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Observatorio sobre el Extremismo Político

Observatorio sobre el Extremismo Político

El observatorio investiga manifestaciones de extremismo y polarización política en Cuba, e impulsa una agenda mediática en su contra

Cultura

Más allá del cine, la vieja polémica sobre censura y libertad de creación

por Observatorio sobre el Extremismo Político 5 julio 2023
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

Desde hace unas semanas el futuro del cine cubano es objeto de un debate en el gremio que agrupa a realizadores y artistas vinculados al séptimo arte en la Isla. Dos hechos desencaderaron una serie de conversaciones entre la institucionalidad política de la cultura y los cineastas.

Primero, la censura o suspensión del estreno de las obras La Habana de Fito, de Juan “Pin” Vilar; Existen, de Fernando Fraguela y El Encargado, de Ricardo Figueredo, programadas para el 29 de abril en la sede de la agrupación teatral El Ciervo Encantado.

Luego, se exhibió una copia inconclusa de La Habana de Fito en el programa Espectador Crítico del Canal Educativo el sábado 10 de junio, sin la autorización de su director y productor. Dicho espacio fue presentado por dos vicepresidentes de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y un periodista especializado en temas culturales para intencionar una determinada lectura sobre la obra.

La Habana de Fito (2022) – Portal ENDAC

Tomada de Portal Endac

Este texto repasa los orígenes y el desarrollo de la polémica sobre la libertad de creación y la institucionalización de la producción artística, y su expresión en los últimos sucesos.

El problema de la libertad de creación

Fue precisamente un hecho vinculado al cine el que desató la primera gran polémica cultural entre los creadores y el naciente Estado post 1959. Se trata de la reunión que sostuvo Fidel Castro con intelectuales en junio de 1961, en la Biblioteca Nacional, luego de que el cortometraje cinematográfico Pasado Meridiano (PM), de Orlando Jiménez Leal y Sabá Cabrera Infante, fuera censurado por el ICAIC, provocando temor en buena parte del sector por los límites de la libertad de expresión.

El hecho ha sido reducido tanto por detractores del Estado cubano como por los defensores de la censura, a una sola frase pronunciada en el discurso conclusivo conocido como Palabras a los Intelectuales «dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, ningún derecho».

Tomada de Cubadebate

Lo primero que debe analizarse es que las ideas expresadas contienen un cuerpo ético y estético para la supervivencia de la nación en aquel momento histórico, permeadas, además, por una visión utópica de un Estado socialista, que incluso desparecería al alcanzar la sociedad comunista[i]. Asimismo, reconoce la posibilidad de que artistas «no revolucionarios» pudieran tener espacios de expresión «dentro de la Revolución»[ii].

Dicho pronunciamiento marcaría las décadas siguientes en función de la nueva sociedad. Entre ellas figuran: la Revolución como un acontecimiento cultural, cuyos cambios favorecerían el desarrollo artístico en representación de la cubanía; el problema de la libertad de contenido, y la urgencia de producir artísticamente para el pueblo.

¿Y qué pasó con el cine?

De acuerdo con el investigador Salvador Salazar[iii], «es a lo largo de la década del sesenta, en un proceso caracterizado por fuertes tensiones, tanto al interior como fuera del Instituto, que se va configurando la política cultural del ICAIC. Al terminar la década fundacional, el país se abocaba a un creciente proceso de sovietización, al cual lograron resistir, en cierto modo, los realizadores del Instituto, que en años anteriores habían presentado batalla al realismo socialista».

En este sentido, pueden recordarse los debates entre Blas Roca y Alfredo Guevara, y entre Mirta Aguirre y un grupo de cineastas, donde sobresalieron Tomás Gutiérrez Alea, Julio García Espinosa y Jorge Fraga, defensores de la cultura libre de carácter clasista, pues para ellos la unidad cultural radicaba en la relación entre las formas proletaria y burguesa. Asimismo, llamaban la atención sobre los peligros de aceptar como estéticos ciertos contenidos que en realidad no lo eran, solo porque se ajustaban a lo dictaminado por la dirección del país.

Felicita Díaz-Canel al Icaic por aniversario - Prensa Latina

Fotograma de Memorias del Subdesarrollo

A pesar de la imposición de concepciones derivadas del realismo socialista, principalmente durante el llamado Quinquenio Gris (1971-1976), bajo el seno del ICAIC se produjeron filmes cuestionadores de los dogmas del poder o que abordaban problemáticas relativas a la realidad social, como Memorias del Subdesarrollo (1968) o posteriormente Fresa y Chocolate (1993), Suite Habana (2003), entre otras. Sin embargo, este proceso no estuvo exento de polémicas y censuras. 

La vieja polémica de la censura

El referido filme documental PM abrió los debates en torno a la política cultural de la Isla en un contexto en que el gobierno, instaurado desde hacía relativamente poco tiempo, debía definir una ruta en el campo de la cultura que contribuyera a respaldar la construcción de los valores y rasgos identitarios de un nuevo sistema político.

En lo adelante, otras propuestas cinematográficas que no fueran consideradas defensoras de la ética y el compromiso con la construcción de un proyecto de nación autónomo, serían silenciadas del espectro cultural o exhibidas luego de fuertes disputas. A continuación, algunos ejemplos notorios:

  • El largometraje Desarraigo (1964), de Fausto Canel, narra desde la ficción los empeños por mantener la historia de amor de una arquitecta argentina y un ingeniero cubano en la sociedad cubana. Aunque el filme llegó a estrenarse, fue retirado de cartelera semanas después por considerarlo un ataque directo a la burocracia.
  • A inicios de los 90, trascendió el estreno del filme Alicia en el Pueblo Maravillas de Daniel Díaz Torres, que constituía una crítica a la burocracia nacional y había sido filmada a fines de la década anterior. En la proyección autoridades del Partido Comunista de Cuba movilizaron a militantes para que llenaran el cine, con el objetivo de impedir que el público «no militante» visualizara el filme y evitar así que respondieran a los parlamentos considerados contestarios.
  • En los 2000, el documental Fuera de Liga, realizado en 2003 por Ian Padrón y estrenado en 2008, estuvo censurado por incluir entrevistas a peloteros de la Isla residentes en Estados Unidos, que habían abandonado la delegación cubana en distintos certámenes y jugaban en las Grandes Ligas.
Alicia en el pueblo de Maravillas (1990)

Tomada de Dequevalapeli

Durante los últimos cinco años se han hecho visibles otros actos de censura que han provocado el quiebre de consensos entre los cineastas y las autoridades culturales, e incluso la desaparición de proyectos institucionales:

  • En 2017 el filme Santa y Andrés, de Carlos Lechuga, fue censurado por el ICAIC por narrar la historia de un escritor homosexual que reside en el oriente de la Isla y está bajo vigilancia por la Seguridad del Estado, por expresar ideas contrarias al gobierno.
  • En 2018 fueron notorias las desavenencias entre el comité organizador de la Muestra Joven ICAIC y las autoridades culturales por la proyección en working progress de la cinta Quiero hacer una película, del realizador Yimit Ramírez, por parlamentos en boca de un personaje, que presuntamente denigraban al héroe nacional José Martí.
  • En 2020 se agudizan aún más las contradicciones entre la Muestra Joven ICAIC y las autoridades culturales, lo cual provocó la disolución definitiva —hasta el momento— del evento. El detonante fue la censura del documental Sueños al Pairo sobre la vida del trovador Mike Porcell, el cual utilizó fragmentos del discurso pronunciado por Fidel Castro a inicios de los ochenta, con una carga despectiva hacia quienes emigraban por el Mariel. Los funcionarios del ICAIC y Ministerio de Cultura justificaron la acción con el supuesto uso indebido de imágenes que eran propiedad de la institución; por el contrario, la junta directiva de la Muestra alegó el derecho de que el patrimonio audiovisual de la nación estuviera a disposición de los creadores.
  • El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano desató polémica por la retirada de concurso del filme Vicenta B del realizador Carlos Lechuga. Según lo declarado por el cineasta, la censura no era directamente hacia la cinta, sino hacia su persona, en represalia por sus opiniones contrarias al gobierno cubano.

Los últimos sucesos: el bueno, el malo y el feo

La inicial narrada polémica sobre la, primero cancelación, y luego exhibición desautorizada y comentada de la obra La Habana de Fito provocó varias muestras de indignación en las redes sociales por parte de otros integrantes del gremio cinematográfico.

El documental muestra por medio de entrevistas, testimonios e imágenes de archivo, la relación que existe entre Fito Páez y la capital cubana. El cantautor argentino narra anécdotas personales que se entrelazan con los testimonios de artistas cubanos y argentinos cercanos a él. A la vez, expone opiniones muy personales sobre momentos polémicos de la historia cubana, desde su perspectiva como artista y extranjero.

La Habana de Fito: el documental de la discordia | Cuba Noticias 360

Fotograma del documental La Habana de Fito / Tomada de Cubanoticias 360

Cabe destacar que la obra fue apoyada con el Fondo de Fomento, un presupuesto que otorga el ICAIC para impulsar la producción nacional. Algo similar sucedió con la mencionada Vicenta B de Carlos Lechuga, Esto demuestra un uso irracional de presupuesto público, al contribuir al financiamiento de una obra para luego censurarla, perjudicar su recorrido internacional o impedir su presentación en festivales.

La principal disputa giró en torno a la acción de exhibir la obra en televisión pública, sin la autorización de su autor y con un grupo de invitados al programa Espectador Crítico que contradecían las tesis expuestas por el audiovisual.

Los funcionarios representantes del Mincult afirmaron que en boca del entrevistado se decían falacias que debían ser exhibidas con una mirada crítica. Por su parte, los creadores se centraron en el perjuicio que causa a una obra cinematográfica su exhibición temprana en la televisión pública, lo cual constituye una limitante para su inscripción en festivales. Asimismo, se acusó al Estado de violar las leyes cubanas e internacionales de propiedad intelectual, y a la UNEAC de no proteger los derechos de los artistas.

Las autoridades respondieron a la polémica aseverando que la Ley de Derecho de Autor cubana permite la exhibición de las obras en televisión pública, y en adición, minimizaron el alcance de la protesta.

Muy interesante el “debate” acerca de la exhibición en la TV pública y gratuita de Cuba de La Habana de Fito. Es un soliloquio. Los mismos 4 gatos que en nombre de la libertad gritaban una censura inexistente, ahora, en nombre del mercado, se pronuncian contra la exhibición.

— fernando rojas g (@fernandorojas_6) June 11, 2023

El instrumento jurídico cubano presenta artículos contradictorios y que no arrojan claridad sobre la legalidad del asunto. Si bien permite «sin autorización y con remuneración […] la comunicación pública de obras divulgadas por organismos de radiodifusión u otros medios fundamentales de comunicación social» (art.85), también les otorga a los creadores la facultad para «decidir si la obra ha de ser divulgada, en qué forma y momento» (art.16), y el derecho a «oponerse a cualquier deformación, mutilación u otra modificación, o a cualquier atentado contra su obra que cause perjuicio a su honor o a su reputación».

Como consecuencia de todo lo sucedido, el 15 de junio quedó instituida una Asamblea de Cineastas Cubanos tras una reunión en el cine 23 y 12 de La Habana, que contó con la participación y las intervenciones de profesionales del séptimo arte residentes o no en la Isla. Conviene enfatizar la diversidad de posturas políticas entre los presentes, algunas más afines al Estado cubano y otras más cercanas a la oposición.

