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Alina Bárbara López Hernández

Alina Bárbara López Hernández

Profesora, ensayista e historiadora. Doctora en Ciencias Filosóficas

novedoso
Historia

Lo realmente novedoso

por Alina Bárbara López Hernández 23 julio 2018
escrito por Alina Bárbara López Hernández

Luego del debate en el Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) sobre la nueva política de comunicación que se instituirá, me gustaría aportar algunos criterios. La situación de la prensa cubana es incoherente en muchos aspectos. La Constitución vigente norma la existencia del PCC como Partido único; sin embargo, dada la enorme cantidad de órganos oficiales de prensa que posee el mismo, pareciera que debe coexistir en un escenario interno de extrema hostilidad ideológica, lo que es desmentido por las declaraciones de nuestros dirigentes patentizando su confianza en el apoyo del pueblo a la Revolución.

Además del periódico Granma, existe un órgano oficial del Partido en cada provincia, para un total de quince, y prefiero ser cautelosa pues ignoro si en las provincias experimentales de Artemisa y Mayabeque también se establecieron. A todas luces es innecesaria esa abundancia de órganos que no difieren mucho entre sí, pero lo peor es que cada uno es financiado por el presupuesto del Estado, es decir por todos y cada uno de nosotros. ¿Es justo que un país con una situación económica tan compleja como Cuba deba derrochar en proporción semejante, a pesar de que los requerimientos al ahorro son constantes en el discurso político?

Se comenta que la nueva política de comunicación atenderá el tema de la financiación de los medios al buscar alternativas que generen ingresos por vía de la publicidad y el patrocinio, sin que ello signifique la retirada del presupuesto estatal. Me parece excelente que empecemos por casa a dar ejemplo de prudencia en los gastos, pero no debemos pensar que ello es una novedad, sino el rescate de un modo de hacer.

Al reivindicar como propia la raíz marxista del primer Partido Comunista, debemos recordar que su órgano oficial fue el diario Noticias de Hoy, cuya aparición data de mayo de 1938.[1] Este no incurrió en la puritana costumbre implementada por sus sucesores que consideraron una blasfemia mezclar ideología y publicidad. El viejo periódico comunista se subvencionaba por diversos medios: por suscripción popular en menor medida —mediante la venta de “certificados de ayuda”, por valor mínimo de cinco pesos—, y por publicar anuncios de productos y servicios, especialmente de empresarios y profesionales cubanos.

La búsqueda de financiamiento a través de publicidad y patrocinio no es novedosa.

Entre los productos que más se anunciaban mencionaremos Cerveza  Tropical, Cerveza Guinnes Cabeza de Perro, Cerveza Cristal, Maltinas Tivoli y Trimalta, Cigarros Trinidad y Hno., Tabacos “La Marca”, Camisas Perro, Ropa de hombres “El Zorro”, Amplificadores LA-UZ, Jarabe anticatarral Majín, Fenaspirina…

Por su parte, la gama de servicios que se divulgaba era muy amplia, algunos ejemplos son: Casa Ruiz: Compra y venta de muebles; Tiendas como “El Encanto” “La Internacional” y “Fin de siglo”; Salón de Barbería de Rogelio Suárez; Basilio Casanova: Sastre Modelista; Ópticas Iglesias y Royalt; Panadería y Dulcería La Guarina; Cooperativa de Ómnibus; Unión Latina: Cía de Seguros; Fotos Lorenz; Distribuidora Dalia: de las revistas Carteles, Bohemia, Vanidades y Cinema. Por si fuera poco, también anunciaban la Lotería Nacional.

Aunque al inicio no tenía medios técnicos propios, los ingresos obtenidos le permitieron al diario tener su propio taller de impresión, ubicado en Desagüe números 108 y 110, Apartado No. 2422, Dirección Telegráfica: Noti–Hoy, Habana.[2] Noticias de Hoy se dirigía a un público amplio, su  precio era de dos centavos y tenía dos ediciones diarias, una en la mañana y otra vespertina, con cierre a las 3 P.M. Comenzó con un total de diez páginas, y osciló entre ocho y doce hasta 1946, cuando permaneció con esta última cifra. El 10 de marzo de 1940 iniciaron la publicación de un suplemento cultural denominado Magazine de Hoy, con impresión policromática de gran calidad.

Noticias de Hoy era un medio próspero y sostenible, con publicidad incluida.

Todo esto nos permite afirmar —con una terminología al uso—, que Noticias de Hoy fue una publicación “próspera y sostenible”. Y lo fue sin dejar de defender su ideología y de enfrentarse y criticar los males de aquella época.

La ideología no está reñida con la publicidad, es más, si la empresa privada en el capitalismo no opuso reparo alguno en anunciarse en la prensa comunista, considero que la prensa comunista del socialismo no debe oponerse a que los cuentapropistas utilicen sus espacios. Esto debería instrumentarse tanto en el Granma como en los periódicos de todas las provincias. En todos los casos se podría mantener un apoyo del presupuesto estatal para los mensajes y campañas de bien público, pero la mayor parte de los egresos serían asumidos por las propias publicaciones.

Lo novedoso sería un marco legal que proteja a los periodistas y les permita acceso a toda la información que sea de interés público.

Esta ojeada al pasado permite constatar que lo novedoso en la política de comunicación no sería la admisión de la publicidad y el autofinanciamiento de la prensa. La real novedad tendrá que derivarse de la protección legal y laboral a los periodistas y profesionales de la comunicación que ejercen su trabajo. Debiera ser la existencia de normativas que les permitan acceder a la información sin pasar por tantos filtros oficiales que, a fin de cuentas, la obstaculizan. Se debe reconocer el anonimato de sus fuentes como es habitual en otros contextos, incluso en el nuestro que consiente el anónimo como fuente de investigación. Deben determinarse con claridad los asuntos objeto de censura, pero estos deben ser mínimos: la entrada a objetivos militares y el uso de documentos de seguridad nacional, entre los pocos que pudieran constituirse en barreras a una indagación periodística.

