Por: Arley Enrique Morell (estudiante de Periodismo en la Universidad Central de Las Villas)
Cumplir los planes de producción ha sido la garantía de “éxito” de la empresa socialista en Cuba. Sin embargo ello no garantiza el respiro de una economía aún por construir.
Los lineamientos de la política económica y social promueven la eficiencia y la eficacia de las empresas pero la manera de concebir la planificación frena las potencialidades productivas. Ojo, no apoyo la libre empresa que se desentiende de su país y acaba en crisis y barreras de pobreza infranqueables.
Creo en la pequeña empresa y mediana propiedad individual como sustento y progreso para la sociedad civil. Creo en la entidad estratégica (salud, educación, energía, etc.) en manos del Estado como garante de una propiedad necesariamente social, pero a su vez diversificada y rentable para ser motor del desarrollo y fomento de los poderes locales de conjunto con el sector privado nacional y foráneo.
Siempre evitar la fusión y absorción que tiende hacia la monopolización y transnacionalización desastrosas para las mayorías de un territorio o región. Este sería el plan para salvar mi sociedad y quizás ayude a mejorar otras que pese a las apariencias andan al filo de un abismo.
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