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Autor

Arturo Mesa

Arturo Mesa

Traductor y guía de turismo.

Precio cuba comida

Y ahora que hay… ¿por qué no bajan los precios?

por Arturo Mesa 30 marzo 2023
escrito por Arturo Mesa

Nada como caminar por uno de nuestros barrios para comprobar los patrones de precios, las ofertas y la calidad de lo que se vende. Vivo en una zona de mucho emprendimiento, muchas cafeterías, pizzerías y paneras. Observo los precios y sus movimientos para comprobar algunas teorías como por ejemplo, que hoy abundan las mercancías y los números siguen sin bajar.

En cada cuadra hay un mostrador y en cada cuadra la cerveza vale lo mismo; y también, el refresco y la pizza. Los surtidos de galletas son variados, así como los refrescos instantáneos, las maltas y los dulces. Entonces, ahora que hay, ¿por qué no bajan los precios?

Los análisis de economistas de renombre apuntaban a la necesidad de aperturas: presencia de otras formas de gestión, pymes, mipymes, TCPs etc –paso correcto a mi juicio— pero a esa ecuación le sigue faltando algo para que los precios empiecen a descender.

«El mercado se autorregula, el Estado no está para producir y el que quiera importar que lo haga», eran las propuestas más avezadas, sin embargo, ni el paquete de sorbeto ni el de café han bajado y en todo caso, hasta se nota un ligero ascenso en algunos productos, incluso cuando los barrios estén llenos de ofertantes. La confluencia de formas de gestión (o venta) ha traído –eso sí– presencia de productos, pero no ha logrado un impacto en los precios. ¿Y entonces?

Cuando se analiza la estructura de las mypimes en Cuba, ¿qué se observa? Que de las 6564 existentes a la fecha la inmensa mayoría está vinculada a la esfera de los alimentos (emprendimiento seguro dada la alta necesidad y la escasez) y ni así bajan los precios. Y es que hemos dado pasos, sin fortalecer posiciones y, como en el ajedrez, para llegar al medio juego hay que salir bien de la apertura y para garantizar un final ventajoso: hay que concentrarse en el medio juego. Es decir, todo lleva su momento, y dejar la elaboración de alimentos de la noche a la mañana en manos de particulares, nos está conduciendo a un medio juego de clara inferioridad.

La gran empresa estatal no se puede desentender de este sector bajo ningún concepto y mucho menos en una sociedad en dónde se supone el capital no es lo primordial. Es ridículo que el precio de la jaba de pan no baje de los 150 pesos cuando es el Estado el encargado de realizar las importaciones a los mismos cuentapropistas y es el Estado, además, a quien más le puede interesar que estos precios bajen. Lo mismo se aplica para producciones de viandas, carnes y hortalizas: si el Estado, mediante grandes empresas, no logra poner productos en tarimas, la cadena de revendedores que se encuentra el cliente final no permitirá que el precio baje.

El Estado, que se haga llamar socialista, para honrar semejante título tiene que preocuparse constantemente por los precios de los productos alimenticios, por tanto, dejar el alimento en mano de pequeños productores nos va a llevar al mismo camino que las cervezas, los refrescos y las pizzas: mercados inundados y precios no asequibles. Para llegar a un final ventajoso hay que trabajar el medio juego de manera muy fina y no podemos pretender que una población que hasta ayer trabajaba para ese Estado por un salario fijo, sea capaz de montar negocios prósperos en un marco de tres años y sin acceso al financiamiento. Quizá en Finlandia, uno nazca pensando en montar algo y las condiciones allí estén creadas de siempre, pero aquí no, ni todos nacemos con dotes de emprendedores, ni queremos.

La empresa estatal tiene la responsabilidad de producir, controlar y distribuir el alimento si de preceptos de una sociedad socialista se trata; de lo contrario, el trabajador que pudiera aportar de otras formas más novedosas a la sociedad, no lo podrá hacer porque no tiene ese renglón garantizado. Si esta deformidad no se enmienda, lo que estaríamos construyendo sería otra forma de predominio del capital, siendo el resto del discurso una farsa y quien no emprenda (o haga pizzas) perecerá.

(Foto: Prensa Latina)

Esta necesidad de intervención de la empresa estatal en la producción de alimentos es además una gran oportunidad para el mismo Estado, ya que en sus manos quedaría nuevamente la posibilidad de ofertar buenos empleos vinculados a la agricultura y a la producción de alimentos.

¿Cuántas personas no vemos a diario sin trabajo y revendiendo lo que aparece? ¿No les sería más provechoso trabajar de manera segura en un proyecto de desarrollo agrícola en su propia zona? ¿No sería un gran incentivo para él y a su vez una forma que tiene el Estado de reducir desempleo, vincular a la gente y volver a colocar productos en tarima y con ello hacerle competencia al revendedor?

Otro gran problema dentro de la producción de alimentos es la famosa empresa Acopio con su dejadez y falta de seriedad en muchos casos. El concepto Acopio es parte de la necesidad de presencia estatal en la producción y distribución de alimentos. Y si no funciona es por la misma razón que la agricultura no produce: no hay intención de hacerla producir, o quien la debe hacer funcionar lo que recibe son mimos a la hora de rendir cuentas.

Acopio, como concepto, es un puesto para vender y transporte: Yo acopio y llevo a las ciudades. Si se piensa bien, ambas partes del negocio pueden ser gestadas por las populares formas de gestión no estatal siempre que respondan al mismo concepto de “hacerle una intencionada competencia a los precios de los alimentos”. Es decir yo te pago por el transporte del producto pero el producto no es tuyo, ni el punto de venta tampoco.

En todo esto hay mucha tela por donde cortar, pero nuestra inflación está muy vinculada a la industria del alimento, puesto que una buena parte de los nuevos negocios se montan alrededor de ellos. Esto quiere decir que quien produzca limón siempre tendrá garantizado un comprador, o sea, ¿para qué bajar precios? Solamente se verá obligado a hacerlo cuando aparezca un competidor que ponga en peligro sus ganancias. Una vez que retorne la presencia de la empresa estatal en tal esfera, comenzarán a bajar los precios y automáticamente los nuevos emprendimientos se redireccionarán hacia otras áreas productivas inexistentes hoy.

Si uno analiza el sistema de tiendas en MLC, nota la ausencia total de competencia; por tanto no hay una obligación de bajar precios ni existe la intención de hacerlo, incluso tratándose de un Estado que, repito, insiste en hacerse llamar “socialista”. Lo mismo está sucediendo con la escasa producción de alimentos.

Otra sustentación de esta teoría la vemos con el transporte de pasajeros, al menos en la capital. Mientras los precios de los alimentos se han multiplicado por diez, en el transporte no sucede igual porque “ha existido una intención de mantener un nivel de transporte público para que la gente se pueda mover e ir a trabajar”. Malo que bueno hay Gazellas, líneas de guaguas, los famosos P, triciclos y además se producen bicicletas y motores, y por tanto el mercado del botero no queda abierto a su antojo; tiene cierta competencia y sus ingresos pueden peligrar si se va de mercado. ¿Cuándo es que se vuelven locos los precios? En las noches, cuando no queda ningún transporte público en las calles.

Gacela

(Foto: Jorge Ricardo/OnCuba)

En conclusión, la sociedad que se pretende lograr tiene que tener entre sus fundamentos un elevado nivel de justicia social, incluyendo el acceso a los alimentos y para ello el Estado tiene que convertirse en un competidor del productor independiente, además de estar presente y controlar cada momento de esa producción para que nadie quede fuera de la justicia prometida. Esa justicia incluye una adecuada alimentación y todos los beneficios para la salud que de ahí surgen. De no suceder esto, seríamos un país de base socialista solamente en el discurso oficial.

30 marzo 2023 11 comentarios 345 vistas
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migración

¿Cuán económica es nuestra migración?

por Arturo Mesa 3 marzo 2023
escrito por Arturo Mesa

A menudo escuchamos que la migración en Cuba es económica, acto seguido muestran las tablas y cifras de la región centroamericana, con la intención de confirmar que vivimos en otro país pobre, intentando abrirnos camino en el Norte; por lo que detrás de esta migración no hay nada «diferente».   

La pregunta sería entonces si es realmente económica la emigración de los cubanos, o si se muestra con más carga política. Es decir, si el trasfondo de esa urgencia de mejoras se expresa de la misma forma en Cuba que en otros países de la región.