Como resultado del encuentro quedó redactado un manifiesto que expresa inconformidad con los procederes seguidos por las instituciones estatales, que ha sido secundado ya por más de 600 personas, la mayoría vinculadas a las artes y humanidades. Entre los firmantes se encuentran figuras emblemáticas de la cultura cubana, también con una importante e inusual diversidad en cuanto a ideologías y afinidades políticas. Sobresale particularmente el apoyo de prestigiosos artistas, incluso algunos identificados con el sistema político cubano. 

A esa reunión le sobrevino otra que duró más de ocho horas y contó con la presencia de autoridades del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficas (ICAIC), la UNEAC, el Partido y la viceprimera ministra Inés María Chapman.

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Asamblea de cineastas

Tomada del perfil del Facebook de la Asamblea de Cineastas

Según la mayoría de las relatorías del acontecimiento, la actitud desafiante y nada autocrítica del funcionariado del Mincult, contrastó con el tono dialogante y conciliador de  Chapman, que logró incluso a esbozar acuerdos de futuros proyectos.

La prohibición de filmar o grabar el encuentro del día 23 tuvo como resultado que solo se tengan relatos o pequeños audios y videos tomados de forma clandestina en la actividad. Empero, de por sí, es histórico y sin precedentes cercanos el debate de un grupo diverso de creadores, algunos sin ningún vínculo institucional y con una postura frontalmente crítica al gobierno, con una alta figura de la política estatal.

Para el pasado 3 de julio se programó un tercer encuentro solo entre creadores, en el que quedaron redactadas las demandas de la asamblea, que ya trascienden el hecho del documental de Pin Vilar, para centrarse en problemas estructurales de la producción y exhibición cinematográfica en el país, entre los que se mencionan: la censura, la necesidad de una ley clara que regule los contenidos sin mayor margen para arbitrariedades por parte del funcionariado, la desaparición de la Muestra Joven ICAIC, y la inclusión de los cineastas emigrados en las asociaciones cubanas.

Lo expresado en el comunicado, más lo dicho por otros realizadores, deja en evidencia que la censura al documental La Habana de Fito solo fue el detonante que provocó la salida a la luz de múltiples inconformidades acumuladas con la gestión, por parte de las instituciones políticas, de los procesos culturales.

Los criterios sobre lo ocurrido son diversos y contradictorios hacia lo interno del propio gremio. Mientras algunos participantes como la realizadora Magda González Grau expresaron su optimismo en los frutos del diálogo con las autoridades, otros como la productora Claudia Calviño afirmaron que este no sería productivo mientras fuera condicionado por las imposiciones de las organizaciones estatales. 

El papel de las políticas culturales

Las políticas culturales constituyen un constructo de acciones encaminadas a orientar el desarrollo de la cultura de determinada región o país. Su aparición como concepto es de fecha reciente, pues los primeros registros datan de la década de los 70 del siglo pasado, fundamentadas en las declaraciones de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

El documento de la organización multilateral propone el apoyo a sistemas sostenibles de gobernanza en este campo; el alcance del equilibrio de bienes y servicios artísticos que garantice la movilidad de los profesionales de la cultura; así como su vínculo con el desarrollo sostenible y la promoción de los derechos humanos. Asimismo, confiere a los Estados soberanos la capacidad de incidir sobre la agenda cultural de sus territorios. 

Cuba es uno de los pocos países del continente que cuenta con un Ministerio dedicado únicamente a la cultura. Asimismo, es innegable la apuesta histórica del Estado cubano por fomentar la creación artístico-literaria y su acceso masivo a la población.

Ministerio de Cultura - EcuRed

Ministerio de Cultura / Tomada de Ecured

No obstante, la gestión autoritaria y dogmática de los procesos culturales ha sido un lastre que ha cargado la institucionalidad cultural en la Isla. La ausencia de instrumentos efectivos, consensuados y con carácter inclusivo, que hagan efectiva la rendición de cuentas ciudadanas sobre qué se permite y qué se censura, ha dado lugar a que en no pocas ocasiones el funcionariado tome decisiones que afectan la libertad de creación, sobre la base de dogmas y prejuicios, o incluso criterios o desavenencias personales. En algunos casos, la rectificación ha sido inmediata, en otros ha tardado años, mas en no pocas ocasiones aún se persiste en el error.

Los sucesos acontecidos en los últimos años, sumado al uso masivo de redes sociales, han hecho visibles quiebres y fracturas históricas que han tenido su mayor expresión en sucesos como los del 27 de noviembre de 2020. Si bien el actual proceso de debate ha tenido una mayor implicación de las altas esferas del país y una mejor gestión de los disensos, aún siguen irresueltos los problemas estructurales que los han provocado, y si se mantienen, propiciarán otras rupturas similares en el futuro.

 

[i] «si a alguien le preocupa tanto que no exista la menor autoridad estatal, entonces que no se preocupe, que tenga paciencia, que ya llegará el día en que el Estado tampoco exista» (Palabras a los Intelectuales)

[ii] «La Revolución tiene que tener una actitud para esa parte de los intelectuales y de los escritores.  La Revolución tiene que comprender esa realidad, y por lo tanto debe actuar de manera que todo ese sector de los artistas y de los intelectuales que no sean genuinamente revolucionarios, encuentren que dentro de la Revolución tienen un campo para trabajar y para crear; y que su espíritu creador, aun cuando no sean escritores o artistas revolucionarios, tiene oportunidad y tiene libertad para expresarse.  Es decir, dentro de la Revolución.» (Palabras a los intelectuales)

[iii] Salazar Navarro, S. 2020. Cine, revolución y resistencia. La política cultural del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos hacia América Latina. Pittsburgh, Estados Unidos: Latin America Research Commons. DOI: https://10.25154/ book5. Licencia: CC BY-NC 4.0.

5 julio 2023 3 comentarios
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Observatorio sobre Extremismo Político

Cultura de la cancelación y boicot. ¿Censura o lucha civil?

por Observatorio sobre el Extremismo Político 29 mayo 2023
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

Las redes sociales se han convertido en espacios de activismos, en los que usuarios forman parte de comunidades virtuales y emiten comentarios para llamar la atención, contradecir o redefinir criterios y aspectos visibles en las agendas públicas. Una de las formas más controversiales de lucha política en ellas es la llamada cultura de la cancelación, y su forma más extrema, el boicot.

El presente texto debate sobre cómo se entienden estos conceptos, sus causas y consecuencias, reflexiona en torno a algunas manifestaciones de la cultura de la cancelación en el contexto cubano y analiza la última polémica a raíz de la cancelación de conciertos al dúo Buena Fe en España.

***

El español Manuel Castells en su obra Redes de indignación y esperanza: movimientos sociales en la era de internet, indica que la política, la comunicación e internet se articulan en una nueva estructura del poder que se ha individualizado y democratizado en las audiencias, y en ocasiones resulta en la deslegitimidad de las organizaciones o instituciones políticas, surgiendo un contrapoder ciudadano emergente.

Al tener mayor conciencia de su realidad, los usuarios en redes sociales enfrentan los paradigmas del poder tradicional o hegemónico en las sociedades, visibilizando situaciones que no hallan suficiente difusión en los medios de comunicación tradicionales.

Sin embargo, el activismo en las redes sociales también puede practicar formas de extremismo, al fomentar comportamientos agresivos e incitadores al odio o la violencia, tanto en el espacio virtual como en el físico, actitudes que se convirten en su lado oscuro, con su expresión más genuina en la cultura de la cancelación.

Cultura de la cancelación. ¿Libertad o censura?

An illustration of a laptop computer with a hand and a courtroom gavel coming out of its screen.

Tomada de: vox.com

Como concepto acuñado a inicios del presente siglo, la cultura de la cancelación consiste en activar las redes sociales para retirar el apoyo a personas, grupos o instituciones por medio de ataques o descalificaciones, en respuesta a acciones entendidas como erradas por parte de algunos usuarios o comunidades políticas.

Al respecto, los académicos Edixela Burgos y Gustavo Hernández indican que, por norma general, la práctica de la cancelación ocurre guiada por las emociones y no por la razón, de ahí que, en buena parte de los casos, carente casi siempre de análisis complejos, busque destruir reputaciones y desaprobar a personas u organizaciones por expresiones y acciones puntuales o afinidades ideológicas.

En el campo de la creación artística aún sigue muy presente el debate de si resulta posible separar al autor de su obra, y si es válido, en consecuencia, limitar o eliminar determinada creación por las actitudes de su creador, sobre todo si se tiene en cuenta que quienes enjuician dichas actitudes no son autoridades competentes, sino un grupo de usuarios en redes sociales o los medios de comunicación.

Cultura de la cancelación: la intolerancia que amenaza la libertad de expresión - Punto Convergente

Tomada de: puntoconvergente.uca.edu.ar

Entre los principales argumentos para defender la cancelación sobresalen los siguientes:

  • Se asume como un arma de los grupos oprimidos ante el poder hegemónico;
  • constituye una forma viable de combatir las injusticias cuando el sistema judicial no tiene vías para contrarrestarlas o se hace su cómplice;
  • pone en agenda pública problemáticas invisibilizadas por los medios de comunicación o los partidos políticos;
  • les hace saber a los agresores que no quedarán impunes, aun cuando su estatus socioeconómico les permita corromper al sistema de justicia.

En contraste, las principales críticas pueden resumirse en:

  • Son los tribunales, y no las redes sociales o los medios de comunicación los que deben juzgar a los sujetos y organizaciones que dañan a la sociedad.
  • Las prácticas de cancelación corren el riesgo de tornarse extremistas y vulnerar derechos humanos, cayendo en el amarillismo, el escándalo y la incitación al odio;
  • pueden ser manipuladas por actores u organizaciones políticas para perjudicar arbitrariamente a sus adversarios;
  • limitan la libertad de expresión y creación al cancelar a artistas por su forma de pensar o expresarse.

Boicot, la expresión máxima de la cancelación

La expresión más extrema de la cultura de la cancelación es el llamado boicot. Este se dirige a personas, gobiernos, economías o patrones culturales, con el propósito de ejercer control social y suscitar indignación en las personas, generando acciones colectivas que obstaculicen el desarrollo de actividades de cualquier índole.

Como activismo político, el boicot emplea estrategias de propaganda y movilización para aislar al boicoteado, cuya conducta reprueban los boicoteadores. Dicha forma de cancelación se evidencia comúnmente en asuntos que provocan polarización en la sociedad, en los cuales una determinada comunidad política toma partido.

Las formas del boicot pueden ir desde la solicitud por vías legales para cancelar eventos o proyectos, la organización cívica en lo físico o lo virtual para expresar inconformidad con los boicoteados, o demostraciones más violentas como la agresión física o la destrucción de productos o instalaciones.

hinchas boicot Qatar

Campaña de Boicot al mundial de fútbol Qtar 2022 / Tomada de elserenoindiscreto.com

Varios autores[i] desde las ciencias jurídicas han analizado los riesgos de que campañas de boicot iniciadas en redes sociales o medios de comunicación evolucionen hacia actos de terrorismo y vandalismo, y reconocen que suele ser muy difusa la línea entre la expresión legítima de la inconformidad y el enjuiciamiento extrajudicial con posibilidad de degenerar en violencia.

Por otro lado, se carece de consenso al diferenciar el boicot de la censura. Algunos criterios asumen que la principal separación está en que la censura parte de un gobierno o empresa hegemónica y el boicot proviene de la lucha civil. No obstante, cuando los grupos de poder apoyan o ejercen acciones en el boicot, no hay claridad de cuán cívica es esa lucha y cuándo responde a intereses estatales o empresariales.

