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Ivette García González

Ivette García González

Doctora en Ciencias Históricas, Profesora Titular y escritora cubana

Extremismo y manipulación

Extremismo político y manipulación. Análisis en un día

por Ivette García González 14 agosto 2021
escrito por Ivette García González

La manipulación mediática hace más daño que la bomba atómica porque destruye los cerebros.

Noam Chomsky

***

Un día y dos acontecimientos pueden ejemplificar el extremismo y la manipulación política en los medios oficiales cubanos. El día es el cuatro de agosto; los sucesos, las protestas del 11-J y la convocatoria de la UJC a la caravana del jueves cinco.

El extremismo político supone la ubicación espacial de las opiniones en los puntos más alejados del ámbito social de consenso. Se identifica según ideologías, métodos y procedimientos, aun cuando sea distinto el ideario político.

En Cuba ha tenido raíces institucionales durante más de medio siglo, por eso ha impregnado a la sociedad, es complejo y difícil de solucionar. Hoy se ha transnacionalizado y sus discursos sirven para justificar e incitar a la violencia y, dentro de Cuba, para mantener el poder y legitimar la represión. Con tales fines, intentan reforzar/confrontar al poder creando —que no formando—, la opinión pública.

El fenómeno mediático es global. La manipulación busca «controlar sutilmente (…) a la sociedad, impidiendo que sus opiniones y actuaciones se desarrollen natural y libremente». Sus mecanismos se facilitan en Cuba porque el Partido/Gobierno tiene el monopolio de los medios masivos y libertad en las redes sociales.

Aquí se verifican las estrategias definidas por Noam Chomsky y las cinco reconocidas como más usadas en lo político: estrategia de la distracción; dirigirse al otro como criatura de poca edad; utilizar la emoción más que el raciocinio; mantener al otro en la ignorancia y la mediocridad, y enredar, confundir y movilizar con el uso del lenguaje.

No se trata de izquierda/derecha, capitalismo/socialismo; se trata del poder. Por eso, prácticas registradas en Guatemala, Chile y otros países —criminalización de las protestas sociales y lavado de imagen de las fuerzas represivas y judiciales, por ejemplo— también se perciben en Cuba.

Medios oficiales y política

La televisión cubana es la máxima expresión negativa en ese ámbito. El cuatro de agosto exhibió, en horario estelar, el programa Las razones de Cuba con el audiovisual «Detrás de la guerra del golpe blando». El mismo aparece en la plataforma Youtube y motivó ciento veinticuatro comentarios.

El material presenta una fuerte carga de violencia y victimización para condicionar «respuestas» políticas. Reproduce matrices de opinión oficiales que van desde el negacionismo hasta el extremismo político en diversas formas. Su énfasis apunta a los peligros del «enemigo» y la posible intervención, lo que omite declaraciones hechas por la parte contraria de la emigración y el gobierno estadounidense. 

Según el programa, el 11-J fue parte de un golpe blando desde EEUU y una operación de redes sociales que, además, amplificó lo ocurrido. A tenor con esto, las causas se presentan externas y lo señalado como crisis interna también obedece a ellas. 

En el minuto 9.11 (de 14.37) se presentan convenientemente supuestas evidencias de vínculos terroristas en EEUU-protestantes en Cuba. Los mensajes de WhatsApp no tienen fecha y los testimonios muestran contactos posteriores al 11-J. Intentan infundir temor/indignación en los receptores, demostrar el condicionamiento externo y convencer del peligro para la soberanía.   

Con toda intención se ocultan las posturas moderadas y se focalizan en las del extremo, tanto en las de dentro del país como del exterior. Solo presentan imágenes de actos vandálicos para criminalizar la protesta, justificar la represión, desviar la atención, manipular y conseguir apoyos.   

En los comentarios se reproducen los códigos del material, acompañados de consignas y minimizando la represión en Cuba frente a la de otros países. Se ofende y descalifica a los emigrados que opinan sobre la Isla. De ellos aparecen críticas a medios oficiales, a la manipulación y la dependencia a las remesas.

Adicionalmente, Granma y Cubadebate merecen un comentario.

El órgano oficial del PCC publicó ese día dos textos de interés político: uno de Iroel Sánchez y otro basado en una entrevista a Teresa Amarelle, secretaria general de la FMC y miembro del Buró Político del Partido.  

El primero, con estilo triunfalista, manipula los hechos del 11-J y los equipara con el Maleconazo. De ese modo, criminaliza las protestas, exalta la figura de Fidel y valoriza la convocatoria de la UJC. Los seis comentarios al texto lo respaldan con expresiones extremistas y consignas tradicionales.

El segundo sigue igual línea, pero enfocada en ratificar que «las mujeres cubanas siempre estarán al lado de la Revolución» y que son una ONG «pero eso no quiere decir que estemos en contra del Gobierno ni de la dirección de la Revolución (…)».

Cubadebate por su parte, divulgó información sobre la marcha de las investigaciones ante las protestas del 11-J. Este texto se dirigió a calmar ansiedades populares, mostrar el supuesto buen manejo de las detenciones y procesos penales, y valorar las quejas y denuncias del pueblo como expresión de confianza en la Fiscalía.

La convocatoria de la UJC en otros medios

Sus consignas reprodujeron prácticas de manipulación que intentan aparentar legitimidad y mayoría y vestir el lenguaje político con estrategias retóricas y «frases humo» que juegan bien con la psicología de las masas y son efectivas para convocar.

Extremismo y manipulación

Telesur replicó la convocatoria y la presentó con dos objetivos: 1) contra la subversión y el golpe blando y 2) «para agradecer» la solidaridad con Cuba; sin embargo, no aparecieron reacciones. El mayor impacto que tuvo ocurrió en medios independientes e internacionales y también en las redes sociales, donde fue severamente criticada.

En Twitter, de los cincuenta comentarios, solo dos fueron de respaldo. Los otros indicaban la irresponsabilidad e incoherencia de realizar ese acto en medio del pico de contagios por Covid-19.

Así sucedió también en Facebook. Aunque en la página UJC NACIONAL no se puede observar porque es privada, se compartió en el grupo Utopía revolucionaria donde recibió diecisiete comentarios críticos.

Lecturas críticas para el cambio

Lo examinado sugiere una insuficiente capacidad del Partido/Gobierno para manejar la crisis y la urgencia de eliminar el extremismo político y la manipulación en el discurso oficial.

Se necesita democratizar el espectro mediático. La subordinación al poder político convierte a los medios en sus voceros. Estos concentran o distribuyen, según convenga, las estrategias de manipulación de las masas; reproducen y saturan con mensajes del mismo cariz y funcionan como factores de movilización política.

Lo reflejado en este análisis sugiere igualmente reflexionar sobre algunos presupuestos:

1.- Se perdió frescura, vitalidad y espontaneidad popular en apoyo al gobierno. Las organizaciones articuladas con este, incluyendo a la UJC, se atribuyen una irreal representación nacional. Y padecen los mismos síntomas: burocratización, separación de sus bases, subordinación acrítica al gobierno y reproducción de tácticas, métodos y estilos caducos.

2.- Amén de campañas del exterior, cada vez más cubanos dentro y fuera de Cuba perciben que el Estado y los medios mienten, desinforman, manipulan, tuercen derechos, no socializan reclamos populares sino mensajes de interés del gobierno y mantienen un estilo triunfalista nocivo para el país. Ellos y el discurso oficial viven y muestran otra Cuba.

3.- Hoy priman la falta de inteligencia política y valoración del contexto para encarar los desafíos del disenso y la fractura de la sociedad cubana. Lo examinado evidencia la poca capacidad del Partido/Gobierno y organizaciones afines, para calcular el costo político de la represión, el voluntarismo y la incoherencia. La convocatoria a la caravana fue errática y pudo rectificarse. Cuba estaba rompiendo récord de contagiados y fallecidos por Covid-19 en esos días y los que han seguido.

El derecho a la comunicación no es de medios ni gobiernos, es de los pueblos. No habrá solución al problema de Cuba si no se encara en su real dimensión; si no se enfoca la mirada hacia adentro; si se sigue pretendiendo engañar a todo el mundo todo el tiempo, y si se continúan estimulando desde el poder el extremismo político y la manipulación que tanto dañan al país.  

Para contactar a la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

14 agosto 2021 64 comentarios 3.573 vistas
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¿Intervención, anexionismo? Comprender y trascender

por Ivette García González 6 agosto 2021
escrito por Ivette García González

«Los pueblos no se unen sino con lazos de fraternidad y amor»

José Martí

***

La mayoría de los cubanos rechaza el anexionismo y la intervención extranjera que son gratos a un sector radical emigrado en los EE.UU. Sin embargo, durante estas semanas, ese y otros fenómenos de la diáspora evidencian la gravedad del conflicto que vivimos. Conviene profundizar, examinar las causas e intentar comprender y trascender.

