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Autor

Jorge Fernández Era

Jorge Fernández Era

Periodista, editor y humorista

penumbras

Penumbras

por Jorge Fernández Era 29 mayo 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―¡¿Apagones de seis horas?!

―Hay provincias donde han llegado a ocho, de ahí las quejas. Protestar por protestar, dice el Gobierno: casi siempre la electricidad se repone a las siete horas y cincuenta y cinco minutos.

―Los cubanos son así de exagerados.

―De ahí que haya que estar informándoles. Cubadebate, siempre previsor, ha intuido que a los que viven en penumbras pudo habérseles olvidado por qué funcionan los equipos, y colocó la siguiente nota: «Electricidad: fenómeno originado por el movimiento que experimentan los electrones, partículas de masa muy pequeña que se encuentran en torno al núcleo del átomo».

―Masa muy pequeña… como los panes.

―Exacto. Es tema de análisis cada vez que se reúnen los núcleos, pero todo sigue igual, en constante inercia alrededor de un mismo punto.

―¿Y hay muchas unidades fuera de servicio?

―Tantas, que solo se genera el 39 % de la capacidad instalada.

―Entonces la unidad de las unidades no era tan inquebrantable.

―La incapacidad instalada ha sido mayor. El sistema se diseña para trabajar ininterrumpidamente, y colapsó.

―¿Cuál sistema?

―El electroenergético. El otro es eterno por mandato constitucional, irrevocable.

―Como algunas piezas de repuesto.

―Sucede que al reponer el servicio la coincidencia en las cargas es mayor, arrancan a la vez los equipos electrodomésticos. Se producen sobrecargas que los transformadores no soportan, fallan estos y surgen las averías. Hay que escalonar la reposición de la electricidad. Gente que no tendrían luz por seis horas no entienden que se la repongan a la octava, el equivalente a una jornada de trabajo. Cada provincia tiene cuatro o cinco bloques de apagón en dependencia de la cantidad de consumidores.

―Bloques de apagón que, a diferencia de los de generación, trabajan con total eficiencia.

―Se han programado los mantenimientos para recuperar potencia y asegurar el verano… ¡¿pero qué verano?, si ni siquiera pueden asegurar la primavera!

―¿Y no se ha pensado en distribuir leña?

―La leña está resguardada por si hay que dársela a quienes protesten.

―La situación de los combustibles es bien difícil. Cuba compra el petróleo a terceros y con precios inflados. Ya lo dijo Randy en la Mesa Redonda: «el cubano sabe lo que es comprar por fuera». Eso se llama sensibilidad.

―Los asesores del Gobierno, único en el planeta que se define de ciencia e innovación, realizaron un estudio que arrojó que si las plantas de generación están viejas, el próximo año lo estarán más.

―Eso se llama experticia.

―Es inconcebible que, a pesar de que la situación es grave desde el 21 de junio del pasado año, Díaz Canel no la haya analizado en su reciente discurso ante la Asamblea Nacional. Solo expuso que «En medio de la compleja situación que enfrentamos se ratifican como prioridad la recuperación gradual del peso cubano como centro del sistema financiero, el enfrentamiento a la inflación, la estabilidad del sistema electroenergético nacional…». Lo coloca en tercer lugar entre las cosas más importantes, como si no incidiera en las dos primeras.

―Y habla de estabilidad, cuando es todo lo contrario.

―Está convencido de que será otro el panorama para el 2030. Cuba generará la mayor parte de su energía a partir de fuentes limpias.

―¿Separarán al azufre del crudo nacional?

―La corriente eléctrica se concebirá a partir del sol, el viento, el agua y la obtenida de la quema del bagazo.

―¡¿Bagazo?!

―Imagino que renuncien al azúcar y muelan la caña con paja y todo. Total…

―Si recurren a una planta de medio siglo de explotación como Tallapiedra, es de conjeturar que en pocos años vuelvan al paleolítico y tallen seborucos.

―Salvo que haya otra revolución… energética digo.

―¿Y no pueden dejar de construir hoteles para cambiar el panorama de tales termoeléctricas en completa obsolescencia?

―Esa tecla no se toca. Tampoco se mencionan las unidades térmicas flotantes, parece que solo generan a la hora de las novelas turcas. Los países de la región no podrán impedir que las interrupciones se extiendan hasta el Alba. Y ya ni se habla de que Rusia otorgó a Cuba un crédito de 1200 millones para sumar 800 megawatts. El proyecto fue firmado en octubre de 2015 con Inter Rao Export, empresa que suspendió no hace ni dos semanas el suministro eléctrico a Finlandia.

―¿Pidió Cuba su ingreso a la Otan?… No sería consecuente con el apoyo a Putin por su invasión a Ucrania.

―No es de extrañar: días antes del 17 de diciembre de 2014 se declaraba que solo habría restablecimiento de relaciones con Estados Unidos si desaparecía el bloqueo… A propósito: el gobierno cubano aduce que toda la culpa de los apagones la tiene usted.

―¿Hablas en serio?

―Sí, señor Biden.

29 mayo 2022 15 comentarios 1,8K vistas
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Fundición

Fundición

por Jorge Fernández Era 22 mayo 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―¡Te dije que ese nivel de improvisación iba a traernos malas consecuencias!

