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Autor

Arturo Mesa

Arturo Mesa

Traductor y guía de turismo.

Opinión

El peligro de tener una opinión. Otro caso de expulsión políticamente motivado

por Arturo Mesa 28 marzo 2022
escrito por Arturo Mesa

En el año 2006, como guía de turismo, me vinculé con la Agencia Amistur, radicada en la Habana. La misma se dedica a fomentar vínculos de solidaridad con Cuba a través del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP). Allí trabajábamos con distintos mercados que se pronunciaban a favor del levantamiento de las sanciones del gobierno norteamericano, por la devolución de la base naval de Guantánamo y el retorno de los Cinco héroes. Fueron épocas complejas, pero se logró un considerable avance en las relaciones con los Estados Unidos y un importante apoyo de la comunidad internacional.

Muy pronto empecé a realizar trabajos con grupos de gran especialización e importancia, que incluían altas personalidades de la vida política estadounidense. Paralelamente diseñaba programas específicos para la agencia e impartía cursos de adiestramiento a los nuevos guías sobre temas de historia, cultura e interpretación patrimonial. Participé además en ferias de turismo y logré atraer a diversos tour-operadores y clientes.  

Al comenzar la pandemia, dicha empresa se desentendió totalmente de los casi cincuenta guías que allí laborábamos. Es justo aclarar que no éramos trabajadores fijos, nuestros contratos eran por operaciones, pero, por otro lado, teníamos una relación de exclusividad que nos limitaba para relacionarnos con otras empresas, e igualmente conformábamos un grupo cerrado y fijo para el trabajo de los programas.

Opinión

Campamento Internacional Julio Antonio Mella, Caimito, Artemisa. Campaña de Solidaridad con Cuba.

Es bueno señalar asimismo, que todas las otras entidades de turismo, ante la compleja situación generada en el sector por la Covid-19, hicieron  diversas propuestas laborales a sus trabajadores, cualesquiera que estas hayan sido.  

Entonces, en mi desempleo forzoso, comencé a publicar textos sobre el manejo de la economía, los errores cometidos internamente, la manipulación mediática, el justificacionismo y el peligro que todo ello conlleva para el sistema. Varios de esos artículos aparecieron en este mismo espacio. No tengo conciencia de haber ofendido una sola vez, de haberme hecho eco de una fake news o compartir matriz de opinión subversiva alguna. Todos los análisis fueron propios.

Aun sin contenido de trabajo, propuse a la empresa nuevos cursos de superación, programas para el regreso del turismo y colaboré de manera voluntaria con traducciones que eran necesarias. Al regresar el turismo, si bien de forma limitada, esperaba volver a ser contratado, lo cual no ocurrió. Ante ello, decidí solicitar una explicación.  

El día 25 de marzo fui convocado a un encuentro con la nueva gerencia de Amistur, en la persona del Sr. Alfredo Díaz Fuente. Estaban presentes también la abogada de la institución y el gerente de operaciones.  La intervención fue iniciada por el Gerente General, que alegó como motivo de mi exclusión mis: «frecuentes ataques a la Revolución», con el consecuente secuestro del término que suele hacerse por parte de quienes se creen «continuidad».  

Opinión

Trabajo voluntario con colegas de la agencia.

Naturalmente reaccioné ante la frase, pues de eso se trata todo: de no admitir la crítica, de considerar que hay un grupo selecto autorizado exclusivamente a emitirla, de que la misma se haga en los espacios oficializados y por los canales pertinentes.

Estos son tiempos en que se convoca a la ciudadanía a participar para impactar sobre los problemas que nos agobian. El mismo espacio televisivo Con filo acababa de asegurar que son tiempos de «contribuir soberana y creativamente con el proceso» y, además, constantemente se sugiere que todos tenemos cabida en la sociedad, sin importar el color de la piel, el credo y cualquier otro tipo de discriminación lesiva a la dignidad humana.  

De la misma forma, nuestra Constitución asegura que somos una sociedad organizada «con todos y para el bien de todos». El código del trabajo nos dice que todos tenemos derecho a un empleo y que el mismo ha de ser la fuente principal de ingresos y satisfacción de necesidades. Entre tanto, el presidente del Tribunal Supremo, Rubén Remigio Ferro, ha expresado que «cuestionarse lo que se está haciendo no constituye delito», y que «las opiniones diversas, incluso de sentido político, lejos de constituir delito constituyen un derecho CONSTITUCIONAL» (con énfasis en el término constitucional).  

Opinión

En el cementerio Santa Ifigenia, Santiago de Cuba, con sindicalistas de los Estados Unidos.

Bajo tales condiciones, en momentos difíciles para la izquierda y para la credibilidad política y subsistencia económica del modelo cubano, ¿cómo van a explicar quienes dirigen el movimiento de solidaridad, que en Cuba una persona sea expulsada —el término exacto fue: «prescindimos de sus servicios»—, por sus análisis públicos y fundamentados sobre la gestión de la economía del país?  ¿Cómo van a explicar que en una agencia que se presenta como promotora de la solidaridad y el socialismo, cincuenta trabajadores quedaron durante dos años a la espera de una opción de empleo que nunca llegó, mientras el país aseguraba a viva voz que en Cuba nadie quedaría desamparado?  

Resulta indignante que en momentos en que se reclama iniciativa y participación, se haga gala de la doble moral que lleva a expulsar trabajadores comprometidos, por haber argumentado que las tiendas en MLC son un gran disparate —y lo son—, y que constituyen una enorme injusticia social.

Mi expulsión ocurre en circunstancias en que, incluso guías de esa misma agencia se han aventurado a cruzar las duras aguas del río Bravo ante el agravamiento de sus condiciones de vida, que pasan tanto por el modelo ineficaz, el criminal bloqueo, como por el infructuoso reordenamiento que pende sobre nuestras cabezas sin que veamos la luz ni aparezcan propuestas medianamente esperanzadoras.

Opinión

Península de Guanacahabibes, con estudiantes de los Estados Unidos.

Es triste que sigan ocupando puestos de dirección personas «confiables» con escaso conocimiento de sus esferas y con nula sensibilidad y humanismo, en un contexto en que el llamado tiene que ser a la creatividad y a la unión para establecer nuevos compromisos con los que aquí estamos, con los que nos hemos quedado.

Mis conclusiones al respecto son muy similares a las expresadas por el señor Michel E. Torres Corona, que el 26 de marzo, en un texto publicado en Granma aseguraba: «Un revolucionario puede transformarse en elemento reaccionario si no avanza a la par de su tiempo, si no tiene “sentido del momento histórico”, si se ve sobrepasado por otros más revolucionarios, a los que comience a ver como enemigos, si se burocratiza».

28 marzo 2022 58 comentarios 2.593 vistas
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Progreso (1)

Cuba: progreso cívico a la espera de opciones

por Arturo Mesa 3 febrero 2022
escrito por Arturo Mesa

Atestiguamos con asiduidad estallidos y protestas sociales. Se pueden producir lo mismo en Chile que en Francia, en Uruguay que en España, y se asumen como detonantes ante medidas de corte fundamentalmente económico que sacuden la estabilidad de una capa social. No son denunciadas como intentos de cambio de régimen. Si sube el petróleo en esos países, las personas se lanzan a las calles porque existe una cultura de la protesta y una tradición de resultados obtenidos a través de tales actos. Sube la tarifa eléctrica y se lanzan a las calles. Lo mismo si remonta el precio de la telefonía y los alquileres. O si bajan las pensiones.

