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Andrés Kogan Valderrama

Andrés Kogan Valderrama

Sociólogo chileno. Doctor en Estudios Sociales de América Latina. Integrante del Comité Científico de Revista Iberoamérica Social

atilio boron

Atilio Borón y su defensa de las izquierdas autoritarias

por Andrés Kogan Valderrama 9 febrero 2022
escrito por Andrés Kogan Valderrama

A propósito de la farsa judicial llevada a cabo por Daniel Ortega y Rosario Murillo, luego de que comenzaran los juicios contra opositores políticos en Nicaragua, como el de la ex guerrillera sandinista Dora María Téllez —acusada de conspirar contra la integridad nacional—, no se han hecho esperar las críticas a tales medidas represivas.

Algunas de ellas han sido las realizadas por la futura ministra de Relaciones Exteriores de Chile, Antonia Urrejola, así como por el propio presidente electo Gabriel Boric, quienes han manifestado en reiteradas oportunidades su rechazo a las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua, tildándolo de una vergüenza.

En el caso del presidente Boric, su condena al terrorismo de Estado de parte del gobierno nicaragüense y de tantos otros, como su defensa irrestricta a los derechos humanos —sean donde sean: Chile, Colombia, Cuba, Israel, Estados Unidos, Rusia, China o Venezuela—, lo han hecho blanco de descalificaciones de sectores fanáticos, tanto de un lado como de otro.

Por ejemplo, desde un punto del espectro no le ha perdonado que se refiera de manera crítica a lo que pasa con los gobiernos de izquierda autoritarios de la región. De esa forma le estaría haciendo el juego a la derecha y a los Estados Unidos, plantea cierta intelectualidad progresista.

Quizás uno de los personajes que más ha contribuido a desacreditar cualquier cuestionamiento a las izquierdas autoritarias, ha sido el sociólogo argentino Atilio Borón, quien en reiteradas ocasiones pareciera actuar más como un vocero de algunos gobiernos que como un pensador crítico proveniente de las Ciencias Sociales.

Un ejemplo de ello es lo señalado recientemente por Borón, luego de que el presidente Boric planteara que la experiencia política venezolana ha fracasado, lo que se evidencia con la diáspora de millones de venezolanos que ha traído una crisis humanitaria sin precedentes a nivel regional.

Frente a esto, la respuesta vía twitter del sociólogo argentino, cargada con un tono de superioridad intelectual, fue la siguiente: «Presidente inexperto necesita clases de historia de A. Latina, colonialismo cultural, imperialismo y relaciones internacionales. Profesores presentarse en Palacio de La Moneda, Santiago, Chile, a partir del 11 de Marzo. Traigan material de lectura y ármense de paciencia».

URGENTE: presidente inexperto necesita clases de historia de A. Latina, colonialismo cultural, imperialismo y relaciones internacionales. Profesores presentarse en Palacio de La Moneda, Santiago, Chile, a partir del 11 de Marzo. Traigan material de lectura y ármense de paciencia. pic.twitter.com/7ZEuKJMqvr

— Atilio Boron (@atilioboron) January 22, 2022

Es una lamentable respuesta de Borón, que deja entrever un tufillo estalinista digno de manual de quienes han defendido dogmáticamente a sistemas de opresión que solo han beneficiado a una casta en el poder.

No es de sorprender entonces que Borón en el año 2017 llegara al extremo de decir, luego de las protestas en Venezuela aquel año, que «la única actitud sensata y racional que le resta al gobierno del presidente Nicolás Maduro es proceder a la enérgica defensa del orden institucional vigente y movilizar sin dilaciones al conjunto de sus fuerzas armadas para aplastar la contrarrevolución y restaurar la normalidad de la vida social».

En otras palabras, hizo un llamado explícito al terrorismo de Estado en Venezuela, de la misma manera que lo han hecho sectores de derecha en países como Chile o Colombia, donde se han construido a un enemigo interno para justificar la represión y la violación a los derechos humanos.

Ciertamente no se puede omitir el histórico intervencionismo de Estados Unidos en la región, tampoco que las enormes reservas de petróleo de Venezuela son estratégicas para sus prácticas imperiales; pero de ahí a decir que detrás de cualquier crítica política a eses gobiernos, está la CIA o la inteligencia estadounidense es un razonamiento típicamente lineal y dicotómico.

Borón no tienen ningún problema tampoco en justificar lo realizado por Ortega y Murillo en Nicaragua, a pesar de que la dictadura nicaraguense, a diferencia de la venezolana, sí pactó con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Es un gobierno patriarcal contrario a derechos básicos de las mujeres, a quienes prohíbe cualquier tipo de aborto, por ejemplo.

Esto lo han entendido, en buena hora, varios referentes del Partido Comunista de Chile. Camila Vallejo, Karol Cariola e incluso Daniel Jadue, han condenado la persecución política y las políticas de terror de Ortega-Murillo. Mientras Atilio Borón ha señalado que lo hacen para quedar bien frente a la opinión dominante y para ganar votos provenientes de la derecha.