Todo lo anterior es una quimera sin que se recoja en un marco legal y sea refrendado en la nueva Constitución. Habrá que esperar en consecuencia a que sea concluido el proceso que generará la nueva Ley de leyes para saber en verdad si el término novedosa se pueda adjudicar a la política de comunicación que se debatió en el congreso de la UPEC.

[1]En 1953 desapareció, como resultado de la ilegalización del Partido Comunista y su consiguiente persecución, para reaparecer en 1959, así se mantuvo hasta 1965, cuando se funde con Revolución y Adelante para dar paso a Granma.

[2]Yinela Castillo y Lisset Hevia: Op. Cit.

23 julio 2018 22 comentarios
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voz
Ciudadanía

La voz de la nación es de todos

por Alina Bárbara López Hernández 19 julio 2018
escrito por Alina Bárbara López Hernández

Conocí a los editores del blog La Joven Cuba (LJC) mientras trabajaba en la Universidad de Matanzas. Desde el principio valoré altamente su perseverancia para mantenerse a costa de prohibiciones y desconfianza, ataques y etiquetas que ya se tornan cíclicos. A Harold Cárdenas en particular me une una entrañable amistad, de las que resisten al tiempo, la distancia y todo tipo de pruebas.

Me mantuve sin embargo como una lectora no muy sistemática del blog y rechacé con amabilidad sus solicitudes iniciales de colaboración. Reconozco sinceramente que me parecía un poco presuntuoso el convencimiento de aquellos muchachos en que el mundo de los medios digitales era la vía para proponer una transformación de la sociedad y la política cubanas que la prensa nacional no personificaba. Discrepé con Harold muchas veces y le advertía, casi sermoneando, que los medios que la gente consume masivamente son los que debían encabezar las transformaciones, que todos no pueden navegar por internet y que el tradicional periódico o los noticiarios televisivos tendrían que asumir una postura más crítica y activa, exigida incluso por la dirección del gobierno.

Casi nueve años han pasado. Yo también cumplí cada uno de ellos y he dejado atrás mi actitud de antaño. Actualmente estoy convencida de que por diversas vías se incrementa el número de cubanos que accede a internet: en sus lugares de trabajo, pagando las elevadas tarifas de conexión, mediante los paquetes semanales, viajando a otros países, o simplemente con la solidaria costumbre de reenviar a través de cuentas y redes de amigos los artículos y noticias que consideran significativos. Igualmente he renunciado a la esperanza de un cambio inmediato en nuestros medios de prensa, que parecen vivir en un aislamiento casi absoluto respecto a la realidad. Segura de que la patria necesita de las ideas de todos para encontrar su camino, constaté también que saludables costumbres como la polémica, la contrastación de ideas y el debate de opiniones, desconocidos en la sociedad y en los medios nacionales, son normales en la blogosfera.

No necesitaba más para decir “sí, acepto”, la próxima ocasión en que mi joven amigo me pidió un trabajo para su blog. Ahora me identifico con orgullo como una colaboradora habitual de LJC. Cada semana hago un ejercicio de catarsis cívica, y sin pretender imponer mis criterios a nadie —eso no funciona así en la red de redes—, pago a mi conciencia una cuota de responsabilidad.

Antonio Gramsci, un marxista italiano que durante años fue invisibilizado en Cuba por la manualística soviética, recomendaba: “es mejor elaborar la propia concepción del mundo de manera consciente y crítica y, por lo mismo, en vinculación con semejante trabajo intelec­tual, escoger la propia esfera de actividad, participar acti­vamente en la elaboración de la historia del mundo, ser el guía de sí mismo y no aceptar del exterior, pasiva y supinamente, la huella que se imprime sobre la propia personalidad”.[1] Eso he tratado de hacer desde que descubrí que es el único modo de destruir la cárcel en que podemos llegar a encerrar al pensamiento, mis escritos para LJC son parte del proceso.

Que Harold estudie en la Universidad de Columbia no es ningún problema para mí. No debe ser un pecado instruirse en universidades capitalistas cuando los gobiernos socialistas de China y Vietnam envían a calificarse allí a muchos jóvenes, y cuando funcionarios de nuestro país permiten en ellas a sus hijos. Y no me inquieta pues en EE.UU. las universidades no tienen que concordar en todo con el gobierno.

Tanto es así, que durante la etapa inicial de expansión del imperialismo norteamericano en las primeras décadas del pasado siglo, desde la Cátedra de Antropología de la Universidad de Columbia que desempeñó por más de cuarenta años, Franz Boas, padre del Particularismo Histórico, desafiaba al etnocentrismo y al racismo, daba la espalda al imperialismo cultural y defendía la tesis de que todas las culturas eran iguales en valor. Con su apoyo y el de su universidad fueron abiertas facultades de Antropología en casi todos los países latinoamericanos. Si la influencia de los gobiernos sobre las universidades fuera determinante es muy probable que Noam Chomsky hubiera sido despedido del Instituto Tecnológico de Massachusetts.

La evidencia más palpable de una crisis teórica es la incapacidad para dialogar con opiniones diferentes, ni siquiera el escolasticismo fue tan lejos. Por ello es muy común que desde el poder se intente desacreditar a las personas que no aceptan, pasiva y supinamente, un solo punto de vista. Es muy fácil desviar la atención afirmando que en Cuba la centralidad de la batalla es entre la lógica del capital y la lógica socialista, cuando se supone que esa contienda debería estar ganada después de más de medio siglo, y si no lo está muchas generaciones nos hemos sacrificado en vano.