―¿Qué tú querías: que incumpliéramos con el pedido y nos culparan de no completar la plantilla de activistas de redes digitales?

―Pero la escasez de combatividad en nuestros almacenes no es justificación para que sustituyas ese componente con los ochocientos miligramos de perfiles falsos que les echaste.

―Fue lo más a mano que encontré. Si a la mezcla le hubiera agregado la majomía que tenemos desde los noventa, el resultado hubiera sido peor.

―Recuerda que los cubanos estamos hechos de una aleación entre resistencia, creatividad y patriotismo.

―Elementos un tanto vencidos.

―Ese material ni se corrompe, ni se degrada y mucho menos se quiebra.

―Muy fácil decirlo, pero nadie calcula las condiciones en que trabajamos. ¿Recuerdas aquella vez en que nos quitaron la corriente y se nos fue un lote de militantes con pobre combatividad en la base?

―Peor el cuadro cuya mezcla nos llevó una semana completa, para que después emergiera de la fragua el corrupto que salió. Olvidó que el Partido lo hacemos día a día sus militantes no solo a la hora de la reunión o de pagar la cuota mensual, hay que asumirlo como un modelo de actuación.

―Por la actuación no hay que quejarse…

―Me refiero a actuar ante las circunstancias, como hace la masa de trabajadores al llamado urgente de la patria. Cada quien, en el lugar que le corresponde, abraza el deber, convencido de que el compromiso individual es inaplazable para hacer tangible el bienestar colectivo.

―¿Y esa trova? ¿No serás tú el que hurtó el poquito de esperanza en el porvenir que me quedaba en un saco?

―Cuba vive por la voluntad de sus hijos, por la entereza y la fuerza que nos da la unidad. Trabaja porque esos mismos hijos saben que un revolucionario no conoce los caminos llanos si pretende llegar a las estrellas.

―Fuiste tú, no hay duda. Y si la ligaste con las proyecciones económicas para el 2030 claro que verás el firmamento.

―¿Es el nuestro ese núcleo del Partido aglutinador e inclusivo? ¿Son la mayoría de las organizaciones de base el espacio donde se debate lo que más preocupa? ¿Cuán esquemáticas son aún nuestras reuniones? ¿Cómo ajustarlas a los tiempos que corren?

―Esas preguntas estaban en el algoritmo con que iniciamos la producción del centro hace más de veinte años. Pero en aras de aumentar la productividad y hacer más con menos…

―El contexto varió. Hay una visión inclusiva para alcanzar el bienestar del pueblo y su progreso económico sostenible bajo modalidades racionales de consumo y producción.

―Demasiado racionales para mi gusto.

―La dinámica demográfica está marcada por el negativo saldo migratorio, los bajos niveles de fecundidad sostenida y el aumento de la esperanza de vida al nacer. El decrecimiento de la población y su creciente envejecimiento son aspectos que influyen en el desarrollo del país.

―En el subdesarrollo.

―Muchos años de decidir desde arriba atrofiaron la capacidad de maniobra política de nuestras instituciones y sus dirigentes, desentrenados para una sociedad mucho más diversa y plural, donde los intereses ya no son tan lineales u homogéneos.

―Ah, porque ya no se decide desde arriba.

―Si no hay primera dama, mucho menos hay primer rey. Lo ha dicho el Juventud Rebelde: «Con nosotros, mirando hacia el Maestro, Díaz-Canel parece estar todos los días en peligro de dar su vida por su país y por su deber. Su marcha ha sido, es cierto, retada hasta por remolinos; su travesía pudiera recordar la que a Ítaca hiciera el valiente Ulises, severamente probado por los dioses, pero él tiene la fortuna de navegar muy bien acompañado».

―¿Ese es el artículo que dice que nuestro jefe de Estado tiene sus amuletos, y los lleva así, tan descubiertos, que a veces no se notan?

―El mismo. Asegura también que nuestro conductor supremo tiene aleación de titán.

―¡Se filtró la fórmula con que nos esmeramos en el 2018 para que llegara adonde llegó sin contrincante alguno!… Sospechoso lo que dice después el mismo periodista: «Somos un pueblo poderoso y es fuerte, tiene que serlo, el hombre que, sin temer la grisura de las nubes, toma el primero de los once millones de remos de la barca». ¡Se pira Canel! ¡Los once millones van, y de que van van!

―Este es un pueblo fiel, a pesar de sus necesidades. Solo los odiadores desean que ocurra una cosa así. Marchar en Cuba dejó de ser sinónimo de irse, mucho menos de desfilar por demandas o reclamos. Este Gobierno se ocupa todos los días de los problemas reales de los trabajadores.

―De crearlos, sí.

―El presidente acaba de decirlo en su último discurso: amamos el amor y odiamos el odio.

―Y necesitamos la necesidad.

22 mayo 2022 9 comentarios 1,9K vistas
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Árbol

Mi árbol

por Jorge Fernández Era 15 mayo 2022
escrito por Jorge Fernández Era

Diez años después de graduarme de Licenciado en Información Científica y Bibliotecología, alcancé uno de mis más caros anhelos: trabajar en el Archivo Nacional. Había madurado la idea de una investigación de mi árbol genealógico con vista a encontrar al ascendiente que, con herencia a mi favor, me arrancara del cuartucho donde malvivo junto a mi mujer y dos hijos.