Por tanto, el boicot puede incluir medidas gubernamentales de aislamiento comercial hacia Estados o empresas, o acciones de cancelación hacia figuras públicas por actitudes que se entienden moralmente reprochables, desde presuntos actos de acoso o abuso sexual hasta apoyo a políticos u organizaciones.

Ejemplo de campaña de Boicot a Israel / Tomada de asociacionunadikum.org

Ejemplos de la combinación en el boicot de acciones de Estado con otras cívicas es el realizado a Israel para frenar su ocupación del territorio palestino —que incluyó aislamiento comercial por parte de varios Estados e iniciativas cívicas organizadas por comunidades políticas para evitar la compra de productos israelitas—, o los más recientes boicots hacia Rusia por la invasión a Ucrania, que además de las sanciones comerciales, ha sumado censura de los medios rusos y cancelaciones a artistas y obras.

El boicot y la cancelación en Cuba. El caso de Buena Fe

Si bien —como se mencionó anteriormente— la cancelación y la censura estatal no deben entenderse como sinónimos, sí pueden tener puntos de contacto, que en Cuba se hacen más visibles a partir de la instauración de un Estado que, al calcar varias de las prácticas del llamado Socialismo Real en Europa del Este, naturalizó la censura a artistas críticos con el sistema político.

En los primeros años de la Revolución cubana, el solo acto de emigrar era motivo de cancelación y censura en los medios nacionales, recrudecidas si el emigrado mantenía un discurso crítico hacia el gobierno de la Isla. Bajo ese principio se prohibieron en medios y editoriales nacionales las interpretaciones de Celia Cruz o los libros de Reinaldo Arenas y Guillermo Cabrera Infante, entre otros. Aunque esta política cambió con algunos, aún se registran denuncias por parte de artistas, dentro y fuera del territorio nacional, por actos de censura con motivo —si bien ya no de haber emigrado— de sus opiniones políticas.

Libertad de expresión

Ilustración: Brady Izquierdo

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Además de la censura estatal, en los últimos 60 años las organizaciones políticas y de masas —con respaldo del Estado— han organizado actos de cancelación y boicot político. Entre los más recordados están los llamados mítines de repudio ocurridos principalmente durante los años 80’s, aunque más adelante se han repetido con menor masividad —no ya hacia quienes pretenden emigrar, pero sí a miembros activos de la oposición—. En adición, son también recordadas las acciones organizadas por el Partido Comunista de Cuba ante el estreno del filme Alicia en el pueblo de Maravillas a principio de los 90’s, que consistieron en intentar llenar los cines con sus militantes.

Dicho historial de censura y cancelación por parte del gobierno cubano y sus organizaciones afines suele emplearse como argumento por activistas y grupos opositores para boicotear a figuras públicas que defienden a dicho gobierno o se niegan a criticarlo.

A partir del año 2016, con el auge del intercambio cultural entre Cuba y Estados Unidos, aumentaron las presiones para que artistas populares asumieran un discurso crítico hacia el Estado de la Isla, algunos de los cuales se retractaron de declaraciones en las que evitaban calificar de dictadura al sistema político cubano luego de que se les cancelaran conciertos; incluso, el cantante Eduardo Antonio debió pedir disculpas por subir una foto junto al conocido músico Pedrito Calvo, por ser este considerado por los boicoteadores un cómplice del gobierno.

Recientemente trascendió la cancelación en Miami de un concierto de la reconocida orquesta Van Van por sus presuntos vínculos con el Estado cubano, luego de una fuerte campaña por parte de activistas opositores como el influéncer Alexander Otaola, y las peticiones del comisionado de Miami Beach, Alex Fernández.

Autocríticas

Ilustración: Richi Herrera

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En los últimos días se ha avivado aún más la polémica sobre la legitimidad del boicot y la cancelación como estrategia política de la oposición cubana a raíz de las acciones organizadas contra el grupo Buena Fe en España. La controversia se desencadenó luego de que los activistas opositores Lucio Enríquez Nodarse y Emilio Arteaga Pérez pidieran a gritos libertad para los presos políticos en Cuba durante la presentación del 12 de mayo en Madrid, lo cual trajo que fueran golpeados por integrantes del público.

Dspués de ello, líderes y grupos de la oposición intensificaron la campaña de boicot y amenazaron con repetir el mismo proceder en próximos conciertos. A tenor de esto, algunas salas cancelaron las presentaciones programadas, según lo declarado por el cantante Israel Rojas, por no tener condiciones para enfrentar posibles actos violentos. No obstante, se llevaron a cabo otros recitales en instalaciones que mantuvieron lo programado, algunos no exentos de altercados similares al primero, como el de Torrelavega, Cantabria.

Estos boicots se acompañaron de otros actos de cancelación como la convocatoria a una manifestación, la firma de una carta pública en la plataforma Change, que pedía a las autoridades españolas suspender la gira de la agrupación, y una agresión a los vocalistas mientras se encontraban en un Burger King en Barcelona. 

Mientras las cancelaciones fueron vistas como una victoria política por los protagonistas del boicot, organizaciones afines al Estado cubano como la Unión de Escritores y Artistas de Cuba o la Asociación Hermanos Saiz las condenaron por medio de declaraciones. Asimismo, personalidades de la política cubana —como el mandatario Miguel Díaz-Canel— y otros músicos —como el cantautor Silvio Rodríguez— se solidarizaron con Buena Fe. Figuras públicas de la oposición contrarespondieron afirmando que no se trataba de censura, sino de una acción de boicot legítima dentro de las luchas civiles.

Cuba no necesita más persecución política - La Joven Cuba

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La más reciente polémica cubana redunda sobre una temática que sigue a debate en el mundo: la posibilidad o no de que la ciudadanía o determinadas comunidades políticas cancelen organizaciones, artistas u obras que les resultan ofensivos o contrarios a sus ideas.

Cabría preguntarse entonces hasta dónde son legítimas tales acciones en el terreno de lo artístico, en especial si se pone en juego la libertad de expresión, por limitar a los cancelados su posibilidad de ejercer su defensa. Al transgredir tal derecho, se desinstitucionaliza el modo de regular la justicia, máxime cuando las conductas de los cancelados (léase artistas), aunque mal vistas por los boicoteadores y catalogadas de amorales, deshonrosas o políticamente incorrectas, no puedan ser tipificadas como delitos. La cancelación por razones políticas incluye, además, el riesgo de que los grupos dominantes boicoteen a sus adversarios sin dejar espacio a la pluralidad de ideas y el debate cívico.

La cultura de la cancelación, aunque es una problemática mundial, tiende a hacerse más extrema en sociedades polarizadas y con mecanismos inefectivos para garantizar el diálogo entre las diversas posturas políticas. El Estado cubano se ha caracterizado por recurrir a la censura —en la mayoría de las ocasiones aplicada de forma arbitraria y sin consenso ciudadano— como uno de los recursos para preservar la hegemonía cultural dentro de la Isla.

Al limitarse, además, los espacios de participación y debate que incluyan abiertamente el disenso, una zona de la oposición justifica esta práctica como natural y efectiva para canalizar sus demandas, ante la ausencia de otros mecanismos formales que le posibiliten participar en la sociedad.

No obstante, cabría preguntarse, asimismo, si estos procedimientos reiterados que intentan silenciar o destruir la postura ideológica de quienes piensen distinto o no suscriben su lucha, se conservarían si Cuba transitara hacia otro escenario, en el cual esta oposición pudiera tomar decisiones vinculantes a la política.    

Is cancel culture silencing open debate? There are risks to shutting down opinions we disagree with

Tomada de: theconversation.com

Para concluir, resulta oportuno revisar la carta publicada en julio de 2020 por la revista estadounidense Harper’s Magazine —y reproducida por varios medios internacionales— con la firma de más de 150 personalidades de la cultura, de distintas tendencias políticas y procedencias, en relación con la polarización generada en el país bajo el trumpismo y las secuelas de luchas sociales inacabadas.

El texto resulta una crítica a la cultura de la cancelación y otros aspectos que ponen límites a la libertad de expresión, por lo que propone hacerles frente con la creación de espacios de debates abiertos, encaminados a la participación de grupos con posturas plurales defendidas desde la ética, que expongan y discutan sus ideas para hallar soluciones conjuntas y revertir comportamientos vinculados a esa cultura de la cancelación: «Debemos preservar la posibilidad de discrepar de buena fe sin consecuencias profesionales funestas. Si no defendemos aquello de lo que depende nuestro propio trabajo, no deberíamos esperar que el público o el Estado lo defiendan por nosotros».

Queda claro, finalmente, que enarbolar la bandera de la cultura de la cancelación constituye una forma de activismo en nombre de lo que se cree justo, mas su aplicación no modifica los modos de pensar o actuar de los cancelados y de la sociedad en general, como ha demostrado la historia.

[i] Ver «La cultura de la cancelación en redes sociales: Un reproche peligroso e injusto a la luz de los principios del derecho penal» y «El llamamiento al boicot de productos en España: ¿libertad de expresión política o conducta delic[i]tiva? Un análisis desde el Derecho público español. (O “Dime quién eres y te diré lo que te espera”)»

29 mayo 2023 9 comentarios
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Meme
Observatorio sobre Extremismo Político

La polarización de la sociedad cubana a través del meme

por Observatorio sobre el Extremismo Político 12 mayo 2023
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

En los tiempos actuales, el auge de Internet ha desencadenado el consumo de formas comunicativas cada vez más orientadas a la visualidad, que encuentran expresión en los memes, considerados unidades mínimas de información y replicación cultural.

El presente texto reflexiona en torno al meme como fenómeno asociado a matrices de la cultura y también de la política, y realiza un acercamiento a los rasgos que tipifican la construcción de historias meméticas en el discurso político sobre la Isla que evidencia la polarización existente en la sociedad cubana actual.

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El concepto de meme tiene su génesis en reflexiones que emanan del campo de las ciencias biológicas. Fue el etólogo, zoólogo, teórico evolutivo y divulgador científico británico Richard Dawkins quien acuñó el término en 1976.

De acuerdo con este autor, el meme es transmisor de hábitos, costumbres, ideas, técnicas, habilidades o informaciones que se replican culturalmente de una generación a otra, como ocurre con los genes, y por norma general, se capta por imitación (mimesis), por enseñanza o por asimilación, lo que garantiza su permanencia en un ecosistema social.

Meme

(Imagen: tomada de Memedorid)

En el contexto de Internet el meme se caracteriza por su dinamismo, pues suele variar de una cultura a otra, sin renunciar a elementos básicos en su composición como la manera en que se presenta (GIF animado, video o montaje fotográfico), la simplicidad del mensaje que transmite, la apelación a emociones (indignación, sorpresa), el carácter anónimo del creador —condición que se cumple la mayoría de las veces— y la representación de contenido humorístico. En este aspecto, es oportuno acotar que considerar al meme como una fuente exclusiva de diversión, limitaría su comprensión como mecanismo de evolución cultural integrador de distintos lenguajes.

Investigadores como el noruego Thov Reime y el español Carlos Sánchez Ramírez explican su éxito a partir de elementos como la simplicidad que le permite ser elaborado por usuarios comunes sin grandes conocimientos técnicos, la novedad que posibilita reaccionar mediante este soporte de forma rápida a fenómenos que ocurren en la actualidad, el uso de imágenes que se vuelven virales y universales y son resignificadas en cada contexto, y su facilidad para ser compartido en varias plataformas.

Memes, shitposting, polarización y discurso extremistaMeme

MemeEn el escenario político, el meme asume posturas sobre temas que forman parte del debate ciudadano, expresa opiniones, reproduce marcas ideológicas y promueve la discursión pública, a partir de estrategias discursivas como la ironía y la sátira.

