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Autor

Gladys Marel García

Gladys Marel García

Investigadora Titular de la Academia de Ciencias de Cuba. Historiadora

Reforma

Reforma o Revolución

por Gladys Marel García 26 julio 2022
escrito por Gladys Marel García

Los conceptos de libertad, justicia social, progreso, han sido y continúan siendo contenidos que los pueblos han reclamado persistentemente. Bien si se trata de una revolución o de demandas por reformas a sus gobiernos.

Ellos fueron enarbolados de manera espontánea en Cuba durante la manifestación popular del 11 de julio del 2021, ante la crisis provocada por el diseño y aplicación incorrectos de la «Tarea Ordenamiento», que afectó a varios sectores en el país.

Su puesta en práctica fortaleció errores de larga data cometidos en los ámbitos político, económico y social y condujo a un conjunto de injusticias: una vida miserable en muchos casos, insuficiencia y escasez de alimentos y medicinas para adultos y niños, en pleno auge de la pandemia; inflación de precios en el mercado, que cada vez van en aumento; situación crítica con la electricidad y el gas; desigualdad al situar mercados en los que solo puede comprarse con una moneda digital, el MLC, alimentos que no existen en el mercado en CUP. Estos fueron algunos de los factores que provocaron que cientos de personas se movilizaran, reclamando la solución de sus conflictos.   

Lo peor sucedió con el llamado de la jefatura del Gobierno al enfrentamiento violento de una parte del pueblo contra otra. La orden dada aquel 11 de julio al aparato militar y civil represivos, fue la de enfrentar al pueblo y reprimirlo, lo cual desembocó en el combate entre una parte de la población afín al gobierno y la otra, en defensa de la libertad y justicia social.

Cientos de hombres y mujeres, mayoritariamente jóvenes y hasta menores de edad, fueron detenidos. Los tribunales los condenaron arbitrariamente por «Sedición», acusándolos sin evidencias de contrarrevolución o de querer producir un golpe de estado, algo solo inherente al enfrentamiento militar contra el gobierno; cuando en realidad la manifestación lanzaba demandas reformistas.

Tales injusticias provocaron en las redes sociales el clamor de libertad para casi todos los cubanos condenados a numerosos años de cárcel. El problema no ha tenido solución. Continúa socavando a sujetos y familias. Ejemplos de manifestaciones populares han ocurrido en los últimos días en Cienfuegos, Camagüey y Pinar del Río, sin que se haya producido una reacción violenta del Gobierno y sus fuerzas represivas. Vimos en las redes sociales los videos de lo sucedido.

En Cienfuegos los pioneros, colocados a uno y otro lado de la calle y en silencio, observaban la manifestación fúnebre por la niña de siete años  fallecida como consecuencia del dengue hemorrágico. En ella participaban los familiares, la comunidad, maestros y alumnos del sector de la educación.

En Camagüey se produjo otra manifestación fúnebre, ante el fallecimiento, también por dengue hemorrágico, de una joven doctora del sector de la medicina, que se encontraba en estado de gestación. La comunidad se concentró tras la manifestación fúnebre que la acompañaba hasta el cementerio, y en la despedida del duelo se aludió a lo que estaba sucediendo.

Mientras, en Pinar del Río, como resultado de la falta de electricidad, familias, con niños entre once y trece años aproximadamente, según se apreciaba en las imágenes, se lanzaron a la calle. Un dirigente intentó dialogar, pero sus palabras apenas se escuchaban porque los manifestantes gritaban exigiendo al gobierno la solución del conflicto eléctrico, y otras reclamaciones.

Lo más significativo fue que ante estas manifestaciones no hubo reacción de violencia represiva física, de una parte ni de la otra, pero sí verbal por los que reclamaban. Este modo de actuar del pueblo es muestra de una táctica nueva para exigir sus demandas.  

Todo lo ocurrido me hizo rememorar la manifestación fúnebre del 27 de mayo de 1957, en el entierro de los combatientes revolucionarios Julio Pino Machado y Agustín Gómez Lubian, Chiqui, en Santa Clara. El pueblo desfiló sin ser agredido por el cuerpo policiaco que lo custodiaba. Meses después, el 30 de julio, debido al asesinato de Frank País, la manifestación fúnebre espontánea en Santiago de Cuba se transformó en huelga general revolucionaria organizada, que se extendió hasta las inmediaciones de la capital habanera.

En aquellos tiempos luchábamos por llevar a cabo una revolución contra la dictadura. En estos tiempos, las manifestaciones tienen lugar por demandas del pueblo ante los conflictos económicos, políticos y sociales que ocurren en la vida cotidiana y por la vulnerabilidad que enfrentan.  

Las medidas tomadas por el régimen en 2021, entraron en contradicción con el proyecto de Revolución cubana de mediados del siglo veinte, que nombró a José Martí como su autor intelectual. Aquel proclamó su propósito de Nación, e hizo suyas las tesis de libertad, soberanía económica y justicia social, progreso y democracia del pueblo. Objetivos a los que se añadió la tesis chibasista de «barrer» con la corrupción político-administrativa.  

Han transcurrido casi setenta años del 26 de julio de 1953. En la década del cincuenta del siglo pasado éramos jóvenes unidos por los lazos de la Patria y de la Revolución verdadera, superior a nosotros mismos. Sentía en aquellos tiempos que nos había tocado la gloria de hacer y escribir la historia futura y me decía a los veinte años: ¡Benditos sacrificios! ¡Bendita gloria la que tenemos en nuestras manos!  

Durante el transcurso de la lucha contra aquel régimen pensaba en la moral diariamente, y cuando me hicieron prisionera en dos ocasiones, cuando estuve encerrada, tuve tiempo de pensar en nosotros mismos, que enfrentábamos las bajezas de la vida. Reflexionaba en el dolor, en las torturas, en el sufrimiento de nuestros seres queridos, en el encierro en las prisiones, los golpes, las torturas, las vejaciones, los asesinatos. Vivía convencida de que todo lo podíamos soportar porque estábamos muy alto y éramos dignos de nuestra Patria, de la Humanidad.

Mi ánimo, mi entusiasmo, la fé con que luchaba y continúo luchando por la libertad y la justicia no han decaído. Sabía que en nuestras manos estaba el futuro de Gloria y no el de un fracaso. Escribía en aquellos años: «He visto gozosa cada día que pasa la grandeza de nuestra Revolución», y añadía después del llamado «fracaso» de la huelga del 9 de Abril de 1958: «(…) el pueblo vuelve a nuestras filas otra vez. Todo se está reorganizando y volvíamos a estar unidos (…) El desmembramiento existente al principio se ha ido allanando y todo se ha aclarado».

Recuerdo los mensajes al pueblo, cuyos documentos atesoro. Entre otros el mensaje «Carta a nuestros Militantes» del por qué luchábamos. (1)  Entre los once puntos de su contenido explicábamos que «al ser avanzada del movimiento de recuperación ciudadana contra  la dictadura y en el mañana los pilares sobre los que ha de apoyarse la reconstrucción del país», ellos tuvieran «una noción clara de los principios que han de guiarnos en estas jornadas, para que el impulso generoso del corazón sea guiado por la aptitud reflexiva de la mente». También insistíamos en el valor de la coherencia entre nuestros pensamientos y actitudes cívicas:

«Los que defendemos la democracia, las libertades y las buenas costumbres públicas y privadas, tenemos que creer en ellas ciegamente. No puede haber contradicción alguna entre los principios que defendemos y la forma como los defendemos. Nuestra honradez, en todos los actos de nuestra vida, tiene que ser tan acrisolada que no deje grieta alguna por donde pueda deslizarse la crítica de nuestros conciudadanos o de las anteriores generaciones aun vivas, pero en la retaguardia, con las que la Historia nos comparará para encontrar el saldo positivo de nuestra obra. Por ello has de incorporar a tu pensamiento y a tu conducta, los principios por los cuales luchamos».

Reforma

¿Por qué luchamos?

  1. Luchamos no para arrebatarle a un hombre el poder mal habido, sino para cumplir una misión histórica. Que el nombre de ese hombre se haya convertido en el blanco de nuestros ataques verbales, es debido a que el mismo resume en sí todo cuanto nos repugna y degrada a la República.  
  2. Luchamos porque sea principio inmutable de la Nación el gobierno representativo de elección popular, y para demostrar que estamos dispuestos a perecer antes que aceptar mansamente el destino de súbditos sumisos e impotentes de una tiranía militar.
  3. Luchamos porque prevalezca en el país el gobierno civil por encima de las instituciones militares, muy respetables y necesarias cuando se limitan a su rol de protectoras de la seguridad nacional; porque la educación, la cultura, el cultivo de la inteligencia al servicio de la técnica y del progreso sean las metas de la gestión principal del Estado Cubano. Frente a las obras públicas rimbombantes, que dejan márgenes fabulosos a sus patrocinadores, impuestas inconsultamente y a latigazos, nos decidimos por el modesto disfrute de libertad sin ostentaciones faraónicas. Preferimos aquella y «el respeto a la dignidad plena del hombre», a los túneles costosos y los monumentos hipócritas. ¿Además, quién ha dicho que para que el país progrese materialmente es preciso sojuzgar las voluntades y las conciencias?
  4. Luchamos por el derecho a pensar y a producirnos públicamente, sin censura; sin más limitación para nuestra libertad que la que impone a cada cual la libertad de los demás y el feliz desenvolvimiento de la vida social.
  5. Luchamos por una distribución más justa de la riqueza nacional. Por una mayor participación del obrero en los dividendos de la industria para la cual trabaje. Por abrir nuevas fuentes de trabajo. Por una política laboral de ocupación plena durante todo el año. Por que durante el «tiempo muerto» el potencial humano de la industria azucarera sea absorbido por actividades agrícolas e industriales de subsistencia. Por la inamovilidad del empleado público y la carrera que regule el ingreso y permanencia en la administración estatal, provincial y municipal.
  6. Luchamos por elecciones libres en los sindicatos, para conseguir mejores condiciones de trabajo, de salario, y de participación en las ganancias, dentro de las oportunidades que conceden las leyes, el buen sentido, y el progreso de las doctrinas y experiencias sociales. Contra la dictadura proletaria de Mujal, paralela con la de Batista, luchamos los partidarios de la libertad sindical.

    Reforma

    Eusebio Mujal Barniol (al centro leyendo), secretario general de la CTC.

  7. Luchamos por la reforma agraria. No por la colectivización de la agricultura, sino por una radical y justa planificación de la misma, de suerte que desaparezca el latifundio improductivo, sustituido por un sistema en el que las tierras baldías sin cultivar pasen a manos de los que están dispuestos a hacerlas producir. Luchamos y lucharemos porque no quede un campesino hambriento mientras haya un pedazo de tierra cubana por cultivar.
  8. Luchamos por perseguir y castigar el peculado, la malversación de los caudales públicos. Contra los ladrones del tesoro nacional, de ayer, de hoy y de siempre. Entendemos que la nueva República tendrá que ser lo más severa y ejemplar posible contra las dos figuras delictivas más perjudiciales de la vida pública hispano-americana: la sublevación militar contra los poderes legítimos del Estado, y la apropiación para uso personal del dinero del pueblo.
  9. Luchamos por reintegrar la ley a su antigua majestad. Si hoy nos vemos obligados a aplicar con nuestras propias manos y con severidad la justicia revolucionaria contra los militares, que deshonrando el uniforme que sufraga la República se dedican a aterrorizar, a torturar y asesinar a la inerme población cubana, y a sus aliados los políticos corrompidos dedicados a propiciar la situación legal que ampare tanto crimen, así como los confidentes y delatores de nuestros abnegados militantes; mañana, una vez vencida la Dictadura y restablecida la normalidad institucional, serán los jueces y los tribunales ordinarios los encargados de relevarnos de tan ingrata misión.
  10. Luchamos para demostrar a las grandes potencias que la libertad no es un artículo de uso doméstico y privado, sino un bien universal. Victoriosos hemos de ofrecerla, por qué no, a todos aquellos hermanos americanos que aún padezcan el oprobio de un gobierno autocrático, unipersonal. La democracia no admite contradicción ninguna. Si la defendemos en el frente doméstico, no podemos desconocerla en el frente internacional.
  11. Luchamos, en fin, por una República con libertad y con pan; con legalidad y bienestar para todo el que sienta como ley principal de la vida, el oficio sublime de ser un hombre libre.

Han transcurrido más de sesenta años. El momento actual es de reformas, no de revolución. Los objetivos de la generación que enfrentó a los mambises corrompidos en el poder y dirigieron la Revolución del Treinta contra la dictadura de Gerardo Machado, fueron diferentes a los de nuestra generación del centenario martiano contra la dictadura de Fulgencio Batista.

En nuestros días, los objetivos de la nueva generación deben ser reformar desde abajo, con su participación cívica, todo lo que contribuya a solucionar la crisis por la que atraviesan la Nación y el pueblo de Cuba.

  La Habana, 16 de julio del 2022.

***

(1) El documento «Carta a los Militantes», no. I, Serie II, de las Células Revolucionarias de Base, —publicado en 1958 con la firma Libertad o Muerte Movimiento Revolucionario 26 de Julio. Dirección Provincial de La Habana—, fue reproducido en Razones, Órgano de la Sección Nacional de Propaganda de las Células Revolucionarias de Base del Movimiento 26 de Julio. no. 1, enero, 1959. Sumario: ¿Por qué luchamos?; Las Fuerzas Armadas y el Movimiento Revolucionario 26 de Julio; Introducción al tema Económico. (precio: 10 centavos).

26 julio 2022 36 comentarios 3k vistas
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Testimonio

¿Continuidad o ruptura? Testimonio de una revolucionaria

por Gladys Marel García 22 marzo 2022
escrito por Gladys Marel García

A sesenta y tres años del triunfo de nuestra Revolución ––guiados por la ideología patriótica mambisa martiana de libertad política, justicia social y antimperialismo–– y como veterana del proceso revolucionario, no puedo entender que los tribunales hayan condenado a esa barbaridad de años a un grupo de jóvenes que participaron, hace ocho meses, en las manifestaciones espontáneas del 11 y 12 de julio del 2021, reclamando la solución a la crisis de vulnerabilidad por la que atraviesan su familia y el pueblo cubano, de escasez y altos precios de los alimentos,  medicamentos y  otras necesidades que los condenan a la pobreza.

