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Autor

Ivette García González

Ivette García González

Doctora en Ciencias Históricas, Profesora Titular y escritora cubana

Crisis

Crisis económica y trauma psicosocial

por Ivette García González 1 junio 2021
escrito por Ivette García González

El carácter permanente de la crisis económica en Cuba ha devenido trauma psicosocial, relacionado con el daño antropológico al que me referí en el artículo anterior. El sacerdote y psicólogo social Ignacio Martín-Baró (1942-1989) lo identifica como el impacto de los daños psicosociales derivados de contextos hostiles crónicos, sea por guerras o por crisis económicas severas.

La causa fundamental en Cuba es la persistencia de un modelo incapaz de gestionar una economía en beneficio de las mayorías. Sus consecuencias se amplifican por la existencia del bloqueo estadounidense. La afectación, como consecuencia de vivir de una crisis en otra, careciendo durante décadas de lo básico, es más profunda que la producida a la salud mental de los ciudadanos en contextos de crisis.

El daño antropológico en la sociedad cubana 

El trauma psicosocial es fenómeno complejo, duradero y que afecta al tejido social. Con el tiempo, impacta en la mayoría del pueblo, genera traumas diversos y perturba las relaciones de convivencia. Se llegan a naturalizar fenómenos contrarios a los mejores valores de la identidad nacional. Esa realidad nos sumerge en un círculo vicioso que dificulta también el desarrollo de capacidades para construir un mejor país.  

Crisis económica y trauma psicosocial

El estado de incertidumbre que produce la crisis permanente genera un estrés sostenido. Este se refleja en frustración, ansia por el consumo, posturas reactivas e instintivas y sentimientos de envidia, rabia, odio e intolerancia. También en estados de desmoralización, deterioro de valores e incremento de la vulnerabilidad de los individuos, al recurrir a prácticas disruptivas del orden moral o legal para sobrevivir.  

Las formas opresivas y los actores para ejecutarlas se multiplican. A veces por reproducción de las mismas actitudes que existen en el ecosistema social. Otras, por canalización indebida de la opresión que experimenta la persona en los ámbitos en que se desenvuelve sin encontrar cómo oponerse.

Crisis

El Síndrome de Estocolmo debe su nombre a un secuestro ocurrido en esa ciudad sueca y remite a un fenómeno psicológico por el que se desarrolla una vinculación afectiva entre un rehén y sus captores.

Un síntoma grave de los últimos años es la identificación de las víctimas con los opresores. Se trata de una asociación de patologías diversas en varias escalas y relacionadas con el llamado Síndrome de Estocolmo. Ello se manifiesta hace tiempo en las relaciones entre gobierno y sectores de la ciudadanía, pero hoy ha minado la esfera social. Sirvan de muestra tres ejemplos de la vida cotidiana:

1.- ¿A cuántas personas les ha ocurrido que al recibir un servicio y pagar por este, el funcionario o vendedor le ha dicho de modo rampante: «el cambio se lo debo»?. Muchos aceptan con resignación y algunas veces hasta comprenden al victimario.  

2.- Frecuente reacción en colas de agro-mercados, farmacias, etc., cuando una persona reclama al vendedor por un cambio incompleto o el pesaje del producto adulterado. La mayoría de los presentes calla, algunos se molestan por la demora que ocasiona la víctima y otros se solidarizan con el opresor aludiendo: «él también tiene que vivir» o «tanto lío por cuatro quilos».   

3.- ¿Cuántas personas reclaman ante violaciones de derechos, incluso elementales? ¿Cuántas que han sido críticas se han limitado en sus reclamos porque son la excepción dentro de un grupo, porque son demasiados los motivos cada día, o porque «de todas maneras nada se resuelve»? ¿Quién no ha escuchado la frase «esto no hay quien lo tumbe, pero tampoco quien lo arregle»?

Comprendernos y repensar el país

El progreso es parte de la naturaleza humana. Toda persona cifra en él esperanzas para una satisfacción de sus necesidades materiales y espirituales. Quiérase o no, imponer obstáculos a que los ciudadanos progresen económicamente es una fórmula deshumanizadora.

Tal método se ha usado históricamente para someter a grupos humanos. Porque la igualdad hacia abajo, en base a mínimas condiciones de vida, reduce a las mayorías a una gestión de sobrevivencia; desvía su atención de las causas profundas de los problemas y logra que muchos se acostumbren a vivir así. Es difícil que se planteen entonces transformar la realidad.

La sonrisa y las cavernas

Vivir en la incertidumbre y sin expectativas de progreso hace tanto daño como no tener qué comer; aporta al inmovilismo y a la perpetuación de un estatus quo opresivo. En Cuba los ciudadanos han dependido durante décadas de su relación o aceptación del poder del Estado para subsistir. Se han limitado demasiado los sueños y la iniciativa creadora del individuo, masificándolo. Se les pide siempre resistir y aceptar que el culpable de la crisis es el bloqueo externo, cuya solución no está al alcance. Por tanto, induce a la aceptación de la infelicidad y la frustración en las mayorías. La clase política, sin embargo, sortea el bloqueo y realiza sus sueños.  

La situación actual de Cuba se relaciona con lo que la psicoanalista argentina Silvia Bleichmar denomina «dolor país», es decir, una relación entre «la cuota diaria de sufrimiento que se le demanda a sus habitantes y la insensibilidad profunda de quienes son responsables de buscar una salida menos cruenta». Son hechos que en el inconsciente colectivo evidencian la crisis del modelo de sociedad.

La pandemia multiplicó las carencias y los efectos psicosociales en todos los países afectados. Los problemas psicológicos se han acrecentado por cuatro y cinco veces, con desórdenes emocionales y problemáticas psicológicas diversas. Los más perjudicados son los grupos entre dieciséis y cuarenta años y las mujeres. Por eso se ha disparado el consumo de ansiolíticos a nivel mundial.

Palabras que definen

La situación de Cuba es más grave. Hoy las carencias y tensiones sociales están al límite. Ellas demandan soluciones concretas y comprensión hacia la ciudadanía. Sin embargo, el gobierno incrementa la represión y parece reeditar la vieja reticencia a los cambios económicos estructurales que son urgentes e impostergables.   

Los cubanos necesitamos comprendernos, reflexionar críticamente sobre nuestra realidad y luchar por transformarla a través del ejercicio cívico. Como dijera el poeta y filósofo bengalí Rabindranath Tagore (1861-1941): «No se puede atravesar el mar simplemente mirando el agua».

