la casa de los familiares que se negaban a devolver al niño tras la resolución del caso. El menor regresó así junto a su padre. A pesar de la fuerte oposición de gran parte de la comunidad cubanoamericana, ambos gobiernos lograron una resolución acordada del conflicto y Juan Miguel viajó a recuperar a su hijo.

5. El gobierno de Barack Obama y restablecimiento de las relaciones diplomáticas

El 17 de diciembre del 2014 se conoció un nuevo acercamiento entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos. Estas negociaciones habían ocurrido de forma secreta y representaban  el vínculo más estrecho  entre ambos estados desde 1959. La iglesia Católica y el Cardenal Jaime Ortega jugaron un papel clave en las negociaciones, en tanto actuaron como intermediarios y conciliadores entre ambas partes. Uno de los momentos más importantes de este acercamiento fue el regreso de los cinco cubanos presos bajo acusación de espionaje.

La cumbre del también llamado «deshielo» fue la visita del mandatario norteamericano Barack Obama a Cuba  entre los días 21 y 22 de marzo del 2016. Esta acción no estuvo exenta de oposición. Los sectores conservadores consideraban que al venir a la Isla, Obama legitimaba al gobierno cubano. Sin embargo, otros disidentes como Miriam Leyva, fundadora de Las Damas de Blanco, expresaron su apoyo a la nueva política de Estados Unidos respecto a Cuba.

El acercamiento del gobierno de Obama a la nación caribeña trajo múltiples beneficios para el pueblo cubano como el aumento del intercambio cultural y el desarrollo de varios negocios privados a partir de los visitantes norteamericanos, la posibilidad del reencuentro de familias. Luego del cambio de partido en la Casa Blanca, varias de estas ventajas sufrieron un retroceso a partir  del enfriamiento de las relaciones.

***

Con la llegada a la presidencia del demócrata Joe Biden se han dado pasos encaminados a normalizar relaciones con el gobierno de La Habana, aunque no sean suficientes para considerarlas como un nuevo deshielo. Pueden citarse, por ejemplo, el levantamiento de sanciones emitidas durante el gobierno de Trump, relacionadas con viajes y remesas; la reapertura de determinados servicios consulares y el restablecimiento del Programa de Reunificación Familiar. Destacan también la asesoría técnica norteamericana para minimizar el impacto medioambiental del incendio en la base de Supertanqueros (Matanzas) y la ayuda humanitaria valorada en dos millones de dólares, ofrecida por ese gobierno a partir de los destrozos del huracán Ian.

La visita de funcionarios estadounidenses a Cuba en el segundo semestre del año dan cuentas de mayor cercanía y disposición para el intercambio. En ese sentido, sobresale la presencia en la Isla a inicios de noviembre de la subsecretaria de Asuntos Consulares del Departamento de Estado, Rena Bitter, y de la directora de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de EE.UU., Ur Mendoza Jaddou, quienes viajaron a La Habana para dialogar con funcionarios cubanos sobre posibles soluciones a la crisis migratoria.

Asimismo, en el presente mes los miembros de la Cámara de Representantes por el Partido Demócrata, James McGovern, Mark Pocan y Troy Anthony Carter, estuvieron presentes en la sede de la Asamblea Nacional de Cuba y confirmaron su apoyo a la normalización de las relaciones.

No obstante, el periodo correspondiente a la administración Biden también ha generado acciones que dificultan la relación con el gobierno de la Isla. En ese orden es posible citar la reciente inclusión de la nación caribeña en la lista de países con problemas de libertad religiosa.

En adición, el vicecanciller cubano Carlos Fernández de Cossío recientemente calificó la actual administración demócrata como la que «con más agresividad y eficacia ha aplicado el bloqueo», a lo que añadió que Cuba no pondría obstáculo a ninguna flexibilización, aun cuando fuera solo para el sector privado. «Si esto permite una mayor prosperidad de cualquier sector de la economía, no vamos a poner obstáculos. Si logran concebir excepciones que beneficien a unos y continúen castigando a otros, tampoco vamos a tratar de impedirlo», afirmó Cossío.

Pese a la oposición de sectores extremistas, el entendimiento entre los dos gobiernos ha permitido tomar acuerdos que benefician al pueblo cubano o saldar conflictos internacionales que le han puesto fin a la violencia bélica. Los hechos históricos antes mencionados prueban que sí es posible dialogar desde las diferencias. Ambos gobiernos hoy tienen una posibilidad que no deberían dejar pasar por el bien de su ciudadanía.

19 diciembre 2022 20 comentarios 1,2K vistas
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Festival

Festival de Cine y la nueva polémica sobre la libertad de creación

por Observatorio sobre el Extremismo Político 14 diciembre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

En el cine, un arte cuyas bases están conectadas con las realidades sociales y la cosmovisión de sus creadores, no pocas obras generan polémica, sea entre políticos, académicos, crítica especializada o espectadores. En la historia de la cinematografía nacional hay ejemplos muy conocidos de censuras y tensiones despertadas por audiovisuales que en su momento fueron mal acogidos por la institucionalidad.

Entre los más citados figuran PM, Alicia en el pueblo de Maravillas, Guantanamera o, los más recientes, Regreso a Ítaca, Santa y Andrés o Sueños al Pairo, que han provocado fuertes disputas de los cineastas frente al poder. En el caso del último filme mencionado, propició tales contradicciones que terminó generando la desintegración del espacio llamado Muestra Joven ICAIC, debido a la oposición de su junta directiva a la propuesta de censura de su organismo rector.

El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, fundado en 1979 por Alfredo Guevara, según su convocatoria fundacional, con el objetivo de «promover el encuentro regular de los cineastas de América Latina que con su obra enriquecen la cultura artística de nuestros países», ha sido el certamen del séptimo arte más importante en la Isla y sigue estando entre los más reconocidos del continente. Asimismo, constituye uno de los principales espacios de intercambio del público habanero con obras de la cinematografía cubana y universal.

La presente edición estuvo marcada por varias polémicas: la retirada arbitraria de la película Vicenta B de su selección oficial, las palabras de la actriz Andrea Domeadiós en su gala inaugural y los criterios emitidos por el realizador Javier Gómez Sánchez sobre la selección del Festival y la producción cinematográfica en la Isla.

