La Joven Cuba
opinión política cubana
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto
Autor

Mario Valdés Navia

Mario Valdés Navia

Investigador Titular, Dr. en Ciencias Pedagógicas, ensayista, espirituano

Historia

El dilema de la cuarta villa: ¿Sancti Spiritus o Puerto Príncipe?

por Mario Valdés Navia 5 junio 2023
escrito por Mario Valdés Navia

«La historia no es cera que se amolda a nuestras manos caprichosas, y no cabe en obra severa fantasear sobre motivos históricos».  José Martí

I.Motivos del debate

En vísperas del 500 aniversario de la fundación de las siete primeras villas cubanas (2010-2015), las autoridades de esas ciudades se interesaron por tener su correspondiente fecha fundacional, a pesar de que ninguna había podido ser precisada con absoluta seguridad por historiadores y arqueólogos. La urgencia de las administraciones locales por delimitar un día para conmemorar el onomástico oficial de sus comunidades chocaba con la parsimonia metodológica de los científicos, requerida de evidencias contrastables para comprobar sus hipótesis y llegar a conclusiones válidas.

La decisión de las autoridades locales de Camagüey de asumir la fecha tradicional del 2 de febrero de 1514 para los festejos oficiales por el 490 aniversario de su ciudad en el marco de la Semana de la Cultura Camagüeyana 2004 trajo consigo un debate historiográfico cuya solución se ha postergado por intereses extracientíficos, pues la necesidad de aparentar unanimidad en todo no tiene cabida en los predios de la ciencia.

Inician actividades oficiales por el medio milenio de ciudad de Camagüey (+ Video) | Televisión Camagüey

Festejos por el 500 aniversario de Camagüey / Blog Televisión Camagüeyana

La cuestión no está en prohibir a una comunidad y sus autoridades escoger su fecha fundacional a partir de criterios culturales, —La Habana, por ejemplo, celebra su aniversario, no en su fundación como la quinta villa en 1514, cerca de Batabanó, sino la de la primera misa en su emplazamiento actual en 1519— lo discutible es que una decisión como la de Camagüey, avalada por criterios pseudocientíficos, provoque la alteración del orden fundacional de las primeras villas demostrado por la historiografía y su tratamiento en la historia oficial que se imparte en los diferentes centros docentes del país.

Transitando el año 520 de las fundaciones ─real una, supuesta la otra─ parece llegada la hora de poner las cosas en su lugar; aunque no haya sido convocado ningún evento nacional sobre esta temática pese a los insistentes reclamos de la comunidad espirituana, su filial de la UNHIC, medios de prensa y personalidades del campo cultural.

II. Historiografía de las fundaciones

La causa última del supuesto dilema de la cuarta villa es el desconocimiento y/o menosprecio de las nuevas fuentes aparecidas a finales del siglo XIX en la profusa Colección de Documentos Inéditos de la conquista y colonización de las Indias publicada por el Archivo de Indias. A partir de ese momento, las tesis de los historiadores anteriores debieron ser contrastadas con los nuevos materiales que ellos no pudieron emplear en sus obras. Mas aún, cuando los más pertinentes fueron publicados por Hortensia Pichardo en el tomo 1 de su colección Documentos para la Historia de Cuba, 1971.

Hortensia Pichardo la monumentalidad de una obra como Documentos para la Historia de Cuba - Fotos de La Habana

Tomada de: Fotos de La Habana

Aunque las actas fundacionales de las primeras villas cubanas nunca han aparecido, existen tres textos imprescindibles para arrojar luz sobre este proceso y servir de fuente primaria a los investigadores: las «Cartas de Relación del Repartidor de Indios Diego Velázquez a Su Alteza Fernando El Católico» (1 de abril de 1514) ─«el documento más interesante que se conserva sobre la conquista de Cuba», según Pichardo─ y 1 de agosto de 1515 e Historia de las Indias, de Bartolomé de las Casas. [i]

Otros documentos de la época que contribuyen a revelar lo sucedido en aquellos años iniciales son: “Carta del Rey Fernando El Católico a Diego Velázquez, del 19 de octubre de 1514” y el Memorial de los Remedios, de Fray Bartolomé de Las Casas (Colección de Documentos Inéditos…, primera serie, t. VIII).

Fernando Portuondo, en su Historia de Cuba, manual empleado en las escuelas cubanas desde 1959 a los años 80, sostuvo que: «La Santísima Trinidad, Sancti Spiritus y San Cristóbal (La Habana) quedaron fundadas en la primera mitad de 1514. Mientras, en el verano de 1515 fue erigida Santa María del Puerto del Príncipe, en comarca cuyos indios trataba el conquistador de apaciguar primero».

En 1986, su esposa Hortensia Pichardo publicó un texto que devino en clásico sobre el tema: La fundación de las primeras villas de la Isla de Cuba, donde reitera a Sancti Spiritus como la cuarta. En consonancia con esa obra, la historiografía oficial más reciente: Historia de Cuba plantea: «Entre abril y mayo de 1514, ambas expediciones habían materializado sus objetivos. Narváez fundó la villa de San Cristóbal de La Habana y, casi simultáneamente Velázquez establecía la de Sancti Spiritus».[ii]

III. Argumentos espirituanos

Festeja Sancti Spíritus aniversario de fundación - Radio Reloj, emisora cubana de la hora y las noticias

Tomada de: Radio Reloj

El análisis de la Carta de Relación del 1 de abril de 1514 de Velázquez al Rey, demuestra que la erección de las villas de Puerto Príncipe y Sancti Spíritus nunca pudo ocurrir antes de esa fecha, pues el remitente no la menciona, olvido impensable en un informe de esa naturaleza. Desgraciadamente, la Carta de Relación del 1 de agosto de 1514, donde debió hacer referencia al origen de Sancti Spíritus y San Cristóbal de La Habana, no ha sido hallada jamás. Sin embargo, en la  respuesta del Rey al Adelantado (19 de octubre de 1514) ya se habla de la existencia de Sancti Spíritus y no de la de Puerto Príncipe.

En su Historia de Las Indias, Las Casas proporciona los elementos principales para conocer en qué momento se encontraba ya establecida la villa de Sancti Spiritus y se procede a fundarla:

(…) Diego Velázquez con la gente española que consigo traía, se partió del Puerto de Jagua para hacer y asentar una Villa de españoles en la provincia donde se pobló la que se llamó de Sancti Spíritus, y no había en toda la Isla ni clérigo, ni fraile después de en el pueblo de Baracoa donde tenía uno, sino el dicho Bartolomé de Las Casas, llegándose la Pascua de Pentecostés, acordó dejar su casa que tenía en el río de Arimao, la penúltima luenga, una legua de Xagua, donde hacía sus haciendas, e ir a decirles misa y predicarles aquella Pascua.

En mi artículo: «El proceso fundacional de la villa de Santi Spiritus» concluí que el análisis de los criterios especializados sobre la fundación de la villa espirituana (Martínez-Moles, Marín García, Prieto Cápiro) con un enfoque de proceso (1514-1522) permite sostener que:

[…] entre los meses de abril y mayo de 1514 se inició el proceso fundacional, con el asentamiento de los colonizadores, aprovechando las bondades de la naturaleza de la región y de sus habitantes. No obstante, al no llevar el Adelantado un sacerdote en su hueste, la ceremonia fundacional debió haberse efectuado el 4 de junio, fecha de la festividad religiosa más importante del año consagrada a su tutelar, el Espíritu Santo, para la que Velázquez convocara a su amigo, el Padre Las Casas, encomendero en la villa de la Trinidad.[iii]

Tomada de: La voz de Cabaiguán

Sancti Spiritus es una de las pocas villas primeras que puede determinar con exactitud una fecha trascendental de los primeros años de su historia, momento en que debió haber ocurrido la ceremonia oficial de fundación, clímax de todo el proceso. La trascendencia histórica de aquel sermón fue tal, que este hecho solo hubiera bastado para conferirle al 4 de junio el carácter de fecha conmemorativa que Ie otorgaron las autoridades y el pueblo de esta localidad.

Al respecto la Dra. Pichardo señaló: «A la villa de Sancti Spiritus le cabe la gloria de que en su suelo se haya escuchado por primera vez en la Isla una voz clamando por la libertad de los naturales, voz que, si fue combatida por muchos, tuvo también muchos seguidores, y logró fijar la atención de los monarcas y del Consejo de Indias en el problema indígena y en la necesidad de hallarle soluciones mas humanas»[iv] (1986: 35).

Aunque Sancti Spiritus fue la Villa del Tuinucú solo por algo más de un lustro, en aquel asentamiento ocurrieron importantes acontecimientos que dejaron huella en la historia de la localidad, Cuba y América, como fueron el citado Sermón del Arrepentimiento del Padre Las Casas (1514); la partida del Capitán Francisco Fernández de Córdoba y su hueste para Tierra Firme, en un viaje que traería consigo el descubrimiento del Imperio Azteca y la llamada Rebelión de los Comuneros Espirituanos, que costó la vida al Alcalde rebelde Hernán López, muerto a puñaladas por el terrible Vasco Porcallo de Figueroa (1520), en un drama imperecedero que representó el primer conflicto entre los colonos y el poder central en la Isla.

IV. Sin razón de los argumentos camagüeyanos

Camagüey, más de una década como ciudad patrimonial de Cuba - Prensa Latina

Tomada de: Prensa Latina

En el texto de Elisdany López, Ana González y Gretel  Díaz : «Fundación de las primeras villas: ¿El huevo, la gallina, Sancti Spíritus o Camagüey?»[v] se resumen varios de los argumentos pseudocientíficos, insuficientes y contentivos de aseveraciones falsas y/o confusas, que se esgrimen sobre la supuesta fundación de la villa de Puerto Príncipe, no de un simple asentamiento, en Punta del Guincho, Nuevitas, en 1514:

  1. Hace más de 500 años que los camagüeyanos encomendaron su ciudad a la Virgen de la Candelaria, patrona de la ciudad, pues la tradición oral recoge que ese es el día de la fundación: 2 de febrero de 1514: ¿lo van a cambiar ahora si se demuestra que fue un poco antes o después?
  1. Diferentes pruebas en este sitio hicieron sospechar sobre la presencia hispana en esas tierras antes de 1514, que pueden datar del bojeo a Cuba por Sebastián de Ocampo (1509). Seguro que ya se conocía lo que sería llamado Puerto del Príncipe.
  2. Los hallazgos arqueológicos demuestran la data de instrumentos aborígenes y mayólica europea correspondiente al rango de los años muy próximos a 1514 según estudios de carbono 14 realizados en laboratorios de Argentina.
  3. En la mayoría de los textos Puerto Príncipe aparece en 1514, por tanto no hay transgresión en lo absoluto.
  4. Puerto Príncipe no fue fundado por Diego Velázquez, ni ninguna otra autoridad militar o eclesiástica de alto rango, pues el acceso al sitio de fundación no ocurrió por tierra, sino por mar por donde avanzaba el grupo de Vasco Porcayo de Figueroa que partió desde Baracoa. El Adelantado no tenía por qué estar al corriente de lo que pasaba por mar en la costa norte si él iba por tierra en una Isla aún inexplorada.
  5. En Sancti Spíritus sostienen como irrebatibles los documentos de Velázquez y las Casas, cuando ambas personalidades no podían tener total conocimiento de lo que ocurría en toda la Isla en 1514 porque no había vías ni mecanismos de comunicación efectivos en un archipiélago selvático.
  6. El proceso fundacional no es unidireccional. La conquista no fue conscientemente de Oriente a Occidente fundando villas, era un proceso exploratorio que aprovechaba los asentamientos aborígenes.