El anexionismo es una vieja corriente política que sustenta la adición total o parcial del territorio propio a otro Estado. El Derecho Internacional lo consagra cuando se trata de integración voluntaria. Eso no se ajusta a la realidad cubana del último siglo y medio. La única iniciativa que en nuestro tiempo sí corresponde en forma y contenido al anexionismo —llamada «Cubanos anexionistas»—, murió a poco de nacer, en el año 2009.

Sin que implique necesariamente ser anexionistas, pedir la intervención evidencia dos problemas vigentes de nuestra formación nacional: la dependencia y la desconfianza en las capacidades propias, que son rasgos del anexionismo.

La tesis de la intervención se ha sostenido por algunos radicales en EEUU, a pesar de las declaraciones oficiales y los pasos del gobierno estadounidense;[1] y pese a que es minoritaria y contraria incluso a la Fundación Nacional Cubano-Americana. Es un discurso desfasado, por más que parezca coherente con el diseño original de la hostilidad hacia Cuba. Obedece más a un liderazgo tóxico, que se maneja entre conflictos de intereses en la política doméstica y una agenda que medra a costa de la confrontación bilateral.

Algunas características del anexionismo en Cuba

1.- Fue una de las principales corrientes de pensamiento y opciones políticas durante la primera mitad del XIX. Se consolidó respecto a EE.UU. por la convergencia de: contradicciones con la metrópoli española; desarrollo del pensamiento cubano; cercanía e interinfluencias entre ambos territorios y política expansionista de aquel país hasta mediados de siglo.

2.- No fue un cuerpo uniforme ni tuvo base social suficiente para hegemonizar el campo ideológico. Tuvo eco cuando lo respaldó el expansionismo de EE.UU. en aquella época, que se concretó en los intentos de comprar la Isla a España y apoyar expediciones de ese carácter.

3.- Aportó dos de los símbolos nacionales (el escudo, reformado luego, y la bandera), un intenso debate que ayudó a radicalizar posiciones en favor del independentismo, y la táctica de la beligerancia para conseguir la emancipación.

Fue rechazado desde diversas posturas ideológicas. José Antonio Saco, por ejemplo, defendía una «Cuba cubana y no anglosajona», y lo veía como absorción y negación de la nacionalidad insular, que era «como negar la luz del sol a punto de mediodía». Por su parte, Antonio Maceo llegó a decir que «sería el único caso en que tal vez estaría al lado de los españoles».   

4.- Al nacer, la República intervenida cargó en parte con ideas de aquel origen. Con el paradigma de modernidad que representaba EE.UU., el plattismo, la injerencia e incluso la apelación a «la intervención» como mecanismo para contener disensos; nació también el antimperialismo y se renovó la resistencia. Existen múltiples evidencias de reivindicaciones soberanas y oposición a la subordinación, absorción e intervención. Valgan cuatro ejemplos: intensos y públicos debates, rescate de la soberanía sobre Isla de Pinos, derogación de la Enmienda Platt y reacción del entonces diplomático Cosme de la Torriente,[2] cuando se produce la segunda intervención:

« (…) moriría de vergüenza si después del espectáculo que hemos dado ante el mundo me viera obligado a volver a (…) desempeñar mi cargo (…) soy el único de los ministros plenipotenciarios de la República de Cuba que tomó parte en la guerra de independencia (…) con las armas en la mano, por entender que mi pueblo era capaz de regir sus propios destinos, no puedo estar en ninguna nación (…) representando lo que es la negación de las ideas que defendí, (…) la República de Cuba bajo la administración provisional de los Estados Unidos».

Intervención (2)

En el escudo diseñado por Miguel Teurbe Tolón destacan símbolos anexionistas como la bandera de los EE.UU. y la palma con orla de 13 estrellas en referencia a las colonias norteamericanas

Diagnóstico para comprender nuestro tiempo

La Revolución de 1959 enarboló la independencia y la soberanía nacionales, pero no logró solucionar aspectos vinculados con tal problemática y, en algunos casos, los complicó. Entender esta contradicción es clave para comprendernos y trascender la actual confrontación. Algunos de esos problemas son:

1.- La dependencia —que es también mental— y la del paradigma estadounidense, fueron superadas por muy corto tiempo.

2.- La persistencia de un fallido modelo socialista con gran costo social. El incremento exponencial del sistema penitenciario y la emigración son evidencias que niegan el proyecto.  

3.- En términos ideológicos se pasó rápido a una saturación permanente de la propaganda política contra «el enemigo imperialista», que terminó produciendo un efecto indeseado en algunos sectores.

4.- El extremismo político de origen institucional y la incapacidad para gestionar el disenso, al que se le atribuye indiscriminadamente el calificativo de anexionista con intención de criminalizarlo.

5.- La emigración, que si en 1958 no llegaba al dos por ciento de la población, derivó en sangría y tragedia para las familias cubanas. De acuerdo a los registros del MINREX, en 2016 eran más de 2 432 000 (21.34% de la población). Y se sabe que cientos de compatriotas murieron en el intento o fueron retornados al país.

6.- El tratamiento gubernamental hacia los emigrados ha sido errático y lesivo al excluirlos y confrontarlos. Más allá del conflicto inicial con la Revolución, las décadas que siguieron ofrecieron otro panorama que no se supo aquilatar. El gobierno pensó que resolvía un problema con los éxodos inducidos, pero creaba otro mayúsculo a la nación. A pesar de numerosos reclamos y de estudios académicos con propuestas políticas, las rectificaciones y los diálogos han sido pocos y condicionados por el gobierno; mientras, continúan dilatándose sus demandas. Hoy existe mucho resentimiento, frustraciones, heridas y nostalgia en esa emigración, que repercuten en miles de familias en la Isla.

Se cambió en el discurso la perspectiva de una emigración política o económica cuando fue conveniente, sin reconocer el impacto ideo-político en el largo plazo. Una muestra fueron las manifestaciones protagonizadas en diversos países por jóvenes cubanos en solidaridad con las protestas del 11-J, que lanzaron a las calles de la Isla a miles de sus iguales.

Intervención (3)

Hubo manifestaciones protagonizadas en diversos países por jóvenes cubanos en solidaridad con las protestas del 11-J (Foto: CNN)

Propuestas para trascender

La solución de los problemas de Cuba depende, en primer lugar, de la voluntad política del gobierno para gestionarlos con la sociedad civil y la emigración. Los discursos radicales dificultan ese proceso. De acuerdo con la experiencia histórica convendría:  

-Democratizar la sociedad y abrir canales de diálogo con los emigrados. Si el sistema político no deja espacio para dirimir disensos, si se siguen frustrando las reformas y dejando intocable lo político —que incluye la urgencia de regular los derechos de reunión y manifestación— continuarán radicalizándose las posiciones.

-El lenguaje oficial desde el extremismo político debe sustituirse por el reconciliador y democrático. Los medios nacionales, que son importantes para ello, deben ser transparentes y abiertos a sectores de disenso y oposición.

-El anexionismo no es una amenaza para Cuba. Debería abandonarse del discurso oficial porque conduce a la confrontación entre cubanos y desvía la atención de los verdaderos problemas.

-Urge una nueva política hacia la emigración basada en la comprensión, la apertura y lo que nos une.  

-Debemos avanzar hacia un proceso de diálogo nacional y reconciliación histórica que incluya a los emigrados. Tenemos ventajas: fortaleza de nuestra identidad; alto nivel de instrucción, incremento del activismo y fuerte componente joven del espectro contestatario dispuesto a ayudar al país.

La historia de Cuba está cargada de ejemplos anti-anexionistas y contrarios a la intervención, porque se trata de la independencia y la soberanía. Necesitamos desterrar la mentalidad dependiente y reafirmarnos como un pueblo capaz de sanarse y construir un proyecto de país con sus propias fuerzas. Martí nos recordaría hoy que «la patria es ara, no pedestal» y que «es la hora del recuento y de la marcha unida (…)» por el bien de Cuba y los cubanos.

***

[1] Amén de las sanciones recientes, el gobierno está sosteniendo diálogos con diversos sectores de la diáspora y adopta otras medidas de carácter político, como el nombramiento reciente de Ricardo Zúñiga —figura clave del llamado deshielo entre Cuba y los EEUU durante la administración de Barack Obama— como Secretario interino para asuntos del hemisferio occidental. Biden se reúne con cubanoamericanos y reitera sus promesas en cuanto a remesas y acceso a internet | OnCubaNews; Estas son las nuevas medidas de Biden sobre Cuba – Notisia 365; (1437) Las Reuniones de la Casa Blanca – YouTube; ¿Se acerca un nuevo deshielo entre EEUU y Cuba? Biden nombra a funcionario clave del gobierno de Obama (americateve.com)

[2] Fragmento de la carta enviada por Cosme de la Torriente al general William Taft durante la segunda intervención norteamericana (1906-1909). En Félix Lizaso: Cosme de la Torriente un orgullo de Cuba, un ejemplo para los cubanos, Comisión de homenaje nacional, La Habana, 1951, pp. 30-31.

