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Ivette García González

Ivette García González

Doctora en Ciencias Históricas, Profesora Titular y escritora cubana

Cultura política

Cultura política, discriminación y cambio en Cuba

por Ivette García González 10 mayo 2022
escrito por Ivette García González

El incremento de la discriminación política y la represión, así como la tolerancia y participación de una parte de los ciudadanos en esas prácticas, están muy relacionados con la cultura política dominante en Cuba. Una compleja problemática e importante obstáculo para el cambio.

Las personas discriminadas y reprimidas por sus ideas políticas constituyen un sector vulnerable cada vez más amplio, sobre el cual recae todo el peso del Estado. No es un fenómeno nuevo, pero sí más visible durante los últimos años.

A lo largo de décadas, tal fenómeno se fue naturalizando hasta convertirse en una cultura de la discriminación política. Su origen estructural —indica el sociólogo Roberto Gutiérrez—, está en la «asimilación de tradiciones, prejuicios, miedos, manipulaciones ideológicas y esquemas de organización de la vida social» que han sido hegemónicos en el entorno formativo de grupos e individuos.

Tal cualidad supone su conexión directa con la cultura política. A escala de la sociedad, ella constituye una «síntesis heterogénea y en ocasiones contradictoria de valores, creencias, juicios y expectativas que conforman la identidad política de los individuos, los grupos sociales o las organizaciones políticas y la manera de representar, imaginar, legitimar y proyectar a futuro el mundo de la política».

Cultura política

Roberto Javier Gutiérrez López (Foto: Luis Humberto González)

-I-

En la cultura política se manifiestan la relación Estado-Sociedad, las dinámicas estabilidad-cambio y consenso-disenso, y la conexión pasado-presente-futuro. Está muy vinculada a la legitimidad del poder y su capacidad de fomentar obediencia y consensos a través de realizaciones concretas e incentivos.

Desde América Latina ella se entiende a partir de la diversidad y divergencia, y alude a la(s) cultura(s) política(s). Puede ser más o menos rica, diversa y conflictiva según el contexto, el régimen imperante y la libertad de los individuos para formar sus propias valoraciones y traducirlas en comportamientos. Su formación transcurre a través de un proceso de socialización en el que intervienen como actores claves: familia, escuela, grupos generacionales, movimientos, partidos y medios de comunicación. A través de la comunicación política se generan matrices e ideas básicas para la relación entre los individuos y el entorno político.

La crisis sistémica que vive Cuba hace años, la quiebra del consenso, así como la erosión de la institucionalidad y la represión política agotan cada vez más la capacidad de obediencia y legitiman la resistencia. Ello se relaciona con tres dimensiones de la cultura política que se mueven entre lo que existe y lo que se desea que exista: poder político (capacidad de construir un entorno y existencia deseados), sueños políticos (esperanzas de poder construir algo distinto, nuevo y mejor) y desafección política (alejamiento de los ciudadanos respecto al sistema y falta de confianza en la acción colectiva).

-II-

En la formación de la cultura política hegemónica en Cuba han intervenido durante más de medio siglo: el sistema educativo, la demagogia, la propaganda y la reiteración de un discurso tóxico en los medios, así como la justificación de los fracasos gubernamentales y de la falta de incentivos y realizaciones ciudadanas. La intención ha sido reforzar el status quo, justificar el rechazo, la discriminación y represión de los diferentes y ganar apoyos «conscientes» o «disciplinados».

La intolerancia, estigmatización y exclusión de personas y grupos, se fomentan a través del tiempo e impactan en la cultura política. Las instituciones y normas de funcionamiento del sistema dan cabida, e incluso estimulan, esos fenómenos, por eso se ha se ha expandido y arraigado, muchas veces sin que las personas se percaten.

Cultura política

(Foto: Logan Mock-Bunting / GTRES)

Casi todos los actores clave que intervienen en la formación de la cultura política están supeditados en Cuba al Partido/Gobierno/Estado. Por ello, ciertas ideas  y matrices de opinión están incorporadas a la conciencia social en amplios segmentos de la ciudadanía: la Revolución es el Gobierno; revolucionario es quien lo apoya y contrarrevolucionario quien disiente; Patria equivale a Revolución y Socialismo; la entrega al Partido y al líder es incondicional; los críticos son enemigos o sirven al enemigo externo; toda información no conveniente es falsa o está manipulada por el enemigo y sus acólitos; el derecho de la Revolución a existir y defenderse es incontestable y hay que apoyarlo; los problemas de Cuba obedecen a la política del enemigo externo, ante lo cual es imprescindible la unidad en torno al gobierno.  

Otras son la supeditación e incluso la renuncia al ejercicio de derechos individuales y mínimos democráticos en aras de un supuesto bien colectivo y de unidad, y la noción de soberanía restringida frente a los EE.UU.

En la práctica política sobreviven de ese modo, por ejemplo, las «Brigadas de Respuesta Rápida» y los «mítines de repudio», así como el contubernio de los «factores» en las instituciones para violar derechos laborales de quienes disienten. Cuentan también la orfandad cívica de amplios sectores, lo que a veces pareciera Síndrome de Estocolmo en política, la autocensura y hasta la «resignación revolucionaria» ante la represión y violaciones flagrantes de los derechos humanos que se cometen a diario en Cuba.

Es una construcción cultural en la cual el liderazgo de Fidel Castro fue esencial. En su discurso por la constitución del Comité Central del PCC (octubre de 1965) se encuentran ideas claves:

(…) solo hay un tipo de revolucionario, Una nueva época (…), una forma distinta de sociedad, un sistema distinto de gobierno; el gobierno de un partido (…) marcharemos hacia formas administrativas y políticas que implicarán la constante participación (…) a través de los organismos idóneos, a través del Partido, en todos los niveles. E iremos (…) creando la conciencia y los hábitos (…) con un partido que deberá dirigir, que deberá atender todos los frentes (…) Nuestro Partido educará a las masas (…). Entiéndase bien: ¡Nuestro Partido! ¡Ningún otro partido, sino nuestro Partido (…)! Y la prerrogativa de educar y orientar a las masas revolucionarias es una prerrogativa irrenunciable de nuestro Partido, y seremos muy celosos defensores de ese derecho. Y en materia ideológica será el Partido quien diga lo que debe decir. Y todo material de tipo político, excepto que se trate de enemigos, solo podrá llegar al pueblo a través de nuestro Partido en el momento y en la oportunidad en que nuestro Partido lo determine.

-III-

Varias generaciones de cubanos recordamos que aquellos discursos, que fueron cientos, se ponían en cadena por televisión y luego se retransmitían, se publicaban en periódicos y además se orientaban para ser estudiados en barrios, colectivos laborales, núcleos del PCC, la UJC, etc., mientras, no existían otras fuentes de información.

Nunca olvidaré lo dicho por una instructora municipal del PCC a inicios de los noventa en un encuentro de mi zona de residencia para que viéramos un video de Fidel que muchos habíamos visto dos veces: «Ya sabemos que muchos de ustedes han visto este video, eso no importa, recuerden que nuestra ideología tiene un carácter repetitivo». Me sorprendí y recriminé a mí misma por recordar los principios de la propaganda nazi de Goebbels.

En la Cuba de hoy, fenómenos como la indiferencia de tantos ciudadanos hacia lo político, la renuncia al ejercicio de derechos y libertades fundamentales, la tolerancia —cuando no participación— frente a actos represivos y de extremismo político institucional, son evidencias de la cultura política fomentada durante décadas por el Partido/Gobierno/Estado. Sus códigos principales se han inoculado en el tejido social con la intención de mantener el poder y un modelo de sociedad que necesita súbditos, no ciudadanos.  

Sin embargo, vivimos en otro tiempo, la naturaleza diversa y dinámica de la cultura política asociada a las diferencias generacionales, clasistas y existenciales, revelan significativas fisuras en el diseño hegemónico. Dos recientes reportajes de CHV Noticias son ilustrativos al respecto.

Los cubanos convivimos hoy con cuatro realidades que muestran cambios en el escenario y la cultura política: reducción de las bases sociales de apoyo del gobierno frente a nuevas demandas y grupos, cuya actuación política choca con las normas tradicionales; pérdida de legitimidad y capacidad integradora de las instituciones estatales; ensanchamiento de las brechas sociales y, con ello, de los pilares que garantizaban consenso; profundas insatisfacciones respecto a la gestión gubernamental y el discurso oficial, cada vez menos creíble; emergencia de nuevas formas de participación política por grupos sociales emergentes, que no encajan en las estructuras existentes y también socavan el apoyo al gobierno.