Los tribunales los han condenado por sedición y hurto. El estallido social provocó manifestaciones espontáneas en toda la Isla. No conozco evidencia alguna que demuestre la participación de todos estos encausados en hechos vandálicos, en lanzar piedras, palos y cocteles Molotov. Aun así los tribunales los han juzgado y condenado injustamente, pues la manifestación ocurrió de manera espontánea por el derecho a exigir sus derechos, y no fue por sedición (o sea insurrección, rebelión o conspiración), Tampoco por hurto, aunque unos delincuentes aprovecharon para asaltar las tiendas y llevarse las mercancías, por lo que sí deben responder ante la ley.

Los manifestantes no portaban armas, tampoco estaban vinculados y orientados por el imperialismo estadounidense, ni liderados por organización contrarrevolucionaria en Cuba. Nada de esto vimos los días 11 y 12 de julio   por televisión, ni en los noticieros y publicaciones posteriores, ni en ningún parte oficial y en las redes sociales. Como tampoco una organización contrarrevolucionaria se arrogó el liderazgo del estallido social y de las manifestaciones.

Quien sí portaba armas y objetos para agredir a los manifestantes fue la policía, así como hombres y mujeres vestidos de civil, que los atacaron a golpes sin respetar a menores de edad. Uno de ellos mató a tiros a un participantes en el estallido, y hasta hoy no ha sido juzgado.

Ante estos hechos vuelve a mi memoria la manifestación fúnebre que por primera vez se produjo en Santa Clara, el 27 de mayo de 1957. La dictadura, y por ende el aparato policíaco y represivo, había dado la orden de enterrar a los mártires solo con la familia.

La juventud que se fue congregando en la funeraria, donde se velaban los cuerpos de Agustín Gómez Lubian, Chiqui, y Julio Pino Machado —muertos por la explosión ocurrida en una de las acciones que realizamos el día anterior—, se negaba a cumplir las órdenes del Tte. Coronel Cornelio Rojas de quitarse los brazaletes y otras exigencias, por lo que el militar se vio forzado a dirigirse a Margot Machado (una de las dirigentes provinciales del MR 26-7 y madre de Julio, jefe de acción insurreccional en la ciudad) para que lo obedecieran.  

Transcurrían las horas y los jóvenes se enardecían cada vez más ante la insistencia de Cornelio Rojas de enterrar a los muchachos solo con la familia, como había orientado desde la capital de la República el Brigadier Pilar García.

Fue así como decidieron —junto con Margot—, rebelarse a esa orden y recorrer el camino al cementerio acompañando los cuerpos de los jóvenes caídos. Así lo hicieron. Hombres, mujeres y niños emocionados se fueron aglomerando en las aceras, desde donde muchos se incorporaron durante el trayecto, mientras se escuchaba por la radio la música fúnebre. Cornelio Rojas, acompañado del cuerpo policíaco, los custodió durante el recorrido y situó en el cementerio perseguidoras y ambulancias ante la posibilidad del estallido revolucionario.

Testimonio

De izquierda a derecha: De la Policía Nacional en Santa Clara: tte. Hernández, tte. coronel Cornelio Rojas; de traje civil Humberto Pérez Ríos, ex presidente de la Asociación de Alumnos de la Escuela Normal para Maestros de Las Villas; Gladys Marel, sobreviviente de la acción; a mi derecha el agente del SIM conocido como «Ojos lindos»;  el sargento La Rosa con espejuelos y el cabo que me hizo prisionera.

De aquellos acontecimientos solo yo permanecí prisionera y fui juzgada durante dos meses.(1) En el último juicio, efectuado el 29 de julio de 1957,  me enfrenté a mis acusadores y al fiscal que me pedía diez años de privación de libertad, pero el Dr. Espinosa, mi abogado criminalista, logró sacarme absuelta.  

A pesar de las evidencias encontradas —entre otras: fósforo vivo, cartas del contacto con Santiago de Cuba, proclamas, el documento manuscrito de Fidel Castro con las orientaciones al aparato militar clandestino para la ejecución de acciones y sabotajes, y otros documentos y notas—; el abogado, contratado con el dinero que teníamos para los gastos de la graduación de la Escuela Normal para Maestros de Las villas, logró influir en los magistrados argumentando que estas supuestas evidencias fueron introducidas en mi habitación por los que hicieron los registros.

En este sumario influyeron las gestiones que se hicieron con los magistrados, entre otros de mi compañera de estudios María Luisa Trelled, hija de uno de ellos; gestiones con el Fiscal, por su primo, el sacerdote de la Iglesia del pueblo de Esperanza; el  apoyo de profesores y alumnos, manifestaciones, y otras.

Soy testigo y participante de numerosas manifestaciones de calle, a gritos contra el Golpe de Estado, por el restablecimiento de la Constitución y contra la dictadura. No me es posible entender que al líder de la insurrección, rebelión y Revolución Cubana, Fidel Castro, se le haya condenado a quince años por los tribunales, y que en menos de dos años se liberara a los moncadistas por una amnistía; en tanto a los jóvenes que se manifestaron en julio de 2021 se les condene a penas tan elevadas por una insurrección que no existió.

Por mi honor, al juramentarme con Chiqui y Julio para seguir luchando a nombre de los tres contra la injusticia, escribo este testimonio demandando la liberación de estos jóvenes, cuyo delito ha sido defender el sustento y las necesidades de sus hijos, padres, familias, amigos y el pueblo de Cuba.

Es necesario que se revise el proceso de condenas, se libere a los detenidos que solo se manifestaron y se establezcan penas ajustadas al delito a los que cometieron actos de vandalismo.

***

(1) Ver mi expediente judicial por estos hechos, en la Causa 545 del Tribunal de Urgencia, en  la Audiencia de Santa Clara, en mi  archivo personal y en el archivo de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.

22 marzo 2022 60 comentarios 5k vistas
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Cuba (1)

Cuba en tres tiempos históricos

por Gladys Marel García 26 julio 2021
escrito por Gladys Marel García

La historia es también un ciclo en movimiento constante. Estas reflexiones son hijas de mi participación en las luchas pasadas y de mi preocupación ante las actuales circunstancias de Cuba.

-I-

Antonio Guiteras y Joven Cuba (1933–1935) fueron precursores del Movimiento Revolucionario liderado por Fidel Castro, nombrado posteriormente 26 de Julio (MR 26-7). Ambos organizaron las etapas insurreccionales de las revoluciones contra las dictaduras de Fulgencio Batista, y contra el imperialismo norteamericano, en 1934 y 1952 respectivamente.[1]

Solo habían transcurrido diecisiete años del asesinato de Guiteras por órdenes suyas, cuando Batista consumó un golpe de Estado en marzo de 1952. El pueblo de Cuba conservaba  en su memoria la represión brutal que ocasionara su dirección frente al Ejército en la segunda mitad de los años treinta y, de manera espontánea, en las primeras horas de la mañana del 10 de marzo, se lanzó  ante los ayuntamientos y en los parques pidiendo armas para combatir.

La Federación Estudiantil Universitaria (FEU) fue la primera en acudir al Palacio Presidencial y ofrecerle al presidente de la República su apoyo incondicional para enfrentar a los golpistas. 

Los combatientes del treinta y los de la nueva generación revolucionaria de los cincuenta fundaron, entre marzo y mayo de 1952, grupos emergentes. De ellos nacieron organizaciones partidarias de la vía armada y de la revolución.

Algunas estuvieron presididas por combatientes del treinta, como fueron los casos, entre otros, de Rafael García Bárcenas del Partido Ortodoxo, que organizó el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR); Aida Pelayo y Neneina Castro, también de ese partido, que constituyeron el Frente Cívico de Mujeres Martianas, integrado por ortodoxas, auténticas, del movimiento estudiantil y otras; o Aureliano Sánchez Arango, del Partido Auténtico, que fundó la Triple A.

Mientras, representantes de la nueva generación revolucionaria, como Fidel Castro y Abel Santamaría, organizaron el Movimiento Revolucionario, desde la capital y el occidente del país, con el plan de atacar los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos de Céspedes, de Bayamo, en la provincia de Oriente, para apoderarse de las armas. Ese propósito fue realizado el 26 de julio de 1953, precisamente hoy conmemoramos su aniversario sesenta y ocho.

Cuba (2)

Jóvenes de la Generación del Centenario en Los Palos, actual provincia Mayabeque, donde realizaban las prácticas de tiro previas al asalto al cuartel Moncada. De izquiera a derecha: Ñico López, Abel Santamaría, Fidel Castro, José Luis Tasende y Ernesto Tizol (Foto: Prensa Latina)

-II-

Después de los ataques, Batista ordenó perseguir y asesinar a Fidel Castro sin lograrlo. Cayó prisionero, fue juzgado y condenado junto a las mujeres y hombres que asaltaron las fortalezas. Su alegato de autodefensa contenía una serie de puntos que lo convertirían en el Programa de la Revolución.

En 1955, por las presiones del movimiento nacional de amnistía convocado por las fuerzas revolucionarias, salieron absueltos y reorganizaron el Movimiento Revolucionario, agregándole el nombre de 26 de Julio (MR 26-7).

A partir de ese momento, la estructura veintiseísta comenzó a extender su red organizativa en las seis provincias cubanas, con un aparato militar de las Brigadas Juveniles dirigidas por la dirección provincial de Acción y Sabotaje; la Sección Obrera y las de Propaganda y Finanzas.

Estas fuerzas se nutrieron, en provincias y municipios, de hombres y mujeres partidarios de «la línea dura», es decir, de la revolución organizada. Procedían del MNR, de la juventud, las mujeres y la estructura obrera del Partido Ortodoxo, del sector estudiantil y de elementos del movimiento insurreccional del Partido Auténtico.

En tanto, la vanguardia revolucionaria de la FEU, presidida por José A. Echevarría, organizó el Directorio Revolucionario, que desempeñó un importante rol insurreccional. 

Mientras esto acontecía en la Isla, Fidel y un grupo de combatientes del MR 26-7 se establecieron en México. Su plan era semejante al concebido por Guiteras, de organizar y entrenar la fuerza guerrillera en campamentos y luego retornar a Cuba en una expedición armada.   

Los expedicionarios del Granma debían desembarcar el 30 de noviembre de 1956 por la costa cercana a la Sierra Maestra. Ese día, el MR 26-7 desataría una huelga general apoyada por acciones armadas en toda la Isla.

Cuba (3)

Alzamiento de Santiago de Cuba, el 30 de noviembre de 1956

La táctica solo se hizo efectiva en el municipio de Guantánamo y algunas acciones en Santiago de Cuba. Falló la compra de armas con el dinero enviado por las provincias a Frank País, responsable nacional del aparato militar veintiseísta, que se abastecía por medio de una célula del Movimiento en la Base Naval de Guantánamo.   

Entre 1956 y 1958, las fuerzas del MR 26-7, la FEU y el DR, el movimiento insurreccional Auténtico y el movimiento insurgente de mujeres —que creó nuevas organizaciones: Mujeres Oposicionistas Unidas, en La Habana, y el Frente de Mujeres Cubanas, en la provincia de Oriente— fortalecieron la insurgencia en la nación y en la emigración.

Durante estos dos años, la conciencia popular y la fe en el proceso revolucionario fueron en ascenso, como resultado de las operaciones llevadas a cabo por dichas organizaciones. Resultaron decisivas las del Ejército Revolucionario del 26 de Julio, y del Frente del DR 13 de Marzo en el Escambray.

Por otra parte, el resquebrajamiento del Ejército de la República, batistiano, condujo a que diferentes grupos de altos militares conspiraran con la dirección del 26 de Julio. El alto mando militar intrigó igualmente con la Embajada de los Estados Unidos para que Batista abandonara el poder.

De tal manera culminó el proceso con la toma del poder por el Ejército Revolucionario del 26 de Julio en el Oriente y centro del país, y por la dirección de la lucha clandestina en las provincias occidentales. 

 El MR 26-7, sin serlo, jugó el papel de partido para la guerra, al contar con una base socio-clasista estructurada, con secciones obreras, estudiantiles, de resistencia cívica con intelectuales, profesionales, pequeña burguesía y religiosos. Ostentaba asimismo un aparato militar clandestino y un Ejército Revolucionario.

-III-

Después de que el liderazgo político militar del MR 26-7 tomara el poder, y que el Gobierno Revolucionario se estableciera en el Palacio Presidencial, Fidel Castro realizó una exitosa gira por América Latina. A su regreso, pronunció un discurso en el acto celebrado en la Plaza Cívica, el 8 de mayo de 1959. En la jornada rindió homenaje a Guiteras, al expresar:

«Algún día podríamos conmemorar dignamente la caída de Antonio Guiteras (…)» y «con infinita satisfacción cumplo el deber de rendirle el más emocionado tributo de recordación y simpatía (…) porque él quería hacer lo que nosotros hemos hecho y cayó como han caído otros muchos revolucionarios, porque se lanzó a hacer lo que nosotros estamos haciendo hoy».

A continuación añadió: «Cambió los mismos males que estamos combatiendo, luchó contra el mismo dictador con que nosotros luchamos después; cayó víctima de las balas enemigas que privaron de la vida a tantos compañeros nuestros (…) pero nos cabe la satisfacción (…) de que junto a los restos de Guiteras no se erigirá ningún recuerdo a los asesinos de Cuba».[2]

Cuba (3)

Discurso de Fidel Castro en la concentración popular en la Plaza Cívica, hoy Plaza de la Revolución, a su llegada de una gira por EE.UU., Canadá, Brasil, Argentina y Uruguay, el 8 de mayo de 1959. (Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas)

Desde enero del 59, el Gobierno Revolucionario introdujo en la práctica social las leyes del Programa del Moncada (1959-1960). Aquel debió ser el momento de retomar el proyecto de construir el socialismo cubano a partir de las experiencias y tesis elaboradas por Guiteras,[3] quien afirmaba en el Programa de Joven Cuba que «el Estado socialista es una deducción racional basada en las leyes de la dinámica social» de la sociedad cubana.[4] Eso no fue lo que ocurrió.