La esencia de la batalla, y lo que más molesta, es que muchos representantes de la intelectualidad estamos convencidos del abismo existente entre una ideología política que se declara marxista y la inexistencia de un método dialéctico materialista en el análisis y solución de los problemas. La crisis radica en el divorcio entre la teoría y la práctica, entre el discurso y la realidad. Sí, la testaruda realidad pasa la cuenta a los que confiaron en que un cambio de personas sin cambiar los métodos, las estructuras y las leyes podía encauzarnos por un camino de transformaciones verdaderas, no es mi caso, sí el de Harold.

Una de las críticas que se han hecho a las Ciencias Sociales en los países del socialismo real, fue el anquilosamiento y empobrecimiento teórico que sufrieron por la imposibilidad de contrastar con un pensamiento, no ya de derecha o divergente, sino apenas crítico, en su propio terreno. El carecer internamente de una contrapartida nativa que favoreciera la polémica y que nutriera al propio pensamiento de izquierda con espacios en que pudiera desarrollar una cultura del debate en su enfrentamiento teórico y de principios, el encerrarse en nichos asépticos e intentar adaptar la realidad a un discurso preconcebido en lugar de partir de la realidad para comprenderla y lograr, entonces, transformarla, significó un costoso saldo. Aprendamos de aquellos fracasos.

No podemos dejar a los periodistas la tarea titánica de salvar la nación, ella es patrimonio común de todos los cubanos. No queremos que nuestras agencias de noticias sean entregadas a los brazos del mercado y sus periodistas a la calle. Necesitamos con urgencia que las agencias de noticias reflejen los verdaderos problemas y necesidades de la sociedad cubana y que los periodistas sean protegidos por las leyes de la nación para que puedan cumplir sus funciones.

Es cierto que nunca fue tan retador y desafiante el panorama mediático, pero más cierto es que ese panorama no va a cambiar. Las reglas del juego son diferentes a las de décadas anteriores, y los cubanos ya descubrieron, antes de que lo hiciera el congreso de la UPEC, que el acceso a la información, la comunicación y el conocimiento es un derecho ciudadano, y como bien público va a ser defendido, porque la voz de la nación es de todos.

[1]Antonio Gramsci: “Todos somos filósofos”, en Cuadernos de la cárcel.

19 julio 2018 58 comentarios
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honestidad
Ciudadanía

Honestidad de la censura

por Alina Bárbara López Hernández 4 junio 2018
escrito por Alina Bárbara López Hernández

He disfrutado siempre la lectura de los epistolarios; cartas cruzadas por personas que seguramente no imaginaban que, siglos más tarde, su intimidad sería develada ante otros que no eran los destinatarios originales. Las cartas tienden a develar ese sentido de época que suele desaparecer con rapidez: ambientes, conflictos, aspiraciones individuales y de grupo. Cuánto me apenan los historiadores del futuro, pues la costumbre de escribirlas se ha perdido en tiempos de Internet.

¿Y a qué vienen estos comentarios, pensarán con razón los lectores de LJC? Es que no puedo dejar de compartir con ustedes las opiniones que me ha suscitado una excelente selección de cartas –cuya edición realizo– que fueran enviadas y recibidas por el poeta, ensayista y dramaturgo matancero José Jacinto Milanés (1814-1863)

Sus interlocutores eran Domingo del Monte, José Antonio Echeverría, Ramón de Palma, Anselmo Suárez y Romero, los hermanos José Zacarías y Manuel González del Valle, Cirilo Villaverde… en fin, una generación intelectual que, en el siglo XIX, gestó la literatura y la historiografía que pueden ser denominadas genuinamente cubanas. Pero lo que llamó mi atención es el modo en que se referían al mecanismo de censura habitual en la etapa.

La censura era obligatoria, y se ejercía tanto para representaciones teatrales como para obras literarias, la denominada censura de imprenta. Una vez censurados los textos, sus autores debían eliminar de aquellos todo lo que el censor considerara “subterfugios políticos” o “supuestas amoralidades”. En época de Milanés, ejercían como tales en La Habana, Ramón Medina –preferido por su mayor flexibilidad– y el implacable José Antonio Olañeta. Además, las capitales de provincia tenían sus propios censores para las representaciones teatrales, los cuales muchas veces eran más recalcitrantes que los habaneros.

Se quejaban los intelectuales, pero ello no los amilanaba. Aun en aquellas condiciones seguían creando. En carta a José Antonio Echeverría de septiembre 3 de 1838, dice Milanés: “he visto las cercenaduras que hizo la pluma censoril en el acto segundo y tercero de mi conde Alarcos. (…) Paciencia y barajar: quiero decir que no desmayemos por tan poca cosa y adelante con la idea”.

La censura de imprenta, sin embargo, fue menos estricta con el mencionado drama El Conde Alarcos. Así confirmaba Domingo del Monte: “el suave Medina Rodrigo, no le ha quitado más que aquellos dos versos «Maldiga Dios a los reyes»” (4 de septiembre de 1838).