Cuba parece ser el único país, «destinado por la providencia», a no tener una protesta que pueda catalogarse de «espontánea»; ni siquiera como resultado de una medida de corte económico que afecte a un importante por ciento de su población. La protesta en nuestro entorno es presentada como ilegítima y aparejada a un plan de subversión. Se la valora como parte de un procedimiento imperial para quebrar la estabilidad interna y, por tanto, no habrá de ser permitida. Quien no la asuma así no ha tenido una «adecuada» interpretación de los hechos o es cuestionable su postura, aunque se trate de sectores cada vez mayores de la ciudadanía, la intelectualidad o personalidades sobresalientes de la cultura o las ciencias.

En una sociedad democrática la protesta no es necesariamente un intento por derrotar a un gobierno. Suelen ser válvulas de escape ante presiones acumuladas y una forma de influir sobre medidas que afectan a quienes deberían ser protegidos por los gestores de esas controversiales decisiones. De ahí que son permitidas. Son llamados a la alternativa ante una posible injusticia o pifia del poder. Para nosotros, sin embargo, las protestas están marcadas por un matiz de subversión que se ha convertido en la justificación perfecta para rechazar cualquier intento de demanda de la ciudadanía al poder político.

Progreso (2)

El actual presidente de Chile, Gabriel Boric, saltó a la fama hace diez años como un estudiante que lideraba manifestaciones masivas por una educación pública gratuita y de calidad.(Foto: Esteban Felix/Associated Press)

¿Y por qué la justificación perfecta?, cabría preguntarse. Resulta que dentro de la lógica geopolítica, cualquier desavenencia con el estado, incluso este escrito, va a recibir el apoyo de la oposición tradicional —es esa la raison d’etre de las oposiciones tradicionales— poniéndole así la jugada fácil al poder con la siguiente lógica: ¿Tiene el apoyo del Imperio? Entonces es mercenario.  

Para comprobar la culpa más allá de cualquier duda razonable no se escatima en recursos que demuestren: «este señor tiene un primo afuera; aquel viajó a comprar en México; el otro trabaja en turismo, este tiene una pareja en Canadá y a aquel le recargan desde Helsinki», como corresponde al pedigrí de cualquier cubano conocido, ellos incluidos. Por tanto, siempre habrá, en casi cualquier cubano, vínculo con el enemigo. ¡Jugada perfecta!  

Cabría preguntarse si de esta manera es posible que alguna disidencia u objeción al modo de hacer estatal deje de recibir apoyo de los «sospechosos habituales». Eso es naturalmente imposible y, por tanto, es igualmente imposible la aparición de un disenso organizado, sólido y respetado, lo cual permite al poder dormir tranquilo.

También cabría preguntarse si hipotéticas facciones opositoras que aparezcan dentro de las organizaciones existentes, incluyendo al Partido, pudieran llegar a ser soluciones efectivas como alternativas; o al menos cuestionarse la pérdida de enfoque que, en opinión de este comentarista, es el peor de los males que nos rodea. Por supuesto que tampoco, y la razón es la propia filosofía y praxis de la organización, en la que las instrucciones bajan y son acatadas sin cuestionamiento porque se aceptan como correctas.  

Es así como llegamos a un callejón sin salida en una ruta que debiera ser cívica, al constatar la tremenda ausencia de opciones entre quienes creen que el estado ha dejado de cumplir su rol de garante de justicia y progreso, incluso aunque haya tenido buenas intenciones. Tómese como ejemplo la espiral de inversiones en el turismo en detrimento de otras ramas de la economía, como alimentación, pesca, producción agropecuaria o de productos lácteos.

Bajo estas condiciones, parece casi imposible hacer comprender que el objetivo es el hombre y no el sistema, que el objetivo es el alimento y no el hotel, que el error es la consigna sin cifra que la sostenga. ¿Por cuáles vías podemos trasladar el mensaje de que si el hotel que se construye es para garantizar el alimento de mañana, es seguro que sin el alimento de hoy no llegaremos ni a colocar la primera piedra?

Progreso (3)

El hotel más alto de La Habana se construye en 25 y K, Vedado (Imagen: Skyscrapercity)

 ¿Cómo hacerles entender que justamente por carecer de oposición sus propuestas, además de erróneas, se han alejado de los empeños de justicia y, lo que es peor, ponen en peligro el ideal de sociedad alternativa al mostrar crisis agravadas sin que aparezcan soluciones creativas? Con estas preguntas sobre el tapete van disminuyendo los deseos de vivir en una sociedad teóricamente mejor, si para subsistir en ella hay que tener vínculos monetarios con los que no creyeron en la referida superioridad teórica.

Entonces, ¿qué nivel de crítica está dispuesto a aceptar el magnánimo y desde cuál plataforma? ¿Qué organización va a pedir cuentas al gobierno cuando, sin mucha convicción, este asegure que: «no todo ha salido bien» y crea que con tal frase limpia su imagen? ¿Cuánto más habrá de sufrir la dialéctica garante de progreso si la misma dialéctica es vista como disidencia?   

Alguna vez reflexioné sobre las opciones que nos quedaban ante tal escenario, y me atrevo a asegurar que sin la presencia de algún tipo de oposición asimilada no habrá desarrollo alguno. Es decir, se impondría crear una organización que cuestione en voz alta aquello en lo que nos puede ir la vida —como el «Ordenamiento». Comprendiendo que los nuevos tiempos han presentado interrogantes al estado para las cuales no tiene respuesta, se requiere exigir la existencia de al menos una Comisión de Revisión de las propuestas formuladas, antes de que las mismas se conviertan en ley.  

Podría ser una especie de Comisión para el Diálogo, desligada de matices y consignas y comprometida solamente con lo que hace pleno al hombre. Pienso en un grupo cívico con plataforma propia, que tenga como objetivo velar por el exceso de poder y la toma de decisiones a puertas cerradas cuando es nuestro pellejo el que está a la intemperie. Su misión sería intervenir «en la caliente», en cuanto note que peligra la justicia social que venía en el manual de instrucciones.

Deberá ser un grupo con alto prestigio, preparación y compromiso con el futuro, cuyos integrantes sientan en sus venas (como tantos de nosotros) la partida de sus hijos hacia sociedades teóricamente peores. Se requiere un verdadero encargo cívico, que plante cara a lo insensato en cualquier nivel y se implique aún más con la aspiración de una sociedad donde rija el desarrollo integral del ser humano.

Si bien la salud y la educación son pilares de sociedades dignas, no son los únicos. Todo esto sería preámbulo de un debate aún mayor, donde se cuestione seriamente el modelo de Partido único, de manera que, de cara al futuro, las decisiones nunca más sean tomadas a la ligera.  

Ha asegurado el presidente que la sociedad está abierta al debate, siempre que este sea por el bien del país. En caso de que esta declaración no haya sido solo un alarde político, o un bluff, yo le exhorto a que responda, en aras del verdadero y necesario progreso cívico: ¿cuál de estas opciones están dispuestos a aceptar?

3 febrero 2022 36 comentarios 2.199 vistas
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Guías de turismo independientes en Cuba. Pertinencia de un antiguo reclamo

por Arturo Mesa 12 enero 2022
escrito por Arturo Mesa

La respuesta de la ministra de Trabajo y Seguridad Social a una solicitud que le dirigiera un grupo de personas interesadas en la aprobación de la actividad de guías de turismo para el trabajo por cuenta propia, pudo sugerir que una competencia al empresariado turístico no era lo más aconsejable en estos momentos, al menos mientras dure la crisis. Tal réplica habría sido elegante, pero no fue la que recibimos.

