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Abel Tablada

Abel Tablada

Arquitectura

La arquitectura cubana no puede perder más tiempo

por Abel Tablada 23 febrero 2023
escrito por Abel Tablada

Los temas sobre arquitectura y urbanismo tienen escasa difusión en Cuba. Muchos arquitectos, en primer lugar, prefieren expresarse de forma gráfica y no escrita. Además, existen nulos espacios para que los periodistas cubanos se especialicen en la crítica arquitectónica, lo cual repercute en la casi ausencia de un periodismo que indague en las causas de eventos y manifestaciones de relevancia y las raíces de los problemas en las ciudades y la sociedad en general.

Por ende, las pocas acciones constructivas que se realizan tienen escasísima divulgación desde el ángulo arquitectónico y artístico, además se ignora muchas veces a los autores de los diseños que transforman las ciudades y los hábitats de familias y comunidades. También se ignora el entorno en que trabajan los arquitectos, sus preocupaciones y desafíos.

Por estas razones, comenzaré una serie de entrevistas a arquitectos cubanos para visibilizar, más allá de su obra, el contexto donde se desarrollan y los motivos de sus insatisfacciones y la de los ciudadanos en relación con los entornos urbanos y las nuevas acciones constructivas que se acometen.

Para la primera entrevista he escogido a dos estudios de arquitectura independientes: Albor Arquitectos y Pino Estudio, fundados en 2011 y 2017, respectivamente.

Albor Arquitectos está conformado por Carlos Manuel González Baute, Alain Rodríguez Sosa, Camilo José Cabrera Pérez y Merlyn González García. Se fundó en la provincia de Cienfuegos y los miembros hoy desarrollan su labor entre Cuba, España y Portugal.

No conozco personalmente a ninguno de sus integrantes y tampoco he podido visitar sus obras, algunas de ellas galardonas en Salones Nacionales de Arquitectura y en eventos internacionales, como el reciente Premio en el Panorama de Obras de la XII BIAU (Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo) con la obra «El Apartamento».

Se suman a los lauros de este estudio, el segundo premio a la Obra del Año 2022, por el proyecto Casa Torre, publicado en ArchDaily, la revista digital de arquitectura más leída del mundo. Se incluyó a Albor Arquitectos entre la Selección oficial de nuevas prácticas de ArchDaily de 2021.

Las imágenes y planos de sus obras forman parte del repertorio usado en mis clases y de varios colegas, pues representan uno de los exponentes más destacados de la producción arquitectónica cubana actual.

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Proyecto Casa Torre, publicado en ArchDaily, segundo premio a la Obra del Año 2022. (Foto: Albor Arquitectos)

A su vez, Pino Estudio está conformado por la arquitecta Alejandra Pino Díaz, quien fue además mi colega y contraparte inversionista en el proyecto de restauración de la Farmacia y Droguería La Reunión, más conocida como Sarrá. Gracias a su labor constante junto a otros colegas, defendiendo el proyecto durante mis ausencias prolongadas, esta obra obtuvo el Premio Nacional de Conservación y Restauración, así como el Primer Premio en esa categoría en la Bienal del Caribe de 2006.

Su desempeño más reciente también ha obtenido varios premios, como la Mención Especial en la categoría Ideas Conceptuales, del Salón Nacional de Arquitectura 2021, destacándose por su limpieza, honestidad y profundidad conceptual.

Desde hace años, pero con más fuerza en los últimos meses, ha habido un debate entre los arquitectos en redes sociales, en las reuniones de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de Cuba (UNAICC) y durante otras actividades, sobre la falta de reconocimiento de la arquitectura como una de las artes en nuestro país, o como disciplina de enorme incidencia en la calidad de vida de los ciudadanos. Esto se refleja en la política informativa y en las mismas decisiones urbano-arquitectónicas que se toman en las ciudades cubanas. ¿Cuál es su posición al respecto y cómo su obra proyectual o la construida contrarresta esta situación?

Albor Arquitectos (AA): La arquitectura refleja, probablemente como ninguna otra manifestación, la realidad de un sitio. Sin embargo, la capacidad de la arquitectura de modificarla es limitada. Está claro que es en una relación de intercomunicación donde esta preexistencia tiene el mayor peso, la realidad puede asumir gestos e incorporarlos, como una obra puntual de arquitectura, pero su magnitud es obviamente mucho más abarcadora.

La práctica independiente en Cuba es irrelevante a escala de ciudad. En este sentido nos gustaría pensar que algunos de los proyectos materializados por este movimiento independiente (en el cual nos incluimos), ofrecen alternativas y criterios de buenas prácticas, pero es difícil realizar afirmaciones cuando todas las estructuras que la legitiman están casi desmanteladas.

Pino Estudio (PE): La arquitectura no precisa encajar en ninguna categoría. Creo que volvemos siempre a cuestionarnos si es arte o no, porque las políticas que han regido el quehacer arquitectónico del país lo despojaron de toda su libertad expresiva y experimental. Durante décadas, la práctica arquitectónica quedó atrapada en su concepción más técnica y esto ha sido muy nocivo para la creación. Uno de los síntomas es, precisamente, que hayamos quedado fuera de toda dinámica cultural.

Para el desarrollo arquitectónico del país se necesita de un cambio radical: la concurrencia de múltiples actores que oxigenen la profesión y de un marco legal que regule la convivencia, cooperación y competencia entre empresas estatales, privadas, arquitectos asociados, freelance; propiciando la mayor libertad de creación posible. Cualquier otra solución discrecional, que beneficie a un grupo selecto de arquitectos, como ha sido recientemente propuesto por las autoridades, avanza en el sentido contrario. Lo que se precisa y se ha demandado con claridad es un cambio transversal que abarque a todo el gremio. No hay ya tiempo que perder.

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Ustedes han trabajado o aun trabajan en instituciones estatales de proyectos, construcción o planeamiento, pero también han creado estudios de arquitectura y ejercen de forma independiente. ¿Cuál ha sido para ustedes la mayor limitación para desempeñarse como arquitectos en estas dos formas de trabajo?

AA: En Albor compartimos intereses y preocupaciones similares sobre la arquitectura y la actividad creativa, asumiéndola con especial atención hacia lo procesual y lo investigativo. Durante años, esta labor se ha realizado en paralelo a otras actividades laborales, vinculadas a instituciones estatales, Trabajadores por Cuenta Propia (TCP) y más recientemente, a la residencia temporal y permanente fuera de Cuba como alternativas de sustento económico.

Ello ha permitido mantener en paralelo acciones relacionadas directamente con nuestros intereses profesionales y nuestro contexto de origen. Habiendo encontrado hasta la fecha muchísimos obstáculos, podemos afirmar que de una manera u otra todas derivan en las limitaciones legales que restringen o prohíben el ejercicio y reconocimiento de la profesión realizada de manera independiente.

PE: Trabajé como inversionista en la Oficina del Historiador de La Habana, donde aprendí cuestiones esenciales. La mayor limitación fue el salario, insuficiente para mantener una familia. Entonces trabajaba también como diseñadora freelance y, con dos hijos, tuve que aceptar que ya no tenía tiempo extra para realizar ambas actividades. Mantener mi trabajo oficial lo percibí como un lujo que no podía permitirme.

En cuanto al trabajo independiente, las mayores limitaciones han estado determinadas por la ausencia de un mercado estable y diverso de materiales de construcción, la escasez de mano de obra capaz de un estándar medio o alto de ejecución, pero sobre todo por la falta de un marco regulatorio desde el cual operar bajo una protección legal.

Sin embargo, la arquitectura independiente, más allá de estas limitaciones, me ha dado la posibilidad de generar pensamiento arquitectónico. Me ha facilitado la oportunidad para decidir y ajustar procesos al interior del estudio, implicarnos en cada etapa, con capacidad de decisión e influencia hasta la obra construida, cuestiones casi imposibles de lograr por las vías estatales establecidas. Las excepciones solo confirmarían la regla.

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Casa Torre, Cienfuegos. (Foto: Albor Arquitectos)

En febrero de 2021, el Clasificador Nacional de Actividades Económicas emitió un listado de actividades que no están autorizadas como ejercicio por cuenta propia. Entre estas, las de arquitectura (7210) e ingeniería (7220) y otras actividades profesionales científicas y técnicas (7490). A pesar de los reclamos de los arquitectos, antes y después de ser emitido este listado y de los contactos con las autoridades de varios ministerios, existe una gran resistencia para la aprobación del trabajo independiente de arquitecto, como proyectista o consultor.

En la mayoría de los casos no se ha ofrecido una explicación sobre el porqué de esta negativa y en otros se ha manifestado que aprobar el trabajo por cuenta propia para algunos profesionales podría socavar la esencia de la sociedad socialista y que iniciaría un proceso de privatización generalizado, que llegaría a los sistemas de salud y educación. Si tuvieran la posibilidad de conversar con estos decisores ¿qué mensaje les transmitirían?

AA: La arquitectura independiente en Cuba es un fenómeno que ha surgido debido a una necesidad no cubierta por las instituciones estatales destinadas al diseño arquitectónico (las empresas estatales de proyecto, y a una menor escala, el Programa del Arquitecto de la Comunidad). No han sido capaces de asumir la diversidad programática de los encargos que se han requerido por los cuentapropistas en los últimos años, los que se amplían notablemente con la reciente diversificación y ampliación divulgada.

Si la arquitectura responde a las necesidades de la sociedad y estas no son cubiertas por las estructuras existentes, es lógico pensar que persistirá esta modalidad, incluso con las nuevas disposiciones gubernamentales que prohíben su ejercicio de manera independiente, lo que supone una contradicción en relación con las actividades que están permitidas y que atañen a la arquitectura. Por tanto, reconocer esta fuerza profesional que hoy tiene el país e integrarla de manera sostenible a sus procesos de desarrollo, es esencial.