Cuando analizamos las circunstancias de los países cuyas poblaciones emigran, se perciben grandes diferencias con relación a las de Cuba. Aquí tenemos acceso gratuito a los servicios de salud, educación, cierta tranquilidad y seguridad ciudadanas, además de algunas asistencias y prestaciones de las que adolecen otras naciones.

Si a esto le sumamos el hecho de que muchos cubanos, para emigrar, venden su casa, su carro o su negocio, para pagar los nada baratos trámites o trayectos migratorios, ello implica que muchos tienen casa, carro o negocio. Otros, además, suelen recibir remesas, salarios, compensaciones laborales, beneficios, y un buen número de etcéteras. Cualquiera sea la fuente de esos ingresos no son comparables con países de un alto índice de pobreza. De ahí que resulta altamente cuestionable esgrimir la idea de una emigración puramente económica.

Resulta difícil separar la llamada emigración económica de la emigración política, pues, además de la acumulación de riquezas que pueda tener un país, es justamente la política quien se encarga de trazar las estrategias económicas que pueden generar mayor o menor prosperidad en un territorio.

Entendiendo esto, puede decirse que la emigración cubana actual tiene un fuerte basamento político, porque a pesar de que el ciudadano no va a llegar a un punto extremo de inanición, ni morirá a causa de enfermedades sin cuidado médico, cada vez se aleja más el sueño de construir una vida próspera en su país, porque la política de este no parece tener un plan efectivo para lograr mejoras sustanciales. Todo lo que nos rodea es un discurso político sin una estrategia económica y social que logre presentar un esquema salvador ante la crisis reinante.

A todo esto, habría que añadirle el escenario que vemos desarrollarse previo a las venideras elecciones de marzo. La Comisión Electoral nomina a un grupo de diputados para los 470 escaños del Capitolio sin explicar —más allá de una simple biografía— sobre qué base fueron nominados y cómo estos van a legislar, acorde a los intereses de la ciudadanía, o contribuir a la solución de nuestros problemas.  

Dicha ausencia de prosperidad en su propio país, sumado a la exclusión de las personas con ideas abiertamente disidentes, ha empujado a muchos a emigrar hacia el destino más fácil, Estados Unidos, y con ellos se llevan sus dolores y heridas no sanadas. Hasta la fecha, no ha existido un reconocimiento tácito de la falta de un plan reconciliador del Estado cubano con estos sectores, por lo cual, muchos de ellos se han convertido en detractores de un necesario proceso de normalización de relaciones entre Cuba con su vecino del Norte.

Cuando la emigración es política, la cercanía con el extremismo y la radicalización en el discurso es mayor. El emigrado lamenta haber dejado su país por motivos de persecución, expulsión, imposibilidad de impactar sobre una política o acceder a puestos de decisión. Aparece así un resentimiento hacia quienes le «obligaron» a tomar el camino del «exilio».

De esas personas que han emigrado pudieran surgir futuras voces de opinión, de confraternidad, negocios, e incluso, pudieran ser los encargados de impulsar la normalización de las relaciones entre ambos Estados. Entonces, ¿cuál sería el resultado si el emigrado llega radicalizado a «la otra orilla»? ¿No es esto lo que ya se aprecia de forma cada vez más evidente? He ahí la importancia de caracterizar, con estudios científicos, las formas que adquiere la emigración para poder contenerla y/o cambiar las estrategias de política interna al respecto.

Seguir el procedimiento de descalificar todo lo que sucede en Estados Unidos, viendo solo la paja en el ojo ajeno, no va a lograr que el fuerte posicionamiento miamense afloje la prédica. Tampoco el hecho de justificar nuestros errores internos con las agresiones y sanciones que recibimos de este país.

Poco se habla en nuestros medios del fallo del ¿ordenamiento?, que se planificó sobre un ¡¡60%!! de inflación. Poco se habla de las tiendas en MLC (Moneda Libremente Convertible), donde se puede ofertar 125 gramos de mantequilla a 2.30 MLC, más de 300 pesos cubanos al cambio informal de esta moneda, lo cual representa más de un día de trabajo según el último dato disponible de salario medio cubano. Poco se habla del absolutismo partidista o comunicacional, para no mencionar la agresividad hacia algunas voces y medios que resultan incómodos e inaceptables.  

Cuando el extremismo llega al debate, este muere, nadie más quiere entrar en razones y hoy, vemos ese extremismo tanto en las noticias de «allá» como las de «acá».  Son relatos que diseccionan cada aspecto de la vida de cualquiera de los dos países para presentarlos intencionadamente como Estados fallidos, sin reconocer jamás las virtudes que puedan tener ambos.  

migraciónAquello no funciona, nos repiten, hay violencia; un policía asesinó a un negro; hay crímenes, corrupción, falta de democracia, desahucios, tiendas vacías… nos dicen los medios cubanos, sin analizar con esa misma intensidad y consistencia las múltiples carencias y problemáticas que tenemos aquí. Los ejemplos sobreabundan a lo largo y ancho de la Isla: una libra de cerdo con hueso puede costar hasta 480 pesos; los medios no estatales son criminalizados; el sindicato no tiene independencia real del Estado; no hay transporte para ir a trabajar; las colas roban gran parte del día y una joven es asesinada en la misma nariz de un policía.

Cuando hablamos de proyecto de comunicación y de prensa, se hace más necesario que nunca la seriedad en las noticias, la concreción y la presentación de los temas e investigaciones con el rigor que exigen los buenos estándares periodísticos. Deberían distanciarse de ese enfoque de destrucción que tienen hacia todo lo que suene estadounidense y que, por tanto, agudiza el extremismo del otro lado del estrecho, así como un entendimiento real desde «esta orilla» de su sistema político.

Esa sociedad anglosajona —con sus aciertos y desaciertos— es el sitio en donde casi dos millones de cubanos se van abriendo camino. Muchos de ellos mantienen con remeses, recargas y envíos, y otras formas, no solo a sus familiares, sino también a los esquemas comerciales de los que dependen muchas empresas en la Isla para obtener su liquidez en «moneda fuerte».

La mayoría de los que para ahí partieron, vieron en algún momento cómo se les cerraban las posibilidades de ser felices en su país debido, entre otros elementos, al empecinamiento o la ineptitud política de quienes no han podido lograr el tan prometido y postergado bienestar social.

3 marzo 2023 46 comentarios 1,5K vistas
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Defiende

¿Quién nos defiende?

por Arturo Mesa 23 diciembre 2022
escrito por Arturo Mesa

Muchos de los aspectos que se debaten en la sociedad cubana actual tienen  que ver con el manejo de la economía por parte de las altas esferas del poder.  En ese tema ha existido mucha incomprensión sobre los asuntos que afectan a la población y, como resultado de ello, se ha optado por acusar a todas las voces críticas de ser «agentes pagados para una agenda de cambio», cuando en realidad, los primeros que no respetan los acuerdos concebidos en sociedad son los propios promotores de tales e imprescindibles cambios.

Si nos remontamos al año 2011, es válido recordar que el país realizó un ejercicio ejemplar de participación ciudadana al someter a debate público una serie de políticas denominadas «Lineamientos», que deberían significar un salto cualitativo y cuantitativo en cuanto a producción y desarrollo.

Con el fin de implementar lo que allí se debatió y propuso, fue creada una comisión. La misma erró en sus acciones, como expresara Raúl Castro en su Informe Central al 8vo Congreso, al indicar que: «La Comisión Permanente de Implementación y Desarrollo no logró organizar, de manera adecuada, la participación de los diferentes actores involucrados en la implementación de los Lineamientos». Sin embargo, mientras no se oficializaron sus desaciertos, las críticas que apuntaron a la Comisión de implementación, encabezada por Marino Murillo, fueron igualmente descalificadas al considerarlas malintencionadas.  

La pregunta entonces se hace evidente: ¿Quién  defiende a un ciudadano común de una acusación de ese tipo, o qué poder real tiene ese ciudadano de hacer efectivo un cambio que beneficie al país?

Bastaría leer los referidos lineamientos, desde el 240 al 254, para comprender que quienes debieron implementar cambios en beneficio del país no hicieron nada, mientras quienes criticaron tal falta de acción o enfoque fueron acusados de enemigos.  

Veamos por ejemplo el lineamiento no. 242: Elevar la eficiencia en la generación eléctrica dedicando atención y recursos al mantenimiento de las plantas en operación.  Esto fue promovido hace casi doce años —mucho antes de Trump, sus 243 medidas y la pandemia de Covid-19—, y qué ha sucedido al respecto.  

