Por Eduardo
Reinaldo, no te hagas el superconocedor en Martí, que tú no lo has leído más que muchos de los que escribimos en el blog. Si no hemos caído en academicismos y citatorios es precisamente para que en la discusión no predomine la jurisprudencia, y sí la espontaneidad. No obstante, te prevengo que no juegues al erudito con nosotros, que te ponemos a toda la Cátedra Martiana y a la Sociedad Cultural de nuestra Universidad, y de algunas otras más, a caerte a leña, y no te va alcanzar toda la pomada china de la tierra para friccionarte las asentaderas, de lo caliente que te las dejaríamos.
Ahora mismo que te escribo tengo sus Obras Completas delante de mí, y no sé de donde tú sacas que las nuestras están mutiladas, porque que yo sepa sus papeles están en la Fragua Martiana y en el Centro de Estudios Martianos, y las Obras Completas de Martí, son copia fiel de la papelería que él le dejó a Gonzalo Quesada y Aróstegui, que fue su hijo en el ideario, y uno de sus más fieles discípulos.
Si de algo adolecen esas Ediciones que mencionas de las Obras Completas es que estaban incompletas. Sospechosa y misteriosamente faltaban algunos documentos que denotaban la esencia antimperialista de Martí, y su vocación suprema “de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”, agregando más adelante “Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin”. Como dice un personaje entrañable para los cubanos de hoy “que cada cual saque, sus propias conclusiones”.
Al triunfo de la revolución era tal la mutilación de las “Obras Completas”, que se editaron las mismas bajo la supervisión y la revisión de Gonzalo de Quesada Miranda, hijo del amigo de Martí, y que había heredado de su padre la papelería martiana; cubano ejemplar que en su momento luchó a brazo partido por la fundación de la “Fragua Martiana” en las Canteras de San Lázaro, lugar de importancia vital en la formación político ideológica del Apóstol. La Edición Morada, como los martianos revolucionarios la conocemos (similar a la mía), se terminó de imprimir el 12 de junio de 1963 en la unidad 210 – 04 “Mario Reguera” de la Empresa Consolida de Artes Gráficas. Si te fijas en la fecha, y en esos datos, la Empresa Consolidada de Artes Gráficas, pertenecía al entonces Ministerio de Industrias, entonces, pese lo que te pese, fue bajo la dirección del Comandante Ernesto “Che” Guevara, que se editaron en Cuba, las Obras Completas de Martí, revisadas y corregidas.
Después se editaron la edición blanca y la azul comentada por el Centro de Estudios Martianos. Si alguien quisiera comprobar cual de las versiones de las Obras Completas, las ediciones revolucionarias o las que mencionas, son en realidad las más abarcadoras, no tienen más que cotejarlas página a página y comprobarán cuales son las más auténticas. Y este no es el caso de los libros Deuterocanónicos que la Iglesia Católica acepta, y otras cristianas no, y que algunos cánones, como el de Nicea, deciden cual Evangelio se publica, y cual no. Aquel cubano que oculte una sola línea del pensamiento martiano comete un crimen de Lesa Patria. Así que sobre los gobiernos burgueses cubanos cae la responsabilidad de haber mutilado la obra de Martí.
Los militantes comunistas cubanos nunca necesitaríamos cambiar una sola línea de Martí, porque muchos de nosotros, antes llegar a ser marxistas, somos martianos. Es más, algunos de nosotros nunca han leído el Manifiesto Comunista (no es el caso mío), u otros clásicos de la literatura marxista. La base de su doctrina política es el pensamiento martiano, y el marxismo les ha llegado a través de la Obra de Fidel y del Che. Los hombres son el resultado de su tiempo, y nosotros partimos del ideario martiano, y llegamos al pensamiento revolucionario cubano actual.
La obra martiana no está oculta, como ustedes pretenden hacer ver, forma parte de la cotidianeidad del cubano. Existen además de las Obras Completas montones de Ediciones de otras Obras suyas, como “Las Escenas Norteamericanas”, el “Epistolario”, “La Edad de Oro”, “El ideario pedagógico” y otras selecciones de su obra inmensa. Eso sin contar los trabajos que grandes intelectuales nuestros como José Antonio Portuondo, Juan Marinello, Jorge Mañach (“Martí el Apóstol” sigue siendo la biografía martiana de más amplia lectura en nuestro país), Cintio Vitier, Hortensia Pichardo, Enrique Ubieta, Eusebio Leal, el citado por ti Emilio Roig y muchos más, que harían la lista interminable.