PE: Los sistemas de salud y educación públicos están protegidos constitucionalmente, por lo tanto, considero este argumento fuera de lugar.

La ley debe seguir a la vida. Los arquitectos independientes existimos hace varios años, brindando un servicio necesario que considero legítimo desde el momento en que por una parte existen clientes, por otra la disposición a asumir el encargo y este intercambio beneficia a ambas partes, a la ciudad y al medio construido. Hemos dado respuesta a programas que no podían ser asimilados ni por la empresa proyectista estatal, ni por los arquitectos de la comunidad: bares, gimnasios, cafeterías, hostales. Actualmente, con la aparición de las mipymes, es de prever que se necesitarán nuevos proyectos, que tampoco queda claro quién ejecutará.

Que todas las actividades constructivas puedan realizarse privadamente, exceptuando proyecto y asesorías técnicas, es tan absurdo como quitar dos pasos a una escalera y pretender que funcione correctamente. Esta prohibición nos hace parecer prescindibles, lo que solo redunda en detrimento de las buenas prácticas constructivas y en una mayor pobreza de soluciones.

La mayoría de los arquitectos independientes trabajamos por vocación y no, como se ha pretendido, para lucrar. Es mucho más lucrativo desarrollar cualquier otro emprendimiento que proyectar; sin mencionar que es de una inconsistencia mayor estigmatizar la necesidad de ser rentables financieramente en un país donde el salario medio hace décadas no alcanza a cubrir necesidades básicas.

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“Palapas en el mar” es el proyecto de un prototipo de cabaña flotante y la concepción de un conjunto de 10 unidades para la isla de Holbox. (Imagen: Pino Estudio)

En un repaso por sus obras, se nota una tendencia a la limpieza de las soluciones, a la combinación de belleza con humildad y mesura. ¿Esto responde al seguimiento de alguna corriente de diseño, como el minimalismo, o es el resultado de la necesidad y la adaptación a las carencias materiales y de acceso a un mercado consolidado?

AA: Quizás podríamos decir que más allá de referencias específicas, nuestra obra es resultado de una condición de trabajo contextual, de relación artesanía-profesionalidad, la construcción desde el sitio en el día a día y la interpretación de la cercanía al proceso material y social de la arquitectura. También hablamos del ajuste espacial y la comprensión del lugar más allá del proyecto inicial y la reformulación desde posturas «profesionales» de lo autogenerado, a partir de la relación con escenarios y sitios ampliamente meditados, que exploran de una manera, quizás hasta ingenua, nociones centrales de la arquitectura.

Esta noción de lectura a veces se refiere a un contexto específico de la obra, pero también puede ser entendida como una herramienta para analizar contextos mucho mayores, de realidades que trascienden lo físico para volcarse de la misma manera en otras categorías u otros fenómenos, es decir la lectura del contexto ya entendida como lectura de procesos más inconmensurables o multidimensionales.

PE: Para mí ha sido prioridad diseñar obras que estén perfectamente asentadas en la realidad material del país y del cliente. El proyecto toma forma a partir de las posibilidades concretas y asimila las condiciones constructivas, de materiales y del contexto, que terminan definiendo desde la concepción general, hasta los detalles arquitectónicos.

Sin embargo, también me interesa someter el proyecto a un proceso de limpieza, donde busco que solo lo más esencial se exprese. Por entonces muchos elementos de la obra dejan de percibirse y se integran al todo lo más orgánicamente posible. Me inspira crear lugares de paz y serenidad, refugios donde la vida humana pueda manifestarse sin ruidos visuales innecesarios.

¿Qué es lo que más les preocupa o rechazan de la producción arquitectónica cubana actual?

AA: La falta de acotación o de discernimiento de lo que se entiende por producción arquitectónica nos limita a expresar con claridad una idea conclusiva al respecto. Ante la aparente ausencia de un cuerpo de ideas rectoras en las distintas esferas que podrían asumir la definición del concepto de «lo arquitectónico», desde lo popular hasta lo institucional —con la excepción de la esfera académica—, la aplicación de variables comparativas o el análisis de soluciones desde el punto de vista práctico, en contraste con el concepto macro de producción constructiva, parece ser de alguna manera inconsistente o problemático.

En todo caso, en la referencia de soluciones vernáculas, sobre todo en el ámbito ambiental y simbólico, podemos encontrar elementos para contrastar alguna solución aislada, algún edificio o espacio generado.

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El Apartamento, Albor Arquitectos, Planta 1er Nivel. (Imagen: Albor Arquitectos)

PE: El éxodo de arquitectos que sufre el país, incluso de aquellos que habían decidido echar raíces aquí. Todo lo que rechazo no tuviera ninguna importancia si las condiciones fueran propicias para fomentar un movimiento arquitectónico local y contemporáneo. Lo que pasa es que, a tanta falta de producción arquitectónica, lo que vemos erigirse son mayormente los ejemplos más facilistas y triviales. Para frenar esta situación lo primero sería fomentar la economía del ciudadano, la economía familiar. El gobierno debe liberar las fuerzas productivas y permitir todo aquello que represente bienestar popular, sin retrocesos ni demoras.

En segundo lugar, lo mismo que pedimos al Presidente en la carta entregada el 15 de febrero del 2021, firmada por una amplia y sólida representación de todo el gremio: la autorización del ejercicio independiente de arquitectos e ingenieros de la construcción y la implementación obligatoria de concursos públicos abiertos de arquitectura y urbanismo, para obras de relevancia e interés y para las intervenciones sobre el espacio público por parte de los gobiernos municipales o al nivel que corresponda.

¿Qué les preocuparía en cuanto a la evolución de las ciudades cubanas y qué permitiría contrarrestarlo en caso de que se levante o alivie el bloqueo y las inversiones constructivas se multipliquen en un período corto de tiempo?

PE: Me preocupa la degradación que siguen sufriendo grandes zonas patrimoniales, donde desgraciadamente mueren familias debido al colapso estructural. En La Habana, mi ciudad, me entristece ver que ya las calzadas se perdieron a pesar de que no pocos colegas se encargaron de alertarlo a tiempo, en cuanta plaza pública hubiere. Me preocupa el futuro de los barrios menos favorecidos: Centro Habana, Cerro, Diez de octubre, Regla; una Habana que he visto caer como resultado de la inacción negligente y la desidia de las autoridades.

Ante tal inseguridad constructiva, sin ningún plan factible en el corto y mediano plazo, cualquier consideración de otro orden parece fuera de lugar. Sin embargo, arquitectos y urbanistas debemos ser serios en esto: la arquitectura y la ciudad son importantes.

En la Habana falta prácticamente todo por hacer, desde un plan para el manejo de desechos, una actualización del sistema de alcantarillado, hasta un plan integral de reconstrucción. Mi mayor preocupación sería que se dependa del levantamiento del bloqueo para comenzar a hacer efectivamente por la ciudad. Esto no es en absoluto necesario.

Ante un nuevo auge constructivo en La Habana sería decisivo contar con un gobierno local, capaz de articular y gestar un Plan Director, que hiciera valer las regulaciones que dieron forma a la ciudad en aquellas zonas que lo ameriten y que trazara nuevas regulaciones donde pudiera admitirse mayor flexibilidad. Es urgente avanzar en la modernización de la administración pública, que debe estar obligada a la transparencia, la rendición de cuentas y a ofrecer espacios de participación ciudadana, por ejemplo, para la determinación de usos de suelo y aprobación de proyectos en aquellos lotes de mayor interés urbano.

También temo que tantos años de escaseces nos hagan olvidar lo lúdico. La Habana tiene que funcionar, pero también tiene que recuperar espacios para el disfrute. La relación con la bahía, el río Almendares, el desarrollo del Parque Metropolitano, el respeto al arbolado, son algunos viejos pendientes.

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Cabañas del proyecto “Palapas en el mar”, de Pino Estudio. (Imagen: Pino Estudio)

¿Alguna vez han pensado que hubieran sido más exitosos profesionalmente si hubieran emigrado como muchos de sus colegas y compañeros de curso? ¿Por qué decidieron quedarse y hacer arquitectura en Cuba?

AA: Nos gusta pensar que hemos estado y hecho lo adecuado en cada momento. En Cuba se tiende a ver el proceso migratorio como una alternativa de ruptura total. Sin embargo, desde hace tres años nuestra obra se ha producido en una práctica cruzada entre Cuba y España y se ha ampliado recientemente con una colaboración profesional en Portugal, pero nuestra principal atención sigue estando en Cuba y las problemáticas de la profesión, sea desde lo práctico o lo investigativo.

PE: No, valoro mucho todo lo aprendido aquí. Pienso que hubiera perdido menos tiempo en cuestiones inútiles, hubiera tenido quizás más vacaciones y mejores condiciones de vida. Me quedé en Cuba porque es mi país y siempre tuve algo que hacer aquí, algo que en ese momento parecía lo más importante.

En conversaciones con arquitectos que inician su carrera profesional, he percibido poca esperanza en su futuro en Cuba. ¿Qué palabras de aliento se les pudiera enviar?

AA: Nos parece interesante llamar la atención sobre la crucial importancia, desde nuestra perspectiva, del periodo de pregrado. Hay una tendencia en nuestro gremio a subestimar el aprendizaje de esta etapa. Al interno de Albor Arquitectos hablamos frecuentemente sobre ello y aunque somos conscientes de sus limitaciones, es un período para buscar ayuda y aprender tanto como sea posible. Sobre todo, para alcanzar una formación metodológica que permita, en la etapa de postgrado, enfrentar las problemáticas de la profesión con responsabilidad, independientemente del contexto.

PE: Que no sigan ningún rebaño, que decidan por sí mismos: así cualquier cosa que hagan aquí o en cualquier otra parte, cobrará mayor sentido. Que no pierdan tiempo.

No tengo palabras de aliento: yo también he decidido irme.