Un punto de vista interesante, aunque cuestionable, fue el de la respetable y querida historiadora Elda Cento Gómez en su texto: «Acerca de la fundación de Santa María del Puerto del Príncipe». Sus tesis principales son:

  • Esta polémica evidencia un trasfondo metodológico: la preferencia del documento escrito sobre otras fuentes, debido al apego mantenido al positivismo en las investigaciones sociales en Cuba. En cambio, este enfoque pondera la connotación cultural del establecimiento de los españoles en el lugar, el fenómeno de la “ocupación del espacio”, criterio no necesariamente simultáneo al del presumible acto oficial de fundación de la villa.
  • La memoria colectiva es uno de los pilares fundamentales de los análisis que desde siglos pasados se hicieron sobre el tema. Entre otros autores, Tomás Pío Betancourt en su Historia de Puerto Príncipe, publicada en las Memorias de la Sociedad Patriótica de La Habana (1839), reconoce la fecha de 1514 porque: «La tradición confirma esa verdad, y nuestros ancianos refieren haber oído que esta población estuvo primeramente en el puerto de Nuevitas».
  • Este autor debió consultar manuscritos generados en el XVIII principeño, cuyo paradero o destino final se desconoce, aunque Jorge Juárez Cano, en su obra Apuntes de Camagüey (1929) precisa la fecha de 1514 con el aval de un texto que parece tener a la vista, dada la prolijidad de la descripción del proceso ceremonial que, en analogía con otras villas, acompaña el acto de fundación.
  • Como sus antecesores, el texto de Pichardo de 1986 no sobrepasó el campo de las hipótesis, en tanto careció del expedito documento de fundación para validar sus conclusiones. Sin embargo, ya sea por la falta de recursos o el respeto académico a la exhaustiva labor de dicha autora, su tesis se convirtió en paradigma para los historiadores locales durante la década del 90, quienes, desde la entonces Sección de Investigaciones Históricas del Comité Provincial del PCC, principalmente en el libro Camagüey y su Historia, asumieron como válida la presunta fecha de 1515 con la consiguiente y difícil tarea de actualizar las afianzadas tradiciones de los habitantes desde siglos pasados.

Elda se acogió al enfoque de la existencia de un proceso fundacional que muchos hemos compartido y argumentado. Para ello se remite a las pruebas de la existencia de asentamientos españoles en el territorio que podrían remontarse a 1513 según una Memoria de la segunda mitad del siglo XIX del presbítero Antonio Miró, «Refracciones y aumento en dos naves de la Iglesia Mayor de Puerto Príncipe».

No obstante, su razonamiento acerca del texto de Las Casas Memorial de los Remedios donde apoya que se convierta en villa un asentamiento de colonos, prueba fehacientemente que esta no existía aún: «vuestra reverendísima señoría mande que una villa de los españoles, que estando yo allá querían hacer, que si no se ha hecho, que las hagan».

Esos asentamientos de Punta del Guincho y Caonao ─cuya ubicación tampoco ha sido localizada─ podrían ser parte del proceso fundacional de Puerto Príncipe, pero no podía estar fundada la villa porque esa responsabilidad recaía únicamente en el Adelantado o un delegado expresamente designado por él para hacerlo, como fue Narváez en el caso de la sureña San Cristóbal.

punta de guincho, nuevitas – Miradas a mi Camagüey

Punta de Guincho / Tomada de: Miradas a mi Camagüey

Tampoco es aceptable su criterio de que si: «sus moradores e historiadores se debaten entre las heredadas tradiciones y los resultados académicos. ¿No sería de mayor connotación cultural respetar aquello que tiene mayor peso en la formación de la identidad?». Por supuesto que es una solución legítima, pero no puede confundirse tal decisión gubernamental/comunitaria con los verdaderos resultados científicos y anteponer la continuidad de la tradición local a las verdades de la historiografía basadas en fuentes primarias.

De lo que trata este dilema historiográfico no es de la fundación de cualquier asentamiento de colonos sino de VILLAS, núcleos poblacionales que solo podía acometer el Adelantado o personas por él comisionadas. El orden que se debate es el de las siete primeras villas, de lo contrario habría que añadir a esta lista otras localidades donde hubo asentamientos hispanos desde los primeros momentos de la conquista (Remedios) y aún antes (Las Tunas).

[i] Respectivamente en: Documentos para la historia de Cuba, tomo I. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1971, p.71 y Editorial M. Aguilar, Madrid, 1927.

[ii] Rey Betancourt, Estrella y César García del Pino: Historia de Cuba, Instituto de Historia, tomo I, Editora Política. La Habana. 1994. p. 84.

[iii] Sancti Spiritus. Aniversario 500. Fundación y conmemoración, edit. Historia, Instituto de Historia de Cuba, La Habana, 2014.

[iv] Pichardo, H.: “La fundación…”. edición cit., p.37

[v] Trabajadores, 15 de agosto de 2014

5 junio 2023 5 comentarios
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
País, cuba
Ciudadanía

El país que merecemos

por Mario Valdés Navia 30 mayo 2023
escrito por Mario Valdés Navia

Como el concepto de país hace referencia sobre todo a elementos naturales ─geografía de un territorio o datos de sus habitantes─, casi siempre prefiero reflexionar empleando categorías culturales: nación, pueblo, clases sociales, partidos y grupos de poder. No obstante, el país es el crisol materno donde se forjó la nación y siempre está con nosotros; allí radican el pueblo natal, la casa familiar, el barrio en que crecimos y las tumbas de nuestros ancestros.

Un país no es el Gobierno, un credo político, o una ideología determinada. Menos aún puede identificarse con los intereses de un grupo de poder político por muy importante que haya sido, o parecido. «Pensar como país» ha de ser pensar en el bien de los diferentes componentes de la nación, por encima de los intereses particulares de alguna de sus facciones.

Es obrar en función, no solo del legado de las generaciones pasadas sino, ante todo, del país que entregaremos a las generaciones futuras. Para eso, como solo se vive una vez, lo más pertinente para cada individuo de las generaciones actuales es pensar y actuar, aquí y ahora, por el país que nos merecemos.

Nadie que se sienta cubano puede vivir tranquilo en medio de la crisis estructural que asola a nuestro bello país y su sufrido pueblo. Es preciso cambiar la realidad existente, pero, ¿a dónde queremos enrumbarlo? ¿Cuál es el país que nos merecemos? ¿Qué hacer para asegurarle a las futuras generaciones un país del que puedan ufanarse en el concierto de las naciones?

Tiempos

(Foto: ADN Cuba)

-I-

Al Viejo Hegel se atribuye el aserto: «Cada pueblo tiene el Gobierno que merece». Cruel en su lapidario enunciado, no deja de tener parte de razón el filósofo, partidario del autoritarismo de Bismarck. Es que los cambios sociales pueden ser anunciados y argumentados por los intelectuales como conciencia crítica de la nación y divulgados por los activistas políticos, pero solo los pueblos son capaces de forzarlos y ejecutarlos.

Como bien afirmara Paulo Freire: «El cambio no puede dejar de venir de afuera, pero no puede dejar de salir de adentro». Lo primero que llama la atención en el análisis de los asuntos cubanos es la laxitud con que la mayoría del pueblo asume el anuncio y/o la realización de cambios que involucran a todo el país y pueden marcar los destinos de la nación por largo plazo. Ahí es donde empieza a chocar, ante la sonrisa maquiavélica de Hegel, lo que tenemos con lo que merecemos.

Más que la eficaz represión que el Gobierno/Partido/Estado ha ejercido durante décadas contra enemigos, disidentes y críticos, el factor que puede explicar mejor esta actitud de modorra política colectiva ─salvo honrosas y cada vez más numerosas excepciones─ es el adoctrinamiento. Décadas de enajenación de sus derechos ciudadanos a expresarse libremente y manifestar en público sus desacuerdos e insatisfacciones con la gestión de los mandamases, forman parte de los valores inculcados a las actuales generaciones por familias, escuelas, amistades, organizaciones sociales y medios de comunicación.

Intelectuales (1)

 (Foto: Jung/ullstein bild via Getty Images)

Si bien en el primer medio siglo de la Revolución suele achacarse al liderazgo carismático de Fidel el logro de una especie de hipnosis colectiva que hizo posible buena parte del sostenido apoyo masivo al proceso a pesar de sus errores e insuficiencias, los que hemos vivido en la Isla repensándola continuamente no podemos quedar satisfechos con esa explicación. Aun cuando el 11J marcó un parteaguas definitivo en la historia de las protestas populares durante el período revolucionario, lo cierto es que nada como eso se ha repetido después y causas han sobrado.

Con los aires rusófilos de estos días se pone a prueba como pocas veces el espíritu de resistencia de la ciudadanía y su disposición a defender el país, no solo en los juegos de guerra de los Domingos de la Defensa, sino ante la proclamada alineación del Gobierno, en momentos tan peligrosos de la política internacional, tras una de las grandes potencias que se disputan la hegemonía mundial.

-II-

El reciente anuncio de lo que parece más una recolonización rusa del archipiélago bajo las banderas del putinismo que una alianza entre países, apenas ha enervado a algunos observadores y críticos contumaces del Gobierno. Por su parte, los fanáticos de las narrativas oficiales están de plácemes porque: «Una vez más el solidario gigante eslavo viene a rescatarnos del peligro que representa para Cuba la siempre creciente amenaza del imperialismo [estadounidense, por supuesto] y sus mercenarios internos».Putin RubloMientras, la mayoría parece opinar: «Si los rusos traen al menos un poco de lo que antes nos mandaban, no importa que vuelvan sus militares y pongan sus bases. Lo que necesitamos ahora es curarnos, comer y salir de la inflación, apagones y falta de combustible.» El peso del agobiante ritual de la subsistencia agudizado sin descanso tras la Tarea Ordenamiento, pesa más sobre el imaginario colectivo que los peligros de los conflictos mundiales actuales.

Olvidadas parecen de nuestra memoria histórica las experiencias de que en la geopolítica de la Era Nuclear los grandes actores en pugna siempre se ponen de acuerdo entre ellos (Crisis de Octubre, 1962), y ninguna superpotencia pone en riesgo su seguridad por defender a un pequeño país de otra de ellas (amenazas de invasión de Reagan, 1981). El propio Putin, en momentos de distensión con Estados Unidos (EE.UU.) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), los complació ordenando el cierre y desmantelamiento de la base radioelectrónica de Lourdes (1964-2002) sin tener en cuenta los intereses cubanos.

Respecto a las perspectivas halagüeñas de los que sueñan con esta solución para nuestros problemas sostengo que la relación con Rusia es importante, igual que lo es con China, la Unión Europea y los EE.UU., pero no es sensato poner todos los huevos en la cesta de Putin porque podría ponerse en juego la soberanía y con ello, los cubanos correríamos el peligro inminente de ser arrastrados a un conflicto global donde estaríamos irremediablemente solos en medio del Caribe.

Tampoco creo mucho en que la ayuda económica rusa pueda ser decisiva para sacar a Cuba de la crisis actual. Rusia es la oncena economía mundial, no la segunda como era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (CCCP). Sus leyes son las del mercado: comprar y vender para maximizar ganancias, no las de la solidaridad socialista. No habrá combustible, bienes y servicios llegándonos en tropel con precios subsidiados y jugosos créditos firmados sobre la arena.

(Foto: Sumarium)

Por mucha experiencia que tengan sus think tanks en el desmantelamiento de viejas economías socialistas estatizadas y el tránsito a un capitalismo de compadres, sus especialistas no saben de Cuba ni la centésima parte de lo que han investigado y recomendado los nuestros, radicados tanto dentro como fuera del país. En las grandes haciendas que el Gobierno les ha prometido en usufructo por treinta años (sic) qué van a sembrar que los cubanos no puedan producir mejor: ¿trigo, cebada o centeno?

Nos merecemos un país donde las inversiones se hagan en los sectores que requieren los intereses nacionales, no los de una oligarquía enquistada en un oligopolio todopoderoso; los emprendimientos industriales, agrarios y comerciales sean litigados públicamente con preferencia para actores nacionales, incluyendo los radicados en el exterior; se eliminen los ineficaces monopolios que lucran parasitando a las empresas y la población consumidora; y el peso cubano recupere su soberanía en la circulación monetaria interna, sin USD, euros, MLC y ahora también rublos.

Nuestros hijos y nietos merecen que les dejemos un país con democracia y justicia social, sin presos políticos ni persecución a los que piensan y opinan diferente a los dictados del Gobierno/Partido/Estado. Un país que esté verdaderamente no alineado tras ninguna de las superpotencias mundiales, al tiempo que comercie e intercambie con todas en pie de igualdad.

Solo que ese país no se logrará sin esfuerzos y sacrificios de las grandes mayorías. Grupos intelectuales, redes sociales, organizaciones de la sociedad civil independiente de la Isla y la diáspora, podrán contribuir a hacerlo cada vez más próximo, sobre todo si se unen en un frente común. Pero la última palabra la tendrán siempre las grandes mayorías del pueblo en el momento en que expresen pública y honestamente, su voluntad política respecto a los cambios que merece el país y todos y cada uno de sus hijos e hijas.