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

1 junio 2021 53 comentarios 4k vistas
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Daño

El daño antropológico en la sociedad cubana 

por Ivette García González 24 mayo 2021
escrito por Ivette García González

Los cubanos precisamos identificar y reconocer el daño antropológico que padece nuestra sociedad, sus causas y manifestaciones. Es fundamental para sanar heridas, rehumanizar el ecosistema social y construir un mejor país.  

Los daños físicos y traumas provocados por una guerra o un desastre natural, generan fácilmente sensibilidad, comprensión y solidaridad. Sin embargo, existen otros más sutiles, menos visibles, que laceran la integridad del individuo y afectan a la nación. Cuando se prolongan en el tiempo terminan naturalizándose y deshumanizándonos.

Todos los sistemas políticos generan efectos psicosociales negativos; pero en ciertas condiciones estos se tornan críticos, depende de cómo las personas y la sociedad consigan lidiar con ellos. La academia latinoamericana se ha referido, desde los pasados años noventa, al «sufrimiento ético político», «daños psicosociales», «trauma psicosocial» y «daño país».

Invitación a un espacio de palabra contra la desmentida

La noción de «daño antropológico», aporte de la intelectualidad cubana de esos años, dialoga y amplía esas referencias. Alude a las consecuencias psicosociales del modelo de sociedad establecido en Cuba; a un escenario sombrío y un daño profundo que abarca todas las esferas. Algunas de sus expresiones son el servilismo, el miedo a la represión, al cambio y la falta de voluntad. Las consecuencias van desde lo individual a la familia y la sociedad: pérdida de opciones, baja reproducción, odio, rabia, reto, sufrimiento, duelo, incertidumbre.

Causas y efectos acumulados

Varias son las causas: excesiva dependencia del Estado, características del sistema educativo, crisis y carencias permanentes, poderosos mecanismos de control social y ruptura familiar. Las políticas para uniformar a la sociedad, el irrespeto hacia las libertades individuales, el predominio de un discurso épico que invoca al sacrificio y la polarización; también han sido importantes. El monopolio estatal de los medios de comunicación, el aislamiento prolongado respecto al mundo y la manipulación política hicieron su parte.

Es preciso reconocer que este tipo de daño tiene dos componentes. El que lo propina —muy frecuente cuando el gobierno no es deliberante y apela más a las emociones y la retórica patriotera que al raciocinio—, y el que lo asimila, sea por influencia de un líder carismático, de los medios de comunicación, por reproducción acrítica e inercia asociativa. Resultado de ello es que el individuo pierde su libertad individual y la capacidad de entrenar su inteligencia generando ideas y proyectos propios, por tanto, se hace fácilmente manipulable.

La inmensa minoría

Cuando se despersonaliza al individuo y este entra en contradicción con sus propios valores, puede afirmarse que hay daño antropológico como efecto. Al instalarse el miedo al perjuicio físico, moral, al aislamiento, al exilio o al «insilio»; se generan actuaciones degradantes que muestran lo mismo. También se manifiesta cuando la persona vive una realidad diferente a la que se le presenta; o cuando hay pérdida de autoestima, inmovilismo, desesperanza, falta de proyectos de vida, ineficiencia emocional, inhibiciones, etc.

Hace años observé algunos videos de protestas cívicas en diferentes partes de Cuba. Eran poquísimos sus protagonistas. El público ni se sumaba ni contrarrestaba. Unos miraban asombrados y otros se alejaban cautelosamente, mientras, la policía recogía a los desobedientes. El pueblo ignoraba los hechos y yo recordé con pena a George Orwel y su 1984.

Coyuntura crítica

La mayoría del pueblo cubano vive hace años en condiciones precarias como resultado de la acumulación y persistencia de la crisis estructural sistémica. El recrudecimiento del bloqueo, su manejo político en Cuba desde los noventa y la pandemia, nos han llevado a un punto clímax.

Los daños psicosociales han aumentado y aparecen patologías asociadas al estrés. Influyen en ello la crisis alimentaria y de medicamentos, la incertidumbre y los efectos psicológicos de la pandemia vinculados al aislamiento y al manejo de la propaganda. Esta última se enfoca en inocular en el pueblo una mentalidad culposa, una realidad distorsionada y la aceptación, como legítima, de la represión. Al tiempo, se perfeccionan poderosos mecanismos de control ciudadano.  

Medicamentos en Cuba: crisis y alternativas

Han pasado cinco años desde que viera aquellos videos. Actualmente son mayores la crisis y las protestas; también lo es la información vía Internet.

Ahora algunas personas son espectadores con celulares. Otras ejecutan actos de repudio orientados y protegidos por fuerzas políticas y represivas. En lugar de diálogo y negociación, crece el extremismo político enfocado en la lucha por destruir al adversario. Mientras, la mayoría se concentra en la sobrevivencia, evade el conflicto y canaliza su descontento en ámbitos privados y redes sociales. Predominan el silencio, el inmovilismo y la permisibilidad.  

Los indicadores empleados hace más de una década por el intelectual pinareño Virgilio Toledo López para describir el daño antropológico de la sociedad cubana, tienen en estos momentos mayor sustentación. Entre ellos: deterioro del sentido moral (la persona asume conscientemente actitudes y actos negativos contra sus propios valores); deterioro de valores; naturalización de la violencia; falta de ilusión; frustración; desconfianza de todo y hacia todos; discriminación; desigualdad; el poder real mal ejercido; el carácter deficitario de los servicios; la estrechez de miras como resultado de una formación precaria y despersonalizada; la corrupción generalizada; el soborno y el sociolismo como mecanismos de relación social e institucional; la mentira y la simulación.

El impacto del fenómeno no es homogéneo, pero alcanza de un modo u otro a todos. Estudiar y hablar del tema, comprender sus causas, manifestaciones y generar iniciativas resulta imprescindible para sanar la sociedad y construir un mejor país. Tal vez podríamos decir como Martin Luther King: «No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena». Sin embargo, aunque duele, en Cuba muchas veces la indiferencia también es resultado del daño antropológico que padecemos. Comprenderlo también es un paso para rehumanizarnos y transformar.   

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

24 mayo 2021 72 comentarios 9k vistas
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Madres

Madres cubanas: honra y suplicio

por Ivette García González 12 mayo 2021
escrito por Ivette García González

«Ningún lenguaje puede expresar el poder, la belleza y el heroísmo del amor de una madre».

Edwin Hubbel Chapín (1814-1880)

***

¿Cuántas madres cubanas celebraron con sus hijos este segundo domingo de mayo? Como en toda situación de precariedad y conflictos, las madres cargan un sufrimiento inconmensurable.