Se referían a ella como la Señora Censura. Pero de manera práctica consideraban, como lo hacía Milanés: “conformémonos con lo que da el tiempo y no queramos estirar tanto la libertad que reviente”. (Carta de Milanés a del Monte, agosto 30 de 1838)

Luchando con los inconvenientes de la censura, batallando con tachaduras y mutilaciones, esa generación intelectual le mostró a la monarquía española que entre la península y la Isla existía una barrera cultural que, a su debido tiempo, se tornaría una barrera política y generaría el inicio de un proceso independentista. Lo que le permitió hacerlo fue, además de sus convicciones y valores, el propio proceso que aparentemente existía para impedirlo. Al saber exactamente qué era lo censurado, lo prohibido, se podían llegar a decir muchas cosas, quizás con rodeos, es cierto, pero al final esos intelectuales cumplieron con su rol como conciencia crítica de su época.

No deberían existir límites a la creación y la expresión. Pero en el caso de que existan es lo correcto saber, con honestidad, cuáles son. Cuando se conoce qué es lo que no puede decirse es lógico asumir que todo lo demás es permitido. Las indefiniciones suelen conllevar a la cómoda postura de: ante la duda, abstente. Esa actitud acrítica, tan propia en nuestro medio, es absolutamente impropia de un sector que, por su preparación, debe servir de alerta a los políticos y a toda la sociedad.

Al saber exactamente qué era lo censurado, lo prohibido, se podían llegar a decir muchas cosas.

La falta de transparencia que existe entre nosotros respecto a qué temas pueden ser abordados, dónde, quiénes, en qué momento; provoca en mí cierta nostalgia y hasta una sana envidia hacia aquellos creadores. Ante la  falta de la honesta censura, pero cercados por todo tipo de prohibiciones, obstáculos y barreras indefinidas, hemos asumido la peor forma de censura, la que ejercemos contra nosotros mismos, la que conduce a la mutilación de nuestra capacidad para reaccionar.

Corremos el riesgo de convertirnos en personas que deshonran su formación e inteligencia y de llegar a una condición que pocos como Juan Marinello describieran con tanto realismo, cuando en 1930 escribe su ensayo Sobre la inquietud cubana. Ante la gestación estalinista, a este intelectual le preocupaba el problema de la libertad de creación bajo el socialismo; ese tema, tan caro a la intelectualidad, fue el que generó las siguientes interrogantes:

“Y, llegados a ese falansterio de nuevas proporciones y de nuevo tipo, ¿tendremos la libertad esencial, la que nos movió desde su encierro a echar abajo las dominaciones dolorosas? ¿No habremos entrado, queriendo salir de ella, en una cárcel de hierros invencibles porque todos seremos hierros en nosotros mismos?”.

Quizás con una censura honesta, o en su defecto con una ley de medios, logremos evitar ser hierros en nosotros mismos y podamos romper, de una vez por todas, esa cárcel de hierros invencibles que es la autocensura.

4 junio 2018 58 comentarios
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Ciudadanía

Atendiendo las diferencias individuales

por Alina Bárbara López Hernández 14 mayo 2018
escrito por Alina Bárbara López Hernández

La didáctica, ciencia de la enseñanza, tiene entre sus principios el de la atención a las diferencias individuales. Hay que partir del hecho de que el profesor encontrará, dentro de un mismo grupo, a estudiantes con diversos niveles de aprendizaje, en algunos casos por encima y en otros por debajo de la media grupal. Debe entonces dirigirse, en el proceso docente, hacia todos los tipos de alumnos.

Me considero maestra por vocación. Es por ello que no he tomado como un acto de mala fe el criterio de un lector del blog LJC –de los que no escribe en los comentarios sino en su muro de Facebook– que evidentemente necesita una demostración mucho más pormenorizada del siguiente argumento: “¿Dónde estaba fijada la línea cuando aceptamos el alineamiento con la URSS luego de que ese país negociara con el gobierno norteamericano la retirada de los misiles sin incluir a Cuba en la mesa de conversaciones?” (Ver en El ojo de Sauron).

Tras la crisis de los misiles y un período de relativo enfriamiento de las relaciones entre ambos países, nunca ruptura, ocurrieron todas estas formas de alineamiento que me permito utilizar como tesis individuales, y que, por sí solas, pudieran abrirse en nuevas fundamentaciones:

  • Alineamiento legal: en nuestra constitución de 1976 se declaraba explícitamente la relación con la URSS, a pesar que en la letra de una constitución no se debe mencionar a otro país.
  • Alineamiento económico: Cuba dependió económicamente de la URSS, lo que se acentuó desde su entrada al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME). Recibíamos petróleo en grandes cantidades y exportábamos azúcar. El desarrollo de una rama como el turismo, que comenzó su auge en la región caribeña desde los setenta, no se admitió en nuestro país hasta después de la caída del campo socialista, con la consiguiente llegada tarde a ese proceso. Fuimos un gran mercado receptor de mercancías provenientes de la URSS y el campo socialista. El 85 porciento de nuestros intercambios comerciales era con ellos.
  • Alineamiento tecnológico: Recibíamos del campo socialista las tecnologías y piezas de repuesto. La dependencia del petróleo soviético, que tomábamos a precios inferiores que los del mercado mundial tras el boom del alza por la crisis energética de 1973, no conllevó a que requiriéramos una tecnología ahorradora y mucho menos competitiva, lo que sería fatal tras el derrumbe.
  • Alineamiento militar: Cuba no perteneció nunca al Pacto de Varsovia, pero recibió de la URSS tecnología militar, capacitación de oficiales, llegada de asesores militares y de una base de telecomunicaciones cerca de San Antonio de los baños.
  • Alineamiento ideológico: La enseñanza del marxismo leninismo a través de manuales soviéticos con la consiguiente carga de dogmas que aún se mantienen vivos. La existencia de asesores soviéticos en los departamentos de filosofía de casi todo el país (tengo vivencias personales en la facultad de Marxismo-Leninismo e Historia del Instituto Superior Pedagógico Juan Marinello de Matanzas).
  • Alineamiento cultural: Productos culturales como cinematografía, literatura y prensa provenientes del campo socialista, fueron muy influyentes hasta la caída del mismo.
  • Alineamiento en política exterior: Reitero el caso de Checoslovaquia, especie de parteaguas que escindió a la izquierda y que no fue condenado por nosotros. Cuba apoyó de manera incondicional a la URSS y al campo socialista en todos los foros mundiales. En honor a la verdad, quizás en esta esfera estuvieron las mayores diferencias con los soviéticos, aunque muy bien camufladas para el exterior. Estos últimos no aceptaban, si bien se cuidaron siempre de que no trascendiera públicamente, el apoyo de Cuba a la guerra de guerrillas en América. A la larga, y después de muchos gastos, Cuba debió abandonar esa estrategia y hoy funge como mediadora de conflictos entre el gobierno y la guerrilla colombiana.