Aunque tiene puntos de encuentro con la caricatura y el afiche político por ser mecanismos para el ejercicio de una libre expresión, según Laura Camas, Aída Valero y Mireia Vendrell, el meme se desmarca de convencionalismos para ampliar las dimensiones de análisis de los conflictos y crear esferas de participación que favorezcan el empoderamiento de la ciudadanía en Internet.

De esta manera, los espacios digitales en las sociedades contemporáneas están permeados del llamado antagonismo memético, una estrategia consistente en la creación de un enemigo común a través de esta forma discursiva que se viraliza gracias a la cultura colaborativa de la web, y que favorece la polarización en el tratamiendo de los conflictos que se debaten en estos espacios.

Las investigadoras españolas Elisa García Mingo y Anita Fuentes aseguran que en la actualidad se vive una guerra memética transversalizada por la ideología. En este sentido, el meme es idóneo para comprimir acontecimientos, ideas políticas e inconformidades ciudadanas en un contenido breve y efectivo, que no pasa desapercibido entre los consumidores del espacio digital.

En el discurso extremista, se entiende que el meme ha evolucionado hacia el shitposting —troleo o sabotaje de debates con contenido ofensivo— por su carácter disruptivo. En este sentido, se busca difundir doctrinas e ideologías en las comunidades virtuales, con el fin de que los usuarios se conviertan a su vez en replicadores y se radicalicen a favor de ellas.

Al respecto, el investigador español Santiago Martínez-Pais destaca que «… en función del feedback entre estos colectivos surgirán debates, alianzas y polarizaciones que contribuirán a la definición de identidades colectivas en la red, generándose en consecuencia memes con un mensaje más directo, orientado a públicos más concretos o con finalidades más explícitamente ideológicas».

Un estudioso del fenómeno del shitposting en el discurso extremista como Ait Farouk Nasser, alerta que en algunos casos, se busca difundir ciertas ideologías con el propósito de pasar a la acción, entendida como violencia verbal y física hacia las personas que no comparten sus criterios de radicalización ideológica.  

Un acercamiento a la representación memética-política sobre Cuba

La construcción del meme en el discurso político sobre Cuba presenta rasgos ligados a situaciones contextuales, pues este tipo de contenido comienza a circular casi inmediatamente después de la salida a la luz pública de acontecimientos que ocurren en el escenario público y tienen serias repercusiones sociales.

Por parte de quienes siguen una línea de crítica sociopolítica vinculada al discurso de la oposición, los shitpostings emplean personajes del gobierno que por lo general son los responsables de la toma de determinadas decisiones en el terreno político. Estas figuras suelen aparecer en una posición de ridiculización, contrario a las representaciones habituales de empoderamiento político en las que se presentan en los espacios de comunicación estatales.

De este modo, expresan las inconformidades y desaprobaciones de una parte de la ciudadanía o de grupos políticos opositores con la gestión gubernamental. Asimismo, resulta más recurrente el trabajo con la imagen del presidente Miguel Díaz-Canel, el primer ministro Manuel Marrero, el canciller Bruno Rodríguez o comandantes de la llamada Generación Histórica que continúan en activo.

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El tratamiento de la imagen de estas figuras políticas se orienta a construir y reforzar matrices de opinión como la ineficiencia del gobierno, la falta de liderazgo de las figuras principales, las ineptitudes para ocupar cargos políticos y sacar al país de la crisis o el control de los dirigentes históricos de Cuba a la gestión de la nueva generación.

Otra de las líneas de contenido busca enfatizar las diferencias entre el nivel de vida de los dirigentes actuales o los históricos y sus familiares en relación al pueblo cubano. Entre las figuras más memeadas por este aspecto está Sandro Castro, nieto del fallecido líder Fidel Castro, a partir de varias muestras de ostentación de lujos que han trascendido a las redes sociales.

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Otra tendencia en la representación memética sobre Cuba que realiza el discurso opositor se visualiza en la recreación de escenas tomadas de la vida cotidiana del pueblo cubano, que son resignificadas para mostrar las carencias existentes en el seno de la sociedad. La situación del transporte o las largas colas para adquirir alimentos o combustible son idóneas para reforzar la idea de Cuba como Estado fallido.

¿Cuán fallido es el Estado cubano?

Por otro lado, las recientes protestas que tuvieron lugar en el municipio guantanamero de Caimanera, generaron la creación de memes en respuesta a las inconformidades con la versión oficial de los hechos, vinculados presuntamente a individuos en estado de embriguez. Tales representaciones se orientan a transmitir la idea de incapacidad del Estado para autoreconocer las inconformidades ciudadanas que pueden estimular la protesta y que manipula al vincularla con el consumo de bebidas alcohólicas de los manifestantes.

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Asimismo, los productores del shitposting apelan a la intertextualidad para la construcción de un discurso de confrontación en el espacio digital, a partir de la apropiación y el uso de producciones culturales como fotogramas, caricaturas, marcas o artistas que contribuyen a lograr mayor reconocimiento y expansión del mensaje que se quiere transmitir y tienen lugar procesos de reapropiación, recontextualización y resignificación de los mensajes.

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La presencia de figuras del movimiento artístico también ha sido objeto para la construcción de memes. La visita del rapero Tekashi 6ix9nine provocó varios a partir del supuesto lanzamiento de dólares desde el hotel donde se hospedaba en La Habana, y posteriormente por imágenes difundidas mientras grababa un video musical regalando dinero a algunos residentes y envuelto en una bandera cubana. Los contenidos se enfocaron en la pobreza de los cubanos y la ineficiencia del Estado para hacer frente a ciertas dificultades. Unido a esto, se insinuaba que los residentes en la Isla abandonan los tradicionalmente conocidos como «principios revolucionarios» cuando aparece un poco de moneda extranjera.

Los artistas que suelen participar en eventos políticos en Cuba, que tienen un discurso favorable hacia el Estado, o que han evitado pronunciarse en su contra, también son objeto de memes. Por lo general se cuestiona su talento y popularidad al asumir que su éxito no es real, sino que está dado por las prevendas que le ofrece el gobierno cubano como pago por defenderlo. Dicha asociación evidencia una de las formas que el extremismo político insurgente u opositor ha utilizado para cancelar a todas las figuras públicas que no suscriben su discurso.

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Por parte del gobierno, aunque la construcción de memes es escasa en comparación con los de la oposición, su análisis vislumbra que tienen dos objetivos bien marcados: 1) resaltar los logros de la Isla en distintas esferas y escenarios internacionales y 2) ridiculizar al gobierno estadounidense, a figuras de la oposición o emisores de discursos críticos y a quienes construyen un discurso de odio contra la Isla.

Para ello emplea figuras políticas de gran capital simbólico como José Martí o Fidel Castro, reforzando la vigencia de sus ideales y su liderazgo, aún cuando ambos desaparecieron físicamente del escenario político. Asimismo, usa también la remezcla de imágenes del tiktoker Khaby Lame para incluir textos reflexivos sobre la necesidad de eliminación del bloqueo estadounidense contra la Isla, mostrándolo como la principal política responsable de la crisis que vive la sociedad cubana en la esfera socioeconómica.

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Precisamente, ese carácter reflexivo que resalta como característica fundamental de los memes que construye el gobierno, repercute en la escasa creatividad, que en consecuencia incide en la ausencia del humor o la sátira como elemento que podría garantizar su replicación y viralización en el espacio digital. A diferencia de los memes de la oposición, que emergen a raíz de la toma de decisiones, acciones y discursos de políticos gubernamentales, los que reproducen la ideología del gobierno cubano tienden a un carácter más atemporal y suelen ser empleados como arma ideológica para reforzar matrices de opinión de apoyo a sus intereses.

Así lo demostró la serie de representaciones meméticas surgidas en el contexto de la pandemia de la Covid-19, cuando la Isla concluyó la fase de prueba de los candidatos vacunales Abdala y Soberana 02, las cuales a pesar de haber mostrado su eficacia, fueron blanco de ataques por parte de sectores de la oposición, principalmente fuera de la Isla -también empleando memes.

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Por otro lado, en los mensajes vinculados a desacreditar a la oposición, abunda el shitposting que enfatiza errores políticos cometidos por sus líderes, unido a la afirmación de que no tienen ideales propios, los mueve solamente el dinero y su discurso está subornidado a los intereses injerencistas de potencias extranjeras.

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Como formato de producción de sentido discursivo de las redes sociales, el meme político cubano construido tanto por el gobierno como por la oposición tiene puntos de contacto en cuanto a la simplicidad, la remezcla y la intertextualidad; sin embargo, se diferencia respecto a la originalidad, la apelación al humor y la viralización en los distintos escenarios digitales.

No obstante, en ambos se evidencia la polarización existente en la sociedad cubana, que se materializa en el uso del shitposting para descreditar a los adversarios políticos y el manejo totalmente equidistante de temáticas políticas o sociales que afectan a la ciudadanía.

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No debe perderse de vista la capacidad de movilización de los usuarios que tienen los memes en Internet, sean elaborados por los mismos políticos o por comunidades ideológicas afines. Las ventajas comunicativas de los memes deben ser aprovechadas en correspondencia con la intencionalidad y con la características de las audiencias a las que van dirigidas, en aras de evitar que sean usados en contra de los creadores en el proceso de resignificación.

12 mayo 2023 5 comentarios
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Libertad de expresión
Observatorio sobre Extremismo Político

Libertad de expresión, medios, manifestación y creación: un debate inconcluso

por Observatorio sobre el Extremismo Político 28 abril 2023
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

La libertad de expresión sigue generando debate y polémica en el contexto cubano e internacional. Aquí se abordarán cuáles son sus límites y garantías, a partir de propuestas de organismos internacionales, el análisis de instrumentos jurídicos cubanos y las acciones que han trascendido a la agenda pública.

El artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos asume la libertad de expresión como «la libertad de mantener opiniones sin interferencia y de buscar, recibir y difundir información e ideas a través de cualquier medio de comunicación e independientemente de las fronteras; ya sea oralmente, por escrito o impreso, en forma de arte, o por cualquier otro medio de su elección».

Este término se relaciona con otros derechos como la libertad de prensa, o su derivación más contemporánea llamada «libertad de medios», que presupone una regulación por parte de los Estados de los contenidos publicados, con el fin de evitar discursos de odio o desinformación, y la prerrogativa de los medios a determinar los contenidos propios de su agenda. Conjuntamente respeta el derecho de cualquier ciudadano o grupo a crear, gestionar y colaborar con medios de comunicación, así como la garantía del carácter plural de estos, lo cual, según la Organización de Naciones Unidas (ONU), «constituye una condición necesaria para la diversidad de contenidos y la promoción de la igualdad de género y la inclusión social».

Otro concepto con el que habitualmente se vincula es la libertad artística o de creación, definida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como «la libertad de imaginar, crear y distribuir expresiones culturales diversas sin censura gubernamental, interferencia política o presiones de actores no estatales», e incluye el derecho de todos los ciudadanos a acceder a esas obras.

Existe cierto consenso en los investigadores sobre el tema en torno a la necesidad de que los Estados impongan restricciones a discursos de odio, desinformación y mensajes extremistas; no obstante, las mayores discrepancias se centran en cómo delimitar las fronteras entre una opinión ciudadana o periodística y un contenido censurable por resultar discriminatorio, ofensivo o dañino a la sociedad.

