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Ivette García González

Ivette García González

Doctora en Ciencias Históricas, Profesora Titular y escritora cubana

Foto: BBC Mundo

Tendremos que hablar más claro en Cuba

por Ivette García González 31 julio 2021
escrito por Ivette García González

Después de la crisis devenida estallido, tendremos que hablar más claro en Cuba. Gestionarla e impulsar un nuevo proyecto de país es complejo, urgente y posible. A las múltiples problemáticas internas, se suman la hostilidad de los EE.UU. y el radicalismo en parte de la emigración.

Junto a la aparente calma conviven —dentro y fuera de la Isla— indignación, miedo, frustración, confusión, incomprensión y extremismo político. No es casual, la Revolución cubana siempre provocó grandes pasiones. Hasta este verano, unos creían imposible el estallido social y otros se preguntaban por qué no ocurría.   

Se trata de vivir y procesar un fenómeno inédito y traumático. No vale apuntar a causas externas, decir que no hubo represión, cortar internet y saturar los medios con propaganda oficial. Minimizarlo apuntando a otros escenarios más represivos significa: reconocer su existencia en Cuba, olvidar que solo aquí se invoca una «revolución», e ignorar que en el hemisferio somos el país donde supuestamente se defiende el «socialismo».

La sociedad y el pacto social se fracturaron. De un lado el gobierno y sus bases; del otro, parte de la sociedad civil con una mirada diferente al presente y futuro de Cuba. En ambos existen corrientes de pensamiento y opciones políticas no siempre antagónicas, que han carecido del necesario ambiente democrático.

Causales identificadas en varios análisis eclosionaron en el crítico escenario 2020-2021, que llevó al estallido. Estas atmósferas, como advertí en un texto anterior, propician clarificación de posiciones, radicalización e involucramiento de nuevos actores.

Hablar claro (2)

La sociedad y el pacto social se fracturaron. De un lado el gobierno y sus bases; del otro, parte de la sociedad civil con una mirada diferente al presente y futuro de Cuba. (Foto: Ernesto Mastrascusa/EFE)

Encaremos algunas verdades

Señalo algunos tópicos para reflexionar:

1. Nos trajo hasta aquí la falta de desarrollo democrático. La cubana fue una Revolución autóctona, pero derivó en un modelo reñido con la democracia. Muchos ideales fundadores se mantuvieron en el discurso, pero en la práctica se torcieron o resignificaron a conveniencia del poder, que usufructúa el simbolismo de esa Revolución y se erige en su representante.

2. Aun cuando el Estado cubano se define como socialista de derecho, varias características de su diseño y práctica evidencian rasgos de autoritarismo, totalitarismo y dictadura. La izquierda y la derecha han generado modelos de esa naturaleza, frecuentemente con apoyo popular. José Martí[1] alertó al respecto en varios textos, y durante el siglo XX lo hicieron otros, como la filósofa alemana Hannah Arendt, que en su obra El origen de los totalitarismos puntualizó incluso rasgos esenciales.

3. El resultado de mantener durante tantos años contenidos distintivos de la variante más torcida y fallida del socialismo, derivó en la fatal combinación de autoritarismo político e inviabilidad económica. Tal como expresé en entrevista reciente, la legitimación ideológica y el diseño que la engendró llegaron al límite.

4. El estallido del 11-J fue espontáneo y carente de liderazgo, pero evidenció diversos elementos articuladores del disenso: diversidad ideológica y de propuestas aunque centradas en la inconformidad y necesidad del cambio; conflicto generacional, dentro y fuera de Cuba, respecto a la visión de país; la música como recurso y expresión cultural que primero proyectó lo nacional; resignificación de consignas y transnacionalización del disenso.

5. El Estado de derecho y el socialismo se subvierten hace tiempo por el propio gobierno. Incluso con sus limitaciones, la Constitución ha sido bandera para defender derechos cívicos, que se han seguido violando. Si la Carta magna legitima a la prensa única al servicio del gobierno; si puede ser constreñida por este, no impide la violación de derechos humanos y sirve como justificación para reprimir el disenso; no es la que sirve a todos los cubanos.

6. Una represión de tal magnitud agrava sobremanera el trauma psicosocial que arrastramos los cubanos y tendrá consecuencias en el escenario sociopolítico. Hace años no somos la «revolución del callo»;[2] eso en parte se invirtió por: el nivel de instrucción, existencia de internet y descrédito de los medios oficiales. Hoy, directa o indirectamente, miles de cubanos han experimentado en carne propia algún agravio a sus libertades.

7. La sociedad cubana mira cada vez más hacia dentro, aunque reconoce el impacto del bloqueo. Esto resulta de la falta de autocrítica oficial; saturación de propaganda política, así como evidencias y efectos de dilaciones en reformas estructurales y establecimiento de prohibiciones que no guardan relación con esa política foránea y empeoran la calidad de vida de los ciudadanos.

Medidas urgentes para empezar a sanar

El gobierno ha hecho bien en moderar su discurso y adoptar medidas urgentes. No obstante, son paliativas y evidencian cuánto se pudo hacer tiempo atrás. Ellas no resolverán ni ocultarán la gravedad de la crisis.

Hablar claro (4)

Urge esclarecer la verdad de lo ocurrido y consensuar soluciones que vayan a la raíz. Un fenómeno extraordinario no debería tratarse con métodos tradicionales, eso profundizará la crisis de confianza existente, que no es fortuita. Se agudiza cada día por: la ausencia de instituciones independientes para la defensa de los ciudadanos; los intentos anteriores de reforma y restitución de derechos, ahogados o manipulados en interés del gobierno, y las limitaciones propias de un sistema político muy concentrado en pocas personas.

Einstein aseveró hace años: «No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo». En ese tenor, sería recomendable:    

  • Liberar incondicionalmente a todos los detenidos y recluidos que no hayan cometido violaciones de la Constitución.
  • Crear una comisión especial con acompañamiento internacional para investigar a fondo los sucesos recientes, esclarecer la verdad y evitar su repetición.
  • Fortalecer la sociedad civil y generar alianzas que favorezcan el activismo cívico y la consecución de los profundos cambios que necesita el país.
  • Promover un diálogo nacional estructurado entre el gobierno y la sociedad civil, incluida la emigración. Los diálogos emanados del gobierno, que define quiénes, dónde, cuándo y sobre qué se intercambia, y luego decide también qué se implementa, no resolverán la crisis.

Nada de eso excluye la condena al bloqueo y a la hostilidad de los EE.UU. contra Cuba, mayoritaria dentro y fuera de la Isla. No es posible continuar justificando dilaciones y fracasos internos con el bloqueo, o condicionando los cambios necesarios a ese factor externo.

Los cubanos deberíamos poder elegir a los dirigentes, según programas de gobierno y compromisos establecidos a pesar del bloqueo. Y en consecuencia evaluar resultados. La capacidad de sacar el país adelante, articular consensos y gobernar respetando el pluralismo político, deberían ser requisitos para gobernar.

Necesitamos un nuevo proyecto de país que, preservando la independencia, ponga en el centro la democracia y la soberanía popular. Para eso, debemos empezar por hablar más claro.      

Para contactar a la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

***

[1] Véase, por ejemplo, «Cartas de Martí», La Nación, Buenos Aires, 18 de Marzo de 1883, donde expresa: «Todo poder amplia y prolongadamente ejercido degenera en castas. Con la casta, vienen los intereses, las altas posiciones, los miedos de perderlas, las intrigas para sostenerlas, las castas se entrebuscan y hombrean unas a otras». 

[2] Expresión usada por algunos durante un tiempo para sintetizar el estado en que las personas dudaban de todo lo no oficial, aunque viniera de testimonios directos, hasta que no vivieran en carne propia algún agravio. Además de la negación,  se manifestaba en expresiones como: «debe ser una excepción», «algo habrá hecho», «no se puede generalizar», etc. 

31 julio 2021 75 comentarios 4,6K vistas
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Manipulación (1)

Manipulación mediática: invirtiendo el catalejo

por Ivette García González 23 julio 2021
escrito por Ivette García González

La manipulación de medios oficiales nacionales, internacionales y de internet, explica en parte la evolución de la crisis política cubana. Las tergiversaciones y noticias falsas evidenciaron los extremismos políticos, aunque los objetivos, recursos e impactos fueran diferentes.   

El gobierno de Cuba demostró otra vez que, aun cuando ha perdido en parte el monopolio de la información, sigue siendo el principal proveedor de la realmente masiva y puede imponerse en circunstancias específicas.

La suspensión de internet desde la tarde del domingo 11, perjudicó solo a los ciudadanos. La prensa oficial no estuvo donde la noticia, sino donde el gobierno. Los medios tradicionales y los digitales Granma, Cubadebate, las corresponsalías cubanas de Telesur y Russia Today, proyectaron en exclusiva y sistemáticamente los mensajes gubernamentales.