Por suerte, existen muchas voces críticas en la región contra ese relato conservador de izquierda de Borón, el cual solo simplifica procesos políticos mucho más complejos y niega la posibilidad de cuestionar lo que realmente importa, que es la concentración del poder político y económico, más allá de las ideologías que se profesen y el lugar en donde se encuentren.

Una de nuestras voces, Eduardo Galeano, en el año 2013 alertaba en una entrevista sobre la necesidad de recuperar el sentido de las palabras. Lo hacía luego de que el régimen de Daniel Ortega prohibiera el aborto terapeútico en Nicaragua, que había sido legalizado anteriormente durante décadas por gobiernos de derecha en casos de peligro de salud de la mujer y violaciones. «Estamos todos locos», señaló en aquel entonces.

9 febrero 2022 29 comentarios 3,K vistas
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Integración

Hacia una integración regional desde los buenos vivires

por Andrés Kogan Valderrama 21 enero 2022
escrito por Andrés Kogan Valderrama

La discusión sobre la necesidad de impulsar iniciativas populares de norma constitucional en Chile por la integración latinoamericana y del Caribe, debe retomarse ante la falta de propuestas presentadas hasta hace unos días, Resulta muy positivo que se hayan ingresado algunas iniciativas nuevas en esa línea.

Una de ellas, presentada por el Ciudadano, Revista de Frente y Marco Enríquez Ominami, denominada «Nuestramérica: iniciativa por la integración regional», apunta a una articulación estratégica en diversas materias, que faciliten el entendimiento entre las distintas naciones de la región.

La otra iniciativa, presentada por mí, llamada «Integración Latinoamericana», intenta visibilizar el racismo institucional en la Constitución de 1980, que negó cualquier posibilidad de pensarnos políticamente en la región.

De ahí la importancia de que en esta nueva carta magna se incluya, como mínimo en su preámbulo, al igual que otros de la región (Colombia, Ecuador y Venezuela), que el Estado de Chile promoverá relaciones de integración de toda índole (política, económica, social, cultural, ambiental) con el resto del mundo, particularmente con América Latina y el Caribe.

Las razones para impulsar una nueva Unión Latinoamericana y del Caribe, sostenida por las constituciones de los diferentes Estados, son muchas (Derechos Humanos y de la Naturaleza, etc.), y se pueden ver en ambas iniciativas. Sin embargo, debemos aprender de los errores de las experiencias pasadas de integración regional, las cuales muchas veces se quedaron en grandes discursos de los gobernantes.

Como ha planteado el economista y ex presidente de la asamblea constituyente de Ecuador, Alberto Acosta, el fracaso de la integración regional no ha sido solamente, como cree aún buena parte de la izquierda latinoamericana, por causa de la OEA y el actuar imperial de Estados Unidos, sino también por la subordinación a modelos insostenibles ambientalmente y depredadores de la Madre Tierra.

Integración (2)

Por ello, el problema ha sido que muchas de esas iniciativas regionales, aunque se plantearon como antiimperialistas, siguieron presas de lógicas coloniales, patriarcales y capitalistas, como si el problema fuera solamente el injerencismo de un determinado país. Debe ser visto como parte de un proceso industrial e histórico de producción y de consumo ilimitado, donde el despojo territorial ha sostenido un sistema de muerte que está poniendo en riesgo las condiciones mínimas de reproducción de la vida.    

Muchos de quienes apoyaron en su momento el proceso de integración latinoamericana, impulsado por presidentes como Luis Ignacio Lula da Silva, Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Rafael Correa, pasaron del Consenso de Washington al Consenso de Beijing; o de los Commodities, señalado en su momento por la socióloga argentina Maristella Svampa, como si la presencia de China como nuevo centro del sistema mundo capitalista fuera algo muy positivo para la región. 

Es el caso, por ejemplo, del apoyo de la UNASUR al proyecto IIRSA-COSIPLAN, el cual si bien ha buscado generar una infraestructura regional en transporte, emergencia y telecomunicaciones, ha terminado por ampliar los conflictos socioambientales en los distintos territorios y profundizar así la acumulación por desposesión.

No basta solamente con hablar de integración regional, sino se plantea también una descolonización, despatriarcalización y desmercantilización de América Latina y el Caribe, dentro de este gran territorio de vida del Sur Global, donde los pueblos indígenas, las mujeres y los sectores empobrecidos son quienes más sufren las consecuencias del extractivismo y de la crisis climática actual.

Frente a esto, la demanda de recuperar los bienes comunes se vuelve fundamental, como asegura la antropóloga chilena Francisca Fernández Droguett, trascendiendo así lo humano y superando el relato antropocéntrico del progreso, abriéndonos a la posibilidad de vernos como parte de un entretejido entre distintos seres vivos.

Por ende, se hace cada vez más urgente el comenzar a hablar regionalmente de transiciones postextractivistas, idea del economista uruguayo Eduardo Gudynas. En ese proceso ya no el desarrollo, sino los buenos vivires serían el horizonte por el cual nuestros países puedan aprender y colaborar unos con otros, y dejar de competir por quién vende más materias primas a los mercados globales.

Llevamos más de doscientos años aplicando recetas creadas por y para grandes imperios y potencias. Quizás sea el momento de retomar una integración regional distinta, y darle sentido a la idea zapatista de un mundo en donde quepan muchos mundos.