En el presente texto se expone una selección de las principales posturas alrededor de estas disputas, que trasciende el propio certamen y abordan otras temáticas como la libertad de creación, el humor político, las problemáticas del arte cinematográfico o la relación de las instituciones culturales con los artistas.

Vicenta B, ¿retirada o censurada?

Días antes del inicio del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano aconteció una  polémica en redes sociales sobre la retirada de la película Vicenta B, del realizador cubano Carlos Lechuga. El 17 de noviembre, el director en su perfil de Facebook, agradeció a los trabajadores del Festival por luchar contra la presión del Ministerio de Cultura (Mincult), que  pretendía censurar su filme.

Tres días después, Lechuga emitió un comunicado informando que su obra no se vería en los cines de La Habana, pues había sido retirada arbitrariamente de la selección oficial. En palabras del cineasta, un diseñador del Festival le pidió una foto y sinopsis de Vicenta B, pero nunca le confirmaron su aprobación.

Más adelante vio «la programación del Festival de Cine de La Habana que la habían subido a un grupo de Telegram. Allí estaba Vicenta B, en la sección Concurso Latinoamericano en el cine YARA a las 5 y 30 de la tarde del sábado 3 de diciembre. Luego el grupo, al parecer por pedido del Festival, tuvo que borrar la programación».

El realizador agradeció a sus colegas que intentaron defender la cinta ante el Mincult y dio detalles sobre la alternativa que le habían ofrecido y por qué la había rechazado: 

«La propuesta de Cuba es sacar la película de la competencia, quitarle pases, ponerle solo dos pases en el cine Acapulco. Rebajar nuestra película. A una semana de empezar el festival nos dicen que la única cosa que les han permitido hacer es eso. O sea, no es una decisión del festival, no es una decisión artística. Es una orden policial. […] Por eso nuestro equipo ha decidido no aceptar esas migajas. Esperamos que nuestra película sea tratada como el resto de obras».

Asimismo, relató otras controversias anteriores con las autoridades culturales y políticas cubanas a partir de la censura de su película Santa y Andrés y la reciente negativa a que se proyectara su filme Melaza en un circuito programado por el ICAIC, por considerar el espacio como una «muestra oficialista en la isla que tenía como función contrarrestar el movimiento de cine independiente».

Luego de esto, Ramón Samada, director del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), en una entrevista publicada en el portal del Mincult, respondió a la polémica:

Es una película que recibió el apoyo de la segunda convocatoria del Fondo de Fomento. El jurado, integrado por prestigiosos cineastas, valoró la calidad de su guion, el diseño de producción y el acercamiento a una zona compleja de los problemas de nuestra sociedad. 

[…] Por otro lado, su director ha roto públicamente con la Revolución cubana, con todas las instituciones culturales, […] utilizando un lenguaje cada vez más ofensivo y vulgar hacia compañeros de la dirección del país, de sus instituciones y hacia artistas e intelectuales que no comparten sus ideas. […] La obra ha sido invitada para su exhibición en el evento y los productores, en uso de sus derechos, han declinado la propuesta que le hicimos. Vicenta B no está censurada.

El funcionario no ha aclarado quién tomó la decisión de que la obra no concursara, ni si hubo razones artísticas para ello. Por su parte, el Festival tampoco se pronunció públicamente al respecto ni compartió en sus canales oficiales ninguna de las posturas de Samada y Lechuga.

Una inusual inauguración

La inauguración del evento tampoco estuvo exenta de polémica. La gala fue conducida por la actriz y humorista cubana Andrea Doimeadios, quien encarnó su peculiar personaje de Noelia Bermellón, surgido del programa El motor de Arranque, cuya esencia es parodiar a las presentadoras televisivas.

Sorprendentemente, la gala no fue transmitida por los medios cubanos como era costumbre en el evento. El actor Daniel Triana, presente en la cita, indicó en sus redes sociales que hubo un abucheo al ministro de Cultura Alpidio Alonso y reportó la presencia de agentes de la Seguridad del Estado.

Festival

Días más tarde, El Toque publicó un audio con un fragmento de las palabras pronunciadas por Noelia, en las cuales se refirió a la emigración de actores cubanos y los bajos salarios que pagaba el ICAIC. Pero lo más controversial fue su presentación de los directivos que se encontraban en el lugar: «(…) Rogelio Polanco, jefe del Departamento Ideológico del Partido Comunista de Cuba. Siempre me he preguntado de qué se hablará en ese departamento [aplausos], es una pregunta que siempre he tenido, igual que la canción de Arnaldo y su Talismán “¿Viste lo que te dije?”. Nadie nunca va a saber qué fue lo que dijo Arnaldo».

A partir de ese momento, la actriz recibió críticas y ataques en redes sociales, tanto de perfiles anónimos como de activistas a favor del gobierno cubano. El perfil Tavarich Rojo calificó sus palabras como «ofensivas en primer lugar con Fidel, la Revolución, el Partido, el pueblo cubano y latinoamericano, los grandes escritores y artistas que forman parte de la historia de ese festival, y por supuesto de los compañeros dirigentes del Partido y el Gobiernos que presidieron dicha inauguración».

La cuenta nombrada Ashly Medina resaltó la idea de lo irrespetuoso de sus palabras, al tiempo que cuestionó su talento y al Festival por no haber tenido un mayor control sobre lo que decía la actriz: «Andrea al parecer no heredó mucho de su padre, ni talento, ni vergüenza, no le vendría mal sentarse a ver las actuaciones de su padre en series como LCB [Lucha Contra Bandidos]. Quizás así pueda entender las cosas que “no entiende” esa niñita engreída. […] ¿El encargado de revisar y aprobar guiones, hilos conductores o lo que sea, de eventos de esta magnitud, donde estaba? ¿O lo dejaron a la libre espontaneidad?».

La activista e influencer Tere Felipe fue más allá, la llamó directamente cobarde y oportunista, calificó sus palabras hacia Polanco de irrespetuosas y remarcó:  «no necesitamos a algunos que se han ido, esos que se venden y anulan su moral con tal de ser aceptados».