A pesar de la falta de realizaciones e incentivos desde hace décadas, el poder se ha sostenido en Cuba gracias a la represión, pero, sobre todo, por la persistencia de una cultura política funcional al totalitarismo en amplios segmentos de la ciudadanía, que se queda a la deriva sin alternativas. Eso ha comenzado a cambiar, pero es un problema mayúsculo, un serio obstáculo para el presente y futuro de la nación. El reto continua siendo cómo encararlo, si desde la desafección y la apatía, o haciendo valer los sueños de un mejor país.

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com 

10 mayo 2022 58 comentarios 1.391 vistas
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Discriminación política

Discriminación política en Cuba

por Ivette García González 26 abril 2022
escrito por Ivette García González

La discriminación política es posiblemente la más generalizada e institucionalizada en Cuba. Su base está en la fusión Partido/Gobierno/Estado para regir los destinos del país. Existe desde los años sesenta, pero en el lapso 2019-2022 se ha recrudecido. No es iluso pensar que empeorará con las nuevas normas jurídicas aprobadas o por aprobar en estos meses.

En la Isla suele asociarse la discriminación a ciertas identidades; pero en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, ella alude a: 

«(…) toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que se basen en determinados motivos como la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión política o de otra índole, el origen nacional o social, la posición económica, el nacimiento o cualquier otra condición social y que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad de los derechos humanos y libertades fundamentales de las personas».

En todas sus formas y expresiones, es uno de los modos más comunes de violación de derechos humanos. Todo un desafío para la humanidad, de ahí que exista un marco jurídico internacional  correspondiente. La Carta de la ONU y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, más diversos pactos regionales y tratados globales refrendan tales derechos, recogen el espíritu de la humanidad y el compromiso de los estados. 

-I-

La discriminación política se expresa en el tratamiento desigual y lesivo hacia personas por las ideas políticas que profesan. Sus orígenes se encuentran en pugnas éticas, culturales, convicciones políticas, religiosas, etc.

Como en otras variantes, existen formas de canalizarla y materializarla. La jurista Alda Facio argumenta la «distinción, exclusión y restricción». Puede ser directa, indirecta y deviene estructural cuando el propio sistema mantiene en desventaja a ciertos grupos de personas. En ese caso —afirma el sociólogo Fred Pincus—  el elemento clave es «el efecto de mantener a los grupos minoritarios en una posición subordinada».

Discriminación política

(Imagen: Wimar Verdecia / Tremenda Nota)

En Cuba, tal discriminación —relacionada con la intolerancia y la violencia—, se manifiesta en todas esas fórmulas y vías. Y además, deviene «interseccional» cuando con ella se combinan otras actitudes discriminatorias. Por ejemplo, cuando los disidentes son personas negras o mestizas, LGBTIQ+ y mujeres.

En sentido general, este fue por décadas un tema tabú en Cuba. No obstante, la sociedad civil ha logrado denunciar y visibilizar en la agenda pública variantes como las mencionadas. En consecuencia, el gobierno implementa hace algún tiempo ciertas medidas para paliarlas.  

La relacionada con ideas políticas, sin embargo, ha sido ignorada y se recrudece según crece el disenso entre la ciudadanía. Sin duda, es mucho más conflictiva para el poder y tiene una raíz profunda en el modelo totalitario imperante.

Puede producirse en diferentes momentos de la existencia de un derecho. Su reconocimiento en la ley es el primer paso, pero dentro de ella misma puede subvertirse o hacerse inviable. Luego también puede ocurrir en otras dos etapas: el «goce» (necesidades que se satisfacen) y el «ejercicio» (aspecto activo del derecho) que supone la existencia de algún mecanismo para denunciar su violación y lograr resarcimiento. 

-II-

Entre 2019 y 2022 la discriminación política en Cuba ha escalado en todo sentido. La Constitución reconoce derechos pero es esencialmente discriminatoria y contradictoria en tal sentido. Responde a la dominación del Partido Comunista (Artículo 5) por encima de ella inclusive. Véanse los artículos que privilegian a su organización juvenil (6), los fines del Estado (13, inciso f), las organizaciones permitidas (14) y la exclusión de la discriminación política (42). Las libertades de pensamiento, conciencia, expresión y prensa (54 y 55) quedan atrapadas por la superioridad del PC y su fusión Gobierno/Estado, como se ha verificado en la práctica.

Posiblemente no haya existido antes un calendario legislativo tan lesivo para la ciudadanía como el actual. En particular para quienes disienten, a pesar de que las nuevas leyes contienen aspectos más a tono con exigencias internacionales sobre derechos humanos realizadas al Estado. Menciono cuatro que han sido de difícil o nulo acceso para los ciudadanos: Ley del proceso penal, los proyectos de leyes del nuevo Código Penal,  el de expropiación por razones de utilidad pública e interés social y el de la Ley de amparo de los derechos constitucionales.

Discriminación política

Tales normas amplían las facultades del Estado en detrimento de los derechos ciudadanos, prácticamente penalizan el disenso, aseguran mayor impunidad para represores y apoyantes y contravienen varios derechos constitucionales. Todo el espectro crítico de la sociedad resulta más vulnerable a la represión. Como es habitual, solo la prensa independiente asume un enfoque crítico.   

El peso de la discriminación política es tan grave que incluso el proyecto de nuevo Código de las Familias, que tiene aspectos positivos e incluye garantías a personas discriminadas, también activó alarmas en la sociedad civil. No es difícil imaginar que los sectores beneficiados lo serán mientras no se muestren críticos del gobierno. Si cruzan esa línea, caerá sobre ellos la discriminación política combinada con otras supuestamente proscritas, como ha ocurrido en no pocos casos desde el 11-12J.

Son leyes que se han preparado en un contexto de crisis nacional e incremento de las acciones represivas del Estado —muchas al margen de la ley— contra todo disenso o sospecha de este. En redes sociales y medios independientes sobresalen testimonios y denuncias.

Sobran los ejemplos de personas críticas privadas de empleo —mediante expulsión o porque no son admitidas— en el sector estatal y privado; impedidas del trabajo por cuenta propia, de salir de sus casas, de entrar o salir del país, desterrados, vejados durante las detenciones, imposibilitados de rentarse con particulares y violados sus derechos al debido proceso. Mientras, reina la impunidad de las fuerzas represivas y quienes apoyan al gobierno. En breve, con la unanimidad conocida del Parlamento, el Partido/Gobierno/Estado tendrá la mesa servida.

Discriminación política

(Foto: Irene Pérez/ Cubadebate)

-III-

Como sostiene Amnistía Internacional, la discriminación perpetúa la desigualdad y ataca el corazón mismo de lo que significa ser humano. Los discriminados sufren la crueldad solo por pertenecer a un grupo «diferente» de quienes están en posiciones de privilegio o poder. Dado el elemental sentido de la justicia —que es un valor cívico fundamental— y la supremacía de los derechos humanos, esta situación debería preocupar y ocupar a la sociedad en su conjunto.

El Partido/Gobierno/Estado es cada vez más discriminatorio. En Cuba, con la discriminación política se violan aspectos medulares de la «Carta» y la «Declaración» mencionadas al inicio. También de los Pactos de derechos civiles y políticos y de derechos económicos, sociales y culturales; convenciones sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial, contra la mujer, sobre los derechos del niño, contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, y el Convenio relativo a la discriminación en materia de empleo y ocupación. 

El drama que viven hoy más de mil familias cubanas a causa de tener a uno o varios de sus miembros injustamente encarcelados como consecuencia de la crisis política, en especial desde julio 2021, es notorio. El que se sufre y narra desde las prisiones es un ultraje y una vergüenza nacional.

Sus consecuencias son enormes. No es un problema más, sino una limitación fundamental y un peligro para el futuro de la nación. Si de ir a la raíz de los problemas se trata, el fenómeno podrá atenuarse con el empoderamiento y presión ciudadanos; eliminarse, únicamente si cambian la naturaleza y condiciones que sustentan al modelo actual de sociedad.  

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

26 abril 2022 9 comentarios 1.210 vistas
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Descentralización

¿Habrá descentralización esta vez en Cuba?

por Ivette García González 21 abril 2022
escrito por Ivette García González

La sociedad cubana está presenciando el tercer impulso de las últimas décadas a la descentralización. Según proyectan el Partido/Gobierno/Estado y los medios oficiales, esta vez sí va en firme. Conviene evaluar antecedentes y desafíos, porque depende de cómo se conduzca y hasta dónde esté dispuesta a llevarla la actual dirigencia.