30 mayo 2023 25 comentarios
7 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
Empobrecimiento pobres
Desarrollo

El empobrecimiento de los pobres

por Mario Valdés Navia 22 mayo 2023
escrito por Mario Valdés Navia

En la mente de los que repensamos los asuntos cubanos rondan varias preguntas de compleja respuesta: ¿Por qué si la naturaleza autoritaria del Gobierno/Partido/Estado data de inicios de los años sesenta, es ahora que ocurren la mayor cantidad de protestas callejeras?

Si la Revolución afectó a los ricos para beneficiar a los pobres, ¿por qué la mayoría de los manifestantes y encarcelados actualmente pertenecen a los sectores más pobres? ¿Es que antes no éramos tan pobres, o es que la naturaleza de la pobreza cambió?

La respuesta del Gobierno/Partido/Estado y sus medios oficiales es la esperada: Ni siquiera emplean el término pobreza y sus derivados al informar sobre Cuba, sino subterfugios tales como vulnerables, población en riesgo o en desventaja, deambulantes, siempre en vías de superar su inopia momentánea.

(Foto: Lester Chang)

No obstante, los espectros de la miseria que parecían exorcizados de nuestras calles y campos han vuelto por sus fueros con su triste cortejo de limosneros, buzos, personas famélicas y viviendas paupérrimas siempre a punto de derrumbarse. Analicemos el casi invisibilizado problema de la pobreza y por qué cada vez los cubanos y cubanas pobres parecen tornarse más obstinados y revoltosos.

-I- La pobreza estatizada

En 1958, la economía cubana era de las más productivas del mundo, por tanto, sus dificultades y contradicciones no eran por escasa producción, sino por la forma tan desigual en que se creaba y redistribuía la copiosa renta nacional. De ahí que en La Historia me absolverá (1955), Fidel enfatiza en que las grandes riquezas del país se debían distribuir con más equidad y justicia.

En aras de ese objetivo, desde enero de 1959 se inició el desmantelamiento, no solo de la anterior forma de gobernanza ─alterada por un septenio de dictadura militar y guerra civil─, sino de toda la sociedad anterior. La proclamación del nuevo estatuto constitucional de 1959, que concentraba los poderes ejecutivo y legislativo en el Consejo de Ministros, debió alertar a todos de que se venía una revolución socialista, no una vuelta al status anterior al diez de marzo.

Intelectuales (1)

 (Foto: Jung/ullstein bild via Getty Images)

En menos de un año, la rica y diversa vida política que caracterizó a la república y que luchaba por subsistir aún en el Batistato, fue sustituida por un nuevo modelo centrado en multitudinarias asambleas populares donde el líder supremo y la masa enardecida se fundían en un proceso de comunicación que discurría en un solo sentido.

La manera en que Fidel encarnó los más profundos anhelos de redención social y nacional de los sectores populares, mezclados a promesas incumplibles y sueños utópicos, y los presentara como tareas realizables en el lapsus de sus vidas, hizo que millones se sumaran al Gran Ejército de la Revolución y abandonaran las tradiciones cívicas de la república burguesa. Las mismas por las que apenas unos meses antes estaban dispuestos a dar la vida.

Con el nuevo concepto de Revolución en el Poder, esta ya no vendría desde abajo, sino «desde arriba» y las masas no la protagonizarían, sino que «se sumarían a ella», «se incorporarían», «participarían», «serían convocadas» y, para ello, tendrían que serle «fieles», «leales» y «estar dispuestas a cualquier sacrificio». Su marcha fue asumida como un mítico viaje nacional en pos del nuevo Vellocino de Oro: la sociedad comunista —reforzada con la imagen simbólica del yate Granma—, con apresuramientos, avances lentos y descansos antes de nuevas cargas.

Las familias humildes fueron beneficiadas con la garantía estatal de trabajo seguro, salario estable, precios fijos, distribución equitativa normada y acceso gratuito o asequible a educación, salud, centros recreativos e instituciones culturales, antes elitistas. A ello se sumaba un cuantioso régimen de becas en universidades cubanas y extranjeras que facilitaba la entrada de los hijos de familias pobres en el hasta entonces estrecho círculo de los estudios superiores. «Pobreza amparada» la llamaría Aurelio Alonso.

fraude

Foto: MES

De esta forma, el Estado concentraba en sus manos casi todo el ingreso nacional y lo redistribuía centralmente, lo que acrecentaba su imagen paternalista de benefactor de la sociedad. En el imaginario social prevaleciente parecía que cualquier hombre o mujer del pueblo podía asegurar, como Luis XIV: «L´Etat c´est moi» («El Estado soy yo»). Tal era el sentido que adquirían, para las familias trabajadoras, los mencionados eventos derivados de la desaparición de la hegemonía de propiedad privada capitalista, con su corolario de desigualdades y vejámenes hacia los proletarios.

Sin embargo, pronto los enormes gastos de defensa por el conflicto con los Estados Unidos y los errores/horrores de los experimentos económico-sociales se unieron a otros factores adversos propios de las economías estatalizadas y centralizadas como las que primaban en Europa del Este —predominio de grandes monopolios estatales, pérdida de calidad por la falta de competencia, pocos incentivos para trabajar más y mejor…—. A causa de esto, el país entró en una espiral de crisis económica que duró hasta los años setenta.

En la etapa del socialismo real cubano (1971-1991), el nuevo pacto social que se impondría —especie de copia cubanizada del modelo soviético— aceptó la estimulación material de los trabajadores tanto por la vía salarial como por los premios y otros fondos colectivos a nivel de empresa. El fomento de un amplio mercado complementario (paralelo) permitía la realización sistemática de los ingresos adicionales de los trabajadores de forma más o menos amplia.

Tras la aceptación del tutelaje soviético y el ingreso al CAME (1972), se asignó a Cuba el papel de suministradora a gran escala de tres productos primarios (azúcar, cítricos y níquel), a cambio de todo un tropel de mercancías y servicios a precios subvencionados que permitieron a la Isla obtener pingües ingresos y mantener, artificialmente, un elevado nivel de consumo durante casi dos decenios de vacas gordas que muchos creyeron sostenible en el tiempo.

Por eso, la primera generación de la Revolución, nacida durante el baby boom del quinquenio 1959-1964 pudo disfrutar durante su adolescencia y juventud de un entorno asegurado estatalmente que les permitió estudiar, empezar a trabajar y formarse proyectos de vida futura que luego quedarían truncos. La existencia del Estado como benefactor y repartidor de premios por buena conducta era la base para el adoctrinamiento y la obediencia de las mayorías ante la evidente falta de libertades y democracia que se manifestaba por doquier.

-II- La pobreza por cuenta propia

La desaparición del campo socialista y la URSS y el estallido de la crisis del Período Especial dieron al traste con aquel modelo y su contrato social. Ni siquiera el espejismo transitorio de la alianza con la Venezuela Bolivariana pudo suplir el incontable apoyo de los subsidios soviéticos. La pobreza estatizada mutó y se transformó cada vez más en una pobreza por cuenta propia.

En la nueva sociedad mixta imperaría la crisis de valores, fruto de la convivencia entre diferentes actores económico-sociales: sector estatal depauperado; capitalismo de Estado (empresas mixtas, asociaciones, redes de comercio mayorista y minorista…); pequeños y medianos productores (campesinos, transportistas, cuentapropistas); economía subterránea; familias y comunidades que sobreviven en el rebusque y la miseria en entornos marginales.

Marcha

 (Foto: Hypermedia Magazine)

En este nuevo escenario, la continuidad en el poder oligárquico —caracterizado por clientelismo, prebendas, devoción al jefe protector, secretismo, soborno, burocratización, etc.—, se fue tornando cada vez más insoportable para el resto de la sociedad que sufre ante el parasitismo de este grupo social devenido en clase, y clama por mecanismos democráticos transparentes, de control popular, que le pongan coto.

Para los sectores populares en su conjunto la situación ha ido de mal a peor. Desde inicios del siglo XXI, la adopción de una política de austeridad para reducir gastos del presupuesto y pagar los compromisos de la deuda externa provocó la disminución de las personas atendidas por la seguridad social. El coeficiente Gini, indicador que mide la desigualdad, no es publicado por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) desde 1999; en 1988 era de 0,25%, en el 2005 —acorde a lo dicho por el economista José Luis Rodríguez— ascendía a 0,45%, hoy debe bajar del 0,60.

El ineficaz empleo de la agroindustria azucarera —y desvío hacia otros fines de los fondos de amortización y acumulación— la hizo quebrar estrepitosamente, lo cual condujo a su desmantelamiento por decisión gubernamental. Fue enorme el cataclismo sociocultural provocado en cientos de bateyes, poblados y municipios por el cierre de los centrales y granjas cañeras. Esta situación marcó con el sello de la inopia y el abandono a regiones enteras del país antes florecientes.

Poco

 (Foto: Oscar Alfonso Sosa)

Para la población se hizo evidente que, si al Período Especial se había entrado como país, la salida de la crisis habría que buscarla de manera personal y/o familiar. Remesas del exterior; migración a cualquier otro lugar del mundo; conversión de más de 160 000 pobladores en «súbditos» de la corona española; posposición —a veces eternas— de los embarazos, se volvieron tendencias crecientes que no pudieron ser detenidas con anuncios de reformas salvadoras, Lineamientos, estrategias y hasta una nueva constitución para un supuesto Estado Socialista de Derecho.

La lealtad de los sectores populares se resiente en particular cuando las diferentes generaciones, en particular las más jóvenes, perciben que no podrán salir de la pobreza por mucho que aporten. Sobre todo, si se parte del enfoque desarrollado por el premio Nobel Amartya Sen, quien la define como pobreza cultural: aquella que afecta las libertades positivas de las familias y expresa la falta de capacidad del individuo para realizar a plenitud su potencial productivo.

En 2021, a los problemas en el ejercicio efectivo de la democracia y la participación política, la desestimulación al trabajo asalariado en condiciones de doble moneda y múltiples tasas de cambio, la Tarea Ordenamiento sumó una correlación lapidaria para los trabajadores: la caída del 38,2% del salario en la conformación del PIB, junto a una elevada inflación. Esto se acompañó de la disminución de todos los indicadores de la industria alimentaria nacional y la importación de alimentos. En adición, la posterior desaparición de varios medicamentos dejó su adquisición en manos del mercado informal.

Desigualdades, pobreza y posicionamientos políticos

(Foto: EFE)

Esta ecuación genera una elevación galopante de los precios de los alimentos y otros productos básicos que diluye literalmente el salario en manos de los consumidores, al punto de estimarse el salario medio real (ajustado a la inflación) de 2022 era un 39% menos que el del 2020. Salarios, pensiones y jubilaciones no alcanzan para vivir más de una semana.

Desde el punto de vista de la desigualdad social, más de tres décadas de acumulación cultural desgastante en el imaginario colectivo, y la situación particular de crisis a partir de 2019, debilitan la legitimidad del Gobierno/Partido/Estado sobre todo en aquellos sectores que han tenido menos oportunidades para aprovechar los nuevos nichos de ingresos; según la socióloga Mayra Espina: «Mujeres, negros y mestizos, los adultos mayores, y algunos territorios específicos». Una situación así, mantenida en el tiempo, sería el caldo de cultivo más propicio para un estallido social, cuyos protagonistas no serían agentes pagados por el Imperio, sino hombres y mujeres de los estratos menos favorecidos por las parciales e ineficaces reformas acometidas.  

Para superar este empobrecimiento generalizado es preciso que se asuma un proyecto de país genuinamente popular y nacional, no oligárquico y antinacional, donde los recursos de inversión pública se empleen en beneficio de las grandes mayorías. En él todas las personas serán sujetos activos y recibirían dosis cada vez mayores de empoderamiento y participación.

Urge una participación real y efectiva de la ciudadanía en los asuntos públicos, libertad para los presos políticos del 11J y otras protestas ciudadanas posteriores, y un reconocimiento de la sociedad civil independiente. Estas acciones y garantías contribuirían profundamente a la creación de una sociedad más democrática, solidaria y participativa donde los diferentes sectores sociales, principalmente los populares, recuperen las ansias de hacer y prosperar en el bien común empezando por el de sus familias, amigos y comunidades. 