Esa postura diplomática no se evidenció y, en su defecto, la sentencia dictaminó que las actividades asociadas a productos turísticos son desarrolladas y comercializadas solamente por las entidades del sistema empresarial del turismo en Cuba. Y adiós a las esperanzas. Para esa contestación demoraron casi un año, desde que empezaron a recibir cartas de varios guías oficiales del gremio que, ante la apertura económica, razonaban sobre el beneficio mutuo de ejercer la referida actividad como trabajadores por cuenta propia. Era una forma además de controlar quiénes y cómo lo ejercían, de ofrecer novedosos diseños y extraer dividendos de los nuevos actores potenciales. 

Me cuesta pensar que esa respuesta provenga del ordenador de la ministra. En primer lugar, los reclamantes no pedían autorización para constituir «agencias de viaje» ni ejercer como «operadores turísticos», como asegura la carta. Se trataba del reclamo concreto de eliminar la actividad de guía de turismo del listado de prohibiciones, a partir de ello analizar en conjunto su posible alcance y, solo entonces, comenzar a presentar proyectos concretos.

En segundo lugar, la carta está dirigida a un grupo de «promotores de guías de turismo» —cargo que, imagino, no esté autorizado tampoco— sin embargo, los promoventes de la solicitud somos guías oficiales y registrados de turismo. Súmese a eso que mi nombre viene adscrito a una tal agencia «Mintur», de la que nunca he sido parte. De hecho, no existe una agencia con ese nombre, cosa que la ministra o sus asesores deberían saber.

Por último, me asombra que la ministra cometa una falta léxica como confundir el término «pertinencia» con el de «pertenencia». Eso es inadmisible en una funcionaria de su nivel, que debe usar correctamente el idioma para comunicarse con la ciudadanía y a través de los medios.

Guías de turismo

En un encuentro acaecido en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, sobre el cual publiqué un texto con fecha 7 de octubre en este espacio, se adujo que las actividades relacionadas con el sector en cuestión no estaban permitidas al cuentapropismo. Sin embargo, allí se explicó que ya existía la excepción del alojamiento y el transportista, que en no pocos casos funge como guía de turismo sin serlo. En esa misma reunión se abordó la necesidad de detenerse a analizar los beneficios de esta función para ambas partes, algo que nunca ocurrió. Se aseguró además que se razonaría de conjunto cualquiera fuera la decisión al respecto.

Se nos solicitó en aquel momento la presentación de proyectos teniendo en cuenta que a partir del nuevo diseño para el trabajo por cuenta propia, lo que se aprueban son proyectos. Tal solicitud fue interpretada por algunos colegas como preámbulo a la aceptación. No todos lo vimos de igual manera.

Era inconcebible lanzarse a la presentación de un proyecto cuando un guía lo que hace es guiar, por ende, el plan que se diseñe tendría en su núcleo esa función, y mientras la misma no sea eliminada del grupo de prohibiciones nunca lo podrá hacer. Sin contar con que para poder guiar necesitaría promocionar su actividad, lo que tampoco resulta procedente con la actual normativa. 

En el texto para La Joven Cuba al que aludí al principio, expresaba que ante tal cuestionamiento cualquier profesional de este campo respondería que su proyecto incluiría guiar en alguna de las acepciones del término, sea para una agencia o no.   Igualmente cuestioné cuál podría ser el proyecto «de un intérprete que no sea interpretar o el de un chapista, que no sea chapistear».  

Lo cierto es que debimos esperar varios meses por la respuesta oficial, y ello demuestra que era tiempo lo que se requería para elevar la decisión a las instancias pertinentes. Mientras, los interesados se rompían la cabeza elucubrando proyectos en los que se pudiera legalmente hacer de guía, sin hacer de guía.           

Entonces ¿por qué llega ahora esta negativa tan demorada, escueta y fría?  En el mencionado encuentro, los funcionarios del Ministerio de Turismo explicaron que habían estado de viaje precisamente estudiando todos los posibles esquemas de funcionamiento del sector, que incluía a los actores más importantes ¿No habría sido más lógico retornar a un salón y explicar cómo se arribó a esta negativa, y esclarecer por qué los estudios de caso realizados en la región ratificaron que nuestra solicitud era inconveniente?

Guías de turismo (3)

Marta Elena Feito Cabrera (Foto: Twitter)

Se nos había asegurado además que no éramos vistos como competencia, e incluso, afirmaron que sabían que no todos se iban a arriesgar en un sector tan complejo e inestable abandonando el confort de trabajar para un operador estatal regular. 

De modo que solo resta imaginar que lo que se impuso finalmente aquí fue el dictamen de esferas superiores, de donde suelen bajar órdenes y no análisis, y que todo el tiempo de espera se debió a que el asunto tenía que aguardar por la respuesta de una mega esfera del poder donde no se está al tanto de que la Agencia Mintur no existe y que el cargo de promotor de Guía de Turismo tampoco. Lo que no logro comprender aún es cómo no se aprecia el potencial que tiene un guía conocedor de su historia y patrimonio para generar resultados que no tributen únicamente a su economía personal, sino también a las localidades y al país, e incluso, que puedan atraer nuevos emprendimientos y gestionar proyectos de inversiones a futuro. 

No entiendo que sean mantenidas las mentalidades de ordeno y mando que, lejos de robustecer el compromiso del ciudadano con su país y ponerlo en posición más cómoda para la obtención de ingresos limpios, pretendan mantener a toda costa el control sobre cada peso que entra a la Isla, aunque luego se gasten en salarios para el ejército de policías que hará falta contratar con el fin de evitar lo que de todas formas sucederá cuando retornemos a la normalidad y la gestión del turismo se amplíe. 

Algunos altos dirigentes en Cuba consideran que los reclamos para la ampliación del cuentapropismo profesional son propios de personas «codiciosas» con afán de obtener mayores ingresos y que pretenden un proceso de privatización que «barrería los cimientos y las esencias de la sociedad socialista construida a lo largo de más de seis décadas», como advirtió Raúl Castro en el Informe Central al 8vo Congreso del PCC. Solo que con tal valoración, además de ofender a muchos compatriotas, no se evita el éxodo de profesionales ni se aumenta el compromiso de los que hicimos estudios para ponerlos en función de los nuevos tiempos en suelo patrio.

12 enero 2022 20 comentarios 2.707 vistas
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Bloqueos (1)

Antes de hablar de bloqueos

por Arturo Mesa 18 diciembre 2021
escrito por Arturo Mesa

Si de algo se puede vanagloriar la humanidad es de la cadena de barreras que ha debido sortear en su decursar. Por ejemplo, si entrenamos a un ajedrecista en la filosofía de que Garry Kasparov es un jugador invencible, jamás hubiese surgido un Magnus Carlsen. Como advirtiera el Padre de la Patria en su época: si el poderío español aún nos parece fuerte es porque hace más de tres siglos que lo contemplamos de rodillas. Y si hacemos del bloqueo el comodín y bocadillo de todos y cada uno de nuestros discursos, jamás lograremos el salto tan necesario y deseado.

La historia universal es fértil en hazañas extraordinarias, muy superiores a las presiones que circundaron a sus protagonistas. Incluyo en esa lista a nuestra propia historia. Pudiéramos mencionar desde la victoria de David frente a Goliat, hasta el Cruce de los Andes, pasando por la independencia de América, el fin del fascismo, la conquista del espacio, la creación de la red de redes o el impresionante teléfono que me permite poner este texto a consideración pública en cuestión de segundos. Cada país podría crear sus propias listas de hazañas y sus propios Magnus Carlsen.  

