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Gretchen Sánchez Higuera

Gretchen Sánchez Higuera

Periodista. Asistente del Programa Cuba en la Universidad de Columbia

expectativas

Ajustemos las expectativas con Biden

por Gretchen Sánchez Higuera 20 enero 2021
escrito por Gretchen Sánchez Higuera

Puede que este sea uno de los cambios de administración que más expectativas ha generado en la historia estadounidense. También en Cuba se espera que el nuevo gobierno favorezca más los intereses nacionales. Pero, ¿qué expectativas son reales a corto plazo y cuáles tendrán que esperar más de lo previsto para ver sus frutos?

Muchas personas en Cuba y Estados Unidos aguardan este día con la esperanza de que, al menos en algunos puntos, se regrese a la realidad del período de normalización de relaciones durante el gobierno de Obama. Es cierto que el presidente Biden podría, por Directiva Presidencial, aplicar varias medidas que reviertan las sanciones irracionales de la administración Trump.

Retomar los vuelos comerciales a varios destinos de la Isla, reestablecer el comercio de bienes agrícolas que incluya más licencias de las existentes en la actualidad, reanudar el envío de remesas a través de Western Union e incluso reiniciar y extender los intercambios «pueblo a pueblo»; todas fueron medidas probables antes de enero de 2021.

Con la inclusión este 12 de enero de Cuba en la lista de países que apoyan actividades terroristas, el regreso al período de normalización se hace más lejano y no dependerá solo de directivas presidenciales. A partir de ahora, casi todas las medidas anteriores deberán esperar a que la administración Biden actúe con el objetivo específico de retirar a Cuba de esa lista, de donde salió en 2015 por razones que continúan vigentes. Removerla una vez más incluirá argumentos similares a la vez anterior, pero sin dudas ocurriría bajo una situación de emergencia nacional y global diferente a aquella.

Esta acción también se verá retardada por la falta de personal profesional que existirá en los primeros meses de la nueva presidencia. Puestos claves dentro del Departamento de Estado como es el de subsecretario de Estado o para asuntos de América Latina, aún no han sido anunciados por el Presidente. Incluso en tiempos de normalidad política, es común que la nueva administración tarde varios meses o más en nombrar a la mayoría de sus asesores principales. También, esta nueva presidencia viene con una agenda más extensa de lo común, enfocada en revertir las acciones del mandatario saliente.

¿Qué puede hacer la administración Biden con respecto a Cuba? Primeramente, nombrar personal para su embajada y consulado en La Habana. Esto favorecería puntos de interés para la comunidad cubano-americana, como el programa de reunificación familiar o la emisión de visas a familiares, tan afectado en los últimos años. En 2019, el personal de Estados Unidos en La Habana se reducía a menos de una docena de personas. Este pequeño número es un impedimento para el trabajo diplomático y los reportes que acompañarían la petición de remover a Cuba de la lista.

El 7 de enero –un día después del asalto al Capitolio estadounidense–, a causa de una ola de renuncias de oficiales de alto rango, la Casa Blanca pidió la dimisión de más de 4000 cargos de importancia que habían sido designados en sus puestos a través de favores políticos, entre los que se incluyen secretarios de gabinete, consejeros y embajadores. La dilación en sus renuncias, algo que normalmente sucede par de semanas después de las elecciones de noviembre, será otro atraso para la administración que asumirá. Algunos de los nuevos nombramientos incluso necesitan la aprobación del Congreso.

Por otra parte, la realidad del presidente Biden respecto al Departamento de Estado tampoco es muy alentadora. El mandatario tendrá que sustituir aproximadamente al 43% del actual personal diplomático de Estados Unidos en el mundo, que fue nombrado como premio a su lealtad. En condiciones de mayor profesionalidad, esta cifra no excedería el 30%, pero queda en manos de Biden corregir el actual amateurismo del sector diplomático, algo que tomará tiempo, pues el Congreso debe aprobar cada uno de los nominados. Normalmente la mayoría de ellos no asumen su cargo hasta el verano, lo que da el margen necesario para su confirmación.

