El anuncio de la puesta en marcha de Tarea Ordenamiento el 1 de enero de 2021 me recuerda aquel pasaje histórico cuando Cayo Julio César cruzó el Rubicón con sus legiones para ocupar Roma y, al hacerlo, exclamó: «¡Alea iacta est!» (¡La suerte está echada!). Todos los que hemos defendido durante años la necesidad de adoptar esta decisión deberíamos estar complacidos, aunque sepamos que en las actuales circunstancias, el éxito de su aplicación está más comprometido que nunca.
La tasa de cambio anunciada de peso a USD −24×1− tiende a poner en igualdad de condiciones al sector estatal y al no estatal en cuanto a la medición de sus costos, formación de precios y posibles tasas de ganancias. Con la devaluación, ganarán los exportadores y perderán los importadores. Es preciso que sigan aproximándose en lo tocante al acceso a mercados mayoristas, inversiones de capital nacional y extranjero, créditos bancarios y posibilidades de exportación e importación.
Como no se hizo referencia a cuál será la tasa de cambio del CUC de las empresas respecto al peso, asumo que será la misma anunciada para el USD. Así los inventarios en CUC de las entidades estatales no tendrán pérdida alguna, pues automáticamente pasarían a multiplicarse por 24 todas las partidas denominadas en CUC. Arduo trabajo espera a contadores, estadísticos, planificadores, inversionistas y contratistas que tendrán que rehacer todos sus documentos, desde libros de cuentas hasta proyectos de inversión.
La espera ha sido larga y costosa para el país y los ciudadanos. Más de tres lustros llevamos con dos monedas cubanas, aunque realmente el CUC fue un representante del USD al interior de Cuba. Al inicio, era como su avatar reevaluado. Con el tiempo su acuñación sin respaldo real en USD lo hizo devaluarse tanto que perdió su significado original y pasó a ser una especie de billete de 25 CUP. De ahí que primero las empresas estatales (2015), y luego la población (2020), hayan sido obligadas a volver a la circulación parcial en MLC. Alea iacta est para el CUC.
El 25 de octubre de 2013, una escueta «Nota oficial del Gobierno de la República de Cuba» anunció que se había adoptado el acuerdo de comenzar a trabajar en el proceso de unificación monetaria. Durante 2014 y 2015 aún parecía que era inminente, pero luego el proceso se ralentizó.
Hace un año, por esta fecha, la declaración del presidente durante su discurso en la clausura del IV Período Ordinario de Sesiones de la ANPP de que en el 2020 se desatarían las fuerzas productivas del país y que para ello «lo más apremiante es el ordenamiento monetario», sonó como música a los oídos de la mayoría del pueblo/población. En aquel momento escribí:
Lo que más me preocupa es que se prometa liberalizar las fuerzas productivas mientras se posponen medidas imprescindibles para lograrlo, tales como: unificación monetaria, reforma general de precios y salarios, empoderamiento de los colectivos laborales, extensión y apoyo al sector no estatal, y mayor descentralización de empresas y municipios. A base de visitas de los dirigentes a empresas y localidades y reportajes televisivos más exhaustivos de las reuniones no se aumenta el PIB.
El año 2020 fue transcurriendo bajo el signo de la Covid-19 y las reformas se congelaron ante la urgencia de la lucha por la vida. Cuando se combinaron la debacle económica mundial, la disminución de los ingresos y el incremento de gastos por las medidas anti-pandemia, volvieron redoblados los llamados a retomar la senda de las transformaciones. La suerte estaba echada, alea iacta est. En julio, el gobierno dio a conocer una estrategia para enfrentar la crisis que llenó de expectativas a buena parte del pueblo; pero la inminencia de las elecciones en los USA, con su presumible cambio en la Casa Blanca, hizo extender el compás de espera.
De aquel conjunto de medidas, solo una fue implementada ipso facto: la dolarización plástica. Primero fue aplicada a los llamados productos de gama alta y media, pero luego, en octubre, se extendió a bienes de amplio consumo hasta alcanzar la mayor parte del mercado estatal no normado. Y este es el factor que más me preocupa ante la decisión recién anunciada pues, como bien apuntara el presidente, es preciso tomar medidas para evitar una inflación galopante por la combinación de una oferta insuficiente de productos, subida de los precios y una mayor demanda efectiva al crecer los salarios y jubilaciones, remesas y otros ingresos.
El mantenimiento por largo tiempo de la partición del mercado interno en dos segmentos: uno bien nutrido −en tarjetas USD− y otro magro hasta la saciedad, en MN, solo puede llevar a la depreciación veloz del peso cubano. Quizás se piense en un reacomodo de las CADECAS para la compra del USD por los consumidores, en una especie de déjà vu de mediados de los noventa. Eso solo multiplicaría la dolarización hasta convertir al peso en un despreciable token –moneda privada de los antiguos centrales– y abriría las puertas al arribo creciente del comercio en criptomonedas, recargas de ETECSA y la recirculación del USD en la economía sumergida.
Alea iacta est. Esperemos que esta vez los topes de precios puedan ser sostenidos por medidas coercitivas hasta que la oferta se recupere con la producción agropecuaria de la campaña de invierno, el incremento de las importaciones y las producciones de la industria nacional. Sigo apostando porque los beneficios de la reunificación serán mayores que sus peligros, pero es preciso el incremento productivo interno y/o de las importaciones para equilibrar el mercado. Es la hora de abrir cauces a las mpymes, cooperativas y el TCP como vías rápidas de producir para el mercado interno y estabilizar el peso.
El primer paso se ha dado. Ojalá vengan otros que lo complementen y el peso cubano recupere su lugar como divisa nacional. Los cubanos y cubanas tenemos derecho a disponer de nuestro viejo y querido peso como expresión de lo que cada uno aporte a la riqueza nacional. ¡Éxitos a los trabajadores y empresas que mejor lo hagan, y cuidado especial a aquellos mayores que han dejado su vida en el trabajo y a los niños y adolescentes que constituyen el futuro de la nación!
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