6 agosto 2021 128 comentarios 4.248 vistas
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Foto: BBC Mundo

Tendremos que hablar más claro en Cuba

por Ivette García González 31 julio 2021
escrito por Ivette García González

Después de la crisis devenida estallido, tendremos que hablar más claro en Cuba. Gestionarla e impulsar un nuevo proyecto de país es complejo, urgente y posible. A las múltiples problemáticas internas, se suman la hostilidad de los EE.UU. y el radicalismo en parte de la emigración.

Junto a la aparente calma conviven —dentro y fuera de la Isla— indignación, miedo, frustración, confusión, incomprensión y extremismo político. No es casual, la Revolución cubana siempre provocó grandes pasiones. Hasta este verano, unos creían imposible el estallido social y otros se preguntaban por qué no ocurría.   

Se trata de vivir y procesar un fenómeno inédito y traumático. No vale apuntar a causas externas, decir que no hubo represión, cortar internet y saturar los medios con propaganda oficial. Minimizarlo apuntando a otros escenarios más represivos significa: reconocer su existencia en Cuba, olvidar que solo aquí se invoca una «revolución», e ignorar que en el hemisferio somos el país donde supuestamente se defiende el «socialismo».

La sociedad y el pacto social se fracturaron. De un lado el gobierno y sus bases; del otro, parte de la sociedad civil con una mirada diferente al presente y futuro de Cuba. En ambos existen corrientes de pensamiento y opciones políticas no siempre antagónicas, que han carecido del necesario ambiente democrático.

Causales identificadas en varios análisis eclosionaron en el crítico escenario 2020-2021, que llevó al estallido. Estas atmósferas, como advertí en un texto anterior, propician clarificación de posiciones, radicalización e involucramiento de nuevos actores.

Hablar claro (2)

La sociedad y el pacto social se fracturaron. De un lado el gobierno y sus bases; del otro, parte de la sociedad civil con una mirada diferente al presente y futuro de Cuba. (Foto: Ernesto Mastrascusa/EFE)

Encaremos algunas verdades

Señalo algunos tópicos para reflexionar:

1. Nos trajo hasta aquí la falta de desarrollo democrático. La cubana fue una Revolución autóctona, pero derivó en un modelo reñido con la democracia. Muchos ideales fundadores se mantuvieron en el discurso, pero en la práctica se torcieron o resignificaron a conveniencia del poder, que usufructúa el simbolismo de esa Revolución y se erige en su representante.

2. Aun cuando el Estado cubano se define como socialista de derecho, varias características de su diseño y práctica evidencian rasgos de autoritarismo, totalitarismo y dictadura. La izquierda y la derecha han generado modelos de esa naturaleza, frecuentemente con apoyo popular. José Martí[1] alertó al respecto en varios textos, y durante el siglo XX lo hicieron otros, como la filósofa alemana Hannah Arendt, que en su obra El origen de los totalitarismos puntualizó incluso rasgos esenciales.

3. El resultado de mantener durante tantos años contenidos distintivos de la variante más torcida y fallida del socialismo, derivó en la fatal combinación de autoritarismo político e inviabilidad económica. Tal como expresé en entrevista reciente, la legitimación ideológica y el diseño que la engendró llegaron al límite.

4. El estallido del 11-J fue espontáneo y carente de liderazgo, pero evidenció diversos elementos articuladores del disenso: diversidad ideológica y de propuestas aunque centradas en la inconformidad y necesidad del cambio; conflicto generacional, dentro y fuera de Cuba, respecto a la visión de país; la música como recurso y expresión cultural que primero proyectó lo nacional; resignificación de consignas y transnacionalización del disenso.

5. El Estado de derecho y el socialismo se subvierten hace tiempo por el propio gobierno. Incluso con sus limitaciones, la Constitución ha sido bandera para defender derechos cívicos, que se han seguido violando. Si la Carta magna legitima a la prensa única al servicio del gobierno; si puede ser constreñida por este, no impide la violación de derechos humanos y sirve como justificación para reprimir el disenso; no es la que sirve a todos los cubanos.

6. Una represión de tal magnitud agrava sobremanera el trauma psicosocial que arrastramos los cubanos y tendrá consecuencias en el escenario sociopolítico. Hace años no somos la «revolución del callo»;[2] eso en parte se invirtió por: el nivel de instrucción, existencia de internet y descrédito de los medios oficiales. Hoy, directa o indirectamente, miles de cubanos han experimentado en carne propia algún agravio a sus libertades.

7. La sociedad cubana mira cada vez más hacia dentro, aunque reconoce el impacto del bloqueo. Esto resulta de la falta de autocrítica oficial; saturación de propaganda política, así como evidencias y efectos de dilaciones en reformas estructurales y establecimiento de prohibiciones que no guardan relación con esa política foránea y empeoran la calidad de vida de los ciudadanos.

Medidas urgentes para empezar a sanar

El gobierno ha hecho bien en moderar su discurso y adoptar medidas urgentes. No obstante, son paliativas y evidencian cuánto se pudo hacer tiempo atrás. Ellas no resolverán ni ocultarán la gravedad de la crisis.

Hablar claro (4)

Urge esclarecer la verdad de lo ocurrido y consensuar soluciones que vayan a la raíz. Un fenómeno extraordinario no debería tratarse con métodos tradicionales, eso profundizará la crisis de confianza existente, que no es fortuita. Se agudiza cada día por: la ausencia de instituciones independientes para la defensa de los ciudadanos; los intentos anteriores de reforma y restitución de derechos, ahogados o manipulados en interés del gobierno, y las limitaciones propias de un sistema político muy concentrado en pocas personas.

Einstein aseveró hace años: «No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo». En ese tenor, sería recomendable:    

  • Liberar incondicionalmente a todos los detenidos y recluidos que no hayan cometido violaciones de la Constitución.
  • Crear una comisión especial con acompañamiento internacional para investigar a fondo los sucesos recientes, esclarecer la verdad y evitar su repetición.
  • Fortalecer la sociedad civil y generar alianzas que favorezcan el activismo cívico y la consecución de los profundos cambios que necesita el país.
  • Promover un diálogo nacional estructurado entre el gobierno y la sociedad civil, incluida la emigración. Los diálogos emanados del gobierno, que define quiénes, dónde, cuándo y sobre qué se intercambia, y luego decide también qué se implementa, no resolverán la crisis.

Nada de eso excluye la condena al bloqueo y a la hostilidad de los EE.UU. contra Cuba, mayoritaria dentro y fuera de la Isla. No es posible continuar justificando dilaciones y fracasos internos con el bloqueo, o condicionando los cambios necesarios a ese factor externo.

Los cubanos deberíamos poder elegir a los dirigentes, según programas de gobierno y compromisos establecidos a pesar del bloqueo. Y en consecuencia evaluar resultados. La capacidad de sacar el país adelante, articular consensos y gobernar respetando el pluralismo político, deberían ser requisitos para gobernar.

Necesitamos un nuevo proyecto de país que, preservando la independencia, ponga en el centro la democracia y la soberanía popular. Para eso, debemos empezar por hablar más claro.      

Para contactar a la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

***

[1] Véase, por ejemplo, «Cartas de Martí», La Nación, Buenos Aires, 18 de Marzo de 1883, donde expresa: «Todo poder amplia y prolongadamente ejercido degenera en castas. Con la casta, vienen los intereses, las altas posiciones, los miedos de perderlas, las intrigas para sostenerlas, las castas se entrebuscan y hombrean unas a otras». 

[2] Expresión usada por algunos durante un tiempo para sintetizar el estado en que las personas dudaban de todo lo no oficial, aunque viniera de testimonios directos, hasta que no vivieran en carne propia algún agravio. Además de la negación,  se manifestaba en expresiones como: «debe ser una excepción», «algo habrá hecho», «no se puede generalizar», etc. 

31 julio 2021 75 comentarios 3.893 vistas
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Manipulación (1)

Manipulación mediática: invirtiendo el catalejo

por Ivette García González 23 julio 2021
escrito por Ivette García González

La manipulación de medios oficiales nacionales, internacionales y de internet, explica en parte la evolución de la crisis política cubana. Las tergiversaciones y noticias falsas evidenciaron los extremismos políticos, aunque los objetivos, recursos e impactos fueran diferentes.   