La comunión con los soviéticos fue de tal magnitud que aún hoy, tras casi treinta años de la desaparición de la URSS, seguimos acunando como hijo propio al modelo burocrático de socialismo que colapsó allí.

Si tras estos argumentos el lector de marras insiste en afirmar que el alineamiento con los soviéticos es una invención, ya esto pasaría al campo de la fe, y no al de la didáctica, que como dije, es una ciencia.

14 mayo 2018 49 comentarios
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Ciudadanía

El ojo de Sauron

por Alina Bárbara López Hernández 7 mayo 2018
escrito por Alina Bárbara López Hernández

Me encanta Tolkien. Releo El señor de los anillos cuando necesito descansar, tras editar o escribir durante horas. Se dice que el texto contiene una serie de símbolos que hacen reconocible la Europa de la época del fascismo. Pero una obra es universal si trasciende su contexto. Debe ser cierto, pues en los últimos días una imagen ha venido a mi mente de forma recurrente al ver cómo se ha tratado de manipular y estimular la diferencia de criterios ideológicos entre Cuba Posible y el blog La Joven Cuba.

En una torre muy alta, un ojo sin párpado, con la pupila en llamas, mira a lo lejos. Se siente amenazado y no sabe dónde está el peligro, así que desconfía de todos y a todos amenaza. No logro apartar esa descripción cuando percibo cuán vivas están las antiguas costumbres que fijan posiciones inmutables, cercados de ideas, en el campo ideológico.

Esas posturas desconocen el apotegma filosófico que afirma que cualquier principio, cuando es llevado a su máxima expresión, se convierte en su contrario. Olvidan además que los posicionamientos ideológicos que les exigen fijar a otros para ser considerados confiables, han sido muchas veces relegados por ellos cuando ha convenido.

¿Dónde estaba fijada la línea cuando aceptamos el  alineamiento con la URSS luego de que ese país negociara con el gobierno norteamericano la retirada de los misiles sin incluir a  Cuba en la mesa de conversaciones?, ¿dónde cuando hace medio siglo hicimos a un lado el principio de soberanía y no injerencia en los asuntos de otras naciones y no condenamos la intervención soviética en Checoslovaquia? Historiadora al fin, no puedo dejar de recurrir a un interesante intercambio epistolar, de diciembre de 1935, entre Pablo de la Torriente Brau y Raúl Roa, ambos simpatizantes de la línea del Partido Comunista, aunque sin ser miembros.

Sus cartas permiten ilustrar uno de aquellos momentos en que la línea se borraba. A Pablo le preocupaban algunos acercamientos recientes del Partido hacia sectores políticos no revolucionarios y los argumentos débiles que manejaba para hacerlo. “Porque yo creo que la dialéctica también tiene moral”, escribió. “Para nosotros la dialéctica debe ser una espada flexible: flexible, pero de acero. Y siempre una espada”.[1] No se dijo en qué consistían los “acercamientos” del Partido, ni cuáles eran los “sectores políticos no revolucionarios” con los que se producían; a pesar de ello, las alianzas posteriores con Batista permiten llenar estos vacíos.

La cruzada ideológica de la que se ocupan cada día los habitantes de la torre en permanente vigilia, los torna más dogmáticos e incapaces de ejercer la crítica con objetividad. Se muestran de ese modo insensibles a las necesidades inmediatas del pueblo al que dicen representar. Esto explica que no dediquen el menor espacio a nuestros problemas internos. Tampoco se atreven a analizar los de sus aliados ideológicos, por graves que estos sean.

La respuesta a su cruzada no se ha hecho esperar, y se aprecia entre otros hechos en la disminución de la cantidad de visitas que tienen. Si la gente va a pagar muy caro el acceso a internet, ¿qué sitios visitará?, ¿aquellos donde percibe que se dirimen sus preocupaciones y se analiza el complejo panorama de Cuba; o los que, provistos de un catalejo, solo pueden ver las dificultades de otros?

Y hablando de cadáveres políticos. ¿La respuesta de sus lectores no los alerta de que ha ocurrido un agotamiento de su estrategia?, de que no convencen con los deslucidos expedientes de almacenar correos y fotos para intentar desacreditar a los que indudablemente van ganando en credibilidad, porque quien no es capaz de cambiar de opinión no puede cambiar nada. Sí, es una frase de Churchill pero muy atinada.

Consideraron al 2017 como “el año que vivimos en peligro”, pues el cambio perceptible del enemigo exterior hacia nosotros debilitó la noción de plaza sitiada de la que tanto gustan por puro sentido utilitario; y dieron así la espalda a Martí que entendía que “Ni la política ha de ser arte de escarceos, retazos y tráficos, ni es digno de la confianza de su país el que mira más a parecer bien a sus adversarios, -por su seguridad y gloria de hombre hábil,- que a intentar y realizar todas las mejoras que crea beneficiosas a su pueblo”.