Como seres pensantes que somos, es innato el que nos impongamos a las dificultades, cualesquiera que sean. Puede tratarse del ascenso al Monte Everest o del cruce a nado a través del Estrecho de la Florida, o incluso llegar a describir y modular el verdadero origen del universo.

Estas y muchas otras son razones por las que me resisto a anteponer excusas tipo «bloqueo» a soluciones o ideas aún por implementar. Sobre todo cuando los adalides de las justificaciones son los mismos que engendraron un «Ordenamiento» infructuoso; crearon tiendas en monedas inexistentes —real y literalmente—; culpan al productor del alza de precios y, más recientemente, los exhortan a que, de buena voluntad, «renuncien a un determinado nivel de rentabilidad o de ganancias en función de bajar precios»; como si ellos fuesen a renunciar al alto nivel de rentabilidad o ganancias a partir de las producciones nacionales que son vendidas en la red de divisas para detrimento de ese mismo pueblo al que le fue impuesta la moneda.

Y no solo eso, sino que a pesar del desabastecimiento total de nuestros días, tales apologistas mantienen como prioridad, por encima de la producción de bienes, y con una perspectiva antimarxista, al trabajo político ideológico y la preparación del país para la defensa, de acuerdo al reciente informe del Primer Ministro a la Asamblea Nacional.

Si fuera posible montarnos en una máquina del tiempo y retroceder hasta los años treinta del pasado siglo en los Estados Unidos (ya que nos gusta tanto compararnos con ellos), encontraríamos que el presidente número treinta y dos de aquel país, un señor llamado Franklin Delano Roosevelt llegó al poder en medio de una crisis igual o peor a la nuestra. La única diferencia es que gobernó con la convicción de que tenía que derrotar a Kasparov.

Bloqueos (3)

Franklin Delano Roosevelt (Foto: Heritage Partners)

Por muy increíble que le parezca a nuestros habituales lectores, su plan concebía estrategias claramente socialistas para estimular la producción y proteger y comprometer a las capas más desfavorecidas. Promovió la creación de sindicatos, incentivó la idea de convenios colectivos de trabajo, creó empresas estatales fuertes que trabajaran en función de las clases desfavorecidas, y concibió grandes obras públicas con el objetivo de dar empleo y eliminar la delincuencia.

En su afán de cambios, llegó a la convicción de que la libre competencia perjudicaba a los más pobres, e impuso tal control estatal que no faltó quien lo tildara de comunista. Junto a estas medidas, cerró bancos y abrió organismos financieros estatales para garantizar fondos de retiro y seguridad al ciudadano. ¿Era acaso el presidente norteamericano un convencido comunista, o solamente un ejemplo de que: «hay que quemar el cielo si es preciso, por vivir»?

Y como criticar es mucho más fácil que proponer, dirán algunos, dedico los siguientes párrafos a sugerir, humildemente, cuáles pudieran ser cambios que en materia económica —y solo económica— ayudarían a salir de este amargo ciclo de espirales y a sobreponernos al momento de desespero monetario en el cual, desde arriba, solo se ve un cielo encapotado y un silencio cómplice en las graderías:  

  • Definir no una canasta básica sino un costo de vida, para diseñar una política salarial transparente.
  • Priorizar la producción de alimentos y bienes. Trazarse como meta la «presencia» y «abundancia» de ellos.
  • Descentralizar el comercio exterior y permitir la importación de alimentos y productos deficitarios, de manera individual o mediante grupos y cooperativas, cuyo objetivo será la creación del inexistente mercado mayorista.
  • Hacer coincidir en el mercado de ventas mayoristas tanto al independiente como al Estado, para lograr una regularidad de productos y precios de forma que el necesitado de insumos a gran escala no tenga que comprarlos en la red de tiendas regulares.
  • Involucrar a la juventud con responsabilidades y decisiones en tareas productivas que motiven económicamente sus proyectos de vida.
  • Controlar precios de productos alimenticios de primera necesidad (no por controlarlos sino mientras se desarrolla una empresa alimenticia fuerte y preferiblemente estatal que le ponga freno natural a los sobreprecios, oferte buenos incentivos al trabajador y coloque productos en el mercado a precios competitivos). Este diseño traería una competencia auto-reguladora de precios, teniendo en cuenta que la empresa estatal tendría ventajas al producir, y serviría además como importante fuente de empleos.
  • Mejorar la asignación de recursos (o autonomía) a las esferas productivas, la industria alimenticia y la pesca.
  • Mejorar el control de la producción, reducir personal de oficinas y luchar contra la corrupción y la burocracia. El trabajo es dignificante y nada reconforta más que ganarse una vida honrada y segura, cosa que no ocurre hoy.
  • Incrementar los actores económicos y proyectos que garanticen producciones y divisas al país.
  • Desmontar todo el sistema de MLC cuanto antes, retomar la circulación de divisas contra la moneda nacional y vender los productos de esos establecimientos por vía liberada o normada a precios que se decidan en el diseño del costo de vida.

No sería ocioso resaltar que si bien algunos cambios pueden considerarse osados, igualmente lo fue en su momento la apertura al turismo internacional, a la inversión extranjera, a la libre circulación de divisas y al cuentapropismo. ¿Qué sería de nuestra economía hoy de no haberse abierto el país a la industria del ocio, o a la inversión de capitales foráneos? ¿Qué hubiese pasado en el sector de la restauración sin esas iniciativas independientes que diseñaron bares y restaurantes de clase mundial? Si en aquellos tiempos de mayor filosofía de control estatal se cambió lo que debía ser cambiado y se obtuvieron resultados concretos, ¿qué nos detiene ahora? 

18 diciembre 2021 51 comentarios 2.648 vistas
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Gran Diseño

El Gran Diseño

por Arturo Mesa 29 noviembre 2021
escrito por Arturo Mesa

Luego de varias semanas de procesos electorales en nuestra región geográfica, que ocuparon los destinos de países como Nicaragua, Venezuela y Argentina, entre otros; tanto sus convocatorias como sus resultados revelan verdades que permiten arribar a ciertas conclusiones. A pesar de las críticas que puedan recibir dichos procesos electorales, es más que evidente que en esas naciones existe y persiste una oposición organizada, que le hace frente a las disposiciones de los gobiernos y presenta también propuestas que, aunque no lleguen a convertirse en plataforma, coexisten, son reconocidas y se postulan como opciones.

Este preámbulo indica la primera pregunta para nuestro entorno: ¿dónde está nuestra oposición organizada? También pueden hacerse otras: ¿Existe una oposición organizada? ¿Es posible que exista una oposición interna organizada? ¿Cómo hacer para que a nuestro máximo órgano de gobierno le llegue una fuerza que sacuda, critique y logre retirar sus propuestas e igualmente les haga reconsiderar sus desaciertos? En otras palabras, ¿de qué manera pudiera una militancia de nuestra sociedad civil organizarse y hacer que los erráticos voceros de la pifia tengan que sentarse a una seria y comprometida mesa de negociaciones que garantice decisiones más acertadas para un futuro inmediato?

Las negociaciones y diálogos se hacen necesarios cuando las tensiones precisan de acuerdos, por tanto, corresponde a criterios contrarios, o al menos discrepantes, realizar los debates transformadores. Sucede que hasta la fecha el gobierno no reconoce como interlocutores válidos a los portadores de criterios contrarios o discrepantes, basándose en un ardid justificativo: «cualquier oposición responde a agentes de cambios y mercenarios al servicio del imperio».