El gobierno de Cuba demostró otra vez que, aun cuando ha perdido en parte el monopolio de la información, sigue siendo el principal proveedor de la realmente masiva y puede imponerse en circunstancias específicas.

La suspensión de internet desde la tarde del domingo 11, perjudicó solo a los ciudadanos. La prensa oficial no estuvo donde la noticia, sino donde el gobierno. Los medios tradicionales y los digitales Granma, Cubadebate, las corresponsalías cubanas de Telesur y Russia Today, proyectaron en exclusiva y sistemáticamente los mensajes gubernamentales.

El gobierno cubano mostró efectividad en alertar acerca de las falsas noticias foráneas. También lo hicieron algunos medios independientes, como El Toque, que publicó sugerencias para identificarlas y denunciarlas.

Manipulación (2)

(Imagen: El Toque)

Gobierno cubano y medios

Todo eso fue meritorio; sin embargo, los medios oficiales protagonizaron asimismo otras formas de manipulación política. El Partido/Estado cubano emplea y aporta a las estrategias definidas por el destacado intelectual Noam Chomsky.

No es solo lo que se dice y cómo se dice, sino también lo que se oculta. En los medios oficiales hubo omisiones, medias verdades y tergiversaciones a través del uso acostumbrado del lenguaje político. Este, según el catedrático Eugenio Bustos, «(…) no es inocente. Intenta siempre (…) mover al oyente en una dirección determinada, manipular nuestra conciencia».

Además de aplastar las protestas, tal recurso tuvo por objetivo adueñarse del espacio mediático al crear matrices de opinión dentro y fuera de la Isla. Se enfocó en: criminalizar la protesta con epítetos tradicionales y poniendo al vandalismo como norma; proteger la imagen gubernamental, que se arropa en palabras talismanes para Cuba y para la izquierda internacional; reducir las causas del estallido social al bloqueo y al origen externo del conflicto. A tenor con ello, se logró desviar la atención, neutralizar a indecisos, convocar a las mayorías y justificar una represión inédita en magnitud y formas.  

En un texto anterior advertí sobre el grado de toxicidad y extremismo político que tal fenómeno produce en la sociedad, cuyos efectos perduran cuando el país es más cerrado y controlado. Ciertos recursos que identifiqué entonces se constataron ahora: reducción del lenguaje a consignas; vocabulario de combate, focalización del «enemigo»; el «sesgo de etnogrupo» y las clasificaciones binarias; la descalificación del otro y el secretismo en la comunicación de asuntos públicos.

Noticias falsas y algunas verdades

Toda información requiere contrastación. Si fuera posible, la mayoría de los cubanos y el mundo verían que en esta crisis hubo cinco planos y una secuencia: manifestaciones cívicas contestatarias, actos vandálicos, grupos convocados para enfrentar a los manifestantes, manifestaciones populares de apoyo al gobierno y las de los emigrados en varios países.

Manipulación (3)

(Foto: Yamil Lage)

Es un fenómeno en curso. Muchas cuestiones deben procesarse con sosiego y evidencias, sobre todo porque la prensa oficial es del gobierno y la independiente no es tolerada. No obstante, algunas cuestiones se pueden ir dilucidando:[1]

1.- Las manifestaciones cívicas y las del gobierno con sus bases de apoyo tuvieron naturaleza política. Se diferenciaron en organización, liderazgos, respaldos oficiales, consignas y comportamientos.

Las primeras fueron pacíficas, masivas, con diversidad socio-clasista y etaria  aunque con peso juvenil, y sus recursos fueron cuerpos, voces y celulares por prensa. Las segundas se fueron tornando agresivas desde la tarde del domingo. Fueron organizadas por el gobierno y respaldadas por fuerzas represivas, uniformadas o vestidas de civil. Portaron banderas, carteles y únicamente tuvieron prensa cuando no se ejercían actos de violencia hacia los manifestantes críticos al gobierno.

Contrario a lo que afirmaron las autoridades y medios oficiales, en varias de las primeras se cantó el himno nacional y algunas de sus consignas fueron: «No tenemos miedo», «Sí se puede», «El pueblo unido jamás será vencido», «Libertad», «No más mentiras», «Cuba es de todos», «Abajo la dictadura», «Patria y Vida» y «Viva Cuba libre». Las otras corearon las tradicionales: «Abajo el bloqueo», «Patria o muerte», «Yo soy Fidel», «Viva la Revolución», «Que se vayan», «La calle es de los revolucionarios» y «Yo estoy con Díaz Canel».  

2.- Los actos vandálicos, siempre presentes en tales circunstancias, se protagonizaron por personas y en sitios específicos. Fueron condenados por la mayoría y corresponde al Estado procesarlos judicialmente. También ameritan otros análisis. Convendría evaluar condicionantes que también tendrían un cariz político, pues se violentaron tiendas en divisas —vedadas para la mayoría— y se agredieron autos del PCC y la PNR.

3.- Las protestas cívicas críticas al gobierno no desplegaron banderas estadounidenses ni de Cubadecide, y tampoco llamaron a intervención extranjera como afirmaron el presidente, periodistas extranjeros y corresponsales cubanos para Telesur, Russia Today y Cubadebate. Todo eso se afirmó sin evidencias reales, utilizando imágenes de actos delictivos y manifestaciones ocurridas en Miami.

Algunas consecuencias inmediatas

1.- La represión y la violencia se instalaron en múltiples formas contra manifestantes pacíficos y otros ciudadanos. Fueron usadas indiscriminadamente pistolas, tonfas, spray, palos y piedras. Mientras, se extendían los actos vandálicos con menor presencia de las fuerzas del orden, de ahí las tiendas saqueadas completamente.   

2.- Con la interrupción de internet desde la tarde del domingo se creó una gran confusión. Los ciudadanos y el mundo quedaron más expuestos a los radicalismos.

3.- Dicha situación arrastró a parte de la opinión pública internacional y movimientos de solidaridad con Cuba, cuyas fuentes habituales son medios oficiales cubanos y embajadas. Ello explica la rápida activación de esas organizaciones condenando el bloqueo y apoyando a Cuba desde la tradicional ecuación Revolución cubana-gobierno-pueblo vs imperialismo.

4.- Ambiente de temor en la ciudadanía y las familias, así como inseguridad de y sobre los detenidos. Ya se han conocido testimonios de maltratos y trato denigrante. Cuando se invoca la Convención contra la Tortura —de la cual Cuba es firmante—, se deben considerar las reconocidas internacionalmente como situaciones problemáticas[2] que pueden derivar en tortura: detenciones, demora policial y aislamiento, por ejemplo.

5.- Peligro que supone la transnacionalización del conflicto, como ha ocurrido en situaciones similares. Ya se ha visto la reproducción del extremismo político y la polarización frente al tema en otros países. Esto complejiza el procesamiento interno de la crisis; solo favorece la hostilidad del gobierno estadounidense y de un segmento radicalizado de la emigración en ese país que defiende una salida cruenta para Cuba.

Reflexionar y procesar la crisis

El necesario procesamiento de la crisis sugiere tomar nota de que: 

1.- La manifestación pacífica es un derecho establecido, no puede condicionarse ni criminalizarse. Por tanto, los detenidos antes y durante la protesta deberían estar libres sin condicionamientos. Como otros derechos constitucionales, deben regularse jurídicamente con urgencia.

2.- Todo debe ser investigado, esclarecido y reparado: actos delictivos, detenciones arbitrarias, abusos y otras expresiones de violencia institucional.

3.- Hubo declaraciones de organizaciones articuladas con el gobierno cubano: CTC, UPEC, UNEAC; pero también otras de la sociedad civil independiente: masonería, Iglesia católica, ciudadanos e importantes figuras de la intelectualidad y la cultura insular.

4.- En lo internacional, junto a pronunciamientos de apoyo al gobierno por algunos homólogos, figuras y organizaciones solidarias; hubo importantes personalidades e instancias que han condenado la represión. Entre estos últimos, resaltan notables intelectuales de izquierda y organismos internacionales como Human Right Watch, Naciones Unidas, Unión Europea, y Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

5.- El discurso gubernamental se ha moderado. Eso es positivo, pero hasta ahora no se traduce en medidas acordes a las circunstancias y los derechos humanos violentados.

6.-.No existe un movimiento estructurado o un programa que haya volcado a la calle a miles de cubanos. Líderes opositores y disidentes conocidos estaban presos o en reclusión domiciliaria desde antes, muchos sin justificación. Urge resolver eso con el mismo lente. La historia muestra que la represión no ahoga la energía contestataria, sino que la multiplica.  

