Antídoto para el abandono

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Esto es un antídoto para el abandono. Yo, que no soy poeta, espantada de todo quise refugiarme, por un día al menos, en la poesía. Confié en que, quizá, algunos de los premiados en el concurso Milanés, convocado anualmente en noviembre por la filial matancera de la UNEAC, seguirían los pasos del jovencito Juan Marinello, que a inicios de los años veinte del siglo pasado, todavía con ecos modernistas, ensimismado y ascético, proclamaba: Oh grata soledad dulce y querida/ que en el retiro amable y escondido/ das nuevos sueños a la triste vida.

Pretendía olvidar por unas horas la realidad. Sustraerme de guerras, golpes de Estado y errores políticos. Evadir los ojos vaciados de los estudiantes chilenos. Olvidar que una mascota, cuando muere, puede romperte el corazón. Insensibilizarme ante los animales maltratados. Omitir los hoteles de lujo que nunca visitaré o las tiendas atestadas que solo puedo mirar. No pensar en continuidades vacías y consignas huecas.

Dar la espalda a los que consideran progresismo o guanajera al pensar diferente, al sopesar opiniones, al no aceptarlo todo sin  ningún tipo de cuestionamiento.

Vana intención. La poesía me recibió armada para el combate. Belicosa y provocadora. “Yo no soy almohada para descansar” —me dijo—, “a esta altura del juego ya no es posible estar fuera del juego”. Y se mostró, en forma de poemario, de la mano del holguinero Moisés Mayán.

Mentalidad de enjambre es su título, publicado bajo el sello de Ediciones Matanzas. Una prosa poética que me devolvió la energía, el atrevimiento y la osadía. Aquí comparto una muestra con los lectores de LJC.

Gigantografía

Asistimos a la marcha vestidos de blanco. Vestidos de rojo. Vestidos de azul. Las mujeres, con flores en el cabello (mariposa/margarita/marpacífico). Los hombres, esparciendo consignas a la geométrica sombra de las pancartas. Los niños, con sus banderitas de papel donde no falta el blanco, el rojo, y el azul. Desde la gigantografía, la insondable mirada del Héroe Nacional. Vestido de negro. De luto, dicen, por la Patria.

La Gran Colmena

Tu país puede ser la Gran Colmena. Tu familia puede ser la Gran Colmena. La fábrica, la escuela, el edificio pueden ser la Gran Colmena. Pero es posible que la Gran Colmena esté donde debió estar tu cerebro. Por eso el abejeo en los oídos cada mañana. Ese gusto dulzón en la rugosa superficie de la lengua. Los enjambres prefieren espacios abovedados. Espacios vacíos. Tu cráneo es el sitio perfecto.

El zángano y el caimán

Soy el zángano de la colmena. Pienso que puedo vivir de la poesía. Voto por el reconocimiento del oficio de poeta. El más productivo de los oficios. En el ápice de la pirámide laboral. Mi trabajo consiste en golpear teclas como si activara puntos de presión en la espalda del país. Duele mi espalda, me ha dicho el país cuando despierta. ¿Cuándo despierta? Creo que hoy tampoco iré a trabajar, repite el país y vuelve a enfundarse en el saco de su historia.

Los estadistas hablan de un letargo en la economía nacional, del estancamiento del producto interno bruto. Parece un caimán dormido. Dormido es el adjetivo exacto. Soy el zángano de la colmena, y sé que no es saludable contradecir al país.

Los nombres y los hijos

Quería que nuestro primer hijo se llamara País, pero los registradores se negaron a inscribirlo. “No tenemos País en la relación de nombres admitidos”, explicaban en tono burocrático. Quería que nuestra primera hija se llamara Patria, pero los registradores aullaron: “¿En qué país se ha visto una niña llamada Patria?”.

Entonces bauticé a mis hijos con nombres comunes. Jorge o Luis. Ana o María. Jorge Luis y Ana María. Como otros jóvenes de su generación, terminaron marchándose del país. Jorge Luis regresa cada Navidad. Ana María no quiere saber más de su patria.

Crítica de arte

Toda obra de arte demanda su censura. Alguna nota prohibitiva. La coerción de los círculos de poder. De los cenáculos religiosos. Los comentarios tóxicos de ciertos camaradas, La obra de arte que no padece ningún tipo de censura pasa inobjetablemente al olvido. Sin penas ni glorias. Con más penas que glorias. Por esa razón algunos políticos planifican la censura. Es decir, planifican la trascendencia. La formación del canon. Restricciones que avivan la curiosidad del Gran Público. La censura, lo sabemos, es solo crítica de arte.