En tanto ejercicio pleno de la autonomía municipal, la descentralización  es condición de gobernabilidad e implica democratizar el Estado y la sociedad. Supone un reparto de autoridad, es clave para enfrentar la pobreza y las brechas sociales y territoriales, desplegar la participación ciudadana en todos los ámbitos y promover el desarrollo local. 

Al parecer, existe más en el diseño y el discurso que en la realidad, a pesar de la elogiosa y triunfalista cobertura mediática. Según Granma, «el 2022 es un año decisivo para los municipios». De los principales dirigentes del país trascienden expresiones como estas: «la autonomía municipal avanza de forma paulatina, pero a paso firme», las dificultades se resolverán con la «planificación del 2023», «hay que crear capacidades» o «hace falta que el municipio use de verdad la autonomía (…) y que se empiecen a resolver los problemas (…)».

Conviene no perder de vista en esta nueva etapa descentralizadora que: 1) igualmente transcurre en momentos de crisis —ya sistémica—, cuando el Estado necesita liberarse de responsabilidades y desplaza la crisis hacia abajo, delegando así obligaciones a los municipios sin que estos tengan capacidades reales para cumplirlas; 2) las razones que frustraron impulsos anteriores se mantienen y 3) incluye los riesgos de que se ignore su carácter democratizador y se emplee como instrumento de reducción del Estado, sin transferencia de recursos y sin contenidos de cambio social sostenibles.

-I-

Cuba contaba con una larga tradición municipalista que comenzó a subvertirse desde 1959, al considerarse excesivas las funciones municipales. Durante las siguientes décadas se fueron creando estructuras correspondientes a un modelo estatista, burocrático y sumamente centralizado en todos los órdenes.  

Con la profunda crisis de los años noventa se dispensaron ciertas posibilidades de autonomía a los municipios, pero el impulso se frustró en cuanto la economía empezó a recuperarse. Con la siguiente (2008-2010) y la Actualización se volvió al tema. Sucesivas y puntuales experiencias derivaron fracasos, pero también hubo resultados positivos que no se aprovecharon ni replicaron. 

Prevalecieron la improvisación y burocratización del proceso, indefinición de la autonomía y competencias, cultura de la espera y excesivo centralismo en la toma de decisiones, administración de recursos y elaboración de políticas. También existieron falta de financiamiento e incapacidad real de gestionarlo; insuficiente capacitación, limitada participación ciudadana y del sector no estatal, así como superposición de estructuras administrativas y partidarias.

Descentralización

Algunas causas y limitaciones pueden mencionarse:

1. Excesivo peso de lo estatal, partidario y gubernamental y de la amplísima burocracia que lo sostiene. Con ello se duplican y superponen estructuras, se desangra el presupuesto nacional y se reproduce una lógica de tutelaje que impide el real empoderamiento de los municipios y los ciudadanos.

2. Persistencia de la economía centralmente planificada —que no genera un sistema productivo eficaz— y de un estilo de trabajo verticalista en ministerios, organismos y empresas nacionales.

3. Inexistencia de una filosofía y un imaginario de lo local. El dominio del esquema centralista durante tantas décadas, derivó en una mentalidad desfavorable a la descentralización en todas las esferas y niveles. Ello explica la insuficiente conciencia respecto a su importancia y urgencia en decisoresy algunos  (1) Muchos son los mismos que han sostenido el modelo centralizador que nos trajo hasta aquí.

4. Lentitud, dispersión y carencia de visión estratégica del ordenamiento jurídico que se requiere. La intención de descentralizar se puede verificar en documentos rectores y diversas normas jurídicas (2). Sin embargo, están más en función de la burocracia, mantienen indefiniciones, no sitúan adecuadamente la participación y control ciudadanos y el sujeto popular sigue siendo pasivo. Sin contar que la Ley 136 (2020), por ejemplo, la contradice.   

-III-

Según algunos expertos y fuentes oficiales ahora existe una visión diferente sobre la descentralización. Se basan en que está en todos los documentos, se entiende como base del desarrollo humano local y es uno de los pilares fundamentales del modelo económico.  

Sin embargo, preocupa cuán viable puede ser —económicamente hablando— cuando la planificación centralizada es la norma, los municipios están limitados en recursos, no existe un sistema productivo que la respalde y las reformas económicas actuales mantienen viejos lastres del propio modelo.  

Desde las ciencias sociales y actores internacionales se han hecho recomendaciones en diferentes momentos. Hoy la situación es muy compleja. Si realmente se quiere asegurar la descentralización, sería vital:

1.- Definir una estrategia nacional con enfoque amplio y democratizador que contemple: importancia de reformas del Estado central; principios y lineamientos de política con objetivos medibles y significado de políticas para enfrentar desequilibrios regionales y entre zonas rurales y urbanas. De ahí debería derivarse una Ley de Municipios que delimite claramente su autonomía y competencias, e integre, preferiblemente, o ampare a otras normas jurídicas asociadas y pase por consulta popular.

2.- Reformar al Estado al eliminar la duplicidad y expansión burocrática del modelo social, fortalecer una cultura de servicio público y de control popular  sobre la gestión gubernamental. Asimismo, articular los diferentes niveles del Estado, los intereses públicos, privados y de sectores, así como un equilibrio entre centralización-descentralización.

3.- La creación de capacidades propias en los municipios y el cambio de paradigma son necesarios, pero no se logran a corto plazo, no existe imaginario o cultura política que lo favorezca. En lo inmediato, de acuerdo con Juan Valdés Paz, deberían transferirse cuadros competentes de los organismos centrales a los municipios. 

4.- Debe tener al menos lo político, administrativo y fiscal como componentes básicos y junto con competencias —que deberían incluir posibilidades de cooperación internacional—, es vital transferir recursos y presupuestarse atendiendo a la realidad del contexto. Entre otras cosas, debería considerarse al menos un 5% y no el irrisorio 1% como aporte al desarrollo local.

5.- La descentralización y la autonomía deben medirse sistemáticamente con instrumentos e indicadores. Ello supone contrastar diseño y ejecución de políticas públicas con resultados, evaluar su calidad e impacto en la transformación social, la gestión gubernamental y con ello los avances y retos.

Descentralización

La creación de capacidades propias en los municipios y el cambio de paradigma son necesarios, pero no se logran a corto plazo.

-IV-

Hace sesenta y tres años Cuba era, muy probablemente, el país latinoamericano más municipalista; sin embargo, como afirmó Valdés Paz, «Hemos liquidado jerarquías, lugares, los poderes locales. Hay que reconstruir todo eso… una obra inmensa».

La raíz del problema, como de otros muchos, es la misma: persistencia durante más de medio siglo de un modelo de sociedad anacrónico, políticamente autoritario y económicamente inviable. A juzgar por la práctica, la descentralización es incongruente con el proyecto de país del cual el gobierno se dice «continuidad». 

El Partido/Gobierno/Estado tendrá que dispensar reservas, apatías y escepticismos que existen fuera de poses para cámaras televisivas. Son muchos años de crisis, experimentos, fracasos y promesas de «ahora sí». Tendrá que demostrar voluntad política real, e impedir a toda costa la repetición del tradicional ciclo «crisis-reforma-represión de las reformas». Como los cubanos somos tan dados al desafío, veremos si con este tercer impulso, por fin, toca el turno a los municipios.

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

***

(1) Algunos todavía consideran que el problema no era el esquema centralizado, sino «la pasividad de los territorios y la carencia de interacciones entre ellos y los niveles centrales». Por otro lado, es interesante que la revista Temas dejara recientemente constancia de que, de veintisiete especialistas consultados, solo cuatro plantearían al gobierno entre las prioridades a atender, el tema de la descentralización, la autonomía y el desarrollo local.  

(2) Leyes 132 (de organización y funcionamiento de las asambleas municipales y los consejos populares) de 2019; las 138 (organización y funcionamiento del gobierno provincial del Poder Popular) y 139 (organización y funcionamiento del Consejo de la Administración Municipal) del 2021. También el Decreto No.33 (2021) para la gestión estratégica del desarrollo territorial.

21 abril 2022 28 comentarios 1.258 vistas
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Pobreza

Pobreza, vulnerabilidad y campaña por los barrios

por Ivette García González 30 marzo 2022
escrito por Ivette García González

Pobreza, vulnerabilidad y exclusión constituye una tríada de diversa expresión y connotaciones. Desde hace unos meses los barrios «vulnerables» ocupan la atención gubernamental. Así lo indica la amplia cobertura que la televisión, Granma y otros medios estatales como Cubadebate y Cubahora, otorgan a las visitas oficiales a estos lugares —sobre todo en la capital— y la definición del tema como prioridad del gobierno.(1) Algunas reacciones que difieren del discurso oficial invitan a reflexionar.  