En un lúcido discurso pronunciado el año 2005 en la Universidad de La Habana, Fidel reconocía la posibilidad de que el proceso revolucionario pudiera ser derrotado desde dentro.[2] Hacia ello tienden aptitudes como las de los eternos guardianes de la fe que intentan echar leña al fuego ideológico de los medios digitales y no distinguen la punta de su meñique.

Adoro a Tolkien ¿Recuerdan el final de El señor de los anillos? La pupila llameante del ojo sin párpado que escrutaba la lejanía, mirando a lo lejos, cada vez más lejos, sintiéndose superior a todos; sin percatarse de que la destrucción estaba muy cerca, detrás de él, en la mano de un pequeñito de pies peludos que portaba el anillo único.

[1]Citada por Fernando Martínez Heredia en “El héroe romántico de la revolución proletaria”, La Revolución Cubana  del 30 Ensayos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2012, pp.183-184.

[2]Discurso pronunciado en la Universidad de La Habana, el 17 de noviembre de 2005, con motivo del aniversario de su matricula al alto centro de estudios.

7 mayo 2018 53 comentarios
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Caña
Ciudadanía

El verdadero cambio

por Alina Bárbara López Hernández 26 abril 2018
escrito por Alina Bárbara López Hernández

Ya pasó. Y sería lógica una mayor expectativa entre los cubanos. A fin de cuentas es la primera vez en casi sesenta años que no está como presidente del Consejo de Estado un miembro de la denominada generación histórica. Pero esta ha sido la crónica de un cambio anunciado, algo así como las inspecciones sorpresivas que nunca sorprenden a nadie.

La autocrítica del presidente saliente respecto a que hubo demoras en traspasar el mando a otra generación es válida. Pero si recordamos los votos que hicieran en 1966 “para que todos los revolucionarios, en la medida que nos vayamos poniendo biológicamente viejos, seamos capaces de comprender que nos estamos volviendo biológica y lamentablemente  viejos”,[1] entonces es una autocrítica tardía.

Lo peor no fue que con los tiempos envejecieran ellos, que es totalmente natural. La vejez puede ser también símbolo de sabiduría. Muchos son los casos de venerables ancianos que le dieron un vuelco a la política de sus países: Mahatma Gandhi y Nelson Mandela por citar dos casos. La edad del presidente anterior no hubiera sido cuestionada si las reformas que anunciara poco después de su asunción se hubieran materializado en un país próspero.

Lo dramático fue en verdad que con la generación histórica envejeció un modelo de socialismo que desde el momento en que se asumiera ya podía considerarse inoperante. Por ello, cualquier cambio que se espere, para ser efectivo, deberá incluir no solo una transformación de la persona que dirija el gobierno, sino una mutación de añejas estrategias y estructuras arcaicas.

Hace casi un año escribí:

El posible reemplazo de la primera figura en la dirección del país, prometido para el próximo año, pudiera utilizarse como ícono de cambios, cuando en realidad una simple sustitución de la dirigencia no echa por tierra una filosofía del inmovilismo. Hay que detectar lo real detrás de lo aparente, y a mi juicio lo aparente es el cambio político, pero manteniendo todo lo demás que sería lo real; es decir, la carencia de un método científico en la planeación de las transformaciones económicas y la existencia de una filosofía escolástica sobre la historia y su devenir, que apela a la pasividad, el conformismo y la incapacidad de reacción para convertir a Cuba en todo lo que los conceptos anuncian: una nación “soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible”.

Con toda sinceridad, ahora soy yo la que hago votos por equivocarme. Y es que nuestro actual dirigente tiene un contexto mucho más difícil que el que existió una década atrás, con un presidente norteamericano que intentaba caminos diferentes y una izquierda que parecía haber llegado para quedarse.

Estamos en medio de la política más indeseada del Norte y con una derecha que trata de ganar los espacios posibles, algunos de ellos perdidos por errores de la izquierda. Si seguimos apostándolo todo al contexto exterior no avanzaremos. El bloqueo no va a desaparecer y el apoyo regional no será el mismo por un tiempo.

El nuevo presidente de Cuba deberá confiar más en el contexto interno. En la gente del pueblo que de verdad quiere prosperar para que sus hijos se queden junto a ellos. Si dejan el artículo 3 del capítulo 1 de la Constitución, que declara irrevocable el carácter socialista, está bien; pero entonces, que la comisión que será encargada de proponer la nueva Carta Magna –lo que debería ser competencia de toda la sociedad– no declare irrevocable al modelo burocrático de socialismo.

Que no se piense tanto en una Ley de inversores extranjeros, cada vez menos receptivos a las invitaciones para colocar sus capitales en la isla –como ha quedado demostrado con la zona de desarrollo del Mariel–, y se permita a los cubanos salvar la nación. Que puedan contar para ello con las remesas familiares, como ha sido usual en China y Vietnam que se nos ponen como ejemplos constantemente. Para los cubanos, la familia siempre será un valor equivalente, a veces más importante, que la patria. Alrededor del diez porciento de nosotros vive fuera de Cuba, no los tratemos como extranjeros y veremos los frutos de ese nuevo trato.

No rechacemos tanto las gratuidades indebidas, que no sabemos a ciencia cierta cuáles son, y aboguemos por el control y la participación de los trabajadores en las decisiones y en la gestión de los planes de producción. Abandonemos los privilegios con que vive la burocracia, empresarial y política, para que sintiéndose más cerca del pueblo, y en condiciones similares, se apresure en lograr resultados. En fin, ahora más prisa y menos pausas. Ese es el verdadero cambio que necesitamos.