En los comentarios de las tres publicaciones se pueden ver varias opiniones sobre cancelar a la actriz y controlar más la producción y exhibición de cine en Cuba. Mas ninguno de los cuestionadores explicó por qué debería asumirse como irrespetuoso una interrogante que no ofende al político presente y cuya respuesta solo presupondría mayor transparencia en los procesos del único partido admitido legalmente en Cuba.  

En contradicción, otras figuras públicas defendieron la intervención de Doimeadiós, como el director Orlando Cruzata, quién expresó: «Nuestra sociedad dista de la perfección, que de paso no existe. Y quienes llevan riendas de la misma son seres humanos, que aciertan y equivocan, demoran y oscurecen. Siempre estarán en la mirilla de la sátira. Quien no lo entienda. Quien se incomode, solo está ayudando a desarrollar otro imparable chiste. Por su ya expuesta rigidez social». Por su parte, el periodista uruguayo radicado en Cuba, Fernando Ravsberg, calificó su presentación como «una clase de humor político inteligente».

Más allá del Festival: ¿Un cine decadente?

La polémica en torno al Festival no concluyó con Noelia. El realizador cubano y actual decano de la Facultad de las Artes de los Medios de Comunicación Audiovisual del Instituto Superior de Arte en su perfil de Facebook, además de calificar la actuación de la actriz como un «show kitsch», cuestionó la proyección del logotipo de Amazon como parte de los productores del filme que abría el evento: Argentina, 1985, sobre la dictadura militar en la nación sureña, el cual también se alzó luego con varios premios Corales. 

Gómez Sánchez cuestionó la obra por no mostrar que «los militares condenados no fueron más que el brazo armado, con asesoría estadounidense, de una oligarquía y una clase media alta derechista» y que «esa “democracia” se encargó de implementar el más feroz capitalismo neoliberal en Argentina». También criticó el documental Mi país imaginario, sobre las protestas de Chile en 2019, por considerarlo «una visión superficial, ingenua, del conflicto social actual en ese país. Insiste en la supuesta ausencia de ideología en los manifestantes», defiende el autor del post.

Sin embargo, el texto no se limitó a ejercer su derecho a emitir criterios sobre las obras presentadas en el Festival, sino que calificó al cine cubano como «un arte de la decadencia», caracterizado por «la superficialidad, la deshonestidad, la doble moral, el empobrecimiento intelectual, el llamar “exilio” a la migración, “censura” al olvido, buscando el discurso más conveniente. El aplauso fácil de un mundo con el que cada vez es más difícil identificarse».  

Igualmente, instó a estimular un cine que hable de «los que han regresado, […] los que mueren tratando de llegar, […] la realidad de muchos de los que emigran, […] la corrupción, la violencia estructural de nuestra sociedad y todas las violencias que padecemos, incluyendo la violencia policial y la violencia institucional».

En respuesta a este y otros cuestionamientos, el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en su página de Facebook publicó la declaración Gracias, Festival, a nombre de «un grupo de cineastas cubanos». El texto calificaba al espacio como «fiel a sí mismo y al cine cubano en su historia y su presente; profesional, de alegría, de reencuentros y planes; revolucionario en el sentido activo y de futuro de esta palabra».

La mencionada declaración también resaltó que el cine presentado en el certamen llamaba «exilio al exilio, migración a la migración, olvido al olvido y censura a la censura» y que los cineastas «no necesitan ni admiten que nadie les diga de qué deben hablar sus películas ni con qué estética».

Unido a esto, el ministro de cultura Alipio Alonso, en un encuentro en el Mincult con los realizadores extranjeros que visitaban el país, expresó: «Vamos a seguir defendiendo el sentido, la orientación que ha tenido y mantiene este Festival, vamos a seguir defendiendo que este Festival siga siendo ese espacio de encuentro de ese cine de la emancipación, de ese cine que reivindica la verdadera libertad creadora».

***

Si bien el debate político y cultural en Cuba comúnmente se ha manejado entre «los que están a favor y los que están en contra de la Revolución (Estado/Partido/Gobierno)» o «los que están dentro y los que están fuera de las instituciones culturales», el presente Festival y la polémica alrededor demuestran una mayor diversificación de las posturas de los creadores y gestores de procesos culturales en Cuba.

Aunque los organismos superiores del Estado siguen interviniendo de forma autoritaria y a partir de criterios políticos en decisiones que deberían tener como fundamento el hecho artístico en sí, son cada vez más los artistas, productores e incluso organizaciones que, aunque mantienen un vínculo con el Estado cubano, se niegan a justificar esa censura.

Asimismo, otros que habitualmente llaman a apoyar incondicionalmente los proyectos creativos surgidos a partir de 1959, no tienen reparos en descalificarlos cuando no responden a sus intereses. La sociedad civil evidencia así su diversidad y pluralidad en medio de fuerzas que pretenden unificarla o segmentarla en bandos únicos e irreconciliables.

14 diciembre 2022 8 comentarios 1,2K vistas
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Derechos

Derechos humanos: garantías, violación y manipulación

por Observatorio sobre el Extremismo Político 10 diciembre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

Altamente disputados y objeto recurrente de manipulaciones, los derechos humanos pueden ser una garantía y al mismo tiempo, un motivo de discordia política. Aun cuando el reconocimiento de su valor es uno de los grandes logros civilizatorios del período posterior a la Segunda Guerra Mundial, su respeto y cumplimiento por parte de los Estados supone un reto fundamental en la actual centuria.

Con motivo de celebrarse el Día de los Derechos Humanos, el presente texto  se detiene en el tratamiento de estos en la legislación cubana, así como en los indicadores que describen el avance y los desafíos que al respecto exhibe la Isla. Asimismo, contrasta informes del gobierno cubano con los de organizaciones internacionales, y analiza mediaciones internas y externas que también influyen en su implementación.

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La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue debatida en sesión de la ONU en 1946 y adoptada en 1948, cuando en Cuba ejercía la presidencia Ramón Grau San Martín. El documento mencionado constituyó la primera conceptualización sobre el reconocimiento de los derechos humanos y, dado su carácter progresivo, ha inspirado otras declaraciones y tratados.