Tanta fue mi obsesión con el asunto, que hasta soñé publicar algún día el resultado de mis pesquisas de doctorado en un voluminoso libro que se titulara —parafraseando a Marx y Engels— El estado de la propiedad privada de mi familia origen.

No tuve mayores dificultades para dar con los datos de mis más cercanos parientes, ayudado por la desinteresada colaboración de dos colegas de la Universidad de Valladolid. Mis ocho bisabuelos —un rancheador de Campechuela, tres asturianas, dos catalanes, una veneciana y un marroquí— desnudaron su historia con claridad sorprendente, pero sin pista que me condujera a una holgada posición económica de antaño.

Las dificultades comenzaron al investigar a mis dieciséis tatarabuelos. Indagar sobre tal hogar de ancianos no fue fácil: tuve que valerme de varias direcciones de correo electrónico para mandar y recibir mensajes de más de veinte archivos similares del mundo y una cifra mayor de centros de investigación y de altos estudios.

Con el fin de organizar la papelería y no perderme en un mar de gente sin denominación definida, designé con la letra T, acompañada de sencillos números, a las generaciones precedentes. Los padres de mis tatarabuelos pasaron a nombrarse T1-1, T1-2… hasta T1-36; los progenitores de estos últimos T2-1, T2-2… hasta T2-72. Y así sucesivamente (no sé si a Fledesvinda del Ritual de las Alondras le hubiera agradado que un descendiente suyo la denominara con frialdad T8-1215, pero no me podía dejar llevar por sentimentalismos si quería atenerme al más puro rigor científico).

Creí conveniente no hacer demasiado extenso mi estudio. Mis ascendientes T10 fueron los últimos adonde llegó mi espíritu inquisitivo. Si usted pretende insinuar que me quedé corto en mi trabajo de tesis, sepa que tal cota representó consultar la friolera de varios miles de registros en más de cincuenta países para dar con el paradero, esclarecer, meterme en la vida privada de 16 384 seres humanos (todo un hospital geriátrico) que han sido y son parte de mi prosapia.

Una de las historias más curiosas que descubrí es la de T5-19 y T5-222, zaragozana ella y moro él, que se enamoraron perdidamente allá por 1612 y nunca lograron consumar su relación. El padre de la chica se negó a casarla con el mulato, alegando que moros y cristianos no ligan. Y ¿saben qué?: ni ellos mismos sospecharon que muchos años después fundirían su sangre, como símbolo del más hermoso amor, en el grupo sanguíneo O positivo que ostento orgulloso en mi carné de identidad. Sí, por esas casualidades que tiene la vida (o la muerte, porque hace rato que ambos son cenizas) el destino los situó como ascendientes míos, él por la rama materna y ella por la paterna (¡¿no es lindo?!).

Hasta aquí los lagrimones; ya dije que no me gusta caer en sensiblerías. Lo trascendental —no tanto para mí como para la historia de la humanidad— es el riguroso ensayo que he logrado en solo catorce años de trabajo, del que en un futuro podrán nutrirse filósofos, historiadores, etnólogos, sociólogos, lingüistas y hasta escritores de folletines (¡no podrán negar que la historia de mis consanguíneos T5-19 y T5-222 es preciosa!).

De herencia nada. El más ilustre de mis antepasados fue un tal Bienvenido Picón de la Mirandola (T2-26), quien llegó a ser sirviente del general español Joaquín de la Pezuela cuando este fue virrey del Perú entre 1815 y 1821. No creo haya testado algo a favor de los míos, salvo algún tibor de bronce. A mi mujer le inventaré cualquier cuento con tal de que me crea heredero de los Médicis o de alguna dinastía parecida y mantenga las esperanzas de un cuarto para los niños.

La historia de mis taitas T5-19 y T5-222 mejor se la escondo, no vaya a ser que en un futuro, cuando descubra que de Centro Habana no saldremos nunca, saque de la manga a algún T7 mío violador de una T7 de ella, para demostrar que cometemos incesto de pretérita generación.

En mi linaje —he aquí el resto de lo que puede considerarse interesante— hay un fabricante de armaduras para las Cruzadas, un bufón de palacio expulsado por incapaz, un soldado encarcelado en La Bastilla por merodear la alcoba de la Marquesa de Sevigné, dos traficantes de licores, un torero pasado a retiro por bajo rendimiento, seis comerciantes de lana adulterada y veintiún ladrones de poca monta. Bastante bueno salí yo.

15 mayo 2022 6 comentarios 1,8K vistas
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Alocución

Alocución

por Jorge Fernández Era 1 mayo 2022
escrito por Jorge Fernández Era

Este discurso es el primero de mayo. No me refiero a la fecha, sino a que es el primero que realizo en el mes. Ahora, mientras leía, me di cuenta de que lo estoy pronunciando el Primero de Mayo, vaya casualidad. ¿Por qué celebramos el Primero de Mayo? Sencillamente porque es feriado. Celebrarlo más adelante implicaría perder otra jornada de trabajo.