7.- Además de la económica y sanitaria, hay crisis de gobernabilidad, de confianza y de esperanza en amplios sectores populares. Sin la transparencia que debe tener la política informativa oficial, sin la restitución de daños y sin respeto a derechos cívicos y políticos, la crisis sistémica se multiplicará.  

Condeno la violencia, el bloqueo y todo lo que afecte la soberanía nacional, lo que no excluye defender la soberanía popular y criticar al gobierno cuando corresponda. Insisto en la necesidad del diálogo nacional inclusivo y ahora en la urgencia de visibilizar testimonios, recabar información de las autoridades y actuar en consecuencia. Eso permitirá esclarecer y juzgar lo ocurrido, evitar su repetición, sanar y articular consensos sobre la Cuba que queremos.

En cualquier caso, la transparencia de los medios oficiales, la regularización de medios independientes y el libre acceso a la información son vitales. Es hora de invertir de una vez el catalejo.

Para contactar a la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

***

[1] En todos los casos me baso en las evidencias plasmadas en medios oficiales y alternativos. Excluyo las expresiones obscenas.

[2] Una muestra se puede encontrar en «Tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes. Concepto, legislación, obligaciones del Estado y propuestas tendientes a erradicarla». Publicación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). Buenos Aires. Mayo de 2020.

23 julio 2021 88 comentarios 5.119 vistas
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paz

Paz y gestión política del conflicto

por Ivette García González 14 julio 2021
escrito por Ivette García González

La responsabilidad del Estado con la paz ciudadana y la gestión política de los conflictos son cruciales. Cuando se ocultan, tergiversan o subvaloran los diferendos internos y la capacidad de negociación del gobierno es limitada, la situación sociopolítica tarde o temprano deriva en caos.

Es lo que ocurre hoy en Cuba, expresión de la crisis de gobernabilidad anunciada. En textos anteriores llamé la atención sobre el peligro del extremismo político, la violencia y la urgencia del diálogo nacional.

Las inéditas protestas cívicas del domingo pasado en varias ciudades del país, incluida la capital, eran previsibles. Tuvieron factores detonantes, pero sus causas son profundas. Se sumó la incitación desde el exterior y hubo incluso algunos llamados a fórmulas impensables e inaceptables como una intervención humanitaria o de los EEUU en el país.

La comparecencia del presidente de la República a las 4:00 de la tarde de ese día no pudo ser más errática. Debió llamar a la paz, impedir la represión e informar sobre acciones concretas de solidaridad con Cuba que la mayoría desconoce, pero optó por viejos mecanismos manipuladores y consignas incitando a la violencia. La del lunes fue más sosegada, pero en los mismos términos y justificando la ejercida bajo su amparo.

Protestas que eran pacíficas se complicaron desde la tarde con actos vandálicos, mayor confrontación y arresto violento de muchos ciudadanos. Las consecuencias en detalles se desconocen todavía.

Paz

Autos volcados por manifestantes durante las protestas del pasado domingo (Foto: Yamil Lage/AFP)

Algunos precedentes

La crisis estructural y sistémica se complejizó por el impacto de las sanciones trumpistas, el desabastecimiento y la carencia extrema de productos y servicios básicos. También por la falta de libertades y efectos de medidas impopulares adoptadas desde el año pasado. Todo eso ha provocado agotamiento y tensión social extremos, no gestionados con lente político. Señalo algunos ejemplos en dos ámbitos:

La pandemia:

– Se han incrementado las violaciones de derechos humanos y la represión; los encarcelamientos expandieron el fenómeno y provocaron más traumas a las familias.

– Los medios oficiales replicaron el estilo triunfalista del gobierno y apelaron a la confianza y resistencia del pueblo mientras criminalizaban toda crítica. El día antes de las protestas se registró récord con 6923 nuevos casos y 47 fallecidos; Matanzas como epicentro.

– Hubo dilación excesiva del proceso de inmunización. La producción de una vacuna propia no impedía gestionar donaciones de las ya existentes ni adscribirse al COVAX integrado por 190 países.

La situación económica:

– Las causas internas de la crisis se mantienen y muchas se agravaron en virtud de la lentitud respecto a transformaciones que son urgentes.

– Las inversiones se concentran cada vez más en servicios empresariales, actividad inmobiliaria y de alquiler incluido turismo, en detrimento de sectores prioritarios: agropecuario, salud y asistencia social.

– El país se privó de remesas por vía regular desde la sanción a FINCIMEX -empresa del sector militar sancionada por EEUU-, pero no existe explicación plausible para la negativa gubernamental de designar una entidad civil que la sustituyera para ese fin.

Medidas emergentes para una situación límite

Situaciones de emergencia demandan medidas emergentes y prueban la capacidad de negociación del gobierno. Requiere discernimiento, visión y reconocimiento de la sociedad civil como actor también en las relaciones internacionales. Las victimizaciones y atrincheramientos de gobierno y seguidores no ayudan. Tampoco criminalizar toda crítica, responsabilizar de todo a factores externos o rechazar iniciativas que no estén bajo control absoluto del Estado.

Urge la adopción de medidas tales como:

1. Detener toda forma de represión.

2. Hacer llamados conciliadores desde el gobierno para gestionar la emergencia y la solución del conflicto.

Paz (2)

Manifestantes en las cercanías del Capitolio de La Habana (Foto: Yamil Lage/AFP)

3. Reforzar medidas sanitarias y de atención a sectores vulnerables.

4. Ampliar las formas de gestionar la solidaridad. El día antes de las protestas, Cubadebate ofreció amplia información sobre el volumen de donaciones que se han recibido durante la pandemia, además de 543 ofrecimientos de más de 51 países al cierre de junio. Sin embargo, la realidad indica que no es suficiente.

El gobierno debería rebasar esquemas tradicionales y abrirse a fórmulas más acordes al escenario de emergencia y las potencialidades de la sociedad civil,  aceptar la ayuda de donde venga, no permitir la comercialización de ningún donativo y gestionar el proceso sin monopolizarlo. Dos vías serían fundamentales:

– La estatal, que se canaliza con organismos internacionales y países a través de nuestras embajadas. Entre los días 9 y 11 pasados se publicó el anuncio en 35 de las 123 existentes. Contempla donativos en efectivo y de insumos médicos (jeringuillas, máscaras, guantes, etc.).

– La sociedad civil puede complementar esos canales incluyendo ayudas en alimentos, medicamentos y otros productos básicos para las familias. Solo requerirían coordinación con el gobierno para que -como se expuso en este foro recientemente- flexibilice las medidas aduaneras y permitan los arribos con destino a organizaciones sociales, iglesias, etc. Hace más de una semana se han organizado diversas fórmulas vía Facebook, Twiter y Watsapp, definiendo puentes y redes de apoyo dentro y fuera de Cuba. Entre ellos con el Centro Memorial Martin Luther King, Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, Gran Logia de Cuba, Grupo #SOSMatanzas, facultades universitarias y también fuera de Cuba, con Caritas además de voluntarios desde México, España, Ecuador y EEUU.

5. Transparentar toda la información en los medios de comunicación incluyendo las redes sociales, contemplando procedimientos para ayudas, prioridades y normas sanitarias para la recepción.

6. Ofrecer un plazo para empezar a negociar con la sociedad civil una hoja de ruta para un diálogo nacional.

El llamado de hoy para todo cubano debe ser «no a la violencia» y por la gestión política del conflicto, que no implica desconocer ni renunciar a derechos fundamentales. El gobierno debe comprender la complejidad del momento y sus causas, los enormes factores de tensión que vive hace tiempo el pueblo, una parte no despreciable del cual tiene importantes demandas que no encuentran una canalización efectiva. Volvamos a José Martí: «La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie».

***

(Conozca la posición del Consejo Editorial de La Joven Cuba sobre los eventos del pasado domingo, 11 de julio)

14 julio 2021 117 comentarios 3.683 vistas
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Roque Dalton

Roque Dalton entre nosotros

por Ivette García González 8 julio 2021
escrito por Ivette García González

Mi poesía
es como la siempreviva
paga su precio
a la existencia
en término de asperidad

(…)

Roque Dalton

***

Roque Antonio Dalton García (1935-1975), extraordinario poeta y revolucionario salvadoreño asesinado por sus propios compañeros de lucha, está entre nosotros, los irreverentes de hoy. El mensaje recién enviado por su hijo Jorge Dalton[1] a La Joven Cuba, me recordó un texto que escribí sobre su padre hace unos años.  

Han pasado cuarenta y seis desde aquel 10 de mayo —Día de la madre en El Salvador—cuando cegaron su vida, apenas cuatro días antes de sus cuarenta. Mario Benedetti lo evocó en un bello poema:

[…] pero sobre todo llegaste temprano

demasiado temprano

a una muerte que no era la tuya

y que a esta altura no sabrá qué hacer

con tanta vida.