La maternidad es un acto supremo de amor. El culto asociado a ella tiene más de tres milenios, desde la antigua Grecia, cuando se veneraba a la diosa Rhea. En casi toda América, el Día de las Madres se empezó a generalizar luego de que en 1914 se declarara como festividad nacional el segundo domingo de mayo en los EEUU. Se oficializó en La Habana en 1921 y se extendió a todo el país en 1928.

No es casual que sea de las tradiciones más universales y antiguas. El ser humano es biopsicosocial, por tanto, la influencia materna y la relación entre madre-hija/o impacta considerablemente en el individuo, la familia y la sociedad.

Más que una cuestión biológica, el Psicoanálisis —desde Freud y Lacan— lo enfoca como «sentimiento», de ahí la afirmación freudiana: «infancia es destino». Explica la idealización de la madre en la vida del ser humano y es eficaz en ejercicios terapéuticos, por ejemplo, para lograr una bio-decodificación y regeneración de la espiritualidad.

De los muchos por qué y las lecciones aprendidas

La familia cubana ha sido muy lastimada en diversas épocas. Cuando pareció que sería reivindicada y fortalecida, sobrevinieron nuevos y prolongados sufrimientos. Uno se pregunta por qué, a pesar de repetir que la familia es célula básica de la sociedad, el Estado sustituyó gran parte de sus funciones durante mucho tiempo creando otros conflictos.

Escenario político al límite

¿Cuántas generaciones crecimos internadas desde edades tempranas para que nuestros padres pudieran estar en la trinchera de Cuba y otras partes? ¿Cuántos quedaron huérfanos y fueron bautizados como «Hijos de la Patria»? ¿Cuántas madres perdieron a sus hijos intentando salir de Cuba? ¿Cuántos hijos y nietos perdieron a sus madres y abuelas sin poder verlas porque el Estado no les permitió entrar al país? ¿Cuántas madres han sufrido por actos de repudio contra sus hijos?

Desde los años noventa, diversas cosas cambiaron en el binomio Estado-familia. Durante el llamado Período Especial, demasiadas madres y esposas cruzamos la fina cuerda de la legalidad para poder alimentar, asear y curar a la familia. También para que muchos padres y esposos conservaran la imagen de sacrificados, incorruptibles, disciplinados y combativos. Porque todo el mundo se sienta a la mesa. Cierto que existieron algunos que traspusieron igualmente el límite de lo permitido, pero pudieron escoger cuando tenían una mujer o madre al lado, porque nosotras sí desafiamos todos los riesgos.

No obstante, aquellas circunstancias adversas también produjeron un retorno a lo familiar. Hubo reconciliaciones entre madres, hijos y hermanos separados durante años por la política. Surgieron estrategias familiares de autoprotección lideradas o acompañadas por las madres. Algunas, como la emigración, implicaron separaciones y angustias.

Las madres, la televisión y el tweet del presidente

Una madre vibra con los triunfos de sus hijos y sufre cuando se los lastiman, maltratan o humillan; asimismo cuando no los puede ver. Si le dicen que están bien piensa que quizás no desean preocuparla; cuando no la llaman está convencida de que ha ocurrido algo.  

Educación: nuevo contenido

Las madres cubanas necesitan comprensión, consideración y respeto. Este domingo muchas se juntaron y celebraron a través de internet con sus hijos. Dos iniciativas gubernamentales, sin embargo, fueron lamentables.

En su espacio televisivo habitual de manipulación de la opinión pública y terror mediático, Humberto López se refirió al día de las madres. No fue para felicitarnos, sino para advertir cuánto podríamos sufrir si se consumaba un intento de protesta en Centro Habana. Ofreció como prueba el fragmento de una supuesta conversación telefónica desde Miami. Nunca se escuchó el interlocutor en Cuba ni se vio algo más que pancartas como recursos para los manifestantes. No le hizo falta, la sustancia estaba en su libreto: una posible acción terrorista con muertos y heridos, la amenaza con la ley y con los actos de repudio.

Las madres cubanas viven un martirio hace años y no por escenarios hipotéticos, sino reales. Sufren por las carencias, por cómo maltratan a sus hijos jóvenes en las calles, por las presiones que reciben para que los disuadan, por cómo los detienen y encarcelan, por sus hijas ultrajadas en unidades de policía y por los linchamientos mediáticos de ese periodista. Esas madres, y otras que no tienen todavía estos problemas, no encuentran sosiego. Soportan y tiemblan igual por el reprimido y porque saben que la juventud es por naturaleza irreverente y que la violencia solo engendra más violencia.   

Lo segundo fue la felicitación del presidente en Twiter. Se acompañó de una postal que recibió respuestas agradecidas, pero también abundantes críticas que aludían al contraste entre la imagen y la realidad cubana. Una persona, identificada como fincamarta, defendió la pertinencia y autenticidad de la foto. Se sintió aludida/o y pensó que reprochaban la pulcritud de las mujeres representadas en ella. Nunca comprendió el sentido de la reacción popular: no es lo mismo que la ofreciera un ciudadano común, a que lo hiciera el presidente a su pueblo, que, cuando menos, es mestizo. No hace falta asesoría ni universidad para eso, bastaría con sensibilidad y sentido común. 

Felicidades a todas las Madres Cubanas, cuyo amor a la familia es también soporte de la nación. Nuestro cariño y admiración. #CubaViva #SomosCuba pic.twitter.com/hvfTAuZnU1

— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) May 9, 2021

Tenemos un fenómeno serio de ruptura y vulnerabilidad familiar. Padecen las madres que tienen hijos víctimas de la represión, las que se mantienen en silencio mientras los suyos no sean agredidos, las que siguen siendo fieles al gobierno pero están solas porque sus hijos emigraron. 

 «Las madres y sus hijos pertenecen a una categoría propia. No hay un vínculo tan fuerte en todo el mundo (…)», expresó el escritor estadounidense Gail Tsukiyama. No esperemos entonces que nuestros dramas de hoy no produzcan peores consecuencias mañana.  

Para contactar a la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

12 mayo 2021 72 comentarios 2k vistas
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Extremismo político

Escenario político al límite

por Ivette García González 6 mayo 2021
escrito por Ivette García González

¿Cómo escribir poesía, novela o ensayo en estos días? El extremismo político que prevalece en Cuba y parte de su diáspora, imponen denunciar e insistir en la urgencia de un diálogo nacional inclusivo, basado en el respeto al pluralismo político.

