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Aries M Cañellas Cabrera

Aries M Cañellas Cabrera

Licenciado en Filosofía e Historia. Profesor e investigador, Cienfueguero

Calixta

Calixta Guiteras, una mujer guapa

por Aries M Cañellas Cabrera 3 abril 2021
escrito por Aries M Cañellas Cabrera

El 3 de abril de 1935, un comando de Joven Cuba secuestró al millonario Eutimio Falla Bonet. La acción pretendía obtener un rescate de 300 000 pesos que se destinarían a la compra de armas en México con el fin de desatar una gran insurrección en las montañas orientales de la Isla. 

La idea no era nueva, pero su ejecución se había aplazado hasta esa fecha pues el líder de la organización tenía previsto, primero, el asalto a la cárcel donde el gobierno mantenía presa, sin pruebas reales, a su hermana Calixta, una de las figuras femeninas más importantes del movimiento revolucionario, desde el 30 de septiembre de 1930.

Fue esta una mujer singular que, como tantas de su género, aparece difuminada entre acciones y méritos masculinos. Lo poco que se divulga de ella es casi siempre asociado a su hermano Antonio. Sin embargo, además de ser una persona valiente, con implicación directa en acciones armadas durante los años de la Revolución del Treinta; desarrolló una importante labor profesional como antropóloga, con gran repercusión en México y Latinoamérica.

Cali, como la llamaban, muda de historia e importancia con solo cruzar el Golfo de México. De este lado es, apenas, la hermana de Antonio Guiteras, o acaso una de las mujeres del Directorio Estudiantil Universitario (DEU) del 30. En el país azteca, por el contrario, es un referente, casi una descubridora. Su obra antropológica es todavía cita obligada en tesis e investigaciones. Abarcar a esta mujer multifacética, en toda su integridad, es una investigación que aún en Cuba está por desarrollarse.

Si no se la estudia en su individualidad, se puede distorsionar la historia de organizaciones como el DEU de 1930, con el cual Tony Guiteras no tuvo nada que ver y sí Calixta.

Una revolucionaria en los años treinta en Cuba

Calixta nació el 10 de febrero de 1905. Fue la primogénita. Ella y Tony eran inseparables y se influirían largamente en el transcurso de sus vidas. El poco tratamiento que ha tenido su figura hace difícil rastrear sus pasos antes del ingreso a la Universidad de La Habana en 1930, lo que sabemos de ella en esos años es visto a través de las biografías del hermano.

Calixta Guiteras

Calixta niña (extrema izquierda) al lado de Tony. Entre los padres, Margarita, la otra hermana.

Fue, no obstante, una de las figuras más importantes del DEU del 30 −recordemos que hubo un DEU del 27, contra la prórroga de poderes de Machado, al cual había pertenecido Tony Guiteras−, al que accedió como delegada por la Facultad de Filosofía y Letras. Igualmente será fundadora de la rama femenina de esa organización.

A mediados de 1931 es creada la Célula de Acción y Sabotaje, a la que se suma Calixta, junto a Pío Álvarez, Willy Barrientos, Ramiro Valdés Daussá, y otros. Con ellos participó en el acopio de armas, dinamita y balas; así como en la agitación pública, en la firma de manifiestos que exigían la aparición de compañeros desaparecidos, etc.

En los últimos meses de ese año, el grupo comienza a preparar un atentado a Machado en el cual participa Calixta. El mismo se frustró, pero ya estaba señalada ante los órganos represivos. Menos de un mes después, en enero del 32, un grupo de acción atenta contra Miguel Calvo, jefe de los expertos del tirano. Mueren cuatro policías, pero Calvo salva la vida. La cacería será implacable.

El 27 de enero Calixta será apresada bajo la acusación de participar en el atentado. Irónicamente, esa fue una de las pocas acciones grandes de los últimos meses en la que no estuvo. Condenada a ocho años de prisión, va a parar a la cárcel de mujeres de Gerona. Una foto la muestra sonriente a la entrada del presidio, como si fuera un reconocimiento y no una condena.

Calixta

Calixta sonriente (extremo derecho) a la entrada del presidio.

Gestiones y apremios provocaron su libertad el 12 de septiembre de ese año, bajo pena de deportación. La dictadura no la quiere en Cuba y se marcha a Europa acompañada de su esposo. Derrocado el dictador, Calixta regresa a respaldar, con su autoridad ante el DEU, la gestión de su hermano desde el gobierno de los Cien Días. Ella puede ser la pieza que falta para comprender la rápida aceptación del nombramiento de Guiteras como secretario de Gobernación.