El gobierno cubano mostró efectividad en alertar acerca de las falsas noticias foráneas. También lo hicieron algunos medios independientes, como El Toque, que publicó sugerencias para identificarlas y denunciarlas.

Manipulación (2)

(Imagen: El Toque)

Gobierno cubano y medios

Todo eso fue meritorio; sin embargo, los medios oficiales protagonizaron asimismo otras formas de manipulación política. El Partido/Estado cubano emplea y aporta a las estrategias definidas por el destacado intelectual Noam Chomsky.

No es solo lo que se dice y cómo se dice, sino también lo que se oculta. En los medios oficiales hubo omisiones, medias verdades y tergiversaciones a través del uso acostumbrado del lenguaje político. Este, según el catedrático Eugenio Bustos, «(…) no es inocente. Intenta siempre (…) mover al oyente en una dirección determinada, manipular nuestra conciencia».

Además de aplastar las protestas, tal recurso tuvo por objetivo adueñarse del espacio mediático al crear matrices de opinión dentro y fuera de la Isla. Se enfocó en: criminalizar la protesta con epítetos tradicionales y poniendo al vandalismo como norma; proteger la imagen gubernamental, que se arropa en palabras talismanes para Cuba y para la izquierda internacional; reducir las causas del estallido social al bloqueo y al origen externo del conflicto. A tenor con ello, se logró desviar la atención, neutralizar a indecisos, convocar a las mayorías y justificar una represión inédita en magnitud y formas.  

En un texto anterior advertí sobre el grado de toxicidad y extremismo político que tal fenómeno produce en la sociedad, cuyos efectos perduran cuando el país es más cerrado y controlado. Ciertos recursos que identifiqué entonces se constataron ahora: reducción del lenguaje a consignas; vocabulario de combate, focalización del «enemigo»; el «sesgo de etnogrupo» y las clasificaciones binarias; la descalificación del otro y el secretismo en la comunicación de asuntos públicos.

Noticias falsas y algunas verdades

Toda información requiere contrastación. Si fuera posible, la mayoría de los cubanos y el mundo verían que en esta crisis hubo cinco planos y una secuencia: manifestaciones cívicas contestatarias, actos vandálicos, grupos convocados para enfrentar a los manifestantes, manifestaciones populares de apoyo al gobierno y las de los emigrados en varios países.

Manipulación (3)

(Foto: Yamil Lage)

Es un fenómeno en curso. Muchas cuestiones deben procesarse con sosiego y evidencias, sobre todo porque la prensa oficial es del gobierno y la independiente no es tolerada. No obstante, algunas cuestiones se pueden ir dilucidando:[1]

1.- Las manifestaciones cívicas y las del gobierno con sus bases de apoyo tuvieron naturaleza política. Se diferenciaron en organización, liderazgos, respaldos oficiales, consignas y comportamientos.

Las primeras fueron pacíficas, masivas, con diversidad socio-clasista y etaria  aunque con peso juvenil, y sus recursos fueron cuerpos, voces y celulares por prensa. Las segundas se fueron tornando agresivas desde la tarde del domingo. Fueron organizadas por el gobierno y respaldadas por fuerzas represivas, uniformadas o vestidas de civil. Portaron banderas, carteles y únicamente tuvieron prensa cuando no se ejercían actos de violencia hacia los manifestantes críticos al gobierno.

Contrario a lo que afirmaron las autoridades y medios oficiales, en varias de las primeras se cantó el himno nacional y algunas de sus consignas fueron: «No tenemos miedo», «Sí se puede», «El pueblo unido jamás será vencido», «Libertad», «No más mentiras», «Cuba es de todos», «Abajo la dictadura», «Patria y Vida» y «Viva Cuba libre». Las otras corearon las tradicionales: «Abajo el bloqueo», «Patria o muerte», «Yo soy Fidel», «Viva la Revolución», «Que se vayan», «La calle es de los revolucionarios» y «Yo estoy con Díaz Canel».  

2.- Los actos vandálicos, siempre presentes en tales circunstancias, se protagonizaron por personas y en sitios específicos. Fueron condenados por la mayoría y corresponde al Estado procesarlos judicialmente. También ameritan otros análisis. Convendría evaluar condicionantes que también tendrían un cariz político, pues se violentaron tiendas en divisas —vedadas para la mayoría— y se agredieron autos del PCC y la PNR.

3.- Las protestas cívicas críticas al gobierno no desplegaron banderas estadounidenses ni de Cubadecide, y tampoco llamaron a intervención extranjera como afirmaron el presidente, periodistas extranjeros y corresponsales cubanos para Telesur, Russia Today y Cubadebate. Todo eso se afirmó sin evidencias reales, utilizando imágenes de actos delictivos y manifestaciones ocurridas en Miami.

Algunas consecuencias inmediatas

1.- La represión y la violencia se instalaron en múltiples formas contra manifestantes pacíficos y otros ciudadanos. Fueron usadas indiscriminadamente pistolas, tonfas, spray, palos y piedras. Mientras, se extendían los actos vandálicos con menor presencia de las fuerzas del orden, de ahí las tiendas saqueadas completamente.   

2.- Con la interrupción de internet desde la tarde del domingo se creó una gran confusión. Los ciudadanos y el mundo quedaron más expuestos a los radicalismos.

3.- Dicha situación arrastró a parte de la opinión pública internacional y movimientos de solidaridad con Cuba, cuyas fuentes habituales son medios oficiales cubanos y embajadas. Ello explica la rápida activación de esas organizaciones condenando el bloqueo y apoyando a Cuba desde la tradicional ecuación Revolución cubana-gobierno-pueblo vs imperialismo.

4.- Ambiente de temor en la ciudadanía y las familias, así como inseguridad de y sobre los detenidos. Ya se han conocido testimonios de maltratos y trato denigrante. Cuando se invoca la Convención contra la Tortura —de la cual Cuba es firmante—, se deben considerar las reconocidas internacionalmente como situaciones problemáticas[2] que pueden derivar en tortura: detenciones, demora policial y aislamiento, por ejemplo.

5.- Peligro que supone la transnacionalización del conflicto, como ha ocurrido en situaciones similares. Ya se ha visto la reproducción del extremismo político y la polarización frente al tema en otros países. Esto complejiza el procesamiento interno de la crisis; solo favorece la hostilidad del gobierno estadounidense y de un segmento radicalizado de la emigración en ese país que defiende una salida cruenta para Cuba.

Reflexionar y procesar la crisis

El necesario procesamiento de la crisis sugiere tomar nota de que: 

1.- La manifestación pacífica es un derecho establecido, no puede condicionarse ni criminalizarse. Por tanto, los detenidos antes y durante la protesta deberían estar libres sin condicionamientos. Como otros derechos constitucionales, deben regularse jurídicamente con urgencia.

2.- Todo debe ser investigado, esclarecido y reparado: actos delictivos, detenciones arbitrarias, abusos y otras expresiones de violencia institucional.

3.- Hubo declaraciones de organizaciones articuladas con el gobierno cubano: CTC, UPEC, UNEAC; pero también otras de la sociedad civil independiente: masonería, Iglesia católica, ciudadanos e importantes figuras de la intelectualidad y la cultura insular.

4.- En lo internacional, junto a pronunciamientos de apoyo al gobierno por algunos homólogos, figuras y organizaciones solidarias; hubo importantes personalidades e instancias que han condenado la represión. Entre estos últimos, resaltan notables intelectuales de izquierda y organismos internacionales como Human Right Watch, Naciones Unidas, Unión Europea, y Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

5.- El discurso gubernamental se ha moderado. Eso es positivo, pero hasta ahora no se traduce en medidas acordes a las circunstancias y los derechos humanos violentados.

6.-.No existe un movimiento estructurado o un programa que haya volcado a la calle a miles de cubanos. Líderes opositores y disidentes conocidos estaban presos o en reclusión domiciliaria desde antes, muchos sin justificación. Urge resolver eso con el mismo lente. La historia muestra que la represión no ahoga la energía contestataria, sino que la multiplica.  

7.- Además de la económica y sanitaria, hay crisis de gobernabilidad, de confianza y de esperanza en amplios sectores populares. Sin la transparencia que debe tener la política informativa oficial, sin la restitución de daños y sin respeto a derechos cívicos y políticos, la crisis sistémica se multiplicará.  

Condeno la violencia, el bloqueo y todo lo que afecte la soberanía nacional, lo que no excluye defender la soberanía popular y criticar al gobierno cuando corresponda. Insisto en la necesidad del diálogo nacional inclusivo y ahora en la urgencia de visibilizar testimonios, recabar información de las autoridades y actuar en consecuencia. Eso permitirá esclarecer y juzgar lo ocurrido, evitar su repetición, sanar y articular consensos sobre la Cuba que queremos.