Al respecto, el profesor uruguayo Martín Risso apunta la necesidad de establecer indicadores claros acerca de qué es censurable y qué no. Risso advierte que en la formulación de dichos parámetros es preciso evitar cualquier margen de ambigüedad que favorezca un uso partidista por cuenta de la élite política dominante.

Cuba en contexto internacional

Según el informe de la Unesco «Tendencias mundiales en libertad de expresión y desarrollo de los medios» (2021/2022), el 85 % de la población global ha experimentado una reducción en la libertad de prensa en su propio país. El documento registra, entre 2016 y 2021, 455 asesinatos de periodistas —123 en América Latina y el Caribe—, de los cuales solo el 13% fueron resueltos judicialmente. Asimismo, el encarcelamiento de profesionales de la comunicación ha alcanzado cifras históricas.

Libertad de expresión

Tendencias en libertad de expresión y desarrollo de los medios: Informe mundial 2021/2022

En los últimos diez años, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) registró 495 asesinatos por motivos que se vinculan a su trabajo y 225 por causas sin confirmar. Los países de la región latinoamericana y caribeña con más muertes son México (81), Brasil (27), Honduras (18) y Colombia (15); mientras que en Cuba no hay casos reportados. En cuanto a los encarcelamientos prolongados, en el pasado año en LATAM y el Caribe solo se registraron profesionales de los medios en prisión por ejercer su labor en Guatemala (2), Nicaragua (1) y Cuba (1).

Según el informe del CPJ, en la Isla se mantiene en la cárcel al periodista Lázaro Yuri Valle Roca, quien
combinaba su trabajo en medios no estatales con el activismo opositor, y fue penado en 2022 por los delitos de resistencia y propaganda enemiga.

En contraste, la organización Reporteros sin Fronteras califica a Cuba como el octavo país del mundo con más limitaciones a la libertad de prensa, atendiendo a cinco indicadores relacionados con el contexto político, legal, económico, social y de seguridad. Las principales razones esgrimidas por esta organización son la existencia en la nación de leyes y normativas que impiden la legalización de la prensa fuera de los marcos estatales, sumada a presiones y ataques por parte de los organismos del Estado para que periodistas independientes desistan de su oficio o abandonen el territorio nacional.

Paralelamente, el antes mencionado reporte de la Unesco afirma que desde 2016 se han aprobado 57 leyes en 44 países que «contienen un lenguaje demasiado impreciso o castigos desproporcionados que amenazan la libertad de expresión y la libertad de prensa en Internet». Esta situación se hace más grave cuando existen conflictos bélicos como el actual entre Rusia y Ucrania.

Otro informe de la ONU alerta que la existencia de conflictos entre países vecinos es a menudo utilizada por los Estados como justificación para limitar la libertad de medios bajo la premisa de «luchar contra la desinformación». Este ha sido el argumento principal del gobierno cubano para sustentar políticas y acciones que obstaculizan la pluralidad de enfoques y de modelos de gestión de los medios de comunicación. En ello juega un papel fundamental el diferendo con Estados Unidos y la estrategia explícita sostenida por sucesivas administraciones de fomentar un cambio de régimen en la Isla.

Leyes y hechos: la esencia de la contradicción

El artículo 54 de la Constitución de 2019 refiere: «El Estado reconoce, respeta y garantiza a las personas la libertad de pensamiento, conciencia y expresión». Aunque el siguiente acápite «reconoce a las personas la libertad de prensa», aclara que «los medios fundamentales de comunicación social, en cualquiera de sus manifestaciones y soportes, son de propiedad socialista de todo el pueblo o de las organizaciones políticas, sociales y de masas». Sin embargo, no define qué se entiende por «fundamentales» y qué sistema de propiedad o gestión tendrían los «no fundamentales».

El no reconocimiento del ejercicio del periodismo fuera de los medios estatales o los extranjeros acreditados, se ha acompañado de la criminalización en el discurso público de los profesionales que trabajan en los referidos espacios, donde a menudo los presentan como «mercenarios». Asimismo, han sido objeto de detenciones arbitrarias, como le ocurrió recientemente al humorista, editor y articulista Jorge Fernández Era.

Muchos de estos profesionales denuncian presiones por parte de organismos del Estado sobre ellos y sus familiares, para que abandonen su oficio o emigren.

No obstante, si bien el Art. 56 de la Carta Magna otorga derechos de reunión, manifestación y asociación «con fines lícitos y pacíficos», aún no existe una ley que los garantice y regule, además de que en múltiples ocasiones las fuerzas policiales han impedido su ejercicio. Ejemplo de ello fue lo ocurrido a la Dra. Alina Bárbara López el 6 de abril cuando se manifestaba pacíficamente en el Parque de la Libertad en Matanzas.

En cuanto a la creación artística, el Art. 32 afirma que se promueve su libertad «en todas sus formas de expresión», para luego acotar que será «conforme a los principios humanistas en que se sustenta la política cultural del Estado y los valores de la sociedad socialista».

El debate en torno a la libertad de creación se tornó puntualmente confrontativo en la Isla a raíz del Decreto Ley 349 de 2018, que exigía a todos los creadores pertenecer a una institución estatal para hacer presentaciones públicas comerciales, y prohibía la utilización de medios audiovisuales que mostraran violencia, pornografía, lenguaje vulgar u ofensivo, entre otras contravenciones. El instrumento legal fue sumamente cuestionado y provocó múltiples protestas de artistas e intelectuales que alertaron de las posibles deformaciones e interpretaciones extremistas por parte del funcionariado.

Si bien no se conoce un solo caso de la aplicación del mencionado decreto —que tampoco ha sido derogado formalmente—, han trascendido múltiples episodios de censura a creadores por su posición política o por el mensaje de sus obras, que han provocado rupturas entre una parte de este sector y la institucionalidad cultural. La disolución de la Muestra Joven Icaic, luego de que su junta directiva se negara a censurar el documental Sueños al pairo, la aplicación de la Ley de Símbolos Nacionales al artista y activista opositor Luis Manuel Otero Alcántara —actualmente en prisión por los delitos imputados de ultraje a los símbolos de la patria, desacato y desórdenes públicos— o los impedimentos para la presentación de la antología La peor generación, son solo algunos ejemplos de censura institucional y estatal, mas no los únicos. En la presente semana, el espacio cultural El Ciervo Encantado anunciaba la cancelación por indicaciones del Ministerio de Cultura de las proyecciones de tres documentales programados en su sala, «sin explicaciones hacia artistas cuyas obras dignifican y conforman la cultura cubana», según relata la nota publicada en su página de Facebook.

Pasando al entorno digital, el Decreto Ley 370 de 2019 sobre «la informatización de la sociedad en Cuba», regula aspectos necesarios en relación con la seguridad informática, pero prohíbe «difundir, a través de las redes públicas de transmisión de datos, información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas»; términos cuya ambigüedad permite una interpretación discrecional y arbitraria por parte de los funcionarios que los apliquen y su utilización
como represalia hacia las ideas disidentes.

Por último, el Código Penal cubano también muestra artículos imprecisos que pueden dar margen a la limitación de la libertad de expresión, como el 431, inciso d, que castiga «expresiones que denigren a los consejos u otras estructuras electorales y a sus autoridades», o el 124, que condena a quien confeccione, distribuya o posea propaganda que «incite contra el orden social, la solidaridad internacional o el Estado socialista».

Bajo el homólogo de este último artículo en el instrumento legal anterior, se condenó al joven Luis Robles por portar un cartel en la vía pública que pedía la libertad, el cese de la represión y la excarcelación de un activista opositor preso por desacato. Las figuras de desórdenes públicos e instigación a delinquir también fueron utilizadas para sancionar a manifestantes que durante los sucesos del 11 de julio —a diferencia de otros condenados por delitos de mayor gravedad— no tuvieron actitudes violentas contra personas ni destruyeron bienes materiales.

***

La libertad de expresión constituye un elemento medular en el desarrollo democrático de cualquier sociedad. Además de ser un derecho humano, resulta la principal arma de la ciudadanía para exigir rendición de cuentas al poder. Los Estados tienen el derecho y el deber de regular la forma en que se ejerce en aras de evitar que sea utilizada para agredir a personas o grupos sociales en situación de desventaja o socavar el orden constitucional, pero la regulación no debería tener altos márgenes de ambigüedad e imprecisión, ni ser aplicada para limitar a la ciudadanía su derecho a colocar en agenda pública temáticas de su interés, proponer reformas o expresar abiertamente
confrontaciones o discrepancias con la administración y el sistema político.

Cuando se aplican prácticas autoritarias con el fin de imponer una determinada ideología u opinión, lejos de unificar el pensamiento y suprimir el surgimiento de voces críticas, se provocan fragmentaciones y quiebres. Un contexto así es el perfecto caldo de cultivo para que la polarización y el extremismo escalen a la violencia como única forma de resolver los conflictos, que, en cualquier Estado, se manifiestan entre la administración política y las bases populares.

Como recomienda la ONU en su informe sobre la desinformación y la libertad de opinión y de expresión: «La regulación estatal de los medios sociales debería concentrarse en la transparencia, en los derechos de los usuarios en materia de debido proceso y en el deber de precaución de las empresas respecto de los derechos humanos, y asegurar que la independencia y las competencias de las instancias reguladoras estén claramente definidas, garantizadas y limitadas por la ley».

28 abril 2023 8 comentarios
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Libertad académica
Observatorio sobre Extremismo Político

Libertad académica, una asignatura pendiente

por Observatorio sobre el Extremismo Político 17 abril 2023
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

En los últimos años en el mundo han tenido lugar hechos que limitan o anulan la libertad académica. Cuba ha estado varias veces en la mira, principalmente a partir de las reclamaciones públicas de estudiantes y profesores separados de sus centros por sus ideas políticas. El presente texto propone un análisis sobre los debates en torno a la libertad académica, las limitaciones y garantías expresas en las legislaciones cubanas, y un grupo de recomendaciones para su desarrollo.

Libertad académica, un concepto a debate

La definición más referenciada sobre libertad académica proviene de la Conferencia Mundial de Educación Superior de 1997 organizada por la Unesco, en la cual se conceptualiza como «la libertad de enseñar y debatir sin verse restringida por doctrinas instituidas, la libertad de llevar a cabo investigaciones y difundir y publicar los resultados de las mismas, la libertad de expresar libremente su opinión sobre la institución o el sistema en que trabaja, la libertad ante la censura institucional y la libertad de participar en órganos profesionales u organizaciones académicas representativas».

No obstante, las definiciones y recomendaciones de la Unesco no han estado exentas de críticas, como las del intelectual argentino Atilio Borón, quien, reconociendo las ventajas de la proclama, alerta sobre posibles deformaciones, entre estas, la posibilidad de que los docentes impongan puntos de vista sesgados por su ideología, sin que los Estados e instituciones académicas puedan intervenir. Asimismo, señala las posibles contradicciones entre la libertad académica de los estudiantes y la de los profesores.

Por su parte, el pensador alemán Franz J. Hinkelarnrnert entiende la libertad académica en contextos latinoamericanos como una utopía, al asumirla siempre mediada y afectada por poderes económicos, militares y políticos, sumados a procesos violentos comunes a la inestabilidad política y problemáticas sociales de la región.

La libertad académica también se entrecruza con otras conceptualizaciones como la autonomía institucional (universitaria, escolar…), el derecho a la enseñanza, o la libertad de expresión. En este sentido, su viabilidad se conecta directamente con los recursos asignados a la educación pública, que permitan mayores o menores accesos de estudiantes y determinen las condiciones de trabajo de los docentes; la gestión autoritaria o participativa de las instituciones académicas, y las garantías y regulaciones para el ejercicio de la libertad de expresión en cada país.