Es cierto que Tony tenía un historial en el Directorio Estudiantil Universitario del 27, al que muchos de los miembros del DEU del 30 le reconocían liderazgo, y que su desempeño armado en Oriente es asunto conocido; pero no era ni había sido nunca un hombre de ellos. Sin embargo, su propuesta es una de las que más rápidamente se aprueba. ¿No habrá tenido un peso decisivo, en última instancia, el hecho de ser hermano de Calixta, la que había sido una de sus figuras más importantes?  

La muerte del hermano fue un duro golpe para Calixta, quien −aconsejada por miembros de Joven Cuba− parte nuevamente al exilio, esta vez hacia México, de donde no volverá hasta después del 59.

México, la antropología, y la mujer de ciencia

En tierras aztecas, la ascendencia intelectual de los Guiteras se impondrá. Allí matricula Antropología, y a ella dedicará su vida. Su impronta en esta disciplina en México tiene dos vertientes: una arista docente, desarrollada como titular de la Cátedra de Etnografía en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, y otra como investigadora.

Como docente, es considerada la principal influencia de la generación de antropólogos mexicanos que pasaron por dicho centro a partir de fines de los cuarenta. De ella destacan su habilidad para exponer, de manera profunda y simple, un entramado cultural que en su versión contemporánea casi nunca había sido abordado.

Su monografía titulada Sayula: un pueblo de Veracruz, fruto de tres años de investigación en esa comunidad, es, según los especialistas, más que un importante documento etnográfico, un testimonio histórico. Se considera que con ella se logró preservar los aspectos socioculturales de una población enfrentada a los embates de la modernidad.

Calixta en México

Calixta en México como parte del «Proyecto Chiapas» (Foto: University of Chicago. Department of Anthropology. Chiapas Project. Records)

El estudio que durante años llevó a cabo en la etnia Tzotzil, sobre sus sistemas de parentesco, creencias y costumbres −recogidos por separado en numerosas monografías y, como conjunto, en su obra cumbre Los peligros del alma: visión del mundo de un Tzotzil−, fue estimado por la Universidad de Chicago, como un modelo de observación participante en etnografía, que debía ser utilizado en la enseñanza de la antropología en las universidades del mundo.

Esa investigación constituyó el primer éxito −en tierras mexicanas− en el estudio de una etnia que, hasta el momento, había permanecido cerrada a extraños. Además de iniciar un debate, aún no concluido, sobre la necesidad de repensar el concepto de persona en Mesoamérica.

Dicho resultado fue, en gran medida, hijo del valor personal de Calixta, pues su primer acercamiento fue rechazado, e incluso se le amenazó con la muerte en la hoguera si volvía. Pero lo hizo, y a su regreso optó por ganarse la confianza de un miembro con autoridad en el grupo que le abrió, de a poco, las puertas de la aceptación. Seguía siendo una mujer valiente.

Cuba, el regreso   

En 1961 vuelve a su país. Dedicará los años restantes a la docencia, desde el Instituto de Etnología y Folclore o la Escuela de Etnología, de la cual fue designada directora general. Asesorará allí a jóvenes investigadores, como por ejemplo Miguel Barnet, quien ha declarado que fue ella la primera persona a quien le entregó el manuscrito de Biografía de un cimarrón, que muchos consideran influenciado por el trabajo de Calixta titulado Vida y carácter de Manuel Arias Sojom.

Desde 1964 es designada miembro de la Unión Internacional de Antropología y Etnología, labor que lleva a la par que las docentes, la asesoría de investigaciones en Cuba y México, la publicación de artículos y la difusión aquí de los textos clásicos de antropólogos como Robert Redfield.

Calixta Guiteras

Calixta Guiteras en 1977 (Foto: Carlos Pereira)

Es posible que entre los antropólogos y etnógrafos del país Calixta sea un referente, pero fuera de ese ámbito es prácticamente desconocida. Su nombre apenas aparece en la bibliografía sobre la Revolución del Treinta.