En 1961 se produjo la integración del MR 26-7, el DR 13 de Marzo —ambas protagónicas de la etapa insurreccional de la Revolución—, y el Partido Socialista Popular, que hasta mediados del 58 solo había sido promotor de  la tesis electoralista de los partidos de oposición. 

La participación política del PSP con la dirección militar veintiseísta, promovió el proyecto de los viejos comunistas cubanos de introducir en la Isla el modelo de socialismo real soviético. Fue así que se transformaron las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI); primero en el Partido Unido de la Revolución Socialista (PURS) y luego en el Partido Comunista de Cuba, ambos bajo el liderazgo de Fidel Castro.  

Uno de los problemas surgidos en estas décadas fue la decisión de la doble subordinación del PCC y el Gobierno a un solo mandatario, con funciones diferentes. El otro sería el sometimiento del Estado cubano al PCC.

En ese contexto se fue entronizando el poder partidista y estatal de la burocracia. Fenómenos asociados a la corrupción, hasta entonces menos notorios, comenzaron a emerger a la superficie a finales de la década de los setenta y principios de los ochenta.

La sociedad es un organismo vivo, que sobrevivió al período especial de los noventa, pero en las primeras décadas de este siglo, hombres y mujeres que habían alcanzado una mentalidad especializada y científico-social en diferentes esferas del conocimiento, comenzaron a ejercer la crítica constructiva revolucionaria por diferentes vías al Gobierno. Se planteó la necesidad del diálogo democrático y se alertó sobre el peligro de la campaña de las fuerzas que son favorables a la intervención del Gobierno estadounidense. No fueron escuchados.

Debido a la enfermedad de Fidel en 2006, su hermano Raúl lo sustituyó, primero interinamente y después de modo formal; en el Gobierno en 2008, y en 2011, tras el 6to Congreso del Partido, también frente a esa instancia política. En 2007 fue anunciado un proceso de reformas que de manera injustificada no se implementó en toda su magnitud. Mientras, se fortaleció la economía militarizada y apartada de cualquier mecanismo de control de la ciudadanía y el Parlamento. A lo largo de este período, la clase burocrática se robusteció y se tornó aún más elitista y separada del pueblo.

Cuba (4)

Fidel y Raúl Castro en el VI Congreso del PCC (Foto: ABC News)

En el 2019 se aprobó la nueva Constitución que fue sometida a debate popular desde 2018. Ella declaró a Cuba un Estado Socialista de Derecho, concepto vacío que habría que llenar de contenido.

Entre 2019 y 2021 se produjeron diferentes conflictos, que fueron haciéndose críticos por las situaciones de pobreza, escasez de alimentos, elevación de precios en los mercados estatal, particular y en el paralelo de la bolsa negra, provocados por los errores de la Tarea Ordenamiento; las malas condiciones de vida, la carestía de medicamentos, el incremento de la pandemia en el país, la no solución de los problemas, el bloqueo y el recrudecimiento de las medidas contra Cuba aprobadas por el presidente Donald Trump.

En el clímax de dichos conflictos, el 11 de julio fuimos sorprendidos todos por la explosión social de una parte del pueblo cubano, que se produjo en San Antonio de los Baños y se fue extendiendo de manera espontánea por todo el país, sobresaliendo los barrios más pobres.

La crisis actual está llena de complejidades, pero no cabe duda de que tiene que resolverse desde dentro de la Isla, y por los cubanos, sin injerencia extranjera de ningún tipo.

En las manifestaciones no aparecieron visibles liderazgos de disidentes tradicionales. Los medios oficiales no han aportado evidencias de que fuera organizada por agentes del imperialismo norteamericano dentro del territorio nacional. Fue después de ocurridos los hechos que volvió a arreciarse en los medios de comunicación miamense la campaña contra el gobierno de Cuba, que en esencia ha sido siempre contra el sistema socialista, la independencia y la soberanía.

El nacionalismo cubano como ideología, y la cultura contra la injerencia extranjera imperialista son principios de las generaciones revolucionarias.[5] Y la del nuevo milenio ha surgido integrada por sujetos de varias edades, cuyo objetivo es la solución de la crisis. Se trata de una época diferente a la del siglo pasado, pero muchos de nosotros mantenemos los ideales de Guiteras y de la generación del Centenario.   

Participé en las acciones del MR 26-7. Sufrí maltratos policiales, represión y tortura cuando fui prisionera (1957). Se me juzgó por el Tribunal de Urgencia y me defendió un abogado criminalista cuyos honorarios fueron sufragados por el movimiento estudiantil.

Ante la situación actual —si bien considero que se juzgue a los participantes en acciones vandálicas demostradas—, entiendo inaceptable que en este 11 de julio se haya reproducido la represión: golpizas, penas de prisión, juicios sumarios e incuso denuncias de maltratos policiales a personas detenidas

Es necesario poner la justicia social en el centro de la discusión y el debate partidista e institucional. Tener en cuenta las demandas populares y los análisis de intelectuales cubanos especializados en ciencias sociales y ciencias de la economía, en su vertiente popular y democrática. Así como encontrar solución a la dicotomía entre la propiedad estatal y la social, sin la cual jamás podrá hablarse de socialismo en Cuba.

***

[1] Ver Luis Busch, en Reinaldo Suárez: Un insurreccional en dos épocas. Con Antonio Guiteras y con Fidel Castro. Editorial de Ciencias Sociales, 2001.

[2] Selección de Ana Cairo: Antonio Guiteras 100 años después, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2007, en Periódico Revolución, 9 de mayo de 1959, y en el libro pp.149-150.

[3] José Tabares del Real: La Revolución del 30 sus dos últimos años, Editorial de Arte y Literatura, La Habana, 1971, pp. 548-553; Olga Cabrera: Antonio Guiteras su pensamiento revolucionario, Editorial de Ciencias Sociales, 1974.

[4] Olga Cabrera Guiteras El Programa de La Joven Cuba Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977, p. 103.

[5] JACOBIN América Latina: «Está en juego la vida buena y justa en Cuba». Una entrevista de Martín Mosquera con Ailynn Torres Santana y Julio César Guanche.

26 julio 2021 35 comentarios 3k vistas
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Veteranos

Los veteranos de la Revolución Cubana demandan justicia social

por Gladys Marel García 24 marzo 2021
escrito por Gladys Marel García

Hace más de medio siglo, un grupo de jóvenes, la vanguardia política de su tiempo histórico, decidió derrocar a un tirano —Fulgencio Batista—, y enrumbar la patria hacia lo que percibían como un futuro de justicia social. Muchos murieron en ese empeño, otros fueron torturados y sufrieron prisión.

Tras el triunfo revolucionario, Fidel Castro reconoció sus méritos. No les dio privilegios, pero sí prestigio social. Hoy todo es parte de un pasado que muchos desconocen y, lamentablemente, la historia se ha repetido, porque similar a lo ocurrido con los veteranos de la Guerra por la Independencia de 1895, está resultando ahora que los veteranos de la Revolución también quedan desamparados con las pensiones recibidas.

Después de dirigirnos a todos y cada uno de los niveles correspondientes del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social y de la «Casa de los combatientes», sin que ninguno haya brindado una solución coherente y práctica, acudimos Natalia Bolívar[1], Norma Porras[2] y Gladys Marel García[3] al Presidente de la República, primer servidor público de nuestro país. Esperábamos su atención y respuesta ante la dramática situación que los actuales veteranos afrontan. Por su vocación y funciones debía conocer, a través de nuestras voces, lo que estaba ocurriendo.

Veteranos

Gladys Marel García

La «Tarea ordenamiento», sin dudas necesaria, ha afectado a muchos ciudadanos, en especial a los más pobres y necesitados, en su mayor parte ancianos porque nuestra población está envejecida. Se transgrede así la justicia social por la que hace tantos años arriesgamos nuestras vidas.

Los precios de los servicios públicos han subido aceleradamente, igual ha ocurrido con los alimentos, las medicinas y otras necesidades, que se venden en comercios estatales, tanto en pesos como en dólares. En ese contexto, el ingreso económico de los veteranos y combatientes, antes ya restringido, se ha visto muy perjudicado.  

Las modestas subvenciones que recibíamos han sido afectadas. ¿En que se basa una decisión política que desconoce la precaria situación de ancianos que dedicaron sus vidas a trabajar en aras de lo que creían una sociedad más humanista? Para la real comprensión de lo que afrontamos es preciso explicar algunos aspectos esenciales.

Veteranos

Natalia Bolívar

Los veteranos y la «Tarea Ordenamiento»

La «Tarea Ordenamiento» ha ignorado tres factores relacionados con los veteranos, luchadores clandestinos y combatientes del Ejército Rebelde. Esto se evidencia en los siguientes aspectos:  

  1. La escala básica de jubilación estipulada está por debajo del salario mínimo del país, establecido en 2100 pesos. (Ver primer resuelvo de la Resolución 29 de 2020 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social).
  1. La llamada Prestación Monetaria Transitoria (PMT), o sea, la Chequera del Combatiente —para los que la recibían—, se concretó de manera igualitaria, al disponer la cantidad de 1260 pesos, tanto para los veteranos como para los impedidos físicos que recibían el mínimo de la Asistencia Social.
  1. La Asistencia Económica Permanente, —que oscilaba entre 300 y 400 pesos—, establecida por el comandante Fidel Castro para contribuir a gastos por enfermedades, medicinas, alimentación, transporte, u otros, fue suprimida.
Veteranos

El personaje interpretado por Isabel Santos en el filme Clandestinos estuvo inspirado en Norma Porras.

Estas decisiones contradicen la Resolución 28 del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social que, en su primer resuelvo, establece «como cuantía de la pensión mínima por edad e invalidez total del Régimen General de Seguridad Social, y de los regímenes especiales de los Ministerios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Interior», la cifra de 1 528 pesos. 

La «Tarea Ordenamiento» desconoce además el segundo resuelvo de la ya mencionada Resolución 28, según el cual «las pensiones concedidas por el Régimen General de Seguridad Social se incrementan en correspondencia con la escala siguiente»:

Veteranos

Si se atiende a la estructura de las pensiones y al porciento de las categorías en cada renglón, se observará que el grupo de personas que recibe las pensiones superiores a 501 pesos mensuales constituye apenas el 7.1 % del total y percibe un incremento de 1528 pesos; en tanto, al 92.9%, que son los que reciben menos de 500 pesos, no se les incrementa la cifra de 1528 pesos.

Veteranos

Natalia Bolivar y Gladys Marel García en la actualidad.

  • Esta irregularidad se mantuvo y, a partir de la actual revisión de la «Tarea Ordenamiento» —que supuestamente atendería las dificultades que evidenció su aplicación—, se decidió pasar a los veteranos atendidos por las FAR al grupo encargado de dicha Tarea por las direcciones nacional, provincial y municipal de las «Casas de los Combatientes». De tal forma, continuó el error de no analizar de manera integral el problema y se ofrecieron diferentes informaciones contradictorias a señalar:
  • Los veteranos que habían recibido, desde enero del año actual, la Atención Económica Permanente por las FAR, continuaron percibiendo la misma cantidad que en el 2020, sin incremento. Mientras, a los que la recibían por la «Casa del Combatiente» y el Poder Popular les fue suprimida.
  • Esta decisión desconocía el primer resuelvo de la Resolución 28 del Ministerio de Trabajo, antes mencionada.
  • A principios de marzo se les comunicó lo contrario, o sea, que la Atención Económica denegada se les pagaría a partir del 15 de marzo. Además, se les notificó que dicha asistencia sería reevaluada en noviembre, para lo cual tomarían en cuenta la «vulnerabilidad» del núcleo familiar al que pertenecían. Tocaría responder a esto que los veteranos no lucharon en la guerra como núcleo familiar. 
  • La Dirección Nacional de los Combatientes de nuevo reorientó volver a notificar a los veteranos, antes del 15 de marzo, que se les eliminaría la Asistencia Económica Permanente a los que recibían la jubilación y el PMT o Chequera del combatiente.
  • A los que no recibían el PMT y sí la jubilación y la asistencia económica  entre 300 y 400 pesos hasta el 2020, se les mantuvo la misma cantidad, sin incremento. Dicha medida provocó, en el Municipio Playa, el desacuerdo de los veteranos. 
  • Otra dificultad presentada en el Municipio 10 de Octubre, consistió en que el 15 de marzo, cuando fueron a cobrar en el banco metropolitano los 1260 pesos del PMT, no había dinero, lo mismo acaeció en los otros bancos del municipio.
  • A esto se suma que la Dirección Provincial de la Casa del Combatiente planteó resolver la asistencia social a los familiares de los veteranos que hubieran renunciado a sus empleos para dedicarse a la atención total de los mismos. Tarea pendiente de resolver.

Estas supuestas soluciones no sólo violan los derechos individuales, de estas personas, sino que constituyen una falta de respeto y de consideración a los que, en su momento, pusieron en un primer plano los intereses patrios.

A tres meses de expresadas tales quejas y planteamientos por parte nuestra, no se ha llegado a una conclusión ni hay seguridad en los esclarecimientos y las definiciones. La solución integral del problema no debe esperar más.

Desde el punto de vista político, es preciso reconocer que los veteranos de guerra conforman un grupo minoritario por su avanzada edad. Sus miembros, ya escasos, merecen ser honrados y reconocidos de manera adecuada, tanto por su entrega a la Patria, como por el trabajo realizado durante toda su vida. Por este motivo, deben recibir una asistencia económica capaz de responder a sus necesidades, en lugar de ser considerados bajo una vulnerabilidad que, en su caso, resulta impropia por irrespetuosa. Sus edades oscilan entre los ochenta y más de noventa años. No debieran ser condenados a ser pobres de solemnidad en el ocaso de sus vidas.