Por cierto que en tu afán de hacer lucir mal a Baro te apoyaste en la obra de Emilito Roig, y yo te aconsejo que tengas cuidado, porque para el que no lo conozca, o que no sea cubano, pudiera parecer que se trata de un intelectual de derecha. Para los neófitos menciono alguno de los principales documentos que legó a la Patria.
- 1935 Publica “Historia de la Enmienda Platt, una interpretación de la realidad cubana.”
- 1950 “Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos”.
- 1952 “La lucha cubana por la República, contra la anexión y la Enmienda Platt”.
- 1955 “La Guerra Hispano Cubano Americana fue ganada por el lugarteniente general del Ejercito Libertador Calixto García Iñiguez”.
- 1959 “Máximo Gómez, el libertador de Cuba y el primer ciudadano de la República.”
- 1960 “Hostilidad permanente de los Estados Unidos contra la independencia de Cuba”.
- 1962 “Tradición antimperialista de nuestra Historia”
Como ven apoyarse en la obra de un cubano tan medular, para atacar a la Revolución cubana es un sinsentido. La institución que el fundó “La Oficina del Historiador de la Ciudad de la Habana”, bajo la guía de su alumno y continuador, Eusebio Leal, es una de las instituciones que más ha aportado al rescate de los valores patrimoniales e históricos de la nación cubana.
Nunca un gobierno capitalista en Cuba se ocupó de la obra martiana, nada más que cuando le convenía a sus intereses. Como tú haces ahora, cogían una frase del Apóstol, la sacaban de contexto y la adecuaban a sus conveniencias. Martí no fue un opositor del marxismo, ni del socialismo como pretendes hacer creer. Carlos Baliño era su amigo y colaborador en la fundación del PRC, y ya era un marxista. Diego Vicente Tejera, fundador del primer Partido Socialista Cubano, también fue colaborador de Martí. Entre los tabaqueros de Tampa, habían comunistas, socialistas, y hasta anarquistas, y a todos los aunó en su prédica unitaria.
Llegó a escribir una carta en verso, en la que manifestaba que él se oponía a que a los anexionistas se les llamara “Anexionistas viles”. Él, que nada tenía de anexionista, en su grandeza de alma, tenía la secreta esperanza de ganarlos para la causa independentista, y de hecho logró captar algunos para la Revolución. Otros anexionistas conversos, como Tomás Estrada Palma lo traicionaron , desarmaron al Ejército Mambí, intrigaron conjuntamente con los yanquis para disolver la Asamblea del Cerro, apoyaron la Enmienda Platt en la Constituyente, y lo más triste, ayudaron a disolver el Partido de la Revolución que el Apóstol creó, mientras recorría con su gabán desgastado las calles de la emigración.
Además, esa decisión martiana de lanzarse a la mar, para desembarcar en Cuba, a afrontar las penurias de la guerra y morir del cara al sol, tiene su continuidad en la expedición de Granma, la lucha en la Sierra Maestra, y en la Invasión del Che y Camilo, y no en la creación de la espuria Fundación Cubano Americana, que hasta en el nombre es apátrida, porque niega a los cubanos la condición de Americanos que tenemos todos los nacidos en este hemisferio, como si ella fuera solo patrimonio de los yanquis.
Fundación que además recibe dinero de sus amos. Este año son 20 millones, porque parece que a Obama les parecen excesivos los casi 50 que Bush les asignaba. Ellos mismos, los yanquis, han comprobado que el 80% de ese billete, se lo gastan en Miami, en carros, mujeres, casas y otras cosillas, sus socitos de la contra cubana. Que antes de poner en riesgo su querido pellejo, desean desde lo más profundo de sus almas pútridas, que el bloqueo nos mate de hambre y enfermedades, o que vengan los Marines y la USAF a desaparecernos de la faz de la tierra, para después ellos recoger los despojos de nuestro país. Claro que esto no es tan sencillo. Cuba no es Irak, ni Afganistán, y ellos los saben. Como dice un amigo mío “No se vayan a creer que el Chicharrón es Carne”.