En los museos dedicados a Antonio Guiteras en Cuba casi no existe, si acaso se le menciona como su hermana. Incluso −según me fue confirmado por investigadores que estuvieron en el lugar− el museo de la familia Guiteras Holmes en Pinar del Río no contaba, hasta hace dos años, con una sala dedicada a Calixta, a pesar de tener espacio disponible y a que, según explican los museólogos, fue gracias a la asesoría inicial y a la entrega de objetos y documentos familiares por parte de ella, que se pudo inaugurar la institución.

La trigueña de rostro desenfadado, que fumaba aromáticos cigarros suaves en largas boquillas de plata, que provocó quebraderos de cabeza a policías de dos países, y que descubrió junto a su esposo la tumba del Templo de las inscripciones en la ciudad Maya de Palenque, murió el lunes 19 de septiembre de 1988, a los ochenta y tres años. Avanzada edad, sobre todo cuando se ha llevado una vida tan peligrosa.

3 abril 2021 11 comentarios 1270 vistas
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Directorio-historia

La memoria histórica del Directorio Revolucionario 13 de Marzo

por Aries M Cañellas Cabrera 13 marzo 2021
escrito por Aries M Cañellas Cabrera

La memoria histórica de una nación es la espina dorsal que sostiene la identidad nacional, la que permite a futuras generaciones compartir sentimientos, posturas éticas, ideológicas, religiosas o estéticas. Ella constituye el proceso sociocultural más importante para preservar la huella de una cultura y, como tal, debe ser rescatada, restaurada, resguardada, conservada, estudiada y difundida en un constante ciclo de desarrollo multidisciplinar que asegure la imparcialidad y objetividad de lo tratado.

Si partimos del precepto de que un país es más que la suma de sus sucesos, es en el análisis objetivo de lo unitario y lo antagónico que se enaltece la nación. Entonces, sobran acá los intereses sectarios.

La manipulación de la memoria histórica responde a intereses parciales, dogmáticos o personales que rara vez alcanzan, a largo plazo, su objetivo. La intención es dejar, a los ojos de actores futuros, la imagen de una sociedad que pudo haber sido más que eso. Ejemplos de lo anterior abundan en la historia: los egipcios borraron a la faraona Hatshepsut de los monumentos del Imperio Nuevo, quisieron invisibilizar su figura. Vano intento, milenios después se sabría de ella.

Forma parte de la labor del historiador, amén de todos los aspectos que conformen su análisis subjetivo de la realidad, tratar los hechos en su integralidad. La historia total dignifica la labor y enriquece el enfoque, aunque tal cometido pueda parecer una quimera en un mundo profundamente matizado por intereses de todo tipo.

El discurso histórico alrededor de la historia de la Revolución está desbalanceado, fragmentado; inclinado manifiestamente hacia una visión ventiseísta, que deja un notable espacio de interrogantes y vacíos. Una parte importante de esa zona invisible la ocupa el Directorio Revolucionario 13 de marzo.

El Directorio Revolucionario y la historia de la Revolución

Hace un año, en un artículo-respuesta a la controversia desatada alrededor de la emisión del programa Mesa Redonda del 13 de marzo de 2020, Rosario Alfonso Parodi, al referirse a este tema, hacía una conclusión clave: «Si ese discurso es de desmemoria, si es chato, maniqueo, denostador de lo que algunos creen no tributa a la alabanza y gloria de unos pocos, ese día, esa convergencia va a ser desigual; ese día podrían lograr que la Revolución viva una crisis de identidad, desde donde hacerla escorar».

La desigualdad en el discurso se manifiesta en dos aspectos fundamentales que lastran la memoria histórica del Directorio Revolucionario: primero, la escasa presencia de la organización en los estudios de la historia de la Revolución en todos los niveles de la pirámide formativa de la enseñanza; segundo, la sustitución de los espacios y la tergiversación o disminución de la épica revolucionaria del Directorio.

Presencia de la organización en los estudios de la historia de la Revolución

El primer aspecto es el más abarcador, pues el estudio de la historia de la Revolución en el sistema educativo empieza desde la asignación de nombres a las escuelas y centros. Relacionado con ello, se manifiesta un aparataje de influencia visual y cognitiva que incluye fotos del mártir —o del hecho— en los murales y las aulas, conocimiento de su biografía desde el preescolar, trabajos investigativos, convocatoria a concursos, etc.