La crisis cubana escala niveles alarmantes. Es sistémica, estructural y de gobernabilidad. A la de larga data se sumaron, en fatal combinación, la pandemia, las sanciones trumpistas y las desesperanzas del VIII Congreso del PCC. La fugaz encuesta de Cubadebate sobre el Ordenamiento y los sucesos de los últimos dos meses son evidencias notorias.

Hace un tiempo escribí sobre las formas y peligros de la violencia en Cuba. Hoy la sociedad está más polarizada. El extremismo político —que supone la violación de procedimientos legales para obtener fines políticos y la aceptación de medidas de fuerza que implican la justificación, implícita o explícita, del uso de la violencia— eclosiona en expresiones diversas y de alto riesgo.

La violencia traerá el caos

Algunas causas del fenómeno son antiguas. Sin embargo, la naturaleza y componentes que exhibe hoy derivan del modelo cubano de matriz estalinista y la hostilidad de los EEUU. Con la emigración, ese radicalismo incorporado a la psicología social se reproduce en parte de la diáspora.  

El más amplio segmento, sin embargo, es el desinformado, frustrado, indiferente, apático políticamente, víctima de discursos manipuladores, o con miedo. Este último —sensación angustiosa provocada por la presencia de un peligro real o imaginario— es un sentimiento negativo, inoculado en sus variantes «real», «social» y «a la incertidumbre».

Los sucesos recientes

El extremismo político contemporáneo en Cuba tiene un origen institucional y es peligroso. Parte del control absoluto de todo el aparato estatal por una minoría y de los ciudadanos en su singularidad.

La respuesta gubernamental a todo disenso ha sido represiva. Reducción de banda/suspensión de internet, manipulación de información, secuestros selectivos, detenciones arbitrarias, reclusiones domiciliarias impuestas, encarcelamientos, amenazas, acoso policial y criminalización mediática, son algunas manifestaciones concretas.   

Socialismo sí, represión no

El Partido/Gobierno/Estado sigue encarando los fenómenos y no las causas. En la propaganda —cuando se impone el conocimiento público— presenta los conflictos como expresiones individuales, marginales, sectoriales y de mercenarismo. Sin embargo, los sectores y barrios marginalizados/vulnerables crecen. Se profundizan la pobreza, desigualdad, exclusión y malestar social. Sobran demandas insatisfechas dentro y fuera de esos contextos y el activismo político crece.

Al optar por la represión en lugar de mediar y negociar conflictos derivados del emplazamiento de sus ciudadanos, el gobierno demuestra falta de inteligencia política y capacidad para lidiar con las crisis. Exhibe intolerancia, desapego a la ley e impunidad de las fuerzas represivas, a lo cual se suma el matiz racista siempre presente en nuestras problemáticas.

La ley existe para dirimir conflictos, pero en Cuba los ciudadanos carecen de garantías, y esto complica cualquier diferendo. El extremismo político y la violencia estatales impactan en la vida de ciudadanos, familias y en toda la sociedad.

El tratamiento y las prácticas oficiales a las protestas, propician que muchos olviden, o incluso desconozcan, las causas que las originan. Pero ellas permanecen ahí, por tanto, se repite un ciclo de resistencia-represión-resistencia.  

En Cuba sobran los casos. Entre los más recientes están el de Luis Robles en San Rafael, Luis Manuel Otero Alcántara en San Isidro y las respectivas reacciones solidarias con ellos. Las demandas de Otero Alcántara, por ejemplo, respondieron a acciones represivas probadas, eran justas y negociables: cese del cerco policial, fin de la represión contra la libertad de creación y devolución, o indemnización, de sus obras sustraídas.   

Extremismo político 2

El joven Luis Robles se manifestó en el habanero bouevard de San Rafael con un cartel contra la represión y a favor de la liberación del rapero Denis Solís. (Imagen: NewGenerationNews)

Las raíces son las mismas y las formas de resistencia también: pacíficas. Y no es problema simple, sin consecuencias, porque «Privar a las personas de sus derechos humanos es poner en tela de juicio su propia humanidad», como expresó Nelson Mandela. Son pocos los que hacen visibles la protesta; pero las causas se mantienen y sus demandas son las de muchos. 

Objetividad e imparcialidad, pero siempre del lado de las víctimas

De nada sirve negar la realidad o cerrar los ojos. En Cuba hay una crisis de gobernabilidad. Hay otras visiones de la sociedad, incluso del socialismo, tan legítimas como diferentes a la que defiende el gobierno. Son contradicciones lógicas, pero sin un ambiente democrático no pueden dirimirse normalmente.  

El Estado tiene en sus manos recursos, competencias, responsabilidades y atribuciones como regulador de la sociedad con apego a la Constitución. Le corresponde solucionar conflictos de todo tipo, y apelar a la represión es síntoma de incompetencia y disfuncionalidad.

Sorprende la frecuencia con que se minimiza la violencia en Cuba al compararla con experiencias foráneas. ¿Es necesario que haya más víctimas del abuso de poder?, ¿que veamos muertos?

8vo Congreso del PCC: notas de un Diario

Según la ONU, víctimas del abuso de poder son «las personas que, individual o colectivamente, hayan sufrido daños, inclusive lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que (…) violen normas internacionalmente reconocidas relativas a los derechos humanos». Miremos a Cuba por dentro y constatemos cuántas víctimas existen, la mayoría incluso no hace activismo político.

Para evitar el extremismo hay que apegarse a la institucionalidad y la Constitución y eliminar toda brecha que fomente el odio. Urge fortalecer la sociedad civil, articular consensos y encarar un diálogo nacional estructurado, responsable e inclusivo. Es cuestión de voluntad política y el primer paso es detener la represión.  

A los verdaderos humanistas y patriotas, el sentido de la justicia convoca al análisis objetivo y a estar siempre del lado de las víctimas. Como decía Martin Luther King: «La injusticia, en cualquier parte, es una amenaza a la justicia en todas partes».

 

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

6 mayo 2021 70 comentarios 4k vistas
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Congreso

8vo Congreso del PCC: notas de un Diario

por Ivette García González 26 abril 2021
escrito por Ivette García González

 Un sabio dijo: «Hay tres cosas que nunca vuelven atrás:

la bala disparada, la palabra dicha y la oportunidad perdida».

***

El Partido Comunista de Cuba perdió la oportunidad de recuperar legitimidad ante el pueblo. El Informe Central a su 8vo Congreso, presentado por Raúl Castro el viernes 16 de abril, me impactó tanto que decidí escribir un diario. Comparto cinco reacciones que plasmé en él.

Las medidas económicas anunciadas dos días antes y la sustitución de dos ministros parecían indicar que el Congreso iría por el cambio. Sin embargo, la ola represiva desatada ofrecía un mensaje contrario.