¿En qué quedó la intención de ampliar la generación eléctrica a partir de fuentes renovables de energía? ¿Dónde estuvo el verdadero obstáculo al  progreso del país? ¿Quién paga por las horas sin electricidad que hemos sufrido este año como consecuencia de no cumplir lo ya pactado. ¿Qué posibilidad de hacer efectivo un reclamo tiene una persona alejada de las instituciones de poder?  En otras palabras: ¿Quién nos defiende?

Digamos que usted piense que esas son medidas alejadas en el tiempo, y que, además, apareció una pandemia que hizo cambiar las prioridades. De acuerdo con eso, por tanto, mi siguiente paso sería acercarme un poco, hasta el más reciente texto sobre lineamientos y conceptualizaciones, presentado en junio del 2021, posterior al 8vo. Congreso del Partido Comunista de Cuba —celebrado en abril de ese año— y titulado: «Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista.  Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el Periodo 2021 –2026».

Este nuevo texto cambió por completo la estrategia del país, teniendo en cuenta que muy pocos lineamientos del documento original quedaron intactos. Después de leerlo, podemos comprobar que las nuevas promesas comienzan a alejarse asimismo  de sus postulados.

Por ejemplo, en los aspectos relacionados con el empleo para el período 2021-2026 se concibe: «lograr que el trabajo en el sector no estatal, además de constituir una alternativa de empleo, contribuya de manera efectiva al desarrollo económico y social del país, en especial a nivel local; al encadenamiento productivo con la industria, otros sectores y actividades de la producción nacional y la inversión extranjera».

A pesar de este postulado, hoy apreciamos cómo se han eliminado beneficios fiscales para las nuevas mipymes y se interrumpe el ritmo de aprobación de las mismas, lo que perjudica desde su inicio la consolidación del emergente sector y, por ende, afecta el desarrollo económico y social del país.  ¿Y quién protege a esos futuros emprendedores y a nosotros del impacto de la no existencia de nuevas opciones? En fin, se impone nuevamente la pregunta: ¿Quién nos defiende?  

Defiende

 

Otro asunto tiene que ver con los lineamientos relativos a la política agroindustrial concebidos en el 2021. Son en total diecisiete acápites y, a la fecha, no se ha logrado nada considerable en materia de producción de alimentos, por el contrario, los precios siguen en ascenso y la escasez se mantiene. Leamos lo que enuncia uno de estos diecisiete lineamientos, el 123:

«Incrementar la producción sostenible de viandas, hortalizas, granos, frutas y plantas medicinales, la consolidación de los polos productivos y su encadenamiento con la industria, el turismo, el abastecimiento a las grandes ciudades y la exportación. Las producciones para el consumo interno de la población tendrán un enfoque territorial, integrándose con la minindustria y apoyándose en el Programa de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar».  

Si esto ha sido aprobado como política alimentaria y enfoque para los nuevos tiempos, cómo es posible que el mismo ministro de Economía asegure que este año «no pudimos darle recursos a la agricultura». Es en este punto donde comienza a irrespetarse lo concebido, la población pierde las esperanzas y surgen las bromas que tanto molestan… a los decisores.  

 En mi opinión, ha existido y aún coexiste un quiebre con lo que se concibe como política de desarrollo; es decir, no se ha sido consecuente con las prioridades estructurales, y eso nos afecta a todos. Ahora bien, lo que más perjudica es que no haya manera alguna de confrontar tales acciones desde espacios de debate que contengan una verdadera respuesta, o al menos una promesa efectiva de enmiendas.  

Otra política anunciada en la más reciente redacción de los Lineamientos, explicita que la prosperidad y el bienestar están vinculados a muchos factores, entre los que resaltan: «La consolidación y el enriquecimiento de los valores de nuestra sociedad, la justicia y equidad sociales, la igualdad de oportunidades y de acceso a las mismas, la no discriminación por cualquier distinción lesiva a la dignidad humana».

Empero, y a pesar de tal declaración, se mantienen las expulsiones de centros laborales, que lesionan la dignidad humana al privarse a las personas de sus oportunidades profesionales o de los conocimientos adquiridos durante su formación para lograr un decoroso sustento. Las acusaciones van, desde «pagados por el imperio» hasta «contrarrevolucionarios», aun cuando esas personas son las que vienen advirtiendo sobre las rupturas con las estrategias y cuando los verdaderos peligros para la prosperidad de la nación son el no respeto a lo que está recogido en tinta.  

No es posible concluir el análisis sin reconocer los daños ocasionados por el bloqueo, pero un órgano de gobierno, en cualquier esquema mundial, existe para buscar soluciones; y si aquel primer paquete de soluciones del 2011 fue borrado de un plumazo, y el más cercano en el tiempo ya va siendo incumplido ¿quién nos va a defender otros diez años de un mandato de prueba y error.

¿Quién nos defiende de los daños ocasionados por el colero, el inspector, el contra-colero y el  contra-contra colero?

¿Quién nos defiende del daño sicológico que implica afirmar que el país avanza cuando la inflación es aberrante y no cede?;  ¿Quién nos defiende de declaraciones como: «Con lo que recaudemos en las tiendas en MLC abasteceremos la oferta en CUP»?  ¿Para cuál año del actual ejecutivo —tranquilamente en el poder—, habríamos de esperar las prometidas ofertas en CUP?  

Desde el 2011 se habla de la necesidad de que Cuba deje de ser importadora neta de alimentos y disminuya la alta dependencia de financiamientos; de asegurar los programas de arroz, frijol, maíz, soya y otros granos; pero, en la cotidianidad, el precio de los frijoles no deja de subir. El asunto no es redactar, sino solucionar verdaderamente lo que se puede corregir con medios propios, o, dicho de otra manera, «emanciparnos con nuestros  propios esfuerzos». Si el tema de la alimentación no se ha resuelto en más de diez años, y lejos de eso empeora, cómo vamos a dar cumplimiento al lineamiento que habla de una «alimentación balanceada», o de la tan anunciada «soberanía alimentaria».  

Por todo expuesto, me sigo preguntando qué defensa tiene una persona que critica lo que verdaderamente importa, aunque en ello le vayan acusaciones de agente de cambio. ¿Qué posibilidades reales de trasformar la realidad puede tener un grupo de personas con conocimientos en materias económicas y que no logran ser escuchadas, mientras persisten los errores de los tenidos por confiables, que alargan colas y disparan precios. ¿En qué espacio se puede criticar la filosofía de tiendas en MLC sin ser acusado de contrarrevolucionarios mientras Katapulk repleta sus arcas extranjeras mediante la venta de cualquier producto alimenticio?  

¿No era la idea eliminar gradualmente la doble moneda y avanzar en la soberanía alimentaria? ¿Dónde está el verdadero freno al desarrollo del país? Vuelve entonces mi interrogante principal ante tanto vaivén conceptual: ¡¿Quién nos defiende?!  

23 diciembre 2022 14 comentarios 1,5K vistas
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escasez

Katapultando la escasez

por Arturo Mesa 12 octubre 2022
escrito por Arturo Mesa

El sistema de ventas en MLC se presentó en sus inicios como una competencia a quienes viajaban a Panamá y otros lugares y traían equipos de alta gama. La lógica estatal era que las divisas se estaban fugando. Y funcionó, o tenía lógica tal lógica, pues los precios de estos artículos comenzaron a bajar y además, quienes los necesitaban no tenían que encargarlos fuera del país.

Pero de ahí pasamos a alimentos y otros bienes de primera necesidad y fue entonces cuando se enredó el partido. En primer lugar, porque no tener un aire acondicionado no le impide a una persona realizarse, pero no comer sí; y mal comer también. Mientras el Estado le apostaba a la entrada de divisas como fuera, no calculó que ni siquiera un 40% de la población las recibe y tras la actual crisis migratoria está por ver si este porciento no continúa disminuyendo.  

La promesa realizada fue llenar las tiendas de alimentos en moneda nacional con lo que se recaudara de las tiendas en divisas. Eso aún queda pendiente. No llegan productos a esas tiendas y cada vez son menos incluso en las de ventas en MLC.  

Este asunto de vender en una moneda que no es en la que se paga resulta altamente discriminatorio para muchos y una muestra fehaciente de la incapacidad del gobierno de gestionar la alimentación del pueblo, algo preocupante en un Estado que se dice «protector» y que por tanto TIENE que proveer.