Para analizar este aspecto sería necesario contar con los nombres de todos los centros de estudio del país. Tal listado no fue posible hallarlo, pero sí uno aproximado —disponible en ECURED: «Instituciones Educativas de Cuba»— del cual se tuvieron en cuenta 660 instituciones. La selección para el análisis incluyó a las provincias que tuvieran la mayoría de sus instituciones docentes presentes en la lista, pues en ciertos casos aparecían provincias con muy pocas escuelas declaradas.

El resultado es revelador: del total de 660 escuelas y centros, 117 nombres (17%), pertenecen a la categoría que denominamos «del siglo XIX»; 178 (26%), a la categoría «M-26-7» y solamente 27 (4%), a la categoría « Directorio Revolucionario». El resto de las denominaciones fueron incluidas en una categoría mayoritaria que llamamos «otros» en la cual se cuentan: internacionalistas, otras organizaciones revolucionarias, figuras o hechos internacionales y personalidades del mundo de la cultura.

Jimenito, otra vez ninguneado

Tales datos pueden aportar varios análisis que no son objeto de este trabajo, pero lo que sí queda claro es que, en lo relativo a nombrar las escuelas y centros educativos, el resguardo, estudio y difusión de la historia del Directorio es seis veces menor que el de la organización que fue su homóloga en el tiempo.

Un segundo aspecto de este primer punto son los programas de la asignatura Historia de Cuba en los distintos niveles de enseñanza. En el libro de texto de noveno grado no llega a cuatro páginas el contenido que menciona, como otras acciones y sucesos, los temas relacionados con el Directorio. Sucede algo similar con el libro de texto de duodécimo grado. Es prácticamente el mismo enfoque e igual cantidad de contenido.

En el caso de la enseñanza universitaria, lo típico es que en un programa de 64 horas ninguna clase se dedique por entero a tratar la historia del Directorio, lo cual es comprensible debido a la necesidad de condensar, en tan poco tiempo, tanto contenido. El mayor problema estriba en que, de una unidad que como mínimo tiene diez horas —que abarcan solamente la etapa comprendida entre el 52 y el 59— nunca se destinan más de dos en total al Directorio.

El alumno vuelve a recibir —con un enfoque más integral que en enseñanzas precedentes— la información relativa a los héroes indiscutibles del Moncada, las etapas de la lucha en la Sierra, el fracaso de la huelga del 9 de abril, el llamado de Fidel a la huelga general, etc. Pero nada se les dice del paro de los Cincos Minutos, ni de las declaraciones de «Ciudad Muerta», no se les habla del triunfo del paro azucarero de diciembre del 55, gracias al respaldo del ya existente Directorio, y, en la mayoría de los casos, los estudiantes siguen creyendo que este se fundó el 24 de febrero de 1956.

En la distribución de contenidos, están justamente incluidos Abel, Renato, el temple de Melba y Haydee, el derroche de coraje de Camilo y Che en su marcha a Las Villas. En cambio, nada de Machadito —ni su posterior calvario— volviendo a entrar a Palacio para rescatar a un miope Juan Pedro; se omiten también la importancia de la colaboración de la columna del Directorio para la toma —junto al Che—, de la zona central, así como la enorme muestra de unidad de esta columna al poner toda su base logística del centro del país en función de socorrer a unos desfallecidos invasores; tampoco existen, en los programas, las mujeres del Directorio.

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Imagen tomada por el fotógrafo Liborio Noval el 13 de marzo de 1957.

Es usual incluir muchas veces un seminario sobre el Moncada y La Historia me Absolverá, en tanto, el asalto a Palacio no pasa de una mención que, la más de las veces, atribuye falsamente un carácter suicida al hecho. Si conocemos esas lagunas en la manera de abordar la historia del Directorio, podremos comprender la naturalidad con la que, hace un año, transmitiendo desde el antiguo Palacio Presidencial, una periodista manifestó, en un programa de televisión, que esos muchachos habían ido a un suicidio.

El desconocimiento, soslayo y ninguneo de la historia del Directorio está tan enraizado, es tan profundo el daño a la memoria histórica de la organización, que pensamientos como ese son, según mi experiencia de más de veinte años de docencia, la imagen típica con que los estudiantes abandonan las aulas.

Tal ignorancia podría haber sido atenuada con la difusión, a través de editoriales cubanas, de libros relativos al tema; sin embargo, la presencia en los catálogos de dichas instituciones de publicaciones afines al Directorio es ínfima. Una simple ojeada a las librerías del país permite apreciar que no abundan, como regla general, materiales de este tipo.