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), con sede en Ginebra, es la organización encargada de velar por su cumplimiento y cuenta con tres objetivos fundamentales: establecer los estándares de observancia de los derechos humanos, monitorear el cumplimiento de estos estándares y tomar acciones directas para aplicarlos en caso necesario.

En 1977 el jurista checo Karel Vasak propuso agrupar los derechos humanos en tres generaciones, según su naturaleza, origen, contenido y materia. La primera son los derechos civiles y políticos, cuya formulación se remonta a la Ilustración y a la Revolución Francesa. Incluye el derecho a la vida, a la libertad y a la igualdad entre ciudadanos.

La segunda generación contempla los derechos económicos, sociales y culturales. Comprende, además, las obligaciones del Estado respecto a las necesidades económicas de sus ciudadanos, como garantizar una alimentación y vivienda dignas. Los de la tercera generación agrupan a los de las minorías, sociales y étnicas, y otros universales no planteados con anterioridad, como el derecho al desarrollo y a un medioambiente sano. Actualmente algunos teóricos proponen una cuarta generación relacionada con el acceso y uso seguro de las tecnologías de la información y la comunicación.  

El investigador y jurista Julio Cesar Guanche afirma:

Los derechos pueden desvirtuarse (en forma de usos ineficientes de un bien objeto de derecho), y pueden desaparecer (por pérdidas de poder de quienes los obtuvieron), pero nada de ello relativiza su importancia. El único derecho inútil, o desestimable, el único derecho que puede causar vergüenza, es aquel del que se carece. No hay idea mínimamente fuerte de democracia que no suponga conflicto. Esta ni se da ni se concede. Pasa igual con los derechos. Ambos necesitan conflicto y desafío: actos ejemplares, moralidades de la libertad, éticas de la justicia, testimonios de fe en el ‘mejoramiento humano.

Por su parte, para la académica Ivette García, “el gobierno cubano muestra en sus discursos una visión amplia, pero en realidad asume los del tercer grupo y parte de los segundos con reservas. Pone énfasis allí donde tiene más holgura y facilidad para el triunfalismo”.

Derechos

(Foto: Mauricio Román/Milenio)

Legislación y derechos humanos en Cuba

En Cuba se han ratificado 44 de los 61 instrumentos establecidos por la ONU para el cumplimiento de los derechos humanos. Uno de los no ratificados es el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y, por lo tanto, su Protocolo Facultativo. Estos instrumentos permiten a víctimas presentar quejas contra otro individuo, institución o gobierno ante el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

El gobierno cubano justifica la no ratificación alegando el acatamiento de lo establecido en materia de derechos económicos y sociales; igualmente, aseguran que el PIDCP es una injerencia en los asuntos internos del país.

La Constitución de 2019 reconoce derechos como la salud y educación gratuita (Art.72 y 73), libertad religiosa (Art.15), respeto al domicilio  (Art.49), hábeas corpus (Art.96); no discriminación por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, edad, origen étnico, color de la piel, creencias religiosas, discapacidad, origen nacional o territorial (Art.42); libertad de pensamiento, conciencia y expresión (Art.54); derechos de reunión, manifestación y asociación, con fines lícitos y pacíficos (Art.56); y protege la propiedad privada sobre los medios producción (Art.22).

No obstante, hay elementos que limitan el ejercicio de tales derechos contenidos en la Carta Magna, como la asunción del Partido Comunista de Cuba como “fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado” (Art.5), y la no elección ni ratificación por voto popular directo de los cargos directivos principales.

Si bien la democracia occidental y el multipartidismo no son el único modelo válido para hacer sostenible el desarrollo de los derechos humanos, tampoco existen en Cuba mecanismos para garantizar la competencia de fuerzas políticas ni siquiera en el interior de ese único partido. Unido a ello, el proceso legal de revocación del poder de un directivo es sumamente inviable para la ciudadanía.

Por otra parte, algunas leyes accesorias que deberían servir para establecer el modo en que los derechos constitucionales se materializan terminan limitándolos al punto de casi negarlos. Así ocurre, por ejemplo, con la Ley de Asociaciones, que data de 1985 y se mantiene vigente dada la ausencia de una nueva, cuya aprobación ha sido injustificadamente postergada. Su segundo capítulo establece que la creación de asociaciones debe hacerse a través de órganos estatales y prohíbe la existencia de dos asociaciones con similar objeto social.

Otro instrumento que ha causado polémica en relación con la protección a los derechos humanos es el recién aprobado Código Penal. El nuevo sistema legal cuenta con mejoras en el marco penal contra la violencia intrafamiliar, sexual y de género, y elimina el “estado de peligro”, utilizado anteriormente para enjuiciar de forma arbitraria a personas pertenecientes a grupos históricamente vulnerados, como las mujeres trans o los trabajadores sexuales.

Asimismo, hay artículos que pudieran prestarse a deformaciones en el ejercicio de la justicia penal y derivar en violaciones a los derechos humanos, como eximir de responsabilidad penal a quien delinca por “obrar en cumplimiento de un deber” (Art.27), con el riesgo de naturalizar la violencia política sin consecuencias para quien la ejerza.

Además , amplía las sanciones y su severidad en relación con los delitos contra la seguridad del Estado, figura que se ha usado para la censura y represión. En adición, mantiene la pena de muerte, que, si bien está en moratoria desde hace más de dos décadas, su mera contemplación en la ley representa una violación del deber de los Estados de proteger, ante todo, la vida de sus ciudadanos.

Derechos humanos en el contexto latinoamericano e internacional

El Fondo para la Paz puntúa el respeto a los derechos humanos en todos los países del mundo. Dicha calificación se otorga de acuerdo con medios de prensa, investigaciones científicas y organismos internacionales. La cuantificación de temas tan cualitativos siempre resulta compleja, por tanto, el ranking no puede asumirse de forma acrítica o mecánica. Sin embargo, es útil su empleo para un acercamiento preliminar a un análisis comparado.