21 enero 2022 11 comentarios 1,7K vistas
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Cláusulas

¿Cláusulas latinoamericanas en la nueva constitución de Chile?

por Andrés Kogan Valderrama 8 enero 2022
escrito por Andrés Kogan Valderrama

A solo meses de que se realice el plebiscito de salida para una nueva constitución en Chile, la discusión que se tendrá este 2022 sobre los contenidos de la carta magna en el país se comienzan a dilucidar. Sucede luego de la presentación de más de cuatrocientas iniciativas populares de norma constitucional y de 183 mil firmas en apoyo a cada una de ellas.

Entre esas propuestas ciudadanas destacan algunas para la regulación de derechos sexuales y reproductivos, educación feminista y no sexista, desprivatización del agua y derechos de la naturaleza; reconocimiento a pueblos indígenas, plurinacionalidad, diversas formas de familia, así como la incorporación de los animales como sujetos de derecho, entre muchas otras.  

No obstante, lo llamativo de este proceso participativo en curso, es que aún no se presenta ninguna iniciativa relacionada a la integración latinoamericana o regional, luego de revisar las presentadas hasta el momento en las siete comisiones existentes.

Esta ausencia de latinoamericanismo no se ha puesto en discusión en medios de información, partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil ni en las constituyentes, lo que evidencia la escasa importancia que se le ha dado a un tema que debiera ser central en la discusión que se tendrá próximamente.

Es lamentable, como bien plantea el investigador colombiano Juan Camilo Herrera, ese desapego de Chile por la región, que distancia al país del resto de las naciones, las cuales en su gran mayoría han incorporado en sus constituciones cláusulas de integración latinoamericana, impulsadas tanto por sectores liberales, conservadores, como progresistas.

De ahí que a pesar de las grandes diferencias existentes entre procesos y momentos políticos en la región, países como Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, tienen preámbulos y artículos en sus constituciones donde América Latina aparece mencionada.

Cláusulas 2

(Foto: AntonIvanov / Shutterstock.com)

En consecuencia, tal desinterés sólo retrata el profundo racismo histórico e institucional de Chile, el cual con la constitución dictatorial y neoliberal de 1980 impuso violentamente un nacionalismo de mercado. Este ha estado marcado los últimos treinta años por una política exterior economicista, que privilegió múltiples tratados de libre comercio con naciones fuera de la región, en vez de liderar procesos de integración latinoamericana.

Si se revisa el texto constitucional de 1980, aparece explícitamente en el artículo 32, que es el presidente quien debe «conducir las relaciones políticas con las potencias extranjeras y organismos internacionales, y llevar a cabo las negociaciones; concluir, firmar y ratificar los tratados que estime convenientes para los intereses del país».

Es decir, ha habido una mirada completamente subordinada a los grandes poderes imperiales (Estados Unidos, China u otros), en desmedro de la construcción de un bloque regional autónomo, que haga cierto contrapeso a esos países y a las grandes empresas transnacionales existentes, las cuales concentran cada vez más la riqueza.

De hecho, revisando la investigación de Juan C. Herrera, en su libro «Las Cláusulas durmientes de integración latinoamericana», muestra cómo la discusión previa a la constitución de 1980, a través de la Comisión Ortúzar, estuvo marcada por posiciones ultra conservadoras. Incluso compararon a Chile con Inglaterra: «en este momento en este país no solo existe desencanto por lo que pasó, por lo que le pasó a esta democracia nuestra tan orgullosa: “ingleses de América Latina”, el país más sólidamente organizado de América del Sur».

La idea de ser «los ingleses de la región» solo reproduce un patrón eurocéntrico y un desprecio por el resto de los países, como si Chile viviera en un oasis de desarrollo dentro de un mal barrio. Ello se ha traducido además en su errático rol en América Latina las últimas tres décadas, caracterizado por beneficiar a los grandes grupos económicos del mundo.

Chile ha sido parte de varios de los distintos organismos regionales creados históricamente (OEA, ALALC, SICA, Parlamento Latinoamericano y Caribeño, CAN, SELA, ALADI, Mercosur, Unasur, Celac, Alianza del Pacífico, Prosur), pero mientras no incorpore de forma explícita en la nueva constitución, cláusulas de integración latinoamericana, siempre cumplirá un rol secundario.  

Por otro lado, si bien esos organismos han servido para agrupar a países de la región, muchas veces han sido meros medios para agendas propias de algunos Estados, como ha pasado imperialmente con la OEA (Estados Unidos), pero también gubernamentalmente con la Unasur (Venezuela y Bolivia) o con Prosur (Colombia y Chile).

La integración latinoamericana y la idea de un constitucionalismo transformador, tiene que ser impulsado contra cualquier tipo de injerencismo (estadounidense o chino), pero también más allá de los gobiernos o caudillos de turno de la región, los cuales han cooptado procesos políticos.

Las razones para impulsar aquel derecho común latinoamericano, van mucho más allá de algo nostálgico en nuestra historia (sueño bolivariano) o pragmático (integración económica), sino que tienen que ver con la defensa irrestricta de los Derechos Humanos y de la Naturaleza.