Cuba no dolarizará su economía: las tiendas en MLC son necesarias pero transitorias. #SomosCuba #SomosContinuidad @MEP_CUBA https://t.co/S1987E14W4 Via @Granma_Digital

— Alejandro Gil Fernández (@AlejandroGilF) October 15, 2020

Ahora bien, en el intento de dar con una solución comienza a aparecer un nuevo sistema de ventas de alimentos que promete ser peor y someternos a muchos más años de desigualdad y pobreza.  Por todo el país se reproducen sistemas de ventas online cuyos pagos se realizan desde afuera aunque los productos se encuentran todos en Cuba.  Este sistema pudiera ser beneficioso siempre que  los productos se oferten también en moneda nacional como hacen algunos pocos sitios. Lo que abunda en estos mercados son productos enlatados, cárnicos, huevos, mariscos especias, productos lácteos, granos, cereales, así como ofertas de combos. Alguien hace un pedido para usted y en 24 horas a usted le llega la orden.  

Lo curioso es que muchos de esos productos también los podría encontrar en las tienda en MLC si los hubiere. Esto implica igualmente que mientras más proliferen estos negocios menos productos habrá, incluso en las tiendas en divisas. En una búsqueda muy superficial encontré varias tiendas que se dedican a esta modalidad y la mayoría funciona de la misma manera.

Un producto altamente demandado por la población, por ejemplo, es el yogur probiótico Labiofam, de escasa presencia en el mercado, sin embargo las tiendas Katapulk lo ofertan de manera estable a 17.96 el envase de cinco litros.  Es lógico suponer que el producto va a escasear en MLC ya que estos almacenes funcionan como privilegiados acaparadores oficiales.

En este procedimiento de ventas en línea, son varios los almacenes en donde se guardan estas mercancías y luego de activado el pedido desde afuera, alguien, adentro, recibe sus ofertas.  ¿Y por qué a nuestro parecer, este sistema es más preocupante? En primer lugar, considero que este sistema resulta más discriminatorio aún para quien no tiene a nadie viviendo más allá de fronteras que le pueda poner la orden.

En segundo lugar, si son productos que se encuentran ya en tierra deberían estar en vidrieras para que sea mayor la disponibilidad de alimentos en estos momentos críticos. Y luego, aunque el reclamo siempre ha sido eliminar las ventas en una moneda que no se posee, una parte de la población, sin tener necesariamente vínculos con el extranjero, pudiera convertir sus CUP a MLC y adquirirlos.  

Entre estas tiendas tenemos a Supermarket 23, Katapulk, Ríos Envíos, TSO Tiendas, MallHabana y otras que cuentan con logística en tierra, almacenes, transporte, personal y realizan transacciones que luego parecen perderse en el éter por lo que se desconoce si ese monto de dinero beneficia a alguien en Cuba, o retorna por alguna vía a la oferta o a las ventas a la población aunque sean en MLC.  Y aquí, una vez más, se pierde el asunto de la transparencia.  Nadie ha dado explicaciones sobre este sistema.

¿Quiénes son los beneficiarios?  Evidentemente entidades foráneas con la logística preparada para sacarle lascas a la pobreza en suelo patrio. Empresas privadas, asociadas al Estado, el que probablemente les cobra altos impuestos y ambos obtienen superganancias a partir de una segregación creada por la carencia de existencias.  ¿Burlar el bloqueo y traer productos? Dudoso, una sencilla búsqueda en internet  ofrece toda la información necesaria y, para colmo, varios de estos artículos son producidos en Cuba.  

¿A qué médico, científico, maestro o funcionario sin vínculos de este tipo con el exterior puede beneficiar un sistema así? ¿Cómo le mejora la vida a los demás si dos años después no ha aparecido el primer producto prometido en CUP?

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Estanterías casi vacías en una tienda en MLC en La Habana. (Foto: Twitter/@RAFRSr)

Es aquí donde vemos  la incompatibilidad con las propuestas de medidas económicas que no terminan de cuajar. ¿Por qué no otorgar más créditos a productores nacionales para que  desarrollen sus producciones y sus ingresos se retribuyan luego en la economía doméstica? ¿Por qué no promover más inversión sobre ellos, incluyendo la extranjera? ¿Por qué no permitirles que realicen las importaciones necesarias directamente? ¿No sería más lógico que esos almacenes los gestione y los surta un productor nacional que luego garantizaría que su ganancia como importador-tenedor-gestor se quede de este lado de frontera?  

Un ejemplo encontrado recientemente: Las tiendas en MLC están llenas de productos Vima, los pedidos de Supermarket23 y Katapulk también.  En una búsqueda reciente noté que Supermarket23 tenía 105 productos de la marca Vima todos etiquetados en USD y a pagar en tarjetas de créditos desde el exterior.  Los almacenes, y por ende los productos,  se encuentran en Berroa, La Habana.

¿Quién gestiona esos almacenes y sus productos? ¿Cuánto de socialista tiene el hecho de que tales productos vayan a parar solo a manos de quienes tienen la suerte de tener un miembro de su familia que «torció camino y se perdió de El Morro?» Es decir, ¿cuánto de socialista tiene el hecho de que precisamente quienes no creyeron en el socialismo son los que hoy pueden garantizarle esos alimentos a sus familiares?

En otras palabras, los mayores pagos por alimentos  imprescindibles en estos momentos en Cuba los hacen los extranjeros.  Es como si el extranjero decidiera quién toma leche, quién come huevos y carnes y además, cuándo lo hace. ¿Cómo sonó eso?  ¿Cuántas otras posibilidades no existían de poner en manos de la población tales productos, incluyendo la venta regulada al precio que se estime económicamente viable?  

Cada vez la economía nacional parece más gestada por un niño de diez años que no logra entender las implicaciones político-ideológicas de un sistema de provisión de alimentos en USD y tarjetas de crédito para una economía “socialista”.  

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Otro ejemplo.  Este mismo Supermarket23 oferta un kilogramo de langosta por 53 USD y advierte que está listo para ser entregado en donde se necesite. Esto significa que hay langosta refrigerada en todas partes de Cuba a la espera del pedido. Recientemente encontramos que en el bulevar de Santa Clara se vende el kilogramo de langosta  por 54 MLC.

En algunos otros sitios similares, usted encuentra la oferta de cinco litros de leche siempre que pague desde afuera. ¿De dónde sale esa leche que no está a disposición de la población en general ni siquiera a través de ventas controladas? Es como si la posibilidad de tomar leche la tuviesen quienes un día vieron a sus allegados partir, o quienes puedan pagar por la leche con tarjeta de crédito internacional VISA, o MASTERCARD.

¿Por qué no mejor promover que ese productor se asocie a un transportista nacional, o se encadene a una mini industria, o a un punto de venta que le surta a la población como es el caso de Lácteos Rojas en Mayabeque descrito en un texto de Cubadebate el 21 de septiembre?

Intuyo que a través de todo este sistema, el alimento que se produce y que escasea en Cuba está escapando hacia un sector de los divisa-tenientes a un precio muy alto que beneficia al intermediario privado y al Estado que propicia estos desvíos del consumo social hacia el comercio lucrativo. El gobierno se puede estar librando de la importación o producción de alimentos pero lo que no funciona es que se esté olvidando del compromiso de  proveer lo necesario en una sociedad en donde no se supone que prime el capital.  

El problema de fondo no es que otro importe, el problema es que la importación no va a atenuar la escasez, sino que la acrecienta y las ganancias se escapan a un bolsillo extranjero sin que se haya resuelto un problema medular en Cuba.  Puro capitalismo comercial, el más primitivo de todos.  

Esta es otra forma errónea de manejar la venta de alimentos y sacarlos del alcance del trabajador común. ¿Acaso no era que el dinero por el negocio de los aires acondicionados se estaba yendo hacia Panamá? ¿Hacia dónde se está yendo hoy el de la comida?

12 octubre 2022 32 comentarios 2,6K vistas
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condolencias

Al César las condolencias y va que chifla (un desliz de nuestra «revolucionaria izquierda»)

por Arturo Mesa 13 septiembre 2022
escrito por Arturo Mesa

En la mañana del 8 de septiembre del 2022 falleció Su Majestad la reina Isabel II, ejemplo de una de las tradiciones más importantes de la cultura anglosajona y emblema del espíritu inglés. Su figura aúna un sinnúmero de hechos de relevancia, y en su país parece ser un símbolo de unidad en torno a los logros de aquella sociedad. En nuestra pequeña isla —cuyo occidente estuvo regido durante once meses por esa misma corona en el siglo XVIII—, su muerte ha traído implicaciones y enseñanzas para quienes solo podemos mirar los toros desde la barrera.