22 mayo 2023 14 comentarios
1 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
Militarismo cuba
Ciudadanía

Del militarismo bonapartista al pretoriano

por Mario Valdés Navia 15 mayo 2023
escrito por Mario Valdés Navia

Pasan los días y siguen hiriendo nuestras retinas las imágenes de robustos boinas negras golpeando airadamente a indefensos protestantes civiles, hombres y mujeres, del humilde poblado de Caimanera. Con independencia de los móviles e implicaciones del suceso, me pregunto: ¿están entrenados física y espiritualmente estos soldados de élite para hacer frente a una acción terrorista, o para aporrear a ciudadanos y ciudadanas que protestan pacíficamente? ¿Acaso no existe un protocolo de fuerza debida para sofrenar las acciones de las autoridades contra civiles desarmados?

Solo la preponderancia de un militarismo extremista y descocado podría explicar tamaña ferocidad para someter a un grupo de manifestantes pacíficos en la era de Internet, a la vista de la opinión pública nacional e internacional. ¿O es qué acabamos de presenciar una deliberada acción política, como especie de performance a modo de advertencia a posibles replicantes futuros de tales osadías? Analicemos los antecedentes, orígenes y actualidad del militarismo en la realidad cubana y quizás comprendamos mejor estos hechos.

I. Antecedentes

En la historia, el militarismo aparece ligado a la cultura de las armas y su empleo directo como instrumento de dominación sobre individuos, clases y pueblos, pero se asocia directamente a la influencia del ejército en el gobierno y la tendencia a que las relaciones militares hegemonicen todas las demás. Para su existencia, es determinante que primen la práctica y/o la amenaza –real o ficticia− de la guerra, de tal forma, que la necesaria preparación para la defensa, sustente un sistema de valores que justifique la perversión del hecho militar al tomar dimensiones excesivas en la vida nacional.

Para designar las múltiples manifestaciones del militarismo se han creado varios conceptos, tales como: bonapartismo ─por Napoleón Bonaparte─, gobiernos autoritarios liderados por caudillos, casi siempre de origen militar, que aplican políticas populistas y muchas veces son respaldados por las mayorías; y pretorianismo ─por la legión de élite que custodiaba al emperador y su residencia del pretorio─, régimen donde las fuerzas armadas son utilizadas en funciones de represión interna, sin relación con acciones armadas en defensa del territorio nacional.

Bonapartismo Napoleón

En Cuba, el autoritarismo y el militarismo estuvieron presentes desde que se iniciara la conquista/colonización, empresas que fueron concebidas como una sola, arbitrada por mandos castrenses a los que la Corona entregó plenos poderes cívico-militares. Este modelo halló continuidad en el sistema despótico de administración aplicado durante más de tres siglos en la llamada Siempre Fiel Isla de Cuba.

También en lo económico, el autoritarismo militarista colonial llegó a límites extremos. En pos de beneficiarse directamente con la producción, la Monarquía y la élite burocrático/militar/comercial constituyeron la Real Compañía de Comercio de La Habana (1740-1757). Su fin era ejercer, mediante la fuerza militar, el control monopolista de la exportación de los productos del campo (azúcar, mieles, café, tabaco, cueros) y la importación de bienes manufacturados (insumos industriales y agrícolas) para el mercado cubano y su creciente agroindustria.

Una década después, cuando ya su desempeño se mostraba inviable por el contrabando y la resistencia de los productores nativos, la clarividente administración colonial dejó la actividad productiva en manos de los particulares y las leyes del mercado para concentrarse en percibir cuantiosos impuestos, particularmente de aduana, quienes nutrieron las arcas del tesoro español como nunca antes.

Real compañía comercio Habana bonapartismo pretorianismo

Desde su inicio, los movimientos separatistas cubanos nacieron desde la sociedad civil, nunca de la militar, particularmente entre las capas medias: artesanos, campesinos, pequeños propietarios urbanos y profesionales (Luz e infante, 1809; Aponte y negros libres, 1812). Sus representantes más encumbrados eran civiles: Félix Varela (sacerdote y profesor); José Antonio Saco (economista, historiador y sociólogo); José de la Luz (pedagogo); Domingo del Monte (crítico y promotor cultural). Varela y Saco fueron proscriptos y murieron en el exilio; los demás vivieron acosados por las autoridades militares, tildados injustamente de extremistas radicales por sus ideas progresistas.

El fatídico Régimen de las Facultades Omnímodas (1825-1869) representó una verdadera tiranía militar de los Capitanes Generales donde los derechos individuales fueron desconocidos, las cargas tributarias multiplicadas y finiquitadas las esperanzas de transformaciones liberales. Con estos antecedentes, al estallar las guerras de independencia el temor a sustituir la dictadura de los Capitanes Generales hispanos por la de sus congéneres criollos rondaría tempranamente los campamentos mambises.

Al inicio, se logró concertar la unidad en la Asamblea de Guáimaro mediante un equilibrio de poderes entre los partidarios del Padre de la Patria (cespedistas o militaristas) y camagüeyanos, villareños y occidentales, de tendencia más democrática-liberal (agramontistas o civilistas). Tras mucho debatir, se logró aprobar una constitución republicana y abolicionista, presidida por Carlos Manuel de Céspedes y una poderosa Cámara de Representantes facultada para legislar, fiscalizar la labor del ejecutivo y los militares, además de deponer al presidente. Confinados a la vida nómada de la manigua redentora, aquellos civilistas trataron de hacer realidad un gobierno democrático-liberal con un vasto e inoperante entramado institucional.

Guaimaro asamblea

Para Martí, la mayor amenaza dentro del campo revolucionario al logro de la república soñada radicaba en el despotismo militar surgido del empoderamiento desmedido de los jefes militares desde la propia guerra, lo cual crearía condiciones para la entronización futura de dictaduras bonapartistas. En Patria, se consagró a sembrar ideas que impidieran el renacimiento de los caudillismos localistas de la gesta anterior.

La democracia que predominaba en el Partido Revolucionario Cubano (PRC) se llevaría al gobierno de la República de Cuba en Armas para impedir que la futura nación se convirtiera en: “un nuevo modo de mantener sobre el pavés, a buena cama y mesa, a los perezosos y soberbios que, en la ruindad de su egoísmo, se creen carga natural y señores ineludibles de su pueblo inferior”.

Como uno de los ataques más sostenidos al PRC era tildarlo de ser el partido de Martí, escribió “Persona y patria” donde sentenció:

La idea de la persona redentora es de otro mundo y edades, no de un pueblo crítico y complejo, que no se lanzará de nuevo al sacrificio sino por los métodos y con la fuerza que le den la probabilidad racional de conquistar los derechos de su persona, que le faltan con el extranjero, y el orden y firmeza de su bienestar, imposibles en la confusión y rebeldía que habrían de seguir, en un pueblo de alma moderna, al triunfo de una guerra personal, más funesta a la patria mientras más gloriosa […]

El episodio más significativo de la pugna entre la forma militarista tradicional de concebir la gesta independentista y la nueva civilista preconizada por Martí fue la divergencia que tuvo con Maceo sobre la conducción de la guerra. En el Titán pesaban de forma determinante sus experiencias de la Guerra Grande y la manera en que las artimañas civilistas habían entorpecido las acciones del Ejército Libertador y el General en Jefe, por lo que priorizaba ganar la guerra primero mediante la conducción del Alto Mando castrense. Ya en la paz, se constituiría la república con sus poderes civiles y su vida democrática plenamente garantizada.

bosque

En Martí lo hacían mucho más las experiencias de las repúblicas latinoamericanas, donde el peso de las camarillas militares había entronizado un ciclo interminable de caos y destrucción, explotación de las masas populares por oligarcas nacionales y extranjeros, subordinación del pensamiento libre, guerras civiles y fronterizas, sublevaciones cruelmente reprimidas y desprecio de lo autóctono.
Desaparecidos ambos líderes y sometido el PRC a la voluntad de Estrada Palma y el Consejo de Gobierno, la extensión de la guerra abrió las puertas a la intervención estadounidense y la Ocupación Militar. A duras penas, lograron los patriotas evitar la anexión, hacer cumplir la Joint Resolution e instaurar una República con su soberanía limitada por la Enmienda Platt.

No obstante el Síndrome de la Intervención Americana pendiendo sobre Cuba, la República echó a andar aunque sometida al llamado “monopolio político del mambisado” (J. James), con caudillos bonapartistas que se turnaban en el poder al frente de liberales (José Gómez, Gerardo Machado) o conservadores (Mario García).

Tras la Revolución del Treinta, el predominio del Ejército, reorganizado y aupado por Batista, la nueva figura del bonapartismo cubano, creó el mito de que se podía hacer una revolución con el Ejército o sin él, pero nunca contra él. Los dos decenios con democracia formal (1933-1952) no estuvieron exentos de violencia política, pero en este período se mantuvo el funcionamiento del sistema representativo y se instauró la Constitución del 40, una de las más progresistas del mundo para su época.

Batista

(Foto: AP / Harold Valentine)

En estas condiciones, los sujetos de la sociedad civil disponían de variadas formas de lucha legal para promover el progreso social y enfrentar los despotismos militares, al amparo de los derechos constitucionales de 1901 y 1940: elecciones multipartidistas, generales y parciales; libertad de expresión e imprenta (prensa libre); manifestaciones públicas en calles y plazas; y derecho a la huelga, tanto económica como política.

Con independencia del grado de autoritarismo, corrupción y demagogia presente en aquellos gobiernos, la defensa y promoción de estos sacrosantos derechos dotaron al país de una rica y activa sociedad civil y una cultura política sustentada en valores como patriotismo, antimperialismo, vergüenza ciudadana y justicia social con el ideal de la añorada república martiana como horizonte a alcanzar.

En La Historia me Absolverá (1955), Fidel resumió lo que era y significaba, con sus luces y sombras, la república anterior al golpe de Estado del diez de marzo:

Os voy a referir una historia. Había una vez una república. Tenía su constitución, sus leyes, sus libertades; presidente, congreso, tribunales; todo el mundo podía reunirse, asociarse, hablar y escribir con entera libertad. El gobierno no satisfacía al pueblo pero el pueblo podía cambiarlo y ya sólo faltaban unos días para hacerlo. Existía una opinión pública respetada y acatada y todos los problemas de interés colectivo eran discutidos libremente. Había partidos políticos, horas doctrinales de radio, programas polémicos de televisión, actos públicos y en el pueblo palpitaba el entusiasmo. Este pueblo había sufrido mucho y si no era feliz, deseaba serlo y tenía derecho a ello. Lo habían engañado muchas veces y miraba el pasado con verdadero terror. Creía ciegamente que éste no podría volver; estaba orgulloso de su amor a la libertad y vivía engreído de que ella sería respetada como cosa sagrada; sentía una noble confianza en la seguridad de que nadie se atrevería a cometer el crimen de atentar contra sus instituciones democráticas. Deseaba un cambio, una mejora, un avance y lo veía cerca. Toda su esperanza estaba en el futuro.

-II- Orígenes

Tras el triunfo del 1 de enero de 1959, la agudización de la lucha de clases, el conflicto con los EEUU y el acercamiento creciente a la URSS y su ideología marxista-leninista condujeron a la generalización de un discurso de guerra para encarar la dicotomía Revolución-Contrarrevolución (“Patria o Muerte”). El Síndrome del conflicto histórico con EEUU sirvió de escenario idóneo para la identificación entre caudillismo militarista/liderazgo carismático/autoritarismo/voluntarismo.

Este pretexto inmejorable encubrió la propaganda adoctrinante y el discurso amañado de la burocracia cada vez más empoderada. Adicionalmente, justificó la coyunda del pensamiento libre en un entorno de censura a opiniones divergentes y extensión del miedo entre opositores, disidentes y críticos, tratados todos como enemigos del pueblo y su Revolución.

cuento

£Foto: Letras Libres)

Según la alegoría del Che en “El Socialismo y el Hombre en Cuba”, el pueblo/población era concebido y dirigido como un gran ejército en campaña con una estructura piramidal de ordeno y mando en cuatro niveles: Líder (Comandante en Jefe), Dirigentes (EEMM), Cuadros (oficiales) y Masa (soldados incondicionales, obedientes y leales hasta la inmolación).

La militarización de la sociedad civil se inició con el desmantelamiento de la rica y combativa precedente y su reorganización en un puñado de organizaciones de masas y sociales únicas a nivel nacional, subordinadas al PCC. Luego continuó con el adoctrinamiento para crear el Hombre Nuevo, la educación de la niñez, juventud y herejes en tradiciones militares pro patriotismo, obediencia, lealtad sumisa (confiabilidad) y trabajo militarizado.