Los números indican que son muchas posiciones disponibles y puede que inmediatamente no exista personal suficiente para ocuparlas todas. Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, muchos emigraron a otros sectores. Para llenar las vacantes en La Habana, un desafío es garantizar la seguridad de los nuevos diplomáticos después de los «sucesos acústicos» de 2016.

Las prioridades domésticas ocuparán la atención del presidente y su gabinete. El mandatario tiene que lidiar con varias crisis internas que representan asuntos de seguridad nacional, como la sanitaria causada por la COVID-19 y la inestabilidad producida por la creencia de un sector de la población de que las elecciones le fueron robadas al expresidente republicano.

En el caso de la crisis de la COVID-19, Biden prometió distribuir 100 millones de vacunas en sus primeros 100 días de mandato, objetivo ambicioso cuyo cumplimiento acaparará la atención del presidente por constituir una de sus más importantes promesas electorales. El empeño se vio retrasado por el fallo de la administración Trump que se aseguró vacunar a veinte millones de estadounidenses para el fin de 2020 y no alcanzó ni los cuatro millones.

¿Qué lugar ocupa Cuba en las prioridades del presidente Biden? Al menos en un futuro cercano, la Isla no estará entre las cuestiones importantes de su administración. La presencia de Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo es un impedimento inicial para el acercamiento entre ambas naciones, pero el presidente aún puede hacer avanzar esa agenda de otras maneras. Mientras tanto, los demócratas y republicanos interesados en una mejor relación con Cuba pueden retomar el lobby en la Cámara y el Senado. El debilitamiento de las sanciones e incluso el fin del embargo requerirán tiempo de antemano y todo el esfuerzo posible.

Ya existe una hoja de ruta detallada que Biden puede utilizar como referencia para un segundo momento en la normalización bilateral. El informe redactado por el Centro para la Democracia en las Américas (CDA) y la Oficina para América Latina en Washington (WOLA) provee un mapa político que retoma los puntos alcanzados cuatro años atrás. El Presidente puede tomar acción ejecutiva para revertir los daños que ocasionó Trump a través de directivas presidenciales y regulaciones, una vez resuelta la presencia de Cuba en la lista del terrorismo.

El contexto para ambos países ha cambiado, mientras que la voluntad de acercarse persiste. Sin embargo, han tomado fuerza sectores políticos en ambas orillas que tienen como objetivo sabotear el proceso. A su vez, el interés es desproporcionado, la sociedad cubana tiene muchos más incentivos que la estadounidense para buscar una distensión en la hostilidad actual. Aunque la relación con Cuba no es una prioridad para la nueva presidencia, es un imperativo moral para Estados Unidos dar el primer paso.

20 enero 2021 25 comentarios 1,5K vistas
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Primera Dama en Cuba

por Gretchen Sánchez Higuera 24 diciembre 2018
escrito por Gretchen Sánchez Higuera

Su presencia ya no puede ser más obvia. Acompaña a su esposo en cada actividad cultural, recibimiento de jefes de estado y gobierno, así como viajes oficiales al extranjero.

Durante casi seis décadas, la figura de la Primera Dama en Cuba ha sido relegada del panorama político como si se tratase de una mala palabra o un suceso que nos acerca al modo de vida capitalista. Prejuicio que puede resultar innecesario o dañino a la transparencia que se demanda del máximo representante del gobierno nacional.

Desde abril de 2018 Cuba tiene un nuevo presidente que se ha visto junto a una dama en televisión, incluso antes del nuevo mandato. De hecho, recuerdo haberme percatado de su compañía durante las elecciones de los diputados en marzo. Díaz-Canel acudió a su colegio electoral en la provincia de Villa Clara de la mano de su esposa.