23 febrero 2023 30 comentarios 1,8K vistas
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La Habana

Salvar La Habana, salvar Cuba

por Abel Tablada 16 noviembre 2022
escrito por Abel Tablada

Este 16 de noviembre La Habana cumple 503 años de fundada. Elegida como una de las siete Ciudades Maravilla en 2014, presenta enormes desafíos para mantener su liderazgo en el Caribe y satisfacer las necesidades básicas de sus ciudadanos y visitantes.

Otrora cosmopolita y vibrante, actualmente es una urbe que, a pesar de sus indiscutibles encantos envejecidos, belleza natural y carácter abierto; atrae a pocos para residir en ella, con la excepción de compatriotas de otras provincias, a veces de paso. Para mayor tristeza, La Habana ve partir a diario a muchos de sus hijos, mayoritariamente jóvenes pero también adultos mayores, que nunca pensaron terminar sus días en otras geografías. Esto revierte su tendencia histórica como ciudad de inmigrantes que buscaban un clima moderado y condiciones propicias para prosperar.

La Habana

Celebración del aniversario 500 de La Habana frente al Capitolio. (Foto: Abel Tablada)

La Habana, ciudad que adoro y prefiero por sobre muchas otras que he visitado, se halla en una situación que no anima a celebrar sus logros e historia como hicimos en el aniversario 500. En estos momentos es necesario reivindicar su protección y reflexionar sobre su destino y supervivencia. La ciudad vive un panorama tan sombrío como el del planeta, en medio de una lucha contra el cambio climático que se pierde cada año a pesar de discursos y promesas.

Y si me refiero a La Habana en términos apocalípticos, también podría hacerlo hablando del país, por ser este una extensión maximizada de los problemas de la capital, donde ya no se está seguro caminando por una acera debajo de balcones en barrios del centro, ni durmiendo bajo un techo centenario o manejando por una de sus calles con baches y socavones con aguas albañales.

La Habana

Derrumbe en una esquina de la Avenida San Lázaro, La Habana. (Foto: Abel Tablada)

Es por esta acumulación de peligros que sobrepasa los números, que los arquitectos, urbanistas y decisores ya no deberíamos hablar solo de la recuperación física de uno o varios edificios, de una calle o Plaza, del arbolado o de las redes técnicas de un barrio. Son necesarias miradas y reflexiones más profundas, y eso trato de hacer en mi doble papel de arquitecto y ciudadano.

Por una parte, imagino lo que pudiera arreglarse y lo hermosa que se vería una esquina de la ciudad, me alarmo ante un añadido poco estético en una casa ecléctica del Vedado, por el color azul intenso dado a algún edificio moderno o por la tala excesiva de árboles a lo largo de una cuadra. Pero, por otra, me digo: no se puede ser superficial queriendo lograr una imagen bonita de la ciudad cuando otras metas sociales y económicas deberían ser prioridades.

Al contrastar ambas visiones, medito sobre lo que en un principio pudieran parecer frivolidades de arquitectos hipercríticos, y concluyo que son consecuencia también de problemas sistémicos más profundos que —sin que descartemos las sanciones injustas de EE.UU. a Cuba—, ocasionan gran escasez de viviendas, alimentos y medicinas; generan barrios y hábitats precarios y poco higiénicos, provocan la reducción del valor de los salarios y por consiguiente la pobreza de muchos ciudadanos y entorpecen la capacidad del país y sus ciudades para generar riquezas y ser sostenibles. La imagen de una ciudad, si se la recorre más allá de los lugares que aparecen en las postales, es un reflejo de su historia y de las sociedades que la construyeron y la habitan en el presente.

Un nuevo plan de ciudad y país

La Habana requiere con urgencia un nuevo plan de ordenamiento y gestión, que debe ir a la par de otro a escala de país encaminado a reestructurar sus instituciones y la forma de funcionar, participar y generar bienestar ciudadano. Debe ser un plan aún más revolucionario, integrador, innovador y resiliente que el creado en su momento a menor escala por el recordado Historiador de la Ciudad Dr. Eusebio Leal Spengler y su competente equipo de colaboradores, al cual tuve el privilegio de pertenecer.

La Habana

El Dr. Eusebio Leal Spengler en el balcón lateral del Palacio del Segundo Cabo después de una reunión privada con el Arq. Abel Tablada, el 29 de junio de 2018, La Habana. (Foto: Abel Tablada)

Con el Plan Maestro del Centro Histórico, que defendió un actuar pragmático y a la vez utópico, La Oficina del Historiador de la Ciudad fue capaz de romper falsos mitos y aunar personas portadoras de diferentes visiones, pero con un amor común hacia la ciudad, la cultura y la belleza. Consiguió enamorar a los optimistas y a los pesimistas y logró que hasta los detractores respetaran ese gran proyecto, quizás el más premiado, admirado y beneficioso de toda Cuba.

Pero La Habana es más grande y compleja que su Centro Histórico y, mientras se derrumba junto a un país, no podemos seguir cantando cual si no pasara nada. Muchos no miramos para el otro lado, pero tampoco hemos logrado mayor sensibilidad por parte de las autoridades a diferentes niveles, pues ni los lugares y momentos supuestamente adecuados —como asambleas populares o congresos de gremios—, parecen poder llegar a acuerdos que compensen los graves problemas y cambien, para bien, las realidades de la ciudadanía.

La Habana

Calle Infanta, La Habana. (Foto: Abel Tablada)

Por más que mis colegas hayan hablado, enviado cartas fundamentadas, escrito artículos y culminado investigaciones por varias décadas; para algunos temas —como el del derecho de arquitectos e ingenieros a ejercer de forma independiente y realizar proyectos o consultas técnicas, o la traducción de resultados investigativos en acciones concretas—, se mantienen oídos sordos o respuestas que evidencian soberbia, irrespeto y falta de sensibilidad con las dificultades del país, junto a una gran hipocresía.

Para otros temas, las autoridades a diferentes niveles se comprometen a resolver los problemas, pero se quedan en la superficie en vez de aplicar los principios marxistas de ir a la raíz. Más bien aplican los de toda élite que permanece en el poder por mucho tiempo: cambiar algunas cosas para contentar a las masas y evitar rebeliones, pero sin modificar la esencia del sistema para mantener su poder y privilegios, con lo cual limitan el verdadero mejoramiento de la vida de los ciudadanos, que no se circunscribe únicamente a lo material.

La ciencia y el desempeño de las ciudades

La calidad de vida en una ciudad incluye mucho más que la belleza y el estado físico de sus edificaciones. Esta se puede medir de acuerdo con índices que toman en cuenta indicadores de: seguridad, equidad, higiene, asequibilidad de la vivienda y la canasta básica, calidad de servicios, educación, salud, acceso a actividades artísticas y deportivas, cuidado del medio ambiente, conectividad, confianza en las instituciones, poder de decisión, libertades económicas y cívicas, entre otras.

La Habana

Dimensiones de la Rueda de Prosperidad Urbana a partir de UNHabitat (2016).*

La Organización de las Naciones Unidas para el Hábitat (UNHabitat) ha elaborado recientemente el Índice de Prosperidad Urbana, que mide el desempeño de las ciudades en base a cinco parámetros principales:  productividad, infraestructura, calidad de vida, equidad e inclusión social y sostenibilidad medioambiental. Puntualiza para ello a dos elementos cohesionadores: instituciones gubernamentales con su sistema legislativo, y el planeamiento urbano.

Dicho índice sirve para establecer metas y objetivos que apoyen la formulación de políticas urbanas y planes bien fundamentados y medibles. La Habana, por la falta de datos, no aparece en muchos de esos estudios. Pero si lo hiciera, no creo que obtendría buenas calificaciones en algunos indicadores. A pesar de que los gobiernos locales tienen conocimiento de agendas urbanas con vistas a lograr la sostenibilidad para 2030, estas todavía no logran articularse y traducirse en planes e inversiones con una visión holística de los problemas urbanos. En consecuencia, las acciones que materializan, no contribuyen a la mejoría de la calidad de vida del ciudadano promedio.

La existencia del habanero/a, más allá de apagones recurrentes que son menores que los sufridos en otras provincias y ciudades, se vuelve agotadora por la pérdida de tiempo y el esfuerzo necesario para transportarse y realizar tareas diarias. Añádase a ello que para muchos es también una vida miserable dada la imposibilidad de obtener con sus ingresos, no ya una vivienda digna, sino una mínima cantidad de alimento y sustento material. La suma de dificultades en el día a día es inmensa y, como se ha señalado, provoca que tanto la ciudad como el país se tornen, además de improductivos, casi invivibles. Se crea así un círculo vicioso conformado por un ambiente obstaculizador del desarrollo, baja calidad de vida y poco incentivo para trabajar y generar nuevos valores.

La Habana

Bodega en 25 y 24, Vedado. (Foto: Abel Tablada)

Si bien es cierto que en La Habana no todo es oscuro y calamitoso, pues se rescatan algunos edificios y entornos urbanos valiosos en el Centro Histórico, se realizan acciones de mejoramiento en barrios precarios, los niños van a sus escuelas y juegan en las calles sin peligro de ser secuestrados, se vuelve a activar la vida cultural, hay muchas personas solidarias, algunos funcionarios dedicados y respetuosos y hasta algún vendedor honrado en el agro; también es cierto que la dura realidad que se vive, el malfuncionamiento de instituciones y servicios, las muy pocas opciones para mejorar —aun realizando estudios superiores— y lo absurdo y demorado de muchas decisiones; provocan malestar, desánimo, desesperanza, desesperación y deseos de emigrar.

Retos y consensos

Los nuevos planes a corto, mediano y largo plazo que necesita La Habana —liderados por servidores públicos competentes y representantes elegidos, pero apoyados por un equipo multidisciplinar con poder de acción que no existe actualmente en instituciones civiles—, deben considerar tanto la recuperación, mejoramiento y conservación de infraestructuras y edificaciones, como la forma de generar riquezas y mantenerlas en el tiempo.