Que yo sepa, los yanquis lo único que le hicieron al Apóstol fue incautarle el Baracoa, el Amadís y el Lagonda, cargados de las armas de la Revolución en el puerto de Fernandina. Estas armas fueron compradas con el dinero que los cubanos donaban, principalmente los trabajadores más pobres, aunque algún que otro rico como Martha Abreu aportara, de su peculio personal. Ni Martí antes, ni Fidel después, recibieron un solo quilo de los norteamericanos, u otro gobierno extranjero. La captura de los barcos expedicionarios se debió a que un traidor vil, López de Queralta, antepasado lejano de las Damas de Blanco, le pasó el chivatazo a los yanquis. En virtud de la “Ley de neutralidad”, que habría que ver cuantas veces más la habrán aplicado, desarmaron la expedición de los patriotas. Los agentes de la Agencia Pinkerton (los abuelos de la CIA), contratados por el gobierno norteamericano, se pasaban la vida espiando a los dirigentes del PRC, y enviándole información a través del Departamento de Estado al Gobierno Español de la isla. ¿Les parece conocida esa historia? Cualquier similitud con la actualidad no es pura coincidencia.
Esa información la puedes buscar Reinaldo, ya que te gusta citar a Martí, en el libro “Los escudos invisibles, un Martí desconocido” de Raúl Rodríguez de la O. Verás las cartas y circulares que bajo los seudónimos de Abel, D-20, Anahuac y D.E. Mantell, dirigía a sus agentes en Cuba y en otros lugares de la emigración. El libro recoge los fascimíles de las cartas, con la inconfundible letra de Martí, y su asiento de archivo en el Centro de Estudios Martianos. Si lo encuentras, yo te pido que cites alguna de las frases martianas referentes al espionaje de los yanquis. Cuba no podía llegar a la Independencia por si misma, antes que ellos no prepararan su sucia intervención. Al decir de Jhon Quincy Adams, “la fruta aún no estaba madura”.
Mira, aunque le pides a Tatu que te responda la versión fulastre mentirosa y farsante del hundimiento del yate de Canímar, escrita por demás por un traidor, que nunca ha escrito nada que él mismo pueda probar más allá de su fantasía, que por cierto es muy prolífica, y que tú además asumes como santa palabra, te voy a contar la versión que conozco, por el hecho de tener a un amigo cercano sobreviviente a los hechos. No imaginaría porque él me tendrá que mentir acerca de algo como esto, pero bueno, parece ser que Norberto estaba allí, porque describe la historia como si la estuviera viendo en una películas de fabrican en Hollywood. En Matanzas ese día no salió ninguna torpedera a perseguir al yate, sino dos lanchas patrulleras de la Base que estaba situada en las desembocaduras de los Ríos San Juan y Yumurí. Según mi testigo, los bandidos aquellos, porque Fuentes los pinta como unos angelitos de Dios, comenzaron a disparar a los niños, mujeres, hombres y resto de la tripulación, con balas de AK 47 y abrieron fuego y lanzaron granadas, contra las embarcaciones guardafronteras, cuando estas le dieron el alto. Las armas la robó el cabecilla, que estaba cumpliendo el Servicio Militar General, de la Unidad donde se encontraba cumpliendo este deber ciudadano.
Ellos fueron los primeros en abrir fuego, y cuando un anciano sentado en la primera fila de asientos les pidió, según mi amigo, “Mijitos que hacen, no tiren”. Ese muchachito, al que pinta Fuentes como un querubín, le clavó la bayoneta del AK en el pecho. Los héroes de tu cuento, le arrancaron los niños de los brazos a las madres y los lanzaron al mar para que las lanchas pararan, y cada vez que estas paraban a recoger a los niños, les dispararon rafagazos a los tripulantes. El remolcador del puerto, el barco grande que según la descripción de Fuentes pareciera un acorazado o un portaviones, y que por cierto llegó por su lentitud después de que el tiroteo estaba andando, fue con el objetivo de rescatar a las víctimas de aquellos lamentables hechos. El hundimiento del yate por efecto del choque con el remolcador del puerto según mi amigo me contó fue un accidente, porque uno de los tipejos estos, que parece que de cerebro no tenían nada más que las neuronas funcionales básicas, le pusieron el cañón de una pistola en la cabeza al patrón para que no parara, y el yate era de fibrocemento, mientras el remolcador era de acero reforzado. Este fue el momento, que aprovechó mi testigo para saltar al mar y escapar de aquel infierno. Él es testigo de como los combatientes del MININT recogieron a los piratas sobrevivientes de los hechos, y recuerda que el mayor al frente de las lanchas ordenó recoger primero a las mujeres y a los niños. A él le dijo, mulato aguanta, que no te vamos a dejar aquí, por nada del mundo. Ayer mismo lo llamé por teléfono para que me volviera a contar la historia.