Gran Diseño (3)

Esta es su postura oficial, aunque conoce de sobra que los tiempos han cambiado, que sus errores son enciclopédicos, que muchos inconformes no reciben ni recargas y que, además, cualquier ruptura interna con la voz de mando, por más auténtica que sea, va a ser del agrado del vecino de enfrente. Bajo esta presunción cabría preguntarse si es posible, dentro del «Gran Diseño», la existencia de un grupo, asociación o movimiento de la sociedad civil con la necesaria fuerza moral para convocar multitudes y obligar a los decisores a mirar con cautela lo que se propone y engendra desde sus salones.

Entiéndase que no se trataría de revertir el orden social socialista establecido constitucionalmente como irreversible, sino de oponerse, desde un amplio marco de convocatorias cívicas, a medidas impopulares dictadas por el gobierno que precisamente se alejan y se burlan de ese orden sin que fuerza alguna pueda mediar para detenerlo. Es evidente que a juzgar por los discursos de altos funcionarios del gobierno y el estado, ni ellos mismos logran entender por qué sus decisiones devienen desaciertos.

Pudieran mencionarse varios ejemplos, como la «multiplicación» de la dualidad monetaria cuando lo que se pretendía era su «eliminación»; o la carestía sin precedentes del nivel de vida como resultado de un proceso que procuraba exactamente lo contrario.

En las condiciones de inexistencia de un marco legal para una oposición genuina y comprometida realmente con el socialismo, el estado actúa de manera totalmente incontrolada, sea cual fuere la decisión que tome. No conoce objeciones, sus propuestas no son ni débilmente impugnadas y, por tanto, decretar se convierte en el primer antojo de cualquier comisión, sin que haya acaecido previamente un verdadero debate al respecto, ni prime la voz de la mayoría. Ese fue el caso de los Lineamientos, debatidos públicamente en el 2011 y modificados inconsultamente y a espaldas de la ciudadanía durante el 8vo Congreso del PCC.

Un estado que funcione en esas condiciones, se convierte automáticamente en impune, totalitario, omnipresente y omnipotente. Si el PIB en el 2021 no ascendió al 6 por ciento prometido por el ministro de economía, pues «lo sentimos, no pudo ser esta vez», y las masas no tienen nada más en el menú, ni otro restaurante cerca al que acudir.

Gran Diseño (2)

¿Qué tipo de oposición organizada pudiera existir que les ponga freno y los haga sentarse a discutir las medidas más efectivas a ser tomadas, como hacían aquellos contrarios de la dialéctica clásica? ¿Qué diálogo se puede esperar entre dos líneas de teléfono en el mismo edificio del Partido Único, que pone salarios el mismo día o paga desde la misma ventanilla? ¿Qué opciones tenemos dentro de la legalidad los que sufrimos las medidas irresponsables y anti populares, sin tener que llegar a un encontronazo en las calles, ni a que se nos amenace o manipule en base a nuestros desacuerdos?

Somos muchos los que no hemos apostado jamás por emigrar y, desde nuestras aportaciones, soñamos aún con un futuro sin colas, corrupción, oportunismos, penurias y malas decisiones. ¿Desde qué asociación podemos exigirle más socialismo a quienes perdieron el libreto y recitan lo que recuerdan (si lo vivieron) del manual de decenios ya pasados? ¿Cómo se garantiza la democracia de elección y pensamiento si las posibilidades de oposición a un gobierno que se aleja del sueño de justicia y justeza fueron eliminadas por ley?  

Son preguntas que otean el futuro y descubren el tejido de imposibilidades que nos envuelve como receptores pasivos de decisiones inconsultas, y que garantiza muchos años más de desordenamientos, decisiones tipo trial and error y acusaciones a quienes son capaces de pronosticar desastres sin poder objetarlos, ya que carecen de una credencial o, en caso que se atrevan a hacerlo, ganen sobre sí una afinada campaña de acusaciones como «golpista de colores».

Bajo estas condiciones, los unos callan, los otros aguardan por una visa hacia cualquier oscuro rincón y aquellos que son capaces de prever y reformular se encuentran maniatados ante la maquinaria de poder.  Mientras tanto, el siglo avanza…

29 noviembre 2021 44 comentarios 2.584 vistas
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Guía de turismo

Guías de turismo, actualización de un reclamo

por Arturo Mesa 7 octubre 2021
escrito por Arturo Mesa

En fecha reciente, un pequeño grupo de guías de turismo fue convocado para un encuentro con representantes del MINTUR y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) en la sede del organismo rector del trabajo en el país. El objetivo de los convocados era demandar que se eliminara la prohibición de realizar la actividad de guía de turismo por cuenta propia.

El encuentro resultó cordial y amistoso; plena colaboración y comprensión por parte de los involucrados del sector turístico, que incluía asesores y viceministros. En casi todos los aspectos hubo total empatía, pero justo al  final de la reunión se formuló la pregunta del encontronazo: el trabajo por cuenta propia se va a regir de ahora en adelante por proyectos. Entonces, ¿cuál será el suyo?

Ante tal cuestionamiento cualquier profesional de ese campo respondería que su proyecto incluiría guiar en alguna de las acepciones del término, sea para una agencia o no; sea para mostrar paisajes, historia o la cultura de determinado producto. Promocionarse, darse a  conocer, crear un prestigio, he ahí el reclamo: se necesita una autorización para ejecutar esa función. ¿Cuál sería el proyecto de un intérprete que no sea interpretar? ¿Cuál sería el proyecto de un chapista, que no sea chapistear?  

A criterio de este comentarista, que fue parte del referido grupo, la pregunta exacta debió inquirir cuál sería el alcance de la actividad del guía (auto pequeño, cuatro clientes a lo sumo, cero bloqueo de habitaciones, cero promoción de opcionales y cosas por el estilo). Sin embargo, la duda surge porque, en las condiciones actuales, esos emprendimientos no se pueden aprobar ya que todas sus actividades conexas están prohibidas para el trabajo por cuenta propia. Y surge así la contra-pregunta: ¿no es mejor excluir la actividad del listado de prohibiciones que ponerse a elucubrar cómo hacer sin hacer? 

Son miles las ocasiones en que se nos asegura que el trabajo por cuenta propia llegó para quedarse en el escenario nacional.  Entonces, no es ocioso reflexionar por qué los TCP, las Mipymes y las Cooperativas nacen frenadas desde su génesis.

Guía de turismo (2)

Siendo el sector frágil, como ha quedado demostrado, ¿cuántos estarían dispuestos a arriesgarse a esa fluctuación y a perder los beneficios de un puesto seguro? (Foto: Yamil Lage/AFP)

Es de suponer que en el caso del turismo exista gran temor a que se marchen los profesionales de uno de los sectores de mayor ingreso al país. Es lógico, pero no muestra buen conocimiento del gremio. Muchos guías preferirán siempre la comodidad de una agencia que los llame con asiduidad sin tener que padecer la inestabilidad de un emprendimiento y pagar impuestos elevados por su trabajo.   

Siendo el sector frágil, como ha quedado demostrado, ¿cuántos estarían dispuestos a arriesgarse a esa fluctuación y a perder los beneficios de un puesto seguro? Teniendo en cuenta que su función independiente la pudieran combinar con el trabajo para una agencia, ese recelo no parece muy objetivo. 

¿No sería más acertado negociar límites antes de prohibir algo que, de todas formas, va a suceder a gran escala? ¿No vedamos una vez dólares, viajes y cientos de cosas más que, ante la imposibilidad de controlar, tuvimos luego que permitir y legislar?