Luego de escuchar a Raúl, compartí mi desaliento con un colega a quien admiro y aprecio. Su respuesta, que apelaba a la esperanza, me animó. Recordé a Lorca: «El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta».

Apuntes iniciales

1.- El Informe tuvo un lenguaje autoritario y soberbio. Criminalizó importantes demandas de la sociedad civil. Ratificó la errónea y manipuladora visión de que todos los críticos de decisiones gubernamentales económicas o políticas, están por la restauración capitalista y al servicio del gobierno de los EE.UU.

2.- Raúl reiteró dos afirmaciones que la realidad de sesenta y dos años invita a replantear:

a) La suplantación e interferencias del Partido en el Estado y el gobierno: «llevamos más de 60 años repitiendo eso y, realmente, hay que decir que se cumple muy poco». Sugerencia: No lo repitan más. La estructura de poder en Cuba está duplicada y jerarquizada a favor del PCC. Imposible que el resultado sea otro. La solución está en encarar la causa. O asúmanlo y cuenten entonces con la resistencia.

b) La segunda: «si tenemos un solo partido debemos promover, en su funcionamiento y en general en nuestra sociedad, la más amplia democracia (…)». No solo la práctica de sesenta y dos años, sino la naturaleza humana y de la política —dado que el PC no tiene contraparte—, explica por qué eso no se logra. La participación bienvenida es la del aplauso, la obediencia y propuestas simples o que ejemplifiquen cómo lograr mejor lo decidido por la dirigencia.

3.- Los millones que dependemos de sus resultados no pudimos apreciar el «amplio y rico debate» del Congreso. El breve resumen del trabajo en comisiones dejó mucho que desear. Elogios, enmiendas insignificantes y aderezos a los documentos previamente elaborados y discutidos en ámbitos cerrados. El 99.9% del pueblo no los conoció ni participó de todo ese proceso. Pareciera que nos toca participar ejecutando orientaciones.

La apariencia de un pensamiento único que, entre otras cosas, identifica Revolución con Gobierno y Partido explica: reiteraciones de consignas, delegados combativos, ratificaciones de fidelidad y llamados a enfrentar y no dialogar con la «contrarrevolución», que ya sabemos incluye a todo el que disiente.

Tal vez una muestra de lo anterior llevada al extremo, fue la intervención de la secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Su desenfreno elogioso hacia el PCC, la llevó a desnaturalizar la función de la organización. Expresó: «Nunca la Federación va a defender a quienes están hoy en contra de la Revolución». ¿No es la FMC una Organización no gubernamental?

Partido único y democracia en Cuba

La FMC tiene Estatus Consultivo Especial en el Consejo Económico y Social (ECOSOC) de la ONU desde 1997. Oficialmente se declara comprometida con la lucha por los derechos humanos de las mujeres cubanas y del mundo. Pero las mujeres que disienten en la Isla son reprimidas por el gobierno y por la organización femenina, también única, que supuestamente las representa a todas.

El Partido, sus estructuras y relación con la sociedad civil

4.- Cómo quedarían las estructuras del PCC y sobre todo el Buró Político, era parte de la esperanza. Solo apunto tres malas señales que deja ver el poder: 1) El Comité Central está copado de burocracia; 2) No parece importar la visión de la ciudadanía, se premia la fidelidad y el «servicio a»; y 3) Ser dirigente-líder popular es más una limitación que un mérito para ascender en Cuba.

En el Buró Político se confirma la tendencia a su reducción desde los 2000 y, en consecuencia, se evidencia una concentración del poder político, militar, de seguridad y económico. Pero dado que esa es la fórmula me pregunto:

a) ¿Qué lectura sugiere la promoción del general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas —presidente del Grupo de Administración Empresarial (GAESA) de las FAR—, mientras el ministro de Economía es un simple miembro del Comité Central?

b) ¿Por qué en algunos casos se violó el requisito de la edad para ocupar estos cargos?

c) Solo tres de los catorce integrantes son mujeres, y apenas dos son negros. Preocupante, pero lo principal, sobre todo en el segundo caso, es: ¿ayudan a una correlación más favorable a los cambios y prioridades de Cuba hoy o, además de pasados de edad, fortalecen la tendencia conservadora? ¿No se conoce, o no se reconoce, cuánta inteligencia y energía revolucionaria hay en la población negra de este país?

El alma de la Revolución

5.- El Congreso dio luz verde a la represión institucional directa y disfrazada de pueblo. Se intenta crear una matriz de opinión sobre una disidencia contrarrevolucionaria, mercenaria y violenta. El fin: sembrar miedo e inercia en los ciudadanos y justificar la violencia desde el poder.

Un simple cotejo del tema en los discursos de apertura y clausura lo evidencian: El Primer secretario saliente advirtió: «Estamos firmemente convencidos de que las calles, los parques y las plazas son y serán de los revolucionarios y que jamás negaremos a nuestro heroico pueblo el derecho a defender su Revolución».

Más enfático fue el presidente y nuevo Primer secretario, quien recibió efusivos aplausos: «Ni en el peor de los escenarios un militante puede ser pasivo espectador de una provocación o dejar que una compañera o compañero de fila se enfrente en solitario a los provocadores. ¡A la Revolución la defienden los revolucionarios! Y entre los revolucionarios, los comunistas vamos al frente (…)».

Al final ¿qué fue y qué dejó el Congreso?

El 8vo Congreso fue una peligrosa vuelta de rosca en el momento más crítico de Cuba después de 1959. Muchas cosas han cambiado desde entonces. Enquistamiento, concentración del poder y distanciamiento del pueblo, identifican la ruta de sus congresos.

Sirvan de muestra dos síntomas no siempre atendidos: a) a escala de la psicología social existe hace años un ellos y un nosotros; b) los congresos ya no se acompañan de concentraciones populares de respaldo. Fueron multitudinarias en el 1ero (1975), 2do (1980) y 4to (1991).

1 congreso

El Congreso, quiérase o no, abre una nueva etapa, tanto para el poder como para la ciudadanía. Tal cual han sonado los discursos, es previsible que se incremente el extremismo político, lo que sería fatal para Cuba.

Presidente, hasta ahora muchos cubanos pensábamos que usted representa al sector reformista, limitado por las trabas del poderoso sector conservador del PCC, el Gobierno y el Estado. Su discurso dejó más preocupaciones que certezas. Aun así, ahora se le medirá como depositario principal del poder en Cuba. Usted puede marcar la diferencia en esta hora crítica, o terminar de destruir la esperanza.