Su familia, los pueblos y quienes amamos y luchamos por Cuba, hemos sabido qué hacer. La viuda, Aída Cañas, en el activismo político; sus dos hijos mayores como guerrilleros —uno de ellos mártir— y el más joven, que vivió en la Isla hasta los noventa ha dicho: «lo mejor que he podido hacer en esta vida es ser cubano».

LJC agradeció el mensaje que sigue. Lo acompaño con estas líneas de homenaje sincero y gratitud comprometida:

«Desde hace mucho tiempo (…) expresé mi temor de que toda esa campaña de descrédito llegaría, (…) estaba muy seguro que LJC igual sería calificada de sospechosa y de todos los calificativos similares por lo que fue acusado mi padre. Ustedes están haciendo una magnífica labor y también valiente y digna. Luchar contra poderes ciegos no es tarea fácil. Para mí ustedes son admirables y nunca me gusta hablar qué diría alguien que ya está muerto, pero mi padre estaría de vuestro lado, como sé que lo están Martí, Guiteras y Mella, tres de los grandes hombres que nos dieron patria. Todo lo que hacen es por el bien de Cuba y nuestra Cuba merece ser salvada y por eso mi gran admiración hacia vosotros. Quien se niegue a eso con el afán de preservar poder está traicionando una de las naciones más nobles de la tierra y merece todo el repudio (…). Un gran abrazo. Jorge».

Roque (2)

El director, productor de cine, video y televisión, Jorge Dalton, hijo del poeta

Roque Dalton desde su tiempo y para el nuestro

Roque Dalton fue un hombre singular, también periodista y narrador, parte de una generación de izquierda comprometida. En palabras de Julio Cortázar: «uno de los que mejor ha sabido conjugar el compromiso político con el rigor artístico».

Su poesía, de estilo coloquial y testimonial, privilegió el contenido social, la emancipación y el amor por la vida, porque para él «la poesía siempre debe llevar ideas más que palabras».

Vivió intensamente, con el temor de no hacer a tiempo todo lo que debía, «como si supiera que me van a matar al día siguiente», dijo en 1967. Fue precoz en la creación literaria, el amor y la lucha. A sus veintiséis años, resaltaba en el panorama de la poesía hispanoamericana con varios premios, tenía creada familia, había estado preso y escapado de la muerte dos veces, lo que condujo a un largo exilio desde 1961.

Eran tiempos de dictaduras militares. Viajó por Guatemala, México, Checoslovaquia, China, URSS, Vietnam, Corea. En Cuba estuvo varias veces y residió entre 1968 y 1973, fecha en que regresó clandestinamente a su país.  

Aquí alcanzó su maduración literaria y política. Nos consideró su segunda patria y la experiencia de vida más importante. Se movía entre Casa de las Américas —que lo laureó dos veces—, Radio Habana Cuba y la Uneac; también en las noches habaneras y tertulias con amigos.

En los sesenta Cuba era la esperanza, sobre todo para la izquierda latinoamericana, pues parecía ofrecer alternativa al capitalismo y al socialismo conocido. Destacados intelectuales cubanos, europeos y latinoamericanos confluían en una Habana que devino capital emancipadora, aunque ya con sombras que eclosionarán en el Quinquenio Gris. Roque lo vivió, siempre solidario con la tierra y la Revolución que lo acogió; mas también polémico e identificado con «los trovadores jóvenes» de entonces, que eran «incomprendidos», y con otros no tan jóvenes como Heberto Padilla.[2]

Para el joven poeta la libertad era un valor fundamental. Por eso dialogaba y reconocía la calidad de los contrarios cuando correspondía. Cuestionaba dogmas, criticaba las imposiciones de gobiernos europeos a los latinoamericanos y rechazaba todo tipo de discriminación.

Roque (3)

El escritor Manuel Galich, de Guatemala; Roque Dalton, y la fundadora de Casa de las Américas, Haydée Santamarí­a.

 Esos valores lo llevaron a ser comunista sin claudicar con el estalinismo; a renunciar al Partido Comunista salvadoreño nueve años después de haber ingresado en él; a rechazar la idea del intelectual devenido funcionario y a criticar a la Iglesia, aun siendo católico. Tales cualidades, personales y profesionales, lo hicieron admirado y querido por muchos.

También por eso fue un militante y revolucionario incómodo. No era pasivo, no pasaba inadvertido, era carismático y un excelente orador; discrepaba con argumentos, proponía alternativas y era imposible encasillarlo en un molde. Sus lecturas, estudios de Derecho, Ciencias Sociales y Etnología y, sobre todo, las experiencias vividas, forjaron a un pensador muy original y en permanente debate con los dogmas de la época.

Fue el disenso lo que decidió su cadalso

Al regresar a El Salvador se unió a las filas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), uno de los grupos que en 1980 integrarían el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

Era una izquierda carente de debate, enfrascada en luchas internas, e influenciada por el estalinismo y el maoísmo. Roque lideraba la tendencia que privilegiaba crear un amplio movimiento de masas para el éxito del enfrentamiento armado a la dictadura, lo que contrariaba la postura militarista y radical de la dirigencia.

El 13 de abril de 1975 lo arrestaron y acusaron de división e insubordinación, y de ser «agente enemigo». Sin juicio alguno, la dirección del ERP decidió ejecutarlo y abandonó su cadáver en El Playón, donde los Escuadrones de la Muerte arrojaron luego a sus víctimas.

Con su muerte, Latinoamérica se estremeció y el movimiento guerrillero salvadoreño quedó dividido. Años después se admitió como falso el cargo de «agente enemigo», y el FMLN —del que sus asesinos llegaron a ser comandantes—, adoptó la táctica que proponía Roque. Pero ni lo reivindicaron ni suprimieron tales métodos.  

A pesar de declaraciones confesas de los responsables, de testigos y denuncias de la familia, el crimen sigue impune.[3] Los sucesivos gobiernos desde la firma de la paz en 1992 —incluidos los del FMLN—, fueron cómplices del pacto de silencio de los asesinos, quienes han sido premiados dentro y fuera del país. Solo Nayib Bukele, al asumir la presidencia en 2019, ordenó al ministro de Gobernación destituir al director de Protección Civil, Jorge Meléndez, por estar «acusado del magnicidio de nuestro poeta Roque Dalton».

Roque (3)

El presidente Bukele ordenó la destitución de Jorge Meléndez como director de Protección Civil, acusado del asesinato de Roque Dalton

Del legado y la flor para Roque

El legado de Roque está en muchas partes y formas. Un hombre que esperaba la muerte amando con desenfreno la vida, lo evidencia en obras de la talla de «Como tú» o en «Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre…». También porque, al decir de Eliseo Alberto: «Los poetas no se mueren nunca —y menos, si los matan (…) En todo caso se convierten en fantasmas muy tenaces».

En América Latina, artistas e intelectuales como Julio Cortázar, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Silvio Rodríguez, Eliseo Alberto, Roberto Fernández Retamar, Thelma Nava, Miguel Barnet y muchos otros, lamentaron y condenaron el asesinato.  

La Universidad de El Salvador le otorgó el Honoris Causa y varias instituciones del país llevan su nombre. La divulgación de su obra se complementa con música, antologías, proyectos socioculturales y audiovisuales como «Roque Dalton, fusilemos la noche».

Cuba le ha prodigado homenajes, especialmente Casa de las Américas.[4] Silvio lo considera «hermano querido, mártir y poeta de la revolución latinoamericana». Le ha tributado poesías, conciertos y canciones como Unicornio azul y El tiempo está a favor de los pequeños. En su setenta y cinco cumpleaños, le dedicó el conmovedor poema «Flor para Roque»:

No es venganza lo que quiero,

sino dejar una flor

donde escondieron los huesos

de un héroe de El Salvador

Roque Dalton fue un hombre de su tiempo. Muy útil también para el nuestro. El significado que le confirió a la libertad, su independencia de juicio, honestidad, gratitud, amor a la vida y coherencia como intelectual revolucionario; son de sus mejores lecciones.

Su corta vida y su ejemplo contrastan con actitudes políticas que optan por el silencio o las medias verdades si de objetar a los aliados se trata, sin tener en cuenta que, como apuntara Eduardo Galeano, «los revolucionarios que matan para castigar la discrepancia, son tan criminales como los militares que matan para perpetuar la injusticia».