América Latina (Abya Yala) es la región más biodiversa en el planeta, con mayores reservas de agua, con una alta migración interna y con múltiples pueblos indígenas. Más que una opción se vuelve una necesidad el tener una política regional centrada en proteger las enormes riquezas naturales y humanas existentes.  

Cláusulas 3

(Foto: La Sexta)

Nos encontramos como región en un proceso muy complejo para quienes vivimos en este gran territorio del sur global. Padecemos el extractivismo imperante, la violación a los derechos humanos por parte de gobiernos, la crisis humanitaria de miles de migrantes, la violencia de los narcotraficantes, el racismo contra pueblos indígenas y afrodescendientes, la violencia patriarcal contra mujeres y disidencias sexuales; así como los efectos sociales y para la salud mental que ha generado la pandemia actual.

Frente a esto, que la integración regional nos permita impulsar políticas que pongan en el centro el cuidado de los bienes comunes y una ecología de saberes entre distintos pueblos. Que la plurinacionalidad, la sustentabilidad y los buenos vivires, nos conviertan en referente mundial dentro de un planeta amenazado por una crisis climática (antropoceno) y civilizatoria de más de quinientos años.

Chile no puede estar ajeno al proceso integrador en su nueva constitución. Le hemos dado la espalda a la región por demasiado tiempo, por lo que es el momento propicio para hacer un giro latinoamericano constituyente, que vaya acompañado por políticas de Estado en directa relación con el resto de los países de América Latina.

8 enero 2022 12 comentarios 1,5K vistas
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Cambio de época en Chile

El cambio de época en Chile

por Andrés Kogan Valderrama 28 diciembre 2021
escrito por Andrés Kogan Valderrama

El histórico triunfo de Gabriel Boric en la segunda vuelta presidencial en Chile, el 19 de noviembre, no solo es inédito porque después de treinta años se rompe el duopolio político que gobernó el país, sino también porque consolida un proceso constituyente en curso, el cual iba a estar fuertemente amenazado en el caso de que ganara el candidato de extrema derecha José Antonio Kast.

Si bien los resultados en primera vuelta parecían poco entendibles, dadas las anteriores votaciones en Chile, donde las fuerzas transformadoras se impusieron ampliamente por sobre los sectores más conservadores del país (plebiscito constitucional y elección de constituyentes), la posibilidad de una restauración conservadora, luego de la segunda vuelta, queda completamente descartada.  

De ahí que la alta participación total (55,65%) y votación a Gabriel Boric (55,87%), no solo lo convierten en el presidente más joven y con más votos en la historia de Chile (4.620.890), sino que será quien firme, de aprobarse, la primera constitución legítima y redactada democráticamente en el país.

Ante esto es lógico que Gabriel Boric entienda que su rol político es mucho más importante que el de otros presidentes elegidos anteriormente, al estar inserto en un momento de cambio de época. Como planteó en su primer discurso como presidente electo: «Defenderemos el proceso constituyente, que es motivo de orgullo mundial. Es la primera vez que escribimos una Constitución de forma democrática. Cuidemos este proceso para que sea una Carta Magna fruto del acuerdo y no de la imposición».

Siendo coherente con tal declaración, es muy destacable que a la primera persona que haya llamado Boric, luego de enterarse de los resultados de la segunda vuelta, fuera a la presidenta de la Convención Constituyente, Elisa Loncón; una muy buena señal de lo que vendrá en el futuro para el desarrollo del proceso en curso.

Asimismo, la visita de Gabriel Boric a la Convención Constituyente dos días después de su elección, marcó una clara diferencia con Sebastián Piñera, quien no solo no fue capaz de asistir a un espacio tan importante para el futuro del país, sino que incluso lo entorpeció y trató de influir sobre él con declaraciones sobre algunos contenidos de la nueva Carta fundamental.

Por el contrario, Gabriel Boric ha sido cauto en sus declaraciones respecto a la Convención Constituyente. Ha dicho que no será pautada por el presidente, porque sabe que su rol es acompañar el proceso, respetando siempre su autonomía y la capacidad de ese órgano para funcionar de manera independiente al poder constituido.

En consecuencia, la responsabilidad que tendrá el nuevo presidente es enorme, pero estará sostenida no solo por un partido político, coalición o sector determinado, sino por millones de chilenas y chilenos que exigieron ser parte de la construcción de un nuevo Estado, como también por cientos de organizaciones sociales que pusieron en el centro la defensa de los Derechos Humanos y de la Naturaleza.

Por lo mismo, el cuidado y apoyo ciudadano en los próximos meses hacia la Convención Constituyente es clave, ante la campaña de desprestigio de grandes medios de información y de una derecha en ruinas, a la que solo le queda denigrar a base de mentiras al órgano más inclusivo, participativo, vinculante y universal que hemos tenido.

Cambio de época en Chile (2)

Elisa Loncón (Foto: Cristian Soto Quiroz)

Podrán decir muchas cosas de la Convención Constituyente, pero es por lejos el espacio institucional que más se parece a Chile en toda su diversidad. Como país, nos mal acostumbraron con instituciones ilegítimas y autoritarias, hechas por y para las élites, que dejaban fuera a la gran mayoría y obligaban a subordinarnos así a normas y códigos jurídicos elaborados a la medida de unos pocos.