Siguiendo esta evaluación, los países con mayor respeto a los derechos humanos en el mundo son Noruega, Finlandia y Austria; y los que más afectaciones presentan son Yemen, Irán y China. Un ranking en América Latina y el Caribe a partir de la puntuación que otorga dicha organización (entendiendo menor puntuación como menor afectación), colocaría a la cabeza de la lista, con menos puntos, a Costa Rica, Granada y Barbados, y al final, a Venezuela, Brasil y Honduras. Según esta lógica, Cuba ocupa el lugar 109 de 179 en el mundo y el 22 de 29 en la región.

Pese a los señalamientos mencionados, Cuba es miembro del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. La pertenencia al grupo debería implicar la responsabilidad de defender derechos humanos interna y externamente, pero la elección se hace por mayoría de miembros de la ONU. O sea, el nombramiento solamente marca la existencia de un consenso mayoritario entre los votantes del respeto a los derechos humanos en el Estado elegido y/o su posible influencia para garantizarlos en la región, no un reconocimiento del organismo internacional sobre el cumplimiento de estos en su territorio.

Cuba no es el único país elegido en el que se han reportado violaciones a estos derechos; la acompañan otros como Eritrea, Burkina Faso, Somalia, Brasil, Venezuela, México, India, Pakistán, Indonesia y Ucrania.

Derechos

(Foto: Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDH).)

Informes sobre derechos humanos en Cuba

El más reciente informe sobre derechos humanos publicado por el gobierno cubano fue presentado ante Naciones Unidas en 2018. Entre los elementos principales que destaca se encuentran:

  • Protección del derecho a la vida.
  • Adopción por el Estado de las medidas necesarias para impedir la ejecución de actos proscritos en las Convenciones contra la Tortura y las Desapariciones Forzadas.
  • Existencia del hábeas corpus para impugnar la ilegalidad de las privaciones de libertad.
  • Sujeción del uso de armas a estrictos controles por las autoridades.
  • Inexistencia de sanciones de penas de muerte desde el informe anterior.
  • Información veraz y oportuna por los medios de comunicación masiva, que son de carácter público.
  • Utilización creciente de los mecanismos de opinión que proporcionan los medios de información digitales.
  • Incremento de la efectividad del control ejercido por el pueblo sobre la actividad de órganos estatales, representantes electos y funcionarios públicos.
  • Celebración de elecciones a partir del sistema electoral aprobado en la Constitución (1976).
  • Crecimiento en el acceso y desarrollo de las TICs.
  • Condena a todas las formas de discriminación, mediante leyes, programas y políticas.
  • Derecho de las mujeres a la elección libre y responsable sobre la fecundidad y al aborto.
  • Sistema de salud de calidad con cobertura universal y asistencia gratuita.
  • Educación de calidad y de cobertura universal y gratuita en todos los niveles de enseñanza, con independencia del género, color de la piel, ingreso familiar, religión, opiniones o ideas políticas del educando o de sus familiares.
  • Fomento y promoción de las artes y las ciencias y libertad de creación artística y literaria.
  • Protección al trabajador ante despidos, acompañados de una propuesta de reubicación laboral, garantías salariales y asistencia social cuando corresponda.
  • Cooperación con países de la región y del mundo.
  • Cumplimiento de los compromisos y obligaciones internacionales adquiridos en virtud de los 44 tratados internacionales de derechos humanos de los que Cuba es parte.

Como prioridades se apuntaron la necesidad de impulsar el modelo de desarrollo económico y social socialista, seguir fortaleciendo el marco jurídico e institucional de promoción y protección de los derechos humanos, robustecer la participación popular en los procesos electorales y la adopción de decisiones, continuar reclamando el fin del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de EE.UU., mantener la cooperación internacional con los mecanismos de derechos humanos de la ONU y brindar su modesta ayuda solidaria a otros países.

Como obstáculos solo se señalan las antes mencionadas sanciones, la existencia de la Base Naval de Guantánamo y las campañas político-mediáticas unidas a los fondos para cambio de régimen que se emiten desde Norteamérica. Empero, no queda explícito  ningún reconocimiento a problemas internos que obstaculicen las garantías para  estos derechos.

En contraste, los informes de la ONG Human Right Whatch (2020) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA (2021) resaltan como principales problemas en la Isla:

  • No existencia de una democracia representativa.
  • Detenciones arbitrarias y encarcelamientos de corta duración a los opositores.
  • Existencia de la pena de muerte, aunque no aplicada desde 2003.
  • Control gubernamental de prácticamente todos los medios de comunicación y restricciones al acceso a información proveniente del extranjero.
  • Existencia de presos políticos y de conciencia.
  • Restricciones para entrar y salir del país a determinadas personas por sus ideas políticas.
  • Alta tasa de población carcelaria (según informes independientes, pues la última cifra oficial data de 2012); malas condiciones en los centros penitenciarios y abusos a los presos políticos o que emprenden formas de protestas dentro del penal.
  • Inexistencia de libertad de asociación en sindicatos independientes.
  • Explotación laboral en las misiones médicas.
  • Violencia y discriminación a personas de los colectivos LGBT.
  • Falta de legislación que aborde y prohíba de manera expresa la violencia basada en género.
  • Precarización de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, con impactos diferenciados en mujeres y personas mayores afrodescendientes.
  • Desabastecimiento de alimentos y medicamentos básicos.

Las antes referidos informes solo resaltan como elementos positivos que la Constitución de 2019 ofrece garantías judiciales como el hábeas corpus y el principio de presunción de inocencia, junto a un grupo de derechos civiles y políticos, y prohíbe expresamente la discriminación sobre la base de la orientación sexual y la identidad de género. Se reconoce la despenalización del aborto y su práctica de forma gratuita, y asimismo, se hace alusión al anteproyecto del Código de las Familias y su propuesta de matrimonio sin discriminación.

Igualmente admiten el impacto de las sanciones norteamericanas sobre la economía cubana y su mantenimiento, a pesar de la Resolución aprobada en Naciones Unidas.

Derechos

Derechos humanos, polarización y sanciones

La violación de los derechos humanos en la Isla ha sido empleada como herramienta por las administraciones de la Casa Blanca para implementar sanciones, a pesar de que EE.UU. mantiene amplias relaciones comerciales con países peor posicionados en esta materia de acuerdo con el ranking antes mencionado.