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

***

Si desea suscribir nuestra petición al gobierno para que flexibilice la entrada de medicamentos a Cuba, deje un comentario con su nombre en el post o escriba a nuestro correo electrónico (jovencuba@gmail.com)

***

[1] Jorge Dalton Cañas (1961): Director, productor de cine, video y televisión, uno de los más destacados documentalistas de la región que ha trascendido a Europa. Sus más de veinte años de experiencia profesional han transcurrido en Cuba, México, Nicaragua, Estados Unidos y El Salvador. Fundador de la Escuela Latinoamericana de Cine, trabajó en el ICRT entre 1986 y 1992. Herido de sombras, es uno de sus mejores documentales. Censurado y prácticamente expulsado, salió de Cuba e hizo estancias en Miami y México hasta regresar a su país en 1998. Gestó el nuevo movimiento audiovisual en El Salvador y está al frente de la Dirección de Cine y Audiovisuales del Ministerio de Cultura en su país. En febrero pasado concedió una profunda entrevista al excelente realizador cubano Ian Padrón en Derecho a réplica.

[2] El caso Padilla se dirimió en 1971 y fracturó al movimiento intelectual en su identificación con la Revolución cubana. Roque Dalton tomó distancia. Sin embargo, sus convicciones y amistad, tanto con el acusado como con otros grandes escritores como Julio Cortázar —que firmó la primera carta abierta de intelectuales a Fidel Castro y se desmarcó luego a pesar de sus opiniones críticas—, hace pensar que el distanciamiento de algunos, como ellos, obedeció a la idea de proteger la imagen de la Revolución ante sus enemigos.

[3] Ingentes esfuerzos de la familia —con el apoyo de ex compañeros del poeta y amigos— se han hecho a lo largo de estas décadas: Procuraduría Para los Derechos Humanos y la Fiscalía en El Salvador, e internacionalmente con la Misión Observadora de la ONU (ONUSAL) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). La comprobación de circunstancias, autores y clasificación del crimen como de «lesa humanidad», han quedado establecidos.

[4] Buena parte contenidos en Materiales de la Revista Casa de las América de/sobre Roque Dalton, Fondo editorial Casa de las Américas, La Habana, 2010.

8 julio 2021 43 comentarios 3.173 vistas
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Naciones Unidas

Cuba y el aniversario de Naciones Unidas

por Ivette García González 28 junio 2021
escrito por Ivette García González

El aniversario  setenta y seis de las Naciones Unidas invita a reflexionar sobre ese fundamental logro de las relaciones internacionales contemporáneas y también sobre Cuba en el complejo ámbito de la diplomacia multilateral.   

La participación de la Isla en lo internacional contrasta con su condición de país pequeño y periférico. Cuenta, sin embargo, con una diplomacia nacida de las luchas independentistas, que se profesionalizó y desarrolló durante la primera mitad del siglo XX y se refundó como «nueva diplomacia» desde 1959.

El entrenamiento en las complejas condiciones de la resistencia, la dependencia y luego la hostilidad de los EE.UU., más las peculiaridades de su identidad, derivaron un ejercicio peculiar, universalista, proactivo y con gran capacidad de negociación. Puede ilustrarse con su papel en la Sociedad de Naciones —antecesora de la ONU— y la postura en tres importantes temas vigentes: Palestina, derechos humanos y reforma de la ONU.

Cuba y la Sociedad de Naciones

El Tratado de Versalles (28 de junio de 1919), puso fin a la Primera Guerra Mundial y estableció la Liga de las Naciones, que inició labores el 10 de enero de 1920. Se rigió por el Pacto de la Sociedad de Naciones, tuvo por sede a Ginebra y la integraron sesenta y cuatro países, cuarenta y dos en calidad de fundadores, entre ellos Cuba.

Naciones Unidas (2)

Los miembros de la Sociedad de las Naciones se reúnen en Ginebra, Suiza, en 1920.
(Foto: Hulton Archive/Getty)

Por diversas razones no consiguió evitar el inicio de una nueva guerra mundial. Sin embargo, representó un cambio fundamental en la filosofía diplomática e inició el camino de la diplomacia multilateral, en un mundo cada vez más complicado e interrelacionado.

Cuba presidió en dos ocasiones la Asamblea, fue uno de los nueve miembros no permanentes del Consejo (1927-1930) e integró la Corte de Arbitraje de La Haya y la Permanente de Justicia Internacional.  

Dos juristas y políticos cubanos fueron notables entonces: Cosme de la Torriente y Peraza (1872-1956) y Antonio Sánchez de Bustamante y Sirvén (1865-1951). El primero, que había sido coronel del Ejército Libertador, fungió como representante permanente ante la Liga e hizo aportes en múltiples temas. El segundo fue juez del Tribunal Permanente de Justicia Internacional de La Haya (1922-1945) y sobresalió en diversos procesos multilaterales, por ejemplo, el famoso «Código Bustamante», que incorporaron varios países, fue una contribución suya.

El surgimiento de la ONU

Finalizando la Segunda Guerra Mundial, la Conferencia de San Francisco (EEUU) reunió, del 25 de abril al 26 de junio de 1945, a 850 delegados de cincuenta estados. Se aprobó allí la Carta de las Naciones Unidas, que contiene los propósitos, funciones y bases de su estructura interna. El 24 de octubre se declaró constituida y la fecha quedó para la historia como «Día de las Naciones Unidas».

Como reza en su Carta, nació para preservar la paz y la seguridad, proteger los derechos humanos, fomentar relaciones amistosas y de cooperación entre las naciones y aportar soluciones a problemas globales, todo bajo los principios de igualdad, no injerencia y no violencia.  

Naciones Unidas cuenta con órganos y agencias especializadas que dependen del Consejo de Seguridad (CS), Asamblea General (AG), Consejo Económico y Social (ECOSOC) y Secretaría. Además con la Corte Internacional de Justicia (CIJ).[1]

Naciones Unidas (4)

Antonio Sánchez de Bustamante fue juez del Tribunal Permanente de Justicia Internacional de La Haya

El Consejo tiene quince miembros —cinco permanentes[2] con derecho a veto y el resto no permanentes— y sus acuerdos son vinculantes. La Asamblea reúne 193 países y la mayoría de sus acuerdos son «recomendaciones». 

En general sus objetivos se han cumplido y sigue siendo el ente global por excelencia. No obstante, su papel se ha puesto en entredicho, ha recibido críticas y se ha intentado reformar, algo solo logrado parcialmente.

Determinados órganos, como el FMI y la OMS, han sido impugnados. Algunas acusaciones aluden a su intromisión en asuntos internos de países, a que no ha impedido conflictos bélicos y ha optado a veces por el silencio ante problemas globales. Y, sobre todo, es evidente la relación asimétrica y antidemocrática causada por los privilegios de las grandes potencias del Consejo.

La diplomacia cubana en tres temas específicos

Durante los primeros años de postguerra se reconfiguraron las esferas de influencia e inició el ciclo de Guerra Fría en las relaciones internacionales.

No obstante, también se promovió una cultura alrededor de los valores y la existencia misma de la ONU. En Cuba se fundó, en mayo de 1947, la Asociación Cubana de las Naciones Unidas (ACNU), con personalidades como Cosme de la Torriente, Juan Marinello y Fernando Ortíz.

Naciones Unidas (3)

Cosme de la Torriente y Peraza

Tres asuntos aún vigentes ilustran el papel de la diplomacia cubana en ese ámbito.  

1.- Palestina. En la voz de uno de sus mejores diplomáticos, Ernesto Dihigo y López Trigo (1896-1991), Cuba presentó su oposición a la Resolución 181 de la ONU, que en 1947 estableció la partición de Palestina. Fue un discurso conciso y ejemplar, que fundamentó el voto contrario en base al derecho internacional, la justicia y la experiencia propia en relación con la soberanía de Isla de Pinos. Consideró la partición «contraria al derecho y la justicia» y «contra la libre determinación de los pueblos», e inquirió: «¿Dónde están los  principios y (…) la democracia que continuamente invocamos?». Pronunció entonces una fase premonitoria: «sobre la injusticia no podrá nunca asentarse la paz y la cordialidad entre los pueblos».

2.- Derechos Humanos. La Declaración Universal fue aprobada el 10 de diciembre de 1948 en París y ha influido en los desarrollos jurídicos, políticos y sociales a nivel mundial. Cuba integró, a través de Ernesto Dihigo, la Comisión que la elaboró entre 1946 y 1948. De ella derivó la Carta Internacional de DDHH, (1966) que entró en vigor en 1976 e incluyó la Declaración y dos Pactos fundamentales referidos a derechos económicos, sociales y culturales y derechos cívicos y políticos.

Cuba los firmó en 2008 aunque tiene pendiente su ratificación. En ambos dejó constancia de que el bloqueo constituye «el obstáculo más grave para el disfrute por el pueblo cubano de los derechos enunciados en el Pacto». Pero el sucesivo deterioro y/o violación de derechos fundamentales en el país, demandan mejores explicaciones y, sobre todo, soluciones.