En cualquier caso, la transparencia de los medios oficiales, la regularización de medios independientes y el libre acceso a la información son vitales. Es hora de invertir de una vez el catalejo.

Para contactar a la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

***

[1] En todos los casos me baso en las evidencias plasmadas en medios oficiales y alternativos. Excluyo las expresiones obscenas.

[2] Una muestra se puede encontrar en «Tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes. Concepto, legislación, obligaciones del Estado y propuestas tendientes a erradicarla». Publicación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). Buenos Aires. Mayo de 2020.

23 julio 2021 88 comentarios 6,5K vistas
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paz

Paz y gestión política del conflicto

por Ivette García González 14 julio 2021
escrito por Ivette García González

La responsabilidad del Estado con la paz ciudadana y la gestión política de los conflictos son cruciales. Cuando se ocultan, tergiversan o subvaloran los diferendos internos y la capacidad de negociación del gobierno es limitada, la situación sociopolítica tarde o temprano deriva en caos.

Es lo que ocurre hoy en Cuba, expresión de la crisis de gobernabilidad anunciada. En textos anteriores llamé la atención sobre el peligro del extremismo político, la violencia y la urgencia del diálogo nacional.

Las inéditas protestas cívicas del domingo pasado en varias ciudades del país, incluida la capital, eran previsibles. Tuvieron factores detonantes, pero sus causas son profundas. Se sumó la incitación desde el exterior y hubo incluso algunos llamados a fórmulas impensables e inaceptables como una intervención humanitaria o de los EEUU en el país.

La comparecencia del presidente de la República a las 4:00 de la tarde de ese día no pudo ser más errática. Debió llamar a la paz, impedir la represión e informar sobre acciones concretas de solidaridad con Cuba que la mayoría desconoce, pero optó por viejos mecanismos manipuladores y consignas incitando a la violencia. La del lunes fue más sosegada, pero en los mismos términos y justificando la ejercida bajo su amparo.

Protestas que eran pacíficas se complicaron desde la tarde con actos vandálicos, mayor confrontación y arresto violento de muchos ciudadanos. Las consecuencias en detalles se desconocen todavía.

Paz

Autos volcados por manifestantes durante las protestas del pasado domingo (Foto: Yamil Lage/AFP)

Algunos precedentes

La crisis estructural y sistémica se complejizó por el impacto de las sanciones trumpistas, el desabastecimiento y la carencia extrema de productos y servicios básicos. También por la falta de libertades y efectos de medidas impopulares adoptadas desde el año pasado. Todo eso ha provocado agotamiento y tensión social extremos, no gestionados con lente político. Señalo algunos ejemplos en dos ámbitos:

La pandemia:

– Se han incrementado las violaciones de derechos humanos y la represión; los encarcelamientos expandieron el fenómeno y provocaron más traumas a las familias.

– Los medios oficiales replicaron el estilo triunfalista del gobierno y apelaron a la confianza y resistencia del pueblo mientras criminalizaban toda crítica. El día antes de las protestas se registró récord con 6923 nuevos casos y 47 fallecidos; Matanzas como epicentro.

– Hubo dilación excesiva del proceso de inmunización. La producción de una vacuna propia no impedía gestionar donaciones de las ya existentes ni adscribirse al COVAX integrado por 190 países.

La situación económica:

– Las causas internas de la crisis se mantienen y muchas se agravaron en virtud de la lentitud respecto a transformaciones que son urgentes.

– Las inversiones se concentran cada vez más en servicios empresariales, actividad inmobiliaria y de alquiler incluido turismo, en detrimento de sectores prioritarios: agropecuario, salud y asistencia social.

– El país se privó de remesas por vía regular desde la sanción a FINCIMEX -empresa del sector militar sancionada por EEUU-, pero no existe explicación plausible para la negativa gubernamental de designar una entidad civil que la sustituyera para ese fin.

Medidas emergentes para una situación límite

Situaciones de emergencia demandan medidas emergentes y prueban la capacidad de negociación del gobierno. Requiere discernimiento, visión y reconocimiento de la sociedad civil como actor también en las relaciones internacionales. Las victimizaciones y atrincheramientos de gobierno y seguidores no ayudan. Tampoco criminalizar toda crítica, responsabilizar de todo a factores externos o rechazar iniciativas que no estén bajo control absoluto del Estado.

Urge la adopción de medidas tales como:

1. Detener toda forma de represión.

2. Hacer llamados conciliadores desde el gobierno para gestionar la emergencia y la solución del conflicto.

Paz (2)

Manifestantes en las cercanías del Capitolio de La Habana (Foto: Yamil Lage/AFP)

3. Reforzar medidas sanitarias y de atención a sectores vulnerables.

4. Ampliar las formas de gestionar la solidaridad. El día antes de las protestas, Cubadebate ofreció amplia información sobre el volumen de donaciones que se han recibido durante la pandemia, además de 543 ofrecimientos de más de 51 países al cierre de junio. Sin embargo, la realidad indica que no es suficiente.

El gobierno debería rebasar esquemas tradicionales y abrirse a fórmulas más acordes al escenario de emergencia y las potencialidades de la sociedad civil,  aceptar la ayuda de donde venga, no permitir la comercialización de ningún donativo y gestionar el proceso sin monopolizarlo. Dos vías serían fundamentales:

– La estatal, que se canaliza con organismos internacionales y países a través de nuestras embajadas. Entre los días 9 y 11 pasados se publicó el anuncio en 35 de las 123 existentes. Contempla donativos en efectivo y de insumos médicos (jeringuillas, máscaras, guantes, etc.).

– La sociedad civil puede complementar esos canales incluyendo ayudas en alimentos, medicamentos y otros productos básicos para las familias. Solo requerirían coordinación con el gobierno para que -como se expuso en este foro recientemente- flexibilice las medidas aduaneras y permitan los arribos con destino a organizaciones sociales, iglesias, etc. Hace más de una semana se han organizado diversas fórmulas vía Facebook, Twiter y Watsapp, definiendo puentes y redes de apoyo dentro y fuera de Cuba. Entre ellos con el Centro Memorial Martin Luther King, Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, Gran Logia de Cuba, Grupo #SOSMatanzas, facultades universitarias y también fuera de Cuba, con Caritas además de voluntarios desde México, España, Ecuador y EEUU.

5. Transparentar toda la información en los medios de comunicación incluyendo las redes sociales, contemplando procedimientos para ayudas, prioridades y normas sanitarias para la recepción.

6. Ofrecer un plazo para empezar a negociar con la sociedad civil una hoja de ruta para un diálogo nacional.

El llamado de hoy para todo cubano debe ser «no a la violencia» y por la gestión política del conflicto, que no implica desconocer ni renunciar a derechos fundamentales. El gobierno debe comprender la complejidad del momento y sus causas, los enormes factores de tensión que vive hace tiempo el pueblo, una parte no despreciable del cual tiene importantes demandas que no encuentran una canalización efectiva. Volvamos a José Martí: «La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie».

***

(Conozca la posición del Consejo Editorial de La Joven Cuba sobre los eventos del pasado domingo, 11 de julio)

14 julio 2021 117 comentarios 4,4K vistas
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Roque Dalton

Roque Dalton entre nosotros

por Ivette García González 8 julio 2021
escrito por Ivette García González

Mi poesía
es como la siempreviva
paga su precio
a la existencia
en término de asperidad

(…)

Roque Dalton

***

Roque Antonio Dalton García (1935-1975), extraordinario poeta y revolucionario salvadoreño asesinado por sus propios compañeros de lucha, está entre nosotros, los irreverentes de hoy. El mensaje recién enviado por su hijo Jorge Dalton[1] a La Joven Cuba, me recordó un texto que escribí sobre su padre hace unos años.  

Han pasado cuarenta y seis desde aquel 10 de mayo —Día de la madre en El Salvador—cuando cegaron su vida, apenas cuatro días antes de sus cuarenta. Mario Benedetti lo evocó en un bello poema:

[…] pero sobre todo llegaste temprano

demasiado temprano

a una muerte que no era la tuya

y que a esta altura no sabrá qué hacer

con tanta vida.

Su familia, los pueblos y quienes amamos y luchamos por Cuba, hemos sabido qué hacer. La viuda, Aída Cañas, en el activismo político; sus dos hijos mayores como guerrilleros —uno de ellos mártir— y el más joven, que vivió en la Isla hasta los noventa ha dicho: «lo mejor que he podido hacer en esta vida es ser cubano».