A esto se añadió un sistema informativo de tiempo de guerra (apologético, sobrevaluando debilidades y errores enemigos y ocultando las propias, lenguaje confuso y tergiversador); la instrumentalización del arte como “arma de la Revolución” y la exportación de la revolución a partir de la teoría del foco guerrillero y las Misiones Internacionalistas.

En lo económico-social, la militarización abarcó sistemas de dirección de carácter autoritario y antimercantiles, como el Financiamiento Presupuestario (Che) y el Registro Económico (Fidel) basados en una relaciones naturales, prioridad absoluta a la “preparación para la defensa del país” por encima de las necesidades de la sociedad civil y la economía nacional, sumado a movilización de grandes grupos poblacionales tipo unidades militares (frentes, columnas, brigadas, contingentes, misiones), con el fin de cumplir órdenes/tareas del grupo militar-burocrático hegemónico.

III. Actualidad

Con la crisis de los años 90, la preponderancia de las Fuerzas Armadas sobre los demás poderes del estado se plasmó en la aparición de una supraentidad económica independiente de los poderes civiles: el holding militar GAESA, que controla los sectores más rentables de la economía nacional mediante grandes empresas monopólicas.

Desde 2017, con el retiro político del líder carismático, se acentuó la transformación del modelo bonapartista hacia un pretorianismo supeditado a la defensa de los privilegios del oligopolio GAESA y sus aliados, con acciones sumamente impopulares —como una política inversionista que se concentra en la inversión inmobiliaria en la construcción hotelera mientras descapitaliza otros sectores clave de la economía y la sustitución de tiendas en Moneda Nacional por otras en Moneda Libremente Convertible—. Esto ha ocurrido en contraposición a las recomendaciones de estudiosos de la economía, y, sumada a otras deformaciones a partir de la llamada Tarea Ordenamiento, ha traído múltiples consecuencias en la esfera social como el incremento de las desigualdades y la inseguridad alimentaria en grupos poblacionales con vulnerabilidades.

Ante la mencionada situación, agravada por el aumento de medidas unilaterales coercitivas por parte de las dos últimas administraciones norteamericanas y una situación de inestabilidad económica internacional, crece la protesta popular espontánea (11J, 6M) y la participación crítica de la creciente sociedad civil independiente en diferentes espacios físicos y virtuales (27N, blogosfera). En correspondencia, se recrudece la represión física y simbólica por parte de los instrumentos de dominación cívico-militares del Gobierno/Partido/Estado —el pretorianismo oligopólico enfrentado al creciente civilismo popular.

Nombre

Detención de Leonardo Romero el 11 de julio. (Foto: Yamil Lage/AFP)

De ahí que sea preciso, no solo exigir la aprobación de normas legales pendientes —sin justificación— para legalizar la manifestación pacífica, defender los derechos constitucionales, y divulgar y hacer cumplir los protocolos de actuación de las autoridades para ejercer la fuerza contra los manifestantes cuando incumplan lo establecido; sino también sistematizar la investigación, análisis y revelación de las prácticas extremistas del Gobierno/Partido/Estado y sus instituciones, además de promover la formación civilista y republicana del pueblo en pos de afrontar y superar los excesos del pretorianismo cada vez más presente en la realidad cubana.

15 mayo 2023 7 comentarios
4 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
Control tigre
Ciudadanía

Hay que cabalgar el tigre

por Mario Valdés Navia 5 mayo 2023
escrito por Mario Valdés Navia

-I-

Cuando los sijs indios decidieron luchar por una sociedad sin castas, libre del numeroso panteón de dioses y demonios de la religión hindú que gobernaba sus vidas de manera asfixiante, tuvieron que imponerse al dogma de que: «El que monta a un tigre, no puede descabalgar». En su lugar, proclamaron que: «Hay que cabalgar el tigre», domarlo y llevarlo por buen camino.

Mil años después, entre los refranes populares convertidos en mitos fundadores de la Revolución Cubana se encuentra: «Esto no lo tumba nadie, pero no lo arregla nadie tampoco». Aunque puede interpretarse como reflejo del apoyo popular al Gobierno a pesar de sus desatinos, o un reconocimiento a la eficacia de su aparato represor, siempre me ha parecido un argumento falaz para justificar la eternización del grupo hegemónico en el poder.

Continuidad

(Foto: APF)

Siguiendo con los adagios, prefiero este atribuido al mismísimo Albert Einstein: «No podemos resolver problemas con el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando creamos ese problema». Un pretendido nuevo modelo civilizatorio que no muestre sus ventajas en lo económico y político, difícilmente podrá imponerse en los demás planos de la vida social de manera definitiva.

Sin un programa de gobierno creativo, flexible, sustentable y fiscalizado por la ciudadanía, que garantice elevados y sostenidos índices productivos y una vida cada vez más democrática, sus éxitos podrán ser grandes y sorprendentes coyunturalmente, pero, al ser efímeros, estará condenado a desaparecer más temprano que tarde. La soberbia, intolerancia, y en ocasiones ignorancia, de los grandes decisores no es apropiada para estos menesteres.

Si se trata de un gobierno de vocación socialista, donde la burocracia alta y media tiene la potestad de usufructuar la riqueza colectiva que el pueblo le ha confiado, es imprescindible establecer mecanismos reales y efectivos de control popular capaces de abortar esta tendencia. Varios han sido los proyectos diseñados para hacerlo realidad, pero los resultados han sido infructuosos. Repasemos algunos de ellos y analicemos qué podría hacerse para lograrlo en nuestro contexto actual porque los cubanos, como los sijs, hemos de cabalgar al tigre.

congreso

El VIII Congreso del PCC tuvo como idea central la continuidad del proceso (Foto: AFP)

-II-

El triunfo de la Revolución de Octubre no llevó al poder a los soviets de obreros, campesinos y soldados, sino a un gobierno minoritario y omnímodo, el Comisariado del Pueblo, que pronto aplastó a cualquier otro oponente político, aun a los que hicieron la sublevación junto con ellos (eseristas de izquierda, mencheviques revolucionarios, anarquistas). Luego, se volvería contra sus propias disidencias internas (Oposiciones Obrera, de Izquierda, Unificada, etc.) y las extinguiría sin escatimar coerciones y violencias de todo tipo.

En sus últimos escritos, Lenin insistía en crear la Inspección Obrera-Campesina, organismo independiente del Gobierno que fiscalizaría las acciones de la burguesía y la burocracia. Con la llegada de Stalin y sus apparashicks al Poder, Trotsky comprendió tempranamente que la misión de la Inspección cambiaba y se volvía imprescindible: «Pasaron del control sobre la burguesía a la administración de la propiedad nacionalizada. De la administración obrera, al dominio de la burocracia. El nuevo control obrero significaría control sobre la burocracia.» Debería ser el paladín del pueblo ante la burocracia usurpadora, pero jamás lo fue en ningún país de vocación socialista.

Foto: Sputnik Mundo

En países capitalistas donde el movimiento obrero y progresista adquiría determinadas cuotas de poder, como en la Cuba de los años treinta, se crearían instituciones tipo Tribunal de Cuentas, entidades fiscalizadoras superiores estructuradas como un órgano colegiado responsable de investigar y juzgar la regularidad de las cuentas y gestiones financieras públicas. Sus expertos estaban facultados para realizar la auditoría contable y financiera de todos los sujetos económicos con independencia del Gobierno, aunque la efectividad de este mecanismo para eliminar la corrupción nunca fue alta.

En Latinoamérica, su equivalente son las Contralorías Generales de la República. Con más o menos autonomía en su gestión, estas instituciones han terminando plegándose casi siempre a los poderes del Estado, o llevando a cabo una labor quijotesca que logra desenmascarar determinados negocios turbios, pero es incapaz de eliminar la corrupción como fenómeno consustancial al sistema.

La metástasis de la corrupción en varios países ha llevado a la instauración de verdaderos Estados mafiosos. En estos, una parte importante del PIB se crea por vías ilegales y turbias, lo cual permite a los grupos oligárquicos delincuenciales hacerse con grandes cuotas de Poder y subordinar al Estado/Gobierno a sus fines expoliadores.

-III-

Tras el triunfo de la Revolución el control público sobre el Gobierno, que antes se mostraba inefectivo, ha sido casi nulo. Ante la prevalencia del poder Ejecutivo sobre el Legislativo y el Judicial ─ establecido en la poco mencionada Ley Fundamental de 1959─ pocos resquicios quedaron para fiscalizar públicamente a los cuadros administrativos. En sectores esenciales para el país y conflictivos jurídicamente como las relaciones agrarias, las demandas ciudadanas contra el INRA y luego el MINAGRI ni siquiera irían a los tribunales; habría que resolverlas dentro del ministerio.

Transformaciones

Fidel junto al doctor Osvaldo Dorticos, ministro Encargado de la Ponencia y Estudio de las Leyes Revolucionarias, firma la Ley de Reforma Agraria, el 17 de mayo de 1959. (Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas)

La inspección y el control populares sobre la burocracia quedaban en el limbo de los documentos y declaraciones de principios, pero ningún mecanismo práctico empoderaba a la sociedad civil para hacerlo. Las quejas a las autoridades y los anónimos con denuncias de casos aislados serían atendidos a discreción de los propios organismos partidista/estatales ─es decir, se cocinarían en su propia salsa─ y las excepciones no se pasarían por alto.

En la posterior fecha de 1973, a raíz de un valiente fallo de la Sala de Asuntos Constitucionales favorable a artistas y escritores que habían sido parametrados, se eliminó la potestad del Tribunal Supremo de Justicia de decidir sobre la constitucionalidad de las leyes, decretos y reglamentos, cuando fueren objeto de controversias entre partes. Este fuero, que provenía de la Constitución de 1901 y fue ampliado por la del 40, nunca más se ha devuelto al sistema de justicia ni siquiera en la Constitución 2019, a pesar de ser ampliamente solicitado en la consulta popular.

Derecho

(Foto: BBC)

En lugar de alguna forma de inspección popular acorde con el carácter supuestamente socialista del Estado, en 1976 se creó el Ministerio de Auditoría y Control para «perfeccionar la vigilancia sobre los bienes patrimoniales públicos». Más de treinta años después, en 2009, con el pretexto de que «su jerarquía era asimilable a la de otros ministerios lo cual mermaba la autoridad de sus decisiones en el orden funcional», la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) promulgó la ley No. 107/09 «De la Contraloría General de la República de Cuba».

Su creación se correspondía con los postulados de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (2003) que Cuba firmara en 2005 y ratificara en 2007. El nuevo órgano se encargaría de: «ejercer la más alta fiscalización sobre los órganos del poder público, la administración de su patrimonio y la prevención y lucha contra la corrupción administrativa». Aunque se subordina únicamente a la propia ANPP y está estructurada verticalmente en todo el país, en la práctica depende del presidente de la República, quien le encomienda hasta a quién inspeccionar.

Para demostrar su falta de potestades para combatir la corrupción de cuello blanco y poner orden en el desbarajuste económico nacional, basta saber que sus inspectores no pueden fiscalizar ninguna entidad perteneciente al holding GAESA. Esto se debe, no solo a que sus principales empresas y el conglomerado en sí están inscriptos en otros países, sino porque, al ser considerado oficialmente como parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, sus acciones están protegidas de la fiscalización civil por el manto del secreto militar; aun cuando estas entidades no produzcan, importen o comercialicen armamentos, sino otros bienes y servicios que consumen habitualmente la población civil y el turismo.

negros

(Foto: Cibercuba)

Como los sijs indios del medioevo vencieron al tigre teocrático hindú, los cubanos tenemos la misión histórica, no de destruir o ignorar a la burocracia, pero sí de reducirla al mínimo, someterla al control popular e impedir la eternización del empoderamiento del tigre del burocratismo. Ese camino pasa por la fiscalización popular del Gobierno/Partido/Estado mediante una versión moderna de la Inspección Obrero-Campesina bolchevique, o algún tipo de defensoría efectiva del Pueblo.

Solo una institución colegiada, legalmente constituida con poderes supra administrativos y autonomía individual, obligada a rendir cuentas públicas solo a la máxima instancia del Estado —la Asamblea Nacional del Poder Popular— podrá limitar los excesos y trapicheos de los elementos todopoderosos de la oligarquía burocrática con la propiedad pública y otras riquezas nacionales, y retrotraerlos a sus legítimos dueños y usufructuarios: los elementos populares de la nación, honestos y emprendedores, tanto de la Isla como de la diáspora.