Veteranos

Norma Porras y Gladys Marel García en la actualidad.

Consideramos que la solución de este asunto amerita un análisis particular, que debiera ser realizado por una comisión especializada capaz de tener en cuenta todos los aspectos, objetivos y subjetivos.

Fue esa la intención que nos decidió a solicitar una reunión con el Presidente Miguel Díaz Canel, el cual, —posiblemente agobiado por las múltiples tareas que afronta—, tras un mes de espera no ha podido recibirnos. (La solicitud de entrevista fue enviada el 16 de febrero del 2021, el acuse de recibo data del 17 de febrero y la nueva solicitud de recordatorio y respuesta de la fecha de reunión fue enviada el 22 de febrero del año en curso).

Tal desatención nos precisa a hacer pública nuestra situación. Los Veteranos de la Patria necesitamos ser escuchados. 

***

[1] Natalia Bolívar: Se integró al Directorio Revolucionario en 1955 con José Luis Gómez Wanguemert y Faure Chomón. Fue cofundadora de la organización Mujeres Oposicionistas Unidas y miembro del Buró Ejecutivo y del Grupo de acción del DR. El 18 de julio de 1958 fue arrestada (nº de presa 24837) y trasladada al Buró de Investigaciones por los coroneles Orlando Piedra y Laurent, ambos al servicio de Fulgencio Batista.

Posteriormente pasó a la clandestinidad. El 17 de noviembre de 1958, como miembro del grupo de acción y sabotaje, participó junto a Raúl Díaz Argüelles, Gustavo Machín y Amaury el Troyano, en el atentado al capitán Diéguez, jefe de la XV estación de policía de Miramar (62 y 7ma A).

Entre las actividades que desarrolló pueden mencionarse: apoyo a los asaltantes al Palacio Presidencial, alquiler de apartamentos, traslado de compañeros al Escambray, traslado y salvaguarda de armas, impresión y reparto de proclamas, asilo a compañeros en embajadas amigas, estudio de operaciones para atentados a lugares estratégicos, venta de bonos, búsqueda y envío de medicinas, suministró información vital a las jefaturas de la Sierra y el Llano. El 1ro. de enero de 1959 tomó militarmente Bellas Artes para impedir la fuga de los valores que este museo atesoraba.

***

[2] Norma Porras: Ingresó en el Movimiento Revolucionario 26 de Julio entre los años 1955 y 1956. Participó, desde la segunda enseñanza, en actividades estudiantiles contra el régimen de Fulgencio Batista, y clandestinas desde 1957, fecha en que fue detenida por primera vez. Esta actividad culminó con los acontecimientos de O’Farril y Goicuría, lugar en el que, en noviembre de 1958, luego de un largo enfrentamiento con los esbirros de Esteban Ventura Novo, recibiera cuatro impactos de bala en el vientre, estando embarazada.

Fue detenida junto al resto de sus compañeros, los cuales serían torturados y posteriormente asesinados. Estos hechos fueron recreados en el filme Clandestinos. Salvó la vida y estuvo presa hasta el 1ro. de enero de 1959. Participó en la toma de los cuarteles de Columbia y San Ambrosio. Se incorporó a las filas de la policía con Efigenio Ameijeiras.

***

[3] Gladys Marel García: Dirigente estudiantil en la Escuela Normal de Maestros de Las Villas contra la dictadura de Fulgencio Batista (1953-1957). Ingresó en las Brigadas Juveniles del MR-26-7 (1955) e integró la Brigada de Acción y Sabotaje La Pentarquía. En su última misión, (26/5/1957) y producto de una explosión, murieron dos de sus compañeros y ella resultó gravemente herida, prisionera y torturada. Resultó absuelta y remitida a prisión domiciliaria.

De nuevo fue presa (5/9/57) cuando se dirigía a la Sublevación de la ciudad de Cienfuegos, fue maltratada y sufrió violencia. Liberada días después, fue remitida a prisión domiciliaria. Ese mismo mes, la dirección del 26 de Julio de Las Villas y de Matanzas, en conjunto con la municipal de Yaguajay, prepararon su rescate. Operó en el clandestinaje de la provincia matancera. Fue nombrada jefa de la región de Cárdenas para preparar la huelga del 9 de abril de 1958.

Entre otros frentes reorganizó, junto a Amador del Valle, el Gallego, el movimiento obrero insurreccional, las Milicias y los grupos guerrilleros que operaron en la región, dirigidos por Enrique Hart, Jefe Militar de la provincia. Acorralada por la jefatura militar de Matanzas, Santa Clara y La Habana –el SIM, el Buró de Investigaciones, Pilar García y Ventura Novo– fue trasladada y designada miembro de la Dirección Provincial de La Habana. Ocupó la responsabilidad de Finanzas y la jefatura de las Células Revolucionarias de Base (CRB), y creó, con su ejecutivo, una red en los municipios capitalinos.

El 1ro de enero de 1959, con un grupo de milicianos y el ejecutivo de las CRB, ocupó un local donde se estableció la dirección política del Movimiento en la capital. Ha participado en misiones internacionalistas en Angola y los campamentos del movimiento de liberación en Namibia.     

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Los Veteranos de la Revolución ante la Tarea Ordenamiento

por Gladys Marel García 4 febrero 2021
escrito por Gladys Marel García

Como veterana de la guerra de liberación de Cuba contra la tiranía de Batista, como persona que ha mantenido los principios y valores de la Patria contra el imperialismo yanqui desde que tomamos el poder con un gobierno revolucionario; que ha participado en riesgosas misiones en Angola y en campamentos namibios; así como en diferentes tareas en el país durante estos sesenta años, y apoyando a la nueva generación revolucionaria portadora de dichos principios, me dirijo a usted, Marino Murillo, y los que lo apoyan en la Tarea Ordenamiento, iniciada con el año 2021.

Olvidaron la memoria histórica. Años atrás, antes de lanzar un problema de tanta complejidad, se discutía, se analizaba, se recogían las sugerencias y criticas constructivas en los diferentes niveles de la CTC y las organizaciones políticas y de masas.

Al no haber procedido de esa manera, entre otras equivocaciones, los cálculos económicos a pensionados, jubilados en general, y a los veteranos de la Revolución resultan erróneos. En 2021 reciben un ingreso por debajo del percibido hasta el 2020, lo que los condena a la pobreza.

Se contradicen los funcionarios al afirmar que todos iban a ser protegidos. Al aumentar los ingresos en el 2021, a la vez que aumentaron los precios, han cometido una injusticia con los jubilados en general y con los ingresos de los combatientes veteranos de la Revolución que debe ser solucionada.

Los jubilados de la Revolución

 

Murillo es el mayor responsable de la reacción crítica generalizada —en las redes sociales, en las enormes colas de las tiendas, en el transporte y en todas partes— como resultado de la inflación que ha propiciado la reforma general de precios y salarios.   

Se preparó como economista y fue considerado como un elemento supuestamente creíble para viajar a Europa, Latinoamérica y Oceanía, donde debía adquirir las experiencias para diseñar las transformaciones económicas. Pero no tomó conciencia de que el fenómeno en Cuba, semejante al que motivó la caída del campo soviético, provocaría un impacto popular negativo, ya que, entre otras cosas, la burocracia cubana a la que él pertenece, se ha divorciado del pueblo.

El cálculo erróneo del ingreso a los jubilados de la tercera edad, en un pueblo envejecido —por la contracción de la natalidad como consecuencia de nuestras recurrentes crisis y porque numerosos jóvenes, muchos de ellos calificados, emigraron por no tener un futuro económico— ha sido una decisión sin miramiento alguno que irrespeta a estos hombres y mujeres que provienen del Movimiento Revolucionario y el Ejército Rebelde del 26-7; el DR 13 de Marzo y la Triple A.

Se trata de hombres y mujeres, símbolos de la historia de luchas por la libertad, la soberanía económica y la justicia social de Cuba contra el imperialismo norteamericano y el sistema neocolonial, que en el ocaso de sus vidas ven deshonrar la decisión de ayuda económica a los veteranos adoptada por el Gobierno revolucionario presidido por Fidel.  

Por otra parte, han disminuido el ingreso de la chequera de jubilación por debajo del salario mínimo de los trabajadores. Igualaron la cuantía de la chequera de los combatientes (335 pesos) con la que recibían los casos considerados como Asistencia Social (170 pesos), equiparando a ambos sectores en la cifra de 1260 pesos.

Conceptualmente, en la elaboración de la Tarea Ordenamiento y sus deficientes cálculos, se condena a los veteranos a ser pobres de solemnidad y esto debe ser reconsiderado. Hablamos de mujeres y hombres que rondan las edades de entre ochenta y más de noventa años —la mayoría ha fallecido— y que merecen ser tratados con dignidad y respeto.

Muchos de ellos sufrieron el acoso, la persecución, la cárcel, la tortura, los juicios en el Tribunal de Urgencia y otros vieron morir a sus compañeros asesinados por los cuerpos represivos de la tiranía o en combate.

Tras el triunfo del 59, continuaron luchando y sacrificándose al realizar tareas que desgastaron su organismo y conllevaron al padecimiento de serias y graves enfermedades —cáncer, diabetes, cardíacas, hipertensión arterial, problemas renales, bronquitis crónica, tiroides, enfermedades óseas, vesícula— que requieren de dietas específicas y medicamentos.

Las compañeras que atendían a los combatientes recibieron la indicación de mantener en secreto esta decisión, que fue recibida en diciembre del 2020 en la Casa del Combatiente.

Por indiscreción de una de ellas conocí que sería eliminada la ayuda de 300 a 400 CUP a los veteranos de la clandestinidad y el Ejército Rebelde que la recibían en la Casa del Combatiente; en tanto, a los que recibían dicho ingreso por igual concepto en las FAR, se les mantuvo la misma cantidad, sin que fuera incrementada la cifra en enero del 2021. 

Los Veteranos en el Parque de la Libertad, Matanzas. De izquierda a derecha: Pedro Ferreiro; Gladys García, Marel; Ricardo González Tejo (fallecido); Leonor Arestuche, Sobrina; Thalia Lauzurique; Eraclio Lazco (fallecido).

Preocupada no solo por mí, también por mis compañeros que aún quedan vivos, realicé un muestreo con veteranos del Vedado, 10 de Octubre, Nuevo Vedado, Miramar y Matanzas; al tiempo que acudí a la Casa del Combatiente, cuyo director me informó respetuosamente que nuestros casos se iban a considerar como «núcleos vulnerables» y no como «veteranos», que era la reclamación que yo hacía. 

El director elevó mi expediente al responsable de Asistencia Social del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social del municipio Plaza, pero como «núcleo vulnerable». Le expuse que había informado de esta injusticia a un miembro de la Dirección Nacional de los Combatientes, que estuvo de acuerdo en que si se analizaba mi caso como veterana, ello serviría para resolver el de los demás.

En esa instancia se mantuvo el concepto de «núcleo vulnerable» y denegaron mi solicitud.

No obstante, al conocer que mi esposo, Fidel Requeijo, no recibía ingresos por Seguridad Social —pues tuvo que dejar de laborar para dedicarse por completo a mi atención después de la operación a corazón abierto y otras enfermedades que padezco—, se presentó un equipo de Asistencia Social que lo entrevistó en detalle y, con intención de ayudar, elevaron el caso a la Fiscalía de la República del municipio Plaza, presentándolo a la fiscal Indira, con la que acordaron fuera recibido.

Otra injusticia cometida fue que cuando se presentó Fidel Requeijo a la hora señalada por la fiscal, esta se negó a recibirlo a pesar de que lo había citado. Fue entrevistado por un equipo de tres jóvenes que interrumpieron constantemente el diálogo para atender el teléfono.

Su planteamiento fue que le reactivaran la pensión de Seguridad Social que recibió al ser dado de baja por el MINFAR, debido a una enfermedad profesional contraída en su trabajo de la que quedó con varias secuelas. A todos los atendidos por estos jóvenes se les dio la misma respuesta: «No se elevarían sus casos a los decisores».

Así está NO-funcionando como debiera esa Fiscalía, una de cuyas ocupaciones es defender los derechos de la ciudadanía. 

Las evidencias que validan este análisis sobre los veteranos

He analizado la muestra que tomé con los veteranos entre los meses de   diciembre del 2020 y enero del 2021. Tuve en cuenta igualmente el diálogo institucional en el barrio de Puentes Grandes y el municipio Plaza, y con la Dirección Municipal de la Casa de los Combatientes, entre los meses de diciembre del 2020 y enero del 2021. Además, he consultado los artículos que han sido publicados sobre los jubilados y pensionados en general, y los veteranos de la Revolución en particular, así también los comentarios publicados en redes sociales[1].

Como ha criticado una de las jubiladas de la Revolución, se les olvidó que los que aportaron mucho a la sociedad y laboraron por más de treinta años en las décadas fundacionales del proceso, con los salarios de entonces, al jubilarse con la ley de retiro antigua no llegaban a los 500 pesos. Dicha medida tampoco refleja el reconocimiento a los ancianos que, en un número significativo, viven solos.

«Lo más triste es el no haber enfrenado esta situación con honestidad y haberla distorsionado, desfavoreciendo a la mayoría de los Veteranos», es el criterio de Sonnia Moro, historiadora e investigadora titular de la Academia de Ciencias de Cuba, ya jubilada, que luchó muy joven contra la tiranía.

Mientras Tamara Caridad Codorniu, en criterio publicado en las redes sociales y leído por mí el pasado 14 de enero, escribe que su padre, junto con sus siete hermanos, que habían sido combatientes de la clandestinidad y de la Columna de Efigenio Ameijeiras del MR 26 de Julio; había recibido una llamada de la Casa del Combatiente de Guantánamo para informarle que le quitaban la pensión de 300 pesos otorgada por Fidel Castro a los combatientes clandestinos y guerrilleros que enfrentaban serios problemas de salud.