LJC agradeció el mensaje que sigue. Lo acompaño con estas líneas de homenaje sincero y gratitud comprometida:

«Desde hace mucho tiempo (…) expresé mi temor de que toda esa campaña de descrédito llegaría, (…) estaba muy seguro que LJC igual sería calificada de sospechosa y de todos los calificativos similares por lo que fue acusado mi padre. Ustedes están haciendo una magnífica labor y también valiente y digna. Luchar contra poderes ciegos no es tarea fácil. Para mí ustedes son admirables y nunca me gusta hablar qué diría alguien que ya está muerto, pero mi padre estaría de vuestro lado, como sé que lo están Martí, Guiteras y Mella, tres de los grandes hombres que nos dieron patria. Todo lo que hacen es por el bien de Cuba y nuestra Cuba merece ser salvada y por eso mi gran admiración hacia vosotros. Quien se niegue a eso con el afán de preservar poder está traicionando una de las naciones más nobles de la tierra y merece todo el repudio (…). Un gran abrazo. Jorge».

Roque (2)

El director, productor de cine, video y televisión, Jorge Dalton, hijo del poeta

Roque Dalton desde su tiempo y para el nuestro

Roque Dalton fue un hombre singular, también periodista y narrador, parte de una generación de izquierda comprometida. En palabras de Julio Cortázar: «uno de los que mejor ha sabido conjugar el compromiso político con el rigor artístico».

Su poesía, de estilo coloquial y testimonial, privilegió el contenido social, la emancipación y el amor por la vida, porque para él «la poesía siempre debe llevar ideas más que palabras».

Vivió intensamente, con el temor de no hacer a tiempo todo lo que debía, «como si supiera que me van a matar al día siguiente», dijo en 1967. Fue precoz en la creación literaria, el amor y la lucha. A sus veintiséis años, resaltaba en el panorama de la poesía hispanoamericana con varios premios, tenía creada familia, había estado preso y escapado de la muerte dos veces, lo que condujo a un largo exilio desde 1961.

Eran tiempos de dictaduras militares. Viajó por Guatemala, México, Checoslovaquia, China, URSS, Vietnam, Corea. En Cuba estuvo varias veces y residió entre 1968 y 1973, fecha en que regresó clandestinamente a su país.  

Aquí alcanzó su maduración literaria y política. Nos consideró su segunda patria y la experiencia de vida más importante. Se movía entre Casa de las Américas —que lo laureó dos veces—, Radio Habana Cuba y la Uneac; también en las noches habaneras y tertulias con amigos.

En los sesenta Cuba era la esperanza, sobre todo para la izquierda latinoamericana, pues parecía ofrecer alternativa al capitalismo y al socialismo conocido. Destacados intelectuales cubanos, europeos y latinoamericanos confluían en una Habana que devino capital emancipadora, aunque ya con sombras que eclosionarán en el Quinquenio Gris. Roque lo vivió, siempre solidario con la tierra y la Revolución que lo acogió; mas también polémico e identificado con «los trovadores jóvenes» de entonces, que eran «incomprendidos», y con otros no tan jóvenes como Heberto Padilla.[2]

Para el joven poeta la libertad era un valor fundamental. Por eso dialogaba y reconocía la calidad de los contrarios cuando correspondía. Cuestionaba dogmas, criticaba las imposiciones de gobiernos europeos a los latinoamericanos y rechazaba todo tipo de discriminación.

Roque (3)

El escritor Manuel Galich, de Guatemala; Roque Dalton, y la fundadora de Casa de las Américas, Haydée Santamarí­a.

 Esos valores lo llevaron a ser comunista sin claudicar con el estalinismo; a renunciar al Partido Comunista salvadoreño nueve años después de haber ingresado en él; a rechazar la idea del intelectual devenido funcionario y a criticar a la Iglesia, aun siendo católico. Tales cualidades, personales y profesionales, lo hicieron admirado y querido por muchos.

También por eso fue un militante y revolucionario incómodo. No era pasivo, no pasaba inadvertido, era carismático y un excelente orador; discrepaba con argumentos, proponía alternativas y era imposible encasillarlo en un molde. Sus lecturas, estudios de Derecho, Ciencias Sociales y Etnología y, sobre todo, las experiencias vividas, forjaron a un pensador muy original y en permanente debate con los dogmas de la época.

Fue el disenso lo que decidió su cadalso

Al regresar a El Salvador se unió a las filas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), uno de los grupos que en 1980 integrarían el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

Era una izquierda carente de debate, enfrascada en luchas internas, e influenciada por el estalinismo y el maoísmo. Roque lideraba la tendencia que privilegiaba crear un amplio movimiento de masas para el éxito del enfrentamiento armado a la dictadura, lo que contrariaba la postura militarista y radical de la dirigencia.

El 13 de abril de 1975 lo arrestaron y acusaron de división e insubordinación, y de ser «agente enemigo». Sin juicio alguno, la dirección del ERP decidió ejecutarlo y abandonó su cadáver en El Playón, donde los Escuadrones de la Muerte arrojaron luego a sus víctimas.

Con su muerte, Latinoamérica se estremeció y el movimiento guerrillero salvadoreño quedó dividido. Años después se admitió como falso el cargo de «agente enemigo», y el FMLN —del que sus asesinos llegaron a ser comandantes—, adoptó la táctica que proponía Roque. Pero ni lo reivindicaron ni suprimieron tales métodos.  

A pesar de declaraciones confesas de los responsables, de testigos y denuncias de la familia, el crimen sigue impune.[3] Los sucesivos gobiernos desde la firma de la paz en 1992 —incluidos los del FMLN—, fueron cómplices del pacto de silencio de los asesinos, quienes han sido premiados dentro y fuera del país. Solo Nayib Bukele, al asumir la presidencia en 2019, ordenó al ministro de Gobernación destituir al director de Protección Civil, Jorge Meléndez, por estar «acusado del magnicidio de nuestro poeta Roque Dalton».

Roque (3)

El presidente Bukele ordenó la destitución de Jorge Meléndez como director de Protección Civil, acusado del asesinato de Roque Dalton

Del legado y la flor para Roque

El legado de Roque está en muchas partes y formas. Un hombre que esperaba la muerte amando con desenfreno la vida, lo evidencia en obras de la talla de «Como tú» o en «Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre…». También porque, al decir de Eliseo Alberto: «Los poetas no se mueren nunca —y menos, si los matan (…) En todo caso se convierten en fantasmas muy tenaces».

En América Latina, artistas e intelectuales como Julio Cortázar, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Silvio Rodríguez, Eliseo Alberto, Roberto Fernández Retamar, Thelma Nava, Miguel Barnet y muchos otros, lamentaron y condenaron el asesinato.  

La Universidad de El Salvador le otorgó el Honoris Causa y varias instituciones del país llevan su nombre. La divulgación de su obra se complementa con música, antologías, proyectos socioculturales y audiovisuales como «Roque Dalton, fusilemos la noche».

Cuba le ha prodigado homenajes, especialmente Casa de las Américas.[4] Silvio lo considera «hermano querido, mártir y poeta de la revolución latinoamericana». Le ha tributado poesías, conciertos y canciones como Unicornio azul y El tiempo está a favor de los pequeños. En su setenta y cinco cumpleaños, le dedicó el conmovedor poema «Flor para Roque»:

No es venganza lo que quiero,

sino dejar una flor

donde escondieron los huesos

de un héroe de El Salvador

Roque Dalton fue un hombre de su tiempo. Muy útil también para el nuestro. El significado que le confirió a la libertad, su independencia de juicio, honestidad, gratitud, amor a la vida y coherencia como intelectual revolucionario; son de sus mejores lecciones.

Su corta vida y su ejemplo contrastan con actitudes políticas que optan por el silencio o las medias verdades si de objetar a los aliados se trata, sin tener en cuenta que, como apuntara Eduardo Galeano, «los revolucionarios que matan para castigar la discrepancia, son tan criminales como los militares que matan para perpetuar la injusticia».

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

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Si desea suscribir nuestra petición al gobierno para que flexibilice la entrada de medicamentos a Cuba, deje un comentario con su nombre en el post o escriba a nuestro correo electrónico (jovencuba@gmail.com)

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[1] Jorge Dalton Cañas (1961): Director, productor de cine, video y televisión, uno de los más destacados documentalistas de la región que ha trascendido a Europa. Sus más de veinte años de experiencia profesional han transcurrido en Cuba, México, Nicaragua, Estados Unidos y El Salvador. Fundador de la Escuela Latinoamericana de Cine, trabajó en el ICRT entre 1986 y 1992. Herido de sombras, es uno de sus mejores documentales. Censurado y prácticamente expulsado, salió de Cuba e hizo estancias en Miami y México hasta regresar a su país en 1998. Gestó el nuevo movimiento audiovisual en El Salvador y está al frente de la Dirección de Cine y Audiovisuales del Ministerio de Cultura en su país. En febrero pasado concedió una profunda entrevista al excelente realizador cubano Ian Padrón en Derecho a réplica.