Un ejemplo reciente lo constituye la derogación de la Resolución 213 —del 16 de agosto de 2021— del Banco Central de Cuba, que estipulaba que los créditos a las pequeñas y medianas empresas se otorgarían en pesos cubanos.  A menos de un mes queda establecido, mediante la Resolución 249 —de septiembre 2021— que el financiamiento también puede ser en divisas. ¡Un mes después!  ¿Por qué demorar lo que inevitablemente va a suceder?

¿No resulta más sencillo hacer un cálculo de lo que representa monetariamente un guía en una agencia y lo que significaría si ese mismo guía (y otros) contribuyeran con un monto mensual en materia de impuestos resultantes de su actividad privada? Y qué decir de los clientes que ganarán y que nunca van a ser captados por las grandes agencias.  

Si se asegura que la idea es sumar, lo más coherente debería ser suprimir la actividad de guía de turismo de entre las prohibidas, y empezar así la sumatoria a través de sus emprendimientos. ¿Por qué enmascarar la actividad tras un proyecto y no emitir una certificación que le permita desempeñarse cumpliendo con los controles y certificaciones pertinentes?  Lo más consecuente con los tiempos actuales sería  llegar a un acuerdo de cantidades, reglas, certificaciones y obligaciones, como ya ha sucedido con el asociado directo de ese guía: el taxista.

Guía de turismo (3)

Lo más consecuente con los tiempos actuales sería  llegar a un acuerdo de cantidades, reglas, certificaciones y obligaciones, como ya ha sucedido con el asociado directo de ese guía: el taxista. (Foto: Yamil Lage/AFP)

La respuesta sigue girando alrededor del miedo, como si las prohibiciones resolvieran el problema de la carencia, la calidad o la práctica privada de esa actividad. Si conocemos que de todas formas va a ocurrir, ¿por qué no sacarle provecho y legislar a favor de las instituciones y el Estado?   

 En épocas doradas del turismo, cuando intentábamos llegar a los cinco millones de visitantes, emergieron muchas formas de desempeñar la función de guías; dígase el conductor de un taxi, un auto antiguo, una calesa, un bicitaxi, sin incluir otros «inescrupulosos» —cita textual de la ministra de Trabajo— que terminaban ubicando a Calixto García en las alturas de la calle G, observando la ciudad desde su cúspide, y a José Miguel Gómez modestamente frente al mar. Mientras, el verdadero guía, el entrenado en el respeto al patrimonio y el amor por la historia, nunca logró su reclamo.

Es práctica en buena parte del mundo que el guía de turismo reciba una certificación estadual o nacional y se agencie con algún operador, dados los beneficios económicos que este le oferte, pero sigue siendo relativamente independiente; es decir, incluso ante la aparente libertad que ostentan, los guías se mantienen aliados a instancias de grandes operaciones.

En nuestro caso, si un guía de turismo puede ingresar cierta cantidad al presupuesto seis meses del año, habría que calcular si los gravámenes promedios, de entre un 15 y un 30%, no son montos razonables, sobre todo cuando ese guía quizás también opere para una agencia; o quizás no, pero tenga visión suficiente para gestionarle inversión directa a un territorio a través de un proyecto de desarrollo local, vía turismo y su correspondiente promoción.  

No puede ser preferible perseguir a cuanta persona «inescrupulosa» aceche al turista, que estipular los mecanismos que conduzcan a una certificación adecuada. Los cocheros, taxistas, bicicleteros y conductores de autos antiguos, no son más guías de turismo que los que solicitamos infructuosamente la liberación de la actividad.

En poco tiempo, el turismo volverá a prosperar y nuevamente se requerirá una fuerza policial inmensa para identificar quién vende, quién promueve, quién rige, quién se mueve; cuando, mediante un sencillo plumazo formal, toda esa aprensión se pudiera convertir en moneda dura para el país.  

Se ha citado el Decreto-Ley 44 del 2021 sobre el ejercicio del Trabajo por Cuenta Propia como contentivo del impedimento para realizar las funciones de un guía, pero en ese mismo decreto ya se exime de las prohibiciones al alojamiento y al transportista. Entonces, no hay necesidad de postergar el siguiente paso. En mi opinión, la imbricación de actores continúa siendo el factor determinante. Sin embargo, los actores que vayan apareciendo deben nacer con plenitud de capacidades para aportar, término clave para sacarnos de la crisis económica.

¿Por qué romperse la cabeza en la confección de un proyecto que convenza a alguien de que no viola prohibiciones y obtener de ese modo una aprobación? ¿Acaso no se conoce qué es lo que hay que eliminar para llevar a buen término el drama que durante meses han visibilizado cientos de personas y grupos en las redes mediante publicaciones y páginas?

La solución real será imbricar, despenalizar la función y sentarse a negociar sobre alcances. Entonces vendrán los proyectos. De esa forma, todos nuestros visitantes lograrán saber que quien observa la ciudad desde la altura de la Avenida G está muy lejos de llevar un nombre tan ilustre como el de aquel que decidiera pegarse un tiro antes de caer prisionero del poderío español. 

7 octubre 2021 25 comentarios 3.046 vistas
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MLC

MLC. Ofertas a la desigualdad

por Arturo Mesa 16 agosto 2021
escrito por Arturo Mesa

El siguiente análisis debió comenzar con cifras sobre el porciento de personas que recibe remesas en Cuba desde algún país. Teniendo en cuenta que tales números  no existen —o no resultan publicables por institución alguna— asumiré las cifras que el destacado profesor William LeoGrande, experto en América Latina, plantea en el sitio Responsible StateCraft con fecha 21 de julio del 2021:  «Cincuenta y seis (56) % de las familias cubanas recibían remesas antes de las sanciones de Trump». El autor tampoco especifica su fuente.

Sea o no exacta esa cifra, es claro que actualmente existe un porcentaje alto de la población que, al carecer de remesas, va quedando en total indefensión ante la decisión de empoderar en la economía a una moneda extranjera e, incluso, impalpable.

La intención del presente análisis ni siquiera es advertir la vulnerabilidad en que se encuentra ese porciento elevado de personas, sino mostrar la cadena de reacciones que de ahí surge; es decir, el incremento de los eslabones de indefensión que se manifiestan a partir de la carencia inicial, lo que se traduce en el menoscabo de la justicia social, o pérdida del camino correcto en un sistema que se dice socialista. Para ello dividiré a la población en dos grupos:

Los divisa-carentes

Determinar las consecuencias de tal escenario para ese sector no resulta difícil ni innovador. Mucho se ha hablado sobre el tema, y aunque el Estado acepta que la situación no es justa ni de su agrado, tampoco el discurso se mueve en dirección opuesta.   

Por un lado, estos «desprotegidos» son quienes debieron beneficiarse más con la «Tarea Ordenamiento», ya que la intención declarada era el aumento de su poder adquisitivo con el fin de promover el empleo en la esfera empresarial o estatal, cuestión de vital importancia para sortear la crisis. Sin embargo, ante la inflación creciente, su poder de compra se redujo, una vez más, a un mínimo de prioridades, por lo que para ellos volvió a quedar trunco el sueño de ahorros, esperanzas y proyectos de vida.