Además, es muy destacable de parte de la Convención Constituyente, en lo que respecta a democracia participativa, las instancias previas a la redacción de la nueva Carta Magna, como son: la iniciativa popular de norma, los encuentros auto-convocados, las audiencias públicas obligatorias, la cuenta popular constituyente, las jornadas nacionales de deliberación, los foros deliberativos, los cabildos comunales, la semana territorial, el plebiscito dirimente y la consulta indígena.

En definitiva, somos testigos y parte de un proceso político completamente distinto e inédito a lo que hemos vivido como chilenos por siglos, y que seguramente romperá con un Estado secuestrado por las élites económicas nacionales e internacionales desde la Constitución Portaliana de 1833 en adelante, la cual sentó las bases para imponer en el país un orden completamente excluyente y negador de la pluralidad existente.

28 diciembre 2021 7 comentarios 1,6K vistas
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Gabriel Boric

Movimientos sociales por Boric y la nueva constitución

por Andrés Kogan Valderrama 8 diciembre 2021
escrito por Andrés Kogan Valderrama

A solo días de saber quién será el nuevo presidente de Chile, el apoyo a ambos candidatos por parte de distintos sectores del país no se ha hecho esperar, dada la importancia de la elección del próximo 19 de diciembre.

En el caso de José Antonio Kast, todos los partidos políticos de derecha se cuadraron rápidamente con el candidato del Partido Republicano (UDI, RN, EVOPOLI); mientras que por el lado de Gabriel Boric, todos los partidos de izquierda se han sumado sin condiciones al candidato de Apruebo Dignidad (PS, PPD, DC).

Si bien son apoyos que no sorprenden a nadie, dada la búsqueda de aquellos partidos políticos —muy deslegitimados socialmente— de reacomodarse en un futuro gobierno, por el lado de la sociedad civil organizada ha sido enorme el apoyo que ha recibido Boric de parte de múltiples movimientos sociales en comparación con Kast.

La situación se evidencia en las organizaciones que le han dado su respaldo explícito a Gabriel Boric: Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT); Movimiento de Defensa por el acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medio Ambiente (MODATIMA), Coordinadora Feminista 8M, Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH), Fundación Iguales, Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), Movimiento de Acción Migrante (MAM), Coordinadora Nacional No + AFP, Coordinadora en Defensa de Nuestra Salud Mental, entre muchas otras.

Un llamado de esas organizaciones a votar por Gabriel Boric no solo tiene relación con las convicciones del candidato de Apruebo Dignidad o de su programa de gobierno en lo que respecta a construir un gobierno feminista, ecologista, diverso, inclusivo y digno para todas las personas; sino también con cuidar un proceso constituyente en curso, el cual estará fuertemente amenazado en el caso de que salga José Antonio Kast.  

Gabriel Boric (2)

José Antonio Kast (Foto: Marcello Hernándes/Getty Images)

Por ello, la amenaza para la democracia en Chile que representa Kast es mucho mayor que lo que pasó con Donald Trump en Estados Unidos o Jair Bolsonaro en Brasil. Lo que está en juego no es un gobierno conservador de cuatro años en el poder, sino un proceso histórico que de ser revertido, generará mucha frustración, rabia, miedo, discriminación y exclusión.

El peligro del discurso abiertamente racista, clasista, homofóbico, pinochetista y negacionista del cambio climático de Kast se vuelve mucho más peligroso en el contexto constituyente chileno. Más cuando es acompañado con la delirante idea conspirativa de que la quema del metro y el estallido social del 2019, fue organizado y financiado por los gobiernos de Venezuela y Cuba, el Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla, y ejecutado por el Partido Comunista de Chile.

No es casualidad, por tanto, que la ultraderecha chilena hable constantemente de insurrección y de estallido delictual, planteando un escenario binario presidencial entre libertad, representado supuestamente por Kast, y comunismo, representado supuestamente por Boric, como si lo que pasó en el año 2019 pudiera ser reducido a quemas, saqueos y narcotráfico.

Tampoco es casual que José Antonio Kast y sus seguidores nombren a Gabriel Boric como el candidato del Partido Comunista, como si fuera un mero títere de este, sobredimensionando así su rol en la campaña y en la revuelta social misma, con el único objetivo de generar temor en la población. 

De ahí que no sea ingenuo ese discurso, ya que no hay que ser de izquierda para saber que las grandes movilizaciones que ocurrieron el 2019 fueron antipartidarias y pacíficas en general. Negarlo es vivir en otro país, nunca haber asistido a alguna marcha en la vida o simplemente mentir con fines políticos para invalidar las demandas legítimas de los movimientos sociales.  

Asimismo, la tesis conservadora de que lo que ocurrió el 2019 fue orquestado desde arriba no tiene ningún asidero en la realidad. De hecho, por eso mismo el proceso constituyente chileno no ha podido ser cooptado por ningún sector de izquierda partidista de manera electoral, a diferencia de lo que pasó en los procesos constituyentes de Venezuela, Bolivia y Ecuador, donde caudillos políticos se terminaron apropiando del proceso de manera autoritaria.