[2] El caso Padilla se dirimió en 1971 y fracturó al movimiento intelectual en su identificación con la Revolución cubana. Roque Dalton tomó distancia. Sin embargo, sus convicciones y amistad, tanto con el acusado como con otros grandes escritores como Julio Cortázar —que firmó la primera carta abierta de intelectuales a Fidel Castro y se desmarcó luego a pesar de sus opiniones críticas—, hace pensar que el distanciamiento de algunos, como ellos, obedeció a la idea de proteger la imagen de la Revolución ante sus enemigos.

[3] Ingentes esfuerzos de la familia —con el apoyo de ex compañeros del poeta y amigos— se han hecho a lo largo de estas décadas: Procuraduría Para los Derechos Humanos y la Fiscalía en El Salvador, e internacionalmente con la Misión Observadora de la ONU (ONUSAL) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). La comprobación de circunstancias, autores y clasificación del crimen como de «lesa humanidad», han quedado establecidos.

[4] Buena parte contenidos en Materiales de la Revista Casa de las América de/sobre Roque Dalton, Fondo editorial Casa de las Américas, La Habana, 2010.

8 julio 2021 43 comentarios 4,1K vistas
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Naciones Unidas

Cuba y el aniversario de Naciones Unidas

por Ivette García González 28 junio 2021
escrito por Ivette García González

El aniversario  setenta y seis de las Naciones Unidas invita a reflexionar sobre ese fundamental logro de las relaciones internacionales contemporáneas y también sobre Cuba en el complejo ámbito de la diplomacia multilateral.   

La participación de la Isla en lo internacional contrasta con su condición de país pequeño y periférico. Cuenta, sin embargo, con una diplomacia nacida de las luchas independentistas, que se profesionalizó y desarrolló durante la primera mitad del siglo XX y se refundó como «nueva diplomacia» desde 1959.

El entrenamiento en las complejas condiciones de la resistencia, la dependencia y luego la hostilidad de los EE.UU., más las peculiaridades de su identidad, derivaron un ejercicio peculiar, universalista, proactivo y con gran capacidad de negociación. Puede ilustrarse con su papel en la Sociedad de Naciones —antecesora de la ONU— y la postura en tres importantes temas vigentes: Palestina, derechos humanos y reforma de la ONU.

Cuba y la Sociedad de Naciones

El Tratado de Versalles (28 de junio de 1919), puso fin a la Primera Guerra Mundial y estableció la Liga de las Naciones, que inició labores el 10 de enero de 1920. Se rigió por el Pacto de la Sociedad de Naciones, tuvo por sede a Ginebra y la integraron sesenta y cuatro países, cuarenta y dos en calidad de fundadores, entre ellos Cuba.

Naciones Unidas (2)

Los miembros de la Sociedad de las Naciones se reúnen en Ginebra, Suiza, en 1920.
(Foto: Hulton Archive/Getty)

Por diversas razones no consiguió evitar el inicio de una nueva guerra mundial. Sin embargo, representó un cambio fundamental en la filosofía diplomática e inició el camino de la diplomacia multilateral, en un mundo cada vez más complicado e interrelacionado.

Cuba presidió en dos ocasiones la Asamblea, fue uno de los nueve miembros no permanentes del Consejo (1927-1930) e integró la Corte de Arbitraje de La Haya y la Permanente de Justicia Internacional.  

Dos juristas y políticos cubanos fueron notables entonces: Cosme de la Torriente y Peraza (1872-1956) y Antonio Sánchez de Bustamante y Sirvén (1865-1951). El primero, que había sido coronel del Ejército Libertador, fungió como representante permanente ante la Liga e hizo aportes en múltiples temas. El segundo fue juez del Tribunal Permanente de Justicia Internacional de La Haya (1922-1945) y sobresalió en diversos procesos multilaterales, por ejemplo, el famoso «Código Bustamante», que incorporaron varios países, fue una contribución suya.

El surgimiento de la ONU

Finalizando la Segunda Guerra Mundial, la Conferencia de San Francisco (EEUU) reunió, del 25 de abril al 26 de junio de 1945, a 850 delegados de cincuenta estados. Se aprobó allí la Carta de las Naciones Unidas, que contiene los propósitos, funciones y bases de su estructura interna. El 24 de octubre se declaró constituida y la fecha quedó para la historia como «Día de las Naciones Unidas».

Como reza en su Carta, nació para preservar la paz y la seguridad, proteger los derechos humanos, fomentar relaciones amistosas y de cooperación entre las naciones y aportar soluciones a problemas globales, todo bajo los principios de igualdad, no injerencia y no violencia.  

Naciones Unidas cuenta con órganos y agencias especializadas que dependen del Consejo de Seguridad (CS), Asamblea General (AG), Consejo Económico y Social (ECOSOC) y Secretaría. Además con la Corte Internacional de Justicia (CIJ).[1]

Naciones Unidas (4)

Antonio Sánchez de Bustamante fue juez del Tribunal Permanente de Justicia Internacional de La Haya

El Consejo tiene quince miembros —cinco permanentes[2] con derecho a veto y el resto no permanentes— y sus acuerdos son vinculantes. La Asamblea reúne 193 países y la mayoría de sus acuerdos son «recomendaciones». 

En general sus objetivos se han cumplido y sigue siendo el ente global por excelencia. No obstante, su papel se ha puesto en entredicho, ha recibido críticas y se ha intentado reformar, algo solo logrado parcialmente.

Determinados órganos, como el FMI y la OMS, han sido impugnados. Algunas acusaciones aluden a su intromisión en asuntos internos de países, a que no ha impedido conflictos bélicos y ha optado a veces por el silencio ante problemas globales. Y, sobre todo, es evidente la relación asimétrica y antidemocrática causada por los privilegios de las grandes potencias del Consejo.

La diplomacia cubana en tres temas específicos

Durante los primeros años de postguerra se reconfiguraron las esferas de influencia e inició el ciclo de Guerra Fría en las relaciones internacionales.

No obstante, también se promovió una cultura alrededor de los valores y la existencia misma de la ONU. En Cuba se fundó, en mayo de 1947, la Asociación Cubana de las Naciones Unidas (ACNU), con personalidades como Cosme de la Torriente, Juan Marinello y Fernando Ortíz.

Naciones Unidas (3)

Cosme de la Torriente y Peraza

Tres asuntos aún vigentes ilustran el papel de la diplomacia cubana en ese ámbito.  

1.- Palestina. En la voz de uno de sus mejores diplomáticos, Ernesto Dihigo y López Trigo (1896-1991), Cuba presentó su oposición a la Resolución 181 de la ONU, que en 1947 estableció la partición de Palestina. Fue un discurso conciso y ejemplar, que fundamentó el voto contrario en base al derecho internacional, la justicia y la experiencia propia en relación con la soberanía de Isla de Pinos. Consideró la partición «contraria al derecho y la justicia» y «contra la libre determinación de los pueblos», e inquirió: «¿Dónde están los  principios y (…) la democracia que continuamente invocamos?». Pronunció entonces una fase premonitoria: «sobre la injusticia no podrá nunca asentarse la paz y la cordialidad entre los pueblos».

2.- Derechos Humanos. La Declaración Universal fue aprobada el 10 de diciembre de 1948 en París y ha influido en los desarrollos jurídicos, políticos y sociales a nivel mundial. Cuba integró, a través de Ernesto Dihigo, la Comisión que la elaboró entre 1946 y 1948. De ella derivó la Carta Internacional de DDHH, (1966) que entró en vigor en 1976 e incluyó la Declaración y dos Pactos fundamentales referidos a derechos económicos, sociales y culturales y derechos cívicos y políticos.

Cuba los firmó en 2008 aunque tiene pendiente su ratificación. En ambos dejó constancia de que el bloqueo constituye «el obstáculo más grave para el disfrute por el pueblo cubano de los derechos enunciados en el Pacto». Pero el sucesivo deterioro y/o violación de derechos fundamentales en el país, demandan mejores explicaciones y, sobre todo, soluciones.

3.- Reformas en la organización. Desde los años sesenta y setenta del pasado siglo, se impulsaron transformaciones importantes que introdujeron enmiendas a la Carta en función de ampliar la membresía del Consejo y del ECOSOC. Lo más polémico ha sido el veto, al cual se opusieron desde el inicio muchos países, pero entonces el asunto se dirimió al estilo de la Enmienda Platt con Cuba.   