Según cuenta Tamara, su padre y sus tíos entregaron sus propiedades cafetaleras en Bayarte, Guantánamo, al Gobierno Revolucionario, creyendo fervientemente en un hombre nuevo, humanista y revolucionario. Con dolor expresa: «Hoy me dio tristeza por mi papa, él nunca dice nada».

El 28 de enero en la mañana, Norma Porras —heroína de la batalla que se produjo en noviembre de 1958, contra las fuerzas represivas batistianas del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y el Buró de Investigaciones en la capital— recibió la visita de un anciano de su barrio. No le alcanzó el ingreso que recibió y tenía hambre.

Compartió con él su comida y le dio algo de dinero. El hombre, al verse impotente, enloqueció al llegar a su apartamento, que mantenía en buenas condiciones –con sus equipos electrodomésticos y mobiliario–, y a martillazos destrozó totalmente el TV, el refrigerador y los muebles, pedacito a pedacito. Del terrible hecho existen las fotos tomadas por el Delegado de la Circunscripción, que le fueron mostradas a Norma. 

Hasta ese nivel de humillación e impotencia llega el ser humano, al verse acorralado por los errores y los cálculos de los decisores de la TO que no se ajustan a la realidad social.

Por su parte, Gastón Sariol, capitán retirado de aeronáutica, en carta a Marino Murillo cuestiona los salarios de las personas de la tercera edad, que terminaron su vida laboral activa y deben hacer malabares para poder llegar al final del mes y mantener a sus familias. Se refiere en su mensaje a los altos precios de los materiales de construcción y a las interminables colas que muestran que la situación es muy dura y que los gobernantes no están en sintonía con el pueblo.

Exige más respeto para los veteranos de la Revolución y los jubilados que lo han dado todo por el país y merecen una vejez tranquila y relajada.

En su misiva a las personas que dirigen la economía, Sariol expresa que entiende lógico que Murillo, quien vive tan distanciado de la realidad, piense así y aparezca en el programa televisivo Mesa Redonda tan convencido de su verdad y sin ser cuestionado por los periodistas que conducen el espacio. Con una mezcla de tristeza e idealización, reafirma una frase que le decía un colega: «se verán horrores».

 La socióloga y escritora Esther Suarez Durán, en un texto publicado en LJC, plantea:

 «Las señales han sido claras. La sociedad civil necesita ya mismo su espacio. La gobernanza también necesita —para su bien y eficacia— poder ser emplazada y reemplazada cuando no sea idónea, cuando no dé la talla. El socialismo burocrático ha de dar paso al socialismo participativo. Las ideas han de andar libres en el aire.

Habrá que marchar aprisa porque hemos perdido mucho tiempo, hipotecando vidas enteras que no devolveremos y hecho zarpar a nuestros jóvenes a buscar en tierra ajena lo que, por derecho y lógica, deberían haber hallado en la propia. Esta acaso sea la mayor y real derrota de la cual procuran redimirnos —y cuestiona— ¿no lo vemos?».   

La envergadura de este otro 27 de noviembre

V

En el análisis anterior señalé los errores cometidos. Es necesario reconocer que en los diálogos que he sostenido con los grupos de Seguridad Social del Ministerio del Trabajo, el respeto mutuo y el justo trato recibido, desde su limitada posibilidad institucional, al enfocar erróneamente el problema de los veteranos como núcleo vulnerable y no como Veteranos de la Revolución.

Así como también debo reconocer el análisis y las valoraciones con la alta dirección del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, que con mirada amplia, respetuosa, acorde a los principios y valores de la Revolución, mantuvo el diálogo; no solo al escuchar con atención los errores de cálculo de los ingresos de jubilados, pensionados y veteranos, sino también al dar inicio a las gestiones correspondientes, en interés de dar respuesta a los problemas planteados.

De igual manera, la Dirección de las FAR, a nivel superior, ha recibido numerosas quejas de los veteranos y está analizando el cálculo no incrementado.

Concluyo parafraseando al Che: tampoco se puede dar «ni un tantito así» al burocratismo, que también es un enemigo de la Revolución. 

***

[1]Alina López Hernández: El caballo de Troya de la burocracia II, LJC; Esther Suarez Duran: La envergadura de este otro 27 de noviembre, LJC; Mauricio de Miranda: Los jubilados de la Revolución, LJC; Comentarios y post en: FB Ovidio Martínez Lopez, El reordenamiento ocasiona males mayores, 21 de enero 2021; LJC Carlos Basanta La voz de los jubilados, Pensionados y los Comunales 23 enero 2021; LJC. Eddie Quiñones El proletariado y los trabajadores en Cuba y otro publicado en  FB, De buenas intenciones esta preñado el camino del infierno; Revista TopHoy De Editorial, 25 de enero del 2021, Gastón Sariol Piloto, cubano (capitán de la aerolínea Cubana de Aviación) jubilado, dedica carta de denuncia a Marino Murillo: Lo invito a que mande fotos de los tanques de agua de su  casa.

4 febrero 2021 56 comentarios 5k vistas
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La mujer y el movimiento femenino cubano (1952-1960)

por Gladys Marel García 26 octubre 2020
escrito por Gladys Marel García

La Generación revolucionaria del cincuentenario de la República construyó, en la segunda mitad del siglo XX, nuevas relaciones familiares y sociales. La convivencia clandestina rompió en la vida cotidiana con la hegemonía y la subordinación patriarcales en las relaciones familiares, sociales y de género; así como con la discriminación de la juventud y racial. Esa transgresión promovió valores de identidad, precedentes a la incorporación de las masas femeninas en la puesta en práctica de las transformaciones y cambios que concurrieron durante el Gobierno Revolucionario.

Al asumir el poder el nuevo Gobierno e iniciarse el proyecto de igualdad y justicia social del programa de la Revolución y sus documentos programáticos, el imaginario femenino insurreccional consideró que sus expectativas laborales, educacionales, de salud, etc., estaban contenidos en dicho programa como parte de la totalidad.

En el complejo devenir del proceso se manifestaron dificultades en las conexiones -enlaces, vínculos- como resultado de las fronteras ideológicas. Se potenció la continuidad de diferentes corrientes: nacionalista patriótica martiana, ya fuera o no de izquierda; norteamericana feminista, y la dogmática, propia del socialismo soviético, que se fueron evidenciando en la dinámica y mentalidad de los sujetos.

El presente artículo se propone visibilizar las principales organizaciones femeninas que existieron en el proceso de lucha contra la dictadura batistiana y explicar su devenir a partir del triunfo de la Revolución, hasta que fue creada la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en agosto de 1960.

I

El movimiento femenino que se había estructurado en la etapa insurreccional asumió diversos derroteros a partir de 1959.  El Frente Cívico de Mujeres Martianas (FCMM), creado en 1952 contra la dictadura de Fulgencio Batista, acordó disolverse el 28 de enero de 1959. Sus líderes -Aida Pelayo y Carmen (Neneina) Castro, de pensamiento martiano y de la izquierda liderada por Julio Antonio Mella y Antonio Guiteras- así como numerosas mujeres de esta organización, se incorporaron con Pastorita Núñez al Instituto de la Vivienda (INAV), de nueva creación.

Martha Fryde se había separado del FCMM en 1956 con la idea de incorporar a la lucha a mujeres insurrecionalistas y oposicionistas. Junto con Natalia Bolívar, del Directorio Revolucionario 13 de Marzo (DR 13-M); Zoila Lapique y Aurelia (Yeya) Restano -cuya familia militaba en el Partido Socialista Popular (PSP), pero quien incorporó por su cuenta al Movimiento Revolucionario 26 de julio (MR 26-7)-, habían fundado Mujeres Oposicionistas Unidas (MOU). Después del triunfo, ellas se fueron incorporando a diversas instituciones y ministerios.

Gloria Cuadras, dirigente provincial del MR 26-7, de pensamiento nacionalista martiano en pro de la libertad y la justicia social, vinculada a la doctrina chibasista y a la izquierda guiterista -que se destacó por combatir con el Directorio Estudiantil Universitario del 30 y, posteriormente, junto a Guiteras, y por sus simpatías con el sandinismo- fundó, junto con Marina Malleuve y otras combatientes, el Frente Cívico de Mujeres Cubanas (FCMC). Desde el triunfo del 59, las combatientes de su organización ocuparon diferentes cargos en las Instituciones del Gobierno Revolucionario, el Ejército y la Marina.

El Lyceum and Lawn Tennis Club se incorporó a la insurrección en 1958, con el Movimiento de Resistencia Cívica del MR 26-7. Una de sus líderes fue Elena Mederos, vinculada al movimiento feminista norteamericano y que sería nombrada por el Gobierno Revolucionario como ministra de Bienestar Social. Más adelante fue sustituida en su cargo por Raquel Pérez, de pensamiento nacionalista revolucionario y miembro del MR 26-7.

En la concurrencia de la toma del poder, fui una de los pocos dirigentes provinciales que se hallaba en La Habana. Fidel Castro había citado en diciembre del 58 a los dirigentes nacionales y los coordinadores provinciales del MR 26-7 y de Resistencia Cívica, para  una reunión en Altos de Escandel, en la Sierra Maestra. Allí se encontraban Luis Busch, jefe de las Secciones del exilio, junto con Manuel Urrutia, propuesto como presidente en la reunión del Pacto de Caracas, a la que asistieron numerosas representaciones -las organizaciones insurreccionales, instituciones religiosas y el movimiento oposicionista de los Partidos; con excepción del PSP que condicionaba su ingreso a que se incluyera en el documento no solo el tema de la insurrección, sino también la cuestión electoral, que fue su objetivo de lucha oposicionista electoral (1953 -1959)[1].

En la asamblea de Altos de Escandel, celebrada a fines de diciembre, participaron el Ejército Revolucionario del MR 26-7, conocido como Ejército Rebelde, los  dirigentes del MR 26-7 nacionales, provinciales, de Resistencia Cívica, el jefe de las Secciones del exilio y Manuel Urrutia, quien fue aclamado como presidente del Gobierno Revolucionario en armas.

II

El 1ro de enero de 1959,  después de dirigirme al  apartamento de Mario Vinat, en el céntrico edificio FOCSA -punto de contacto de los dirigentes del Movimiento ante cualquier situación-, como no existían orientaciones de Fidel ni de la dirección nacional, durante ese día y la madrugada del siguiente establecí los vínculos entre la dirección obrera del MR 26-7, que había tomado el poder en la CTC Revolucionaria,  y Vicente Báez, de la dirección provincial de propaganda, que, junto con la célula de Radio Centro, controlaba la TV y la radio.

La madrugada del día 2 permanecí todo el tiempo en tensión, a merced de los franco-tiradores y las emboscadas del MR 26-7 y el DR 13-M a lo largo del puerto de La Habana. Me encargué de manejar el automóvil, mientras en el asiento trasero iba el Guajiro, de Sagua la Grande, que llevaba una ametralladora y, muchas veces nervioso, la apuntaba a mi cabeza cuando la trinchera estaba a la izquierda, al mismo tiempo que lanzaba la consigna 13-26, en el recorrido desde la CTC hasta Radio Centro.

Por la mañana me dirigí, con el ejecutivo de las Células Revolucionarias de Base (CRB) y combatientes de uno de los grupos de las Milicias del MR 26-7, a tomar el edificio de la CENCAM, propiedad de Papo Batista, hijo del dictador, para establecer en dicho lugar la dirección política del 26. Pusimos el letrero «Casa del 26 de Julio» y nombré a las combatientes Lourdes Cejas y Emma Tejeiro para crear la estructura de la Sección Femenina en las direcciones municipales, dirigidas por ellas desde la capital.

El 8 de enero, en la Caravana de la Libertad, junto a Fidel Castro, entró a La Habana Marcelo Fernández, el organizador nacional del Movimiento. Se presentó en la Casa del 26 y le informé de todo lo ocurrido en esa primera semana del triunfo. Propuso que me hiciera cargo del Frente de la Sección Femenina, en cuyo ejecutivo integré a las compañeras que operaban conmigo en las CRB.

En los tres primeros meses del 59 se produjo una situación compleja en el seno del aparato político veintiseísta. Ante la incertidumbre del camino que tomaría la Revolución, algunos dirigentes y coordinadores provinciales y otros de La Habana solicitaron una reunión con Fidel. Varios de ellos se habían separado de los Socialistas Populares y se incorporaron a la etapa insurreccional, por lo que no estaban de acuerdo con introducir en el poder revolucionario el modelo del socialismo soviético, objetivo fundamental de dicho Partido.

En marzo del 59, Ernesto Che Guevara me orientó crear las Brigadas Femeninas Revolucionarias del 26 de Julio (BFR). El trabajo consistió en apoyar todo tipo de actividad y movilización de masas en apoyo al Gobierno Revolucionario, con la puesta en práctica de las leyes del programa de la Revolución: reforma agraria, industrialización, vivienda, campaña de alfabetización y otras.

Por mi iniciativa se trabajó en la regeneración de los presos comunes, de las prostitutas y del  barrio marginal de Las Yaguas, en el que hicimos un censo de viviendas y familias y entregamos, el 6 de enero del 59, juguetes recogidos por las CRB para los niños. Estas y otras acciones fueron coordinadas posteriormente con Elena Mederos, ministra de Bienestar Social. Al mismo tiempo, las BFR nos reunimos con Enrique Oltuski, ministro de Comunicaciones, para llevar a cabo, casa por casa, las campañas de preparación para las rebajas de las tarifas de teléfonos, luz y alquiler.

En apoyo a la reforma agraria se organizaron ferias en los jardines del Capitolio, apoyadas por los ministros y el cuerpo diplomático. Llevamos los ómnibus de las Bibliotecas Viajeras, cargadas de libros, a las cooperativas, granjas del pueblo y a la Sierra del Escambray. Orquídea Pérez, organizadora de la BFR, que era marinera, vinculó el trabajo conjunto de marinos y brigadistas para recaudar fondos en la Feria pro-reforma agraria y la Feria de La Vaca, los cuales le fueron entregados a Fidel. Con él recogimos a Clementina Serra, encargada de organizar los Círculos Infantiles, para entregarle las casas del reparto Siboney y organizar una feria con el fin de recaudar fondos que garantizaran esa tarea.