Honre la promesa que hizo en el Congreso: «Continuaremos trabajando en la implementación de la Constitución y en la búsqueda de equidad y justicia social y el ejercicio pleno de los derechos humanos para alcanzar un socialismo próspero, democrático y sostenible. El éxito de esos propósitos depende de la capacidad para dialogar con nuestra población, entusiasmar y reconstruir valores (…)».

En Cuba se están violando los derechos humanos diariamente. Imponga su autoridad para detener la represión, para encontrar un camino de reconciliación y diálogo nacional. Recuerde que como diría la argentina Fernanda Reyes: «En el centro de la política no debe estar la corporación económica, ni la mediática, ni tampoco la corporación política. Deben estar los intereses de la ciudadanía».  

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

26 abril 2021 74 comentarios 4k vistas
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Partido - democracia- cuba

Partido único y democracia en Cuba

por Ivette García González 19 abril 2021
escrito por Ivette García González

El VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) no incluyó en su agenda a la democracia. Sin embargo, la relación de esta con los partidos políticos y su prioridad para la izquierda son temas recurrentes. Realidad nacional, medios alternativos y redes sociales en Cuba confirman su importancia para la sociedad civil.

Tal contradicción me hizo recordar el título del texto de José Llamos Camejo publicado en Granma el 7 de abril: «¿Un Partido único ha limitado la democracia en Cuba?». Este es un claro ejemplo de la tendencia continuista que: sustituye argumentos por citas de dirigentes y consignas, equipara al PCC con el Partido Revolucionario Cubano (PRC) de José Martí, exalta el modelo cubano de democracia y ubica a todo el que disiente como enemigo al servicio de la agenda gubernamental de los EEUU. 

Respuesta necesaria a una ¿aparente? contradicción

Si bien el pluripartidismo no garantiza per se el desarrollo democrático, el unipartidismo es tan cuestionable o más que su contrario. El PC ha limitado la democracia en su vida interna y en el conjunto de la sociedad dada su posición suprema en el sistema político.  

Me limito a señalar tres ejemplos: 1) ¿cómo justificar que esté por encima de la sociedad y del Estado un partido político conformado por el 6% de la población y cuyos órganos no son electos por el pueblo?; 2) ¿cómo es posible que desde abril de 2018 Raúl Castro anunciara —diciendo: «se ha planificado así»— quién lo relevaría en el cargo de Primer Secretario del PC tres años después?; y 3) ¿salieron los delegados al VIII Congreso de los precandidatos elegidos por los núcleos de base, como afirmó el NTV?

Partido Comunista y responsabilidad política

Recientemente el destacado intelectual Rafael Hernández señaló que la organización partidista «(…) padece de poca creatividad y vínculos con la ciudadanía, métodos burocráticos de dirección, y pérdida de autoridad y ejemplaridad, provocadas por actitudes negativas e incluso corruptas». Mientras, el hermetismo, el secretismo y la falta de transparencia parecen componentes naturales de su funcionamiento.

Al órgano superior del PC, el Buró Político, compuesto por diecisiete personas, se subordinan todos los poderes del Estado. Decide sobre 11.33 millones de cubanos. Se fue ampliando de ocho miembros en 1965 hasta veinticinco en los noventa, para volver a contraerse en los 2000.

Dicha instancia es electa por el Comité Central, cuyos miembros se eligen en el Congreso por los delegados, que ahora representan apenas el 0.0026% de la población del país.  

Partido único y democracia: ¿qué dicen algunos medios?

Convoco la atención sobre los medios y la pregunta de Llamos Camejo.  

1. Pocos días antes del Congreso, las columnas «Opinión» y «Cuba», del Granma digital, mostraban veintisiete y veintinueve textos respectivamente. En la primera casi todos eran de temas históricos, culturales, anecdóticos, sin crítica ni opinión política. En la segunda solo ocho generaron entre uno y cuatro comentarios. La excepción fue el referido artículo. Cuando menos indica que el tema de la democracia fue el de mayor interés para los lectores.

2. Entre el 7 de octubre de 2020 y el 11 de marzo pasado, el mismo medio publicó nueve reportes noticiosos. Es sintomático lo siguiente:

– La mayoría no recibió ningún comentario. En los treinta y seis registrados predominan consignas e ideas cortas, respaldo elogioso a reuniones y decisiones basadas en documentos que no se conocen y también intolerancia. El único comentario que pareció crítico: «confío en que el atinado y necesario “Estudio del clima sociopolítico” no ignore y valore con máximo rigor y urgencia los niveles de incertidumbre y descontento entre los más amplios sectores de la sociedad cubana», recibió una categórica riposta. Por cierto, fue de un destacado intelectual cubano, a pocos días de los sucesos de San Isidro y el Mincult.

– Aun con frases laudatorias, algunos comentaristas solicitaron: más contenidos que titulares, necesidad de cambios en las estructuras de poder, necesidad de conocer los documentos a discutir en el Congreso, información sobre los delegados, reconocimiento a los trabajadores por cuenta propia en el Poder Popular, que se aprobaran cambios urgentes y que llegaran a la cúpula y se atendieran los criterios de la población.

Antimperialismo en Cuba: reflexión en dos tiempos

3. Por último, quien contraste lo que publicó el Granma sobre el PC y lo que difundieron medios alternativos cubanos respecto al tema, verá que no parecen hablar del mismo país y partido y que la receptividad también difiere. Dos ejemplos:

a) El día que el órgano oficial del PC publicó el elogioso texto de LLamos Camejo; On Cuba News difundió un artículo del Dr.C. Julio Antonio Fernández Estrada. En este, que tuvo una importante repercusión en las redes sociales, su autor apuntaba: «El Partido (…) tiene el reto de llevar a Cuba por el camino de la democracia y la inclusión política. (…)».

b) Tanto Granma como La Joven Cuba publicaron textos a propósito de la fundación del Partido Revolucionario Cubano (PRC) de José Martí. El primero lo hizo el 12 de abril, con un artículo de Pedro Rioseco que no tuvo ningún comentario. LJC lo hizo el 10, fecha de la efeméride, con un texto del historiador Mario J. Valdés Navia que se replicó en las redes y recibió once comentarios.

La práctica ha demostrado la profunda contradicción y conflicto entre la democracia y la concentración del poder, sea en una persona, un grupo o un partido político. Que se haya refrendado así en la Constitución vigente hace más necesario y legítimo reclamar al poder la democracia que merecemos los cubanos. 

19 abril 2021 55 comentarios 7k vistas
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Partido

El VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba: razones para trascender

por Ivette García González 14 abril 2021
escrito por Ivette García González

El próximo Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) será histórico por sus resultados, sean cuales fueren. El extraordinario y complejo escenario nacional e internacional en que se desarrollará, y las aspiraciones y urgencias de la sociedad cubana le marcan pautas.