Minutos después de su deceso saltaron a las redes reacciones de activistas sociales que se precian de pertenecer a una «izquierda revolucionaria y  humanista». Muy pronto sus comentarios generaron controversias, incluso con la propia posición oficial. Y eso dice muchas cosas.

En primer lugar,  hay una frase que ha marcado a nuestras generaciones y que encabeza una novela de Ernest Hemingway: «La muerte de cualquier hombre me reduce». ¡¿Qué podríamos decir ante la muerte de un símbolo que para unos es típico del colonialismo mientras para otros indica cultura, tradición, innovación y progreso?!  Téngase en cuenta que todas las huelgas que estremecían al Reino Unido se detuvieron de pronto para rendir honores al símbolo nacional que era Isabel II.  

Alegrarse ante la muerte de cualquier persona es lo menos humanista que sugiere el comportamiento de un ser humano, y si esto parte de aquellos que pretenden construir una «sociedad nueva», que me disculpen los candidatos pero no cuentan con mi voto.  

Luego de las primeras publicaciones de odio y alegría por la muerte de Isabel II —que incluyeran frases como: «Una reina con las manos manchadas de sangre ha muerto»; «Ojalá desaparezca para siempre toda monarquía», o  «Parásitos: yates, castillos y autos de lujo, así vive la monarquía»—, comenzó el debate entre aquellos que se precian de ser de la mencionada «izquierda revolucionaria»: que si es lo que dicta el protocolo, que si Fidel regañó a no sé quién cuando la muerte de Pinochet,  que si el Minrex dijo que lo estipulado es duelo oficial…   

Algunos quedaron convencidos por el nombre o la posición de quienes ejercieron las críticas, aunque no tanto por las ideas que esgrimían, pero en lo particular me resulta todavía inconcebible incluso el razonamiento que dieron sus censores,  alegando que es lo que dicta el protocolo.  

Entienda esta «nueva izquierda» que quiere imponer sus errados puntos de vista, que la razón, la respuesta o la justificación no es «que lo dicta el protocolo».  La razón habría que buscarla en por qué lo dicta el protocolo, algo que ninguna de las dos partes del conflicto parece entender. El protocolo prescribe el duelo y el respeto porque es lo humano ante el dolor de una nación, de una cultura y de un país que, por demás, ha hecho enormes contribuciones al desarrollo humano, y podrán fajarse entre ellos una y mil veces, pero la inmensa mayoría se siente profundamente orgullosa de ser lo que son.

Con motivo del fallecimiento de Su Majestad, la Reina Isabel II, Reina del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, el día 8 de septiembre de 2022, el Presidente @DiazCanelB decretó Duelo Oficial, hasta las 12 de la noche del 9 de septiembre.

🔗https://t.co/0NHWJDTy7m pic.twitter.com/NQOLcu8LWX

— Cancillería de Cuba (@CubaMINREX) September 9, 2022

El protocolo lo establece no porque haya que escribir una frase (por cierto, hubo hasta quien se quejó de «sumisas» condolencias escritas en inglés), sino porque es la manera de solidarizarse con el dolor humano, con la esencia de lo que somos; y el protocolo lo dicta porque es la misma solidaridad que uno desearía cuando el curso natural de la vida coloca en situaciones similares. Es el comportamiento correcto entre seres humanos que, ante todo, respetan la vida, ese milagro irrepetible, y las decisiones de un país soberano.

El Reino Unido fue una gran potencia imperial, como lo fueron todas las sociedades desarrolladas de la época, y es la única que hoy se mantiene alejada del jueguito del euro y el dólar, con una moneda mucho más fuerte que ambas, y eso merece absoluto respeto. El actuar de aquellos tiempos coloniales era de supervivencia, y si no te hacías fuerte (no justifico invasiones) te podían aplastar otros colonizadores, como España, el Imperio Mongol o Constantinopla.

Entonces no es una comparación justa culpar a la reina de las decisiones de siglos anteriores, o del actual, cuando su poder efectivo es y ha sido desde hace tiempo muy limitado. Sin embargo, es muy difícil culparla de no haber servido a su nación y a los intereses de la misma.

Recientemente esa misma reina envió deseos de prosperidad a Barbados, que el 30 de noviembre de 2021 decidió bajar por última vez el estandarte real e izar en su lugar la bandera presidencial. Dicha ceremonia fue presenciada por el hoy rey Carlos III, que reconoció en ese momento el injusto y cruel pasado de esclavitud y colonización. Actualmente Antigua y Barbuda pretende llevar a votación una separación similar, pero «no como un acto de hostilidad a Inglaterra», según acaba de asegurar Gastón Brown, primer ministro del país caribeño.

La reina Isabel pasará a la historia como un símbolo de unión en su país, como una figura indispensable en nuestra historia reciente. Si los referidos activistas «de izquierda» envidian su legado y el nivel de desarrollo alcanzado por los británicos bajo su égida, pudieran empezar por ser más activos en el diseño de una economía  que no acaba de funcionar, mientras ellos aplauden cada medida sesgada y dilatoria.

Este tipo de contribución sería mucho más apreciada que sus sabiondas entelequias, puestas al servicio de sucesos que los sobrepasan. Por ejemplo, en medio de un posible juicio ante la Corte Real de Justicia de Londres por la deuda del gobierno cubano, programada para enero del 2023, sería mucho más sano y estratégico evitar cualquier comentario irresponsable contra aquel país. Es tan sencillo como asumir la actitud adoptada por el gobierno cubano con cuanta decisión implique a Rusia en el contexto actual: abstenerse.

César

Última fotografía de Isabel II, el 6 de septiembre. (Foto: EFE/Andrew Milligan)

El odio repulsivo ante la muerte de Fidel Castro fue tan denigrante y rechazable como el que se muestra hoy ante el fallecimiento de la reina Isabel II.  El futuro de una vida pacífica en el planeta ha de comenzar por ejercer el respeto al culto del ser humano, de su desarrollo y enriquecimiento cultural y espiritual.   

Todo este debate evidencia lo errado del discurso de los supuestos dueños del algoritmo, que primero hacen llamados a mítines de repudio (con la anuencia del gobierno) y a actos de reafirmación ante cualquier evidencia de disenso, para luego terminar con frases tan ofensivas y divisorias como: «La orden está dada», en momentos en  los que se precisa de unidad y aceptación de las diferencias. 

Tal como dijera el miembro del Buró Político Dr. Roberto Morales Ojeda en un post reciente: «Mantener la unidad implica (…) evitar que prevalezcan los celos y atrincheramientos que nos dividen (…) Somos una sociedad heterogénea y debemos aceptarnos y respetarnos en esa diversidad de saberes y pensamientos».   

13 septiembre 2022 20 comentarios 1,7K vistas
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Presidente

El Presidente no tiene quien le escriba

por Arturo Mesa 27 julio 2022
escrito por Arturo Mesa

Dice él: «El bloqueo es hoy mismo la prueba de que el socialismo sí funciona», y para mí no es otra cosa que la prueba de que de socialismo no entienden nada.

«Que lo quiten y verán», añade el mandatario, como si un niño le fuese a decir al guapetón del barrio: seré fuerte si no me pegas. Y ya a esta película no le queda mucho por contar. Queda demostrado que la justificación en esta generación de «revolucionarios» sobrepasa el nivel de razonamiento y que ni siquiera se han leído bien el concepto que les dejaron como estudio individual. ¿Les ayudo?

Yo quisiera salir de este personaje de escribidor y enfocarme en otra cosa, pero siento como si se burlara de mí todo aquel que por mí debería pensar y, por el contrario, lo que hace es gastar tribuna en lágrima. La megacúpula, quiero decir.

Por lo pronto, hoy me voy a sentar a ver Con Filo para que el vocero me restriegue en la cara que Yaime Pérez, campeona mundial y abanderada de esta delegación cubana, no se quedó y la foto que compartí es fake. Admito que eso me daría algo de esperanzas porque ese tipo de noticias me toca una fibra muy débil.

Ya se fue Osleidys, dicen que con coyotes. ¡Dígame usted! Cesar Prieto, Pichardo, y tantos otros. Yo conocí a un tal Leinier que ni de política sabía. «Lo mío es ganar el Capablanca, profe». Y jugué contra Neurys. Jóvenes lindos los dos, de los que solo se puede sentir orgullo por ese afán de triunfo para vencer al que le pongan enfrente. Se imaginan que hubieran dicho: «Ivanchuk es hoy mismo la prueba de que mi Siciliana sí funciona, lo que me gana con otra cosas». Así no le hubiera ganado a Carlsen y lo hizo hace dos días. Ambos se fueron, y Bruzón y Becerra y Amador y Arencibia y todo aquel cuyo coeficiente de inteligencia le dijo que aquí no tenían carrera.