Esta fiesta de los asalariados cubanos se convierte en escenario preciso para enaltecer el valor del trabajo, no importa si con la inflación ya ni sabemos cuánto vale. Hace menos de un año expresé que «la satisfacción de las demandas del pueblo no puede hacerse con discursos, no puede hacerse con exhortaciones». Aprovecho este discurso para exhortarlos a que piensen en ello.

Una de las mentiras que se difunden por las redes sociales es que los trabajadores son obligados a asistir al desfile. Eso es una farsa, ¡eso es farso! ¡Que le pregunten si no a los compañeros de la Empresa Consolidada de Encadenamientos Productivos y otros Eslóganes, citados a las tres de la madrugada en la propia sede de la institución. ¡Desde aquí los veo, alegres y confiados, con las banderas del socialismo en una mano y la merienda en la otra! Ni tiempo de desayunar tuvieron muchos de ellos. Otros tantos no desayunan hace tiempo.

Quienes difunden patrañas sobre nuestras celebraciones son los que para justificar el no asistir a la Plaza alegan que, si se han pasado trescientas sesenta y cuatro jornadas luchando por los derechos de los trabajadores, merecen entonces un día de asueto. ¡Si siguen en las mismas les rebajaremos el sueto!

Los que dirigimos esta Revolución desde Gaesa, desde el Partido, desde el Gobierno, desde el Poder Popular, desde la Asamblea Nacional y desde los sindicatos vivimos desvelados por la producción, desvelados por las distribución justa de la riqueza, desvelados por la satisfacción de las necesidades más apremiantes de la sociedad. ¡Y desvelado no hay quien rinda!

Queremos un sindicato con criterio propio, que promueva el debate con argumentos, enarbolando las orientaciones de Raúl, de nuestro presidente y de los demás líderes, los lineamientos de la política económica, el pensamiento emanado de las discusiones, debates, directivas y acuerdos del VIII Congreso, enfrentándose resueltamente a todo aquel que intente rebatirlos.

El salario no alcanza, lo sabemos. Como el país no está en condiciones de importar salario desde otras economías más industrializadas y solventes, solo podemos garantizar la distribución equitativa de los salarios que bondadosamente nos llegan a través de donaciones, y la venta en MLC de los salarios que recibimos vía remesas de aquellos que un día desfilaron junto a nosotros y hoy se les ve desfilando hacia la frontera mexicana. Nos solidarizamos con ellos. Solidaridad no es dar lo que nos sobra, sino lo que nos falta, es decir, compartirlo todo.

La unidad prima, somos indivisibles, tanto como la unidad es un número primo, solo divisible por él mismo. Yo me entiendo. Si queremos encaminar esta nave hacia puerto seguro, tendremos que ser más «proactivos». De lo contrario, la encaminaremos hacia atrás y seremos «popactivos». Ustedes me entienden.

En este preciso minuto, en Colombia, miles de artesanos marchan en contra de las políticas de su gobierno; en Perú, cientos de campesinos obstruyen las carreteras en protesta por leyes de corte neoliberal; en Ecuador, los maestros exigen pensiones más dignas para su jubilación; y en Auckland, Nueva Zelanda… los trabajadores duermen.

Mientras el proletariado del mundo clama por su alimentación, por una vivienda digna, por derechos que le son conculcados, o se van a la huelga, a nosotros, huelga decirlo, esos temas no nos conciernen, porque la clase obrera de la Isla de la Libertad está en el poder: poder comer, poder vestir, poder transportarse, poder hablar, poder callarse y, sobre todo, poder emigrar.

Cuba está dispuesta a tener relaciones normales con todos los países, incluyendo Estados Unidos. El Gobierno ha demostrado incluso la voluntad de mejorar las relaciones con su propio pueblo, un pueblo que trabaja en la agricultura, trabaja en la industria, trabaja en el turismo, trabaja en los servicios, trabaja en las exportaciones… ¡un pueblo que pasa trabajo!

El nuevo orden internacional necesita de una Tarea Ordenamiento. El primero ha sido un rotundo fracaso. La segunda diríamos que al revés: un fracaso rotundo.

¡Cuánta alegría, cuánta efervescencia revolucionaria, cuánta confianza en el futuro deja en nuestros corazones leer en el Granma que «Se refuerza el interés por el trabajo en Cuba». Si hemos sido capaces de alcanzar metas más difíciles que esa, ¿por qué no soñar junto al órgano oficial de nuestro Partido en que algún día en esta isla se trabaje?

Por este calor humano, por ese sol intenso que nos alumbra y que provoca a cada rato récords de temperatura en Veguitas: ¡Vamos con toldo!

¡Arriba los vulnerables del mundo! ¡De pie los esclavos sin harina de maíz sustituta! ¡No más salvadores supremos… y que me perdone el vicepresidente! ¡Debemos de ser los obreros los que guiemos el tren… u otros medios de transporte alternativos!

¡Agrupémonos todos… en los puntos de recogida! ¡Pero no permitamos, como sucedió ese infausto 11 de julio, que se alcen los pueblos!

1 mayo 2022 8 comentarios 2,1K vistas
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Contenido

Contenido

por Jorge Fernández Era 24 abril 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―¿Viene a hacer una crítica dice?

―Sí. En la Unión de Escritores y Artistas de Cuba…

―¿A qué asociación pertenece?

―A la de combatientes. Peleé…

―Me refiero a si escribe, compone o canta, si es actor o pinta algo.