El contexto está marcado por la agudización de la crisis sistémica del país, incluido el persistente deterioro de la relación de confianza entre ciudadanía y Partido/Estado/Gobierno, y el incremento de la represión política. Eso explica la percepción de que tal campaña es la respuesta del gobierno al estallido social de julio del año pasado.

Estas son prácticas populistas que, con rápidos cambios cosméticos, pretenden aplacar la tensión social y recuperar apoyo popular, para lo cual el gobierno se sirve de la única prensa permitida. Finalmente, muestra el manejo del tema desde una noción menos comprometedora —la de vulnerabilidad— que alude solo a la probabilidad o riesgo y no al fenómeno palpable. De ese modo se oculta el grave problema de la reproducción y extensión de la pobreza.

Sin embargo, la pobreza y su incremento en barrios urbanos donde las personas enfrentan diversas formas de vulnerabilidad social, impacta sobre los derechos humanos y es una problemática que ocupa la agenda de foros internacionales y de la ONU. La UNICEF y el Programa de Naciones Unidas para los asentamientos humanos (ONU-Hábitat) desempeñan un importante rol en ese sentido. Desde 2015, la superación de tales condiciones se formula en dos de los objetivos —uno y once—, de Desarrollo Sostenible para el 2030, de ahí la necesidad de que estén en el centro de la agenda política.

Pobreza

-I-

Se trata de un fenómeno complejo, de muchas aristas y consecuencias. En Cuba afectan los permanentes retrocesos y errores de política económica y el avance de la precariedad. Como parte del fenómeno, continúa ampliándose la larga lista de barrios en tal condición en casi todas las ciudades de la Isla. Muchos de ellos son de larga data, con varias generaciones de familias implicadas; otros son más recientes.

Hace varias décadas el tema está reducido a la academia, pero con aportes importantes. En un estudio de caso («Alturas del Mirador») del 2011, el antropólogo Pablo Rodríguez llamó la atención sobre la «marginación en la pobreza», como resultado de la conjugación de esas realidades y diversos fenómenos sociales conexos, entre ellos la exclusión. (2) 

En un análisis de hace unos años, se reconocen las graves condiciones de ciertos barrios en la capital: el Fanguito, la Güinera, la Corea y el Palenque. Entre ellas, las asociadas a vivienda y hábitat, bajos ingresos, inestabilidad o desvinculación laboral, bajo nivel de escolaridad y de participación sociopolítica, insuficiente acceso a servicios, y brechas significativas asociadas a género, raza, generación y territorio, lo que incluye asimismo el lugar de origen de las personas. Se alerta ahí sobre el incremento de la segmentación social y el agravamiento de formas de exclusión social.   

-II-

Durante estos meses de campaña y mejoras en algunos barrios, se ha insistido en que ya se habían dado pasos para atender esas realidades. Y es cierto que existen experiencias diversas de trabajo comunitario, sobre todo desde el ámbito de la cultura. A pesar de ello no se ha resuelto el problema, por el contrario, se ha agudizado, lo cual sugiere la pertinencia de profundizar y tener en cuenta los siguientes elementos:

1. Las raícesde la pobreza y los problemas del país relacionados con ella, son profundos y estructurales. Las redes de solidaridad, iniciativas socioculturales y medidas emergentes puntuales, ayudan a compensar pero no son suficientes ni se dirigen a las verdaderas causas.  

2. La economía y la política económica son fundamentales pero no han favorecido la transformación que requiere Cuba. El descenso de indicadores claves y las crisis recurrentes tienen creciente impacto en la esfera social y, de acuerdo con expertos, la «Actualización» tampoco dispone de un proyecto de desarrollo productivo. 

3. La práctica de sustraer del ámbito ciudadano —a través del silencio de los medios y el discurso oficiales, así como del limitado acceso a la información— asuntos de interés público como estos, que son realidades incómodas o incongruentes con la imagen del país que el Partido/Gobierno/Estado proyecta, mucho perjudica. Siete años de censura para el documental Canción de barrio es apenas un ejemplo. 

4. No se reconoce oficialmente el problema de la pobreza y, en consecuencia, no se estipula una política específica para enfrentarla. La tendencia ha sido matizar el fenómeno con eufemismos del lenguaje y continuar, desde el centralismo, esperando por el efecto derrame.  

Es un imperativo que se atiendan con urgencia las numerosas propuestas de las ciencias sociales cubanas, que son convergentes con recomendaciones de organismos internacionales. Entre ellas, destacan las siguientes:   

1. Transformaciones económicas estructurales, imprescindibles para encarar los retos y explotar las capacidades.

2. Implementación de políticas y programas sectoriales y territoriales con visión integral y diferenciada, enfocados en la solución de la pobreza y la erradicación del ciclo que favorece su reproducción.

3. Real e irreversible descentralización y autonomía municipal.

4.Estrategias de desarrollo local cuyo pilar sea el empoderamiento de los ciudadanos en todas las esferas.

-III-

Sin duda urge visibilizar un tema que, de acuerdo con la estrategia de la ONU, se empezó con retraso. El mismo debe ser encarado sin eufemismos, con transparencia, y responsabilidad con la ciudadanía.

Como expresé en un texto anterior, varios científicos sociales cubanos han fundamentado la multidimensionalidad y expansión de la pobreza en Cuba, así como los fenómenos asociados. Recientemente, el sociólogo Carlos García Pleyán destacó la importancia de distinguir tres ejes de análisis que se relacionan pero son diferentes —pobreza/bienestar, vulnerabilidad/resiliencia y exclusión/inclusión— y priorizar el tema de la pobreza.

Caminó por varias calles acompañado por el pueblo y la líder comunitaria Iliana María Macías. Se detuvo a conversar con los vecinos que lo saludaban desde fuera de sus casas.

A #Cuba 🇨🇺, #PonleCorazón ❤️ pic.twitter.com/dmAMssQueA

— A Cuba, Ponle Corazón (@ponlecorazoncu) August 20, 2021

No se debe continuar limitando la información y mirando siempre hacia afuera, con el fin de ocultar o difundir la realidad a conveniencia del gobierno. Como bien advierte Pleyan, sabemos cuántos millones de pobres había  en América Latina en 2020, «pero no tenemos idea (al menos, los ciudadanos) de cuántos pobres hay en Cuba, quiénes son ni dónde están».

Y consideremos que la pobreza entre los cubanos no se reduce a los llamados «barrios vulnerables». Hemos asistido a la generalización de la precariedad en el país, de lo cual posiblemente solo escapan ciertas zonas exclusivas y aquellas donde vive la clase política.

Al ver los reportajes de los dirigentes en los barrios, uno se formula cuando menos dos preguntas: 1) ¿dónde estaban ellos y la prensa todos estos años y qué hacían mientras la situación empeoraba hasta el estado actual? y 2) en medio de tantas privaciones, que ya parecen ser norma para las mayorías, ¿cuánto cuestan al país esos despliegues de delegaciones oficiales con dirigentes de todos los niveles acompañando al presidente?

Entre silencios y fracasos, se ha venido generando un fenómeno de naturalización de la pobreza, nos acostumbramos a vivir en la penuria y coexistir con sus manifestaciones y consecuencias; entre ellas la exclusión social y la emergencia de nuevas vulnerabilidades. Porque la pobreza, como señalara hace años Federico Mayor, ex Director General de la UNESCO, es también carencia de «futuro» y «expectativas». Y todo eso daña, a veces de modo irreversible, a las personas, las familias y el país.

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

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(1) En el 2018 y unos años antes, se publicaron algunos textos sobre barrios enfocados en condenar los llega y pon en las ciudades y la urgencia de «poner orden» combatiendo las ilegalidades, atendiendo al llamado realizado por Raúl Castro ante el Parlamento en julio de 2013. Así, llegamos mucho peor al 2021.

(2) Pablo Rodríguez: Los marginales de las Alturas del Mirador. Un estudio de caso, Ed. La Fuente Viva, La Habana, 2011.

***

Este texto es parte del proyecto «Desigualdad, pobreza y sectores vulnerables en Cuba». Puede participar en él, enviándonos recomendaciones, testimonios, comentarios, al  correo jovencuba@gmail.com, con el asunto «Proyecto – desigualdad».