Pero soñaron, levantaron la bandera como la abanderada de la foto y creyeron en la posibilidad de hacer una vida tranquila en un país pobre, aunque funcional. Hoy somos solamente pobres. Cero propuestas creíbles y consignas como balance de fin de año para alimentarnos el ego. Queda demostrado que la riqueza a la que aspira la megacúpula es a un poco menos de colas, a un poco más de divisas y quizás precios menos locos; pero hasta ahí.

En todos los espacios públicos la palabra central es bloqueo, el discurso a desarrollar es sobre el bloqueo y la justificación a la inacción es el bloqueo. No importa la extensión de tierra y mar que tenga la isla, no importa el talento de su gente, no importan las propuestas en todos los medios alternativos, lo que vale es reclamar que el Norte nos acabe de lanzar unas migajas y perfeccionar un Sistema Nacional Único de Pedido de Migajas.

Dicta la ley que los padres van presos si no proveen alimentación y techo o se rompe el matrimonio o pasan los hijos a los abuelos o al estado. Ellos sí que no tienen derecho a pedir migajas. ¡Y todavía hay que escuchar!

Estamos en un punto cero del desarrollo en el que nada funciona, ni siquiera llegar al trabajo para CONTRIBUIR y ganarte unos pocos pesos. Es así como nada se concibe en las altas esferas. No hay combustible y ya. Hubo épocas en que te daban una bicicleta para ir tirando. Y yo pedaleaba hasta Ciudad Libertad. Hoy es el bloqueo y asunto resuelto, pedalea sobre él.

Ya se que no soy confiable, pero el bloqueo, señor presidente, no es la prueba de que el socialismo sí funciona, es el examen que evalúa si usted tiene derecho a existir como proyecto socialista o no. La función de un parlamento (que no produce) es ponérsela más fácil al que sí produce y mostrar datos objetivos.

Se siguen acumulando fracturas mientras se reúnen y nada esperanzador sale de sus cónclaves que no sean maromas explicativas «La economía se ha recuperado en un diez por ciento». Ni siquiera cambian los voceros. Es confiar en el confiable y esperar que el confiable me dé algo en qué confiar. Puede que hasta probemos con los rublos.

¿A qué punto esperamos llegar antes de flexibilizar la economía y dejar el sollozo por el bloqueo? ¿A qué punto esperamos llegar antes de dedicar todos los recursos disponibles a la producción de alimentos y bienes, tanto con el confiable como con el no confiable, si al final, los dos se van? Dese una vuelta por Luyanó para que vea cuánta gente no hace nada, mientras se vanaglorian de decir que es el sistema más justo posible. En eso estoy de acuerdo, lo que no es este.

Yo considero que queda gente, que queda deseo, que quedan neuronas con las que hacer funcionar un país. Si por allá arriba se prefieren las consignas, desentiéndanse del estrado, pues están votando por la miseria ya no por la pobreza digna, ni por un cambio hacia una mejor gestión de la economía y de la subsistencia misma. ¿Hasta cuándo la frase de la codicia y la ruptura peligrosa¿ Hasta cuándo el sacrificio de un sistema funcional sin un cerebro pensante? Háblese de trabajo, de medidas, de resultados. Convenzan con amor, con unidad, con todos.

Pueden ustedes tener las mejores intenciones del mundo que sin neuronas no hay progreso y sin progreso no hay patria a la cual retornar. Los únicos directivos confiables son los que en balance anual, muestran curvas ascendentes, intentan soluciones y sus gráficos no me dejan criticar. Los otros son derrochadores de corriente y verdaderos demoledores del sistema social socialista FUNCIONAL en el que muchos aún confían.

***

Este texto ha sido tomado de Facebook con la autorización de su autor.

27 julio 2022 29 comentarios 2,K vistas
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Deudas

Las otras deudas del Estado

por Arturo Mesa 15 julio 2022
escrito por Arturo Mesa

El jueves 16 de julio del 2020, en sesión extraordinaria del Consejo de Ministros, fue aprobada la Estrategia económico-social para el impulso de la economía bajo la doctrina de que no se podía continuar haciendo lo mismo en el ámbito económico  porque de esa manera no se obtenían los resultados deseados.  Mañana se cumplirán dos años de que fuera certificada la mencionada estrategia, así como de la implementación de una serie de medidas para intentar vencer la crisis, y lo que sí resulta evidente es que hoy, veinticuatro meses después, no nos encontramos ni remotamente mejor que entonces.   

El panorama económico nacional sigue mostrando inusitado desabastecimiento,  enorme limitación productiva y precios que sobrepasan por mucho el poder adquisitivo de la gran mayoría. Es decir, la estrategia que —en medio del bloqueo y pensada para contrarrestarlo— debió marcar el inicio de una paulatina recuperación, lo único que ha dejado han sido más dudas y deudas que alegría en  la población.

Una de esas deudas radica precisamente en el propio discurso oficial; cabría recordar que al día siguiente de los anuncios, el presidente de la corporación CIMEX, Héctor Oroza Busutil, encargado de explicar el nuevo diseño monetario, explicó que «los productos de línea económica, principalmente de alimentos, aseo e higiene, se continuarían vendiendo y asegurando en la red del comercio tanto en CUP como CUC». Sin embargo, actualmente en las tiendas en CUP apenas se encuentran productos alimenticios, lo cual  genera malestar, violencia y colas,  mientras las tiendas en MLC son las únicas que muestran cierta presencia de esos productos, aunque a precios inalcanzables.

Por aquella misma fecha, el vicepresidente Salvador Valdés Mesa aseguraba que en Cuba nadie quedaría desamparado ni se tomarían medidas de choque. El uso de un lenguaje económicamente correcto resulta hoy bastante complejo y lleno de interpretaciones, pero lo cierto es que el desabastecimiento y la existencia de una moneda y un mercado inaccesibles para muchos, han llevado a situaciones de verdadero desconsuelo en un segmento de la población que carece de tales posibilidades. Asegurar que nadie quedará desamparado no es discurso aconsejable en estos momentos en una cola de dos días para adquirir un litro de aceite.

Deudas

Cola para adquirir aceite en la esquina de Toyo.

El mismo presidente Miguel Díaz-Canel, en su argumentación sobre lo que se consideraba una nueva fase estratégica, mencionó el loable objetivo de que esta se centraría en la producción de alimentos y el desarrollo de la soberanía alimentaria, para lo cual se han trazado cientos de medidas en el sector agrícola. Dos años después comprobamos que incluso el azúcar, que fue durante siglos el producto insignia de la nación, acaba de tener su peor desempeño histórico, en tanto las carnes, viandas y vegetales continúan con marcado incremento en sus precios.

Mucho más desalentador resulta escuchar los análisis de quienes se encargan de trazar la política de precios para los tan necesarios alimentos. En un texto publicado por Cubadebate —fechado el 21 de junio del 2022 y titulado «Precios estatales sin tope oficial, ¿inflar la inflación?»— Félix Granada, especialista de precios de CIMEX, detalló que importar un kilogramo de queso Gouda cuesta al país 113 CUP. No obstante, se sabe que su precio de venta ha llegado hasta los 14.75 MLC el kilogramo, lo cual dista mucho de la intención comercial de proveer un artículo y conseguir un margen lógico de ganancias.

 ¿Cuántos productos no pasan hoy por esa estrategia tan desatinada para estos tiempos? En su explicación, el directivo comenta a seguidas que muchas veces para fijar precios a producciones nacionales primero se analiza el mercado —¡entiéndase informal!— y en otros casos se valora cuánto costaría importar un producto con similar calidad al nacional para luego fijar su precio, lo cual incluiría trámites y procedimientos costosos de importación que igualmente van a parar al precio aunque el producto no pase por dichos trámites.

Los pueblos, las comunidades, los electores, desean escuchar de sus elegidos promesas concretas que involucren mejoría en sus niveles de vida y mayor acceso a empleos y alimentos. Quienes dirigen, llegan al poder gracias a esas promesas; pero dos años de gestión resulta tiempo suficiente para mostrar resultados incipientes o, al menos, esperanzadores. Ese no es el escenario que se vive en Cuba.  