Por otra parte, jurisdiccionalmente las sanciones violan o contribuyen a la violación de derechos humanos tanto en Estados Unidos como fuera de este. Las que limitan los viajes a Cuba contradicen libertades civiles estadounidenses, mientras, las que impactan directamente en la economía de la Isla entorpecen la garantía de derechos para los cubanos, como la seguridad alimentaria, el acceso a determinados servicios de salud y el desarrollo de empresas del sector privado.

Aun así, políticos norteamericanos como Marcos Rubio y Rick Scott han fomentado el recrudecimiento de estas sanciones unilaterales planteando que el dinero que entra en el país se destina al mantenimiento de órganos represivos.

Las sanciones, sumadas a los fondos destinados para cambio de régimen, entre otras agresiones, han propiciado que en Cuba se desarrolle una mentalidad de plaza sitiada que favorece posturas y actitudes extremistas y violatorias de los derechos humanos ante una amenaza externa.

Nada justifica la transgresión de derechos que deberían estar garantizados para todos los ciudadanos en el presente siglo, no obstante, es posible ver que Estados —incluso que se presentan como paradigmas de la libertad de expresión— limiten derechos humanos en momentos de tensión o ante circunstancias que pudieran poner en peligro su estabilidad.  Ejemplo de ello es la censura a la cadena trasnacional de noticias Rusia Today —en el marco de la guerra con Ucrania— en varios países europeos.

Sin embargo, la violación de derechos humanos en otros territorios no debe asumirse como un “cheque en blanco” para naturalizar estas transgresiones. El gobierno cubano le debe a su ciudadanía un debate profundo y democrático sobre cuándo es imprescindible limitar determinados derechos en aras de mantener la soberanía nacional que garantiza otros y cuando responde a una visión extremista o autoritaria con respecto a las libertades para disentir.

De esta misma forma la negativa a permitir que organismos internacionales o nacionales independientes del Estado cubano revisen la situación de los derechos humanos, sumada a la falta de transparencia y la no autorrevisión crítica de estas transgresiones, ha conducido a que la gran mayoría de las fuentes que abordan la problemática sean afines a la oposición.

Esto tiene un impacto directo, no solo en una información mediática sumamente polarizada sobre el fenómeno, sino en que los organismos internacionales reproduzcan en sus informes los sesgos de dichas fuentes ante la dificultad de contrastar información.

El cumplimiento de los derechos humanos ha sido utilizado tanto por el gobierno cubano, como por la oposición, a modo de herramienta para justificar su actuar. Si bien en Cuba se cumplen algunos de los derechos universales, la dirección de país está lejos de tener la disposición política para reducir las violaciones hoy existentes y garantizar su carácter progresivo.

La polarización y el extremismo que violenta los derechos humanos se ha enraizado en la cultura política de un considerable número de cubanos, residan dentro o fuera del país, o apoyen al gobierno o a la oposición. Esta situación impide que surjan alternativas sostenibles desde el diálogo respetuoso que trasciendan la denuncia y se centren en un trabajo mancomunado que posibilite mejorar su situación.

10 diciembre 2022 15 comentarios 1,1K vistas
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Presentarán Cuban Privilege pese a oposición extremista en Miami

por Observatorio sobre el Extremismo Político 9 diciembre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

Este viernes 9 de diciembre tendrá lugar en Florida International University (FIU) la presentación del libro «Cuban Privilege: The Making of Immigrant Inequality in America» de la académica estadounidense Susan Eckstein. Polémico para un sector de la migración cubana, el texto es un análisis académico sobre  el trato privilegiado que reciben los  cubanos al llegar a Estados Unidos en contraste con  los migrantes de otros países.

Las presiones para evitar que la obra fuese dada a conocer provocaron que la presentación original, propuesta para el 2 de diciembre en la biblioteca Books & Books en Coral Gables, se cancelara. Esto ocurrió luego de que el comisionado republicano del distrito 6 de Miami-Dade, Kevin Cabrera, calificó el libro como “anticubano” y “cargado de odio” y expresó su negativa de que el título fuera presentado en la ciudad. Por su parte, la autora alegó que la obra era resultado de una investigación científica sobre derechos exclusivos de la comunidad cubana y que lejos de reprocharlos, consideraba que deberían ser extensibles a otros migrantes.

El volumen también fue fuertemente criticado por el influencer Alexander Otaola, quien, desde su programa, intentó desacreditar a Eckstein, haciendo referencias a su cabello, utilizando evaluaciones negativas de sus exalumnos y descalificando las positivas como comentarios “comunistas”. Desde la web Cubanos por el Mundo, plataforma que ha sido clave en la carrera del youtuber, convocó a una caravana para protestar en contra de la presentación por considerarla “una ofensa a la comunidad cubana en el exilio”, sin brindar más argumento que el adjetivo de “castrista”.

La Ley de Ajuste Cubano se dictó en 1966 y permite a los ciudadanos de esa nación regularizar su estatus legal en Estados Unidos luego de permanecer un año en su territorio. El gobierno de la Isla en reiteradas ocasiones ha culpado a esta ley federal de estimular la emigración irregular, por lo que ha alentado a su vecino del norte a eliminarla y,  en su lugar, negociar un acuerdo migratorio que no ponga en peligro la vida de las personas. Por su parte, la administración norteamericana la ha defendido como un mecanismo de ayuda a los cubanos que escapan de su país por razones políticas

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Convocatoria del influencer cubanoamericano Alexander Otaola contra libro que describe los privilegios migratorios de los cubanos. (Fuente: Alexander Otaola/Instagram)

El libro detalla  los beneficios que reciben los cubanos y lo compara con las dificultades de los migrantes de Haití, donde se reporta una compleja situación de inseguridad ciudadana. Sin embargo, los migrantes procedentes de esa otra nación del Caribe no gozan de una protección legal similar al llegar a suelo estadounidense. Por el contrario, sus ciudadanos son deportados aunque esto pueda poner en peligro su vida.

A pesar de los argumentos que brinda la investigadora y sus credenciales como autora premiada y ganadora de numerosas becas en Estados Unidos, un grupo de cubanoamericanos no tardó en inundar de críticas negativas su libro en Amazon, con acusaciones de racismo, a la par que le otorgaron una puntuación de 1.4 estrellas sobre 5. Entre las reseñas pueden leerse afirmaciones como que es un “mensaje de odio, una ideología marxista y socialista para dividir y conquistar”.