30 marzo 2022 50 comentarios 1.568 vistas
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Manipulación política

Manipulación política entre «afectos» y «desafectos»

por Ivette García González 18 marzo 2022
escrito por Ivette García González

La manipulación política es práctica de gobierno en Cuba y ha generado un ambiente tóxico y opresivo. Este primer cuatrimestre del año sirve como laboratorio. Se han hecho coincidir varias normativas jurídicas de gran impacto para la ciudadanía, entre ellas el Código de las Familias («de los afectos» en la propaganda) y el Penal (que podría apellidarse «de, o para, los desafectos»).

Como «ejercicio velado, sinuoso y abusivo del poder», la manipulación política es antiquísima. Supone falta de transparencia y relación asimétrica de la distribución y manejo del poder. De acuerdo con el sociólogo Vega Carballo, la mayoría de las personas no suele percatarse, así pierden capacidad para racionalizar las cosas, decidir lo que más le conviene, «negociar, evadir, resistir o liberarse de la relación de poder».

El ámbito mediático es vital. Siete de las diez estrategias identificadas por Noam Chomsky, reinan en Cuba: distraer, que mantiene a los ciudadanos ocupados todo el tiempo sin espacio para pensar; dirigirse a ellos como criaturas de poca edad; reforzarles la auto-culpabilidad; mantenerlos en la ignorancia y la mediocridad; estimularlos a ser complacientes con ellas; utilizar la emoción más que la reflexión y conocer a los individuos mejor de lo que ellos se conocen.

De acuerdo con el académico Alfredo Paredes, en política la manipulación presenta regularidades. Todas se manifiestan en Cuba: una sociedad vulnerable; empleo del altruismo, el sacrificio y destino compartido; victimización y uso permanente del «enemigo superior» para «mantener el rechazo del pueblo a otras opciones» y exigir «lealtad sin cuestionamientos», de modo que la gente prefiera «rendirse antes de arriesgarse» a «enemigos más perversos»; la presencia permanente del líder; la verdad incuestionable y la trascendencia abrogándose legados de figuras históricas y populares, al mismo tiempo que usando «verdades a medias» y justificando «medidas extremas».

Manipulación política

-I-

El contexto cubano está signado por una profunda crisis, la lucha de las mayorías por la sobrevivencia, la salida en estampida de miles de cubanos hacia cualquier parte, y la represión. Esta incluye centenares de presos, juicios y arbitrarias condenas contra los participantes en las protestas del 11-J, que involucran a cientos de familias. 

En medio de todo eso concurre la fase más intensa de la actual Legislatura, en la que se han hecho coincidir casi todos los temas de interés ciudadano y solo uno de ellos —el de las Familias—, a través de consulta popular y referendo. Así, las alarmas que debieron activar el nuevo Código Penal, la nueva Ley del Proceso penal y otras normas con implicaciones para los derechos humanos, son casi inexistentes.

Algunas evidencias:

1.- Manejo del calendario legislativo aprobado en 2019 en beneficio del gobierno y contra la ciudadanía. Fueron priorizadas las leyes y normativas encaminadas a la represión, criminalización del disenso y blindaje jurídico del Partido/Gobierno/Estado. Desde 2020 ese calendario se ha variado y aderezado; según el jurista Eloy Viera, en alrededor del 65%.

De las 39 leyes y 31 Decretos Leyes (DL) previstos, a fines de 2021 se habían aprobado 19 y 74 respectivamente. De las diez leyes planificadas para 2021 solo se aprobaron cinco y se agregaron otras dos. En lo que faltó por legislar y lo que se fue adicionando, está lo indicado arriba y, como puede verse, el país funciona más en base a DL, que competen al gobierno y le evitan ser discutidos por el Parlamento. 

Durante este año se deben aprobar veintiséis nuevas leyes, entre ellas cinco pendientes y seis nuevas, como la de «expropiación forzosa»; y catorce DL, incluidos tres nuevos y dos pendientes. Varias normas importantes para la ciudadanía confluyen en el primer semestre y una desapareció. Algunas son: reclamación de derechos constitucionales, viviendas, regulación del derecho de manifestación y reunión, nuevo Código Penal, ejecución penal y migración interna, además de identidad, migración, ciudadanía y otras.

Manipulación político

Fotografía de archivo divulgada por la Guardia Costera de EEUU que muestra el momento en que varios balseros cubanos son interceptados por los guardias estadounidenses al suroeste de Cayo Hueso, Florida. (Foto: EFE)

Señalo cuatro ejemplos:

– El DL sobre comunicación social que apareció para 2022 no estuvo previsto en el calendario legislativo. Posterior a la Constitución quedó establecida la política de comunicación social, bajo el principio de que el PCC «es rector (…) traza la política general para su desarrollo y ejerce su control». Su primer objetivo: contribuir a garantizar el consenso y la unidad nacional en torno a la Patria, la Revolución Socialista y el Partido.

– El DL sobre el derecho de manifestación y reunión, programado para  septiembre de 2020,  se aplazó y luego se elevó  a rango de Ley, pero no ha aparecido más.

– La Ley de reclamación de derechos constitucionales —renombrada como Ley de amparo de los derechos constitucionales— se viene aplazando desde octubre 2020. Recientemente Cubadebate informó que aunque el Tribunal Supremo ejercerá la iniciativa legislativa, el anteproyecto circulará a los miembros del Consejo de Ministros por su especial trascendencia. La ciudadanía no existe.

– El Código Penal se actualizó (enero 2020) con la Constitución, tres leyes y siete DL. El nuevo se aplazó desde julio del año pasado y ahora se acompaña de la nueva Ley del Proceso Penal aprobada en diciembre, un año después de lo previsto.

2.- Cobertura informativa intencionada: entre la saturación, las medias verdades y el silencio. Véanse el manejo del calendario legislativo y el tratamiento de los temas, sobre todo en Televisión, Granma y Cubadebate. Ejemplo: los nuevos códigos de Familia y Penal, en abril coinciden la consulta popular del primero y la aprobación del segundo —como el resto de las leyes— en el Parlamento.

Existe una enorme propaganda sobre el primero y casi ninguna cobertura al segundo, disponible solo en el sitio web del Tribunal Supremo. El programa Hacemos Cuba le dedicó únicamente una emisión el pasado 1ro de marzo. Sin muchos malabarismos, bastó con elogiarlo, no hablar de lo que preocuparía a los ciudadanos y relacionarlo todo el tiempo con el Código de Familias.

3.- Empleo de la ambigüedad, torcedura de términos, eufemismos, densidad de los textos, argucias para endurecer, complejizar y disfrazar la opresión. Todo eso deja una amplia brecha para subjetividades y arbitrariedades de las autoridades y la indefensión ciudadana. Están presentes en las leyes y en la comunicación social oficial. Al respecto, sugiero confrontar los códigos penales y sus actualizaciones (1979, 1987, 2020) y el nuevo previsto, así como la evolución de la Ley del Proceso Penal correspondiente.

-III-

Las dilaciones y carencias mencionadas han propiciado conflictos, represión, pérdida de confianza e irrespeto y desprotección para la ciudadanía. El calendario legislativo contempla derivaciones de la Constitución, los Lineamientos y propuestas de los Organismos de la Administración del Estado. La ciudadanía brilla por su ausencia.

No es un peligro futuro, lo están viviendo cientos de familias cubanas. Recientemente Justicia 11-J denunció las irregularidades en los juicios contra manifestantes y la no emisión de sentencias a más de la mitad, incluidos menores de edad. A la sazón, Cubalex advirtió que la nueva Ley de Proceso Penal establece plazos no limitados para la firma de sentencias, lo que viola principios del debido proceso, deja muy vulnerables a los detenidos, violenta la garantía de seguridad jurídica establecida en la Constitución y contraviene las contempladas en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

La falta de voluntad política para encarar las contradicciones y la manipulación en perjuicio de la ciudadanía, están a la orden del día y no son casuales. Le han permitido al gobierno ganar tiempo, procesar la crisis política, legitimar la impunidad y continuar blindándose. Un escenario lamentable que deriva de:

– La existencia de una sociedad cada vez más vulnerable en todos los sentidos, que la hace blanco fácil de la manipulación y el inmovilismo.

– El agotamiento e inoperancia de los tradicionales canales de participación y la inexistencia de mínimos democráticos.

– La falta de independencia de los poderes en Cuba y en particular del aparato judicial, todos con un poder unificado e ilimitado.