El resultado de este lamentable hecho, es que en aquella época nunca un intento de salida ilegal había contado con la logística en armamento que movilizaron aquellos delincuentes. Mi apreciación personal, es que el fuerte armamento que portaban los que secuestran el barco, su bajo nivel cultural, mezclado con todo el veneno que ustedes bombardean por sus emisoras apátridas, y el estímulo de la Ley de Ajuste Cubano, precipitaron los hechos, de ripostar con fuego de fusilería una voz de alto. Ahora ustedes lo presentan como una atrocidad comunista, pero no mencionan el hecho de que esos bandidos cometieron un vulgar acto de piratería. Tampoco se le puede pedir a ningún soldado en el mundo, que ante un ataque de fuego cerrado, no riposten el ataque. Los yanquis después del 11 de septiembre dicen inclusive, que si se vuelve a presentar un suceso similar al ataque de las torres gemelas, van a derribar los aviones, así vaya en ellos el mismísimo Dios Todopoderoso. Y los cientos de películas de rehenes yanquis que he visto, y esas no las hacemos nosotros, cuando la negociación no funciona, entran en acción los SWAT, aunque tengan que acabar con la quinta y con los mangos.
Todavía en Canímar navega un yate igual al de los hechos, y la famosa bodega de la que habla Norberto Fuentes, nunca la he visto por ningún lado. Es como las lanchitas de Regla viejas, asientos a ambos lados de un pasillo. Algo así como una guagua marítima. Lo de los aviones ametrallando el yate, es algo que tiene que ver con lo Real Maravilloso, presente en nuestra literatura y que no lleva más comentario que el de endilgarle a Norberto Fuentes el calificativo de mentiroso.
Por si empiezas con la supuesta falsedad de la historia, mi socio, que es abakuá, en su tono guaposo, me dijo, “que si yo tenía que dar su nombre, que lo diera”, que él se pasaba por ahí mismo, a cualquiera que en su cara viniera a desmentirlo, y yo le dije que no, que no era necesario, porque Fernando Ravsberg pone los nombres de los que defienden a la Revolución, vaya así como que echándoles pa’ alante, como si aquí alguien tuviera miedo, pero que los que hablaban de lo que pica el pollo en contra nuestra, eran referidos en este tono “una fuente que pidió no sea revelado su nombre, dijo tao, tao, tao, etc, etc. Así que de eso nada monada. Les pagamos con la misma moneda.
Cuando era estudiante del preuniversitario, formaba parte de un Círculo de Interés de Guardafronteras. Y en una visita al museo de la Seguridad del Estado en Matanzas, pude yo ver las fotos tomadas por los compañeros nuestros ese día en el lugar de los hechos. Había que ver la cara de desafío de aquel mounstruíto, el de 16 años, engendrado por la Ley de Ajuste Cubano, ofendiendo a los combatientes. Y vi las fotos de él rubiecito, con carita de jeva, y de su compinche, esa que hacen para el expediente en ampliación, y no les ví ni un rasguñito, y en esa época no existía el Photshop para retocar las fotos. Existen otras fotos de la llegada al G-2 en el barrio de Versalles, y del juicio; en ambos casos, de manera similar a lo que hacen ahora los miembros del MININT con las Damas de Blanco, nuestros combatientes cuidando a los asesinos para que el pueblo no los aplastara. El guía del museo, era uno de los participantes en aquellos hechos y le faltaba una pierna porque recibió un tiro en la rótula. Pide una visita al Museo de la Seguridad en Matanzas, para que veas que lo que te digo es verdad. ¿Que pasa, no te alcanza el valor para llegarte a un lugar al que van hasta los pioneros?
Toqué con mis manos los restos de la lancha de fiberglass de guardafronteras que quedó desguazada por el ataque de los piratas, que a diferencia de una torpedera no tenía más blindaje que el casco plástico. Entonces Norberto Fuentes que se dedique a escribir guiones Hollywoodenses, como el de un film (Francotirador 2), donde el personaje de Tom Berenguer, manifiesta que el había abatido a un general cubano a 2000 metros. Me tuve que reír a carcajadas, porque nunca un Jefe nuestro de ese rango ha caído bajo las balas de un yanqui. Se pasaron algunos años tratando de alcanzar a Fidel usando métodos como ese, y el Comandante se nos va a morir de viejo físicamnet, porque va a seguir siempre vivo en nosotros sus hijos. Pero bueno, son tantas las ganas que tienen de eso, y otras cosillas de esas más, que hay que perdonarlos. Que otro les crea lo de los cambios pacíficos.