Contexto internacional

En los últimos meses la libertad académica ha sido objeto de debate a nivel internacional, luego de que trascendieran a los medios casos polémicos como la renuncia forzada de una directora de escuela en la Florida (Estados Unidos) a causa de las protestas de un padre por una clase en la que se mostraba a estudiantes de sexto grado una foto de la icónica escultura David de Miguel Ángel.

Acciones como esta han resultado llamativas por ocurrir en una de las sociedades asumidas como paradigma de la cultura política occidental contemporánea, pero las limitaciones a la libertad académica ocurren en muchos otros lugares. Según el último reporte (2022) para índice de Libertad Académica (AFI), realizado por la Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg (Alemania) y el V-Dem Institute (Suecia), este indicador social está en retroceso para más del 50 % de la población mundial, y se manifiesta no solo en Estados autoritarios, como pudieran ser los que priman en ciertos países del Medio Oriente, sino en democracias occidentales. 

libertad académica

Mapa de la libertad académica en el mundo en 2022 según el Academic Freedom Index.

Cabe aclarar que el antes mencionado índice se calcula solo teniendo en cuenta la libertad para investigar y enseñar, libertad de intercambio y difusión académica, autonomía institucional, integridad del campus y libertad de expresión académica y cultural; por lo que quedan fuera otras variables como el acceso a la educación o derechos laborales de los docentes. Con estos subindicadores, el AFI marca a Cuba como el segundo país de Latinoamérica más afectado en cuanto a libertad académica, por encima de Nicaragua y seguido de Venezuela y Brasil.

Libertad académica en Cuba, algunos antecedentes

Durante la época republicana la Universidad de La Habana desempeñó un papel imprescindible en el desarrollo del pensamiento crítico, lo cual provocó confrontaciones violentas de alumnos y profesores con el Estado, principalmente durante las dictaduras de Gerardo Machado (1928-1933) y Fulgencio Batista (1952-1958), que implicaron suspensión de clases y asesinatos de estudiantes.

Luego del triunfo de la Revolución la Ley Fundamental de la República, promulgada el 7 de febrero de 1959, mantuvo el artículo 53 de la Constitución de 1940 que reconocía la autonomía universitaria; sin embargo, la Reforma de la Educación Superior de 1962, si bien masificó el acceso a la universidad, limitó su autonomía al subordinar las casas de altos estudios a un Consejo Universitario que respondía al nuevo poder instaurado. 

En 1971 el Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura fue un hito en la limitación de la libertad académica, al entender el espacio educativo como trinchera ideológica con una marcada visión discriminatoria hacia quienes disentían de las ideas y valores del gobierno. Ello trajo como consecuencia que durante la posterior etapa —denominada «Quinquenio Gris» por el investigador cubano Ambrosio Fornet— tuvieran lugar asambleas de depuración cuya función era determinar cuáles estudiantes y profesores no podían seguir en las aulas.

La Constitución de 1976 le otorgó la responsabilidad al Estado de garantizar una educación gratuita, masiva y de calidad, y asumió la entrada a la universidad como un derecho ciudadano; no obstante, reprodujo una visión dogmática y excluyente de los procesos educativos al subordinarlos a una sola cosmovisión: el marxismo-leninismo1.

Actualidad y normativas vigentes

La reforma constitucional de 2019 significa un leve paso de avance en cuanto a la manera de entender la libertad académica, en tanto mantiene la responsabilidad estatal sobre los procesos educativos; empero, a diferencia de su antecesora, no los subordina directamente a una determinada ideología. En adición, asume que todas las personas tienen derecho a la educación y que el Estado debe promover «la participación ciudadana en la realización de su política educacional».

En relación con los profesores, el Reglamento para la Aplicación de las Categorías Docentes de la Educación Superior precisa entre sus funciones el desarrollo del trabajo de asesoría y orientación metodológica en la preparación de las asignaturas, «incluyendo de manera intencionada los aspectos ideológicos que contribuyan a la formación y consolidación de nuestros valores».

La normativa en sí misma no posee un carácter abiertamente excluyente, pero ha sido empleada de forma arbitraria para sancionar a profesores con ideas críticas sobre la sociedad cubana, como René Fidel González García a quien la Universidad de Oriente le retiró de forma arbitraria su categoría docente. De igual manera, otros docentes universitarios han reportado ser separados de sus instituciones como castigo a sus ideas políticas.

En el plano estudiantil, el Reglamento Disciplinario vigente describe como parte de las faltas muy graves «mantener una actitud o cometer un acto contrario nuestro proceso revolucionario», y entre las medidas aplicables se encuentran la expulsión, separación indefinida o por un período de tres a cinco cursos.

Al no precisar qué puede entenderse como una actitud o acto contrario al proceso revolucionario, el reglamento da margen a la ambigüedad y a que las autoridades académicas o políticas interpreten cualquier disenso como un acto contrarrevolucionario. La discrecionalidad señalada también limita a los miembros de la oposición el acceso a las universidades, en contradicción con uno de los principios básicos de la libertad académica y el Artículo 73 de la Carta Magna, el cual explicita que «la educación es un derecho de todas las personas».

En 2017 trascendió a los medios internacionales la expulsión de la estudiante Karla Pérez de la Universidad Marta Abreu de las Villas por militar en la organización opositora Somos+, y en fechas más recientes se han hecho visibles otras denuncias públicas, como la suspensión del doctorado en la Universidad de La Habana al activista opositor Leonardo Fernández Otaño.

Libertad académica

Karla Pérez, estudiante expulsada de la Universidad Marta Abreu.

Por su parte, el Reglamento Estudiantil del Ministerio de Educación (Mined) ―para las enseñanzas media y primaria― refleja una visión autoritaria que impone explícitamente una ideología política a los estudiantes, que se verían obligados a «amar y estar dispuestos a defender la Patria Socialista y los principios de nuestra Revolución». Asimismo, reproduce una visión sexista, al prohibir solo a los varones llevar el cabello largo, trenzarlo o utilizar aretes.

Algunas rutas para comprender la esencia de la libertad académica

Como instituciones de construcción del conocimiento y de investigación, los centros educativos cubanos tienen actualmente el reto de formar profesionales en un contexto donde se difuminan las fronteras entre los saberes, se evidencia la aparición de nuevas formas de conocimiento y afloran polémicas en el terreno de la ética y la sociedad.

Desde esta perspectiva, el sistema educativo cubano ha implementado algunas acciones para reinventarse, como las nuevas maneras de concebir los planes de estudio en todos los niveles de enseñanza. En este contexto, cabe esbozar un conjunto de rutas por seguir, construidas sobre la base de las recomendaciones que establece la Unesco para favorecer la libertad académica:

  • Potenciar una educación para la paz y en la cultura de la paz, con personal educado en el respeto a la diversidad de ideas.
  • Permitir el acceso sin censura a bases de datos internacionales y otras fuentes de conocimiento, así como promover y facilitar la publicación de resultados académicos en las revistas, libros y bases de datos de su elección sin discriminación ideológica.
  • Promover el intercambio académico con centros de enseñanza homólogos de otras partes del mundo, expresado en la participación en eventos, realización de pasantías y becas, asistencia a cursos en el extranjero, sin considerar las diferencias políticas.
  • Garantizar que se disponga de un trato equitativo y justo a todos los estudiantes sin discriminación por raza, género o ideología política, lo cual implicaría una reforma de los reglamentos vigentes.
  • Establecer mecanismos trasparentes y justos para la reclamación por parte de estudiantes y profesores que permitan denunciar actos discriminatorios o medidas disciplinarias arbitrarias.
  • Implementar modelos de gestión participativa en las universidades que posibilite a los docentes elegir de forma democrática a las autoridades académicas que los representan.

Como concepto abarcador, la libertad académica busca formar seres humanos críticos, analíticos, y con un compromiso con la institución donde estudian y la Sociedad, que no sea impuesto o simulado, sino que parta de un verdadero consenso. Para esto es imprescindible garantizar un clima de respeto hacia todas las ideas que, más allá de posturas políticas, se encaminen al desarrollo del individuo y el progreso de la sociedad.

***

[El Estado] fundamenta su política educacional y cultural en la concepción científica del mundo, establecida y desarrollada por el marxismo-leninismo. (Artículo 38)

17 abril 2023 12 comentarios
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Confrontación convivencia cuba
Observatorio sobre Extremismo Político

Confrontación y convivencia política, retos y desafíos para una agenda de diálogo

por Observatorio sobre el Extremismo Político 6 abril 2023
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

De forma recurrente se visualizan escenarios de violencia entre las distintas esferas de la sociedad cubana actual. Si bien la Isla no es la excepción en el mundo, en ella este fenómeno adquiere particularidades especiales. Ningún sistema, partido o grupo político está exento de detractores, por lo tanto, la confrontación resulta parte indivisible de la política contemporánea, pero ¿es la violencia política algo inherente a esta? ¿Existe algún camino para la convivencia?

El Diccionario Electoral de Estudios Políticos (INEP), define la confrontación política como actos de protesta que enfrentan a la autoridad como plantones, bloqueos de avenidas, tomas de edificios, marchas o acciones similares con el objetivo de hallar el apoyo tanto mediático como ciudadano. Sin embargo, el INEP no contempla la confrontación en el escenario del debate cívico y por tanto, en el plano de las prácticas discursivas.

Confrontación

(Foto: Fundación Sistema)

Al respecto, el catedrático español José Félix Tezanos argumenta que los climas de confrontación civil se valen del lenguaje oral para arremeter contra los otros con discursos de odio, empleando palabras y descalificaciones hirientes, dando lugar a escenarios de crispación que devienen posturas extremistas, en ocasiones sin ser conscientes de ello. Semejante clima, generado en un primer nivel por los actores que intervienen en la confrontación política, suele encontrar un segundo nivel de enunciación en los medios de comunicación y tarde o temprano cala también en el plano de la ciudadanía.

Cuba entre la confrontación y la crispación política

Desde 1959, la Isla vive un conflicto que traspasa los límites de la territorialidad. Las inconformidades con el nuevo poder instaurado, llevaron a varios cubanos a emigrar hacia Estados Unidos y constituirse como comunidades políticas opositoras al nuevo sistema imperante en la Isla.

A partir de entonces, tanto la política del gobierno, como la de muchas de estas organizaciones de la oposición se ha constituido desde la negación del otro como actor legítimo para el diálogo o la negociación.

Dictadura extremismo cubaDicho proceso de confrontación política se entrecruza con el histórico diferendo existente entre los Estados de ambas naciones, el cual ha sido sostenido por las múltiples administraciones norteamericanas que, con diferentes estrategias, han reproducido un clima de hostilidad hacia el Estado cubano y una política de promover el cambio de régimen con carácter extraterritorial.

Durante la presidencia de Barack Obama en el país norteamericano, y principalmente durante su visita a la Isla en 2016, ocurrieron importantes diálogos entre ambos gobiernos que abrieron una esperanza a una convivencia respetuosa. La llegada de Donald Trump al poder retomó el clima de agresiones, aumentando las medidas unilaterales coercitivas y reproduciendo un discurso de hostilidades. Con la actual administración demócrata, si bien se mantienen las tensiones y buena parte de las sanciones, se han dado conversaciones puntuales en temas de interés para ambas naciones.