Si sus funciones se limitaran a temas ideo-políticos, —atención a problemáticas como la corrupción, discriminación, protección de derechos ciudadanos, etc.—; y asuntos de vida interna —ejemplaridad de la militancia y democracia interna, por ejemplo—, su desafío no sería tan mayúsculo. Pero en el modelo social asumido en Cuba desde los sesenta del pasado siglo, el PCC adoptó roles diversos y omnipresentes que deciden la vida y el futuro nacional. 

He ahí su principal reto: corresponder a esas misiones, con una membresía que representa apenas el 6 % de la población de Cuba, según datos del 2016 —670 000 militantes entre 11.33 millones de personas—; cuyo ascenso no pasa por la elección del pueblo. A pesar de ello, es la fuerza política «superior y dirigente de la sociedad y del Estado», como reza la Constitución del 2019 aprobada mayoritariamente.

Apuntes para un diagnóstico… nada halagüeño

1.- El país atraviesa la más grave crisis económica y política, como consecuencia de la lentitud y frenos al proceso de reformas acordado hace años, la permanencia del bloqueo, un deterioro institucional y el crecimiento de las violaciones al Estado de derecho con el correspondiente incremento de la violencia.

2.- Existe incoherencia entre sus consignas/autodefiniciones y el contexto. Tres ejemplos:

a) «Unidad» tiene, desde el ámbito popular, acotaciones diferentes a la propaganda oficial, tales como: no es unanimidad, solo es posible desde el respeto a la discrepancia, el derecho a criticar, opinar, sugerir sin censura y sin el silencio como respuesta a reclamos ciudadanos.

b) «Somos continuidad» es excluyente, todo nuevo liderazgo debe comprometerse principalmente con el cambio, por lo que desde las bases se le pide hace tiempo a que se proclame «renovadora», «revolucionaria», «sin continuismo».

c) «Partido de la nación cubana» es más una aspiración imposible, por sostenerse en una ideología única, no compartida por todos los cubanos y contraria al pluralismo político.   

Partido 1

(Foto: AFP)

3.- Constituye un fenómeno de omnipresencia con visibilidad a discreción: está detrás de todas las decisiones pero se muestra solo en momentos puntuales. De este modo, ha perdido interacción con las bases, que debe ser donde se construya hegemonía y se articulen consensos fundados en el ejemplo y el respeto a la democracia dentro y fuera de sus filas, máxime cuando es único, como se ha señalado en congresos anteriores.

4.- Parece haberse estancado si se le compara con la evolución de la sociedad cubana, cada vez más compleja y plural, con sacrificios, frustraciones y contradicciones acumuladas y actualizadas. Actualmente, el éxodo de militantes de sus filas, el envejecimiento de la membresía y su desconexión con las masas, evidencian el deterioro.

Algunas aspiraciones del soberano

En tres núcleos duros se pueden resumir las principales aspiraciones con que los cubanos estaremos observando el cónclave:

1) En lo económico, que terminen de encaminarse las reformas, esta vez con prisa responsable y sin pausas ni retrocesos, y con calendario para rendir cuentas al pueblo, por lo menos anualmente. Habrá que estar atentos a que la modificación anunciada del veinticuatro por ciento de los contenidos de la «Conceptualización» sea para profundizar las reformas.

2) En lo político, transparentar los debates del Congreso a través de los medios de comunicación, comprometerse con la protección a la legalidad constitucional, definir estrategias dialógicas para solventar la actual crisis política desde el respeto al pluralismo, el aseguramiento de un ambiente democrático y la protección de derechos.

3) En lo partidario, urge renovar la dirección con personas que respalden las reformas; afrontar un proceso evidente de desburocratización de los aparatos del Partido, que hoy duplican las estructuras del Estado en un país pobre y bloqueado y, modificar las relaciones con sus bases militantes y no militantes. Sobre este y otros temas asociados recomiendo un excelente artículo del profesor Fabio Fernández Batista.

A casi cincuenta y seis años de fundado, el PCC tiene ante sí la oportunidad de recuperar apoyo popular y movilizar energías desde el consenso para transformar al país, o terminar de perder la legitimidad de la que disfrutó por un tiempo prolongado.

CC - Partido

Discurso de Fidel en la fundación del primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba. (Foto: Revista Bohemia)

La percepción de la unidad monolítica ha calado hasta cierto punto en la psicología social. Un reflejo está en identificar como mejor solución la concentración del poder Estado/Partido/Gobierno en la misma figura, cual modo de asegurar la prevalencia del sector reformista. Tal vez para este momento crítico no sea tan descabellado pensarlo, la práctica lo dirá. En mi criterio, no hay garantía, no es normal y, en el mejor escenario, una persona no hace un país, es la institucionalidad la que decide. Ojalá no se retome como tradición.

En todo caso, habrá que ver con qué peso queda el sector burocrático conservador que lidera la resistencia a los cambios y el hermetismo en la esfera política. Si al menos se impusiera una tendencia reformista para los cambios económicos, sería un paso de avance, pero problemas de base correspondientes a los pilares del modelo al parecer se mantendrán, todo un reto para la sociedad civil.

La sociedad cubana está en una situación límite y, como afirmé hace un tiempo, «ya la fe solamente no alcanza». Dicho esto, hago propias las palabras del jurista Julio Antonio Fernández Estrada en un excelente texto: «Necesitamos que la felicidad no sea solo una opción a largo plazo sino una ilusión que se aviste a la vuelta de la esquina».

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

14 abril 2021 30 comentarios 3k vistas
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Democracia - economía

Democracia y economía: el real sentido de las prioridades

por Ivette García González 9 abril 2021
escrito por Ivette García González

En algunos debates en Cuba se recurre a la supuesta dicotomía entre democracia y economía −como si fuera una discusión de prioridades−, o al atrincheramiento ideológico respecto a lo político. Depende de la visión que se tenga de ambas, y de si ante el bloqueo y la soberanía insular se asumen posturas proactivas o defensivas. Son dos aristas gruesas, me centro ahora en la primera para mostrar su correlación y fundamentar que no hay tiempo para continuar aplazando la apertura democrática.

Democracia y economía: las prácticas al uso

Cuba enfrenta una crisis sistémica hace décadas, agravada actualmente por la pandemia y el trumpismo. Pasaron entre nueve y once años desde que se aprobaron los documentos rectores para los cambios económicos. No se conoce a alguien del Partido/Gobierno/Estado que haya rendido cuentas al pueblo o haya sido revocado de su cargo por semejante yerro. He ahí una muestra del bloqueo interno y la impunidad.