Entre «afectos» y «desafectos» y en medio de tanta manipulación política, conviene reflexionar, advertir y debatir con posturas propositivas. Las formas de participación y reclamos ciudadanos  son mínimas y hasta ahora ineficaces. Entre ellas, los recursos de «Queja» (individuales o colectivos) ante el Parlamento parecieran ir al vacío; de inconstitucionalidad de una ley —que requiere de quinientas firmas para ser evaluada por el mismo órgano que la promulgó— y la iniciativa legislativa que exige 10 000 rúbricas de electores.

Sin embargo, sería erróneo creer que este estado de cosas se sostendrá en el tiempo. Todavía permanecen los mencionados recursos legales; desde arriba cada vez son más los desafectos que los afectos, y abajo hay más antídotos contra la manipulación y mayor conciencia cívica.

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

18 marzo 2022 48 comentarios 2.029 vistas
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Cenicienta

Cenicienta (s) de Cuba

por Ivette García González 28 febrero 2022
escrito por Ivette García González

Cenicienta de Cuba le decían a Pinar del Río por su pobreza. En el siglo XIX Baracutey —un pajarillo que vuela triste en solitario— aludía a Baracoa. Tales extremos dan cuenta de una grave y vieja problemática en la Isla y Latinoamérica: los desequilibrios regionales y su relación con la pobreza, marginalización, formas de exclusión y vulnerabilidad.

A fines de los años cincuenta existía una fuerte disparidad entre la capital —donde también había barrios pobres—, las sedes provinciales y los municipios con sus zonas rurales. Al triunfar la Revolución de 1959 se trazó una estrategia para equilibrar el territorio nacional. Varios planes especiales beneficiaron, por ejemplo, a Ciénaga de Zapata, Moa, Isla de Pinos, Baracoa y Pinar del Río.

Sin embargo, durante los años setenta y ochenta las regiones centrales y orientales solo tuvieron el 29 y 30% respectivamente de las nuevas industrias, mientras occidente concentró casi el 41 %. Así, el país fue retornando a su tendencia histórica. Eso explica que la irrupción, impacto y salida del llamado Período Especial —si es que alguna región consiguió esto último— fueron muy diferentes. Hasta 2010 se registró que las dos Habanas acumularon más del 50% de las inversiones ejecutadas a nivel nacional. Como sostiene la Dra. Luisa Íñiguez, desde aquella década se ampliaron «las desigualdades inter e intraterritoriales en el país».

Los efectos son acumulativos, hemos vivido de crisis en crisis y ya retornamos a la situación extrema de aquellos años. A nivel regional y local se pueden visualizar las brechas sociales asociadas también al entorno, porque de los recursos y potencialidades de los territorios depende que los ciudadanos puedan incorporarse a los cambios y desarrollarse.

Cenicienta (2)

Familia en situación de pobreza en una zona rural de la provincia de Matanzas (Foto: Néster Núñez)

-I-

No han faltado estudios, propuestas, estrategias, programas, plataformas y documentos rectores relacionados con el desarrollo local y las desigualdades. Se ha dicho que siempre fue importante, que desde la «actualización del modelo» (2009) y la Constitución (2019) se ha afianzado.   

Lo cierto es que desventajas, nuevas exclusiones y brechas territoriales son más notorias y evidencian incluso retrocesos. Más allá de factores externos —política de sanciones de los EE.UU., pérdida de relaciones preferenciales con la antigua URSS y crisis mundiales—, algunas causas internas son:

1.- El verticalismo y la planificación centralizada como pilar del modelo asumido desde los setenta, que ha marcado la ruta y lanzado por la borda la tradición municipalista de Cuba. El espacio a los municipios solo se ha abierto en coyunturas críticas para el Estado.

2.- Dilación y traumático proceso de reformas económicas, que en la práctica no ha contemplado el fenómeno desde una estrategia democrática, integral y sostenible.

3.- El desmontaje entre 2002 y 2005 de casi toda la industria azucarera, que fuera parte de la vida de 146 de los 169 municipios del país (algo más del 72 %) y de la nacionalidad cubana. Sobre la debacle, frente a medidas compensatorias que no pasaron de discursos y planes, recomiendo el  del economista Juan Triana.

Sugiero valorar las siguientes condiciones actuales:  

1.- Las nuevas 707 mipymes y cooperativas no agropecuarias (CNA), que facilitarán 26.129 nuevos puestos de trabajo, se concentran en occidente. La brecha es enorme, La Habana con el 40% seguida por Granma con el 10 %; luego Villa Clara, Holguín, Matanzas y Santiago de Cuba. Varias localidades donde no se han aprobado mipymes, en Camagüey y Ciego de Ávila, por ejemplo, están entre las diez con menor Índice de Desarrollo Humano (IDH) en el país. 

2.- La mayor parte de la Isla está en un nivel bajo del IDH—según el Informe más reciente— en su dimensión económica; las provincias más rezagadas son Camagüey y cuatro de las cinco orientales. Los municipios mejor evaluados están asociados al turismo y los peores a su ausencia o al desmontaje del azúcar.(1) Igualmente, en cuanto a empleo —que desciende desde 2011— y salarios medios mensuales, la brecha entre La Habana y el resto de las provincias es alarmante.

3.- Incremento de los procesos migratorios internos desde el oriente y las provincias más cercanas a la capital y pérdida de población en municipios, sumado al saldo migratorio externo en negativo. En 1981 el 45 % de los municipios del país estaba en esa condición, y en 2002 era el 60%.

4.- Desventaja sobre todo de Oriente en los montos de las pensiones, que dependen de los salarios medios. La pensión media en La Habana está por encima del promedio nacional, mientras en Guantánamo, Las Tunas y Granma está por debajo.

5.- Mayor incidencia de problemáticas sociales en regiones desfavorecidas. Por ejemplo, incremento más acentuado de la brecha de género y más mujeres adolescentes con hijos en Isla de Pinos, Camagüey, Las Tunas, Holguín, Granma y Guantánamo.

Cenicienta (3)

Vivienda periférica del reparto Rosa la Bayamesa, en Guantánamo (Foto: Marelys Fonseca Viltres / Cubanet)

–II–

Aquella vocación de los sesenta respecto al tema de los desequilibrios regionales pareció esfumarse. La respuesta del gobierno ha pasado de la nulidad y el silencio informativo durante décadas, al diseño de una nueva estrategia de descentralización y medidas emergentes —luego del estallido social del 11J— hacia barrios marginales.

Diagnósticos, alertas y propuestas no han faltado. Hace siete años se volvió a llamar la atención sobre los tipos de brechas y ámbitos donde se manifiestan las inequidades. Entre ellas las territoriales, con expresiones en la pobreza, servicios, seguridad, selectividad de inversiones, problemas ambientales, conectividad, identidad, inserción social, viviendas, recursos comunicacionales y tecnológicos.

El tema requiere más visibilidad y voluntad política. En las investigaciones científicas se ha priorizado a La Habana, en tanto regiones donde existen numerosas brechas y empobrecimiento —Camagüey, Ciego de Ávila, Granma, Las Tunas y Guantánamo, por ejemplo— han quedado afuera.

Recientemente reparé en que solo cuatro de los veintisiete especialistas a quienes la revista Temas preguntó qué le recomendarían priorizar al presidente y al primer ministro si tuvieran tres minutos para hablarles, hicieron alusión a los desequilibrios regionales relacionados con las brechas sociales, la autonomía municipal y la importancia de los liderazgos locales.

La profundización de tales desequilibrios, con sus consecuencias para los ciudadanos y el país, van de la mano con las transformaciones de los últimos treinta años. Estas han ido a destiempo, carentes de integralidad  y con más contramarchas que marchas, abandonando cada vez más las salvaguardas de política social y retrocediendo en materia de desarrollo local.

No estoy segura de que Pinar del Río —como se afirma—  haya pasado de Cenicienta a «princesa», pero sí de que hoy tenemos muchas Cenicientas de Cuba.

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com 

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Participe en nuestro proyecto «Desigualdad, pobreza y sectores vulnerables en Cuba», enviándonos recomendaciones, testimonios, etc. al  correo jovencuba@gmail.com, asunto: Cartas al Proyecto.

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(1) En el Informe reciente sobre el IDH mencionado antes, se reconoce que no ha sido posible construir un Índice de Desarrollo Humano Municipal que parta de un análisis integral y posibilite las comparaciones entre todos los municipios de Cuba.