3.- Reformas en la organización. Desde los años sesenta y setenta del pasado siglo, se impulsaron transformaciones importantes que introdujeron enmiendas a la Carta en función de ampliar la membresía del Consejo y del ECOSOC. Lo más polémico ha sido el veto, al cual se opusieron desde el inicio muchos países, pero entonces el asunto se dirimió al estilo de la Enmienda Platt con Cuba.   

Naciones Unidas (5)

Ernesto Dihigo y López Trigo

Las polémicas sobre cómo mejorar la eficacia de la organización incluyen la necesidad de modificar el derecho de veto, una demanda de muchos miembros, incluido Cuba que lo hizo desde el inicio, durante el gobierno de Ramón Grau San Martín. Ello implica reformar la Carta, lo que también puede ser vetado por alguna de las potencias que disfrutan el referido derecho. En consecuencia, el tema se estanca y los países se esfuerzan más en lograr asiento de no permanente en el Consejo. 

Este ha sido un lastre para dos asuntos que —además de la reforma del veto en sí misma— son reivindicaciones históricas de Cuba. Una ha sido la masacre del pueblo palestino, con más de treinta resoluciones condenatorias a Israel vetadas por los EE.UU. Otra es el bloqueo impuesto por ese país a Cuba desde 1962. La Asamblea ha aprobado con amplia mayoría durante años —como el pasado 23 de junio—, una resolución sobre la necesidad de ponerle fin. Sin embargo, como no tiene carácter vinculante, EE.UU. no está obligado a acatarla.

En tiempos de aniversario conviene insistir en la importancia de esfuerzos comunes por una ONU más democrática. También recordar que los gobiernos deben ser coherentes —en política doméstica— con los valores que defienden en lo internacional. Para Cuba debe significar, además, honrar un compromiso con la historia de su diplomacia.

Para contactar a la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

***

[1] Entre los organismos y agencias especializadas se encuentran UNICEF, FAO, OMS, ACNUR y UNESCO.

[2] Los miembros permanentes son EE.UU., Reino Unido, Francia, China y Rusia. En aquel momento la República de China era la actual Taiwán, pero en 1971 la reemplazó la República Popular de China que se había constituido desde 1949. La URSS fue reemplazada por Rusia desde el desmembramiento de aquella en 1991.

28 junio 2021 40 comentarios 2.725 vistas
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Miedo (1)

El miedo y la libertad en Cuba

por Ivette García González 22 junio 2021
escrito por Ivette García González

No es libre el que obra por miedo al castigo, sino el que obra por amor a la justicia.

San Agustín de Hipona

(354-430 d.n.e.)

***

En un artículo anterior aludí al miedo como causa del inmovilismo social ante la defensa de derechos cívicos. Es un síntoma y consecuencia del daño antropológico que padecemos, ligado a la restricción de la libertad.

Como sensación angustiosa, provocada por un peligro real o imaginario, el miedo es una de las emociones básicas, primarias y universales de los seres humanos. Regula la conducta, permite adaptarse al contexto y tiene dos salidas: afrontarlo o evadirlo.

En lo sociopolítico, el miedo puede instalarse para dominar y contribuye incluso a que el individuo, con el fin de sobrevivir, renuncie a la libertad. Ayuda a someter a la mayoría, a eliminar contrarios, neutralizar criterios, restringirlos al espacio privado y provocar incertidumbre sobre el futuro. 

Es una actitud disfuncional y dañina que obstaculiza al desarrollo pues, al expandirse en el imaginario social, va debilitando la acción, el pensamiento crítico y la capacidad de los ciudadanos para imaginar una sociedad mejor.

El miedo en nuestro tejido social

Existen diversos tipos de miedo: a perder el trabajo, la vida, el prestigio, la familia, que se activan más en etapas de crisis como la que actualmente genera la pandemia. Pero en sistemas opresivos ellos se convierten en norma y multiplican sus efectos.

Miedo (2)

(Imagen: Mana Neyestani)

Es una reacción de la naturaleza humana. Cuando se estimulan sus temores, el individuo se torna vulnerable a mecanismos de manipulación psicológica. No es preciso sufrirlos directamente, basta con ser testigo directo o indirecto para que el miedo se instale en la mente. La persona intenta alejarse de fuentes de peligro, lo cual produce su aislamiento, impotencia y frustración, que suele derivar en tendencias autodestructivas.   

En Cuba, el miedo «real», el «social» y «a la incertidumbre» son los principales. El primero se experimenta por los que son reprimidos; el segundo responde a un estímulo externo como la criminalización, que afecta la dignidad de la persona e inhibe sus relaciones. El último existe cuando cuesta visualizar el futuro y, por tanto, la persona no sale de su zona de confort.

Al derivar del poder, sus efectos penetran en el tejido social y dañan a la sociedad. Se articulan en el discurso político con la presentación de un enemigo convincente —interno o externo— para señalarlo, deshumanizarlo, eliminarlo o neutralizarlo, e infundir temor en el resto.

El mensaje se monta así en los miedos naturales del individuo. El filólogo español Fernando Ariza ha dicho: «Los líderes más hábiles ­(…) saben que un par de eslóganes encienden más el corazón (…) que un puñado de datos fríos, ambiguos y complicados. También saben que la crisis económica no es suficiente, (…) siempre es bueno potenciar el miedo del individuo para que les siga con verdadera pasión».

El enemigo descrito por Orwell en 1984 se ha manifestado en realidades capitalistas y socialistas. Como las personas precisan socializar, se las puede convertir en «masa», con lo cual ceden su criterio y su libertad al líder para que tome decisiones por ellas.

Miedo (4)

Dictadores en Europa, Asia y América Latina se definieron por el uso de tal mecanismo de dominación durante el siglo XX. Si bien las fórmulas originales quedaron atrás, muchas ideas de tendencia totalitaria se conservan bajo nuevos formatos.

En nuestro medio, la reiterada invocación «al enemigo» en el discurso y la propaganda, y la desconfianza en todo y todos, excepto en lo que emane desde el poder, son muestra de ello. Nos infundieron el temor a disentir en público, abandonar una organización política o de masas, escribir algo crítico o «cuestionar» decisiones oficiales. Vivimos llenos de aprensiones: a hablar por teléfono libremente, a que se nos impida la salida o entrada al país, perder el trabajo o los estudios, ser sancionados, criminalizados, perder prestigio y quedar aislados.

Padecemos incluso los denominados «miedos ocultos» por el profesor Robinson Salazar: «silencio, auto encierro, (…) olvidar lo observado, negar los atropellos, desinteresarse de lo colectivo (…) y encerrase en el mutismo de nada se, nada vi, soy ajeno a todo».

La propaganda, los poderosos mecanismos de control social, el papel del liderazgo y la dependencia del Estado han sido fundamentales. Esto se constata en diversas esferas. Sobre la cultural, Leonardo Padura asevera: «(…) comenzó a funcionar prácticamente desde el principio (…) el Estado del miedo, el miedo como elemento condicionante a la hora de pensar (…) realizar (…) y promover la obra. Ese miedo mediatiza por completo el desarrollo del arte».

El monopolio estatal cubano sobre la totalidad de los medios, permitió durante décadas todas las variantes posibles de manipulación de masas. La censura, la propaganda política y la presentación del paraíso cubano frente a un mundo caótico han sido códigos permanentes. 

Salvando la distancia entre los documentales La dictadura del algoritmo (Cuba) y el norcoreano Propaganda, puede derivarse una conclusión similar. No son falsos sus mensajes, pero si colocamos los catalejos al revés, son similares la valoración —en términos de manipulación— e intencionalidad política de ambos.

La superación del miedo y la libertad

El psicoanalista alemán Erich Fromm sostuvo que el miedo restringe la libre y propia voluntad, imposibilita la realización individual y obstaculiza el desarrollo del pensamiento. Por tanto, menoscaba los derechos humanos, perturba el funcionamiento de la sociedad y el ejercicio de la ciudadanía. Con el tiempo se naturaliza y convierte en una especie de institución informal.

Para superar esa condición es preciso concientizar el problema, apreciar la libertad como valor y ejercer los derechos. No obstante, al ser un fenómeno social que afecta la vida y el progreso del país, se requiere eliminar las causas que lo originan.

Como la libertad es principio esencial en la vida, tarde o temprano se impondrá, por efecto de la crisis y porque siempre hay inadaptados que influyen en los demás. Ariza ofrece una lección útil: «Sospechad (…) de las soluciones sencillas a los problemas complejos, del que nos señala un enemigo concreto y malvado, del líder carismático y del eslogan pegadizo que nos remueve el corazón».

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

22 junio 2021 40 comentarios 4.166 vistas
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