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La tesis conservadora de que lo que ocurrió el 2019 fue orquestado desde arriba no tiene ningún asidero en la realidad. (Foto: El Comercio)

Por el contrario, el proceso constituyente chileno ha sido desde abajo y muy transversal, yendo mucho más allá de las caricaturas del mundo conservador que lo atribuye a una maniobra política proveniente de una supuesta izquierda radical y anti-patriota que estaría detrás de todo desde las sombras para destruir al país.

Cabe destacar que los movimientos sociales en Chile han sido muy claros en su autonomía política, al igual que la Convención Constitucional. Ambos toman distancia de las viejas estructuras partidarias, las cuales se negaron por décadas a escribir una nueva constitución de manera democrática.

Ante el explícito intento de José Antonio Kast de hacer fracasar la nueva constitución si llegara a la presidencia, muchas organizaciones y la mayoría de los y las constituyentes, saben que solo la candidatura de Gabriel Boric da garantías para continuar con el proceso sin intervención desde el gobierno, como él mismo ha mencionado en reiteradas ocasiones a diferencia del candidato del rechazo.

8 diciembre 2021 25 comentarios 2,2K vistas
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Restauración conservadora (1)

¿Restauración conservadora en tiempos constituyentes en Chile?

por Andrés Kogan Valderrama 27 noviembre 2021
escrito por Andrés Kogan Valderrama

El sorprendente triunfo en la primera vuelta presidencial del candidato de ultraderecha José Antonio Kast por sobre Gabriel Boric, no solo pone en jaque la posibilidad de un futuro gobierno de corte transformador en Chile, sino que supone un riesgo para el proceso constituyente en curso en el país.

Cuesta mucho entender qué pasó en Chile aquel día, ya que veíamos el ascenso de la ultraderecha negacionista como una amenaza que no llegaría tan pronto, considerando lo que ha pasado en el país y el derrumbe del gobierno de Sebastián Piñera, luego de la revuelta social y la instalación de la Convención Constitucional.

Si bien el porcentaje de votos alcanzado por Kast no es muy alto (27.91%), el problema mayor es lo poco que sacó el candidato de Apruebo Dignidad (25.83%). Con ello obtuvo prácticamente lo mismo que en primarias (sumado a los votos de Daniel Jadue), lo que refleja que su candidatura convocó muy por debajo de lo que se esperaba.

Las causas de la baja votación recibida por Gabriel Boric son seguramente múltiples y responden a distintos factores internos y externos de la campaña, pero lo que está claro es que para obtener un triunfo en segunda vuelta el próximo 19 de diciembre, tendrá que inevitablemente ceder mucho de su programa de gobierno antineoliberal y hacer alianzas con sectores de izquierda más conservadores, como es el caso de los partidos de la ex concertación.

Restauración conservadora (2) 

Asimismo, deberá dar respuesta al discurso impulsado por Kast, centrado en el miedo y en el orden público, en el cual la delincuencia, el narcotráfico y la falta de certeza económica, puede que sean los temas que instalarán los grandes medios de información para los próximos debates entre los dos candidatos. 

De ahí que Boric haya entendido que la seguridad sea un tema central para las próximas semanas y que esté adaptando su discurso de campaña, lo que obviamente es un riesgo, ya que puede ser visto como algo no creíble a estas alturas, pudiendo ser incluso contraproducente.

Por lo mismo, el haber sumado a Eduardo Vergara como encargado de seguridad en su comando es un acierto, considerando que no bastará solo con que hable del tema. Tendrá que plantear un discurso que se diferencie de la ultraderecha, cuestione el populismo penal y la guerra contra las drogas de Kast, y proponga una alternativa sin complejos desde la izquierda, que vaya mucho más allá de lo punitivo.

Sucede lo mismo con respecto al ámbito económico, el cual deberá volcarse al chileno y chilena promedio, quienes han sido abandonados por un Estado negligente y abusados por grandes sectores empresariales. Ello ha causado que las familias vivan completamente bancarizadas a través del crédito, mientras el Estado goza de grandes reservas en el extranjero.  

Sería interesante incorporar también en el comando al economista de la Fundación Sol, Marco Kremerman, quien ha desmontado empíricamente mejor que nadie en el país el mito de la llamada clase media, que no es otra cosa que una construcción de las elites que ha propiciado instalar un discurso del esfuerzo individual, de la meritocracia y del emprendimiento.

No obstante, más allá de estas estrategias de campaña para la segunda vuelta, lo que más debiera preocuparnos, en el caso de ganar José Antonio Kast la presidencia, no es su gobierno propiamente —limitado al no tener la mayoría en el congreso—, sino el uso de su cargo para hacer una campaña desde el ejecutivo contra la Convención Constitucional.

El candidato del Partido Republicano ya ha manifestado que de llegar a la presidencia y no estar de acuerdo con el texto constitucional que se escriba —lo que seguramente será así—, levantará la bandera del rechazo para el plebiscito de salida del año 2022, lo que haría de su gobierno un mero instrumento para una restauración conservadora.

Un escenario así, de confrontación entre José Antonio Kast y la Convención Constitucional, no solo le haría un daño gigantesco a la democracia del país, sino que podría generar un clima de violencia política de alcances insospechados, lo que podría traer consigo mucha sangre y una fractura total en el país.