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Como se mencionó antes, el Estado cubano ha logrado materializar espacios de diálogo con su enemigo histórico, sin embargo, esto no ha ocurrido de la misma forma con la oposición interna o en el exilio. En este contexto, el gobierno descalifica a los miembros de estos grupos empleando calificativos como «odiadores», «gusanos» «mercenarios», «provocadores», «instigadores a delinquir»… mientras, la mayor parte de la oposición organizada maneja términos como «dictadura», «represor», «castro-comunismo» o «asesino» para desconocer la legitimidad del gobierno de la Isla. En ambos casos, sobresale la no intención de diálogo, sino la guerra de sentidos en la que, necesariamente, para existir uno tiene que desaparecer el otro.

La referida situación de crispación, que ha durado ya más de seis décadas ha tenido su correlato mediático. Durante los primeros años estas controversias se daban en periódicos tradicionales como podían ser el Granma o el Miami Herald, que han reproducido la ideología de uno u otro sector, no obstante, en los últimos tiempos ha adquirido nuevas complejidades a partir del surgimiento y masificación en la Isla de las redes sociales y medios digitales no estatales.

Mientras espacios como la televisión cubana y los diarios oficiales emplean lexicalizaciones similares a las del discurso gubernamental, lo mismo sucede en medios independientes al Estado cubano como Cibercuba o Cubanos por el Mundo, con la apropiación y reproducción del discurso opositor.

Por otra parte, los niveles de crispación a raíz de las confrontaciones, trascienden el plano lingüístico y se expresan en el físico. Son un ejemplo de ello los hechos conocidos como mítines o actos de repudio a quienes emigraron en la Isla en los años ’70 y tomaron fuerza en la siguiente década tras los sucesos de la Embajada del Perú en La Habana y el éxodo por el puerto del Mariel.

En la última década, dichos actos se han realizado de manera aislada contra miembros de la oposición. Además de esto, han ocurrido otros casos de violencia física como el golpe propinado por el ministro de Cultura, Alpidio Alonso, a un periodista de un medio no estatal en 2021, cuando este lo intentaba filmar con su celular. 

Del lado opositor, la violencia extrema como estrategia de lucha primó durante los primeros años, materializada en actos terroristas como el ocurrido con el Avión proveniente de Barbados que transportaba deportistas cubanos. Si bien estas acciones han dejado de ocurrir en los últimos años, se han producido otros altercados como los acontecidos entre la delegación cubana y el vocero gubernamental Humberto López y activistas opositores durante el juicio en la corte británica por la demanda contra el Banco Nacional de Cuba y el Estado cubano, que interpuso el fondo de capital de riesgo CRF I Limited.

La contraposición de distintos proyectos de país que se tornan mutuamente excluyentes tiene su máxima expresión durante los disturbios del 11J, en los cuales, distintos sujetos, en la mayoría de los casos provenientes de las capas más desfavorecidas de la sociedad, se enfrentaron, no solo a las fuerzas policiales y militares, sino a otros ciudadanos que defendían al gobierno cubano. En este contexto, tanto el gobierno como la oposición organizada llamaron a la violencia como solución al conflicto.

Lección

(Foto: Reuters)

Otro de los resultados que ha traído la proliferación de las redes sociales, ha sido la trascendencia de contradicciones y confrontaciones internas, tanto en las comunidades políticas progobierno, como en las opositoras, evidenciando, más allá de la diversidad inherente a cualquier grupo humano, la falta de una cultura democrática para dialogar respetuosamente, incluso con quien posee ideas similares.

Confrontación y convivencia, rutas para un diálogo

El conflicto y la reconciliación son las dos partes constitutivas de la convivencia política. Las bases para una confrontación respetuosa pueden encontrarse en la modernización y actualización de las vías para llegar al consenso. Para esto, comunidades políticas tanto a favor del gobierno como la oposición deben ser capaces de encontrar puntos coincidentes, y en los que no coincidan, confrontarse desde el respeto como principio rector. Superar los constantes —y hasta el momento fallidos — intentos de destruirse mutuamente es esencial para construir un proyecto de país más inclusivo y próspero.

A partir de la revisión bibliográfica de organizaciones especializadas en la mediación política como el Instituto Catalán Internacional para la Paz se proponen los siguientes aspectos esenciales como principios de herramientas que puedan ayudar a revertir las dinámicas polarizadoras de la confrontación y su consecuente crispación, en aras de construir a una hoja de ruta encaminada al diálogo:

  • Potenciar climas empáticos para esforzarse por comprender los fundamentos y las razones del grupo contrario, reconociendo su derecho a enunciar demandas y debatirlas en el terreno político.
  • Desarrollar la capacidad de autocrítica para reconocer los errores y extremismos que han ocasionado daños en los otros (como pueden ser la convocatoria a mítines de repudio o la realización de actos terroristas).
  • Reconocer como legítima la pluralidad de opiniones existentes
  • Crear nuevos espacios de participación, como foros, asambleas o consultas públicas donde sean analizados y debatidos temas que tienden a generar opiniones polarizadas como la reconciliación entre cubanos, la situación de derechos humanos en la Isla, el papel de las medidas unilaterales coercitivas de Estados Unidos, la construcción del proyecto de nación o la esencia del patriotismo
  • Evitar discursos de odio y descalificaciones personales en el debate político, principalmente en los entornos digitales que son muy propensos a ello.
  • Identificar las mediaciones que pueden estar influyendo en la polarización y el extremismo político, así como los principales actores que reproducen esta dinámica, y buscar soluciones para contrarrestarlos.
  • Fortalecer las instituciones de la sociedad civil, de modo que, más allá de fidelidades partidistas, respondan a dinámicas sociopolíticas encaminadas a la inclusión y la búsqueda de consenso.
  • Implementar mecanismos transparentes para diagnosticar la diversidad de opiniones políticas existentes en la sociedad civil y debatir proyectos de país en torno a ellas.

La confrontación política en torno al tema Cuba, aunque es de difícil solución, tampoco es imposible. Si la política exterior de Cuba en muchas ocasiones se ha caracterizado por el apoyo a los procesos de diálogo entre naciones para resolver conflictos, constituye un reto mirar al interior de la sociedad cubana para garantizar una óptima convivencia política dentro de la pluralidad de criterios que coexisten entre los cubanos, tanto dentro como como fuera de la Isla.

6 abril 2023 17 comentarios
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Elecciones
Observatorio sobre Extremismo Político

Elecciones en Cuba, entre la propaganda y la polarización

por Observatorio sobre el Extremismo Político 29 marzo 2023
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

El pasado domingo 26 de marzo tuvieron lugar en Cuba las votaciones para ratificar la selección de los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Si bien los datos oficiales registran un crecimiento de 7,3 puntos porcentuales en la participación respecto al anterior proceso sufragista, también se evidencia una disminución de un 9,75 % con respecto a su homólogo en 2018.

El Parlamento cubano, aunque incluye delegados de base elegidos por voto popular, se selecciona mediante una comisión de candidatura conformada completamente por organismos afines al Estado, lo cual hace prácticamente imposible la inclusión de diputados que se asuman de oposición o disientan abiertamente de las políticas oficiales. Por tanto, las votaciones, más que decidir escaños, se asumen en el discurso público como un medidor del respaldo de la ciudadanía al sistema político o la administración vigente.

Teniendo en cuenta lo antes mencionado, la batalla comunicacional no se dirigió a intencionar el voto por un candidato u otro —como suele ocurrir en las elecciones multipartidistas—, sino que su objetivo fue motivar o desmotivar la asistencia a las urnas.

El gobierno utilizó los medios nacionales y redes sociales —bajo las etiquetas #YoVotoxTodos y #MejorEsPosible— para impulsar una campaña conducente no solo a que los ciudadanos acudieran votar, sino a que ratificaran todas las propuestas de la lista. Asimismo, varios aspirantes a diputados hicieron recorridos por las zonas en las cuales serían refrendados. Por su parte, la oposición utilizó sus medios digitales afines y perfiles en redes sociales para llamar al abstencionismo, principalmente con los hashtags #YoNoVoto y #EnDictaduraNoSeVota.

La mayoría de los argumentos por la no votación se centraron en la ilegitimidad de las elecciones, al no permitir diputados de la oposición e incluir mecanismos —como la comisión de candidatura— que limitan el poder de la ciudadanía en la elección libre y directa de los diputados. Al mismo tiempo se alegó la urgencia de no respaldar al Estado cubano por sus violaciones a los derechos humanos y que la actual situación económica y social en la Isla merece un voto de castigo para quienes ostentan cargos públicos.

Entre las principales razones expresadas a favor de concurrir a las urnas figuraron la legitimidad del sistema electoral cubano como alternativa al modelo liberal, la necesidad de demostrar la unidad del pueblo y el compromiso con el socialismo, la aprobación en el Parlamento de leyes —como el Código de las Familias— que benefician a la ciudadanía, y conquistas como la salud y educación gratuitas.

Aunque el escrutinio en las urnas es público, a menudo los sufragios en Cuba son objetados por la ausencia de observadores internacionales o independientes del Estado en todos los procesos —incluidos la votación y la validación de los resultados. Las autoridades cubanas se han negado a esto por considerar injerencistas tanto a las veeduras internacionales como a las organizaciones opositoras.

Uno de los métodos cuestionados en redes sociales fue el voto a distancia, alternativa que habitualmente se emplea para garantizar este derecho a personas que por algún impedimento —principalmente de salud— no pueden moverse de sus casas. Para ello se les lleva la boleta hasta sus domicilios, se deposita en la urna luego de marcada y se prescinde de la firma del votante a distancia en el registro electoral.

El proceso ocurre sin un previo registro público de la cantidad de individuos que solicitaron la referida opción, ni la exigencia de un sobre sellado para el transporte de la papeleta de la residencia al colegio electoral. A esto se debe agregar que, en la información emitida oficialmente, no se desagregan las cifras de votaciones presenciales y domiciliares.

Pero si bien hubo comentarios críticos, otras opiniones en redes respaldaron los resultados oficiales a partir del escrutinio en su localidad y celebraron una mayor diversidad en el Parlamento cubano, con ejemplos como la inclusión de candidatos representantes del sector privado de la economía.

Por otro lado, se evidenció en Twitter una polémica entre la cuenta oficial de la Embajada de los Estados Unidos en Cuba y el canciller Bruno Rodríguez Parrilla. La sede diplomática de la nación norteamericana en La Habana calificó de «antidemocrático» el sufragio en el país caribeño, asumiendo, además, como legítimo solamente un modelo electoral que presente «candidatos de mas [sic] de solo partido político y mas [sic] allá del Partido Comunista.» En respuesta, el funcionario cubano consideró dichos comentarios de «inaceptables por injerencistas y engañosos» y tildó el sistema estadounidense de «arcaico y elitista […] donde manda el dinero y dos partidos políticos se turnan el gobierno de la misma minoría».

Cobertura mediática

La cobertura mediática evidenció una fuerte polarización en el tratamiento del suceso. Los espacios informativos estatales destacaron el alto por ciento de participación en relación con las elecciones de delegados de 2022 y la media en la región. Ello fue asumido como un medidor de respaldo del pueblo cubano al sistema electoral y político, y a sus representantes. En adición, resaltaron el predominio del voto por todos los candidatos —denominado “voto unido”— como ejemplo de confianza en las autoridades electorales. Asimismo, denunciaron las campañas de la oposición para promover la abstención y la desestabilización.

En contraste, los medios opositores enfatizaron la abstención notable con respecto a las votaciones de diputados de 2018 y culparon a las autoridades por la persecución de activistas disidentes para que no fungieran como fiscalizadores del proceso electoral. Unido a esto, cuestionaron la legitimidad de las cifras oficiales, señalaron presiones a la ciudadanía para que acudiera a votar y algunos acusaron a los funcionarios electorales de promover o permitir el fraude.