―Todos pintamos algo en esta nueva sociedad ya no tan nueva.

―¿Viene a darme lecciones? La gente dice que si sesenta años, que si la construcción del socialismo está aplazada por falta de materiales… Nadie reflexiona en que seis décadas, comparadas con lo que vive el ser humano, constituyen un periodo largo, pero si las tiras contra la historia de la humanidad son un tiempo irrisorio. ¿Sabe cuánto más le hace falta al socialismo para afianzarse?

―Mejor ni me diga. Solo quería denunciar que en la Uneac…

―Por esa manera desenfadada con que habla, debo inferir que escribe.

―Algún talento tengo. En cuarto grado redacté una composición que ganó premio en el concurso municipal «Los niños y el problema fundamental de la filosofía».

―La filosofía no sabe nada de problemas. Cuando me designaron coordinador político del barrio, se me dijo que venía a resolver una enorme contradicción de debate que hemos tenido en el Partido durante años para organizar el trabajo, orientarlo, trazar la política sin suplantar al Gobierno ni al Poder Popular ni al Consejo de la Administración… para que no me suplanten. Por eso mi deber es fijar bien los preceptos sobre los cuales puede recepcionarse o no un señalamiento. ¿El suyo es individual o colectivo?

―Colectivo. No soy el primero que se fija en que…

―A tenor de una reciente declaración del Secretariado la Uneac y de la Presidencia de la Asociación Hermanos Saíz, usted y los que se manifiestan forman parte de un «pequeño grupo de distinta procedencia».

―Quizás no tan pequeño.

―¿Residentes en Cuba?

―No hay que vivir aquí para darse cuenta de que en esa institución…

―Residir en la Isla es requisito sine qua non para formular una crítica. Los que están del otro lado piensan que por enviar remesas, sostener las tiendas en moneda libremente convertible y con ello lo poco que queda de la economía tienen derecho a brindar opiniones sobre el acontecer de la nación. No son capaces de lanzar el S.O.S. que Canel propuso para la sociedad norteamericana, quieren cogernos de bobos recetando terapias. Ni que tuvieran currículo para ello.

―En cualquier grupo humano, imagino que también en la Uneac y la AHS, hay disímiles resultados profesionales.

―Menos en el PCC, que es la inteligencia, el honor y la conciencia de nuestra época, la fuerza superior de la sociedad. Tuvo razón aquella delegada a la Asamblea Provincial del Partido en Santiago cuando afirmó que nosotros somos la razón de ser del pueblo. Encaminamos a Cuba hacia la prosperidad.

―Hacia una tremenda pobreza… perdón, proeza.

―Estamos perfeccionándolo todo.

―Hasta el desabastecimiento.

―Ahora mismo hay varios expertos estudiando cómo es posible que en las tiendas en pesos cubanos se oferten aún culeros desechables. Algo está fallando.

―Defecar se ha vuelto un tanto complicado, buena parte de los componentes son de importación.

―Los niños crecen con la resistencia creativa en las venas.

―Y en las tripas.

―Llegarán a la adolescencia más fortalecidos que nosotros. Ya lo apuntó el presidente: «A los jóvenes no hay que verlos con una mirada paternalista, hay que estar con ellos y darles la posibilidad y los espacios para que participen, para que creen, para que aporten».

―Para que crean que aportan.

―Se trata de articular emociones e inteligencia con acciones revolucionarias, como esa suya de venir a esbozar una crítica.

―Verdad que sí, ya olvidaba exponerle que en la Uneac…

―¡Un momento! No me ha dicho qué obra posee para ganarse ese derecho.

―Comencé, con licencia y todo, un cuartico con baño hace nueve años, y no he podido pasar de veinte bloques. Lo que me mantiene con ánimo para levantarlo es oír que lo fundamental de la obra que construimos son sus cimientos.

―La obra suya es escasa y no pasa de un premio infantil que ni clasifica para integrar La Colmenita. No debía otorgarle aval para que continúe con su diatriba, pero esa modestia, ese altruismo sostenible de continuar a ras del suelo, en los cimientos, como usted dice, me ha conmovido. Tome este papel y siga hacia Casa de las Américas. Allí trabaja el que autoriza a tener opiniones divergentes en el ámbito de las ideas. No recuerdo el nombre del funcionario, porque soy nuevo en esto, pero dicen que es un prieto pelú que no le gusta ni un poquito que a sus superiores les lleven la contraria.

―Mejor desisto. Son demasiadas vueltas para que alguien se fije en que a la entrada de la Uneac hay un contenedor de basura que debe ser cambiado… como todos ustedes.

24 abril 2022 6 comentarios 1,9K vistas
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Contra

¡Contra, Loría!

por Jorge Fernández Era 17 abril 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―¿Y esa coriza?

―No me digas nada, que el polvo del hotel que construyen en la esquina de mi casa se cuela a pesar de los cristales y de la consola, siempre que el aire está para acá y no para allá.

―¿Y no te has quejado?

―¡¿Quejarme?! ¿Tú estás loco? Ese hospedaje lo construye Gaesa.

―¿Y hay alguno que no sea construido por Gaesa?