[1]Discurso de Fidel en la Universidad de la Habana el 13 de marzo de 1966, en ocasión del IX Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada.

(Las opiniones expresadas en este portal son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan necesariamente la opinión personal de los editores)

26 abril 2018 30 comentarios
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Carlos Marx: de fiesta en Miami

por Alina Bárbara López Hernández 12 abril 2018
escrito por Alina Bárbara López Hernández

Si tiene paciencia y lee el texto comprobará que el título no es un absurdo. En la segunda mitad de los setenta, hace más de 40 años, fueron fundadas en Cuba escuelas para estudiantes de alto coeficiente. Comenzaban en el nivel secundario y se extendían hasta el preuniversitario. Más adelante incluyeron solamente a este último nivel de escolaridad y confirieron mayor peso a la formación en ciencias exactas. Existen hasta hoy en la mayor parte de las provincias y son conocidos como Institutos Preuniversitarios Vocacionales de Ciencias Exactas (IPVC). Al primero, creado en La Habana, se le denominó Vladimir Ilich Lénin, más popular como La Lenin. El de Matanzas es el IPVC Carlos Marx, ergo, La Carlos Marx.

Para matricular en ellos es obligatorio un riguroso proceso de exámenes. Sus egresados casi siempre son los primeros lugares en las listas del país para escoger carreras universitarias. Muchos resultan ganadores de concursos nacionales e internacionales en Matemáticas, Física y otras asignaturas. Ellos constituyen, por tanto, una cantera de talentos que Cuba necesita para su desarrollo.

Desde hace mucho, los encuentros de egresados del IPVC Carlos Marx se convirtieron en una tradición. No importa en qué provincia residan o qué edad tengan, incluso, algunos que no viven en Cuba hacen coincidir sus visitas para la fecha, que ya es una costumbre. Mi hija mayor es graduada de La Carlos Marx, y por ella estoy al tanto de la alegría de la reunión, las remembranzas, las historias graciosas y las anécdotas sobre profesores, que han pasado de una generación a otra sin perder su frescura. Este año ha ocurrido un hecho inédito. Que sepamos es la primera ocasión en que la reunión se celebra, además, fuera de Cuba. Lean la convocatoria:

Por primera vez en Miami los Egresados del IPVCE Carlos Marx convocamos a todas las generaciones a unirnos en una Megafiesta para revivir los mejores años junto a los mejores amigos. No importa en qué año te graduaste, si solo tenías un amigo que estudió allí o si solo conoces el nombre; esta fiesta es para todos los que se sienten identificados con el IPVCE, con lo que representa. Invitados UMCC, CUJAE, UH, La Lenin, y todos los que quieran pasar un buen momento. Tickets

No es la actividad en sí misma la que despertó mi atención, sino el conjunto de significados que emanan de ella. En primer lugar está la cuestión espacial. Para los que fuimos adolescentes cuando el éxodo del Mariel, y perdimos tanta gente querida de la que no supimos durante décadas, es una compensación ver cómo en la era de las redes sociales – gracias Facebook a pesar de todo–, nadie pierde completamente a un amigo. Nada más basta ver el video y las fotos compartidas en la página del evento y, sobre todo, leer los mensajes llenos de afecto cruzados desde tantas partes del mundo, de los que seleccioné una muestra sin identificar a los autores por respeto a su privacidad. 

De los que estuvieron:

  • Muchas gracias a las personas que asistieron, a las que por X motivos no pudieron pero estaban deseándolo, a las que compartieron las publicaciones desde Cuba y de otras partes del mundo, a las que facilitaron las condiciones del evento, a Roland por la iniciativa y la constancia. Muchas gracias a todos, de corazón
  • Cuanta gente conocida… que guay se hayan reunido los egresados! Qué lindo sentimiento encontrarse con tus ex compañeros e increíble ver los pocos que quedan en Cuba!
  • Reviviendo nuestros mejores momentos de IPVCE Carlos Marx! Increíble experiencia chicos, estoy muy emocionada!
  • Oyee sii! Los kiero y me kedo corto. Ke rico la pasamos. Disfrute con coj.. lindos recuerdos familia

De los que no estuvieron:

  • Se ve q lo pasaron genial. Gracias por compartir los videos y las fotos con los que estamos más lejos. Saludos desde Holanda
  • Mucha suerte amigo!! Q todo les salga bien y se diviertan!
  • Necesito visa para estar en la fiesta ja ja. Disfruten x los que estamos del lado de acá.

Otra cuestión es la ideológica. No hay un solo reproche o crítica. Todo se ha reducido a un “del lado de acá” o “del lado de allá”, donde los valores que priman son los del afecto y la camaradería, pero nada de rivalidades en el campo de la política. Es una lección a las manipulaciones, “del lado de acá” y “del lado de allá”, que escindieron a los cubanos por mucho tiempo. Los mensajes vuelven a hablar:

  • IPVCE por siempre!/ Bien emocionante poder verlos a todos y comprobar que no importa el tiempo que pase ni donde estemos, la amistad sigue igual de fuerte/ Como se extraña esa época de la vida! q nostalgia x volver a andar sus pasillos!!! Yo también dejé un pedacito ahí/.I love you guys! Compartir con vosotros esos 3 años en el IPVCE fue una de las mejores experiencias de mi vida. Los adoro y nunca olvido/Esos son momentos q markn nuestras vidas y ustedes son mi familia escogida.los kiero, yo nunca olvidare las grandes relaciones de esa escuela ustedes son mis verdaderos amigos/ Tiempos que nunca se olvidan y nos ayudaron a crecer Besos.