Presidencia de la inauguración de la Feria pro-reforma agraria en el Capitolio Nacional. En primer plano, de izquierda a derecha, Aleida March, Vilma Espín, Juan Almeida, Gladys Marel y Manolo Susarte.

Ante la potencia organizativa de la red de trabajadoras domésticas, tabacaleras, peleteras, del comercio y los servicios, organizadas por la BFR, Fidel Castro me propuso reunirnos con Manfugás, quien estaba al frente de las maestras voluntarias procedentes de Minas del Frío, en la Sierra Maestra. Acudimos al lugar donde estaban concentradas en La Habana y se dispuso que me entregara doscientas de ellas para organizar la Escuela de Instructoras Revolucionarias. Varias habían sido mis compañeras del movimiento estudiantil.

La BFR se convirtió en el antecedente de las Milicias Nacionales Femeninas que, organizadas en el Capitolio Nacional, operaron en el 5to distrito militar de La Habana.

La Brigada Femenina Revolucionaria (BFR) desfila en el aeropuerto de Rancho Boyeros.

III

Vilma Espín y Aleida March, insurreccionalistas ambas, asistían a algunos eventos de las BFR sin que pertenecieran a ninguna de las organizaciones femeninas mencionadas. A mediados de 1959, la primera de ellas me citó a Casa de las Américas. Se iba a organizar el Congreso de Mujeres Cubanas para asistir al Congreso Regional de la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM), conocido como Congreso Latinoamericano de Mujeres, que se celebraría en Santiago de Chile.

 Vilma fue designada para presidir el Congreso de Mujeres Cubanas y se nombró como vicepresidentas a Delia Echevarría, combatiente de la Revolución del treinta y novia de Antonio Guiteras, y a la Dra. Elsa Gutiérrez, del PSP. También formó parte Lula Horstman, por las mujeres de la organización católica revolucionaria Con la Cruz y con la Patria, creada en 1959[2].

Los gastos de cada delegada serían costeados por la institución u organización a la que representaba. Para elegir a las delegadas de las BFR celebramos una asamblea general en el Hemiciclo Camilo Cienfuegos, del Capitolio Nacional. Allí se acordó, por unanimidad, que fuera yo como presidenta, junto con Orquídea Pérez, la organizadora.

Participé junto a Aleida March en una de las comisiones del referido Congreso de Mujeres, pero en aquel momento desconocía que el evento en cuestión se había programado, desde 1958, como tarea por la FDIM a su filial cubana, subordinada al PSP.

Durante el preámbulo del Congreso Latinoamericano de Mujeres se fue delineando la influencia de la organización femenina del PSP, que no se había incorporado a la primera etapa insurreccional de la Revolución, sino a los partidos de la oposición, como señala la historiografía[3].

Sesiones del Congreso Latinoamericano de Mujeres en Santiago de Chile, noviembre de 1959. Vilma Espín, primer plano al extremo derecho, se dirige al cónclave. Gladys Marel, cuarta de izquierda a derecha en primera fila, entre el público.

En abril de 1959 la organización femenina del PSP celebró una asamblea nacional e inició un movimiento de masas que le permitió lograr la correlación de fuerzas que conduciría en 1960 a la desaparición de las organizaciones y figuras insurgentes portadoras de las ideas nacionalistas revolucionarias y de la izquierda cubana y latinoamericana. De esta manera, en las relaciones de poder, lograron la representatividad fundamental para la creación y liderazgo de la futura FMC.

Al congreso de agosto de 1960 en que se constituyó la FMC, no fueron invitadas las dirigentes de las organizaciones insurreccionales femeninas mencionadas al inicio de este texto, que habían participado activamente en la etapa insurreccional. Tampoco las que se organizaron en 1959 como secciones en las Casas del 26 de Julio, ni las Brigadas Femeninas Revolucionarias del 26 de Julio[4].

Comenzaba en Cuba el proceso de puesta en práctica del modelo soviético. A lo largo del mismo, se cambió el proyecto patriótico nacionalista de izquierda (1959-1960) por el de la tendencia vinculada al socialismo soviético (1961). Como parte de ese cambio, se disolvieron las organizaciones femeninas insurgentes de la Revolución para que emergieran otras de contenido diferente.

IV

Al analizar estos hechos a la distancia de los años y con mayor experiencia, es posible percibir que al triunfar la Revolución las mujeres del movimiento de liberación nacional que habían integrado las organizaciones de ambos sexos y el movimiento femenino, no fueron conscientes de su rol como vanguardia de su segmento social, ni incluyeron demandas feministas en el Programa revolucionario, aun cuando debe reconocerse que la FMC desempeñó un papel importante en la promulgación de políticas públicas que se constituyeron en reivindicaciones femeninas.

La identidad de las mujeres y organizaciones insurreccionales había correspondido con el proyecto inconcluso del prócer José Martí, acerca del movimiento de libertad y justicia social para una época nueva de la Revolución moderna[5], que, para muchos de los miembros de nuestra generación, conduciría al socialismo cubano como parte de la izquierda latinoamericana; cosa que no fue lo que realmente ocurrió.

[1] Rolando Dávila Rodríguez: Lucharemos hasta el final. Cronología 1958, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2015, p. 272, referencia 44.

[2] Vilma Espín, Asela de los Santos y Yolanda Ferrer: Las mujeres en Cuba. Haciendo una revolución dentro de la Revolución, Editorial Pathfinder, 2012. (Asela de los Santos pp. 108-119; Vilma Espín  pp. 224-225).

[3] Angelina Rojas: Primer Partido Comunista de Cuba, t. II, pp. 248-250.

[4] Testimonios de Rosita Mier (del FCMM); Marinita Mallewe (FCMC en Oriente); Natalia Bolívar (MOU); Mirta Rodríguez Calderón y Norma Porras (Sección Femenina del MR 26-7).

[5] Ver nota 1, en Introducción al ensayo de Gladys Marel García: Memoria e Identidad. Un Estudio Específico (1952-1958), Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1996.

26 octubre 2020 15 comentarios 2k vistas
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The Revolutionary Directory and the history of the revolution

por Gladys Marel García 21 junio 2020
escrito por Gladys Marel García

Last May 8, Dr. Francisco Durán offered his daily press conference about the situation of COVID-19 in Cuba. On that same day was the anniversary of the assassination of Antonio Guiteras Holmes (1935). Not a single bit of news was shown about that leader of the Cuban liberation movement on national TV.

On the next day, May 9, our dear comrade and friend Commander Guillermo Jiménez Soler —Jimenito— passed away. He was a hero of the Revolution, a member of the Generation of the Centenary and a leader of the Directorio Revolucionario 13 de Marzo (the March 13 Revolutionary Directory). On that day there weren’t any news items either about his death in the printed press, the radio or TV.

This fact has a recent history. Several weeks earlier, between March 13 and 29, I received several pieces about a Mesa Redonda broadcast on the 13th. In it, journalist Arleen Rodríguez Derivet and the director of the Museum of the Revolution —housed by the former Presidential Palace— dealt with the topic of the Revolutionary Directory and the Attack on the Presidential Palace (1957). Specifically, the journalist stated —and didn’t ‘ask’— that the attack on the Palace ‘was against the agreements of the Mexico Charter’.

This constitutes a disapproving judgment, from an anti-unitary position, of the heroes who took part in the action, and implies a supposed disloyalty of the participants to the Mexico Charter.

The ignorance and distortion of the facts portrayed in that broadcast of the Mesa Redonda sparked debate. Replies to and denunciations of those who falsified and manipulated the facts appeared in blogs, web pages, social media and emails from various sources. [1] Until today, none of them has received a reply. The journalist later appeared in two broadcasts of the Mesa Redonda about the new coronavirus.

In contrast, the main critics of the program decided to wait —between March 13 and May 9—, out of respect for the fact that efforts and information were focused on the national struggle against the pandemic. In this interval of time, they deferred the position of principle against the distortion of the facts and against the intention of glossing over the historical memory of the DR-13 de Marzo.

However, both the Mesa Redonda of March 13 and the virtual silence in the official press during the first three days after the death of Commander Jiménez [2] are part of a deformation, [3] about which reflection is indispensable.

Historiography of the insurrectionary stage of the Cuban Revolution

The 26 of July Revolutionary Movement (MR-26-7) and the DR-13 de Marzo were the main organizations that brought the insurrection to a triumph in 1959. Both, in response to the coup d’état and the dictatorship of Fulgencio Batista, accepted as a common denominator that the moment was revolutionary, that is, that it required a program aimed at completely subverting the prevailing status quo in Cuba —not only the toppling of Batista—, which could only be achieved by way of armed struggle.

With that, they understood, in turn, that the moment was not ‘political’: there was no room for ‘legal solutions’, ‘agreements’, ‘peaceful resolution’, ‘temporary arrangements’ or ‘distractions’. For their part, parties which opposed the regime, without exception, took the political-electoral path to face the tyranny.

Part of the historiography on this stage, which privileges what has been codified as the ‘History of the Cuban Workers’ Movement’ [4], has inconsistently manipulated this process. It has integrated the insurrectional elements of the revolutionary process as part of this ‘workers’’ history, when they weren’t. This historical alteration has been opposed by specialists dealing with the stage of armed struggle and national liberation thought, in whose approaches stand out the unity between the 26 of July Revolutionary Movement and the FEU (the Federation of University Students), which signed the Mexico Charter on behalf of the Directory, in a joint statement made by Fidel Castro and José Antonio Echeverría. [5]

The treatment given to the attack on the Palace in the Mesa Redonda, and to the death of Jimenito in the official press, show the face of a bureaucratic dogma which has long endured among us: the Stalinist dogmatic tendency present in the official history [6], which conceived the historical content educational institutions made their own. [7] Said content was taught in curricula at all levels —Secondary, Pre-University, University and also, specifically, in Pedagogical Schools—, and it still crops up in some spaces among professionals and intellectuals.

The commitment of the PSP (Popular Socialist Party) with that path of action was maintained until the last months of 1958. In August of that year, it requested inclusion in the Civic Revolutionary Front of the Pact of Caracas, with the condition that ‘…not only the insurrectionary way be considered, but also the possibility of a peaceful solution through the electoral path, for the Cuban crisis’. For that reason, they were not accepted. In disagreement with that decision, they published a document addressed at the signatories of the Pact —which proposed armed struggle as the main tactic to be followed—, exhorting them once again to considering the political path to oppose the tyranny. [8]

That inconsistency by the PSP has been, and still is, manipulated.

In doing that, there’s been an attempt to substitute the patriotic, nationalist, anti-colonialist and anti-imperialist history of the Revolution —which introduced a program of national liberation rich in peculiarities that were distinctive and different from those of the European socialist bloc—, with a methodological method of analysis typical of ‘Soviet Marxism’.

Proof of that are the curricula drawn up in the final decades of the past century, and the ideological materials taught in study circles, which have underlined the role of the workers’ party, whose opposition model was that of peaceful resolution.

For that approach, it’s not about the unity that was actually forged in the insurrectionary stage of the Revolution, with different tactics and methods, but about simulating a unity that’s artificially conceived as uniform.

According to Jorge Ibarra Cuesta, the purpose has been to gradually de-nationalize Cuban History. The historian recalled that there was even an attempt to replace it —at pre-university level— with the subject of Workers’ Movement. It was a step in a wider plan: to introduce the Soviet model of analysis in most university courses. In this manner, a historical memory was being built which does not correspond with the reality of the historical process of the Cuban Revolution.

To this, Ibarra Cuesta added: ‘Today we’re beginning to gain awareness that history is not a servant to politics, but its most illustrious teacher. It has never attempted to provide solutions for those in the present, but merely to give them the tools to think about their current problems, thus revealing the dialectics of changes over time. That was Engels’s conception.’ [9]

This pro-Soviet trend has been confronted by another historiography of the insurrectionary stage of national liberation thought. This other approach, one of both professional and critical history, arises from José Martí’s words regarding the concept of modern revolution in a new era. It encompasses the American —and universal— experience that Martí’s ideology qualifies as a movement for freedom, which is found everywhere, and breaks with the elements of the old life as it treasures the elements and values that should endure in the new life. [10]

The facts mentioned above —the Mesa Redonda of March 13 and the scarce coverage of Jiménez’s death—, bring up many questions about the historical memory of the Cuban Revolution. They reproduce the methodological orientation of the historiography of real socialism regarding that stage, which obscures the choice of the ‘revolutionary moment’ and of all its participants, as opposed to the political way and its followers.

Personal experiences and historiography

On a personal level, I’m part of the trend which some of us have called ‘historiography regarding the insurrectionary stage and national liberation thought’. I am so not only as a historian, but also as a direct participant in the clandestine military structure in Las Villas, as a coordinator and head of the clandestine and guerrilla movement in the Cárdenas region (Matanzas), and as a member of the Provincial Direction of MR-26-7 in Havana.

To provide and produce testimony has been a fundamental part of our work.

The principle that the moment was ‘revolutionary’ and not ‘political’ took precedence since 1952. It was a principle of our revolutionary generation, known as the Generation of the Centenary of José Martí. Both the members of the DR-13 de Marzo and those of MR-26-7 embraced Martí’s ideology in implementing the project of the Cuban Revolution, which was yet unfinished at the time.

With this approach, I joined the students’ movement guided by the FEU, whose leaders in the former province of Las Villas organized the Pro-FEU Committee. That organization was consistent with the national leadership of the FEU, and specifically with the leadership of José A. Echevarría, once he became President of the students’ organization.

In the period after the assault on the Moncada Garrison (July 1953-June 1955) it was the FEU that played the leading role in the streets, together with the henequen and sugar sectors, in the insurrectionary struggle combination which was assembled together by students, workers, professionals, religious people, women and other social groups. [11]

I joined the MR-26-7 in Santa Clara, under the leadership of ‘Quintín’ Pino Machado. Quintín was a comrade of José Antonio Echeverría in the FEU’s struggle against the regime in Havana, and later integrated the Pro-FEU Committee in Las Villas. At the same time, he was provincial Chief of the MR-26-7’s Youth Brigades. In light of all of that, I acted under the insurgent leadership of the students’ movement, led by José Antonio Echeverría and Quintín Pino, and in the Movement led by Fidel Castro.