Hoy no se ha resuelto ninguna de las dos cosas. Lo cierto es que la falta de democracia afecta la economía y viceversa, porque la sociedad es un sistema. Para que los cambios económicos se abran paso es preciso la democracia, única vía para imponer la voluntad de la mayoría.  De lo contrario, la élite de poder descompresiona la olla cuando la crisis asfixia, pero es quien decide cómo y hasta dónde hacerlo.

Interpelación sobre la democracia

Luego, cuando mejora la economía, se revierte o reprime en lo posible la apertura y se usan los resultados económicos hasta donde acuerda ese mismo poder. Somos la variante cubana de lo que explicaba mi profesora Dinorah Hernández sobre el socialismo en Europa: «Es que todos estos modelos de matriz estalinista evolucionan en ciclos permanentes de “crisis-reforma-represión”».

Esto se explica porque la participación popular en la democracia participativa real –como expresé en mi texto anterior− es muy limitada. También porque esa élite –dentro de la cual ha predominado la tendencia burocrática conservadora y estalinista frente a la reformista− medianamente se actualiza, pero no se reforma. Está acostumbrada a no rendir cuentas de cómo opera, distribuye e invierte la riqueza obtenida.

¿Apertura económica = democratización de la sociedad?

Cuando mejor estuvo Cuba económicamente −durante los años ochenta−, ocurrió al contrario en política y democracia. Se expandió y empoderó más la burocracia, y los actos de repudio, por ejemplo, se consideraron oficialmente «victorias políticas, ideológicas y morales (…) de la Revolución», y expresión de madurez política del pueblo. No es cierto que la apertura económica asegura los cambios democráticos. La experiencia sugiere no separar una cosa de la otra ni confiar en tal discurso.

Democracia - economía

Niño posa ante un cartel usado en un acto de repudio en 1980. (Foto: EFE)

La relación democracia-economía ha concitado atención en diversas épocas, geografías y sistemas. Algunos aportes son incluso más congruentes con la transición al socialismo que lo hecho en Cuba. Por ejemplo, el filósofo indio Prabhat Raijan Sarkar (1921-1990) propuso la «Teoría de la Utilización Progresiva» (1959) que defiende la «Democracia económica» como alternativa al capitalismo, el neoliberalismo y la democracia liberal.

Para la industria, el comercio y los servicios tal diseño se basa en una estructura de tres niveles: 1) empresas privadas pequeñas; 2) cooperativas (espontáneas y derivadas voluntariamente de las privadas más eficientes) al enfatizar que la industria, comercio, agricultura y banca deberían organizarse en cooperativas de productores y consumidores como eje central de una economía participativa y 3) empresas estatales (industrias estratégicas de gran escala): transporte, energía y telecomunicaciones, defensa, minería, petróleo y acero; que deberían funcionar como empresas públicas gestionadas por consejos autónomos.

En Cuba generalmente se alude a los Lineamientos y la Conceptualización del modelo como ruta ideal. Es lo mejor que hemos conseguido, pero invito a contrastar las aspiraciones de entonces −y las de hoy− frente a lo que se logró.

La unificación cambiaria y la reforma de precios y salarios

En los debates iniciales, algunos sectores aspiraban a la democratización de las instituciones económicas. Eso implicaba al menos: garantizar los derechos económicos reconocidos; participación efectiva de los ciudadanos y control real de las políticas económicas; debate permanente, público y abierto acerca de las políticas en curso; participación directa de los trabajadores en la gestión económica y de control sobre las empresas[1]. También se aspiraba a que la parte de la economía nacional en manos del sector militar pasara al ámbito civil. Nada de eso derivó en acuerdos.  

De las aspiraciones a la realidad

La tendencia reformista abogaba por un nuevo modelo económico socialista que definiera: peso de cada forma de propiedad, autonomía de las empresas, desestatización empresarial que otorgaría mayor importancia al cooperativismo −entre las formas de propiedad, la más coherente con el socialismo−, descentralización y relevancia de lo municipal, y prioridad de la política social universal e integral.

Aquellas aspiraciones insatisfechas siguen siendo reivindicaciones de algunas corrientes políticas en el país. Ahora el escenario es más complejo.

El principal problema de la economía cubana es que se sigue basando en el sector estatal, que margina y oprime a las demás formas de propiedad. Lo peor de él es que no es público ni socialista, sino antidemocrático. Existe como propiedad enajenada, de todos y de nadie, la vieja fórmula «estatización por socialización». Las consecuencias están a la vista.

La ineficiencia de la «empresa estatal socialista» cubana es antigua y conocida, pero se insiste en que será la principal a fortalecer. Una parte importante de ese sector es militar; permanece así fuera de todo control ciudadano y del propio Estado. ¿Lo sustenta la fe del pueblo? ¿Cómo semejante anomalía ha podido crecer tanto y ser intocable delante de todos? A lo que más se parece nuestra propiedad estatal es a la propiedad privada indirecta de la burocracia y el funcionariado, de las élites del poder y las «familias extendidas». 

Economía militar en Cuba

Urge abrir la economía a las diversas formas de propiedad y zafar sus ataduras al Estado. Además del cuentapropismo y las Mipymes, es urgente fortalecer y estimular las formas cooperativas existentes, que hoy continúan viviendo en su mayoría un vía crucis por la burocracia y la sujeción al Estado todopoderoso. 

De todas formas, ¿podemos sentarnos a esperar a que «mejore» la economía y cerrar los ojos o permanecer callados ante las violaciones de la Constitución que se están cometiendo impunemente contra derechos humanos fundamentales?

La única manera de sacar adelante el país, de subvertir la inercia y la visión limitada que separa economía de democracia y le confiere prioridad a la primera, posponiendo indefinidamente la segunda; es simultanear la lucha por conquistar la democracia realmente participativa y las transformaciones económicas. Eso sería gestionar la transición desde abajo.

La democracia, como expresa el sociólogo brasileño Emir Sader «no es simplemente un instrumento para obtener otros fines, sino que es en sí misma un fin, un objetivo (…)».Veremos qué pasa en el próximo Congreso del PCC con las prioridades de Cuba.

***

[1] Juan Valdés Paz: “Cuba: cambios institucionales que vendrán: 1959-2015”, en   Suárez Salazar (coord.): La Revolución cubana. Algunas miradas críticas y descolonizadas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2018, pp. 144-184, p. 164.

9 abril 2021 50 comentarios 4k vistas
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