Más desafiante aún es no cometer en esos empeños los mismos errores de otras muchas ciudades, que a la par de generar riquezas aumentan las desigualdades, la violencia, la corrupción y, sobre todo, el daño al medio ambiente. El reto mayor es alcanzar el balance entre satisfacción de la ciudadanía al generar hábitats dignos y seguros, sin sobrepasar la línea de la huella ecológica per cápita permisible para mantener el planeta dentro de los límites aceptables de supervivencia de los ecosistemas.

La Habana será realmente maravillosa, solo si a la par de recuperar su aspecto físico muy deteriorado, sus redes técnicas y su sistema de transporte; también recobra su brío, su deseo de vivir, tener y ver crecer hijos. Será una ciudad atractiva, si además de redimir y crear belleza, también incentiva el buen funcionamiento de sus instituciones y servicios, el buen trato entre sus ciudadanos y la elección de delegados y gobernadores, no por una simple hoja biográfica impersonal, sino por las ideas, planes y aspiraciones de los que van a representar y servir.

Será una ciudad próspera y sostenible si después, ese representante elegido tiene el poder para al menos influir en los cambios graduales que sean necesarios sin que un poder oculto, que no rinde cuentas, los detenga.

La Habana

Edificio restaurado y vida callejera en Calle Obispo y Mercaderes, La Habana. (Foto: Abel Tablada)

Hay tanto por hacer en La Habana, y en Cuba, que solo un gran diálogo nacional entre todos los cubanos (los de adentro, los de afuera y los itinerantes; los de izquierda, los de centro y los de derecha; los poderosos de ambos bandos y la mayoría silenciosa que no decide y debiera), podrá comenzar a dibujar un futuro posible. Y esta vez, al no excluir a ningún sector, será un futuro consensuado que podrá salvar La Habana, y por tanto a Cuba, con el fin de que recupere su belleza, pero más importante aún, sus deseos y posibilidades de vivir.

***

* Fuente: Ricardo Cuberos (2016): «Indicadores territoriales para desarrollo sostenible de la frontera colombo-venezolana». Tesis de Doctorado.

 

16 noviembre 2022 39 comentarios 1,8K vistas
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Deterioro de ciudades

El deterioro generalizado de las ciudades cubanas: reflexiones sobre sus causas

por Abel Tablada 28 junio 2022
escrito por Abel Tablada

Hace unas semanas visité la azotea mirador del hotel Paseo del Prado y me extasié ante tanta belleza durante las horas del atardecer. Al frente, la entrada de la bahía y el Castillo de los Tres Reyes del Morro; rotando a la izquierda, la silueta del Malecón; girando hacia la derecha, el Paseo del Prado, con el Capitolio inmenso rematando la perspectiva. Pocas ciudades en el mundo poseen tanta belleza arquitectónica y paisajística, tanta historia y monumentalidad.

Deterioro de ciudades

Vista panorámica desde mirador del Hotel Paseo del Prado en Prado y Malecón, La Habana. (Foto: Abel Tablada)

Sin embargo, al mirar hacia atrás, lo que percibí no era para enorgullecerse. A pesar de que mantenía cierta belleza, era una vista triste y gris: la gran masa descolorida y deteriorada de toda la ciudad detrás de esas fachadas de Prado y Malecón.

No es mi intención describir en detalle ni proveer cifras sobre el estado alarmante en que se encuentran La Habana y demás ciudades cubanas, porque resulta obvio ante la mirada y experiencia de todos. No obstante, se debe enfatizar que el deterioro abarca todas las esferas: física, económica, ambiental, sanitaria, estética, moral y espiritual.

Deterioro de ciudades

Bodega en calle 21 con persona durmiendo en el portal, Vedado, La Habana. (Foto: Abel Tablada)

En las ciudades de la Isla y en especial en la capital, se produce una combinación fatídica de deterioro progresivo y acelerado de todo el fondo arquitectónico y de la producción de una nueva arquitectura de poco valor estético-ambiental. Nunca se había construido en Cuba, —ni por medios propios, ni por parte del Estado—, con tan baja calidad estética, tan pocas consideraciones ambientales y tan pobre calidad constructiva, y nunca antes el deterioro del fondo construido había sido tan generalizado y dramático.

La visión de una Ciudad Maravilla que celebró hace dos años su 500 aniversario, se desmorona ante nuestros ojos a diario. Desde los hechos más lamentables que causan muertes, como la caída de un balcón sobre la acera, techos que se desploman y fachadas que se derrumban enteras; hasta la imposibilidad de que cualquier propietario de una vivienda pueda arreglar sus ventanas, un simple problema de plomería o adquirir pintura para sus paredes. Es un desastre, no natural ni producto de un bombardeo, el que heredan las nuevas generaciones, y al menos deberíamos hacer un esfuerzo por reconocer las causas.

Deterioro de ciudades

Casa en Ruinas adyacente a palacete Ecléctico convertido en ciudadela en Calle 17, Vedado, La Habana. (Foto: Abel Tablada)

A pesar de los esfuerzos de entidades como la Oficina del Historiador en La Habana, y sus similares en provincias, que han hecho una labor heroica durante décadas, y de los recientes esfuerzos en barrios precarios; a diario vemos cambios que, casi a cuentagotas, van ocurriendo en la ciudad y la han transmutado, de maravillosa, con enorme patrimonio, buen gusto, limpia, avanzada y vibrante, en una urbe que no sabe mantenerse, se va desluciendo, ensuciando, retrasando, empobreciendo, apagando y entristeciendo.

La era Trump, con el aumento de las sanciones, barrió con la ola esperanzadora de los últimos años de Obama y, sumado a los dos de pandemia con bajísimas tasas de turismo; incidieron en que los ingresos, a nivel estatal y privado, se redujeran drásticamente, lo que ha repercutido en la disminución de inversiones constructivas. Pero el problema de la degradación generalizada de las ciudades cubanas es de más larga data y no está solamente relacionado con el capital disponible, por lo que se pueden identificar siete —o más— causas, que son a su vez consecuencia de otras, fundamentales y sistémicas:

  1. La imposibilidad, por parte de privados y entidades estatales, de realizar mantenimientos frecuentes y obras de rehabilitación en edificios con deterioro medio y avanzado, debido a la descapitalización de la sociedad y la inexistencia de mecanismos compensatorios para una mayor asequibilidad de recursos materiales a todas las escalas.
  2. La participación reducida de arquitectos como proyectistas en los procesos de renovación o construcción de nuevas viviendas u otros tipos de edificios, tanto por parte de sectores con bajo nivel adquisitivo, como en los de altos ingresos, siendo estos últimos los de mayor impacto en la transformación del entorno urbano.
  3. La forma de contratación de arquitectos y empresas de proyectos —estatales cubanas o privadas extranjeras— no incluye un proceso de licitación o concurso, y posteriormente de evaluación/aprobación, eficaces sobre la calidad estético-ambiental de las nuevas edificaciones.  
  4. El papel relegado conferido a la arquitectura como parte de la cultura de la nación cubana y, junto al urbanismo, el no reconocimiento del impacto de sus valores en la transformación de la sociedad.
  5. El deterioro general de los sistemas de valores y referencias culturales, que combinan el gusto importado de los «nuevos ricos» de países vecinos y la poca formación estético cultural de amplios sectores populares que, si bien se beneficiaron de las políticas educativas del proceso revolucionario, fueron más efectivos en diseminar sus valores estéticos y costumbres que en asimilar los de la parte de la población más educada, rechazados por burgueses.
  6. Falta de sentido de pertenencia, sea entre residentes en un edificio multifamiliar o directivos de una entidad estatal, decisores y servidores públicos a todos los niveles.
  7. Incumplimiento continuado de las regulaciones urbanas por parte de entidades estatales y privados, ineficaz control de las entidades regulatorias y ausencia de mecanismos que, antes de sancionar, instruyan y prevengan las contravenciones urbanas.
Deterioro de ciudades
Paisajes urbanos degradados, típicos de cualquier ciudad en Cuba. A: Barrio al noreste del río Yumurí, Matanzas. (Foto: Abel Tablada)
Deterioro de ciudades
Calle del Municipio Cerro, La Habana. (Foto: Abel Tablada)

La degeneración de la calidad estético-ambiental de La Habana y otras ciudades a partir de estas causas, se refleja en lo que podríamos llamar categorías de la actividad constructiva o modificadora del ambiente urbano actual:

– Una categoría podría denominarse «precaria o de llega y pon». Son las intervenciones que aumentan como un cáncer por toda la ciudad y combinan la carencia de recursos y la pobre ejecución y diseño. Es la arquitectura característica de la favela o barrios insalubres, hoy llamados vulnerables en Cuba. Constituye un paisaje urbano común en Latinoamérica y otros países de bajos ingresos en África y Asia, y fue eliminado en gran medida en la Isla a inicios de la Revolución.

Sin embargo, por motivo del empobrecimiento de la población y la migración interna, se fue extendiendo nuevamente, no solo en barrios precarios de la periferia, sin servicios e infraestructuras básicas, sino también en repartos considerados de alto valor urbano arquitectónico, como el Vedado o la Víbora, donde proliferan cercas metálicas, carposhes o ampliaciones constructivas supuestamente temporales.

La proliferación de este tipo de intervenciones, junto a fenómenos como la presencia de basura, calles y aceras rotas y una imagen de precariedad general extendida en el tiempo; contribuye a que la gente vaya tolerando y aceptando este estado como parte de su entorno diario y no haga nada por mejorarlo. Ello es nocivo para una sociedad, pues causa un daño antropológico difícil de desterrar.