5 mayo 2023 6 comentarios
1 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
(Foto: El Universo) partiestatal
Ciudadanía

Lo partiestal, pasado, presente y posibles futuros

por Mario Valdés Navia 24 abril 2023
escrito por Mario Valdés Navia

Vivir en Cuba crea la sensación de ser parte de un experimento permanente cuyo diseño desapareció hace mucho tiempo, y ya nadie recuerda bien cuál era el verdadero propósito original. Al no saber hacia dónde se quiere llegar, tampoco es posible precisar los objetivos y tareas parciales; de ahí que los participantes giren constantemente como en una noria, y solo esperen con ansias que alguna fuerza centrífuga los lance afuera.

Pero esto no pasa de ser un espejismo para observadores incautos, o mal informados. En realidad, los diseñadores sí han sabido todo el tiempo cuál es su objetivo. En el largo camino recorrido desde 1959, los fines y métodos a corto y mediano plazo han ido sufriendo modificaciones, pero el resultado final se ha garantizado: la conquista y preservación del Poder omnímodo por un mismo grupo político sobre el resto de la nación.   

Armando Hart

(Foto: Associated Press)

Prueba de ello es lo ocurrido con la relación social más importante en cualquier sociedad: la propiedad. Si bien los antiguos grandes propietarios cubanos y extranjeros fueron expropiados entre los años 1959-1960 y luego llegó el turno a la mayoría de los productores medianos y pequeños de la ciudad y el campo en aras de la estatización absoluta; lo cierto es que lo privado siguió predominando, aun con la economía superestatizada.

Esto se logró mediante lo partiestal, mixtura entre propiedad estatal, de derecho, y privada. En efecto, aunque la parte más conocida de este fenómeno radica en la economía sumergida, la corrupción empresarial, y los manejos ilegales de los trabajadores para sobrevivir (la resolvedera), es en el empleo de los recursos nacionales convertidos en propiedad estatal, a disposición de una oligarquía todopoderosa, donde residen las expresiones más completas de lo partiestal.  

Cuando el Gobierno/Partido/Estado se plantea la privatización de la economía a lo ruso para supuestamente salvarnos de la crisis estructural, vale la pena analizar cuál ha sido el tipo de propiedad que ha prevalecido en el último medio siglo de aparente utopía comunista: ¿Acaso la de los “productores libres asociados” de que hablaban Marx y Engels? ¿La de los colectivos obreros y campesinos cooperativistas que proclamaba el socialismo soviético? ¿Es la propiedad estatal equivalente a “de todo el pueblo”?

communists

(Foto: Txetxu via Flickr)

El sentido de propiedad y lo partiestal

En mi libro El manto del rey (Ediciones Matanzas, 2020) dediqué un ensayo homónimo a una cuestión que hallo medular: el sentido de propiedad. Entendido como: “el contenido subjetivo, o imagen mental, que poseen los miembros de la sociedad sobre las relaciones de propiedad y sus formas de realización en un contexto determinado”, el sentido de propiedad existe en todas las sociedades humanas; pero en el socialismo su realización se complica.

En el capitalismo, la forma de realización de la propiedad burguesa a través de la ganancia favorece la consolidación del sentido de propiedad burgués. Con el tiempo y por vías diversas, los capitalistas llegaron a vincular los ingresos de los obreros y empleados a los resultados económicos de las empresas de manera cada vez más eficaz y eficiente.

En muchos Estados capitalistas, sobre todo en los desarrollados, se ha formado también un sentido de propiedad del ciudadano hacia la esfera pública que se asocia directamente al uso social de la parte de su ingreso que el Estado le enajena a través de los impuestos. La reproducción del sentido de propiedad capitalista en grandes sectores populares e intelectuales conduce a la alienación y el apoliticismo, lo cual favorece la hegemonía cultural burguesa.

El déficit del sentido de propiedad socialista radica en que es inadmisible que pueda desarrollarse en un sistema donde la propiedad nunca ha sido realmente social, sino partiestal (particular/estatal). Es que los medios de producción declarados como propiedad de todos son escamoteados por un pequeño grupo oligárquico de altos dirigentes, quienes controlan su gestión y usufructo.

Por eso, en todos los Estados que han establecido el modelo de socialismo  estatal-burocrático ha predominado la falta de estimulación al trabajo, contracción permanente del mercado interno y limitadísima participación de los trabajadores en la gestión de los recursos supuestamente públicos.  

Mecanismos (3)Siendo así, la mayoría de los obreros, campesinos, empleados e intelectuales comparten hacia la propiedad estatizada una actitud de alienación, al punto que el significado que le confiere la mayoría es el de una propiedad de nadie. En lugar de sentirse arropados por el manto protector de la omnipresente propiedad estatal, los individuos se sienten tan excluidos de ella como si pasearan desnudos por las calles, cual inocente monarca del cuento medieval.

Sin embargo,  a despecho de lo que creían Stalin y demás caudillos socialistas, el trabajador no es un simple tornillo en la gran maquinaria social, sino un animal político (zoon politikon). Es un individuo dueño de su libre albedrío, portador de una voluntad que aspira a ser respetada y tenida en cuenta como la de cualquier otro ciudadano de una república.

Intentar enajenarle sus derechos a participar en la conducción de los asuntos relativos a la gestión de recursos de los que se le ha declarado co-propietario, a favor de una casta de burócratas que supuestamente lo sabrían todo y pensarían por él, ha sido un precio que la historia demostró que los pueblos no estaban dispuestos a pagar. Prueba de ello fue la desaparición del socialismo real en Europa.

Disolución de la URSS (4)

Es en la realidad económica primero, y en lo político-ideológico después, donde se logrará promover el sentido socialista de propiedad, y no al revés. Lo ocurrido con lo partiestal en el socialismo cubano lo comprueba una vez más. Analicemos brevemente su pasado, presente y posibles futuros.

Pasado

Cuando el sorprendido gobierno de los Estados Unidos decidió repetir acá el esquema intervencionista de Guatemala 1954, los barbudos, ya convertidos al comunismo, no dudaron en expropiar sus empresas. Casi a seguidas nacionalizaron toda la propiedad capitalista en el país y crearon el mayor sector estatizado del mundo (100% en todas las ramas principales, excepto la agricultura, donde ascendía al 70% del suelo cultivable).

hombre

Sin embargo, la propiedad estatal socialista posee una naturaleza común en todas partes, aunque haya nacido en un multitudinario acto de masas con un coro de un millón de voces. Pronto, las grandes empresas agrarias e industriales recién creadas (consolidadas) mostraron un decrecimiento de la producción y la productividad, debido tanto a factores exógenos (bloqueo, gastos de defensa, éxodo de especialistas, etc.) como endógenos, ligados a la falta de motivación interna.

Ante la manifiesta falta de correspondencia entre su estatus jurídico de co-propietarios y los impedimentos para ejercerlo, los trabajadores aplicaron fórmulas de resistencia que aprovechaban las ventajas de su condición de productores directos, algo que la burocracia no les podía enajenar. Entre ellas: utilizar los medios de producción estatales con fines particulares; hurto de instrumentos de trabajo y materias primas; desvío de productos terminados hacia la economía sumergida, etc.

A estas manifestaciones delictivas, realmente secundarias, es a lo que se conoce popularmente como economía partiestal. Su existencia muchas veces está tolerada/fomentada por la incapacidad de las administraciones para garantizar el mantenimiento a los equipos, obtener materias primas, o estimular a los obreros; de ahí que la simbiosis entre Estado y productores individuales se torne imprescindible para mantener la reproducción del proceso productivo.  

Lo partiestal alcanzó mayor protagonismo cuando el Período Especial trajo a Cuba un nuevo sujeto económico: el capitalismo de Estado ─nunca mencionado por ese nombre en el discurso oficial, sino por sus formas: empresas mixtas, asociaciones de capital, concesiones─ en forma de mixtura entre propiedad estatal y capital transnacional, nunca con capital privado cubano.

La información del volumen exacto que ocupa en la economía nacional es secreta, pero es determinante en las importantes industrias del níquel, turismo y energética, y cada vez más creciente en otras ramas industriales, comercio,  agricultura y algunos servicios.

Presente

Con el nuevo milenio, la necesidad de reanimar la economía condujo a una política de austeridad para reducir los gastos del presupuesto y pagar los compromisos de la deuda externa. La disminución de las personas atendidas por la seguridad social y el desagradable incremento de la pobreza ─el coeficiente Gini que era de 0,25% en 1988, ascendió a 0,45% en 2005─ lastimó aún más el sentido de propiedad socialista en la población.

Durante tres decenios, los altos dirigentes, que utilizaban a su antojo la propiedad estatal, rechazaron las propuestas de economistas cubanos a favor de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) como factor importante para reanimar la economía, a pesar de su significativo espacio en la economía mundial.

Miedo que les provoca

(Foto: Juventud Rebelde)

Tras los cambios iniciados en el 2007 se entreabrieron lentamente las puertas para el reconocimiento de la pequeña y mediana producción privada y cooperativa. El primer paso fue la aprobación del eufemístico trabajo por cuenta propia (TCP) y las cooperativas no agropecuarias (CNA), para más tarde dar paso a las mipymes, pero ahora con fines oligárquicos.

En el último quinquenio, el verdadero significado de lo partiestal a nivel de país saltó a primer plano con la debacle económica producida por el control del holding  GAESA ─cuyas acciones pertenecen en su mayoría a personas naturales─  sobre la política inversionista del país y la consecuente ruina de los sectores agrario, industrial, energético y constructivo y el desgaste y paralización de los servicios públicos básicos y la infraestructura.

El empleo desmedido e innecesario de la mayor parte de los escasos fondos de inversión pública en la rama de la construcción de nuevos hoteles de GAESA, aun en medio de la crisis de la covid-19, ha sacado a la luz como nunca antes quiénes son los verdaderos amos de la economía y la política en el archipiélago.

Deterioro de ciudades

(Foto: Abel Tablada)

Tras la catástrofe generada por la Tarea Ordenamiento (2021), la inflación galopante diluyó los salarios y jubilaciones en manos de los consumidores y los obligó a buscar fuentes alternativas de ingresos para no caer en la inopia. La enorme proporción del ingreso que deben invertir las familias en el pago de los alimentos: más del 80% ─rasgo típico de sociedades pobres y atrasadas según la Ley de Engel─ es uno de los más altos del mundo.

En este entorno, la aprobación de las añoradas mipymes marcha lentamente (6 273 al cierre de 2022). En la práctica, muchas de ellas sirven para encubrir el traspaso directo de propiedad partiestal a miembros de la oligarquía, o sus testaferros cubanos o extranjeros, quienes no solo lavan así su dinero proveniente de fuentes ilícitas, sino que gozan de prebendas especiales otorgadas a dedo por el Gobierno.

Con los ingresos disminuidos por la mala gestión gubernamental, los efectos de la crisis pandémica no han podido ser superados. El mantenimiento de las sanciones del gobierno de los EE.UU. y la presión internacional por el pago de la deuda externa ponen al país al borde de la quiebra económica. Aun así no existe una política clara de qué ocurrirá con la inmensa propiedad partiestal del grupo de poder oligárquico, paralizada y obsoleta en gran parte.    

Imagen: Left Voice

Futuros posibles

Soberbia y rebelión: mantenimiento por todos los medios, incluyendo los violentos, del estatus quo actual de ineficacia y ruina del sector partiestal hasta que un estallido social masivo haga colapsar el aparato represivo del Poder, sin que exista certidumbre sobre lo que vendría después.

Totalitarismo capitalista oligárquico: Ejecución de un proceso masivo y acelerado de privatización desde arriba al estilo ruso, donde la mayor parte de las inmensas propiedades partiestales pase, directa o indirectamente, a miembros de la alta y media oligarquía burocrática y sus clientes y aliados, nacionales e internacionales.

Democratización y reconciliación: Adopción de un genuino proceso de reformas económicas endógenas, participación social y democratización política mediante la descentralización de la propiedad partiestal, como parte del proceso mayor de descentralización del Estado a favor de municipios, empresas y actores de la sociedad civil. Esta cuestión exige, en primer lugar, del fomento de un legítimo sector no estatal (cooperativo y privado) que atraiga tanto al capital nacional que está dentro y fuera del país como a inversores extranjeros.

Aunque el futuro que prefiero es el tercero, paréceme el más improbable. Espero equivocarme.