Termina el encuentro. Visitamos a José Jacinto Milanés. Su estatua se yergue a un lado de la catedral de Matanzas. Rosas rojas para él. Dicen que estaba loco, pero transcendió. Leemos algunos de sus poemas. Uno de ellos provoca aplausos atronadores.

Se trata de las estrofas finales de la composición con que respondió al vate mexicano Ignacio Rodríguez Galván, que le invitara en versos a marcharse de la Isla en busca de una atmósfera más libre y propicia:

Hijo de Cuba soy: a ella me liga

un destino potente, incontrastable:

con ella voy: forzoso es que la siga

por una senda horrible o agradable.

 

Con ella voy sin rémora ni traba,

ya muerda el yugo o la venganza vibre.

Con ella iré mientras la llore esclava,

con ella iré cuando la cante libre.

 

Buscando el puerto en noche procelosa,

puedo morir en la difícil vía;

mas siempre voy contigo ¡oh Cuba hermosa!

Y apoyado al timón espero el día.

(22 de julio de 1842)

La gente que pasa mira asombrada. Algunos se detienen. Escuchan. También aplauden.

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9 COMENTARIOS

  1. Ana María no quiere saber más de su patria.
    xxxxxx
    Si vio la «Batalla de Cuatro Caminos» en las noticias es probable que Ana María posponga su visita hasta que en Cuba haya un socialismo «próspero y sostenible».
    Si todo marcha según lo planeado ello ocurrirá en 2030.
    Paciencia, diez años pasan volando.

  2. Profesora Alina, qué duro, qué triste, pero qué luminoso su artículo de hoy. Es tremendo comprobar cómo la poesía también nos representa, con matices mixturados como el arcoíris.

    Yo también soy adepta a la poesía, como medio de aclarar las nubes. No siempre lo logro, pero al menos lo intento.

    Gracias, muchas gracias

    • Mike, cada quien escoge sus preferencias, mire a Villena por ejemplo: «Hace falta una carga para matar bribones…, no se dé por aludido con esto.

      • Alina;
        mi indicación es puramente gramatical, es lo que dice la rae sobre la palabra adepto. Busque y verá. No se es adepto de una cosa.
        No me doy por aludido con el versito, aunque la propia aclaración suya es curiosa e impertinente.
        Estos bribones son los aprovechados de todas las sociedades y revoluciones. Yo soy genéticamente irrevolucionario y anticomunista desde que tuve uso de razón, no como la mayoría de los cubanos. En el 71 fue la UJC al pre universitario de Manzanillo a fundar una nueva organización: FEEM y venían con una propuesta. Yo protesté por eso, ¿Y quién pudiera ser mejor que nuestra propuesta? Yo, contesté. Saqué 90 y pico de los votos. Me hicieron la vida un trapo la UJC, el Partido, la administración y el copón divino. Al final del curso pedí beca para URSS de ingeniería naval y la seguridad dijo que yo no era confiable: en lo que llevaban razón…

  3. Hay muchas formas de aclarar las nubes, la poesia, la pintura, escuchar musica, hacer ejercicios y como no, tambien poner las patas pa’ arriba en una playa, como estoy haciendo ahora, alguien me acusa de troll y ademas afirma, que no ayudo a reformar el socialismo, por favor! yo deje de ser socialista hace mucho tiempo, considero que la hipocresía, la doble moral, la explotación del hombre por el partido y los burócratas, la falta de libertad, etc todo esto resultado del socialismo, no pueden ser reformados, porque no son parte de la condición humana, lo lógico es cambiarlo por algo más genuinamente integrado a nuestra forma de interactuar en el universo actual, el capitalismo liberal, es lo más obvio y funcional. Ahora continuare con mi gin martini extra seco, seguiré el consejo de la “profe” y le recitaré una poesía a la quebecoise…

    “Volverán las oscuras golondrinas
    En tu balcón sus nidos a colgar
    Y otra vez, con el ala en tus cristales,
    Jugando llamarán.… “

    Estos socialistas se toman demasiado en serio todo, por eso pasan tanto trabajo, inventando la rueda! ?? Saludos desde Punta Cana ?

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Alina Bárbara López Hernández
Alina Bárbara López Hernández
Profesora, ensayista e historiadora. Doctora en Ciencias Filosóficas

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