Naciones Unidas (5)

Ernesto Dihigo y López Trigo

Las polémicas sobre cómo mejorar la eficacia de la organización incluyen la necesidad de modificar el derecho de veto, una demanda de muchos miembros, incluido Cuba que lo hizo desde el inicio, durante el gobierno de Ramón Grau San Martín. Ello implica reformar la Carta, lo que también puede ser vetado por alguna de las potencias que disfrutan el referido derecho. En consecuencia, el tema se estanca y los países se esfuerzan más en lograr asiento de no permanente en el Consejo. 

Este ha sido un lastre para dos asuntos que —además de la reforma del veto en sí misma— son reivindicaciones históricas de Cuba. Una ha sido la masacre del pueblo palestino, con más de treinta resoluciones condenatorias a Israel vetadas por los EE.UU. Otra es el bloqueo impuesto por ese país a Cuba desde 1962. La Asamblea ha aprobado con amplia mayoría durante años —como el pasado 23 de junio—, una resolución sobre la necesidad de ponerle fin. Sin embargo, como no tiene carácter vinculante, EE.UU. no está obligado a acatarla.

En tiempos de aniversario conviene insistir en la importancia de esfuerzos comunes por una ONU más democrática. También recordar que los gobiernos deben ser coherentes —en política doméstica— con los valores que defienden en lo internacional. Para Cuba debe significar, además, honrar un compromiso con la historia de su diplomacia.

Para contactar a la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

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[1] Entre los organismos y agencias especializadas se encuentran UNICEF, FAO, OMS, ACNUR y UNESCO.

[2] Los miembros permanentes son EE.UU., Reino Unido, Francia, China y Rusia. En aquel momento la República de China era la actual Taiwán, pero en 1971 la reemplazó la República Popular de China que se había constituido desde 1949. La URSS fue reemplazada por Rusia desde el desmembramiento de aquella en 1991.

28 junio 2021 40 comentarios 3,3K vistas
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Miedo (1)

El miedo y la libertad en Cuba

por Ivette García González 22 junio 2021
escrito por Ivette García González

No es libre el que obra por miedo al castigo, sino el que obra por amor a la justicia.

San Agustín de Hipona

(354-430 d.n.e.)

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En un artículo anterior aludí al miedo como causa del inmovilismo social ante la defensa de derechos cívicos. Es un síntoma y consecuencia del daño antropológico que padecemos, ligado a la restricción de la libertad.

Como sensación angustiosa, provocada por un peligro real o imaginario, el miedo es una de las emociones básicas, primarias y universales de los seres humanos. Regula la conducta, permite adaptarse al contexto y tiene dos salidas: afrontarlo o evadirlo.

En lo sociopolítico, el miedo puede instalarse para dominar y contribuye incluso a que el individuo, con el fin de sobrevivir, renuncie a la libertad. Ayuda a someter a la mayoría, a eliminar contrarios, neutralizar criterios, restringirlos al espacio privado y provocar incertidumbre sobre el futuro. 

Es una actitud disfuncional y dañina que obstaculiza al desarrollo pues, al expandirse en el imaginario social, va debilitando la acción, el pensamiento crítico y la capacidad de los ciudadanos para imaginar una sociedad mejor.

El miedo en nuestro tejido social

Existen diversos tipos de miedo: a perder el trabajo, la vida, el prestigio, la familia, que se activan más en etapas de crisis como la que actualmente genera la pandemia. Pero en sistemas opresivos ellos se convierten en norma y multiplican sus efectos.

Miedo (2)

(Imagen: Mana Neyestani)

Es una reacción de la naturaleza humana. Cuando se estimulan sus temores, el individuo se torna vulnerable a mecanismos de manipulación psicológica. No es preciso sufrirlos directamente, basta con ser testigo directo o indirecto para que el miedo se instale en la mente. La persona intenta alejarse de fuentes de peligro, lo cual produce su aislamiento, impotencia y frustración, que suele derivar en tendencias autodestructivas.   

En Cuba, el miedo «real», el «social» y «a la incertidumbre» son los principales. El primero se experimenta por los que son reprimidos; el segundo responde a un estímulo externo como la criminalización, que afecta la dignidad de la persona e inhibe sus relaciones. El último existe cuando cuesta visualizar el futuro y, por tanto, la persona no sale de su zona de confort.

Al derivar del poder, sus efectos penetran en el tejido social y dañan a la sociedad. Se articulan en el discurso político con la presentación de un enemigo convincente —interno o externo— para señalarlo, deshumanizarlo, eliminarlo o neutralizarlo, e infundir temor en el resto.

El mensaje se monta así en los miedos naturales del individuo. El filólogo español Fernando Ariza ha dicho: «Los líderes más hábiles ­(…) saben que un par de eslóganes encienden más el corazón (…) que un puñado de datos fríos, ambiguos y complicados. También saben que la crisis económica no es suficiente, (…) siempre es bueno potenciar el miedo del individuo para que les siga con verdadera pasión».

El enemigo descrito por Orwell en 1984 se ha manifestado en realidades capitalistas y socialistas. Como las personas precisan socializar, se las puede convertir en «masa», con lo cual ceden su criterio y su libertad al líder para que tome decisiones por ellas.

Miedo (4)

Dictadores en Europa, Asia y América Latina se definieron por el uso de tal mecanismo de dominación durante el siglo XX. Si bien las fórmulas originales quedaron atrás, muchas ideas de tendencia totalitaria se conservan bajo nuevos formatos.

En nuestro medio, la reiterada invocación «al enemigo» en el discurso y la propaganda, y la desconfianza en todo y todos, excepto en lo que emane desde el poder, son muestra de ello. Nos infundieron el temor a disentir en público, abandonar una organización política o de masas, escribir algo crítico o «cuestionar» decisiones oficiales. Vivimos llenos de aprensiones: a hablar por teléfono libremente, a que se nos impida la salida o entrada al país, perder el trabajo o los estudios, ser sancionados, criminalizados, perder prestigio y quedar aislados.

Padecemos incluso los denominados «miedos ocultos» por el profesor Robinson Salazar: «silencio, auto encierro, (…) olvidar lo observado, negar los atropellos, desinteresarse de lo colectivo (…) y encerrase en el mutismo de nada se, nada vi, soy ajeno a todo».

La propaganda, los poderosos mecanismos de control social, el papel del liderazgo y la dependencia del Estado han sido fundamentales. Esto se constata en diversas esferas. Sobre la cultural, Leonardo Padura asevera: «(…) comenzó a funcionar prácticamente desde el principio (…) el Estado del miedo, el miedo como elemento condicionante a la hora de pensar (…) realizar (…) y promover la obra. Ese miedo mediatiza por completo el desarrollo del arte».

El monopolio estatal cubano sobre la totalidad de los medios, permitió durante décadas todas las variantes posibles de manipulación de masas. La censura, la propaganda política y la presentación del paraíso cubano frente a un mundo caótico han sido códigos permanentes. 

Salvando la distancia entre los documentales La dictadura del algoritmo (Cuba) y el norcoreano Propaganda, puede derivarse una conclusión similar. No son falsos sus mensajes, pero si colocamos los catalejos al revés, son similares la valoración —en términos de manipulación— e intencionalidad política de ambos.

La superación del miedo y la libertad

El psicoanalista alemán Erich Fromm sostuvo que el miedo restringe la libre y propia voluntad, imposibilita la realización individual y obstaculiza el desarrollo del pensamiento. Por tanto, menoscaba los derechos humanos, perturba el funcionamiento de la sociedad y el ejercicio de la ciudadanía. Con el tiempo se naturaliza y convierte en una especie de institución informal.

Para superar esa condición es preciso concientizar el problema, apreciar la libertad como valor y ejercer los derechos. No obstante, al ser un fenómeno social que afecta la vida y el progreso del país, se requiere eliminar las causas que lo originan.

Como la libertad es principio esencial en la vida, tarde o temprano se impondrá, por efecto de la crisis y porque siempre hay inadaptados que influyen en los demás. Ariza ofrece una lección útil: «Sospechad (…) de las soluciones sencillas a los problemas complejos, del que nos señala un enemigo concreto y malvado, del líder carismático y del eslogan pegadizo que nos remueve el corazón».

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

22 junio 2021 40 comentarios 4,7K vistas
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Intelectuales (1)

¿Para qué volver a Palabras a los intelectuales?

por Ivette García González 16 junio 2021
escrito por Ivette García González

Volver a Palabras a los intelectuales después de sesenta años, puede ser  útil y aleccionador. Es parte de la época gloriosa de la Revolución y permite evaluar pertinencia, aportes y contrastes.

Con ese nombre se conoce la intervención de Fidel Castro ante escritores y artistas el 30 de junio de 1961 en la Biblioteca Nacional. La precedieron dos reuniones, motivadas por discrepancias y preocupaciones debidas a la censura del documental «PM». Posterior a ella se constituyó la UNEAC.