Los indicadores empleados no incluyen el estudio de todos los municipios del país, carecen —en muchos casos— de indicadores básicos sobre la dimensión económica y la dimensión ambiental, centrándose en aspectos de orden social o en temas específicos del municipio, y no son comparables entre municipios o provincias. Los Anuarios Estadísticos Municipales comenzaron a elaborarse por la ONEI solo a partir de 2008-2009, por lo que no es posible obtener información oficial sistemática anterior a esa fecha que sirva de base para comparaciones en el tiempo.

28 febrero 2022 39 comentarios 1.969 vistas
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Crisis

Algunas lecturas de la crisis cubana

por Ivette García González 8 febrero 2022
escrito por Ivette García González

Seis meses después del estallido social de julio de 2021, que fue un parteaguas en la historia reciente, conviene hacer algunas lecturas de la crisis cubana y evaluar el momento actual.

El trayecto de los últimos treinta años ha sido agonizante, en virtud del fracaso del modelo de socialismo real de inspiración soviética y el atrincheramiento de las élites que detentan el poder. Los mejores intentos reformistas han chocado durante décadas con las decisiones políticas en manos de la «nueva clase» que engendró y reproduce tal diseño. Vivimos en una sociedad cada vez más represiva.

Recientemente la historiadora Alina López argumentó las razones económicas y sociales de la crisis extrema y multifactorial que agobia a los cubanos desde antes de la pandemia. Ellas, en conjunto con las sanciones de EE.UU., obviamente empeoraron el escenario 2020-2021. 

A las erráticas políticas del gobierno, que incluyeron nuevas medidas impopulares al calor de un Ordenamiento que en menos de un año fracasó, se suman, entre otras: la carencia de mínimos democráticos; la existencia de nuevas generaciones con intereses y aspiraciones que no encuentran espacio en la sociedad, y la pérdida de confianza de la ciudadanía en el Partido/Gobierno/Estado.   

-I-

Un ciclo de protestas se sucedió entre octubre-noviembre de 2020 y julio de 2021. Sobresalieron: los sucesos de San Isidro y del 27 de noviembre 2020 en el Ministerio de Cultura; los del 27 de enero 2021 frente a la referida institución y los de los días 4 y 30 de abril en San Isidro y Obispo respectivamente. En junio se registraron (1) más de cien en diversos puntos de la Isla. 

Crisis (2)

Maykel Osorbo, miembro del MSI actualmente preso, en la protesta del 4 de abril de 2021. (Foto: Facebook de MO)

Once días después, miles de cubanos salieron espontáneamente a protestar por sus condiciones de vida y a exigir libertad en más de sesenta lugares del país, incluida la capital. De ellas derivó, en menos de un mes, la plataforma Archipiélago, que propuso e intentó una marcha pacífica en noviembre.

Todas las expresiones de disenso y ejercicio de derechos fundamentales por parte de la ciudadanía, recibieron por respuesta gubernamental la represión en sus diferentes modalidades. Menciono tres vertientes:  

1. Incremento de la violencia institucional y, desde julio, de la represión preventiva, devenida terror de estado. Sin distingos ideológicos ella se ha dirigido contra individuos y sus redes laborales, vecinales, familiares y de amigos. Las fuerzas represivas actuaron en combinación con instituciones estatales, los poderes ejecutivo, legislativo y judicial unidos y las organizaciones sociales afines.

2. Incremento de la manipulación política de la ciudadanía por diversas vías para asegurarse apoyo y justificar la represión. Incluyó maniobras populistas y diseño e implementación/renovación de estrategias y métodos de control social y comunitario en todo el país.

3. Incremento de la criminalización del disenso y reforzamiento del blindaje del Partido/Gobierno/Estado. A modo de ejemplos: Decretos leyes (2) 349 (2018), 370 (2019) y 35 (2021); nueva Constitución (2019) más al servicio del gobierno que de la ciudadanía; violaciones del calendario legislativo (3) en perjuicio de intereses de la ciudadanía y solución de conflictos y la preocupante reforma de la Ley de Procedimiento Penal (4). 

Crisis (3)

-II-

A modo de balance preliminar propongo tomar en cuenta los siguientes elementos y evaluar el momento en que vivimos.

1. El contexto sociopolítico ha variado sustancialmente. El gobierno se impone por la fuerza y la manipulación, pero sus bases continúan fracturándose. La ciudadanía ha ganado en conciencia cívica y la sociedad civil independiente atraviesa un reflujo pero se reinventa ante la emergencia de los presos políticos. De ahí la presencia de protestas micro-localizadas, no masivas; de la «no cooperación» y las nuevas redes informales.

2. El gobierno se ha mostrado no dialogante, sin lente político ni capacidad negociadora. Es un régimen post-totalitario y dictatorial y autocrático. El supuesto éxito por ahogar las protestas y prácticamente desmantelar dentro del país tres iniciativas cívicas cuando casi nacían —Movimiento San Isidro (MSI), 27N y Archipiélago—, son victorias pírricas; el costo político fue altísimo.

3. A pesar de la romántica visión de EcuRed, las principales organizaciones de la «sociedad civil socialista» —CTC, FMC y CDR, por ejemplo— reafirmaron la distancia entre sus cúpulas y las bases. Se ratificaron como servidoras del Partido/Gobierno/Estado para controlar y reprimir a los ciudadanos. También la prensa se confirmó como vocera del gobierno.

4. El espectro de corrientes de pensamiento y opciones políticas al interior del país, que examiné en marzo de 2021, se ha expandido, complejizado y en cierta medida radicalizado. Es algo a evaluar en este nuevo contexto, donde parece ampliarse una zona de silencio y un corrimiento de posturas reformistas a rupturistas.  

5. La emigración, que ya era casi el 20% de la población del país, es hoy un actor más vigoroso. Muchos cubanos en diversos contextos se movilizaron, acompañan lo que ocurre en Cuba y generan iniciativas de apoyo a los que disientenen la Isla.

6. El Gobierno perdió también legitimidad fuera de Cuba, donde ya se conoce mejor la realidad cubana. Por primera vez diversas fuerzas políticas, gobiernos, actores de la sociedad civil de otros países y regionales/globales, así como de organismos internacionales, condenaron la represión y se solidarizan con la ciudadanía.

-III-

Un proyecto nacional se sostiene por su capacidad de generar alternativas y articular consensos. El caso cubano es la variante torcida y fallida del socialismo. Combina autoritarismo político e inviabilidad económica y apela a la resistencia de las mayorías basada en la legitimación ideológica del modelo. Es intolerante al pluralismo político, la democracia y la soberanía popular. Para reprimirlos es capaz de escalar a niveles insospechados, como se ha visto durante estos meses.

Crisis (3)

(Foto: Yamil Lage/AFP)

El problema de Cuba no es ideológico, es del poder de la nueva clase que ha secuestrado la soberanía popular. Hoy somos un país donde se expande la pobreza e imperan la represión y la indefensión ciudadana.  

Tal realidad presenta desafíos enormes a la sociedad civil cubana, al Partido/Estado/Gobierno y en definitiva, a los destinos del país. De acuerdo con Erich Fromm, uno de los más importantes psicólogos y sociólogos del siglo XX: «la libertad y la capacidad de desobediencia son inseparables; de ahí que cualquier sistema social, político y religioso que proclame la libertad pero reprima la desobediencia, no puede ser sincero (…) el acto de desobediencia, como el acto de libertad, es el comienzo de la razón».

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com 

***

1. El Observatorio Cubano de Conflictos, que realiza un monitoreo de las protestas desde septiembre del 2020, dejó constancia de su permanente incremento hasta llegar a julio. 

2. El Decreto Ley 349, sobre «Contravenciones de las Regulaciones en Materia de Política Cultural y Sobre la Prestación de Servicios Artísticos», se publicó en la Gaceta Oficial No. 35 Extraordinaria de 2018. Al año siguiente saldría el libro El Arte bajo Presión. EL DECRETO 349 RESTRINGE LA LIBERTAD DE CREACIÓN EN CUBA, publicado por PEN América. El Decreto ley 370 “SOBRE LA INFORMATIZACIÓN DE LA SOCIEDAD EN CUBA”, publicado en la Gaceta Oficial No. 45 Ordinaria de 4 de julio de 2019.

Poco más de un mes después de las protestas de julio, se aprobó ese decreto bajo el título  «De las Telecomunicaciones, las Tecnologías de la Información y la Comunicación y el uso del Espectro Radioeléctrico», en la Gaceta Oficial No. 92 Ordinaria de 17 de agosto de 2021, que también provocó reacciones en la sociedad civil independiente y muchos ciudadanos.