It wasn’t something rare in that process. In the struggle, there was always interaction between members of the DR-13 de Marzo and the MR-26-7.

One of the five comrades which made up the MR-26-7 Action and Sabotage Brigade in Las Villas —known among us comrades as ‘The Pentarchy’— was Agustín Gómez Urioste. ‘Chiqui’ —as we used to call him— was leader of the Directory in Santa Clara. He did not receive the summons to participate in the Attack on the Palace. With him we suffered the failure of the action and we bitterly cried for the martyrdom of José Antonio Echevarría’s and of the other fighters, and later for the news of the additional blow to the DR-13 de Marzo that was the massacre of Humboldt 7.

After the martyrdom of ‘Chiqui’ and of Julio [Pino Machado] after the explosion of the Bomb in Santa Clara —an action I survived—, I was sent by the MR-26-7 to the Provincial Direction of Matanzas. There, I was made head of the Cárdenas region, and we organized the revolutionary general strike, known as the April 9 Strike.

For that, under the order given by Fidel of ‘unity at the base’ with all the organizations and parties that were willing to join, we only received the support of the DR-13 de Marzo, the Authentic Organization and the Triple A.

The same happened during my appointment to the Provincial Direction of the MR-26-7 in Havana. I was Coordinator of the Base Revolutionary Cells, tasked with preparing the conditions for the advance of the Invading Column to the province of Pinar del Río in Operation Tobacco.

In the context in which I participated and led the MR-26-7 in the clandestine and guerrilla movement in the western part of the country, both forces —the DR-13 de Marzo and the MR-26-7— fought for the same goal: to achieve the triumph of the national liberation movement, by means of the insurrectionary path to Revolution.

The difference in the leaderships of those organizations lied in the strategic plan and the tactics to be followed in attaining victory. In spite of that, after the Attack on the Palace, the Directory adopted a new strategy and organized the revolutionary army in the Escambray Mountains.

For decades I have devoted myself to working in the historical reconstruction of that process. It has been a joint effort with Jorge Ibarra Cuesta (leader of the FEU in Oriente and member of the DR-13 de Marzo), and with Fernando Martínez Heredia —also a member of the MR-26-7—, both of them part of the revolutionary generation of José Martí’s centenary.

Together we have toiled so that our work in the field of social sciences, thought and ideology may contribute to fighting the phenomenon of falsification and manipulation of the historiography regarding the stage of national liberation (1952-1959).

Jorge and Fernando are no longer with us, but I’m certain that along with myself —as we always did when exchanging views— they would be proud, as I am today, of the stance assumed by those who have denounced the approach of the Mesa Redonda of last March 13. That program must be restructured due to the mistakes in principle made by the specialist, for not honoring the Attack on the Palace as a heroic deed; for denigrating its martyrs, qualifying it as a suicidal operation; for insulting its leadership claiming they were disloyal to the Mexico Pact; and for the method of omitting and/or falsifying the origin of documentary sources used in that program.

No response —I repeat— has been offered yet by those involved.

The coverage finally given to Jiménez’s death, and the broadcasting of a report (15.05-2020) with Juan Niury Sánchez —revolutionary fighter and former President of the FEU— showing the presence of José Antonio and other FEU leaders in the welcoming of Fidel and the Moncada fighters in 1955, could be an indirect response to the complaints expressed about that Mesa Redonda, but it doesn’t clearly show the necessary change in the understanding of those facts.

Politics, with science and memory

In the current fight against the new coronavirus, we’ve had a different kind of experience. In order to define the policies to be followed, the experience of Cuban medical science has prevailed, along with the informed study of the historical process —in the country and overseas— of this and other viruses, and the activation of the country’s scientific sector for the obtainment of vaccines which prevent infection or for statistical studies regarding seroprevalence.

This unites scientists from diverse fields such as medicine and mathematics, jointly carrying out interdisciplinary research. The problem, the method and the results of the research reveal the dialectics of the changes in the times we live in.

It’s a good decision by our Government to favor this flow of exchange between scientists in medicine, social sciences, the environment, and others. Together with the Party, the political and mass organizations and the people are fighting the pandemic with outstanding success in the current scenario, and are creating a new culture of physical isolation at home and of social discipline.

We equally need that same level of scientific analysis, that interrelation between research fields, that civic culture of responsibility and information, in order to face the no less complex challenges posed by our history and our memory. It’s essential so that justice isn’t only something sought by the living, but also the homage deserved by all our dead.

Havana, June 1, 2020

[1] See Rodolfo Alpízar, Rosario Alfonso Parodi (1), Rosario Alfonso Parodi (2), Esther Suárez Durán, Julio César Guanche (1), Julio César Guanche (2). Several critical opinions circulated by email about the content of the Mesa Redonda, including the ones of Julio Carranza Valdés (19.03.2020), Nyls Ponce Seoane (19.03.2020) and Lohania Aruca (22.03-2020). The latter is addressed to the presidency of UNEAC, the presidency of the Writers’ Association, the presidency of the Historical-Social Literature Section and to the members of UNEAC ‘about the denunciation of personalities in the Mesa Redonda of March 13, to be resolved by the authorities’.

[2] About the death of Guillermo Jiménez, see Jimenito, otra vez ninguneado. Rodolfo Alpizar Castillo. La Joven Cuba blog, 11 mayo 2020; Ha muerto un héroe: Guillermo Jiménez Soler. Eduardo Delgado Bermúdez. Radio Habana Cuba, 11/05/2020; Gracias, Jimenito. María del Pilar Díaz Castañón. La trinchera, May 13, 2020; Jimenito, un hombre de la Revolución. Julio Antonio Fernández Estrada. Oncuba, May 14, 2020; Conocido como Jimenito. Rebeca Chávez. Granma, May 12, 2020; Nota de la Academia de la Historia de Cuba ante el fallecimiento del académico Guillermo Jiménez Soler. Cubadebate, May 15, 2020.

[3] For the argumentation and analysis of this deformation, see: Jorge Ibarra Cuesta. Historiografía y Revolución. Journal Temas I (1) Havana, 1995.

[4] Instituto del Movimiento Comunista y de la Revolución Socialista, anexo al Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Historia del Movimiento Obrero Cubano. Volume II. 1935-1958. Editora Política/Havana, 1985. pp. 284, 288, 293, 308.

[5] José Bell Lara. Fase Insurreccional de la Revolución. Editorial Ciencias Sociales, 2007, Mexico Charter. p. 84.

[6] Criticism of this tendency can be found in: “Debate sobre la tesis de Abraham Fernández, con la tutoría del Candidato a Doctor Joaquin Vergara, del Instituto del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista, anexo al CC del PCC, con profesores de Ciencias Sociales de la Universidad”, 1984. In: Manuel Graña Eiriz, El 9 de abril de 1958 Huelga General Revolucionaria. (2011); Also, of my authorship: Gladys Marel García Pérez. Insurrección y Revolución, Ediciones UNION 2006; Crónicas Guerrilleras de Occidente, Editorial Ciencias Sociales (2005); Confrontación Debate historiográfico, Editorial Requeijo S.A. (2005). See specifically: Jorge Ibarra Cuesta, Prólogo in the book Confrontación. cit.; Fernando Martínez Heredia. Prólogo in the book Insurrección y Revolución, cit.

[7] Jorge Ibarra Cuesta. Op. cit pp. 35-37. Esteban Morales, “Las Ciencias Sociales y humanísticas en la enseñanza universitaria. Limitaciones y dificultades”, p. 7 Source: estebanmoralesdomínguez.blogspot.com, Havana, June 10, 2019.

[8] Rolando Dávila. Lucharemos hasta el final. Cronología 1958. Pact of Caracas, August 1958. p. 272.; and on p. 255, of August 13, Weekly Letter. Document of the National Committee of the PSP addressed to the signatories of the Pact of Caracas.

[9] See Jorge Ibarra Cuesta op. cit. pp 35-38

[10] See Note 3, Manuel Graña. Op.cit. and Garcia Perez. Op. cit. See Evelyn Picón Gardfield and Ivan A. Shulman: Las entrañas del vacío. Ensayos sobe la modernidad americana, Ed. Cuadernos Americanos, Mexico 1984.

[11] See Note 10, García Pérez, Op.cit.

Translated from the original

21 junio 2020 1 comentario 1k vistas
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El Directorio Revolucionario y la historia de la Revolución

por Gladys Marel García 18 junio 2020
escrito por Gladys Marel García

El pasado 8 de mayo el doctor Francisco Durán ofreció su conferencia diaria sobre el comportamiento de la COVID-19 en Cuba. Ese mismo día se conmemoraba el aniversario del asesinato de Antonio Guiteras Holmes (1935). No apareció noticia alguna sobre ese líder del movimiento de liberación cubano en la televisión nacional.

Al día siguiente, 9 de mayo, murió nuestro querido compañero y amigo, el Comandante Guillermo Jiménez Soler —Jimenito—, héroe de la Revolución, miembro de la Generación del Centenario y líder del Directorio Revolucionario 13 de Marzo (DR 13 de Marzo). Ese día tampoco apareció la noticia de su muerte en la prensa escrita, noticieros radiales o televisivos.

El hecho tiene historia reciente. Semanas antes, entre el 13 y el 29 de marzo, recibí varios trabajos acerca de una Mesa Redonda emitida el día 13. En ella, la periodista Arleen Rodríguez Derivet y el Director del Museo de la Revolución —radicado en el antiguo Palacio Presidencial—, abordaron el tema del DR 13 de Marzo y del Asalto a Palacio Presidencial (1957). En específico, la periodista manifestó —y no “preguntó”— que el ataque a Palacio “iba contra los acuerdos de la carta de México”.

El suyo es un cuestionamiento, desde una posición anti unitaria, a los héroes que participaron en la acción y a la supuesta deslealtad de los asaltantes a la Carta de México.

La ignorancia y tergiversación de los hechos por parte de esa emisión de la Mesa Redonda provocó el debate. Respuestas y denuncias frente a los que falsearon y manipularon los hechos aparecieron en blogs, páginas web, redes sociales y correos electrónicos de diversas procedencias.[1] Hasta el día de hoy ninguno de esos cuestionamientos ha sido respondido. La periodista apareció luego en dos Mesas Redondas dedicadas al nuevo coronavirus.

En contraste, los protagonistas de las críticas a ese programa dieron un compás de espera —entre el 13 de marzo y el 9 de mayo—, por respeto al hecho de concentrar las fuerzas y la información en el enfrentamiento nacional a la pandemia. En dicho lapso, aplazaron la posición de principios contra la tergiversación de los hechos y frente a la intención de invisibilizar la memoria histórica del DR-13 de Marzo.

Sin embargo, tanto la Mesa Redonda del 13 de marzo, como el virtual silencio en la prensa oficial, durante los primeros tres días tras el deceso del comandante Jiménez,[2] hacen parte de una deformación,[3] sobre la que es imprescindible reflexionar.

La historiografía sobre la etapa insurreccional de la Revolución cubana

El Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR26-7) y el DR-13 de Marzo fueron las organizaciones fundamentales que llevaron al triunfo de la insurrección en 1959. Ambas, en respuesta al Golpe de Estado y a la dictadura de Fulgencio Batista, asumieron como común denominador que el momento era revolucionario, esto es, que necesitaba un programa dirigido a cambiar de raíz el statu quo vigente hasta esa fecha en Cuba —no solo el derrocamiento de Batista—, que solo podía conseguirse a través de la vía de la lucha armada.

Con ello, entendían a su vez que el momento no era “político”: no había espacio para soluciones “legales”, “arreglos”, “soluciones pacíficas”, “componendas” o “entretenimientos”. Por su parte, los partidos de la oposición al régimen, sin excepción, asumieron esta última vía —político electoral—, de enfrentamiento a la tiranía.

Una parte de la historiografía sobre esta etapa, que privilegia lo que se ha codificado como “Historia del Movimiento Obrero Cubano”[4], ha manipulado de manera inconsecuente ese proceso. Ha hecho formar parte a los sujetos insurreccionales del proceso revolucionario como parte de tal historia “obrera”, sin serlo. A esta alteración histórica se han opuesto los especialistas —que trabajan sobre la etapa de la lucha armada  y el pensamiento de liberación nacional— en cuyos enfoques sobresale la unidad entre el Movimiento Revolucionario 26 de Julio y la FEU, que en nombre del Directorio firmó la Carta de México, en una declaración conjunta de Fidel Castro y José Antonio Echeverría.[5]

El tratamiento dado al ataque a Palacio, en la Mesa Redonda, y a la muerte de Jimenito, en la prensa oficial, muestra la cara de un dogma burocrático de vieja data entre nosotros: la tendencia dogmática estalinista presente en la historia oficial[6], que gestó el contenido histórico que hicieron suyos las instituciones educacionales.[7] Dicho contenido se impartió en los programas de estudio en todos los niveles —Secundaria, Pre universitarios, Universidades —también, específicamente, en los Pedagógicos —; y aún aparece en algunos espacios de profesionales e intelectuales.

El compromiso del PSP con esa vía se mantuvo hasta los últimos meses de 1958. En agosto de ese año, solicitó ingresar al Frente Cívico Revolucionario del Pacto de Caracas con la condición de que “… no solo se tuviera en cuenta la  vía insurreccional, sino también la posibilidad de una solución pacífica por la vía electoral, a la crisis cubana”. Por ello, no fueron aceptados. En discrepancia con esa decisión, publicaron un documento dirigido a los firmantes del Pacto —que consideraba el enfrentamiento armado como la táctica fundamental a seguir—, exhortándolos nuevamente a tener en cuenta  la fórmula política de oposición a la tiranía.[8]

Esa inconsecuencia por parte del PSP se ha manipulado, y aún se manipula.