La prensa extranjera acreditada en el país asumió diversos enfoques. Los portales de noticias más afines al Estado cubano —como Telesur y Cubainformación— recalcaron la legitimidad del proceso electoral y lo entendieron como un respaldo ciudadano al gobierno en el epicentro de una crisis económica. Otros se circunscribieron a informar las cifras oficiales con mayor o menor análisis.

En el resto de la prensa internacional la cobertura también varió en dependencia del enfoque del medio y sus audiencias. Como generalidad prevalece el cuestionamiento al sistema electoral cubano por no corresponderse con los estándares de la democracia occidental. También se recalca el decrecimiento de la cantidad de votantes en comparación con otros períodos, y, en menor medida, se aprecian abordajes que enfatizan las presiones a los votantes y el acoso a los detractores del gobierno.

***

Las votaciones en Cuba han ganado interés público en los últimos años a partir del auge del uso de redes sociales en el territorio nacional, así como un comportamiento de los votantes que difiere de la media histórica. Cabe recordar que este fue uno de los tópicos más debatidos en la consulta popular para la reforma constitucional de 2019, junto al matrimonio igualitario; el Estado decidió llevar este último a referendo —como parte del Código de las Familias—, mas no hizo lo mismo con la Ley Electoral.

En el espectro de la opinión pública sobresalen dos tendencias fundamentales: una que defiende el sistema tal cual está diseñado, y otra que propone el establecimiento de un modelo pluripartidista. No obstante, se discuten otras propuestas ciudadanas que van desde la eliminación de la comisión de candidatura, la sustitución del partido actual por otro que incluya diversas ideologías, hasta la necesidad de elegir los principales cargos de gobierno en comicios directos.

Un debate desprejuiciado, inclusivo y respetuoso sobre esta temática se erige como una necesidad cada vez más evidente en la sociedad cubana para la creación de consensos y el rescate del papel del ciudadano como decisor, que es la esencia del llamado poder popular.

29 marzo 2023 21 comentarios
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Béisbol
Deporte

Béisbol y política: rivalidades más allá del home

por Observatorio sobre el Extremismo Político 22 marzo 2023
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

En las últimas semanas, las miradas en torno al deporte cubano se han concentrado en el V Clásico Mundial de Béisbol, evento no exento de polémicas, pues por primera vez en la historia los jugadores cubanos de las Grandes Ligas de Béisbol (MLB en inglés) pudieron representar a su nación al ser incluidos por la Federación Cubana de Béisbol (FCB) como parte del equipo Cuba o Team Asere, apelativo que se viralizó en las redes sociales digitales en referencia al elenco.

A ello se sumó la inesperada clasificación, por segunda ocasión en el Clásico, de la selección de la Isla a la semifinal, que en esta ocasión tuvo como sede al LoanDepot Park de la ciudad de Miami, en Estados Unidos, por lo que Cuba se estrenó como jugadora en esa ciudad del sur de la Florida durante un Clásico Mundial.

Muchos vaticinaron que el encuentro entre el Team Asere y el Team USA sería el juego más polarizador en la historia del Clásico Mundial de Béisbol, pues la inédita situación fue blanco de reacciones tanto por parte del gobierno cubano como de la oposición. No obstante, aún queda por esclarecer cómo las manifestaciones que entorpecieron el normal desenvolvimiento del evento deportivo pudieran contribuir a la promoción de valores democráticos en la Isla.

Béisbol y extremismo político

El 19 de octubre de 2021 el béisbol fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación cubana, en el legendario estadio matancero Palmar de Junco. Con esta condición, se reconoce que el popular juego de pelota constituye un símbolo más de cubanía que ha moldeado comportamientos, costumbres y manifestaciones culturales.

Sin embargo, varios analistas deportivos e incluso funcionarios han indicado que esta disciplina no atraviesa por su mejor momento. De un lado, por la implementación de decisiones internas erradas que han incidido en los sucesivos fracasos del equipo nacional en escenarios internacionales, sumadas al éxodo de peloteros con sueños de jugar en la MLB o ligas inferiores; y de otro, por los impactos de las medidas coercitivas que ha impuesto el gobierno estadounidense contra la Isla, que obstaculizan su desarrollo, recrudecidas tras la puesta en marcha de las 243 sanciones de la administración Trump.

Si hacia 2018 Cuba había firmado un acuerdo que otorgaba licencias a los peloteros para jugar en los equipos de la MLB sin perder la residencia en la Isla, ni romper los vínculos con la FCB, en 2019 el documento fue anulado unilateralmente bajo los argumentos de que la FCB pertenece al gobierno cubano y se viola lo establecido por la legislación del país norteño al respecto.

La decisión, por tanto, obliga a los deportistas cubanos a residir fuera del país caribeño para integrar la MLB, medida que evidencia el extremismo político contra la Isla, pues afecta directamente a los profesionales de esta rama al condicionarles la libertad de residir en su propio país para lograr un desarrollo en su campo.

Sin embargo, a fines de diciembre de 2022 los organizadores del Clásico otorgaron una licencia a la FCB para inscribir a peloteros cubanos de la MLB o no, con residencia en Estados Unidos, entre quienes representarían al equipo Cuba, previo permiso del gobierno norteamericano.

Por la parte del gobierno cubano aún se mantiene la restricción para los deportistas que abandonan las delegaciones oficiales, los cuales no pueden entrar a su nación por un tiempo que oscila entre los 5 y 8 años, decisión política que ha avivado el resentimiento en muchos de ellos y que también viola la libertad de movimiento, derecho reconocido en el Artículo 52 de la Constitución cubana.

Cuba en el V Clásico Mundial de Béisbol

El pasado 25 de enero, en conferencia de prensa, las autoridades de la FCB dieron a conocer al equipo Cuba, integrado por 30 peloteros, de los cuales tres son jugadores contratados en la MLB: Andy Ibáñez por los Tigres de Detroit y Luis Robert Moirán y Yoan Manuel Moncada por los Medias Blancas de Chicago.

El hecho constituyó un paso de avance histórico, pues por primera vez se conformó un equipo Cuba unificado, que contó con la inclusión además de jugadores de las ligas mexicana y japonesa. Asimismo, mostró un cambio en el discurso del gobierno cubano en torno a quienes habían decidido hacer su carrera profesional fuera de las instituciones deportivas de la Isla, los cuales antes eran llamados traidores.

A pesar del citado avance, se notó la ausencia de dos de los mejores bateadores de la Liga Élite, los tuneros Yosvany Alarcón y Rafael Viñales, que integraron la preselección inicial pero no la definitiva, o de jugadores cubanos en la MLB como Yulieski Gourriel, José Dariel Abreu, Jorge Soler y Yordan Álvarez.

Según un reportaje del diario The New York Times, fueron excluidas algunas de las figuras cubanas más notorias de la MLB porque la FCB no permite que los jugadores que han desertado en certámenes internacionales integren el equipo Cuba. Asimismo, otros jugadores declararon no estar dispuestos a formar parte del equipo por contradicciones con el gobierno cubano relacionadas con malos tratos hacia ellos o sus familias.

En adición, en noviembre del pasado año, mediante una trasmisión para el medio Swing Completo, se dio a conocer la noticia de que Andy Ibáñez, Yoan López y Elián Leyva habían sido expulsados de la Asociación de Peloteros Cubanos Profesionales (ACPBP) —organización deportiva cubanoamericana radicada en la Florida—, por dar su consentimiento a jugar por Cuba en el Clásico.

Béisbol

Alexander Otaola convoca a los cubanos mostrar consignas políticas durante el juego.

Todo lo antes mencionado avizoraba que el juego con la participación cubana iba a estar marcado por la polarización y el rechazo de comunidades opositoras en el sur de la Florida. El influencer Alexander Otaola desde el primer momento tildó a los integrantes del equipo como representantes del Estado cubano o plegados a sus intereses, y llamó a boicotear el partido. La polémica se hizo más evidente cuando la novena de la Isla clasificó para las semifinales contra Estados Unidos que tendrían lugar en el LoanDepot Park de Miami, juego que, además, sería trasmitido en vivo por la televisión cubana.  

El reglamento del LoanDepot Park aclara que no se puede entrar «nada ofensivo para el equipo contrario, países o regiones particulares, ni nada político o religioso»; no obstante, el alcalde de Miami, Francis Suárez, informó en una rueda de prensa que los Marlins de Miami —equipo que gestiona la instalación deportiva— autorizaron «pancartas, banderas cubanas y camisetas que llevan la inscripción “Patria y vida”», lo cual confirma el carácter excepcional con el que se trata a Cuba en la política norteamericana.

El día del juego, según reportaron varios medios de prensa, la seguridad del estadio retiró algunos carteles con contenido ofensivo y político, pero en la trasmisión realizada por la televisión cubana fueron visibles pancartas con contenido político como «Patria y vida», «Abajo la dictatura» y «El camino es la calle»; también se escucharon múltiples gritos con consignas como la mencionada «Patria y vida» u otras directamente ofensivas como «Díaz-Canel singa’o». Además, en varias ocasiones activistas opositores saltaron al terreno, interrumpiendo el juego, para mostrarse con banderas y carteles en señal de protesta contra el Estado cubano.

Unido a esto, el pelotero Yadir Drake afirmó que varios de los manifestantes ofendieron y agredieron a los familiares de los jugadores, incluidos niños. Otro video que circuló en redes sociales muestra cómo le llaman «chivatón» al exjugador cubano Víctor Mesa, quien también se encontraba en las gradas en calidad de espectador.

Por su parte, la televisión cubana aprovechó las pausas entre innings para insertar propaganda asociada el próximo proceso de votación, y si bien estos mensajes no fueron ofensivos o agresivos hacia ninguna comunidad, constituyen un intento de instrumentalizar un evento deportivo para fines políticos.

Luego de que el equipo cubano perdiera, el tratamiento polarizante al evento deportivo continuó. Una zona de la oposición celebró la victoria del team norteamericano como un triunfo con respecto al sistema político del país caribeño, y resaltaron como positivo que en la televisión cubana se vieran o escucharan consignas contra su gobierno. En contraste, los medios estatales en la Isla intentaron minimizar la derrota empleando eufemismos y atribuyeron a los manifestantes parte de la responsabilidad en los desaciertos deportivos del nombrado Team Asere, sin que primara el análisis crítico de las causas que, en general, han conducido a los pobres resultados del llamado deporte nacional.

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Béisbol

Miguel Saavedra, líder de la organización opositora Vigilia Mambisa contra los peloteros cubanos. Foto Miami Herald.

En los debates a partir del V Clásico destaca el tema de la politización del deporte. Cada bando culpa al otro de politizar y se justifica en ello para, a su vez, hacer lo mismo. La politización es inherente a cualquier fenómeno social —como lo es un evento deportivo—, más aún si este ocurre en medio de un diferendo entre espectros políticos enfrentados.

Sin embargo, la pregunta en este caso sería cómo se politiza y con qué objetivo. Hasta el momento no ha sido visible ninguna explicación que permita esclarecer cómo las condiciones excepcionales bajo las que debe jugar Cuba en campeonatos internacionales, y los obstáculos —internos y externos— que enfrentan sus deportistas, garantizan un mayor desarrollo democrático en la Isla.

Mientras las luchas sociopolíticas se reducen a intentos de boicots y respuestas triunfalistas, se posponen imprescindibles debates entre todos los cubanos sobre los caminos necesarios para construir —también desde el deporte— una nación próspera, democrática y sostenible.

22 marzo 2023 22 comentarios
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