24 abril 2023 17 comentarios
2 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
Recetario ruso
Desarrollo

El recetario ruso para Cuba: visión preliminar

por Mario Valdés Navia 10 abril 2023
escrito por Mario Valdés Navia

A poco de anunciarse la creación de un centro ruso-cubano para preparar “transformaciones económicas en Cuba basadas en el desarrollo de la empresa privada”, ya se anunciaron los elementos principales de su diagnóstico de la maltrecha economía cubana y lo esencial de las medidas que proponen para transformarla y reanimarla acorde a los objetivos de los grupos hegemónicos que conducen el proceso.

El presidente del Consejo Empresarial Rusia-Cuba, el millonario liberal de derecha Boris Titov, cercano a Putin, anunció que: “Los economistas rusos le ofrecieron  a Cuba un plan de cambios de mercado que conserva el apoyo social.” La columna vertebral del proyecto es el fomento de mpymes, pues en este archipiélago: “equivalen a las empresas privadas, ya que el Estado controla todas las áreas estratégicas”. 

Si el objetivo del programa de reformas solicitado por el Gobierno/Partido/Estado a los especialistas rusos es el desarrollo de la empresa privada, entonces “Algo no huele bien en Dinamarca”. Baste recordar que en la historia no han existido modos de producción basados en la pequeña y mediana producción mercantil. En el esclavismo, feudalismo y capitalismo esta siempre ha sido secundaria respecto a la gran propiedad. Un vistazo al mundo actual confirma este aserto.  

Aparte de la entrevista con Titov en Sputnik, no he podido encontrar el informe en extenso, por lo que aún no es posible analizarlo completo, pero sí comentar sus elementos de partida y las condiciones en que tal transformación podría ocurrir en el contexto cubano, altamente estatizado, burocratizado y militarizado y, a consecuencia de ello: empobrecido, esquilmado y carente de recursos fundamentales. Al mismo tiempo, será útil barrer mitos acendrados y subrayar realidades incómodas.

Recetario ruso

Boris Titov. (Foto:cinemaplex.ru)

-I-

Elementos económicos de partida

Entre las primeras condiciones que se precisan para garantizar la acumulación capitalista está la existencia de fuerza de trabajo capacitada para satisfacer las demandas del proceso inversionista. En este sentido es mucho lo que queda por hacer en Cuba.

En la estructura ocupacional de la envejecida población cubana, el 48% de los trabajadores pertenece al área de los servicios públicos (salud, educación, cultura, deportes) y la burocracia partidista-estatal ligada a la administración. Solo el 52% restante se ocupa de la fabricación de bienes (industria, agricultura, ganadería, pesca, construcción…) y servicios productivos (turismo, transporte, almacenamiento, comercio, banca…). Es preciso canalizar grandes volúmenes de  fuerza de trabajo del sector improductivo al productivo.

La correspondiente medida ya fue iniciada por el Gobierno desde septiembre de 2010, cuando se anunció que se eliminarían más de 500 000 empleos públicos y se autorizarían unos 250 000 pequeños negocios en un plazo de seis meses. Además, se esperaba crear otros 200 000 empleos no estatales mediante cooperativas y otras fórmulas.

Al unísono, se suavizaron las regulaciones a los pequeños empresarios: ahora podrían subcontratar mano de obra y alquilar locales, y solamente deberían pagar hasta un 40% por ciento de sus ingresos brutos en impuestos. Aunque este ritmo de transformaciones pronto fue sofrenado, el drenaje de fuerza de trabajo desde los servicios hacia la producción continuó; solo que su destino derivó, más que al TCP, hacia la economía informal y la emigración.

Al mismo tiempo, el holding GAESA seguiría absorbiendo los sectores más rentables y prometedores de la economía estatal y mixta: grupo Cubalse (2009); ETECSA (2011); Zona Especial de Desarrollo Mariel (2013). Sin rendir cuentas a ninguna institución pública, los principales paquetes de acciones de las empresas pasaban a manos de grandes accionistas privados y muchas de ellas eran registradas en el exterior, principalmente en Panamá.  

La prioridad otorgada por el supermonopolio a la inversión inmobiliaria y el comercio, tanto  exterior como interior, llevó a la ruina a los sectores tradicionalmente más productivos de la nación, agricultura y agroindustria, hasta llegar al crítico estado actual. La participación de las manufacturas de media y alta tecnología en las exportaciones de los países de LATAM 2019-2021 muestra resultados nada halagüeños para Cuba: 8%, lugar 31 de 34.

Obviando a los países más poderosos de la región, casi todos nuestros vecinos centroamericanos y caribeños están muy por encima de Cuba: Costa Rica: 60% (2.); Panamá y Trinidad Tobago: 42% (4. y 5.); media de Centroamérica: 37% (8.); R. Dominicana: 33% (9.). La media de la región llega al 59%, más de siete veces la cubana.

Algo similar ocurre con los resultados del turismo. En 2022, Cuba recibió 1,6 millones de turistas, de un plan original de 2,5. Menos del 38% del año anterior a la pandemia. Mientras, la recuperación del resto del área caribeña fue espectacular y rebasó las cotas anteriores: R. Dominicana acogió 5 veces más: 8,5 millones; y el Estado mexicano de Quintana Roo, 15 veces más (+ de 25 millones).

Si bien Titov resaltó la necesidad de que el Gobierno elimine las barreras al fomento de las mpymes, en particular las fiscales: ¿podrán las mpymes disponer de capital y fuerza de trabajo para asumir el rescate de la economía cubana? Si las mpymes siguen siendo creadas a cuentagotas por el Consejo de Ministros: ¿Cuántos años demorará crear un sector privado que pueda resolver los problemas económicos acumulados en campos y ciudades? ¿Acaso las mpymes podrán sustituir a la gran producción agroindustrial como fuente principal de la renta nacional, algo nunca visto en la historia de Cuba? Con perdón de los asesores eslavos, lo dudo mucho.

Recetario ruso

-II-

Elementos sociales de partida

Con esta situación económica los indicadores sociales no pueden ser buenos, a pesar de los éxitos acumulados en décadas anteriores. Si bien a mediados de los ochenta el nivel de pobreza se informaba en un  6.6% y el  índice de desigualdad (coeficiente de Gini) en un 0.24, la ONEI dejó de publicar esos datos desde 1999, cuando el Gini había ascendido 0.40 y la pobreza urbana abarcaba un 20% de la población.

En 2018, José Rodríguez calculaba el Gini en 0.45 y desde entonces la desigualdad se ha incrementado, sobre todo a partir del fracaso de la Tarea Ordenamiento que multiplicó las diferencias en la distribución y el consumo como nunca antes y lanzó a las clases trabajadoras a la inopia.

Por ello, comparto el criterio de que la clase obrera estatal cubana, constituye un proletariado socialista en estado de precariado, ese: “nuevo gran grupo social de gente `a quienes no les alcanza el salario` en Cuba”. La generalización del precariado entre los sectores trabajadores hizo primar en ellos la ideología del rebusque. En sus generaciones más jóvenes se expresa en el abandono de los mitos revolucionarios y el afán de irse del país.

Ante la negativa del Estado a cambiar sus obtusas políticas, la respuesta de la población no resignada es a cambiar de país de residencia. Según Havana Consulting Group, en 2022, 366 000 pobladores emigraron, más que en todas las olas migratorias anteriores desde 1965. La mayoría eran jóvenes con educación media superior o superior terminada, y emprendedores provistos de capital para costearse el costoso viaje e invertir en su nuevo hogar.

La otra cara terrible de la pobreza cubana es el deterioro de los servicios sociales y la seguridad social y ciudadana, emblemas de la nueva sociedad durante décadas. Cuando Titov habla de conservar el apoyo social en el proceso de privatización que se fragua espero que no esté pensando en la experiencia rusa, terrible para los indicadores sociales del país.

Desde el fin de la URSS, la inversión en los hospitales públicos fue relegada y su infraestructura se deterioró aceleradamente. Las ideas de los Putin`s boys  sobre la llamada Optimización del sistema de salud hicieron que entre 2000 y 2018, el número de hospitales disminuyera  de 10 700 a 4 390 ─la mayor parte en Moscú y San Petersburgo─ para una población de 146 millones. Pese a la existencia de un sector de medicina privada, cuyos precios son muy altos aún para el ciudadano medio, se estima que solo un 20% de la población rusa tiene acceso a servicios médicos de calidad.

Muchos han sido los retos enfrentados en #Cuba desde que se confirmaron los primeros casos de #COVID19.
Gracias a la labor incansable de los trabajadores de la #Salud, a nuestros hombres y mujeres de ciencia y al quehacer de todo un país 🇨🇺, hoy la cifra de contagios es mínima. pic.twitter.com/rEuN7P09vh

— Manuel Marrero Cruz (@MMarreroCruz) March 11, 2023

-III-

Privatizar con quiénes

En una primera lectura puede parecer que las propuestas de los think tanks rusos coinciden bastante con las que los economistas cubanos vienen planteando hace la friolera de treinta años y que el Gobierno/Partido/Estado ignorara olímpicamente. Pero no es tan así: lo principal no es fundar miles de mpymes, sino cómo y a quiénes se autorizará para hacerlo y qué mecanismos se emplearán para asignar los recursos financieros y materiales que se distribuirán para desarrollar este sector privado.

Hasta ahora, los nuevos capitalistas cubanos no han surgido de las mpymes, sino de los grandes bolsones de capitalismo de Estado que han proliferado a partir de la reconversión de la propiedad pública estatizada en asociaciones mixtas con capital extranjero y/o las empresas de origen militar que se fundaron mediante sociedades anónimas registradas en otros países a través de funcionarios del Estado, o sus prestanombres extranjeros. Con tales patentes de corso surgidas con el pretexto de burlar las restricciones del bloqueo estadounidense, un bribón puede izar el pabellón pirata y apropiarse de la empresa pública cubana como mero botín de guerra, o pago por sus servicios.

Lo más peligroso que parece tener esta privatización a gran escala vía mpymes es que la llevada y traída empresa estatal socialista ya ni siquiera se menciona.  Su colectivo de trabajadores ─que constituye la empresa en sí, más que sus edificios, maquinarias y herramientas─ es ignorado totalmente y solo espera a que alguien les diga cuál será su destino, como ya pasó cuando el desmantelamiento de la industria azucarera hace veinte años.

¿Por qué no se hacen cooperativas de trabajadores para operar las empresas estatales quebradas? Si la empresa se va a privatizar ¿acaso sus trabajadores no tienen derecho a un paquete de acciones por los años trabajados en ella? ¿Las empresas serán sometidas a una licitación abierta, o sus nuevos dueños serán seleccionados por un proceso de cooptación, como muchas de las actuales mpymes creadas por exfuncionarios, militares y personas confiables que nadie sabe de dónde obtuvieron capital para fundar una empresa?

En las propuestas de reformas hechas por economistas cubanos que he estudiado siempre se ha empezado por la transformación de la actual empresa estatal en modernas entidades autogestionadas, con mayor autonomía y participación obrera, o en cooperativas de trabajadores en esferas como la industria, transporte, construcción, comercio y otras donde nunca se han fomentado.

¿Por qué no probar con la cooperativa obrera y la inversión del capital extranjero de origen cubano antes de seguir privatizando a dedo en procesos de creación de mpymes que sirven para lavar el capital mal habido de burócratas cleptómanos?  Si las mpymes van a preceder y camuflar un futuro proceso masivo de privatización del sector público hacia estos nuevos burgueses ya establecidos, es preferible hacerlo desde ahora mediante licitaciones públicas abiertas, no por recetas de asesores extranjeros al servicio de los mandamases de Rusia y Cuba.

10 abril 2023 31 comentarios
10 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
Mito
Democracia

El mito de la unidad y el Voto Unido

por Mario Valdés Navia 31 marzo 2023
escrito por Mario Valdés Navia

El supermonopolio ETECSA puede tener dificultades en sus servicios pero hay que reconocer que su divisa es impecable: “¡Gracias por elegirnos!”. No obstante, tal sarcasmo se queda corto en comparación con el resultado de las elecciones legislativas del pasado domingo 26: de 470 candidatos a diputados que se sometieron al escrutinio popular ¡TODOS fueron electos! Récord sin parangón a nivel mundial que se repite una elección tras otra … hasta ahora.

Hija pródiga del llamado Voto Unido, tal rasgo de la gobernanza cubana altera los propios fundamentos del concepto de elecciones. Aquí votas, pero no eliges. Su origen no es actual, se remonta a la lucha por preservar la unidad revolucionaria, ese crisol donde se han volatilizado otros valores inalienables del pensamiento progresista: libertad, democracia, justicia, derechos humanos. Repasemos brevemente la historia y presente de este mito fundador de la Revolución Cubana y su expresión en las urnas: el Voto Unido.