Si bien la continuidad, derogación o extensión de una ley de ajuste a otros inmigrantes que pudieran estar en peligro en sus países de origen es un tema polémico y debatible, las campañas de los actores políticos mencionados no buscan una discusión sino la censura de la obra.

Estos límites a la libertad académica en Miami provienen de sectores que hacen reclamos democráticos al gobierno cubano, pero persiguen impunemente a los que piensan distinto a ellos en Estados Unidos. Los políticos locales que desde posiciones de poder promueven esa atmósfera de anticomunismo radical, mientras castigan el ejercicio académico y las posturas que no sirven al anticastrismo, son el mejor ejemplo del privilegio cubano al sur de la Florida.

9 diciembre 2022 35 comentarios 1,1K vistas
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Intercambio cultural

Intercambio cultural entre Cuba y EE.UU.: libertad vs. censura

por Observatorio sobre el Extremismo Político 6 diciembre 2022
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

El diferendo entre EE.UU. y Cuba ha tenido implicaciones en la forma en que los artistas e intelectuales de ambas naciones se han relacionado con sus públicos. Dicho vínculo, a lo largo de más de sesenta años, ha atravesado momentos de rupturas y relajamientos, ciclos en los que median factores como la evolución de la política cultural cubana y el clima político en la Florida.

El intercambio cultural entre Cuba y Estados Unidos nunca ha dejado de existir completamente y prueba de ello son las celebridades residentes en norteamérica como Rita Coolidge, Kris Kristofferson, Gladys Knight, Billy Joel, (1979), Mohamed Alí (1996), Robert Rauschenberg (1988), Arthur Miller (2000), entre otros, que pese a las hostilidades han visitado la nación caribeña.

Sin embargo, el presente trabajo se centra en los períodos comprendidos por las administraciones de los presidentes Barack Obama, Donald Trump y Joseph Biden (2009-2022), por el abrupto contraste en el flujo bidireccional de artistas residentes en ambas orillas, que se registra en esa etapa.

Distensiones en la época Obama

Las condiciones de distensión logradas entre los gobiernos de Raúl Castro y Barack Obama fueron el caldo de cultivo perfecto para una mejora en el intercambio cultural entre Cuba y EE.UU. El propio mandatario de la Casa Blanca declaró en 2016 que el intercambio cultural y económico era una medida positiva para el desarrollo del pueblo cubano. Desde antes de que fueran  visibles las negociaciones, ambos Estados habían facilitado un incipiente intercambio en 2010, que sentaría las bases de una apertura mayor.

El intercambio cultural, asimismo, ha sido un catalizador tanto de las relaciones entre las diversas comunidades cubanas dentro y fuera del territorio nacional, como de una apertura en materia ideológica en la Isla. Ejemplo de ello fue el Concierto Paz sin Fronteras en 2009, cuando artistas nacionales residentes en el exterior regresaron a su tierra después de mucho tiempo y reconocidos cantantes del continente, como Juanes y Olga Tañón, se presentaron por primera vez en La Habana.  

La época de Obama implicó un boom de artistas norteamericanos o establecidos allí que viajaron a la nación caribeña, en calidad de visitantes o a brindar su arte, lo cual ayudó a romper la sensación de aislamiento internacional que prevalecía sobre Cuba. El concierto  no estuvo exento de padecer el extremismo del sur de la Florida, pues los participantes  sufrieron fuertes críticas que afectaron su vínculo con el lucrativo mercado de Miami.

Durante ese período, celebridades como Beyonce, Rihanna o Katy Perry visitaron La Habana, y se filmaron en la ciudad escenas de la película Fast And Furious VIII. Estas acciones, además de la consabida oposición del llamado “exilio histórico”, avivaron debates en una zona de la intelectualidad cubana que interpretó como excesiva permisividad la forma en que se acogieron en el panorama citadino expresiones de la “industria cultural de masas”.

Un momento cumbre de intercambio cultural fue el concierto de The Rolling Stones (septiembre de 2016), al que asistieron cerca de 400 mil personas, según cifras de la BBC. Se trató de un acontecimiento histórico, no solo por la fama de la banda británica, sino por haber estado parcialmente prohibida junto a muchas otras agrupaciones angloparlantes y de música rock, considerada una desviación ideológica durante los años 60 y 70 .

Por otro lado, se evidenció un cambio en la política cultural y de medios de la Isla, que en muchas ocasiones condenó al ostracismo mediático hacia  figuras públicas que decidieron emigrar. Durante la época de Obama, cuando artistas como Isaac Delgado, Descemer Bueno o Reynaldo Miravalles regresaron temporalmente o visitaron su patria, los medios de comunicación estatales se encargaron de visibilizar ampliamente su trabajo y exaltar su disposición de brindar su arte a los residentes en suelo cubano.

Pero el intercambio no solo fue de un lado. Haila, Buena Fe, Frank Delgado, la Charanga Habanera, Alexander Abreu, Ivette Cepeda, Gente de Zona, Osvaldo Doimeadiós, Robertico, entre otros, viajaban de una orilla a otra, presentándose principalmente ante el público cubano de la Florida, sin que ello implicara la necesidad de establecerse en territorio norteamericano. Si bien estas actuaciones fueron criticadas por una zona del exilio y hubo varias cancelaciones, las que lograron el éxito son suficientes como para afirmar que fue el período en el cual más cubanos que vivían en la Isla pudieron presentarse ante sus compatriotas a 90 millas.

El documental EX Change (2017), dirigido por Juan Carlos Travieso, refleja el clima de entonces y la diversidad de criterios de artistas, activistas políticos e intelectuales cubanos respecto al intercambio cultural. Se destacan tres posturas: quienes defendían el intercambio sin límites, los que  apostaban por revisar la conveniencia de cada caso y aquellos que apoyaban la permisión de que artistas partidarios del gobierno cubano visitaran Miami, solo si su Estado admitía lo mismo con sus críticos en la otra parte. El material audiovisual también avizoraba una posible ola extremista bajo la nueva administración republicana, que en efecto ocurrió.