Por ese camino, se ha tratado de sustituir la historia patriótica, nacionalista, anticolonial y antimperialista de la Revolución, que introdujo un programa de liberación nacional ––con peculiaridades propias y diferentes a la del campo socialista europeo –– por un modelo metodológico de análisis, propio del “marxismo soviético”.

Pruebas de ello son los planes de estudios elaborados en las últimas décadas del siglo pasado, y los materiales ideológicos impartidos en los círculos de estudios, que han subrayado el papel del partido del proletariado, cuya tesis oposicionista fue la de la solución pacífica.

Para ese enfoque, no se trata de la unidad formulada realmente en la etapa insurrecional de la Revolución, con tácticas y métodos diferentes, sino de pretender una unidad artificialmente concebida como uniformidad.

En el decir de Jorge Ibarra Cuesta, el propósito ha consistido en desnacionalizar progresivamente la historia de Cuba. El historiador recordaba que se pretendió incluso suplantarla —en el nivel preuniversitario— por la asignatura del Movimiento Obrero. Era un peldaño dentro de un plan más amplio: introducir el modelo soviético de análisis en la mayor parte de las carreras universitarias. De esta manera, se construía una memoria histórica que no se corresponde con la realidad del proceso histórico de la Revolución Cubana.

A las palabras antes citadas, Ibarra Cuesta añadía: “Hoy día comienza a tomarse conciencia de que la historia no es una sierva de la política, sino su maestra más ilustre. No ha pretendido nunca aportar soluciones a los hombres del presente, sino tan solo ponerlos en condiciones de pensar sus problemas actuales, revelándose la dialéctica de los cambios en el tiempo. Esa era la concepción de Engels.”[9]

Esa corriente pro soviética ha sido confrontada por otra historiografía sobre la etapa insurreccional del pensamiento de liberación nacional. Este último enfoque, de historia profesional a la vez que crítica, parte del enunciado de José Martí sobre el concepto de revolución moderna en una época nueva. Comprende la experiencia americana, y universal, que la ideología martiana califica como un movimiento de libertad, que se encuentra en todas partes, y rompe con los elementos de la vida vieja a la par que atesora los elementos y valores que deben perdurar en la vida nueva.[10]

Los hechos al principio mencionados —Mesa Redonda del 13 de Marzo y la escasa cobertura sobre la muerte de Jiménez—, provocan muchas preguntas acerca de la memoria histórica de la Revolución cubana. Reproducen la orientación metodológica de la historiografía del socialismo real sobre dicha etapa, que obscurece la elección del “momento revolucionario” y de todos sus participantes, frente a la vía política y sus seguidores.

Vivencias personales e historiografía

En lo personal, formo parte de esa corriente que varios hemos llamado “historiografía sobre la etapa insurreccional y el pensamiento de liberación nacional”. Lo he hecho no solo como historiadora, sino también como participante directa en el aparato militar clandestino de Las Villas, como coordinadora, jefe del movimiento clandestino y guerrillero en la región de Cárdenas (Matanzas), y como miembro de la Dirección provincial del MR 26-7 en La Habana.

Dar y elaborar testimonio ha sido parte fundamental de nuestro trabajo.

El principio de que el momento era “revolucionario” y no “político” primó desde 1952. Fue un principio de nuestra generación revolucionaria, conocida como Generación del Centenario de José Martí. Tanto los miembros del DR 13 de Marzo como los del MR-26-7 abrazamos la ideología martiana en la puesta en práctica del proyecto de la Revolución cubana, inconclusa para esa fecha.

Con dicho enfoque, me incorporé al movimiento estudiantil liderado por la FEU, cuyos dirigentes en la antigua provincia de Las Villas organizaron el Comité Pro-FEU. Esa organización era consecuente con el liderazgo nacional de la FEU y, en específico, con el liderazgo de José A. Echevarría, una vez que ocupó la máxima dirección del organismo estudiantil.

En el período posterior al ataque al Cuartel Moncada (julio de 1953-junio de 1955) fue la FEU la que jugó el papel dirigente en las calles, junto con los sectores henequeneros y azucareros, en la combinación que se logró articular de lucha insurreccional, estudiantil, obrera, de profesionales, religiosos, mujeres y otros segmentos sociales.[11]

Me incorporé al MR 26-7, en Santa Clara, bajo la dirección de “Quintín” Pino Machado. Quintín fue compañero de José Antonio Echeverría en el enfrentamiento de la FEU contra el régimen en La Habana, y, posteriormente, en el Comité Pro-FEU de Las Villas. Al mismo tiempo, fue Jefe provincial de las Brigadas Juveniles del MR 26-7. Por todo ello, actué bajo el liderazgo insurgente del movimiento estudiantil, encabezado por José Antonio Echevarría y Quintín Pino y en el Movimiento dirigido por Fidel Castro.

No fue algo raro en ese proceso. En la lucha, siempre interactuamos combatientes del DR 13 de Marzo y del MR 26-7.

Entre los cinco compañeros que integramos la Brigada de Acción y Sabotaje del 26 de Julio en Las Villas —conocidos entre los compañeros como “La Pentarquía”—  estaba Agustín Gómez Urioste. “Chiqui” —como le llamábamos— fue líder del Directorio en Santa Clara. El no recibió la cita para participar en el Ataque a Palacio. Con él sufrimos el revés de la acción y lloramos amargamente el martirologio de José Antonio Echevarría, de los otros combatientes, y luego, la noticia del nuevo descabezamiento del DR 13 de Marzo con la masacre de Humboldt 7.

Después del martirologio de “Chiqui” y de Julio [Pino Machado]  tras la explosión de la Bomba en Santa Clara —acción a la que sobreviví—, fui enviada por el MR 26-7 a la Dirección Provincial de Matanzas. Allí ocupé el liderazgo de la región de Cárdenas, y organizamos la huelga general revolucionaria, conocida como la Huelga del 9 de abril.

Para ello, ante la consigna ordenada por Fidel de “unidad por la base” con todas las organizaciones y partidos que estuvieran dispuestos a hacerlo, recibimos apoyo solo del DR 13 de Marzo, la Organización Auténtica y la Triple A.

Lo mismo ocurrió durante mi designación en la Dirección provincial del MR 26-7 en La Habana. Fui Coordinadora de las Células Revolucionarias de Base, encargadas de preparar condiciones para el avance de la Columna Invasora en la Operación Tabaco, hacia la provincia de Pinar del Río.

En el contexto en el que participé y lideré el MR26-7 en el movimiento clandestino y guerrillero del occidente del país, combatimos ambas fuerzas —el DR 13 de Marzo y el MR 26-7— por un mismo objetivo: lograr el triunfo del movimiento de liberación nacional, por medio de la vía insurreccional de la Revolución.

La diferencia en el liderazgo de estas organizaciones consistió en la concepción estratégica y la táctica a seguir para conseguir el triunfo. Aun así, después del Asalto a Palacio, el Directorio adoptó una nueva estrategia y organizó el ejército revolucionario en la Sierra del Escambray.

Por décadas, me he dedicado a trabajar en la reconstrucción histórica de ese proceso. Ha sido un empeño conjunto con Jorge Ibarra Cuesta (líder de la FEU en Oriente y miembro del DR 13 de Marzo), y con Fernando Martínez Heredia —también miembro del MR 26-7—, integrantes todos de la generación revolucionaria del centenario de José Martí.

Juntos hemos trabajado para que nuestra obra en el campo de las ciencias sociales, pensamiento e ideología, contribuya a enfrentar el fenómeno de falsear y manipular la historiografía sobre la etapa de liberación nacional (1952-1959).

Jorge y Fernando ya no están entre nosotros, pero estoy segura que junto conmigo ––como siempre hacíamos al intercambiar criterios –– estarían orgullosos, como lo estoy yo, de la posición de los que han denunciado el enfoque de la Mesa Redonda del pasado 13 de Marzo. Ese programa debe ser reestructurado debido a los  errores de principios, de la especialista,  por no prestigiar el Asalto a Palacio como hecho heroico, por denigrar su martirologio, calificando la operación como suicida; por injuriar a su liderazgo como desleal al Pacto de México; y por el método de omitir y/o falsear el origen de fuentes documentales usadas en esa emisión.

Nada de esto —repito— ha sido respondido aún por los involucrados.

La cobertura dada finalmente a la muerte de Jiménez, y la aparición de un reportaje (15.05.2020) con Juan Niury Sánchez—combatiente revolucionario y expresidente de la FEU— mostrando la presencia de José Antonio, y de otros dirigentes de la FEU, en el recibimiento a Fidel y los moncadistas en 1955, podría ser una respuesta indirecta a los reclamos vertidos frente a aquella Mesa Redonda, pero no es claro que conlleve el cambio necesario en la comprensión de tales sucesos.

Política, con ciencia y memoria

En el enfrentamiento actual al nuevo coronavirus hemos tenido una clase diferente de experiencia. Para definir la política a seguir, han prevalecido las experiencias de las ciencias médicas cubanas, el estudio informado del proceso histórico —en el país y otras latitudes— de este y otros virus y la puesta en función de la planta científica del país para la obtención de vacunas que impidan el contagio o para los estudios estadísticos sobre cero prevalencias.

Se trata de científicos de campos diversos como la medicina y las matemáticas realizando en conjunto investigaciones interdisciplinarias. El problema, el método y los resultados de las investigaciones revelan la dialéctica de los cambios en el tiempo que vivimos.

Es un gran acierto de nuestro Gobierno propiciar ese flujo de intercambios entre los científicos de la medicina, las ciencias sociales, el medio ambiente, etc. Junto con el Partido, las organizaciones políticas, de masas y el pueblo, están enfrentando con éxito muy singular en el mundo actual, la pandemia y creando una cultura nueva de aislamiento físico en el hogar y de disciplina social.

Ese mismo nivel de análisis científico, esa interrelación entre campos de investigación, esa cultura ciudadana de responsabilidad e información las necesitamos por igual para encarar los no menos complejos desafíos de nuestra historia y de nuestra memoria. Para que la justicia no sea solo una búsqueda para los vivos, sino también el homenaje que merecen todos nuestros muertos.

La Habana,  1ro de junio del 2020

[1] Ver Rodolfo Alpízar, Rosario Alfonso Parodi (1), Rosario Alfonso Parodi (2), Esther Suárez Durán, Julio César Guanche (1), Julio César Guanche (2). Por correo electrónico, circularon opiniones críticas sobre el contenido de la Mesa Redonda, entre otros, de Julio Carranza Valdés (19.03.2020), Nyls Ponce Seoane (19.03.2020) y Lohania Aruca (22.03. 2020). Este último mensaje está dirigido a la presidencia de la UNEAC, la presidencia de la Asociación de Escritores, la presidencia de la Sección de Literatura Histórico Social y a los miembros de la UNEAC “sobre las denuncias a las personalidades de la mesa redonda del 13 de marzo, a resolver por las autoridades”.

[2] Sobre la muerte de Guillermo Jiménez, ver Jimenito, otra vez ninguneado. Rodolfo Alpizar Castillo. Blog La Joven Cuba, 11 mayo 2020; Ha muerto un héroe: Guillermo Jiménez Soler. Eduardo Delgado Bermúdez. Radio Habana Cuba, 11/05/2020; Gracias, Jimenito. María del Pilar Díaz Castañón. La trinchera, mayo 13, 2020; Jimenito, un hombre de la Revolución. Julio Antonio Fernández Estrada. Oncuba, Mayo 14, 2020; Conocido como Jimenito. Rebeca Chávez. Granma, 12 de mayo de 2020; Nota de la Academia de la Historia de Cuba ante el fallecimiento del académico Guillermo Jiménez Soler. Cubadebate, 15 mayo 2020.

[3] Para la fundamentación y el análisis de esa deformación, ver: Jorge Ibarra Cuesta. Historiografía y Revolución. Revista Temas I (1) La Habana 1995.

[4] Instituto del Movimiento Comunista y de la Revolución Socialista, anexo al Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Historia del Movimiento Obrero Cubano. Tomo II. 1935-1958. Editora Política/La Habana, 1985. pp. 284, 288, 293, 308.

[5] José Bell Lara. Fase Insurreccional de la Revolución. Editorial Ciencias Sociales, 2007, Carta de México. pp. 84.

[6] Críticas a esta tendencia pueden verse en: “Debate sobre la tesis de Abraham Fernández, con la tutoría del Candidato a Doctor Joaquin Vergara, del Instituto del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista, anexo al CC del PCC, con profesores de Ciencias Sociales de la Universidad ,1984. En: Manuel Graña Eiriz, El 9 de abril de 1958 Huelga General Revolucionaria. (2011); También, de mi autoría: Gladys Marel García Pérez. Insurrección y Revolución, Ediciones UNION 2006; Crónicas Guerrilleras de Occidente, Editorial Ciencias Sociales (2005); Confrontación Debate historiográfico, Editorial Requeijo S.A. (2005). Ver en específico: Jorge Ibarra Cuesta, Prólogo al libro Confrontación. cit.; Fernando Martínez Heredia. Prólogo al libro Insurrección y Revolución, cit.

[7] Jorge Ibarra Cuesta. Op. cit pp. 35-37. Esteban Morales, “Las Ciencias Sociales y humanísticas en la enseñanza universitaria. Limitaciones y dificultades”, p. 7 Fuente: estebanmoralesdomínguez. blogspot,com, La Habana 10 de junio del 2019.

[8] Rolando Dávila. Lucharemos hasta el final. Cronología 1958. Pacto de Caracas, agosto de 1958. pp. 272.; y en la pp. 255, del 13 de agosto, Carta Semanal. Documento del Comité Nacional del PSP dirigido a los firmantes del Pacto de Caracas.

[9] Ver Jorge Ibarra Cuesta op. cit. pp 35-38

[10] Ver Nota 3, Manuel Graña. Op.cit. y Garcia Perez. Op. cit. Ver Evelyn Picón Gardfield e Ivan A. Shulman: Las entrañas del vacío. Ensayos sobe la modernidad americana, Ed. Cuaderno Americanos, México 1984.

[11] Ver Nota 10, García Pérez, Op.cit.

18 junio 2020 25 comentarios 2k vistas
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