―Obvio que no, hay pocas empresas tan serias en cumplir su cometido, está graduando muy buenos arquitectos e ingenieros civiles de las academias militares. Pero, evidentemente, en esa edificación no se cumplen las normas con el medio ambiente. Ayer se me ocurrió decirle al chofer que me trajo la cantina del almuerzo que la destapara para ver el contenido, y una ráfaga de aire le echó medio quintal de recebo al cuscús aquel, que es mi plato preferido… ¡y venía con anchoas, espárragos y queso elaborado como me gusta a mí: con leche de cabra de raza malagueña!

―Me hubieras llamado y yo te resolvía otra cantina.

―Qué va, estaba enredado con otro problema mayor. En la piscina, a pesar de que la construí en el patio donde guardo el yate, rodeada de unos toldos bellísimos que me traje de Sri Lanka, se forma todos los días una capa, casi un delta de partículas minúsculas, y no deben ser del Sahara.

―Hay un químico muy bueno para eso. Se lo echas a la alberca y se forman unas peloticas muy fáciles de recoger con un jamo. Puedo conseguirte un galón con los especialistas que importan el que se le vende a las embajadas.

―Gracias, ahora que lo describes creo que lo tengo. Le exigiré al piscinero mucho más de lo que hace. Ya el tipo me insinúa que merece un aumento, a pesar de que le retribuyo en euros, mira qué cabrón me ha salido.

―No imagina el trabajo que se pasa para extraerlas.

―¿Las peloticas?

―No, las divisas. Esos bancos suizos cada vez nos la ponen más difícil.

―Él no sabe que yo jalo por el móvil, llamo a los socios de la empresa que se dedica al mantenimiento de las piscinas, y esa gente me hace la pincha gratis.

―Dale una oportunidad. Hay que confiar en los revolucionarios, espero que él lo sea. ¿Te acuerdas de nuestro amigo Aldana? Siempre dije que debió otorgársele un chance antes de tronarlo por aquella cuentecita que abrió en dólares. Pudimos haberlo aconsejado.

―Haberlo aconsejado de que la abriera en un banco más discreto. Lo cogieron de ingenuo.

―Claro que sí, pero no debemos perder de vista que detrás de cada deficiencia detectada hay alguien que no cumplió con sus responsabilidades de control y supervisión, y que el análisis implicaba una visión multidisciplinaria.

―Te quedó bueno eso. Puedo agregar que el carácter preventivo, educativo y formativo debe ser la esencia de los controles. No se trata de comprobar por la sola acción de hacerlo, sino de ir educando para fortalecer los sistemas de control interno y, a partir de ello, crear las capacidades de prevención.

―Sobre todo en la base.

―¡Por supuesto! A mi mujer le propusieron el otro día unas latas de alcachofas, tú sabes que están perdidas, estas salieron muy buenas. ¿De dónde aparecieron esas conservas? Seguramente del pantry de algún consorcio de comercio exterior, cuántos empresarios extranjeros se habrán quedado sin probarlas…

―Eso demuestra que las organizaciones políticas no están haciendo lo suyo. Hay que insistir en la participación activa de los trabajadores en los procesos de la empresa, en la lucha contra esos lastres del pasado, de forma tal que ello se revierta en un mayor sentido de pertenencia y en un freno a la ocurrencia de hechos delictivos y de corrupción.

―He propuesto en más de un discurso que hay que debatir a fondo sobre la posición que debe asumirse ante las presuntas manifestaciones de esa naturaleza. Más allá de la mirada objetiva al problema y a sus consecuencias, hay que reflexionar sobre las causas y sobre cómo evitar la recurrencia de este tipo de situaciones, a partir del intercambio con la masa.

―Hablando de masa: si te queda algo de las alcachofas sepárame una latica para mi mujer, a ella le encantan para agregárselas a las croquetas de emperador.

―Que no las ligue con trufa negra, no congenian. Cuando vaya dentro de un rato por la casa con el pernil de búfalo que me regalaron en mi visita a San Nicolás de Bari, te traigo la latica.

―¿Y tú no tienes que ir al balance anual de la Contraloría de la República?

―¡Coño, sí! Déjame apurarme, deben estar esperando por mí.

―Te considero. Esas reuniones…

―Na, esta debe terminar rápido. Es uno de los organismos con menos incidencias, los auditores están haciendo muy buen trabajo.

17 abril 2022 5 comentarios 1,9K vistas
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autoincineración

Autoincineración

por Jorge Fernández Era 10 abril 2022
escrito por Jorge Fernández Era

Mi lugar de nacimiento es un dato confuso: en algunas inscripciones aparezco pinareño, en otras habanero, y en la última resulta que soy devoto de la diosa Artemisa. Los pocos miembros de mi familia que quedan en Guanajay me prefieren capitalino, y no me perdonan haberles quemado accidentalmente, niño aún, un rancho repleto del mejor tabaco del mundo. Una fumada espectacular.

Lo más relevante de mi enseñanza primaria fue un mural que diseñé en ocasión de una visita del presidente de la república para inaugurar una carretera. Busqué una foto de Carlos Prío y la rodeé de flores y tres o cuatro frases altisonantes. Al retirar la tela que lo cubría, el presidente se puso pálido y por poco me manda a fusilar (es conocido el carácter que se mandaba Batista).

