Desde el pasado 2 de agosto, los medios nacionales corrieron la voz sobre varias acciones orientadas a la bancarización, con el supuesto objetivo de proteger las operaciones de la población. Las medidas se toman luego de que se evidenciara la baja disponibilidad de efectivo en las instituciones bancarias del país.
La Resolución 111/2023 del Banco Central de Cuba (BCC), publicada en la Gaceta Oficial el 9 de agosto, aprueba las normas bancarias sobre límites para los cobros y pagos en efectivo en moneda nacional, su depósito, extracción y tenencia. Unido a ello, se anunciaron sanciones a quienes las incumplan y obligaciones para los actores económicos, sin valorar las condiciones de estos últimos y sus recursos.
Alberto Quiñones Betancourt, vicepresidente del Banco Central de Cuba (BCC), en su intervención en la Mesa Redonda del 18 de agosto último, insistió en que «la bancarización es una solución a un conjunto de realidades que se presentan hoy en ese ámbito». No obstante, entre las medidas más polémicas está la limitación a 5 000 pesos cubanos —unos 23 USD al cambio informal aproximadamente— como monto máximo para los cobros y pagos en efectivo por parte de actores privados de la economía, lo cual también implica que las PYMES no pueden extraer de sus cuentas bancarias asociadas, más de esa cantidad al día, a no ser por razones debidamente justificadas.

En los usuarios persiste la preocupación ante las demoras para poder extraer efectivo en el banco y ante el alza de los precios de compra venta en el mercado informal de divisas / Foto: María Lucía Expósito
Quiñones también alegó en fechas posteriores al anuncio que, si bien la bancarización estaba encaminada a estimular el uso del dinero electrónico y el uso de cajeros automáticos para que personas naturales extraigan el efectivo, «la situación con los cajeros es crítica y existe un alto nivel de obsolescencia».
Los días siguientes a la publicación de esta información, LJC hizo un recorrido con observación participante que abarcó la visita a los bancos y sitios de movimiento de activos en los municipios habaneros Diez de Octubre, Cerro, Centro Habana, Habana Vieja y Plaza de la Revolución.

Aglomeración de personas en los cajeros automáticos del Boulevard de Obispo en La Habana Vieja / Foto: María Lucía Expósito
Las imágenes evidencian que, amén de las nuevas medidas, ha empeorado el servicio de extracción de efectivo para personas naturales. En la mayoría de las sucursales de Banco Metropolitano, solo funciona uno de tres o cinco cajeros automáticos.
El contexto es también desfavorable con respecto a la baja denominación de los billetes que ofrece el cajero, frente a las negativas de no pocas pizzerías, bares, restaurantes y otros negocios privados que niegan una cantidad determinada de pago con billetes de 5, 10 y 20 CUP.
Si antes del 2 de agosto parte de los locales sede de Pequeñas y medianas empresas (MYPIMES) aceptaban transferencias vía QR, lo cierto es que ahora algunas han dejado de hacerlo o piden, junto con este método de pago, un 15 % de interés por encima.

Cajero fuera de servicio visto en La Habana Vieja / Foto: María Lucía Expósito
Igualmente, en avenidas de referencia de la capital cubana, como Monte, Reina, Diez de Octubre, 23, Línea… pocos son los negocios, cafeterías y espacios de venta que contemplan entre las opciones de pago el electrónico. Solo los locales más vistosos y más caros tenían normalizado el pago de la cuenta por Transfermóvil o Enzona.
Los vendedores interpelados durante el recorrido señalaron, entre las razones para no aceptar transferencia, no estar acostumbrados al manejo de estas pasarelas o haber tenido dificultades con clientes por no llegar a tiempo el mensaje de confirmación. Otros, sencillamente, no lo tienen permitido porque el titular del negocio lo niega entre las opciones de pago.
En los cajeros, las filas se extienden a diario desde bien temprano y hasta el cierre de los servicios de aquellos cajeros en funcionamiento. Se pudo comprobar que a partir de las 10 u 11 pm, ya no es posible realizar extracciones a excepción intermitente, en el Banco ubicado en 23 y J, donde el monto del cajero ha sido insuficiente para la demanda de los usuarios.

Fila para el cajero en Línea y A, Plaza de la Revolución / Foto: María Lucía Expósito

Fila para el cajero en la Avenida 10 de octubre / Foto: María Lucía Expósito

Fila para el cajero en 23 y 8, Plaza de la Revolución
Por su parte, el vicepresidente del BCC refirió en televisión nacional que era necesario en el mes de agosto informar «todo este trabajo que seguiremos haciendo, porque entendemos que existen muchas dudas […] pero que también el nivel de educación financiera que tiene nuestra sociedad es muy bajo, incluso también el de nuestros trabajadores bancarios». Además, añadió que «ninguna de las acciones que están hoy recogidas en la Resolución 111/ 2023 del BCC están ya aplicadas de inmediato».

Vista desde la calle Zanja, de los cajeros ubicados en la calle Belascoaín, Centro Habana / Foto: María Lucía Expósito
En foros online y en comentarios que dejan los lectores de los distintos medios donde se ha tratado el tema, persiste la preocupación ante las horas de cola en el banco y ante el alza de los precios de compra venta en el mercado informal de divisas, factor que ha condicionado últimamente las tasas de consumo en el país, algo que los directivos del Banco no han mencionado en las recientes intervenciones en el programa Mesa Redonda.
Mientras tanto, la prensa oficial continúa con su agenda informativa sobre la bancarización y lo hace desde la focalización positiva de historias de vida de ciudadanos que son titulares de emprendimientos (activos económicos) o entrevistas a la población (personas naturales) sobre el proceso. No obstante, las largas filas en los bancos y cajeros demuestran que ninguna de estas medidas ha podido controlar, no solo el problema de base, sino sus efectos directos en la vida del cubano.

Cajeros automáticos tapiados en Belascoain y Carlos III
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