Sin que sea exhaustivo, entre lo que existe cito algunas memorias, como las de Julio García Oliveras, Enrique Rodríguez Loeches y, más recientemente, las de René Anillo. Vale destacar también la excelente novela Empecinadamente vivos, de Rodolfo Alpízar Castillo, publicada por Letras Cubanas en el 2011 y a libre descarga en internet, que es una historia novelada sobre los hechos de Humbolt 7. Del historiador Newton Briones es Víctima o culpable. La delación de Humbolt 7, interesante libro bajo el sello de Ruth Editorial y a la venta en Amazon.  

No es este un asunto menor. Gran parte del conocimiento histórico se forma a través de lecturas, de modo que las personas asumirán como herencia histórica lo que conocen, y desecharán, o no incorporarán, aquello que ignoran. El paso de los años hace el resto, hasta terminar por desaparecer de la memoria de la nación a hechos y figuras. ¿Acaso ha escuchado la media de los cubanos y cubanas hablar de Mujeres Oposicionistas Unidas?

¿Qué pasará cuando no estemos?

El punto anterior está matizado —aunque no explicado— por un hecho objetivo: el difícil acceso a los archivos del Directorio Revolucionario 13 de Marzo. El fondo que existe en el Archivo Nacional —la última vez que este articulista acudió a revisarlo fue en el año 2013—, es la minúscula parte de uno mayor que se encuentra ubicado en la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, a la cual el acceso es mucho más restringido.

Sustitución de los espacios, tergiversación y disminución de la épica revolucionaria del Directorio

Una etapa muy importante de la memoria histórica es la conservación y restauración de los espacios, con el fin de mantener los referentes que posibilitan codificar la historia en el imaginario social y perpetuar los legados. El Directorio ha sido absorbido, diluido, como parte de un proceso de continuidad y aparentes reconocimientos.

¿Qué significa para la memoria del Directorio que sea Palacio el Museo de la Revolución? Podría parecer un reconocimiento, un homenaje, el usar como símbolo del proceso el lugar donde cayeron tantos asaltantes de esa organización. Pero no lo es, es una sustitución, una homogeneización de la individualidad en el todo. El Directorio apenas está en ese lugar. Cuando uno lo visita, si no cuenta con una guía, puede salir sin haber visto siquiera los orificios de bala. Lo que queda, al recordar, es el conjunto escultórico del Che y Camilo, las camisas y otros objetos de los moncadistas.

La sustitución de espacios no tiene, sin embargo, su peor ejemplo en el Museo de la Revolución. El caso más significativo es la desaparición del parque Zayas para la erección del Memorial del Granma. Literalmente, en ese lugar donde tantos mártires del Directorio cayeron, los símbolos del M-26-7 reemplazaron el espacio físico y la memoria histórica de los hechos. El camión de mudanzas parece ilustrar, como una ironía, la transmutación.

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Parque Zayas, actual Memorial del Granma, y del Palacio Presidencial.

Siempre existirán explicaciones alternativas que intenten justificar lo anterior. Podrá apelarse a argumentos que no negarán lo analizado. Como también será posible achacar a la incapacidad de un funcionario sin nombre los sucesos que me fueron referidos por Natalia Bolívar —y publicados por Julio César Guanche en entrevista realizada a esta heroína—, referentes a la colocación, en la antigua Quinta Estación de Policía de Playa, de una tarja que afirmaba que ese lugar había sido asaltado en noviembre de 1958 por comandos del M-26-7, cuando se sabe que fue una acción del Directorio.

La homogeneización y sustitución de los espacios afecta la memoria histórica del Directorio, pues tergiversa y disminuye la épica de la organización, perturbando además la imagen unitaria que siempre proyectó. ¿Acaso conoce la media de los cubanos que las armas que quedaron del asalto a Palacio fueron enviadas a Frank País por la dirección del Directorio para ser subidas a la Sierra? Sé, por mi experiencia docente, que cuando se relatan los refuerzos de armamentos y hombres con los que Frank refuerza y socorre a la guerrilla, no se menciona este aporte.

¿Y la alocución de José Antonio? En los últimos años me he ocupado de preguntarle a mi hija y a mi hermano menor, que viven en provincias diferentes, si les ponen la grabación con sus palabras ante los micrófonos de Radio Reloj. Llevo años recibiendo un «no» por respuesta.