Todas las generaciones rehacen la Historia con nuevos métodos, fuentes, paradigmas teóricos y con la visión de su época. No es lo mismo vivir el acontecimiento, que estudiarlo tiempo después. Lo que entonces era el futuro ya ocurrió, por eso la pasión cede a la objetividad y a la contrastación del discurso con la práctica.

La recurrencia de los disentimientos entre gobierno e intelectuales y artistas durante estas décadas no ha sido casual. Como expresé en entrevista reciente, la verdadera condición del intelectual se manifiesta cuando, con independencia de su ámbito profesional, reflexiona críticamente sobre la sociedad de su tiempo para tratar de influir en ella. Por eso suele ser incómodo al poder, aun cuando compartan doctrina política.

El contexto y la pertinencia del discurso

Todo discurso político pertenece a su contexto. La Revolución cubana fue un parteaguas y estaba en plena ebullición en junio de 1961. Tres complejos fenómenos de ese tiempo incidieron en el asunto que se ventilaba en aquellas reuniones:

1. La extraordinaria expansión de la esfera cultural, una real democratización de la creación y el consumo nacionales. Un amplio abanico de oportunidades se ofrecía a escritores, artistas y a las mayorías.

2. La confrontación revolución-contrarrevolución y la hostilidad de los EE.UU. que rompió relaciones diplomáticas a inicios de ese año. Hacía apenas dos meses había ocurrido la invasión por Playa Girón. La preservación y defensa de la Revolución eran fundamentales.

3. La existencia de diversas ideas y corrientes estéticas dentro del mundo intelectual y artístico, junto a preocupaciones e incertidumbre sobre la libertad creativa. Se conocían el significado y consecuencias del «realismo socialista» y hacía dos meses se había proclamado el carácter socialista del proyecto.

Las pautas de Palabras a los intelectuales

Hasta ese momento los cambios en la cultura eran emergentes, ambiciosos y complejos, algo usual en tiempos de revolución. Junio de 1961 fue el momento de pautar la relación del nuevo poder con el sector intelectual. Cuatro tópicos del texto serían claves:

1. El mensaje principal: legitimar la Revolución y conferirle prioridad en cualquier análisis. «La gran preocupación que todos nosotros debemos tener es la Revolución en sí misma». «¿Cuál debe ser hoy la primera preocupación (…)? ¿La preocupación de que la Revolución vaya a desbordar sus medidas, (…) vaya a asfixiar el arte, (…)  o la Revolución misma?  ¿Los peligros reales o imaginarios que puedan amenazar el espíritu creador, o los peligros que puedan amenazar a la Revolución misma?».  

2. El énfasis en el «deber ser» de los intelectuales y artistas, como compromiso de servir a la Revolución: «(…) el artista más revolucionario sería aquel que estuviera dispuesto a sacrificar hasta su propia vocación artística por la Revolución».

3. La censura oficial sobre la producción cultural, por su significado en la educación del pueblo: «(…) si impugnamos ese derecho entonces significaría que el gobierno no tiene derecho a revisar las películas que vayan a exhibirse ante el pueblo.  (…) ese es un derecho que no se discute». «Nosotros apreciaremos su creación siempre a través del (…) cristal revolucionario: ese también es un derecho del Gobierno Revolucionario (…)».

4. La libertad de «forma» y «contenido». Énfasis en que la Revolución es libertad y aceptación del consenso sobre la formal. Sin embargo, «La cuestión se hace más sutil y (…) esencial (…) cuando se trata de la libertad de contenido (…) el punto más sutil porque (…) está expuesto a las más diversas interpretaciones (…) más polémico (…) por su relación con prohibiciones, regulaciones, limitaciones, reglas, autoridades para decidir sobre la cuestión». 

Veintiséis años después, ante el Consejo Nacional de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) Fidel explicó que en aquel momento decidió evadir la cuestión del «realismo» y enfocar la libertad formal, de ahí que cuando expresó «Dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada», significaba «Vamos a emplear con absoluta libertad cualquier forma de expresión».

Luces y sombras después de aquel día

La cultura cubana ha cosechado grandes logros. Sin embargo, el costo ha sido alto, se ha perdido talento y las contradicciones se han multiplicado. Como otras esferas, está marcada por las características del modelo socialista, para el cual la creación debe corresponder con la política oficial.  

En la conciencia social se ha instalado un fenómeno de equivalencia para el cual Revolución=Gobierno, lo que tiene diversas implicaciones negativas. Ello se viabilizó dada la permanencia en el poder de una generación y una figura central, Fidel Castro, que representaron a la Revolución triunfante y luego al Gobierno durante varias décadas. Palabras…. fue un hito importante. Esa forma corpórea que inicialmente adquirió la Revolución terminó por asimilarse y reproducirse en las grandes mayorías.

Del discurso de marras ha trascendido otra oración similar a la anterior: «Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, ningún derecho». Las dos notorias frases se conocen más que el texto, pues la práctica posterior generó muchas sombras asociadas a ellas.

Una entrevista de 2011 a Leonardo Padura se titula: «Tengo miedo, pero me atrevo». En ella, el laureado escritor propone un repaso crítico de la evolución de tal dilema en la cultura cubana y asevera:

«La aplicación práctica de esa sentencia [se refiere a la famosa frase de Fidel] fue la peor de las posibles (…) Ese Estado todopoderoso (…) empieza a llenarse de un pensamiento burocrático —en un proceso típico de las revoluciones socialistas—, y ese pensamiento burocrático tiene un carácter conservador, retardatario y reaccionario (…)».

La supeditación de la sociedad, y en particular de la cultura, al Estado y a la política oficial, fue un rasgo fundamental desde los sesenta. El principal detonante fue el caso del poeta Heberto Padilla, que provocó la primera carta abierta de intelectuales del mundo a Fidel, en 1971.

Intelectuales (2)

Herberto Padilla

A partir de entonces se cimentaron el miedo, el silencio, el evadir temas que rozaran lo político y la tendencia a escribir y hablar de acuerdo con lo políticamente correcto. Tal realidad solo empieza a cambiar durante los noventa, cuando el Estado comenzó a perder el control absoluto en muchas esferas, incluida la cultura. No obstante, ahí están los casos del CEA, las expulsiones de profesores y la represión y el éxodo de intelectuales. Más recientemente, los decretos 349 y 370 contra el arte, el periodismo independiente y el acceso a la información.

Palabras a los intelectuales fue una pauta para la política cultural,[1] no la política en sí misma. ¿Qué sentido tiene usarlas como estandarte y consigna para recrear la épica de la Revolución y su líder, o para seguir invocando en su nombre una «unidad» subordinada al gobierno? ¿Qué sentido tiene una excelente pieza oratoria en política si no se contrasta con la realidad?

Si un fragmento de aquella intervención tiene potencialidades hoy para ser un verdadero referente es este: «Revolucionario es también una actitud ante la vida, (…) ante la realidad existente. Y hay hombres que se resignan a esa realidad (…) y hay hombres que no se pueden resignar (…) y tratan de cambiarla: por eso son revolucionarios (…). Es precisamente (…) la redención de su semejante (…) el objetivo de los revolucionarios».

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

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[1] Se habla de políticas culturales más que de política en singular porque se ha ido adecuando a los tiempos y la institucionalidad del Estado, sin contar con un texto único que la clarifique. El Ministerio de Cuba tiene, como parte de la información de la UNESCO, un documento al respecto, que dice muchas cosas ciertas pero sobre todo no permite contrastarlo con la realidad cuando de esos límites se habla.

Declara como documentos rectores a: Palabras a los intelectuales (1961), El socialismo y el hombre en Cuba ( ), I Congreso de Educación y Cultura (1971), Constitución de la República de Cuba (1976), Tesis y Resoluciones sobre la cultura artístico-literaria del I Congreso del Partido (1975), Documentos del V Congreso de la UNEAC (1993) y más recientemente los Objetivos de la I Conferencia del Partido (2012).

Este último se resume en el objetivo 58: «Consolidar la política cultural de la Revolución, definida por Fidel desde 1961 en sus Palabras a los intelectuales, caracterizada por la democratización del acceso a la cultura, la defensa de la identidad y del patrimonio con la participación activa de los intelectuales, artistas e instituciones culturales, en un clima de unidad y libertad». Ver: www.lacult.unesco.org/docc/Politica_Cultural_Cubana_2018.pdf

16 junio 2021 25 comentarios 4,6K vistas
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Enseñanza

¿Habitantes o ciudadanos?: el papel de la enseñanza

por Ivette García González 8 junio 2021
escrito por Ivette García González

«Instruir puede cualquiera, educar solo quien sea un evangelio vivo».