En las referidas alocuciones, el presidente aseguró que se iban a mantener, «a un costo tremendo», un nivel de venta en las tiendas en CUC. Confieso que la expresión: «a un costo tremendo» me resultó tremendamente innecesaria entonces. Hoy, tras comprobar la situación de las ofertas existentes, tenemos que aceptar que lo menos criticable a la fecha fue precisamente aquella triste acotación.

Alejandro Gil, ministro de Economía, también ha hecho reiteradas afirmaciones que se constituyen en deudas. En un análisis sobre la posible solución al tema inflacionario, explicó que no se podía vender divisas para intentar reducir la tasa de cambio contra el CUP porque, de usarse esas divisas con tal objetivo, después no podría garantizarse la compra de los tan necesarios  barcos de pollo o de combustible.

En comparecencias anteriores se había anunciado que ya los bancos no podían continuar recibiendo depósitos en dólares. Si esos dólares, sea por exceso o por imposibilidad de uso, no circulan, ¿qué peligro implicaría llevarlos al mercado cambiario para reducir la inflación de la divisa, como han sido propuesto diversos economistas? También cabría preguntarse ¿cómo existe la opción de comprar el barco de pollo en dólares, como él afirmó y, sin embargo, no se puede seguir aceptando esa moneda?

Posteriormente, ante la quinta Sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional en su novena legislatura, el ministro de Economía anunció por fin la venta paulatina de divisas o MLC a «ciertos actores de la economía» que lo requieren para mejorar su gestión productiva. Dos meses después, aún la medida no se ha ejecutado, como si no estuviésemos urgidos de acciones inmediatas.

Siguiendo con el tema de las deudas, en octubre del 2021 el ministro Gil explicó, ante la Asamblea Nacional,  que de las ventas en MLC se habían utilizado más de 300 millones de dólares para surtir la red de comercio en moneda nacional. Y aquí se impone la pregunta: ¿qué significan 300 millones de dólares en materia de alimentos cuando el país requiere desembolsar anualmente más de 2000 millones con ese objetivo?

Deudas

Viceprimer ministro cubano y titular de Economía y Planificación (MEP), Alejandro Gil Fernández. (Foto: Irene Pérez/ Cubadebate)

¿Valdrá la pena realizar tal ecuación —¡con sus efectos!— por una décima parte de lo que necesita el país solamente para alimentos? ¿Es esta la única opción a mano, o la única que se ha querido ver?  ¿Se tuvo en cuenta la opinión de aquellos que no poseen dichas monedas? ¿Se podrá convencer a esas personas de que esta medida no es una terapia de choque?  

Otra de las deudas palpables, pasados dos años, se relaciona con el turismo y la cantidad de recursos dedicados al desarrollo del sector.  Al respecto, el profesor Juan Triana Cordoví  en su texto del 21 de febrero del 2022 señala que en este año, según el plan de la economía aprobado por la Asamblea Nacional, se proyecta la terminación de 4 mil 607 habitaciones nuevas para alcanzar una cifra de 84 mil 906 en el sector estatal.

Se aprobó también —nos dice el profesor— que 27 443,5 millones de pesos (el 24% de la inversión total del país) se dedicarán al turismo, a pesar de ser una industria riesgosa y requerir de inversiones en áreas de producción de alimentos para recobrar estabilidad en los precios además de una presencia más constante en tarimas.  

Para reafirmar lo erróneo de esta política, el aludido economista explica, en texto del 27 de junio pasado, que según la ONEI  la tasa de ocupación habitacional en el primer trimestre del 2022, para todo el país, fue de apenas 14%. Es decir, el 86% de la capacidad ocupacional en el sector se ha visto inutilizada o con un muy bajo nivel de retorno y, a pesar de ello, se decide continuar construyendo nuevas y lujosas instalaciones.

Tampoco se  ha esclarecido cómo se piensa reajustar el pésimo diseño que realizara la Comisión de implementación de los Lineamientos. Esto implicaría otro ordenamiento, que a la fecha no se vislumbra. La Comisión no solo no cumplió con su mandato, sino que diseñó un sistema salarial y económico causante de una inflación que hasta la fecha no se detiene, y nos coloca entre los países de más alta inflación reconocida.

A la cuantiosa deuda habría que sumar asimismo los salarios y gastos de representación que durante diez años recibieron los miembros de la Comisión para el supuesto diseño efectivo de cambios que nunca sucedieron. Entre estos anunciados cambios sobresale la eliminación de una  dualidad monetaria, que hasta la fecha se mantiene y agrava.

  Si tal comisión, en sus análisis, pensó y defendió la tesis de que la canasta básica era el punto de partida del salario —según enfatizara públicamente Marino Murillo—, hoy nuestros salarios apenas permiten acceder a otros productos que no sean alimentos y aseo y, hasta la fecha, ninguna nueva Comisión se ha expresado sobre la manera de revertir la situación. Esta parte resulta particularmente preocupante, pues se trata de una deuda contraída con la esperanza.

Otra explicación pendiente por parte de las autoridades resulta la presencia de tiendas virtuales, tipo Katapulk o Supermarket 23, que ofertan productos alimenticios desde cuentas foráneas y sacan así, de la escasa oferta de alimentos, a otros productos nacionales que se pudieran vender en la moneda de acceso común.  

Nada más pertinente para concluir este análisis que las palabras del presidente Díaz-Canel cuando alertó que no se pueden seguir aplicando medidas que aumenten la desigualdad social. Me detengo en esta frase porque resulta muy válido que un funcionario, a cualquier nivel en la escala gubernamental, sea capaz de reconocer que eso es precisamente lo que han venido promoviendo las medidas adoptadas en el plano económico. Encontrar soluciones efectivas en plazos de tiempo definidos es lo que más urge al país. Un buen ejercicio para ello sería empezar por responder estas interrogantes y deudas con el propio discurso oficial.

15 julio 2022 16 comentarios 2,1K vistas
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Arizona

Phoenix, Arizona

por Arturo Mesa 25 junio 2022
escrito por Arturo Mesa

Hicimos bien en dejar el taxi y pernoctar en aquella casa. Luego supimos que la policía entra en arreglos con taxistas para estafar a los cubanos y repartirse las ganancias. Decir que nos acomodamos en la vivienda sería una burla, pues aunque era grande y contaba con un patio inmenso, esa noche llegaron a dormir allí unas 170 personas. Lo hicieron sobre cartones, nylon o cualquier cosa que las aislara de la tierra.  

Algunos llevaban un mes o más en aquel sitio, porque habían entregado sus pasaportes y esperaban una visa humanitaria del gobierno mexicano. Sin embargo, en días anteriores se había producido un altercado en las oficinas de migración, por la demora en los papeles de unos haitianos y, como resultado, el local fue destruido. Entonces, todos los que estaban en esa casa quedaron varados. El baño se ubicaba al final del patio. Era forzoso pasar entre los cuerpos yacentes, sin orden ni espacio definido para caminar. La cola para bañarse debía hacerse desde el mediodía, y a veces, a pesar de ser la 1 y 30 de la madrugada las personas permanecían en fila.

Arizona

Aunque la casa era grande y contaba con un patio inmenso, esa noche llegaron a dormir allí unas 170 personas.

El único espacio disponible que encontramos para las mochilas fue al lado de una montaña de basura de más de dos metros de alto. Estaba formada por bolsas grandes, termopacks con restos de comida, cajas de jugo vacías y cuanta cosa era desechada por los infelices hacinados en el lugar. Naturalmente quedamos horrorizadas, porque el viaje, hasta ese momento, había resultado bien organizado y jamás pensamos encontrar tales condiciones de vida. Para colmo, en el transcurso de la madrugada siguieron arribando grupitos de personas y varios tuvieron que dormir sentados en una escalera.

A media tarde del siguiente día llegaron los jefes. Al ver que no cabían más personas ordenaron sacar la basura en una camioneta y dijeron que una parte seríamos trasladados a otra casa cercana. La siguiente cola fue para intentar clasificar entre los que iban a ser reubicados.

Fuimos conducidos a un apartamento pequeño, rentado a mexicanos, Estos hacen fortuna de todo lo relacionado con los cubanos de paso, sea alojamiento, trasportación, trámites, compras, lavandería o cambio de dólares. Dormíamos en el suelo, sobre edredones finos, hasta que algún grupo salía y heredábamos sus colchonetas. Allí estuvimos varias jornadas sin que explicaran cuándo seguiríamos avanzando. Después de  cinco o seis días nos pasaron a otra casa para unirnos antes de proseguir viaje.  