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Intervenciones constructivas pertenecientes a la categoría «precaria» en Calle 25, El Vedado, La Habana. (Foto: Abel Tablada)
Deterioro de ciudades
Intervenciones constructivas pertenecientes a la categoría «precaria» alrededor de ruinas de palacete neoclásico del Siglo XIX en el Cerro, La Habana. (Foto: Abel Tablada)

– En la segunda categoría, que podríamos llamar «de “nuevo rico” o kitsch», se ubican las soluciones arquitectónicas con mayores recursos y más duraderas, pero sin el asesoramiento de arquitectos o diseñadores. Son realizadas principalmente por privados, pero también en inmuebles estatales.

El resultado es un diseño que no toma en cuenta el contexto y cuyos valores arquitectónicos son considerados pobres, pues incumplen leyes compositivas básicas como la armonía y la proporción y, en muchos casos, se ejecutan con muy baja calidad. En esta categoría se encuentran las ampliaciones o modificaciones de edificios y viviendas con uso de materiales que pueden ser costosos pero que desentonan, o simplemente no cumplen con las regulaciones urbanas de la zona donde se emplazan.

Deterioro de ciudades

Ejemplo de categoría «nuevo rico o kitsch» en El Vedado, La Habana. (Foto: Abel Tablada)

– Una tercera categoría sería la de «nuevas micros», es decir, la construcción de viviendas por instituciones con recursos, pero sin un diseño adecuado y correspondiente con las necesidades y tendencias arquitectónicas actuales. Una vez pasada la etapa del edificio de micro-brigada, repetitivo y poco integrado al entorno, los nuevos han retomado formas y soluciones de la arquitectura inmediata anterior al período revolucionario. Se toma como referencia al edificio mediano de viviendas de la década del cincuenta, pero sin la calidad constructiva ni compositiva del movimiento moderno de esa etapa.

Son generalmente muy pesados, se distinguen por amplias zonas opacas y ventanas reducidas, con tecnologías constructivas muy artesanales o prefabricadas sin el debido control de calidad. Esto hace que sea una práctica extendida que no se logre una línea recta en una arista y que un muro terminado no consiga una superficie verdaderamente lisa y pulida.

Un balcón con grandes y pesadas vigas para su sostenimiento es otra prueba casi infalible de este tipo de edificación, algo resuelto con mucha elegancia más de medio siglo atrás. Por otra parte, cuando se construyen conjuntos de edificios en varias manzanas, las soluciones urbanas tampoco cumplen con las expectativas contemporáneas en cuanto a un urbanismo inclusivo, diverso, vibrante y sostenible.

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Ejemplo de categoría de «nuevas micros». a: Edificio de viviendas en Nuevo Vedado, La Habana. (Foto: Abel Tablada)
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b: Entrada principal y caja de escalera de edificio de viviendas en el Vedado, La Habana. (Foto: Abel Tablada)

– En la cuarta categoría, que se podría nombrar «Edificios GAESA», se incluyen las edificaciones que requieren mayores presupuestos. Estos son los nuevos hoteles, inmuebles residenciales de alto estándar y edificios institucionales derivados de acuerdos con corporaciones extranjeras o con entidades nacionales de grandes recursos.

Aquí el problema, más grave aún, es que los proyectos no se licitan y se contrata por parte del conglomerado GAESA a una sola empresa de proyecto extranjera o a un número reducido de empresas de proyecto estatales. Y, para colmo de males, los proyectos con presupuestos aprobados, o no pasan por el tamiz de una comisión de patrimonio y urbanismo o pasan sin ser aprobados, pero se ejecutan de todas formas, justo lo que se criticaba fuertemente a los gobiernos republicanos. Al no haber transparencia en los procesos, ni un periodismo que dé seguimiento, se crea el caldo de cultivo para especulaciones sobre la posible corrupción que pueda existir entre las partes implicadas.

El resultado es la utilización de lotes en entornos de alto valor histórico, arquitectónico o paisajístico para la incorporación de grandes edificios que no solo no le añaden valor, sino que, de acuerdo a la opinión de muchos arquitectos, causan daño a la ciudad por no cumplir regulaciones urbanas, criterios de respeto al entorno construido, normas ambientales y principios bioclimáticos para un bajo consumo energético. En consecuencia, se desaprovecha la oportunidad de constituir una pieza que, adyacente a edificaciones más anónimas, se convierta en un nuevo hito urbano de alta calidad, representativa de la contemporaneidad e identidad citadina y de los caminos a seguir para un futuro sostenible.  

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Construcción del Hotel K23, que será el edificio más alto de Cuba, en Calle 23 y K, ejemplo de categoría «Edificios GAESA». El hotel 5 estrellas tendrá 42 niveles y 154 metros de altura y es financiado por la Empresa inmobiliaria Almest perteneciente a GAESA. La empresa constructora y de proyecto es la francesa Bouygues Batiment International junto a UCM y DCH. (Foto: Abel Tablada)

Tampoco existe la consulta popular para este tipo de edificaciones con gran impacto urbano. La ciudadanía no tiene voz ni voto y se entera, en medio del período más difícil de la nación, del inicio de la construcción del hotel y edificio más alto de Cuba a cien metros del Habana Libre, o de otros hoteles en puntos neurálgicos de la capital, como Paseo del Prado, o el Gran Aston, a lo largo del Malecón, nuestra más emblemática avenida costera.

En esta categoría se incluyen asimismo renovaciones de edificios importantes, como la Terminal tres del Aeropuerto «José Martí» de La Habana, cuyo espacio principal fue decorado con elementos neocoloniales, que muestran un malogrado uso de proporciones, color y materiales. Pero el mayor daño es de concepto, pues la primera o última imagen que tendrán los visitantes será la de un país que recurre a un pasado pastiche porque no está capacitado para proyectar un presente atractivo y un futuro esperanzador.

Resulta una paradoja lo difícil que es obtener financiamiento para proyectos bellos, con beneficios comunitarios y ambientales como las inconclusas Escuelas Nacionales de Arte, y lo fácil que se consigue para ejecutar obras de pésima o mediocre calidad.

Muchos pensadores han fundamentado el estrecho vínculo entre la política y su expresión en la arquitectura y el urbanismo. Las ciudades son el reflejo de la historia de las sociedades que las han ido moldeando. Los problemas que se aprecian en las mega-ciudades de países capitalistas emergentes, donde el patrimonio edificado ha sido seriamente dañado, las desigualdades llegan a extremos alarmantes y la contribución al cambio climático es sustancial, especialmente en las ciudades latinoamericanas y asiáticas; es consecuencia directa e indirecta de las políticas económicas, la ideología imperante y la forma de gobernar.

Lo ocurrido en las ciudades cubanas durante el período republicano y revolucionario, también es consecuencia parcial de la política y la ideología. Se reconoce, por una parte, que gracias a la ausencia de una inversión capitalista descontrolada en el período post 1959, se salvó y se mantuvo en pie gran parte de nuestro patrimonio constructivo, a la par que se construyeron edificaciones con carácter social que compensaban las grandes desigualdades territoriales.

Por otra parte, sin embargo, existe un cúmulo complejo de causas, más esenciales y sistémicas que las expuestas en este trabajo, que deberían analizarse por arquitectos y otros especialistas para comprender, primero, el desequilibrio en las prioridades que dio el gobierno a un área de desarrollo a expensas de otras —como la arquitectura y el urbanismo—, y segundo, por qué, cuando la arquitectura ha tenido oportunidad de manifestarse de forma esporádica en décadas recientes, no dio frutos tan deseados como en los primeros años de Revolución y anteriores a esta.

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Escuela de Danza Moderna, Ricardo Porro, 1965. (Foto: Abel Tablada)

Ello se plantea sin demeritar ejemplos siempre remarcables, tanto en nuevas edificaciones como en la restauración y renovación urbanas de los centros históricos en nuestras ciudades.

Entre las conjeturas que se pudieran analizar, debatir y/o demostrar, están los impactos que, durante el período revolucionario, produjeron en la arquitectura y el urbanismo cubanos ciertas decisiones, tendencias y formas de gobernar.

Como ejemplos, podríamos enumerar los impactos, previstos o no, que tuvieron:

  1. la centralización y estatización de toda la sociedad, que eliminó la rica y diversa tradición de saberes y haceres, siempre en evolución, de pequeños, medianos y grandes negocios y empresas; así como de la sociedad civil cubana, a la que pertenecía el Colegio de Arquitectos; todos parte fundamental de la cultura nacional,
  2. la aspiración de distribuir una riqueza creada durante el período Republicano en forma de inmuebles, tierras cultivables, servicios públicos e industrias, con la aplicación de medidas de corte popular como la Reforma Urbana y la desmonetización parcial de las relaciones económicas, pero sin crear bases e incentivos para su regeneración, a pesar de invertir en el desarrollo educacional de toda la población,
  3. las respuestas a las agresiones constantes por parte del gobierno de los EE.UU., de la clase burguesa afectada por el proceso revolucionario y de parte de la emigración posterior, por la necesidad de supervivencia del estado socialista, lo que, junto a otras razones, redujo considerablemente parte de las libertades y derechos por los que lucharon los cubanos,
  4. establecer en la política de cuadros a todos los niveles, la posición ideológica en tanto prioridad por sobre otras cualidades humanas, a saber: la inteligencia, la preparación, la experiencia y la idoneidad; y hasta por encima de principios como la honestidad,
  5. la personalidad excepcional de Fidel, su forma de gobernar, sus prioridades con el paso del tiempo, y el impacto de esto en la actuación de subordinados y organismos decisores intermedios,
  6. el cambio de mentalidad de gran parte de la población bajo los empujes liberadores de la Revolución, al pasar de ser servidoresde una clase pudiente y dominante a ser iguales, despojándose de la sumisión y rechazando ciertos valores por burgueses; pero, contradictoriamente, no ganando poder de decisión ante el nuevo Estado y, de cierta forma, también perdiendo el respeto o reconocimiento hacia el conciudadano, hacia la contraparte, con la instauración a todos los niveles del « ¿y quién tú eres para…?»,
  7. y quizás la más importante, el impacto que tuvo no haber hecho cambios sistémicos cuando, además de saber que el capitalismo neoliberal no era factible para todos los seres humanos y constituía una amenaza para la supervivencia del planeta; la ciencia, las experiencias y evidencias de otros países también demostraron que el sistema socialista de corte estatista, centralizado y excluyente en varios factores tampoco funcionaba en Cuba ni para los más vulnerables, sobre todo bajo el enorme impacto del bloqueo impuesto por el gobierno de los EE.UU.