En consecuencia, Kast, de manera irresponsable, estará usando su cargo de presidente para destruir la paz social que tanto dice defender: pasará por encima de lo que se está intentando construir institucionalmente para el país —llevando al fracaso del proceso constituyente, para mantener a cualquier precio la Constitución de 1980—, con lo que dejará en evidencia que está más preocupado por mantener el orden autoritario que por el bien de Chile.

Por lo señalado, el triunfo de Gabriel Boric el próximo 19 de diciembre, es mucho más que el éxito de un candidato en particular, del Pacto Apruebo Dignidad o de un sector político determinado: es una apuesta por la convivencia en el país y la defensa de un proceso inédito, que fue llevado por millones de chilenos que creyeron que se podía hacer una constitución de manera distinta, después de más de 200 años de historia.

27 noviembre 2021 25 comentarios 1,8K vistas
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Sebastián Piñera (1)

La caída de Sebastián Piñera como momento estelar de Chile

por Andrés Kogan Valderrama 18 noviembre 2021
escrito por Andrés Kogan Valderrama

La reciente aprobación de la acusación constitucional de parte de la cámara de diputados de Chile contra Sebastián Piñera, luego de lo aparecido en los Pandora Papers, donde el presidente es mencionado por vender su parte de la minera Dominga en las Islas Vírgenes Británicas, con la condición de que no hubieran cambios regulatorios para su instalación en el país, no solo es un escándalo a nivel internacional, sino que se suma a un verdadero prontuario del primer mandatario.

Un prontuario lleno de conflictos de interés, negociados y delitos, que comienzan en 1982 con el fraude contra el Banco de Talca, pasando luego por el Caso Cascadas, Caso Chispas, Colusión Lan Cargo, Caso Penta, Caso SQM, triangulaciones en CHV, Forwards con Bancorp, Milicogate, sociedad en Panamá, autopréstamos para evadir impuestos, coimas en LAN, Caso Exalmar, sobornos de pesqueras, entre otros.

Esa larga lista de acciones ilícitas de parte de Sebastián Piñera no solo no está a la altura del presidente de un país, sino de cualquier ciudadano honesto. La gran mayoría no busca saltarse la fila, robar o estafar a nadie, al no tener los niveles de ambición que tiene Piñera, quien posee una fortuna que alcanza actualmente los 2.8 mil millones de dólares.

En consecuencia, Piñera se ha convertido en un símbolo del especulador sin escrúpulos, acaparador, magnate y abusador, dentro de un modelo económico neoliberal que favorece la concentración brutal de los ingresos y el endeudamiento extremo de las personas. Con la revuelta social del 2019, quedó en evidencia para los millones de personas que optaron por un cambio profundo en el país, luego de aprobar la redacción de una nueva Constitución.

Por si fuera poco, el presidente mostró su peor cara durante la revuelta, no solo por seguir enriqueciéndose, sino por declararle la guerra a un país movilizado y construir la idea de un enemigo interno, al estilo de las peores experiencias dictatoriales y autoritarias. El toque de queda y las violaciones a los derechos humanos durante ese período, quedarán como uno de los episodios más trágicos de la historia del país.

Aunque parezca paradójico, la pandemia fue un salvavidas para su gobierno. Luego de la primera acusación constitucional y la baja gigantesca en su aprobación como presidente que llegó al 4.6%, la Covid-19 le permitió desviar la atención con las políticas sanitarias implementadas y el temor de las personas por contagiarse. Esto lo aprovechó para instalar un toque de queda durante todo el año 2020 y buena parte de 2021.

Sebastián Piñera (2)

(Pulso Ciudadano – 2019)

Seguramente Sebastián Piñera cree que podrá salir de esta nueva acusación constitucional al igual que la primera en 2019. Pensará que puede terminar su mandato, pero no debería estar tan confiado: una vez que deje de ser presidente, no le bastarán sus miles de millones de dólares, estará solo políticamente, abandonado tanto por la izquierda como por la derecha.

El costo de gobernar para sí mismo le pasará la cuenta algún día, sea en Chile o en otro país, como le sucedió a Pinochet en Londres en 1998, solo que esta vez, a diferencia del dictador, no habrá quién lo defienda. Su figura extremadamente individualista, oportunista, torpe y sin habilidades sociales básicas, lo hacen alejarse de sectores conservadores y progresistas, ya que se le ve como un personaje no confiable, sin convicciones claras y capaz de vender su alma con tal de quedar bien y salir del paso.

Una vez le preguntaron qué libro lo había marcado en su vida y nombró Momentos estelares de la humanidad, de Stefan Zweig, en el cual se muestra a distintos personajes claves de la historia —Cicerón, Handel, Tolstoi, Scott, Lenin, Wilson, Vasco Núñez de Balboa. Posiblemente piense que también pasará a la historia como un gran gobernador de Chile.

Lamentablemente para él sí será recordado, pero no por sus aciertos, sino por su mal gobierno y caída política estrepitosa, la cual ha servido como un detonante para que todo un país se levante a exigir un trato digno y pida más y mejor democracia.