Ya me tengo que ir, pero le voy a dejar tres regalitos a los lectores. Uno es una foto que pongo en portada, son algunos de los libros donde estudio la obra de nuestro Apóstol. Fíjense como se me han deteriorado de tanto usarlos. El segundo regalo es una Web. Estos amigos y asalariados de los yanquis, siempre andan dando lata con cuatro hechos. A saber:
- El remolcador “13 de Marzo”.
- El derribo de las avionetas de aviones al rescate.
- El del yate del Río Canímar.
- Y los fusilamientos del Mariel.
No incluyo en esta lista los juicios a los mercenarios, y mucho menos a las Damiselas de Blanco, de apoyo, tracatanes y asalariados asociados, porque eso es puro montaje farándulero, y apátrida. Esos hechos ocurrieron, y se lamenta la pérdidas de vidas humanas, pero son parte de la política de hostigamiento y asedio a la Revolución cubana, y de esos hechos, nosotros defendemos la versión de nuestro gobierno, porque siempre los principales dirigentes, Fidel y Raúl, le han dicho la verdad al pueblo, por dura que sea, y nunca vamos a creer a los voceros de los yanquis y sus lacayos a sueldo, porque han mentido tan descaradamente en tantas cosas referidas a nuestra Patria, que no gozan de credibilidad en nuestro país. Porque como decimos los cubanos, si la cosa es de sacar historias, son tantos los hechos vandálicos contra Cuba, por parte de los EEUU, que hemos tenido que hacer un sitio Web solo para eso. Les paso la URL ( http://www.antiterroristas.cu/ ), para que consulten estas atrocidades que incluyen explosiones, ataques bacteriológicos y químicos, ametrallamiento de nuestras costas, asesinato y secuestro de pescadores, voladura de un avión nuestro civil en pleno vuelo y muchas más. Consúltenlo y no consideren a nuestros muertos daños colaterales, ellos son parte esencial de nuestra resistencia.
Y el Tercer regalo, y el más importante es la carta inconclusa de Martí a Manuel Mercado, vísperas de su muerte en combate, a la cual hice referencia anteriormente, y que se considera su testamento político, por haber sido escrita horas antes de su muerte en combate. No creo que tengas la desvergüenza de decir que no la escribió.
Campamento de Dos Ríos, 18 de mayo de 1895
Sr. Manuel Mercado
Mi hermano queridísimo: Ya puedo escribir, ya puedo decirle con qué ternura y agradecimiento y respeto lo quiero, y a esa casa que es mía y mi orgullo y obligación; ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber—puesto que lo entiendo y tengo ánimos con qué realizarlo—de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin.
Las mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos—como ése de Ud. Y mío,—más vitalmente interesados en impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los imperialistas de allá y los españoles, el camino que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia,—les habían impedido la adhesión ostensible y ayuda patente a este sacrificio, que se hace en bien inmediato y de ellos.
Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas:—y mi honda es la de David. Ahora mismo, pues días hace, al pie de la victoria con que los cubanos saludaron nuestra salida libre de las sierras en que anduvimos los seis hombres de la expedición catorce días, el corresponsal del Herald, que me sacó de la hamaca en mi rancho, me habla de la actitud anexionista, menos temible por la poca realidad de los aspirantes, de la especie curial, sin cintura ni creación, que por disfraz cómodo de su complacencia o sumisión a España, le pide sin fe la autonomía de Cuba, contenta sólo de que haya un amo, yanqui o español, que les mantenga, o les cree, en premio de oficios celestinos, la posición de prohombres, desdeñosos de la masa pujante,—la masa mestiza, hábil y conmovedora del país,—la masa inteligente y creadora de blancos y de negros.
Y de más me habla el corresponsal del Herald, Eugenio Bryson:—de un sindicato yanqui—que no será—con garantía de las aduanas, harto empeñadas con los rapaces bancos, para que quede asidero a los del Norte;—incapacitado afortunadamente, por su entrabada y compleja constitución política, para emprender o apoyar la idea como obra de gobierno. Y de más me habló Bryson,—aunque la certeza de la conversación que me refería, sólo la puede comprender quien conozca de cerca el brío con que hemos levantado la revolución,—y la incapacidad de España para allegar en Cuba o fuera los recursos contra la guerra, que en la vez anterior sólo sacó de Cuba.—Bryson me contó su conversación con Martínez Campos, al final de la cual le dio a entender éste que sin duda, llegada la hora, España preferiría entenderse con Estados Unidos a rendir la isla a los cubanos.—Y aun me habló Bryson más: de un conocido nuestro y de lo que en el Norte se le cuida, como candidato de los Estados Unidos, para cuando el actual Presidente desaparezca, a la presidencia de México.