No se han perdido para sus amigos, es cierto, pero sí para esta isla, un país que necesita de mucho talento para salir adelante y que ve cómo sus graduados más calificados la abandonan desmotivados por la endémica falta de prosperidad. En otros países, un estudiante de alto rendimiento es muy demandado; nosotros sin embargo, los formamos y luego no creamos las condiciones que los estimulen a permanecer como fuerza laboral altamente apreciada. Así vemos que son invitados a la fiesta los egresados de la Universidad de Matanzas (UMCC), el Centro -actual Instituto- Universitario José Antonio Echeverría (CUJAE), la Universidad de La Habana (UH), y La Lenin.

Otro tema es el simbólico. Los carteles de Marx con una bandera norteamericana en la cabeza, y el que la fiesta se convocara “Al estilo USA, nos vemos el 17”, dicen más que una tesis doctoral acerca de la ineficacia de nuestra propaganda ideológica y los medios en que se sostiene: burda, saturante, repetitiva, fraseológica, divorciada de una realidad que la supera.

Así que, dirigentes juveniles que hablan en nombre de “toda la juventud cubana”, líderes políticos, periodistas y comunicadores sociales, trabajadores del campo ideológico: SOS ¡Carlos Marx está de fiesta en Miami!

12 abril 2018 10 comentarios
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Ciudadanía

Los fraseólogos revolucionarios

por Alina Bárbara López Hernández 3 abril 2018
escrito por Alina Bárbara López Hernández

Según varios diccionarios consultados, fraseología es: 1. Conjunto de modos de expresión peculiares de una lengua, grupo, época, actividad o individuo.||2. Conjunto de expresiones intrincadas, pretenciosas o falaces.||3. palabrería.||4. Conjunto de frases hechas, locuciones figuradas, metáforas y comparaciones fijadas, modismos y refranes, existentes en una lengua, en el uso individual o en el de algún grupo.

Lenin analizó lo dañina que resultaba la fraseología en la construcción del socialismo. En su artículo “A propósito de la fraseología revolucionaria”, la define como una simple repetición de consignas sin tomar en consideración las condiciones objetivas de una situación dada y de determinado sesgo de los acontecimientos: “Las consignas son excelentes, brillantes, exaltan los ánimos, pero carecen de fundamento”.[1] (un ejemplo clásico en nuestro medio fue: ¡Y de que van, van!)

Consideraba que la ideología pequeñoburguesa, el oportunismo de izquierda, el dogmatismo y el sectarismo se escondían bajo su manto. Caracterizó al oportunismo de izquierda como revolucionarismo pequeño burgués –o  “bolcheviques que padecen del forúnculo de la llamada fraseología”[2]-, elementos extremistas que encubrían sus posiciones teóricas y políticas, erróneas por completo, con la fraseología revolucionaria, de la que rechazaba el uso del tono amenazador y de exclamaciones efectistas.

En su trabajo “A propósito de las consignas”, argumenta que “cuando la historia da un viraje brusco, hasta los partidos avanzados dejan pasar un tiempo más o menos largo antes de orientarse en la nueva situación creada y repiten consignas que, si ayer eran acertadas, hoy han perdido toda razón de ser tan súbitamente como súbito es el viraje de la historia”.[3]

Asimismo afirmaba: “hay que combatir las frases revolucionarias, es imprescindible y obligatorio luchar contra ellas para que el día de mañana no puedan echarnos en cara esta amarga verdad, la fraseología revolucionaria sobre la guerra revolucionaria hundió la revolución”.[4]

Dado lo perjudiciales que pueden ser, ofrecemos a continuación una serie de recomendaciones sobre cómo reconocer a un fraseólogo revolucionario:

  • Son hijos de pathos (la teatralidad, el dramatismo) y no de logos, la palabra razonada. De ahí su grandilocuencia.
  • Nada se asemeja más a un fraseólogo revolucionario que otro fraseólogo revolucionario. Parece que estudiaran juntos y prepararan sus deberes juntos. De ahí lo aburridos que pueden ser cuando se unen dos o tres de ellos en paneles de opinión, o actos públicos.
  • Se alimentan de tensiones y crisis… externas. Nuestros fraseólogos disponen de efectivos catalejos, pero no distinguen bien su realidad inmediata.
  • Les encanta distribuir etiquetas a todos aquellos que discrepen de sus ideas: un día centrismo, otro zanjonzismo. En fin, son muy creativos al respecto.
  • Su patetismo les lleva a ver enemigos por todas partes. En realidad, todos aquellos que no piensen como ellos son adversarios peligrosos.
  • Disfrutan de un estatus de privilegio, pueden ser convertidos en especialistas o ensayistas de la noche a la mañana, e incluso ser promovidos rápidamente. Paradójicamente, se pasan buscando la paja en el ojo ajeno y denuncian financiamientos del enemigo incluso cuando no existen.

En tiempos de tensiones y crisis aumenta la cosecha de fraseólogos revolucionarios. Así que tenga cuidado, no se convierta usted en uno de ellos. Pueden resultar contagiosos para aquellos que no posean un pensamiento crítico y el valor de marcar la diferencia.

[1]V.I. Lenin: “A propósito de la fraseología revolucionaria”, Obras Completas, t. XXVII, Editora Política, La Habana, 1963, p. 11.

[2]Ibídem, p. 20.

[3]V.I. Lenin:”A propósito de las consignas” Obras Escogidas, Editorial Progreso, Moscú, 1960, p.200.

[4]V.I. Lenin: “A propósito de la fraseología revolucionaria”, Op. Cit., p. 22.

3 abril 2018 183 comentarios
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