MLC (2)

«Este es el grupo que, al no poder costear esos precios, debe hacer largas colas con la consecuente pérdida de tiempo en sus vidas y/o contribuciones laborales». (Foto: AFP)

 Según la hipótesis de partida del Reordenamiento, un salario mínimo de 2500 pesos equivaldría a unos 100 USD, al cambio de uno por veinticinco. En las condiciones actuales —luego de un enorme desembolso en materia salarial— ese mismo monto, lejos de mejorar la salud social, equivale a unos 40 USD. Y todo en un contexto económico que ha visto dispararse los precios al antojo del mercado. 

Por tanto, el incentivo de retornar a la empresa estatal volvió a quedar ensombrecido, pues esos mismos 40 USD eran el valor del salario anterior en medio de una economía más dócil.  El propio jefe de la Comisión de Implementación, Marino Murillo, calculó en unos 1500 pesos la canasta de productos básicos y pagos, y estimó por tanto que el salario disponible para acceder a los mercados oscilaría entre 1000 y 3000 pesos. En estos momentos la libra de carne de cerdo se encuentra a ciento quince pesos, una botella de aceite a doscientos y a doscientos cincuenta un cartón de huevos en el mercado informal.   

Este es el grupo que, al no poder costear esos precios, debe hacer largas colas con la consecuente pérdida de tiempo en sus vidas y/o contribuciones laborales. Además, son personas estresadas, desencantadas, que sufren a diario fuertes experiencias de violencia física o verbal y dificultades, lo cual va acumulando tensiones. Con solo visitar los alrededores de la reducida cadena de tiendas en moneda nacional, podemos comprobar esta situación.

Los proyectos de este grupo pasan por mantener un empleo mínimo, mayoritariamente estatal, que les garantice un nivel fijo de entradas y tiempo para gestionar su subsistencia. O sencillamente viven de la reventa de lo que puedan agenciarse. Imagínese lo que significa tener un trabajo de ocho horas y a su vez hacer colas en horario laboral para comprar víveres. Entre sus aspiraciones también podemos señalar la emigración de alguno de sus miembros (en edad laboral o intelectual) de forma que puedan garantizar futuras remesas al resto.  

Los divisa-tenientes

Es en este grupo en el que quiero enfatizar. Sus integrantes viven hoy con un menor nivel de estrés —aunque lo siguen teniendo— pues cuentan con ciertas garantías que no tiene el grupo anterior.  

En primer lugar, pueden decidir no trabajar para el estado, o no contribuir con el desarrollo social en las áreas de mayor urgencia hoy. Cuentan con ciertos fondos para montar un negocio particular o familiar que los involucre y salve a todos. Tener tal negocio hoy en Cuba con fondos estables, especialmente en esferas de la gastronomía, crea un alto nivel de ganancias debido a lo precario del mercado de alimentos. Cuando el país retorne a la normalidad social (con turismo incluido), se incrementará mucho más ese horizonte de ganancias tras la llegada de visitantes de alto nivel adquisitivo. Entonces aumentará la diferencia entre un grupo y otro.   

Lejos estoy de enjuiciar críticamente a este segmento de la población. El emprendimiento es de los cambios más positivos y esperados que hemos tenido en los últimos años. Ser capaces de generar ganancias propias ha sido un fuerte reclamo de la sociedad y un alivio para muchas familias. Esto tiene, entre otras ventajas, la creación de empleos, la diversidad de la oferta, la descentralización de las opciones, etc. Pero cuando ese nivel de ganancias se dispara y se distancia  de la media nacional, el poder de compra de los divisa-carentes disminuye aceleradamente, como en una reacción en cadena.

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«(…) como dueño de un restaurante o cafetería, puedo comprar cualquier cantidad de carne de cerdo a ciento quince pesos la libra, ya que mis productos y platos serán adquiridos. En consecuencia, el precio no va a bajar» (Foto: demosnoticia)

Veamos un ejemplo sencillo. Yo, como dueño de un restaurante o cafetería, puedo comprar cualquier cantidad de carne de cerdo a ciento quince pesos la libra, ya que mis productos y platos serán adquiridos. En consecuencia, el precio no va a bajar; y lo que es peor, usted, como divisa-carente, no va a encontrar carne de cerdo fresca porque los divisa-tenientes la obtienen al por mayor en las condiciones actuales. 

Por otro lado, el productor no tiene preocupaciones pues siempre tendrá asegurado a ese comprador. Como resultado los precios no bajan, situación que presenciamos a diario en nuestras placitas y mercados. Además, al ser los productos adquiridos directamente por los grandes consumidores, ni siquiera llegan a los lugares de venta por la sencilla razón de que los divisa-tenientes cuentan con fondos «externos» para comprarlos de primera mano.

¿Crítica al cuentapropismo? No. La objeción es a la imposibilidad de que quienes no tienen esa moneda logren competir, «con la moneda propia», con los que poseen la ventaja de un motor impulsor «no hecho en Cuba», prerrogativa creada tras la apertura de cadenas de tiendas en MLC y el cierre —o desabastecimiento— de la inmensa mayoría de tiendas en moneda nacional.  

La triste realidad es que no estamos hablando de una competencia para adquirir ropa o efectos electrodomésticos, sino del camino a productos alimenticios vitales a los que no pueden acceder los divisa-carentes que no cuentan con MLC, cuyas opciones se reducen a las colas o al excedente de mercancías. Ergo: tensión, agresividad, pérdida de tiempo, desespero, pésimas dietas, etc.   

En otras épocas en que igualmente existían remesas, este grupo tenía la posibilidad de acudir al banco y comprar las divisas necesarias, opción que no tienen hoy. De ese modo continúa extendiéndose la cadena de insatisfacciones y con ella la aparición de una gran injusticia social que ha sido tildada, paradójicamente, como necesaria.

Siguiendo el razonamiento anterior, los divisa-tenientes pueden igualmente adquirir boletos hacia destinos de compras y revender luego sus lotes a los precios que dicte un mercado en total desplome ante la ausencia generalizada de ofertas estatales, o ante las ventas de estos artículos en moneda libremente convertible.

De esta forma, la grieta social ya vigente puede tornarse insondable ante la aparición de una clase de divisa-tenientes en una realidad económica donde muchos no cuentan con esa moneda, y en la que se posterga indefinidamente la promesa de justicia colectiva.

Llegados acá, sería pertinente recordar la intervención del anterior Primer Secretario del Comité Central y general de Ejército Raúl Castro, cuando en el Informe Central al 8vo Congreso afirmara: «No resulta ocioso reiterar que las decisiones en la economía en ningún caso pueden generar una ruptura con los ideales de justicia e igualdad de la Revolución».

MLC (3)

«No resulta ocioso reiterar que las decisiones en la economía en ningún caso pueden generar una ruptura con los ideales de justicia e igualdad de la Revolución». (Foto: Juvenal Balán/ Granma)

La solución a estos problemas se extiende en el tiempo y no se vislumbra una salida en el país, ni en la contribución, ni en el sacrificio, ni en el ingenio domésticos; la solución aflora en la emigración —para quienes puedan—, ante la falta de indicios en el discurso oficial que apunten al fin de los mencionados establecimientos. Los que sí proliferan son testimonios de empresas estatales que están apostando a la divisa con sus producciones nacionales, porque también necesitan adquirir materias primas e insumos de importación.

Si a esto le sumamos que los productores nacionales de alimentos igualmente requieren de divisas, resulta comprensible que comiencen a ubicar parte de sus producciones allende a los mares, tras lo cual la posible recuperación del sector se tornará más lenta. De nuevo viene a la mente otra frase de Raúl cuando en esa misma alocución dijera: «Es necesario lograr que las demandas insatisfechas de nuestra población constituyan un incentivo para los productores nacionales (…)».