Hoy, Liz Cuesta Peraza asume el rol de acompañar al Presidente en cada una de sus visitas oficiales y participaciones en el extranjero. Estuvo a su lado en los días que el mandatario asistió a las Naciones Unidas y en su viaje por Rusia, Corea del Norte y otros países de Asia. Lo acompañó en la ceremonia de toma de posesión del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, donde, a pesar de estar a su lado, no fue nombrada como otras primeras damas.

Sin embargo, aunque su presencia es evidente en las imágenes que se transmiten, la prensa criolla evita mencionarla

No estamos hablando de un simple ornamento y la población se pregunta sobre la mujer que lo acompaña en todos los viajes o recibimientos oficiales, sin recibir una respuesta digna por parte de los medios estatales.

Acostumbrados a que ni Fidel ni Raúl habituaban a salir en público con sus parejas, y porque además Vilma murió muy poco después que su esposo asumiera la presidencia; el hecho es que esta “figura” parece ser cosa del pasado y al parecer la dirigencia del país sigue abogando porque así sea.

Solapadamente el puesto de “Primera Dama” fue ocupado por al menos 2 importantes figuras femeninas. Al comienzo lo ocupó Celia Sánchez y luego de su muerte la esposa de Raúl, Vilma Espín, también luchadora de la clandestinidad y la Sierra.

Fidel fue siempre celoso de su intimidad. Quizás con razón prefirió mantener en el anonimato la identidad de su familia como una forma de proteger sus vidas, pues no pocos intentos de asesinato sufrió durante los años al frente del país.

Escasamente se conoció a Dalia Soto del Valle durante la visita a Cuba del Papa Juan Pablo II en 1998, aunque habían contraído matrimonio 18 años antes. Su imagen y la de los hijos con Fidel, se hicieron más frecuentes en la prensa tras el retiro por enfermedad que lo apartó de la presidencia y los asuntos públicos.

No queda claro cuál es el rol de la primera dama porque la Constitución no lo establece. Renegamos del título creyéndolo propio del modelo capitalista cuando también lo son el de Gobernante y Alcalde; sin embargo estos últimos vienen incluidos en el actual Proyecto de Constitución y es probable que sean aprobados.

Las imágenes de la “pareja presidencial” personalmente me agradan. Entiendo correcto que el mandatario transparente su vida y transmita un mensaje consecuente a la actuación de cualquier hombre, sobre todo teniendo en cuenta que proviene de una vida civil, diferente a la educación militar. Tomar a su esposa de la mano y mostrar orgullo, confianza, amor; más si la mujer es su cónyuge de años, constituye un buen mensaje para el pueblo cubano que mantiene normas tradicionales con respecto a la familia.

Sobrados méritos debe tener esta mujer que se ha mantenido a su lado durante años. Como sobrados méritos tienen otras que en el futuro pueden asumir también el cargo presidencial en Cuba y hoy cuentan con el apoyo de sus cónyugues. No se concibe una revolución de izquierda que sea machista, no si se quiere ser revolución realmente.

Claramente Díaz-Canel está tratando de mostrar un lado más suave y empático del liderazgo; un mensaje más afín con el pueblo cubano.

Quizás todavía esté en proceso la decisión de cómo presentar a Liz Cuesta o cuál sería su papel y función, pero creo que ya es hora de que termine el análisis y llamemos a las cosas por su nombre sin utilizar eufemismos, aunque de estos últimos está repleta Cuba.

Transparentar esta figura y sus funciones es sinónimo del buen camino hacia una nueva forma de hacer política, de manera más transparente. Liz Cuesta es la Primera Dama de Cuba, gústele o no a algunos.

No dudemos nombrar las cosas como son, no necesitamos inventar términos o eufemismos cuando existe uno que se aplica perfectamente, no temamos a los calificativos y sí a los contenidos y sus significados. A mí particularmente, no me molesta una Primera Dama en Cuba. Eso sí, tiene que ser distinta a las que vimos antes de la Revolución, tiene que estar a la altura del pueblo cubano y sus sacrificios. Estaremos al tanto.

24 diciembre 2018 8 comentarios 896 vistas
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