Trump y la vuelta a la Guerra Fría

El gobierno de Donald Trump representó un regreso a las hostilidades. Durante su mandato, el intercambio cultural se ralentizó y experimentó una fuerte politización. Varios artistas fueron presionados para adoptar posturas extremistas, proceso en el cual el influencer Alexander Otaola desempeñó un papel clave, a pesar de que él mismo visitó su país durante el “deshielo”.

Un ejemplo de cómo los criterios políticos primaron por encima de los artísticos fue lo sucedido con el grupo Gente de Zona, que por varios años se presentó  en escenarios de Cuba y EE.UU., sin que representara un problema. Durante un concierto celebrado en junio de 2018 en la Ciudad Deportiva (La Habana) junto a la cantante italiana Laura Paucini, enviaron un saludo al mandatario cubano Miguel Diaz-Canel Bermúdez, tras lo cual  recibieron amenazas de parte de sectores opositores extremistas que escalaron hasta la cancelación de un concierto a finales de 2019 en Miami. Días después, el integrante del dúo musical, Randy Malcom, emitió una disculpa a todos los cubanos y a partir de entonces transformaron su discurso en una oposición abierta al gobierno. 

También durante la administración Trump, la Casa Blanca prohibió en 2019 el uso de presupuesto federal para el intercambio cultural con Cuba, y limitó los viajes de ciudadanos y residentes norteamericanos a la Isla, que solo podrían viajar por motivos familiares. Celebrado como un logro por los sectores “anti engagement”, sirvió como base legal para campañas contra los artistas residentes en la Isla que pretendían presentarse en EE.UU. y contra celebridades que viajaron o desearan visitar Cuba.

Como parte de esta campaña, el alcalde Francis X. Suarez y otros políticos de la Florida aprobaron la resolución R-19-0236, en la que se solicitaba al Congreso la prohibición total del intercambio cultural con Cuba, así como de  la contratación de artistas relacionados con el gobierno de La Habana. Un análisis sobre el documento, publicado en el portal OnCuba, lo calificó de “inconstitucional”, pues  la política de ingreso al país es prerrogativa federal y un gobierno local no puede prohibirle a un empresario privado la contratación de un artista. Sin embargo, hasta el momento no se han tenido noticias del éxito de dicha propuesta.

Gobierno de Biden y situación actual

Con la llegada a la presidencia del demócrata Joseph Biden, si bien no han prosperado nuevas restricciones gubernamentales al intercambio cultural, tampoco han cesado los intentos  de frustrar cualquier actuación en la Isla de artistas internacionales o cubanos residentes en el exterior, unido a la presión a personajes públicos cubanos que visiten EE.UU. para que manifiesten un posicionamiento abiertamente opositor al gobierno de su país.

Ejemplos claros fueron las campañas previas al Festival San Remo Music Award en Cuba (2021), tras las cuales artistas, que habían expresado su interés en participar, decidieron retirarse. La principal justificación en este caso fue la presencia de Lis Cuesta, esposa del mandatario cubano, en el comité organizador.

En el presente año han existido casos en los que los intentos de cancelación no han logrado limitar el intercambio cultural. Entre estos puede citarse la presentación en la ciudad de Pembroke Pines (Florida) de las agrupaciones Van Van y Havana D’ Primera, a pesar del publicitado repudio de líderes políticos del exilio como Alexander Otaola y Ana Olema, sobre todo, a causa de criterios emitidos por el músico Alexander Abreu a favor de Fidel Castro.

Por el otro lado, el cantautor cubano Carlos Varela, residente en la nación norteña y con canciones críticas al gobierno de la Isla, pudo presentarse en el coliseo de la Ciudad Deportiva en La Habana durante el Festival Havana Word Music, aunque los gritos de “libertad” del público presente le valieran ataques como el realizado por el joven periodista Pedro Jorge Velázquez —y reproducido en un medio estatal— en el  cual lo llamó abiertamente cobarde por no oponerse a la política norteamericana hacia Cuba durante sus conciertos en Miami.

Igualmente celebrable fue  la reciente proyección —sin visibles impedimentos— de la polémica película independiente Corazón azul, del realizador cubano Miguel Coyula, en el espacio Cine Bajo las Estrellas de la Embajada de Noruega en Cuba, una obra surgida cuando su director residía en Estados Unidos y con escenas filmadas en ambos países.

Intercambio cultural

Libertad artística, censura y polarización

La censura del gobierno cubano a los artistas con posturas críticas ha sido ampliamente tratada por la prensa no estatal en la Isla y los medios internacionales. Esa política ha limitado al pueblo cubano, en distintos momentos de la historia posterior a 1959, el disfrute de la creación de figuras como Bebo Valdés, Ernesto Lecuona, Celia Cruz, Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas, Severo Sarduy y muchos otros que emigraron por contradicciones con el rumbo que tomaba el país. Algunos han sido reivindicados y otros se mantienen en un olvido parcial o total.

Mas los emigrados no han sido los únicos en sufrir la mano de la censura. Solamente en los últimos meses han ocurrido  denuncias de músicos como Emilio Frías (el Niño) por cancelaciones de conciertos y obstáculos para aparecer en medios estatales. Asimismo, fue notable la hostilidad hacia los intentos de presentación de la antología La peor generación en espacios estatales o independientes, que terminó impidiendo su realización. Por su parte, el cineasta Carlos Lechuga hace unos días denunció la retirada de su película Vicenta B de la muestra en concurso del Festival de Cine de La Habana por razones que trascienden el hecho artístico.

Este historial, condenable por cualquiera que defienda el derecho a consumir una propuesta más allá de la posición política de su creador, es frecuentemente utilizado por una zona del exilio para justificar la censura en el sur de la Florida. Tales actitudes, lejos de propiciar un clima de libre creación en la Isla, aumentan la polarización que sirve de pretexto a los extremistas para seguir censurando. Cada vez que se responde a un acto de censura con otro, solo se consigue alejar a obras y creadores de su público natural: los cubanos, donde quiera que estén.

6 diciembre 2022 31 comentarios 1,1K vistas
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