18 noviembre 2021 19 comentarios 2,1K vistas
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El tabú de las izquierdas

por Andrés Kogan Valderrama 20 julio 2021
escrito por Andrés Kogan Valderrama

A propósito de las recientes protestas en Cuba, ante las cuales el gobierno de Miguel Díaz-Canel ha hecho un llamado explícito a sus partidarios a salir a las calles a enfrentar a los manifestantes, se ha abierto una nueva oportunidad para posicionarse críticamente sobre lo que ocurre en la isla, más allá de las posturas reduccionistas clásicas, que siguen reproduciendo esquemas políticos binarios,  que le hacen un flaco favor a la posibilidad de pensar alternativas y salidas transformadoras a la crisis actual.  

La crisis que ha sido agravada por las consecuencias de la pandemia, en la cual el turismo ha sido afectado de forma considerable, lo que económicamente es dramático, ya que ese sector aporta el 10% del PIB y el 11% del empleo. Ello termina afectando enormemente los ingresos del Estado y las importaciones de alimentos, que equivalen al 70%.

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El turismo ha sido afectado de forma considerable (Foto: Ramón Espinosa/AP)

   En consecuencia, esto ha generado escasez de alimentos básicos, cortes en el servicio eléctrico y también un colapso en el sistema sanitario, producto del Covid-19, y de que la infraestructura de los hospitales está tremendamente deteriorada con el paso del tiempo.

El tema es que esta crisis ha derivado en protestas que podrían llevar a una inédita revuelta en Cuba, sumándose al escenario regional actual, donde importa bien poco si el gobierno es de izquierda o de derecha, ya que lo que se trata es de interpelar al poder político existente desde distintos movimientos organizados (estudiantiles. feministas, ecologistas, disidencias sexuales, afros, indígenas).

Por eso, la respuesta del gobierno cubano, reprimiendo y deteniendo incluso a figuras de la Revolución y de izquierda de la isla, como son los casos de Frank García Hernández, Leonardo Romero Negrín y Marcos Antonio Pérez Fernández, debiera despertar la reflexión regional y no ser cómplice de un proceso político cerrado en sí mismo.   

Planteo esto ya que pareciera que el proceso político cubano se ha transformado con el paso del tiempo en una especie de tabú para buena parte de las izquierdas en el mundo, especialmente latinoamericanas, en donde cualquier crítica al respecto es rápidamente denostada y descartada por su carácter imperialista y contrarrevolucionario.

Si bien es innegable la importancia crucial que tuvo la experiencia de la Revolución cubana para la autonomía política de la región, siendo quizás la más influyente de todas por sobre otros procesos políticos latinoamericanos fundamentales, no la hace un proceso sin errores y horrores en muchos sentidos.

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Es verdad que históricamente los cuestionamientos hacia el gobierno de Cuba han sido una constante de sectores conservadores (pro-estadounidenses) para desestabilizar e intervenir el proceso político interno, el cual se ha mantenido por más de sesenta años a pesar de un bloqueo criminal de parte de Estados Unidos, que solo ha generado daño a la población de la isla, como pasa con la falta de medicamentos, por ejemplo. 

Pero de ahí a omitir el carácter centralista, militarista, autoritario y burocrático  del Estado en Cuba, conformado estructuralmente por la partidocracia castrista, es simplemente dejarse llevar por una noción estática y esencializada de lo que ha sido la Revolución en los últimos 62 años.

José Martí, uno de los más grandes antirracistas, anticolonialistas, antiimperialistas latinoamericanos y referente fundamental para la Revolución cubana, ya en su momento cuestionó los efectos devastadores de la concentración del poder político, señalando que «todo poder amplia y prolongadamente ejercido, degenera en castas, con las castas, vienen los intereses, las altas posiciones, los miedos a perderlas, las intrigas para sostenerlas».

Eso es justamente lo que terminó pasando en Cuba, generando un proceso de apropiación de la Revolución y prohibición de la autoorganización y participación popular, donde cualquier disidencia se transformó en un argumento perfecto para reprimir a quien pusiera en duda o planteara la posibilidad de discutir lo que dijera la casta en el poder.

De ahí que este estadocentrismo en la isla ha bloqueado la posibilidad de permitir al sujeto popular cubano pensar y construir mundos distintos y sostenibles, en los cuales la soberanía alimentaria, la soberanía energética, la propiedad comunitaria, la defensa de bienes comunes, la descolonización, los derechos de la Madre Tierra, la despatriarcalización, la plurinacionalidad, la autogestión y la democracia directa puedan ser horizontes posibles.  

Evidentemente esa crítica no omite la persistencia de Estados Unidos por derrocar al gobierno cubano y el rol de los grandes medios de información concentrados, que dan argumentos para una intervención militar (no así con China), pasando por alto de manera irresponsable también la soberanía del país y la autodeterminación del pueblo cubano.  

Por lo mismo, lo que se trata es de acompañar el proceso de manera crítica, sin caer en retóricas binarias y simplistas, que sólo terminan beneficiando a los poderes existentes, ya sea de la partidocracia cubana como del imperialismo estadounidense.

20 julio 2021 38 comentarios 3,4K vistas
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