En la recién concluida asamblea de la Sociedad de Arquitectura de La Habana se plantearon importantes reclamos y posibles acciones para el gremio de arquitectos y para la ciudad. Ellos pueden ser pasos que contribuyan a detener el proceso de deterioro de las urbes cubanas en las cuatro categorías mencionadas.

El más trascendental fue el llamado a recuperar la posición de la arquitectura dentro de la cultura cubana con el fin de elevar el reconocimiento e importancia que tienen ella y el urbanismo para transformar y mejorar la vida de la sociedad.

El segundo es la pertinencia de admitir el trabajo profesional independiente y no estatal de los arquitectos e ingenieros como una de las formas de trabajo dignas y necesarias para contrarrestar las condiciones descritas en este artículo, además de que sería un potencial freno a la emigración, ya casi masiva, de jóvenes universitarios.

Y una tercera demanda, quizás generalizada en la sociedad, fue la más rápida aplicación de medidas que materialicen los discursos referidos a la liberación de las fuerzas productivas y a los vínculos entre la ciencia y los resultados productivos palpables.

Otros colegas (1, 2, 3) ya se han pronunciado al resumir tales reclamos y propuestas, y se podrían escribir nuevos artículos que abordaran también la necesidad de formación, preparación y superación constante de arquitectos y decisores urbanos.   

La ciudad, como la vieron Eusebio Leal y Mario Coyula, y como la valoramos muchos colegas, es una fuente de riqueza y no solo una carga a la que haya que ir apagando fuegos y tapando baches, como la juzgan quizás algunos directivos municipales con poco poder de decisión y presupuesto asignado.

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Ejemplos de rehabilitación urbana como método más efectivo para elevar el valor estético, cultural, ambiental y económico a las ciudades cubanas. a: Paseo Cultural Narváez a la orilla del río San Juan, proyecto llevado a cabo por la Oficina del Conservador de Matanzas. (Foto: Abel Tablada)
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b: Calle Obispo y Mercaderes, de las primeras áreas restauradas y conservadas por la Oficina del Historiador de La Habana. (Foto: Abel Tablada)

El suelo, las edificaciones, los viales, la vegetación, son bienes a cuidar y aprovechar. Pero son igualmente una fuente de riquezas que hay que saber gestionar, aplicando conceptos de ciclos de vida sostenibles desde el punto de vista económico, social y ambiental para que perduren por generaciones. Y esos gestores deben poseer un mínimo bagaje cultural para apreciar el valor de la ciudad y percatarse de que invertir en rescatar dichos valores y modernizar su infraestructura decadente, es más provechoso a largo plazo que sembrarla de grandes hoteles anodinos y consumidores de recursos.

Las ciudades que aspiramos algunos para Cuba las debemos pensar y construir entre todos, basados en indicadores multifactoriales pero con la participación activa y con el liderazgo de los profesionales, que, además de ser el recurso más valioso de la nación, son el ejército más efectivo contra el bloqueo externo.

Y a este recurso, sensible y en franco declive, no se le debe ignorar y no se le puede maltratar por parte de las autoridades con una pregunta que es la antípoda de la emancipación que ha buscado el pueblo cubano desde los tiempos del Padre Varela: ¿Y quiénes son ustedes para criticar, para proponer, para reclamar cambios o derechos?

Pues somos cubanos y con eso basta.

***

(1) Eduardo L Rodríguez: «Arquitectura: Modo de Empleo», Artcronica, no.18, 2021, p.10.

(2) Humberto Ramírez y Universo García: «Panorama actual de la Arquitectura Cubana», Artcronica, no.19, 2021, p. 38.

(3) Universo García, Universo. Post publicado en Facebook. 

28 junio 2022 26 comentarios 4,2K vistas
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Ciudad (1)

Ciudad y Arquitectura en los medios cubanos

por Abel Tablada 17 febrero 2022
escrito por Abel Tablada

Una ciudad congelada

A mediados de los años 70s, cuando comencé a tener uso de razón, me encontré con una ciudad que parecía como si siempre hubiera existido y que así se quedaría por siempre; una ciudad concluida e inamovible. No imaginaba que esa ciudad tan antigua, y a la vez tan joven y moderna, se había desarrollado de forma acelerada durante las décadas previas a mi nacimiento, esas mismas en las que mis jóvenes padres habían crecido y visto cambios importantes.

Pensaba que el mundo era así, que todas las ciudades tenían edificios, avenidas e hitos similares: un paseo marítimo con un mar muy azul, hoteles nacionales con torres y otros modernos con lobbies lujosos, un lugar grande donde se iba a tomar helado, un capitolio inmenso, un castillo a su entrada o avenidas con jardines centrales y árboles excelentemente podados. Tampoco era consciente del privilegio de vivir en uno de los barrios más bellos, El Vedado, en una de las urbes más hermosas del mundo, La Habana.

En las ciudades viejas, con valores históricos excepcionales o poco dinámicas constructivamente, el entorno se convierte en una realidad semi-congelada que aceptamos, amamos y hasta exigimos. Y ese estado no es necesariamente el que definió Schimmel y después Goethe repitiera en algunas de sus obras, al referirse a la arquitectura como «música congelada». En el caso de nuestra Habana, encontramos una congelación poco robusta, con derretimientos graduales, colapsos abruptos y homicidas, algunas acciones de recuperación y escasas novedades.

Ciudad (2)

Edificio en ruinas en Centro Habana – noviembre de 2019.

La arquitectura ausente

La escasa actividad en cambiar y mejorar nuestro entorno, se refleja en la poca frecuencia con que los medios de difusión masiva reportan temas relacionados con las ciudades y la arquitectura en Cuba.

A pesar de haberse creado barrios enteros en su periferia y completado la red de servicios médicos y educacionales, el perfil de las zonas centrales de La Habana permanece casi intacto, lo que ha permitido a su vez conservar una parte importante de su patrimonio. Eso explica que, por más que los periodistas y redactores culturales quisieran, la cantidad de actividades y obras remarcables relacionadas a la arquitectura y el urbanismo son escasas en comparación con otras manifestaciones artísticas, como la música, el teatro o la danza.

Esto lo constaté durante veinte días: del 5 al 24 de enero, cuando observé todos los noticieros del mediodía y la emisión estelar de las 8 p.m. —con la excepción de cinco emisiones—, especialmente la sección «Culturales».

De un total de 125 noticias relacionadas con artes y cultura general, se dedicaron cuarenta y tres a la música, veintitrés a cultura general y eventos teóricos o educativos, veintidós a la literatura, ocho al teatro y solo tres respectivamente a la danza y ballet, al cine y audiovisuales, a la escultura y a la pintura o dibujo. A la fotografía solo se dedicó una noticia, dentro de las culturales.

Ni una sola referencia versó sobre la arquitectura o el urbanismo. No obstante, como noticias relacionadas con el acontecer nacional, hubo seis que reportaron actividades y acciones renovadoras en barrios vulnerables o periféricos, pero sin realizar crítica alguna a las obras realizadas.

La carencia de noticias sobre arquitectura y entorno urbano no se explica únicamente por la falta de acontecimientos en esos ámbitos. El silencio noticioso también se hace evidente en presencia de eventos importantes, lo cual es injustificable.

El pasado 23 de noviembre se celebró en la sede de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de Cuba (UNAICC), la entrega de premios del XIII Salón Nacional de Arquitectura y Urbanismo, el Premio Ciudad a las mejores obras concluidas en La Habana y se anunciaron los ganadores del Primer Concurso de Viviendas, convocado por el Ministerio de la Construcción (MICONS). Este fue quizás el segundo día más importante para el gremio de los arquitectos durante el año, solo superado por el 13 de marzo, en que se festeja el día del arquitecto por la creación del colegio de arquitectos de La Habana en 1916 (1).

Ciudad (3)

Casa en Mercaderes 116, sede del Plan Maestro y antigua sede de la Dirección de Arquitectura Patrimonial de la Oficina del Historiador de La Ciudad de la Habana (OHCH) – Octubre de 2021.

 A pesar de la importancia del evento, este no fue reportado por la prensa escrita ni por los noticieros de televisión nacionales, a excepción de una nota publicada por la Agencia Cubana de Noticias (ACN). Medios televisivos y periodísticos provinciales, como el Canal Habana, junto a medios digitales de La Habana, Cienfuegos, Sancti Spiritus y Holguín; fueron más entusiastas al resaltar la participación de arquitectos de esas localidades en el Salón y Concurso. 

Desde noviembre para acá, y ante reclamos y contactos con los medios, algunos arquitectos han sido invitados por revistas televisivas y por el Noticiero Cultural. En años anteriores, las crónicas sobre la labor de restauración e historia de nuestra ciudad eran magistralmente contadas por el Dr. Eusebio Leal en el programa Andar La Habana. Sin embargo, ningún otro espacio similar lo ha sustituido.

Este fenómeno tiene dos lecturas. La primera corrobora la poca importancia que le otorgan nuestros medios a la arquitectura como arte, a la par de la escasa formación de periodistas en temas urbano-arquitectónicos. Como bien señalaba el profesor y arquitecto Mario Coyula en sus palabras durante el VI Congreso de la UNEAC en 1998:

«(…) es necesario rescatar a la arquitectura del papel secundario adonde ha sido relegada por los que en definitiva no han podido resolver los problemas de la calidad y masividad constructiva; y situarla nuevamente dentro del mundo de la cultura, de donde nunca debió salir. Eso implica un vuelco en la actual posición institucional de la arquitectura, pero también en la atención por el aparato estatal y político, y por los medios de divulgación masiva».