En la memoria popular el Directorio corre el riesgo de desaparecer, de su memoria histórica ya se han eliminado ciertas tradiciones. Indague en las calles qué ocurrió el 30 de julio y por qué es el Día de los Mártires. Pregunte igualmente qué sucedió el 20 de abril. Comprobará —como me ha ocurrido en aulas de tres provincias—, que la mayoría puede identificar y relacionar la primera fecha con acciones del M-26-7, mientras casi ninguno acierta que la segunda es la masacre de Humboldt 7.

El rescate, restauración, resguardo, conservación, estudio y difusión de la historia del Directorio es una necesidad. La historia de la Revolución es incompleta sin ella. La homogenización lacera el discurso histórico y abre una brecha injusta en la comprensión del proceso, lo cual afecta no solo al legado del Directorio, sino a la propia memoria de la nación.

Para contactar con el autor: ariesmcc@gmail.com

13 marzo 2021 36 comentarios 2847 vistas
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¿Qué pasará cuando no estemos?

por Aries M Cañellas Cabrera 14 mayo 2020
escrito por Aries M Cañellas Cabrera

Se van en silencio, con ese sino que ha marcado a los héroes que un día de septiembre crearon el Directorio Revolucionario 13 de Marzo (DR13). Los más afortunados recibirán una nota pequeñísima, perdida entre noticias de éxitos y metas cumplidas, otros, ya invisibles como mi abuelo, no recibirán nada.

Generaciones de cubanos no han escuchado jamás sus nombres. Para algunos, incluso, puede que sean no más que un puñado de suicidas. En todas las ciudades de Cuba viven y se olvidan los sobrevivientes, «empecinadamente vivos», que hace sesenta y un años dieron un paso atrás —en aras de una unidad que nunca los incluyó— para evitar que esta vez, como le había pasado a sus padres en el 33, los muertos cayeran en vano.

Cuba les debe.

Les debe haber evitado la guerra civil, parte del triunfo del 59, las ciudades intranquilas que no dejaban dormir a los batistianos, les debe incluso las armas que Frank País —ese segundo héroe byroniano de la República— subió a la Sierra. Les debe el socorro y restablecimiento de los invasores que desfallecidos arribaron al Escambray. Sin el auxilio de las redes del DR13 en ciudades como Cienfuegos, a esos hombres les hubiera sido difícil tomarlas.

La célula dirigente del DR13 en esa ciudad sureña, dirigida entonces por Miguel Cañellas —mi abuelo, el hombre del que aprendí a sangrar por la herida por la que que aún sangran los miembros de la organización— recibió la orden directa del Comandante Fauré Chomón de ponerlo todo en función del socorro a los invasores. Nada sería más importante que surtir las montañas con toda la logística necesaria para ello, según la ordenanza que todos los sobrevivientes manifiestan recordar.

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Comandantes Faure Chomón y Ángel Quevedo. Parque Martí. Cienfuegos, 19 de febrero de 1959.

El silencio nos envuelve. Somos culpables: los que nunca llegamos a colgar una bandera del DR13 un 1ro de enero, los maestros que no hablamos más de ellos, los docentes universitarios que dejamos que siguieran siendo anónimos… Se ha empezado a cerrar el círculo de la historia que no fue porque no está. Dentro de veinte años, cuando un 20 de abril mi hija lleve a mis nietos a la calle Humboldt a poner flores en una acera, como ha hecho con su padre, ¿sabrán ellos por qué? Hoy nadie se acuerda de Pío Álvarez, Ivo Fernández, o Calixta Guiteras. El círculo de la historia los dejó fuera.

Como me dijo en una entrevista Natalia Bolívar, miembro del DR13: “¿Qué pasará cuando no estemos?”. Yo debo, y pago como puedo, pero si nos quedamos impasibles también somos culpables.

Aún hay tiempo, la historia del Directorio Revolucionario todavía puede hacerse estando algunos de sus miembros vivos. Algo se ha logrado, aunque con poca divulgación. A pesar de que la mayoría ya no quiere hablar, sí están dispuestos a hacerlo si es para salvar, no su papel, sino el de sus muertos. Lo pude constatar en Cienfuegos, cuando les pregunté si permitirían que en unos años nadie supiera quienes fueron el Comandante Ángel Quevedo, Juan Olaiz, o incluso Fructuoso Rodríguez. Y respondieron.

14 mayo 2020 38 comentarios 318 vistas
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