José de la Luz y Caballero

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Alguien ha dicho que en Cuba tenemos habitantes, no ciudadanos. Quizás exagere, pero la falta de valores cívicos y morales es hoy síntoma alarmante. Un complejo fenómeno relacionado con la enseñanza, la familia y el contexto que nos daña como pueblo y obstaculiza la transformación del país.  

Según cifras del 2012, el 86.54 % de los cubanos está escolarizado, el 33.67% con nivel preuniversitario y superior. Somos una sociedad altamente instruida, pero instrucción no es educación. Instruir alude a conocimientos. Educar implica, además, formar desde la infancia valores cívicos: conciencia de deberes y derechos ciudadanos, libertad, responsabilidad, solidaridad, humildad, respeto a las diferencias, justicia, tolerancia, igualdad y equidad. Es preparar para la vida al propiciar conductas sociales positivas que se transmitan generacionalmente.

En toda sociedad es clave el modelo educativo, que establece los fines y objetivos básicos de la educación. Desde 1959 la Revolución realizó una reforma integral de la enseñanza, y fue establecido un nuevo modelo educativo que ha tenido sucesivos perfeccionamientos. Por encima de la noción democrática del ciudadano pleno, se impuso la pedagogía soviética.

Sombras en el camino

El proceso de enseñanza aprendizaje se subordinó a lo político ideológico y enunció la visión del «hombre nuevo».[1] Cuatro rasgos fueron esenciales y a largo plazo nocivos:   

1.- La enseñanza estatizada como estrategia del Partido/Estado/Gobierno con fines instructivos y políticos desde edades tempranas, cuando el niño es más instintivo y permeable. Tal línea se argumentó en varios congresos del PCC.[2]  

2.- Separación de los niños del seno familiar, incluso desde el círculo infantil, durante algunos años. Ello condujo a la disociación de lo familiar y de la comunidad, a la despersonalización.

3.- Predominio de la enseñanza tradicional o «bancaria», como la llamara el pedagogo brasileño Paulo Freire (1921-1997). El maestro es percibido como portador y el educando como receptor. En consecuencia, se inducen el pensamiento reproductivo y la memorización, los que promueven individuos dóciles.

4.- Desconocimiento o subvaloración de la Educación Cívica, que era un valor patrimonial de la Pedagogía cubana. Primero se subestimó y luego se circunscribió al llamado «Ciclo político ideológico».

Enseñanza 3

Paulo Freire

¿Resultados inesperados?  

Varias generaciones de cubanos nos formamos en ese sistema de enseñanza que favoreció la educación continua, masiva y gratuita. Sin embargo, tales rasgos fueron perjudiciales para el ciudadano y la sociedad.

La enseñanza conductista enseñoreó el «Principio de autoridad» de raíz escolástica, apegado a la concepción e ideología de los gobernantes. El mecanicismo, el hábito de sustituir argumentaciones o reforzar ideas usando citas de dirigentes y clásicos consagrados por ellos, su empleo cotidiano en el aula y en la investigación, que lo establecía hasta para el ordenamiento bibliográfico, es apenas una muestra.   

El desarraigo familiar y comunitario facilita la masificación del individuo, lo vuelve fácilmente manipulable. Se le instruyó y educó para acompañar y servir a la Revolución = Partido/Estado/Gobierno/Líder. La calidad de las personas se mediría entonces por la instrucción y la fidelidad al poder.

Virgilio Toledo ha descrito cuatro etapas a través de las cuales se van cimentando los efectos nocivos en la persona: 1) Indiferencia (por el aislamiento de la familia y localidad); 2) Memorización (los métodos favorecen repetición de conceptos, eslóganes y consignas); 3) Comportamiento acrítico (aversión y miedo a disentir, a opinar diferente, pues la crítica se percibe como inusual, cuestionable, negativa y perjudicial); 4) Despersonalización (la persona va involucionando y convirtiéndose en un repetidor de eslóganes y actitudes, un autómata dirigido desde fuera de su conciencia).[3]

Enseñanza 4

Las llamadas «Escuelas al campo» vinculaban el estudio con el trabajo en actividades agricolas.

Lamentablemente, no hubo espacio a otro pensamiento marxista como el de Paulo Freire por ejemplo, uno de los más grandes pedagogos del siglo XX. En su Pedagogía del oprimido[4], él privilegiaba una cultura dialógica desde el aula para la reflexión, la problematización de la realidad, la crítica, socialización y liberación. A pesar de su vocación martiana y revolucionaria, no encontró oídos receptivos en Cuba.

El parteaguas de los 90 y la actualidad

El sistema educacional en Cuba se ha deteriorado desde los años noventa. No solo materialmente, sino por falta de maestros, de calidad, y por la persistencia del mismo modelo educativo, con más efectos negativos por el contexto y ciertos cambios en el modelo pedagógico. A fines de los ochenta se reconoció el desconocimiento del pensamiento pedagógico anterior a 1959. Se rescató la Educación Cívica para quinto y noveno grados, pero se mantuvo el peso de lo político ideológico en esa asignatura.

En los encuentros nacionales de Educación Cívica de 1995, 1999 y 2000, se identificó como principal dificultad la falta de preparación del claustro. Se compararon los contenidos de la asignatura del quinto grado con los existentes en el año 1944. La «ausencia de conceptos fundamentales en la formación de una cultura democrática desde edades tempranas» fue constatada. No obstante, todavía se identifican, en Ecured y a nivel de doctorados en Ciencias Pedagógicas, los mismos fines para la Educación Cívica.

El resultado no puede ser otro. Hemos sido instruidos y adoctrinados, no educados en y para la libertad. Vivimos saturados de lo político, careciendo de valores morales y cívicos, lo cual se revela en el inmovilismo, intolerancia, incomunicación, toxicidad del lenguaje y violencia en sus diversas formas. En lugar del civismo, predominan: silencio, retraimiento, inconformidad mal expresada o canalizada, indiferencia ante la injusticia y extremismo político.

Eso explica, por ejemplo, que apenas ahora la Constitución sea un tema entre nosotros, que todavía existan mítines de repudio y que alguien grite «¡abajo los derechos humanos!».

Enseñanza 2El desconocimiento de los derechos y la relación clientelar impuesta por el Estado, ha derivado en sentimientos de gratitud que llegan a veces al absurdo y se mantienen en amplios sectores, aun en ausencia de los beneficios que alguna vez se tuvieron. Es parte de nuestro daño antropológico.

Urge una educación cívica que responda a esta problemática en todos los niveles de enseñanza. Ella debería acompañarse del estímulo a la sociedad civil para que genere proyectos encauzados al empoderamiento ciudadano. Lograrlo es vital si queremos que el diálogo inclusivo y la negociación para la solución de los problemas de Cuba, sustituyan a la intolerancia y el extremismo que hoy nos lastran como pueblo y entorpecen la transformación del país.

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

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[1] Algunos recordamos todavía Poema Pedagógico, de Antón Makárenko (1888-1939), nombre que asumió un contingente de maestros cubanos en escuelas primarias internas. Salvando la diferencia de matices, la prefiguración del hombre nuevo se encuentra en textos soviéticos y para el caso cubano en el legado del Che. Ver: «La Pedagogía soviética»; de Mirella del Pilar Vera-Rojas: «A manera de historia: regularidades de la pedagogía Soviética – Dialnet (unirioja.es)», 2015; y de Ernesto Guevara su carta al uruguayo Carlos Quijano, cuyo texto titulado «El Hombre Nuevo (unam.mx)», aparece publicado en Latinoamérica. Cuadernos de cultura latinoamericana, no. 20, México, 1978, con un excelente preámbulo.

[2] En el III Congreso del PCC (1986) Fidel expresó: «Al comunista hay que empezar a formarlo desde que es pionero, desde que está en el círculo infantil (…). Y el Estado socialista tiene todo: círculo, educación, todos los niveles de la educación, hasta la universitaria, lo tiene todo. ¿Puede o no puede hacerse?», Fuente: Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de los consejos de Estado y de Ministros, en la clausura de la sesión diferida del Tercer Congreso del Partido Comunista de Cuba, en el teatro Carlos Marx, el 2 de diciembre de 1986, año del XXX aniversario del desembarco del Granma.

[3] Virgilio Toledo: Daño antropológico y derechos humanos en Cuba, Edit. Hispano Cubana, España, 2009.

[4] Paulo Freire fue maestro, filósofo y pedagogo. La primera edición de su obra fue en 1968 y luego tuvo otras. Tiene una vigencia reconocida, ha sido una de las más estudiadas a nivel mundial con traducciones a más de veinte idiomas. Forma parte del currículo de varias universidades latinoamericanas. Véase: Pedagogía del oprimido, Tierra Nueva, Montevideo, 1970.

8 junio 2021 42 comentarios 4,3K vistas
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