I. Historia

Medio siglo después del triunfo del 1-1-1959, al publicarse el libro de Fidel La contraofensiva estratégica,  se tuvo evidencia de que este había ordenado al Che avanzar hacia La Habana solo con las fuerzas del M-26-7. Por entonces ─fresco aún el enojo por el Pacto de Miami, fraguado a sus espaldas─ Fidel consideraba un grave error político compartir fuerza, autoridad y prestigio con el DR-13-3, “un grupito cuyas intenciones y cuyas ambiciones conocemos sobradamente, y que en el futuro serán fuente de problemas y dificultades”.

Si bien ambas organizaciones habían promovido la unidad entre las fuerzas que combatían a la tiranía, la imposibilidad de vertebrarse como plataforma de dirección colegiada de la lucha, como había pretendido inicialmente, llevó al DR a proponer al resto de los grupos insurreccionales la coordinación de esfuerzos “como la forma más eficaz y posible de la unidad”.

En cambio, el M-26-7 desde sus inicios concebía la unidad con otros sectores como la incorporación de ellos a sus filas, aceptando  su autoridad y disciplina. En vez de “coordinación de esfuerzos”, pretendía la consolidación de su “hegemonía revolucionaria”. Decía Fidel: “no habrá que hablar de coordinación de esfuerzos sino de aceptación llana y simple de que la dirección revolucionaria ha cambiado de manos y a su nueva estrategia, disciplina y programa tendrán que subordinarse todos los demás factores”.

Logrado el triunfo militar en el Centro y Oriente, Fidel ordenó a los mandos del Ejército Rebelde proseguir  las operaciones hasta que estuviera asegurada la victoria y garantizado el pleno reconocimiento al Gobierno del Dr. Manuel Urrutia Lleó, el candidato del M-26-7. Este había sido proclamado Presidente de la República, desde julio de 1958, por la mayoría de las organizaciones opositoras a Batista nucleadas en el Frente Cívico Revolucionario.

Creado el Gobierno Revolucionario Provisional (GRP) en Santiago de Cuba, su necesario desplazamiento hacia el Palacio Presidencial, en manos del DR-13-3, generó tensiones entre este y el M-26-7 durante los días 4 y 5 de enero de 1959. Les pusieron fin la llegada de Fidel y Urrutia a la capital y el reconocimiento por parte del DR-13-3 de la presidencia del segundo y el lugar del primero como Comandante en Jefe de las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire de la República, prerrogativas del jefe de Estado que Urrutia le cediera desde el mismo 1 de enero.

Mito

Manuel Urrutia Lleó, Fidel Castro y otros miembros del gabinete del primer gobierno revolucionario de Cuba. (Foto: Cubadebate)

El control del Gobierno por el M-26-7 reflejaba una situación real: la hegemonía que había conquistado durante la Guerra de Liberación al ser la de mayor militancia y extensión, su Ejército Rebelde la fuerza armada de mayor poder y gozar de un abrumador respaldo popular. A partir de entonces se impondría el concepto de unidad revolucionaria en el sentido de unidad de todos para el cumplimiento de las decisiones del grupo de poder hegemónico: el de los caudillos/comandantes del victorioso Ejército Rebelde.

Tomaba cuerpo en el país una dictadura militar de nuevo tipo: revolucionaria, antioligárquica, popular  y antimperialista. Su poder fue in crescendo en la medida en que avanzaban las transformaciones económico-sociales, agudizábase la lucha de clases y el conflicto con los EEUU. El vínculo unitario entre el líder caudillista y la masa del pueblo revolucionario se fue tornando cada vez más directa, lo cual hizo que los demás actores políticos, individuales y colectivos, pronto se tornaran superfluos.

A partir del propio mes de enero de 1959, cualquier acción que amenazara esta sacrosanta unidad revolucionaria fue considerada como acción enemiga, traición a la Revolución y merecedora de ejemplarizante castigo. A ella quedaron supeditados los ámbitos de la política, justicia, arte y literatura, educación, sociedad civil, filosofía y las propias ciencias, en particular las sociohumanísticas: historia, filosofía, sociología, economía política, antropología…   

Como señalara Guillermo Jimenez Soler (Jimenito):

La realidad es que las más veraces y sanas interpretaciones no pueden lidiar cuando le anteponen el sambenito de poner en peligro el factor de “la unidad”, cuyas definiciones y alcances han estado en ocasiones permeadas por un interés muy sectorial o coyuntural, sin la posibilidad de un mínimo diálogo o argumentación. Es un valladar que no admite la menor resquebradura.

La aprobación, en 1959, de una nueva Ley Fundamental que atribuía al Consejo de Ministros potestades legislativas dejaba en manos del Primer Ministro las facultades para hacer las leyes y ejecutarlas. Era el fin de la división de poderes y la conversión del presidente en una figura de segundo orden.

Todos los cargos del Estado se establecieron por designación, las elecciones generales prometidas en el Manifiesto de la Sierra Maestra para un año después del triunfo fueron canceladas, los partidos políticos suspendidos, prohibidas las huelgas y manifestaciones de protesta y desmantelada la rica y diversa sociedad civil existente mediante la creación de organizaciones unitarias leales al GRP.

Cuando se adoptó el socialismo totalitario en versión cubana, con su modelo de partido único, se anatemizó el pasado republicano. Como parte de él, las elecciones pasaron a ser parte del anacrónico sistema burgués, supuestamente superado mediante la construcción acelerada del socialismo y el comunismo.

Sin embargo, al iniciarse el llamado Proceso de Institucionalización (1974-1978) regresaron las elecciones como parte de la democracia socialista, entiéndase sólo entre candidatos fieles a la Revolución, el PCC y Fidel. Los delegados del Poder Popular y diputados a la ANPP no serían profesionales; por lo que la iniciativa legislativa pasaría al propio Gobierno y sus organismos centrales.

El lema inicial de las elecciones sería: “A elegir a los mejores”. Los candidatos serían propuestos por las direcciones de las organizaciones de masas dirigidas por el partido único, pero seleccionados a todos los niveles por Comisiones de Candidatura designadas por el PCC y encargadas de impedir que se filtrara alguien capaz de cuestionar las decisiones de los mandamases.

Con ese esquema, los miembros principales del anterior GRP (1959-1976) siguieron ocupando los más altos cargos en la dirección del PCC y el Estado. Pero ni eso era suficiente para garantizar el sueño de eternizarse en el poder del grupo hegemónico.

Con la debacle del campo socialista europeo y la URSS, la élite del Gobierno/Partido/Estado decidió blindar definitivamente los resultados de las elecciones legislativas mediante la convocatoria de Fidel al llamado Voto por Todos, o Voto Unido (VU) (1993).

Ahora, la candidatura sería cerrada ─misma cantidad de candidatos que de plazas─ por lo que los votantes no tendrían que elegir, sino votar por los que seleccionaran o, preferentemente, por todos los candidatos. La comunidad de aparatos ideológicos del Poder se puso en función de inculcar el VU como principio superior de democracia y deber de todo buen revolucionario.

Mito

(Foto: Radio26)

II. Presente

Durante las tres últimas décadas las elecciones cubanas han dividido al electorado en dos grandes campos: los que apoyan al Gobierno/Partido/Estado asisten y ejercen el VU, o algunos el selectivo. Los opositores no asisten, y si lo hacen votan en blanco, o anulan las boletas. Por ello, ambas posturas convierten cada elección en un referéndum al Poder.

Sin observadores imparciales, ni oposición legalizada y organizada, la pelea electoral cubana se torna, como diría mi abuelo refranero: “De león a mono y el mono amarrado”. Sin embargo, el análisis de lo ocurrido en las cinco votaciones ocurridas desde 2003 muestra que la oposición va ganando terreno en esta sui generis pugna electoral.

Si bien entre 1976 y 2010 ─incluyendo los años del Período Especial─ la asistencia a las urnas estuvo entre el 97 y el 99%, desde el 2003 hay una tendencia sostenida al voto de castigo en su versión cubana: disminución del VU en un 20%, incremento de abstenciones en 1000%, votos selectivos y nulos en 300% y en blanco en 200%. 

Nunca como en esta ocasión fueron tan activas las campañas del Gobierno/Partido/Estado por el VU y las de la oposición por la no presentación de los votantes. La crisis estructural del país, agravada por las sanciones de Trump-Biden; la reactivación de la sociedad civil independiente (SCI) en los últimos años; el estallido social del 11J y su represión violenta, el enjuiciamiento y condenas exageradas a más de mil manifestantes pacíficos, puso en entredicho la capacidad del Poder para sostener un resultado favorable en este escrutinio y ambos contendientes se emplearon a fondo.     

Los resultados obtenidos, a despecho de que no pudieran ser avalados por observadores independientes (nacionales o internacionales), y que las encuestas alternativas a boca de urna los contradicen, permiten sacar varias conclusiones interesantes. La fundamental: tirios y troyanos se jactan del resultado como una victoria propia. Esto ocurre porque, si bien todos los candidatos fueron electos en primera vuelta al obtener más del 50% de los votos válidos, el VU cayó al 72%, casi 20 puntos porcentuales del 2003, e incluyó a solo 49% del padrón electoral (PE).

Mito

Sobre este elemento primigenio, el PE, llama la atención su gran reducción en el último decenio. Entre las legislativas del 2013-2013 la disminución es de 548 385 electores. La tendencia es aún más pronunciada entre las legislativas de 2018 (8 639 989) y 2023 (8 120 072): ─519 917; y entre las municipales de noviembre de 2022 (8 351 311) y las legislativas actuales: ─231 239. ¿Quiénes son los que tan masivamente han sido retirados del PE: fallecidos, emigrantes ─sin presencia física, no tienen residencia efectiva en el país─, o presos?

En la votación reciente, la SCI contó con la presencia activa de sus propias organizaciones de recuperación y gestión de la información, tales como: Proyecto Inventario, Observadores de Derechos Electorales (ODE), Comisión Cubana de Defensa Electoral (COCUDE) y Ciudadanos Observadores de Procesos Electorales (COPE). En sentido general, consideraron que estas fueron las votaciones más irregulares realizadas en Cuba desde 1976.

Entre las principales violaciones de la Ley Electoral que detectaron se encuentran: represión contra activistas y observadores independientes, no publicación en tiempo del PE, votación de personas no inscriptas en el colegio,  extensión de la votación una hora más sin causas reconocidas, funcionarios electorales buscando a los electores en sus casas, o llevándole las boletas sin causas de fuerza mayor.

Estas organizaciones destacan que la afluencia de público en muchos colegios observados fue escasa, lo cual pone en entredicho la alta cifra de votantes informada a posteriori. Además, se hacía campaña por el VU hasta dentro de los propios colegios electorales, algo prohibido expresamente por la propia Ley Electoral.    

Para los defensores del Gobierno/Partido/Estado el triunfo en el ejercicio electoral del domingo 26 garantiza la reelección sin problemas del Presidente y el Consejo de Estado para el próximo quinquenio. Mas, cuidado: de no revertirse la tendencia actual, difícilmente puedan repetir el éxito en las legislativas del 2028. Es que el recurso del VU, como una de las mayores aberraciones del manipulado mito de la unidad parece haber dado sus últimos estertores con la votación del pasado 26.

Esperemos que en las próximas legislativas cubanas haya un genuino enfrentamiento entre organizaciones políticas independientes, y que la competencia entre ellas conduzca a la nación por los cauces de progreso que tanto merece el sacrificado pueblo cubano.

31 marzo 2023 24 comentarios
2 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
  • 1
  • 2
  • 3
  • …
  • 14

Ayúdanos a ser sostenibles

Somos una organización sin fines de lucro que se sostiene con donaciones de entidades e individuos, no gobiernos. Apoya nuestra independencia editorial.

11 años en línea

11 años en línea

¿Quiénes Somos?

La Joven Cuba es un equipo de investigación y análisis político que trabaja por un país justo, democrático y sostenible. Con una plataforma digital y un equipo especializado en el análisis de la realidad cubana, aspiramos a ser punto de enlace entre la sociedad civil y los decisores, mediante la investigación y la generación de conocimiento sobre la aplicación de políticas públicas.

@2021 - Todos los derechos reservados. Contenido exclusivo de La Joven Cuba


Regreso al inicio
La Joven Cuba
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto
 

Cargando comentarios...