Los trayectos en auto tenían en común la enorme velocidad a que conducían aquellos chóferes durante todo el camino. No importaban las curvas, daba la impresión de que íbamos a salir volando en una de ellas. Por suerte los camiones no corrían tanto. Llegamos a un punto muy alto, por encima de las nubes, y permanecimos casi veinticuatro horas encerrados en una casa sin las condiciones mínimas para descansar, ni siquiera para caminar adentro. No había Internet y encima de eso no permitían salir a nada.

Al día siguiente nos sacaron lentamente en pequeños grupos. Comenzamos a descender las elevaciones en medio de un inusitado aumento de las temperaturas y unos preciosos paisajes laterales. Pasábamos de pueblo en pueblo, siempre de noche y corriendo para subirnos a las camionetas. Nos escondíamos todo el tiempo de la policía y dormíamos en colchonetas finas y muy usadas donde nos sorprendiera la noche.

Arizona

Sentada en ese espacio, pasé la primera noche en México.

En ocasiones, y debido a los controles migratorios, debimos permanecer en el mismo sitio por varios días. Incluso, tuvimos que dormir varias veces sobre la tierra limpia, con apenas una comida por jornada. A veces el arroz estaba crudo y no podíamos comerlo, lo que implicaba el flaqueo de nuestras fuerzas. Se extrañaba mucho el café cubano. Las pocas veces que nos dieron algo en la mañana fue café instantáneo, que para nada sustituía al nuestro.

Una madrugada, durante un largo trayecto por una montaña empinada, apareció un jaguar en medio de la carretera. Estaba a cuarenta o cincuenta metros delante de nosotros y, para colmo de males, caminó hacia las luces del auto. Justo antes de chocar con los focos se desvió e internó en la vegetación. Sheyla sintió pánico y tuve que calmarla, porque se había enterado de un caso muy ¿feo? por esos mismos lugares. Todo ocurrió en segundos.

El chófer no paró hasta más adelante para auxiliar a una camioneta de la caravana que se había averiado. Cuando contamos lo ocurrido, nos dijeron que esos animales eran frecuentes por la zona, de ahí que ningún vehículo se detenga, a no ser por un desperfecto.

La otra vivienda de seguridad resultó una casona en medio de una explanada, rodeada de pequeños árboles y con un inmenso portal. En este nos acomodamos, en el poco espacio dejado por el grupo que nos antecedió.

El baño era muy rústico. Unos palos sujetaban a un nylon grueso, que hacía la función de pared y puerta por un costado.  Dentro, una bañera llena de la que debíamos sacar agua con unos cubitos para bañarnos. A partir de la altura de los hombros aquello quedaba al aire libre, y en uno de los lados se hallaba un corral con un puerco enorme.  Muy cerca había un río, al que nadie se atrevió a entrar por lo sucio que estaba. Usábamos asimismo unas letrinas improvisadas, construidas al borde del río también con palos rústicos y grandes pliegos de nylon.

En la siguiente casa vi por primera vez un animal muy parecido a una iguana grande. Lo trajeron los albañiles que trabajaban allí. Las señoras que nos atendían lo prepararon. Algunas mujeres sintieron asco y no aceptaron comer por la noche al saber que el picadillo que nos habían dado era de iguana. Una vez cocinada yo decidí probarla y no me pareció mal, recordaba a la carne de pato. Pensé que sin haber visto al animal antes, y una vez cocinado con otras sazones, podía resultar una muy aceptable comida.

Arizona

Una vez cocinada la iguana, yo decidí probarla y no me pareció mal, recordaba a la carne de pato.

Llegar a Puebla fue lo mejor que nos pasó después de muchos días. Entramos en secreto, como siempre, a un hotel de varios pisos con habitaciones bastante confortables que tenían hasta ducha. Luego, dieron de comer y nos instruyeron en el inventario de lo que sería estrictamente necesario en el último tramo, ya que al  entregarnos en la frontera teníamos que dejar todo lo que no lleváramos puesto. Tampoco podíamos salir ni asomarnos a la calle. En la habitación dejamos varias mudas de ropa y un par de sandalias. Me consoló pensar que podían ser aprovechadas por las mujeres que limpiaban, pues muchas estaban en buen estado.

Al otro día, con la misma rapidez con que nos entraron, salimos de ese lugar. Fuimos separados en pequeños grupos de cuatro personas y llevados en taxis a una terminal cercana, donde nos entregaron boletos a nuestro nombre. Montamos un bus grande, bastante cómodo, y comenzamos un recorrido muy largo por carretera, en el que, finalmente, la bolita azul del GPS se movía hacia el Norte.

Después de un larguísimo trayecto llegamos a Guadalajara, donde nos alojaron en un motel de carretera y tuvimos que compartir habitación con dos hombres jóvenes. En ese lugar comimos y dormimos la última noche en México. Estábamos nerviosas y contentas la vez. Luego continuamos viaje por muchas horas, sin bajar más del bus hasta el último pueblo de México: San Luis Río Colorado.

Fue ahí donde, poco antes del amanecer, vimos de lejos por primera vez el famoso «muro», mientras la guagua se acercaba a lo que parecía un pueblo normal, con muchos comercios, farmacias, y almacenes a ambos lados de la calle. Un poco detrás el imponente muro, compuesto por grandes perfiles metálicos de alrededor de cinco metros de altura, tan pegados unos a otros que impiden el paso y dificultan la visibilidad hacia el otro lado. Nuestros corazones latían a prisa, ¿Llegamos?, fue la pregunta.  

Adaptados ya a las operaciones «comando», entramos apresuradamente en una casa muy rústica, en la que debíamos esperar el arribo de los demás. Alrededor de cuatro horas después dieron por teléfono la orden de sacarnos. Lo hicieron en camionetas de diez personas. El conductor manejaba por una carretera muy soleada, hablando siempre por teléfono hasta que recibió la orden de parar. Entonces indicó que bajáramos rápido y corriéramos, de prisa y sin detenernos, por la arena hasta un pequeño matorral similar al marabú.

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Estábamos esperando el próximo paso de los coyotes
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No cabíamos en la casa y montamos este campamento.
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Descansábamos donde podíamos.

Dentro del matorral había dos guías más que nos instaban a seguir corriendo pues, según dijeron, había policías por el lugar. Corrimos unos cincuenta metros hasta el borde del río, donde me percaté que fue un error haber dejado las sandalias en el hotel de Puebla. Tuve que tomar la decisión muy rápida de quitarme los tenis, llevarlos en la mano y entrar al agua solo con medias, para del otro lado volver a colocármelos, ya que nos habían explicado que no podíamos entregarnos mojados.

Del otro lado, la distancia desde el borde del río al muro de acero era de aproximadamente cuatro o cinco metros. Creyendo que aún estábamos en suelo mexicano y que para entrar a Estados Unidos había que cruzar el muro, continué corriendo descalza sobre piedrecillas por miedo a que apareciera la policía. Intentaba no perder de vista la fila de los que habían cruzado antes y que venían con nosotras en la camioneta. Los altavoces entonces nos indicaron que hacer. Fue cuando me percaté de que ya estábamos en suelo norteamericano. Solo ahí pude parar de correr… y comencé a llorar.

***

Después de haber superado los trámites migratorios, según conté en el primero de estos testimonios, llegué al aeropuerto de Phoenix. Allí esperé reencontrarme con Sheyla antes de intentar llamar a mi hermano, ya teníamos los teléfonos y pudimos comunicarnos vía WhatsApp. Realmente no tenía idea de cuál sería el siguiente paso.

Mi hermano no había podido ir a recogernos por problemas de trabajo, pero todo el tiempo estuvo al tanto de nosotras. Durante quince minutos recorrimos aquella inmensidad de aeropuerto tratando de cambiar algunos pesos mexicanos. Teníamos hambre porque no nos habían preparado para un viaje tan largo.  

Para esa fecha no había pasaje y mi hermano reservó un hotel cercano, un taxi y un Uber de comida. Pasamos la noche en el hotel. Todavía nos asustaba cada pequeño ruido, pensábamos que vendrían por nosotras. Al siguiente día volamos a Miami. Una amiga cercana nos recibió en Inmigración y condujo hasta el carro donde estaban mi cuñada y mi sobrino. Allí fue cuando me pareció despertar de aquella pesadilla, darme cuenta de que mi historia —una más—,  había sido real y que mis sueños se cumplían.    

16 Abril 2022, Río Colorado, México – Yuma, Arizona

25 junio 2022 7 comentarios 2,1K vistas
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