Si la demora del cierre de estos establecimientos preocupa, es porque de continuar su implementación se solidificará una sociedad tan impalpable e injusta como la misma MLC. ¿Y quién querría transitar por una nueva comisión que, tras otros diez años, presente un nuevo plan? Mientras tanto, el reloj sigue contando y la historia demuestra con creces que la desesperanza no es la mejor de las consejeras.

16 agosto 2021 25 comentarios 3.599 vistas
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Granlac (1)

Granlac: cuando la esperanza se evapora

por Arturo Mesa 2 agosto 2021
escrito por Arturo Mesa

De muy desalentadoras pudieran considerarse las declaraciones de Luis Rafael Virelles, director de la Empresa de Productos Lácteos Granlac, fechadas el 28 de julio. Ellas versan sobre la situación y las estrategias desarrolladas por el coloso industrial lácteo de la provincia de Granma, encargado de producir una inmensa gama de derivados de la leche que hoy constituyen productos deficitarios en el país.

«Estamos negociando un préstamo con el Banco —asegura el director— para hacer productos solo para expender en MLC». Y ya la acotación dispara las alarmas. En épocas en que el retorno de los quesos, las cremas untables,  los yogures,  las leches y mantequillas parecen distantes, el comentario resulta desestimulante dirigido a aquellos hogares que no cuentan con recursos que les permitan acceder a tales derivados de primera necesidad. Pareciera que la moneda libremente convertible llegó no solo para quedarse, sino para señorear en la economía doméstica y desplazar al peso cubano.

La frase indica la carencia de recursos propios de la empresa y, además, detalla la falta de una estrategia coherente encaminada al retorno de la moneda de curso natural con la cual todos los nacidos en la Isla pudiéramos tener un acceso más justo a las producciones de la industria doméstica.

Pero ahí no quedan las declaraciones, ni las implicaciones: «Esa leche que compremos en divisa —añade el directivo— debemos multiplicar su ingreso para pagar el crédito y para que nos quede algo para seguir desarrollándonos porque hasta la hoja de papel tiene un componente en divisas». 

Y aquí las implicaciones ya sobrepasan la dimensión de estrategia comercial del Grupo y se adentran en proyectos de macro-desarrollo de la industria que competen a entidades superiores, y a la postre, a la estrategia de país. 

Si se sobrecarga al productor con todo tipo de gastos de inversión que, en buen manejo financiero, deberían ir al presupuesto estatal o de la industria; lógicamente la empresa tendría que refugiarse en las mencionadas negociaciones de préstamos con el banco orientadas a adquirir insumos imprescindibles para desarrollar su objeto social. Es un asunto de visión integral.

Granlac (2)

Línea de producción de la Empresa de Productos Lácteos Granlac (Foto: Luis Carlos Palacios Leyva/La Demajagua)

De imponerse esa línea de pensamiento, muy pronto nuestras empresas tendrán que sufragar todos sus insumos a partir de una ganancia mínima con la que se quedarían luego de cumplir sus compromisos estatales, lo cual las pondría en amplia desventaja en el mercado de las producciones, incluso tratándose de emporios gigantescos como Granlac. 

La implicación derivada de todo esto, es que trabajar en desventaja significa desaprovechar potencialidades que a la postre van a parar —o para ser más exactos, no van a parar— a la mesa del consumidor. Tampoco a las vidrieras de las desabastecidas tiendas de venta en moneda nacional.    

Si el interés estatal es potenciar y desarrollar al máximo las industrias vinculadas con la alimentación, y en especial aquellas que se encuentran en crisis como es el caso de la láctea, —con un desplome del treinta por ciento teniendo como comparación el año 2016, según el Anuario Estadístico 2020—, entonces esas empresas deberían enfocar sus inversiones en lo que más les compete como productoras que son, y que el presupuesto estatal sea el que se encargue de las inversiones propias de su existencia física, así como de su funcionamiento.  

Si hacemos una comparación sencilla con un productor independiente que decidiera aventurarse en el sector de los lácteos, encontraríamos que, si bien de su bolsillo debe salir  todo lo que corresponda al montaje, producción y funcionamiento de su planta; no es menos cierto que el monto de casi toda la ganancia regresaría a su bolsillo, y no solamente un porciento de esos ingresos para que le quede algo para seguir desarrollándose, como sucede con la industria estatal, que remesa sus ganancias, salvo un pequeño monto, al estado.

Si a esto le sumamos que de ese pequeño monto la empresa debe extraer cuantías para inversiones en desarrollo, producción y funcionamiento, muy pronto sus decisiones oscilarán entre comprar lubricantes para el transporte o saborizantes para los yogures.

 Nadie piense que las declaraciones —o las desilusiones—  terminan ahí:

«Va a llegar un momento que, excepto las materias primas de la canasta básica, todo lo demás tendrá un componente en divisas», asegura el empresario. Para reafirmar su posición añade también que: «en junio vendimos 94 mil dólares…de aquí compramos neumáticos y baterías para camiones porque teníamos 60 % de los autos paralizados». 

Y la pregunta retorna. ¿No deberían ir esos neumáticos y baterías a las asignaciones del presupuesto estatal, de modo que los dividendos obtenidos por la misma empresa se pudiesen reinvertir en la adquisición de materia prima, se evitaran así las negociaciones de préstamos con el banco y, por ende, las deudas?

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Cabría preguntarse qué pasó con el supuesto compromiso de «paulatinamente ir aumentando las ventas en moneda nacional» (Foto: Noticias360)

Tratándose de una empresa del estado y, aun más, de una cuya producción es de vital importancia; lo que le corresponde a la misma es centrarse en el impulso a la elaboración y calidad de sus derivados. En tanto, esos asuntos de existencia y funcionamiento tendrían que ser preocupación y ocupación del presupuesto del estado que, al final, se forma tras los ingresos de tales entidades.

La noticia igualmente resulta desalentadora cuando se afirma que, por un motivo u otro, Granlac no llega ni a la mitad del acopio de leche de los años ochenta e incluso, se asegura que en el presente año el déficit es aún de dos millones de litros. ¡Dos millones de litros!

En este punto, es justo reconocer las presiones que se ejercen en los diversos sectores de la industria para entorpecer el acceso a productos y mercados indispensables. Sin embargo, si no se acopia la leche y no se llega a las cantidades esperadas, sea cual fuere la ineficiencia aducida, es la opinión de este comentarista que resulta verdaderamente panfletario culpar de estos males al bloqueo —como confirma el director— si antes de salir al mercado ni siquiera tenemos la leche que luego se va a convertir en queso o mantequilla. 

Asimismo el directivo anuncia su estrategia de comercialización, que como jarro de agua fría cae sobre sus lectores: «Hoy la realidad es que la industria láctea tiene más mercado que ofertas, pues a la espera de sus excelentes productos están el Polo productivo de Moa, la zona de Desarrollo Mariel, las Tiendas Cimex y Caribe del país, Palmares y las instalaciones de Turismo…». Queda, como última opción, una muy tenue mención al mercado en moneda nacional. 

Sin ser más o menos oficialistas, cabría preguntarse qué pasó con el supuesto compromiso de «paulatinamente ir aumentando las ventas en moneda nacional». O dónde quedó la intención de «con las recaudaciones de las tiendas de divisas ir reabasteciendo la oferta nacional»; esa a la que todos los cubanos, legítima y despreocupadamente, podemos acceder para garantizar nuestros merecidos, y hoy precarios, desayunos.

2 agosto 2021 43 comentarios 3.136 vistas
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