Para Harold, en su cumpleaños…
El espacio televisivo Hacemos Cuba transmitió el pasado viernes un programa cuyo objetivo era explicar cómo se efectúa el procesamiento de las opiniones expresadas en el proceso de consulta popular sobre el Proyecto de Constitución. El invitado fue Homero Acosta, Secretario del Consejo de Estado y miembro de la comisión redactora desde la génesis del documento.
Conocimos que existen dos grupos para asimilar las opiniones de la ciudadanía: uno para el procesamiento de la información y otro para el análisis de la misma. Se precisó que el grupo de análisis está formado por treinta personas, ocho miembros de la Comisión Redactora y veintidós especialistas de la esfera jurídica.
El proceso concluye en una oficina donde un denominado Grupo Central despacha con los miembros de los subgrupos de análisis, en acaloradas discusiones según nos cuentan. Es un momento crucial, aquí se decide qué modificaciones, añadidos o supresiones tendrá el Proyecto para entregarlo finalmente a la Asamblea Nacional con el fin de ser valorado y aprobado.
Quiénes conforman el Grupo Central no fue aclarado, pero en la toma televisiva de una de las discusiones se aprecia a tres personas presidiendo la amplia mesa: el propio Homero Acosta; José Luis Toledo, jefe de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos de la Asamblea Nacional y a otro miembro que no logré identificar. Confieso que no me tranquiliza nada el hecho de que sean ellos quienes decidan, dada la postura que caracterizó a los dos primeros durante el debate en el seno de la Asamblea dedicada a valorar el Proyecto antes de que pasara a consulta popular.
Para Homero Acosta, que manejó una curiosa terminología médica, la consulta permitirá: “Palpar la voluntad popular”, “auscultar la opinión del pueblo”, “tomarle el pulso a la opinión del pueblo”. No me cabe duda de que lograrán estos tres objetivos, y el resultado se materializa en las opiniones ofrecidas durante la consulta, desde las personas más sencillas hasta los intelectuales reconocidos, desde los ancianos hasta los jóvenes, hombres y mujeres, cubanos residentes dentro y fuera de la Isla; entre todos, en un proceso de construcción colectiva, las contribuciones al Proyecto han sido sumamente aportadoras.
Nos entregaron un documento con dificultades de estilo y redacción y se les devuelve editado y corregido. Nos ofrecieron una perspectiva con omisiones históricas en su preámbulo y ellas fueron reveladas, entre otros muchos por renombrados profesores y catedráticos de Historia. El proyecto asume un marxismo-leninismo alejado de la dialéctica marxista, y llamamos la atención sobre ello. Posee imprecisiones conceptuales peligrosas para una Cuba verdaderamente democrática, y a cambio proponemos modificaciones sustanciales. Tiende al empoderamiento de la clase dirigente, y les formulamos el modo de empoderar al pueblo.
Ofrece un papel activo al capital extranjero en detrimento del nacional, y se le deja claro que la oportunidad de salvar la nación debe ser, primero, de los cubanos. Le falta correspondencia entre los derechos declarados y los protegidos, y señalamos tales incoherencias. Nos dieron una ley de mínimos y demostramos que podía hacerse un proyecto más confiable y que no sea estrictamente dependiente de las leyes complementarias (casi siempre decretos leyes) en aspectos esenciales… En fin, son muchos los aspectos que demuestran que la ciudadanía cumplió con creces su papel. ¿Qué no todos piensan igual? ¿Qué hay discrepancias marcadas en algunos aspectos?, es muy cierto.
Ocurre que la famosa imagen de un monolito para representar al pueblo, solo existe en el discurso político de nuestros dirigentes.
La exposición de Acosta fue muy clara: esta no es una consulta vinculante, la opinión de los ciudadanos que debaten el documento, aun en aspectos en que sea mayoritaria, no incidirá obligatoriamente en la transformación de determinados aspectos del mismo, pues el enfoque no es cuantitativo. El invitado aseguró, sin embargo, que todos los planteamientos se tienen en cuenta, que el pueblo puede “sentirse orgulloso de haber construido una constitución” y que hay que lograr legitimidad y consenso.
Ahora nos tocará reciprocarles. La versión del Proyecto que redacten tras la consulta nos permitirá palpar, auscultar y tomarle el pulso a la burocracia política. Las ciudadanas y ciudadanos gozamos de buena salud. Veremos nuestros decisores.