Hoy, en el Museo de Guanajay, se conserva una instantánea del momento de estupor que produjo mi mural, pero se le achaca la «protesta cívica» a mi entonces maestra. Algún día reivindicaré aquella burrada, aunque solo me sirva de prueba la libreta de Historia que aún conservo con las clases que nos impartió la susodicha.

Al triunfo de la Revolución me encontraba preso en el Castillo del Príncipe. La injusticia quiso se me acusara del asesinato de un senador acribillado por las balas segundos antes de salir yo por la chimenea de su residencia con un botín a cuestas. Qué puede esperar un joven de veinticuatro años condenado a uno más de cárcel (veinticinco) que no sea podrirse entre rejas.

Los barbudos me devolvieron la vida. Y tuve que devolver al tesoro público un diamante valorado en veinticinco mil pesos (a mil el año hubiera salido la cosa). Me dejé crecer la barba y estuve treinta y dos meses con grados de subteniente al frente de la galera número tres del Príncipe, la misma en que figuraba como reo el verdadero asesino del senador del diamante. Este (el criminal) falleció calcinado en un incendio que causó la colilla de un habano una semana antes de que me trasladaran a la Escuela de Artillería de Managua (siempre me he sentido sospechoso de provocar tal incendio).

Allí, limpiando una escopeta, se me escapó un tiro y herí de muerte, o maté de heridas, al cocinero del regimiento. Salvé la honra porque en la investigación salieron a relucir relaciones un tanto estrechas del occiso con un homosexual bailarín de Tropicana que voló al norte. Ignoro cuál de los vuelos cerró el caso, pero quedé como el tipo que por poco mata dos pájaros de un tiro.

Como medida disciplinaria me mandaron esta vez a los cafetales de Maisí, donde pasé los mejores años de mi juventud desvelado por las atenciones al aromático grano y por las cantidades industriales que bebí de la estimulante infusión. De aquella época data un artículo que envié al periódico provincial y que el director, con solo ver el encabezamiento, me publicó sin chistar. «El título le levanta el patriotismo a cualquiera», había comentado él. «La heroína de la Sierra» era un análisis sobre el consumo de estupefacientes en la zona de Puriales de Caujerí.

Muchos años después, al fundamentar la separación definitiva de mi puesto de administrador de la granja pecuaria El Cuartón de Tula por colocar a su entrada una valla con la foto de Ubre Blanca y el texto «Comandante en Jefe, ordeñe», se citaba, como antecedente de mi conducta, la ambigüedad del mencionado título.

Al surgir el Cordón de La Habana nos hicimos célebres (el antiguo director del periódico provincial y yo) por la cantidad de posturas enviadas a occidente para sembrar cafetales en las colinas de la capital; aprovechábamos las trincheras cavadas en plena Crisis de Octubre. Fue el fin de la pujante finca, porque el café nunca retoñó en La Habana, y la historia demostró que dichas tierras —las de la capital y las de Maisí— eran más productivas para el cultivo del marabú.

Los últimos años de la década del sesenta los pasé como jefe de lote en los campos villareños, sembrando la caña que se molió en la Zafra de los Diez Millones. Al finalizar esta, se le achacó la culpa de su fracaso a mi entusiasmo por el sistema australiano de quema de la caña de azúcar. A mi favor debo decir que nadie advirtió que de la quema estaban exentos los viveros destinados a semillas.

Diez años estuve en Cayo Veitía como guardafrontera, comido por los jejenes o engulléndolos. Conservaba el desvelo de los tiempos gloriosos de los cafetales de Maisí: en mi zona no hubo infiltración enemiga. En otros puestos fronterizos los centinelas se dormían, recibían una lluvia de tiros, y luego eran ascendidos por repeler la agresión. Yo, que en mi sonambulismo solo repelía mosquitos y prendía hogueras para el café de medianoche, quedé en soldado raso, pues por mi posta nunca hubo penetración enemiga, ni siquiera ideológica.

Cuando la emigración por el Mariel, y dada la abundancia de plazas vacantes, me situaron —uniforme incluido— en el Banco Nacional de Cuba a incinerar billetes viejos o en mal estado. Me fue bien, tanto que estuve hasta 1992, pero un día no cumplí mi cometido y por poco me apropio, si no me hubieran descubierto, de un pequeño maletín con varios miles de pesos.

Como a todo desmovilizado del Ministerio del Interior, se me dio la oportunidad de trabajar en una firma extranjera, en este caso española: la sucursal de los autos Seat en Cuba. Mi puesto de asesor de márquetin del área comercial justificó propusiera el siguiente slogan: «Donde Seat, como Seat y para lo que Seat».

La sanción consistió en ocupar el puesto de fregador de platos y otros enseres en este, el entonces centro turístico El Salado. La experiencia de otrora consolidó mi prestigio con la cafetera y el director confió en mí para la colada del mediodía. La conversión en motel para el turismo internacional me sorprendió afianzado en la plaza de maletero y como ayudante del bar, donde inventé varios cocteles con crema de café premiados en competencias provinciales de gastronomía.

Tras la dolarización de la economía, con un título de Licenciado en Bioquímica obtenido quemándome las pestañas, he ganado en propinas, mensualmente, diez veces la suma de mis salarios como subteniente, jefe de granja y de lote, guardafrontera, empleado del Banco Nacional y asesor de márquetin.