Por acá yo hago mi deber. La guerra de Cuba, realidad superior a los vagos y dispersos deseos de los cubanos y españoles anexionistas, a que sólo daría relativo poder su alianza con el gobierno de España, ha venido a su hora en América, para evitar, aun contra el empleo franco de todas esas fuerzas, la anexión de Cuba a los Estados Unidos, que jamás la aceptarán de un país en guerra, ni pueden contraer, puesto que la guerra no aceptará la anexión, el compromiso odioso y absurdo de abatir por su cuenta y con sus armas una guerra de independencia americana.
Y México, ¿no hallará modo sagaz, efectivo e inmediato, de auxiliar, a tiempo, a quien lo defiende? Sí lo hallará,—o yo se lo hallaré.— Esto es muerte o vida, y no cabe errar. El modo discreto es lo único que se ha de ver. Ya yo lo habría hallado y propuesto. Pero he de tener más autoridad en mí, o de saber quién la tiene, antes de obrar o aconsejar. Acabo de llegar. Puede aún tardar dos meses, si ha de ser real y estable, la constitución de nuestro gobierno, útil y sencillo. Nuestra alma es una, y la sé, y la voluntad del país; pero estas cosas son siempre obra de relación, momento y acomodos. Con la representación que tengo, no quiero hacer nada que parezca extensión caprichosa de ella. Llegué con el General Máximo Gómez y cuatro más, en un bote en el que llevé el remo de proa bajo el temporal, a una pedrera desconocida de nuestras playas; cargué, catorce días, a pie por espinas y alturas, mi morral y mi rifle;—alzamos gente a nuestro paso;—siento en la benevolencia de las almas la raíz de este cariño mío a la pena del hombre y a la justicia de remediarla; los campos son nuestros sin disputa, a tal punto, que en un mes sólo he podido oír un fuego; y a las puertas de las ciudades, o ganamos una victoria, o pasamos revista, ante entusiasmo parecido al fuego religioso, a tres mil armas; seguimos camino, al centro de la isla, a deponer yo, ante la revolución que he hecho alzar, la autoridad que la emigración me dio, y se acató adentro, y debe renovar conforme a su estado nuevo, una asamblea de delegados del pueblo cubano visible, de los revolucionarios en armas. La revolución desea plena libertad en el ejército, sin las trabas que antes le opuso una cámara sin sanción real, o la suspicacia de una juventud celosa de republicanismo, o los celos, y temores de excesiva prominencia futura de un caudillo puntilloso o previsor; pero quiere la revolución a la vez sucinta y respetable representación republicana,—la misma alma de humanidad y decoro, llena del anhelo de la dignidad individual, en la representación de la república, que la que empuja y mantiene en la guerra a los revolucionarios. Por mí, entiendo que no se puede guiar a un pueblo contra el alma que lo mueve, o sin ella, y sé cómo se encienden los corazones, y cómo se aprovecha para el revuelo incesante y la acometida el estado fogoso y satisfecho de los corazones. Pero en cuanto a formas, caben muchas ideas, y las cosas de hombres, hombres son quienes las hacen. Me conoce. En mí, sólo defenderé lo que tengo yo por garantía o servicio de la revolución. Sé desaparecer. Pero no desaparecería mi pensamiento, ni me agriaría mi oscuridad. Y en cuanto tengamos forma, obraremos, cúmplame esto a mí o a otros.
Y ahora, puesto delante lo de interés público, le hablaré de mí, ya que sólo la emoción de este deber pudo alzar de la muerte apetecida al hombre que, ahora que Nájera no vive donde se lo vea, mejor lo conoce y acaricia como un tesoro en su corazón la amistad con que Ud. Lo enorgullece.
Ya sé sus regaños, callados, después de mi viaje. ¡Y tanto que le dimos, de toda nuestra alma; y callado él! ¡Qué engaño es éste y qué alma tan encallecida la suya, que el tributo y la honra de nuestro afecto no ha podido hacerle escribir una carta más sobre el papel de carta y de periódico que llena al día!
Hay afectos de tan delicada honestidad…
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