3. Respecto al calendario legislativo pueden consultarse el balance y actualización publicado en Granma en enero de 2021 —«Publica la Asamblea Nacional de Cuba la actualización del cronograma legislativo»— y lo difundido por la Agencia Cubana de Noticias (ACN) —Actualizan sobre cumplimiento del Cronograma Legislativo en el 2021.

4. En particular el artículo 143 —«Otros actos contra la Seguridad del Estado»—, harto preocupante para el ejercicio de derechos fundamentales. 

8 febrero 2022 40 comentarios 2.403 vistas
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Pobreza (1)

Pobreza y desigualdad en Cuba

por Ivette García González 31 enero 2022
escrito por Ivette García González

La pobreza y la desigualdad en Cuba no existen en el discurso oficial, aunque hace tiempo crecen exponencialmente. Al constituir un efecto no deseado de la Revolución, que tuvo como pilares fundamentales la justicia social, la equidad[1] y el desarrollo humano y social; se opta por el silencio.

Son problemáticas muy complejas para los países subdesarrollados, máxime en las condiciones del nuestro. Desde 2015 Naciones Unidas adoptó diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible a cumplir en 2030. Ellos convocan a eliminar la pobreza, proteger el planeta y garantizar paz y prosperidad para las personas en esa fecha.

La pobreza, de acuerdo con la Dra. Mayra Espina «es un proceso social multidimensional de exclusiones, expropiaciones y carencias múltiples, de imposibilidad de acceder al disfrute de los bienes espirituales y materiales de los cuales dispone una sociedad y, con ello, de desplegar las capacidades humanas individuales y colectivas». De ahí su relación directa con la desigualdad y diversas formas de exclusión social, marginación y grados de vulnerabilidad. Todo ello se manifiesta tanto en sectores sociales específicos, como en los ámbitos laboral, familiar y local. Las consecuencias para la sociedad son múltiples.

Cuba tiene su Plan de Desarrollo al 2030 y un conjunto de documentos rectores de los que se infiere la voluntad política para tratar estos problemas. No obstante, desde antes del 2015 no mejoran los indicadores; por el contrario, se han incrementado el empobrecimiento, los sectores y localidades vulnerables y diversas formas de exclusión.

Pobreza (2)

(Foto: Kaloian Santos / Facebook)

-I-

Hasta los años ochenta, en que contamos con la URSS, Cuba fue un país altamente equitativo. Según expertos, la pobreza como fenómeno social se erradicó. Y lo hizo hasta del lenguaje, en el cual fue sustituida por términos como: «grupos vulnerables», «en desventaja» o «población en riesgo».

El parteaguas, como en muchos otros fenómenos, fue la década del noventa. Entonces colapsó el modelo y sobrevino una profunda crisis, que provocó numerosos impactos económicos y sociales. Cuba no volvería a ser la misma.

Hacia los 2000 la sociedad era más heterogénea y los problemas más agudos. Durante esa primera década del nuevo siglo, el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), identificó entre los problemas que afectaban la equidad a los siguientes: pobreza urbana, marginalización asociada a la migración interna y falta de viviendas, reproducción generacional de desventajas, su concentración a escala espacial, y particular incidencia en mujeres, ancianos, negros y mestizos.

A dicho repertorio se agregaron, de acuerdo con la Dra. María del Carmen Zabala, los relativos a la participación ciudadana; el acceso a un hábitat confortable, a servicios públicos y amparos; la distorsión en cantidad y calidad de la relación trabajo-ingresos y las desventajas para el consumo cultural.

La población urbana en situación de riesgo de pobreza pasó del 6.3 en 1988, al 14.7 en 1996 y al 20% en los 2000; la mayoría con ingresos cercanos a la línea de pobreza. La situación ya era más grave en las zonas rurales y en otras provincias, en particular las orientales.

Tales circunstancias empeoraron desde el 2008, cuando inició el proceso de Actualización del modelo económico y social cubano. Aunque se reconocen algunos impactos positivos, estos son mínimos comparados con los negativos, los cuales abarcan numerosos aspectos en lo económico, social, ambiental, político y cultural. Los ajustes que sobrevinieron entonces funcionaron como detonadores de desigualdades sociales, al profundizar las históricas y generar nuevas.

Pobreza (3)

(Foto: Observatorio de Derechos Sociales)

Vivíamos en una sociedad tan cerrada, que la simple eliminación de algunas prohibiciones absurdas —como la compraventa de casas y carros, alojarse en hoteles, viajar libremente al extranjero o adquirir un celular— aportó una imagen positiva. Sin embargo, a la par, se suprimieron medidas de beneficio social y se inició la tendencia a recortar drásticamente los gastos sociales.

Esas determinaciones afectaron profundamente la equidad e incrementaron la pobreza. Se acrecentó una inmensa brecha entre quienes pudieron aprovechar tales cambios y quienes no tenían ventaja alguna para hacerlo.[2] Un estudio reciente sobre el Centro Histórico de La Habana Vieja, muestra las anomalías y la estratificación a la que se llegó en esa localidad, resultado de la «evasión de las responsabilidades estatales con una población vulnerable».

-II-

No se dispone libremente de estadísticas actualizadas sobre pobreza en Cuba, de modo que los fenómenos asociados son difíciles de medir. No obstante, desde los años ochenta las ciencias sociales cubanas aportan diagnósticos y propuestas de políticas para atenderlos: generales, sectoriales, territoriales y de gestión local, familia, grupos sociales específicos como los jóvenes, personas de la tercera edad y mujeres; así como políticas de equidad.

En varios de los estudios realizados se revelan aspectos que tienen que ver directamente con el modelo de sociedad y constituyen las razones de que en el país se continúe reproduciendo la pobreza: lentitud y falta de integralidad y sincronización de las reformas, limitada descentralización y gestión local, escasa implementación de políticas focalizadas según sectores y regiones vulnerables, así como la persistencia del enfoque asistencialista en lugar del empoderamiento de la ciudadanía. 

En octubre del 2020, el destacado sociólogo cubano Juan Valdés Paz argumentó que en este escenario de reformas nos movemos «hacia un mayor patrón de desigualdad (…) tenemos cada vez más pobres». Según el Coeficiente Gini —herramienta analítica empleada para medir la desigualdad en los ingresos— hemos remontado desde un 0.22-0.25 en 1986, a más del 0.40 en 2019, y para el 2025 se preveía que llegara a no menos de 0.45. No obstante, desde fines del año pasado, algunos expertos estiman que ese valor ya fue superado.

Los ritmos, vaivenes y contenidos de las reformas han sido desfavorables para la ciudadanía y empeoraron desde el 2015. Junto a ello, la no implementación de políticas dirigidas a combatir la pobreza nos hicieron llegar al escenario 2020-2021 en condiciones de crisis y alta vulnerabilidad, como fundamentó recientemente la Dra. Alina López.

Trabajar por la erradicación de la pobreza en Cuba implica llegar a la raíz de los problemas, modificar las relaciones sociales promoviendo democracia desde la economía, con una real participación ciudadana en todos los procesos. Eso incluye transparentar y revisar los gastos del enorme aparato burocrático estatal, partidista, de las organizaciones que sirven al gobierno y de las fuerzas represivas; todos con estructuras verticales que pagamos los ciudadanos.

Hoy los indicadores económicos y sociales van cuesta abajo, mientras la opacidad habitual del gobierno no permite a la ciudadanía estar debidamente informada. Pocos en Cuba conocieron las causas reales del colapso socialista europeo. Otros interpretaron por nosotros y transmitieron sus conclusiones, así, las mayorías no pudieron prever el futuro que nos esperaba. Ya estamos en él.

No asumir tales anomalías, ocultarlas; descubrirlas en visitas gubernamentales y maquillarlas con programas emergentes de un populismo rampante, al calor de acontecimientos políticos indeseados por el gobierno; dilata soluciones verdaderamente sostenibles. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de la ONU pretenden «no dejar a nadie atrás»; en Cuba cada día dejamos más personas afuera y detrás.

 

Para contactar a la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

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[1] Durante mucho tiempo en Cuba una de las principales distorsiones estuvo en la asunción de la equidad como igualdad, y en política el conocido «igualitarismo», lo que también provocó numerosos efectos negativos que llegan hasta hoy.

[2] Esta particular coyuntura entre el 2008 y el 2015 aproximadamente, se examinará en textos posteriores como parte del proyecto de La Joven Cuba sobre desigualdades, pobreza y sectores vulnerables.

31 enero 2022 41 comentarios 2.337 vistas
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