Más recientemente, el profesor Ruslan Muñoz, en su reflexión «Lo incómodo de la Crítica», expresaba: «Sin embargo, resulta peor el vacío en la prensa o en la televisión de debates y noticias sobre la ciudad y la arquitectura, (…) Con la excepción de algunos trabajos publicados al calor del aniversario 500 de la ciudad, la ausencia de debates y análisis profundos es remarcable».

La segunda lectura indica la relativa pasividad de nuestro gremio ante los debates sobre la ciudad y las políticas de la vivienda y la planificación urbana. Gracias a las redes sociales, tal actitud ha disminuido, pues son más los que se manifiestan de disímiles formas para opinar, reclamar y apoyar posiciones.

El presidente de la Sociedad de Arquitectura de La Habana (SOCA-UNAICC), arquitecto Humberto Ramírez, en su post «Hay que detener el desorden», de mayo de 2021, denunciaba las acciones violatorias de regulaciones e imagen urbanas en toda la ciudad. Y a raíz de este, el profesor Muñoz planteaba que solo después que «las redes sociales estallan», los periodistas reaccionan para reflexionar sobre hechos que están a la vista de todos.

Por su parte, el profesor y arquitecto Universo García ha enfatizado en la necesidad de que los medios programen espacios enfocados en la ciudad, su arquitectura, patrimonio y proyectos. También ha publicado escritos informativos y de crítica arquitectónica, que van desde la denuncia ante las muchas acciones que atentan contra la imagen citadina y de nuestro valioso patrimonio construido hasta la promoción de la obra de arquitectos cubanos y los reclamos por el trabajo independiente de arquitectos e ingenieros.

Profesionales de otros ramos, como el profesor y sociólogo Carlos García Pleyán, han publicado en medios digitales artículos de gran valor para comprender los problemas actuales de La Habana y sus posibles soluciones.

Ciudad (4)

Asentamiento informal en pleno crecimiento en los terrenos del otrora Central Toledo, Marianao, La Habana – Abril 2021.

La escasa presencia de la arquitectura y el urbanismo en medios periodísticos no es exclusiva de Cuba. A nivel mundial, su mayor visibilidad es a través de revistas especializadas, impresas o en la web. Los periodistas instruidos en temas arquitectónicos, constructivos y de ciudad son igualmente escasos.

No obstante, en prestigiosos medios de prensa internacionales es común que se aluda a esos asuntos, no solo para informar acerca de eventos o inauguración de obras, sino además como forma de crítica especializada que cumple la función primordial de educar en dichas cuestiones, de enorme relevancia en la calidad de vida de los ciudadanos.

Las publicaciones seriadas

En el caso de Cuba existen insuficientes publicaciones seriadas referidas a arquitectura y urbanismo. La revista Arquitectura Cuba, inaugurada en 1917 como Arquitectura, órgano oficial del Colegio homónimo, publicaba con frecuencia trimestral e incluía reportes sobre nuevas obras, artículos de crítica e historia, entrevistas a arquitectos, entre otras secciones. Tras varios años sin salir durante el Período Especial, volvió a publicarse en 1997 pero dejó de imprimirse en el 2007, sin que una versión digital continuara (2). 

La Facultad de Arquitectura de la Universidad Tecnológica de La Habana J. A. Echeverría edita desde 1980 la Revista Científica de Arquitectura y Urbanismo. Su acceso es en línea, pues dejó de imprimirse en el 2007. Por otro lado, Opus Habana, de la Oficina del Historiador de la Ciudad, y Obras, del MICONS publican algunos trabajos sobre obras de restauración y nuevas construcciones respectivamente.

Con la llegada de internet y las redes, el discurso arquitectónico ha tenido una mayor visibilidad, gracias fundamentalmente a blogs y medios independientes dedicados a temas culturales y de acontecer nacional (3). La revista Artcrónica, enfocada en temas de diseño y artes diversas, dedicó los dos últimos números del 2021 a la arquitectura y el urbanismo. La Joven Cuba, Cubahora, IPS Cuba, La Jiribilla, OnCubaNews y otros medios también han publicado aislados artículos sobre el acontecer arquitectónico y los reclamos y preocupaciones actuales de los arquitectos.

Enfoques, profesionalidad e independencia periodística

Además de la escasez de noticias y discusiones públicas, la forma de reportar acontecimientos relacionados con la arquitectura y el entorno urbano tienen frecuentemente un enfoque político-ideológico complaciente y de alcance limitado. Usualmente se notifica el avance de las construcciones como un hecho productivo, adoptando un estilo periodístico más similar a los reportes de cosechas de viandas y hortalizas, o del cumplimiento de una meta de confección de uniformes escolares, que a los de una obra creativa en un entorno complejo.

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Restos del muro demolido del Paseo Marítimo de 1ra y 70, Miramar, a raíz de la presión popular y de la opinión de expertos en las redes sociales – 4 de julio de 2020.

Cada obra finalizada es considerada un logro por las condiciones muchas veces paupérrimas en que se encontraban los beneficiarios. Por tanto, las noticias enfatizan el agradecimiento de estos hacia la Revolución y se hace caso omiso a los indicadores de calidad de las mismas, sean construidas de materiales poco duraderos y sostenibles, con evidentes errores constructivos o de muy baja calidad estético-ambiental.  

Con algunas excepciones, se puede apreciar determinada falta de sensibilidad o preocupación en muchos medios de prensa y televisivos hacia las condiciones de vida y el estado de las ciudades cubanas, lo cual contradice su misión de informar al pueblo, alertar sobre dificultades, denunciar desviaciones y señalar responsables, como vías para el debate y futura resolución de problemas que afectan a la sociedad.

Es una prensa que, al estar controlada por un gobierno y partido único, y ser contraparte en la guerra mediática contra el sistema imperante en nuestro país —guerra que no se debe ignorar, pero con la que se debe convivir como hacen todos los gobiernos con la prensa y los partidos opositores—, no logra cumplir satisfactoriamente el objetivo de servir al pueblo. 

En los casos en que ese partido y gobierno se equivocan, no es capaz de reaccionar y posicionarse junto a la ciudadanía, o al menos de representar la diversidad de criterios y posiciones existentes. Esto le resta credibilidad y le regala argumentos, espacios y lectores a la prensa alternativa, sea o no financiada con fondos del gobierno de los Estados Unidos. Es decir, es una prensa que al tratar de dibujar una realidad edulcorada, se torna débil y poco efectiva.

En países donde la preocupación por los más vulnerables es supuestamente menor, porque el objetivo de los grandes medios, controlados también en pocas manos, es incentivar el consumo y mantener el status quo de las grandes corporaciones y élites gobernantes; hay, por el contrario, cierta diversidad de medios y criterios que permiten sacar a la luz verdades incómodas para los poderes reales.

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Hotel Gran Aston de La Habana en Avenida 1ra y D, noviembre de 2019. Al igual que en otros hoteles, el proyecto ha sido elaborado por una compañía extranjera sin previa licitación, concurso y discusión pública.

Ese fue el caso de algunas publicaciones cubanas de corte progresista, como Bohemia o Carteles, antes de 1959. Un ejemplo, relacionado con la expansión incontrolada de la pobreza en los barrios llamados indigentes, fue un artículo aparecido en 1949 en Carteles, que denunciaba la dura realidad en esos barrios al calificarlos como «vergüenza nacional» (4). 

Hoy día, tuvieron que producirse manifestaciones y protestas desde los barrios de La Habana profunda y otras ciudades y pueblos a lo largo de toda Cuba, para que el gobierno tomara nota y se apresurara a reactivar programas de mejoramiento de la calidad de vida de miles de ciudadanos; planes que, a pesar de su existencia previa, estaban adormecidos y sin recursos.

Y la prensa oficial cubana, que estuvo décadas ignorando la situación ruinosa, vergonzosa y de pobreza de cientos de barrios, que en la actualidad se nombran «informales» o «vulnerables»; solo ha reaccionado tras el llamado del gobierno para adentrarse en sus calles y patios.

Al problema de llegar tarde y por órdenes superiores a la noticia, se suma el enfoque errado de algunos reportajes dedicados a los barrios vulnerables. Ellos priorizan documentar el paso de un dirigente de alto rango por sus calles y los intercambios con un grupo de vecinos —casualmente todos contentos, revolucionarios y agradecidos—, que a informar críticamente respecto a las condiciones existentes y el proceso renovador, que deberían ser el centro de la noticia.

Sobre todo porque suele ocurrir que las soluciones para aliviar tal realidad son improvisadas, poco duraderas y contraproducentes a largo plazo; más cercanas al populismo que a resolver conscientemente los problemas mediante estrategias bien coordinadas.

El retraso de varios años en la emisión del documental Canción de Barrio, de Alejandro Ramírez Anderson, alusivo a los conciertos de Silvio Rodríguez en barrios de la capital es, a la vez, un gran avance y prueba de control que todavía existe por parte del Departamento Ideológico del Partido Comunista de Cuba sobre los medios de difusión masiva.

El anonimato de los arquitectos como creadores

A pesar de cierta mejoría, ha sido común durante décadas el anonimato de los arquitectos como creadores, en contraste con la preferencia a resaltar la labor de los constructores. Esto se refleja en la ausencia de placas de identificación de las obras con el nombre del arquitecto principal, en reportes de premios, de obras recién terminadas o con algo de historia.

Lo sufrí personalmente cuando en el año 2006 obtuve el Premio Nacional de Conservación y Restauración de Monumentos, como proyectista principal por la Restauración de la Droguería y Farmacia La Reunión, más conocida por Sarrá, sita en la esquina de Teniente Rey y Compostela, del centro histórico de La Habana. El premio se mencionó en el noticiero, pero solo apareció la institución galardonada y no los nombres del proyectista principal, inversor y constructor.