Ahora, por mi condición de vanguardia —ya hablé de los premios, pero agrego mis donaciones de divisas a la Sala de Quemados del hospital Calixto García— me recomiendan para un puesto en el Partido municipal. La Comisión de Idoneidad pidió redactara esta autobiografía. Espero haber sido lo suficientemente honesto para que, lectura concluida, desistan del empeño y me sugieran incinerarla.

10 abril 2022 8 comentarios 2,1K vistas
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Vamos

Vamos…

por Jorge Fernández Era 3 abril 2022
escrito por Jorge Fernández Era

―Te llamé para chequear las actividades por el aniversario 60 de la Unión de Jóvenes Comunistas. Es el lunes, por si lo olvidaste.

―Quién iba a decir que la UJC llegaría a la tercera edad… «El reto está en borrar esas distancias y asumir, así como lo hicieron nuestros abuelos, lo que les tocó hacer en aquel momento», ha dicho Aylín. Le falta el temple de la Morfa.

―La juventud no es ya lo que antes. En mis tiempos dábamos unos mítines de repudio que había que decirle usted, como aquellos en que le decíamos a la gente que se fuera.

―Hoy no hay ni que pedírselo.

―El llamamiento a las actividades centra su atención en eso. Dice textualmente: «Hagamos de este 60 aniversario un motivo para que todo joven cubano vuelva a pensar en sí mismo».

―Eso hacen cuando emigran.

―Porque falta la labor educativa que tenía hace años la militancia. Se convocaba a una Asamblea por la Educación Comunista y todo el mundo estaba claro de en qué consistía el diversionismo ideológico. Era fácil identificar, por ejemplo, al que oía a escondidas música prohibida.

―Y más fácil aún prohibirla.

―Estás un poco bocón.

―Es la nostalgia de tiempos que no acaban de volver… a pesar de nosotros.

―Regresarán con fuerza si me sigues contestando. Dime si chequeaste la campaña en la televisión.

―El spot por los 60 años no está mal, pero sugerí sustituir «Voluntad de acero» por «Voluntad de fibrocemento», un poco más asequible.

―El olor a cemento puede herir susceptibilidades. Pon algo más suave y ligero: «Voluntad de poliespuma», por ejemplo. Dáselo como cosa hecha a la primera secretaria, no vaya a ser que crea que los jóvenes pueden tener voluntad.

―Anda ocupada con el IV Congreso Internacional de Investigadores sobre Infancias, Adolescencias y Juventudes.

―Querrás decir Infancia, Adolescencia y Juventud.

Hagamos de este 60 aniversario, un motivo para que todo joven cubano, vuelva a pensar en sí mismo, vuelva a pensar en su barrio, en sus amigos, en su familia, en su futuro, en su Patria. #VamosConTodo #CubaVive @DiazCanelB @DrRobertoMOjeda @JuventudRebelde @UJCdeCuba pic.twitter.com/IIqqeP7spb

— Aylín Álvarez (@aylinalvarezG) February 4, 2022

―Así como le dije. El Código de las Familias contagia. Ahora todo el mundo prefiere el plural.

―¿Van a nombrarse Uniones de Jóvenes Comunistas?

―No me extrañaría. Hicieron un llamado «al pensamiento crítico, a sumar e incentivar a los jóvenes a que se sientan parte y capaces de transformar la realidad cubana en todos sus procesos, a enfrentar el fenómeno de la emigración, que no es solo física, pues la desconexión con nuestro proyecto social es también una forma de emigrar».

―¿Ves por qué hay que revitalizar los mítines de repudio? Mira que decir que los jóvenes no se sienten parte. ¿Tú oíste eso y no diste el parte?

―Ya pasé la información. Se analiza. No sé el resultado, estaba puesto para el aseguramiento a las actividades por el aniversario.

―Me gustó la idea del trabajo voluntario en las quinientas empresas con pérdidas.

―No sé qué decirle. Los trabajos voluntarios traen más mermas que beneficios. Se perderán irremisiblemente esas entidades estatales.

―¿Y las medallas 60 Aniversario?

―Pudimos entregar la mitad. Buscamos alternativas para que todo el mundo se lleve a casa su moneda conmemorativa.

―Habla con el Banco Nacional de Cuba. Una tonelada de pesetas no se hará extrañar si se funde.

―Tres cositas más, jefe.

―Dime.

―El Granma no debía decir que «El corazón es el motor que nos impulsa» con lo difícil que se ha puesto la gasolina. Mucho menos afirmar que «no se ha erigido aún el obstáculo capaz de frenar la avalancha que detona la unidad». Avalancha es lo que ha habido en los últimos días en las unidades de expendio.

La otra es el nombre de la campaña. Decir «Vamos con todo» no es nada original. El titular de la Secretaría de Defensa Nacional de México la enarboló en 2016 para decir que iban con todo contra el cártel de Sinaloa, y en junio pasado un candidato a la gubernatura en esa ciudad la utilizó para su campaña electoral. Temo que la visita de Obrador a Cuba sea para acusarnos de copiadores.

―¿Y qué propones?

―Que la campaña de la Unión de Jóvenes Comunistas se nombre «Vamos con lo que hay».

3 abril 2022 12 comentarios 2,1K vistas
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