―¿Me llamó, jefe?
―¿Y a quién si no acudir? Acaban de orientarme que hay que ampliar el alcance de tu ilustre idea.
―¿Cuál de ellas?
―La de nombrar «Victoria Popular» al tira y encoge del 5 de agosto del noventa y cuatro.
―Lo fue, ¿no? Poco faltó para que se declarara la República Independiente de Centro Habana.
―Menos mal que se atrasó la construcción del Frigorífico del Este. Si no…
―No entiendo…
―¿Serás burro? A la brigada del Contingente Blas Roca que levantaba esa obra hubo que movilizarla por una semana, repartirle pulóveres nuevos, mejorarles la dieta y poner en su función a diez entrenadores de bateo.
―A propósito, tengo en mi despacho una carta de reclamación de la FCBC.
―Querrás decir «del» Fondo Cubano de Bienes Culturales.
―Negativo: la Fábrica de Caguairanes y Bates Conexos, la que elabora los toletes de marabú para defendernos de las trompadas de los confundidos.
―¿Qué piden?
―Mejor salario. Quintuplicaron la cifra de trancas y no les han pagado ni tranca.
―Buen momento para informarles que está prevista una mayor autonomía como empresa socialista. Podrán incluso exportar sus producciones a Chile y Colombia, naciones muy interesadas en la experiencia cubana de represión ecológica.
―Idea suya esa, para ser justos. La de la exportación digo.
―Exacto. Cuando el Gobierno termine de encadenar productivamente a los manifestantes del 11 de Julio, haremos una cartica a ver si nos aumentan, pues seguimos varados en idéntica escala salarial.
―¿Y qué se nos exige allá arriba?
―Pensar en otras victorias populares. Mantener a la gente entretenida en caravanas, regatas, mítines mañaneros y reuniones con cancioncitas. Quién quita que hasta se organicen tiros de laguer.
―Llamémosles expendios, jefe. Eso de «tiros» daría lugar a disímiles interpretaciones.
―Estás clarísimo… Ahora al grano: definamos acontecimientos dignos de rescatar en cuanto a convertir reveses en victorias.
―¡La Zafra de los Diez Millones!
―¡Qué lástima…!
―Fue una lástima, sí, el papelazo de…
―No, me refiero a que lo de celebrar la Zafra del 70 debió ocurrírsenos antes. Hubiésemos guardado para la ocasión el kilogramo de azúcar brasileño que se distribuye por núcleo como parte de las donaciones. Perdimos la oportunidad de introducir un toque simbólico.
―No se preocupe, el mundo ayudará mientras las cosas estén jodidas. Habrá más donativos. Propondremos que la próxima zafra se nombre de los Diez Millones… de Onzas.
―¿Cuánto es eso en toneladas?
―Doscientas ochenta y ocho… Parece alcanzable.
―Vale la osadía. Tomo nota. Celebraremos además los aniversarios del Cordón de La Habana, de la desecación de la Ciénaga de Zapata…
―…de la Tarea Revolución.
―¿La Revolución es otro fracaso?
―Qué va, me refiero al plan para el desarrollo de las plantas proteicas.
―En diez años las vacas no se han convencido de que pueden engordar con esa mierda.
―Usted me perdona, jefe, pero antes de organizar campañitas con los aniversarios de esas batallas (que conste: no pongo en entredicho que hayan sido batallas victoriosas todas), deberíamos concentrarnos en la más trascendental.
―¿Más trascendental que el fracaso setentón que nos puso a comer de la mano del CAME?
―Positivo.
―Suéltalo.
―…Las manifestaciones del 11 de Julio.
―Coño, sí… Si a lo del 5 de agosto de hace veintisiete años lo calificamos como victoria popular, el 11 de Julio habrá que declararlo Fiesta Nacional o Día de la Independencia. No creo se contradiga con el día más alegre de la historia.
―Y que el Ministerio de Trabajo y Seguridad lo anuncie feriado.
―¡No me digas! ¿Para que nos acusen luego de promover que mucha más gente se tire a la calle?
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