Ciudad

Droguería Sarrá o La Reunión.

Si bien es cierto que un proyecto arquitectónico y su realización es un logro de muchas partes y actores que pertenecen a instituciones —en este caso, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana—, no reconocer el esfuerzo y labor creativa de los arquitectos y actores principales desalienta y reduce el componente moral del galardón. Resultaría inconcebible que cuando fueran reportados los ganadores del festival de Cine Latinoamericano, al referirse el premio a la mejor película o director no se mencionara al productor o director de la misma para adjudicarle el premio al ICAIC.

Venerar y aprender para crecer

La pérdida de reconocimiento hacia los autores de obras arquitectónicas y urbanas data de décadas atrás, en paralelo con la supresión de la arquitectura como una de las artes en nuestros medios y como parte del nuevo espíritu no elitista y de colectividad dentro de la Revolución.

La no terminación de las Escuelas Nacionales de Arte a mediados de la década de los 60s, posiblemente marcó ese antes y después de la arquitectura cubana. Quizás también indicó el cambio en muchas esferas de la naciente Revolución, que iría perdiendo su espíritu libertario, innovador, esperanzador y movilizador de mentes creativas; para pasar gradualmente a la centralización, el estatismo, el burocratismo multiplicado, la censura y la desconfianza hacia la individualidad y diversidad.

Como todo proceso revolucionario, fue un período de renovación y creación, pero también de destrucción de viejas formas de hacer. Y, en ese proceso de sustitución, con el propósito de beneficiar a las mayorías, lamentablemente se desmantelaron mecanismos y formas de producir que eran parte importante de la cultura misma de la nación. Entre ellas estaban el engranaje y saberes cultivados durante décadas para hacer la ciudad, diseñar espacios y construir edificios con calidad.

Promover la crítica arquitectónica y el periodismo en temas urbanos ayudaría, por un lado, a evitar el facilismo nostálgico de «todo tiempo pasado fue mejor» como si de una postal, que enaltece por una parte y borra por otra, se tratara.

Fomentar una mayor regularidad de análisis y debates públicos acerca de estos temas, que conciernen y afectan a todos, evitaría por otro lado, que la frase «todo tiempo futuro tiene que ser mejor» se convierta en falso optimismo para barrios bellos o vulnerables, en ciudades hermosas pero altamente amenazadas por la inacción o agresión de entidades y ciudadanos, privados, por mucho tiempo, de una cultura urbana y arquitectónica. Parafraseando a Eusebio Leal, debemos venerar —y aprender— para crecer y fomentar la belleza, que es tan importante para la vida como el pan.

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1. El 13 de marzo de 1957 ocurrió el asesinato del presidente de la Federación Estudiantil Universitaria y miembro del Directorio Revolucionario José Antonio Echeverría, que estudiaba arquitectura en la Universidad de La Habana, después del asalto al Palacio Presidencial y la toma de Radio Reloj. La coincidencia de fechas ha hecho que se confunda el motivo de la celebración del Día del Arquitecto.

2. Eduardo L. Rodríguez: «Arquitectura: Modo de Empleo». Artcronica, no.18, 2021, p.10.

3. La periodista Maya Quiroga ha publicado trabajos, entrevistas y reportajes sobre la labor de los arquitectos cubanos, sus reclamos para el trabajo independiente y sobre los valores y problemas de la ciudad. Entre ellos, una entrevista a la Prof. Arq. Gina Rey y el artículo «Apuesta por el futuro: comunidades resilientes y sostenibles», ambos en Cubahora, agosto y noviembre de 2021 respectivamente.

4. Lolo Acosta: «La vergüenza de los barrios de indigentes», Carteles, 1949; Año 30, 20 de febrero (8): 22- 23. Citado en: María V. Zardoya: «Entre crónicas y críticas. Los barrios de indigentes de La Habana vistos por la prensa. 1930-1959», Arquitectura y Urbanismo (enero-abril 2020) 41(1) p.15.

17 febrero 2022 19 comentarios 4,3K vistas
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arquitectos

Vietnam, Cuba y los arquitectos

por Abel Tablada 14 febrero 2021
escrito por Abel Tablada

Los arquitectos cubanos estamos reclamando el derecho a ejercer de forma independiente.

En los últimos 30 años Vietnam redujo la pobreza del 75% al 5%. Actualmente es uno de los países más prósperos y comercialmente activos del sureste asiático, con un crecimiento de alrededor del 7% anual antes de la pandemia gracias a que en 1986 aplicara reformas económicas y políticas llamada Đổi Mới.

Aunque la desigualdad aumentó y quedan sectores pobres como parte de una población de 95 millones de habitantes, y a pesar de que tienen problemas medioambientales producto de la avaricia y la corrupción, lo cierto es que hoy son líderes regionales y mundiales en la producción de algunos artículos agropecuarios e industriales.

En el sector constructivo, el desarrollo ha sido impresionante y además de las empresas de proyectos estatales que se ocupan de diseñar hospitales y otras grandes obras, también existen empresas privadas de todos los tamaños, algunas haciendo arquitectura de menor calidad y falsamente pintoresca, pero otras con gran prestigio internacional. Vietnam se convirtió además en un imán para firmas extranjeras de arquitectos e ingenieros que se han establecido allí permanentemente o que participan en concursos internacionales. 

Es cierto que su situación es diferente a la de Cuba: por una parte fue un país casi destruido por los bombardeos estadounidenses que causaron más de un millón de fallecidos hasta 1975; por otro, debido a varios factores, el bloqueo estadounidense fue eliminado en 1994. A la liberación de las fuerzas productivas internas se sumó entonces la posibilidad de comerciar sin restricciones y entrar en organizaciones internacionales de comercio. Su cercanía a China fue, además, bien aprovechada a pesar de sus diferencias históricas. 

Una vista de la Ciudad Ho Chi Minh, la urbe mñas poblada del país.

Tuve la posibilidad de visitar Vietnam cuatro veces por motivos de trabajo y turísticos y conocer cinco de sus ciudades. En 2017 llevé a mis alumnos a Hanoi para hacer un proyecto de curso en el Hanoi Viejo, específicamente en una casa de cuatro metros de ancho por cuarenta metros de largo, todo un reto. Y además, con la ayuda de amigos arquitectos vietnamitas, organizamos visitas a oficinas de arquitectos jóvenes y a varias de sus obras. 

Si tengo que contar a alguno de mis amigos vietnamitas que en el 2021, los arquitectos cubanos estamos reclamando el derecho a ejercer de forma independiente, se me caería la cara de vergüenza. Quizás un francés o un canadiense pudiera entender algo, al asumir que vivimos en un Estado socialista centralizado, pero no un vietnamita, que aun con un sistema de partido único, tiene muchas más libertades económicas.

No sería posible explicarle que nosotros, que tanto ayudamos a su país hace cinco décadas, estemos ahora con tal atraso en el sector constructivo y posponiendo una discusión de la que se sabe su conclusión: prohibir la actividad independiente de arquitectos e ingenieros y otras profesiones es una decisión antidemocrática, poco pragmática y poco revolucionaria, sobre todo porque se conoce que excepto para algunos sectores estratégicos, los monopolios y algunas grandes empresas estatales no han funcionado muy bien en nuestro país por más que se ha querido. 

Si bien este paso de autorizar a casi 2000 actividades menores es positivo para la economía, el hecho de no haber consultado y discutido con cada gremio profesional es un error grave. Ni siquiera se explicó en las dos emisiones de la Mesa Redonda que supuestamente informaron sobre las medidas. Hasta donde sé, no se ha explicado el daño que le puede hacer a la seguridad, prosperidad y al medio ambiente del país estas prohibiciones, excepto por algunos entendidos en redes sociales que no han visto ninguna amenaza.

La publicación de estas medidas es el hecho más importante de las últimas semanas y nadie refleja las inquietudes y opiniones de los diversos sectores beneficiados o afectados. ¿Qué papel tuvieron nuestros parlamentarios, la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (UNAICC) y el Ministerio de la Construcción (MICONS) en esas decisiones? 

Ese diálogo que tantas veces se reitera que ha ocurrido entre los servidores públicos, instituciones, autoridades ministeriales y los ciudadanos, en especial en el sector de la cultura, en el caso del sector constructivo no ha sucedido. Espero que los canales existentes sirvan para propiciarlo y se de una rectificación que evite otras formas más confrontacionales y poco efectivas.

El orgullo de que nuestro país sea capaz, bajo todo tipo de limitaciones y presiones, de desarrollar cuatro proyectos vacunales contra la COVID-19, contrasta con la vergüenza de tener una estructura obsoleta y mecanismos mal engranados para diseñar, construir y mantener edificios, comunidades y ciudades. Algo que sí se ha logrado durante décadas en la Oficina del Historiador de La Habana y otras provincias. 

Anoche vi un spot televisivo que recuerda una frase de Fidel donde decía algo así como que las nuevas generaciones tienen la palabra. No creo que haya sido así en este caso, aunque reconozco que puede ser más debido al lastre de un aparato burocrático que no ha entendido que los tiempos de imposiciones y poco respeto a la ciudadanía ya pasó, que por una deficiencia del actual gobierno que tantas batallas tiene abiertas y lucha para revertir errores pasados.

Recibimos educación gratuita para ser cultos y por lo tanto, para ser libres y servir a la nación y a nuestras familias con nuestro esfuerzo, conocimientos e ilusiones.

***

Este texto fue publicado originalmente en el perfil de Facebook del autor.

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Súmese a la iniciativa del Consejo Editorial de La Joven Cuba y firme la Carta Abierta al presidente de Estados Unidos solicitando el fin de las sanciones contra Cuba.

Carta Abierta al presidente Joseph R. Biden, Jr.

14 febrero 2021 26 comentarios 5,6K vistas
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